Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre dulce y salado por sue

[Reviews - 145]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hello!! aquí reportándome desde el país de las maravillas! :B (inner: antes eso era gracioso >__>) Como siempre, mega agradecida de tenerlos de nuevo por acá y por todos sus bellos comentarios! *3* (inner: adoras que “te den permiso”  para hacer sufrir a Iason ¿Verdad? ¬.¬)  etto… algo así n.n (inner: me lo suponía ¬3¬) xB Bien, aclaro de que a pesar de tratar de un universo alterno, me gusta colocar ciertas semejanzas con la historia original de ai no kusabi (al menos un poquito de ellas xD) por lo qué, al igual que en la historia original, en éste fanfic luego de vivir un tiempo juntos Iason y Riki se separan por un rato… leamos pues que es de sus vidas mientras vuelven a reunirse :B

 

 

 

 

 

 

El ego es un amo despiadado. No se conmueve con sutiles y maravillosas muestras de afecto. Por más que se ansíe reposo en el seno del perdón, el ego actuará inclemente, como el más cruel de los verdugos ante la más pequeña de las faltas. 

 

Riki aquel mismo día regresó a su antiguo departamento, dónde por suerte, el cuarto había vuelto a estar disponible unas semanas atrás.

 

La rabia también lo invadió. Más específicamente cuando mientras desempacaba sus cosas, se halló con el pequeño estuche que guardaba con recelo el lujoso y precioso reloj que el rubio le hubo obsequiado…

 

Llevado por ese coraje, arrojó el estuche al suelo con tanta fuerza que éste se quebró. Tras reaccionar y recoger el reloj del suelo entre los trozos del estuche, se dio cuenta de que debido al golpe, el mecanismo del mismo había dejado de funcionar.

 

Se sintió triste por su perdida en aquel arrebato de furia.

 

Por primera vez sintió la soledad que ofrecía ser el único habitante de aquel cuarto, tanto, que le costó dormir esa noche. Muy a pesar de que su cama fuera individual, suspiraba por el ansia de tener al Mink abrazándolo desde su espalda. Durmiendo apretaditos.

 

Cuando al día siguiente, inconscientemente hizo la cantidad de café para dos personas, Tuvo ganas de llorar.

 

Pero no lloró.

 

Decidió que no volvería a derramar una lágrima por aquel que no le había creído.

 

Claro que el Mink también percibió aquel sentimiento de distancia, también en su cama… que ahora le parecía aterradoramente amplia y fría. 

 

Riki ya no lo llevaría más al trabajo, ni lo iría buscar.

 

No lo recibiría con sus dulces besos, su carismática sonrisa ni sus deliciosos platillos.

 

Eso le dolió y mucho.  

 

Extrañaba mucho al chico en todos los aspectos, pero trataba de convencerse de que tarde o temprano, eso se le pasaría.

 

- Señor Iason… ¿Es verdad que Riki no va a volver? – Daryl lo preguntó no por mala intención, la amistad que mantuvo con el muchacho mientras trabajaba en esa casa, lo instaba a querer saber qué ocurría - ¿Acaso pasó algo malo? ¿Él está bien?

 

- Te voy a pedir que te limites a hacer lo tuyo. Te pago para que hagas tu trabajo, no para que andes chismeando.

 

Aquello, mencionado con una gélida mirada de acompañamiento, fue lo que hizo que Daryl cerraba la boca y no la abriera más que para contestar cuando Iason le preguntara alguna cosa.

 

Riki se había despedido de él, pero no le entró en detalles, aparte, le pidió – de corazón, más cómo una petición personal - que se encargara de todos los asuntos concernientes al Mink.

 

Incluso el pelinegro no tuvo reparo en anotarle y explicarle minuciosamente  los gustos del rubio de los ojos azules… como el modo en que le gustaba el arroz – bien cocido y granosito, detestaba si quedaba muy aguado -, dos y media cucharaditas de azúcar para su café, la vinagreta de las ensaladas con un toque de mostaza, debía evitar la pimienta en exceso pues le provocaba alergia… entre otras más peculiaridades culinarias que podrían considerarse como meras menudencias de un hombre enteramente remilgado.  

 

- “No puedo creer que dos personas que se conozcan tanto, terminen separadas” – Pensaba Daryl para sí mismo.

 

Riki muchas veces, permanecía con la mirada perdida durante las horas de clase.

 

- ¿Qué es lo que sucede? Últimamente parece que no vienes mucho a clases y cuando lo haces, luces distraído.

 

- Es que me mudé de casa… aún no me he acostumbrado al cambio – Fue la respuesta que le dio a su profesor.

 

- Riki, te digo esto porque eres de mis mejores alumnos. Sea lo que sea que te esté pasando: Cocina – Se quitó los anteojos – Los cocineros no tienen otra manera para desahogarse que esa. Su corazón está ligado a la comida, porque saben que es a través de ella que se llega a las personas… así que si te sientes deprimido, coge esa tristeza y transfórmala en un platillo. 

 

- ¿Algo así como sazonar un caldo con las lágrimas?

 

- Exacto… - Sus ojos brillaron ante la perspicacia del joven – Aunque claro, estamos hablando en sentido figurado… Es bien sabido que la comida hecha con sentimiento, es la más deliciosa de todas.

 

- Tiene razón. Gracias profesor.

 

Quizás, aquel era el mejor y el peor consejo que recibiera Riki en una situación tan apremiante. Pues, como ser humano pensante, acribillado constantemente por mil y un pensamientos dolorosos, vertió todas sus energías en cocinar, buscando desesperadamente distraerse en otra cosa… tapando los recuerdos de Iason con cada plato que preparaba.  

 

Por supuesto, esto era igual a colocar una bandita en una herida infectada. El dolor continuaba ahí y continuaría, hasta que todo fuera resuelto como debía ser. 

 

***

 

Los días pasaban y Riki trataba de regresar a su antigua vida, aunque tenía que admitir que no era una labor sencilla.

 

Era como si algo siempre le recordara que el amor que sentía por Iason aún habitaba dentro de su ser…

 

Y no tardó en dar con uno de esos “algo”.

 

El auto. Ese era uno de los culpables.

 

Y como se había decidido a no entregarse a su sufrimiento igual que un mártir, más rápido que inmediatamente le halló venta y para sorpresa de todo mundo, el muchacho se compró en su lugar una motocicleta y artículos de cocina que le hacían falta.

 

¿Quién lo hubiera imaginado?

 

No tardó en adquirir gusto por la velocidad, mientras sentía el viento en la cara… en esos momentos se sentía tan liberado.

 

Su amiga Mimea bromeaba, diciendo que su popularidad en la academia había ido en aumento. Ahora las chicas se morían por salir con ese chico “malo” que llegaba siempre en su motocicleta negra.

 

Pudo fácilmente aprovecharse de ello y conseguir un par de citas. Pero Riki no era de esos hombres.

 

Muy a pesar de su aspecto de liberto, sabía que su corazón se hallaba preso, en poder de alguien que ya no le quería cerca… 

 

En cuanto a su tiempo libre, Riki se la pasaba la mayoría del tiempo inmerso en la creación de nuevas recetas e inclusive logró conseguir gracias a su nuevo trasporte, un trabajo de medio tiempo como repartidor en una pizzería.

 

Los demás residentes del edificio notaban el cambio drástico en el muchacho, siendo que su alegría y espontaneidad se hallaba opacada sin conocer ellos las razones. El pelinegro iba y venía en su motocicleta, saludaba al que se encontraba cordialmente, pero en sus saludos, no se hallaba aquel Riki que ellos conocían.

 

Se lamentaban pero no se atrevían a averiguar el porqué de su situación, limitándose a discutir lo concerniente al joven, en una que otra reunión para tomar el té.

 

- Se ha metido a Rockero – Comentaba una de las doñas.

 

- Así se empieza. De seguro hasta anda metido en las drogas – Suponía otra.

 

- Ay… y tan buen muchacho que era – Se lamentaba otra.

 

***

 

Iason por su lado también se atiborraba de trabajos y deberes para no tener que recordar que había perdido al amor de su vida, deseando que el momento de regresar a casa jamás llegara.

 

Era sumamente triste llegar y encontrarse con el tedio que entrega el vacío y la soledad que esperó jamás volver a recibir en su hogar.

 

Decidió conservar a Daryl como su mucamo, pidiéndole además que le preparara la comida. Fue así como de nuevo perdió las ganas de comer – aunque Daryl supiera como le gustaban las cosas, no era igual, la sazón no era la misma - el apetito voraz que hubo tenido durante su noviazgo se marchó junto con Riki.

 

Ambos se volvieron esclavos sin darse siquiera cuenta.

 

Riki cocinaba como loco, incluso preparando recetas hasta muy entrada la madrugada, huyéndole al sueño, que podía entregarle crueles encuentros entre él y aquel que, a pesar del daño causado, aún amaba…  mientras que Iason, volvía a ser dependiente de su oficina, ahogándose en trabajo para llegar a su departamento tan agotado, que al tocar la cama se durmiera sin que su mente tuviera chance de turbarlo con pensamientos acusatorios.

 

Escapaban a su manera de las redes del amor y así les sirvió, por un tiempo.

 

Un mes pasó.

 

Iason parecía un poseso. Tenía la mirada en un punto inexistente y los signos de aflicción por todo su rostro.

 

Era una actitud que ya se le había vuelto costumbre, dónde se la pasaba batallando entre lo que le dictaba la conciencia y el corazón.

 

Raoul no pudo aguantar seguir viéndole en aquel estado y lo encaró un día.

 

- ¿Me puedes hacer el favor de decirme de una buena vez, qué es lo que te ocurre Iason?

 

- Nada – Respondió tajante, sin mirarle siquiera.

 

- ¿Cómo que nada? ¡No me vengas con esas ahora! Te conozco. Algo te pasa.

 

- Me di cuenta de que soy un estúpido, eso es lo que pasa – Exclamó.

 

- A ver… cuéntame – Se sentó – Sin rodeos… ¿Tiene que ver con Riki? Estoy seguro de que tiene que ver con él.

 

Escuchar su nombre lo hizo tener un ligero respingo.

 

- Dime de una vez qué pasó para que terminaran.

 

Ya no le vía sentido a continuar ocultándolo.

 

- Me engañó Raoul. Abusó de mi confianza y se acostó con otro hombre en mi propia casa.

 

- Vaya… ¿De verdad él hizo eso? - Se impresionó ante lo confesado - Pero ¿Cómo pasó? Digo… ¿Cómo te enteraste de que ese hombre fue hasta tu departamento?

 

- Yo dejé que lo llevara. Es un compañero de su curso – Confesó.

 

- Espera… - Hizo un ademán con su mano – Me estás diciendo que… ¿Tú dejaste que Riki metiera a ese hombre desconocido en tu casa?

 

- Si… él me lo pidió. Tenían que hacer una práctica de cocina… qué sé yo…

 

El Am explotó enseguida.

 

- ¿Por qué te afliges? ¡Realmente eres un estúpido Iason! – Exclamó con todo lo que le permitía la confianza.

 

- ¿? - La reacción del ojiverde lo dejó fuera de foco.

 

- Me dices que le diste consentimiento de meter a ese hombre en tu casa. Que tú mismo le dijiste ‘Si, adelante’ y luego te haces el sufrido porque tuvieron relaciones… ¿Con qué derecho te comportas así? ¡¿No ves que tú arrojaste a ese muchacho de cabeza a la sartén?! – Raoul estaba que jalaba a su amigo de la oreja.

 

- Pero Raoul ¿Qué hay de la confianza? Por eso lo dejé, porque se suponía que yo debía confiar en su palabra.

 

- ¿Y cuál fue su palabra?

 

- Que ellos sólo cocinarían. Nada más…

 

- ¿Y qué te dijo cuando te enteraste de todo?

 

- Que no habían hecho nada, sólo cocinar…

 

- ¡¿Entonces?! ¿No estás dudando de su palabra, a pesar de que dijiste que confiarías en ella? - Pareciéndole insólito lo que oía - Dime ¿Acaso los atrapaste en pleno acto?

 

- No… - Dudó. Las palabras del hombre lo hacían pensar - …Pero, él me mintió. Me aseguró que había con ellos una mujer cuando no fue así.

 

- Jum… eso si que es raro – Estacionó su mano en la barbilla – De seguro el chico tuvo sus razones. Digo, cuando estás molesto haces temblar a cualquiera. Tal vez pensó que así se te bajarían los humos.

 

- Esa no es excusa, además... encontré una prueba – Se llenó de energía para seguir sumido en su dolor, su orgullo no quería mostrarle que estaba equivocado – Una prueba de su infidelidad…

 

- Ah… ¿En serio Iason? - Entrecerró los verdes ojos - ¿Y será de verdad una prueba… o una trampa?

 

- ¿Qué quieres decir…?

 

- Para querer se necesitan dos Iason – Explicó - ¿Qué pasa cuando uno no quiere y el otro no lo acepta? Hay algunos que desisten, pero hay otros que hacen de todo para obtener lo que desean, incluso jugar sucio…

 

Las palabras de Raoul contenían tanta verdad.

 

Iason empezaba a mirar la escena desde otro ángulo.

 

Poco a poco lo que creía cierto, comenzó a mostrársele tan difuso como si lo mirase todo a través de una ventana empolvada.

 

Motivado por la conversación, Iason le confió cómo había estado tratando – o más bien maltratando - a Riki antes de que éste decidiera marcharse.

 

Raoul lo escuchaba atentamente y sus únicas reacciones estuvieron ligadas al levantamiento de sus amplias cejas y uno que otro negamiento de cabeza.

 

Cuando el silencio le dio pie al Am de dar a conocer su punto de vista con respecto a lo relatado, no escatimó para nada en su reacción.

 

- Hay que ver Iason – Se cruzó de brazos – Pobre muchacho…  Aquí parece que el que tiene veinte años eres tú.

 

- Oye, ya quisiera verte a ti en mis zapatos. No es para nada fácil creer que la persona que amas se está burlando de ti.

 

- Por favor Iason… el amor es como los negocios, hay que tomárselos con la cabeza fría – Y lo decía con tanta seriedad, que daba prueba de que era una de sus más adeptas filosofías de vida.

 

- Ese es un comentario bastante ingenuo. Como se ve que nunca te haz enamorado Raoul – Esbozó el ojiazul con mordacidad. 

 

- Fuera de eso… Averigua primero Iason. De lo contrario terminarás perdiendo en el juego creado por alguien más – Le advirtió, de nuevo sin mentirle – Porque soy tu amigo te lo digo: Si al final descubres que el chico no te estaba mintiendo… dudo mucho que vuelvas a recuperarlo.

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Por lo visto, aquí Raoul es más listo que el propio Iason xD (inner: mo! Ya dejen de estar peleados, el amor tiene que triunfar ante todo 0>.<0) pues habrá que esperar para saber que pasa xD a todos muchísimas gracias por haber leído y si se animan a comentar (inner: yo continuaré quejándome de Iason-baka, mira que armar semejante drama por algo que ni siquiera pasó… baka mil veces ¬///¬) millones de besos y abrazos!! Hasta la próxima!! Bye Bye!!

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).