Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre dulce y salado por sue

[Reviews - 145]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos mis queridos y adorados!! :D agradecida inmensamente por los comentarios y por estar de nuevo trayéndoles un nuevo capi, a pesar de los inconvenientes que ya todos conocemos… (inner: etto… o.o) a ver… que más da! no quiero ahondar en nada!! leamos y ya!! *w*

 

 

 

 

***Flash Back***

 

 

- Iason, necesito tu consejo.

 

 

- Tú me dirás amigo mío.

 

 

- Últimamente Katze ha estado muy silencioso. Bueno, más de lo habitual.

 

 

- ¿Y eso acaso es motivo de alarma? A lo mejor tiene cosas que pensar.

 

 

- No es sólo eso. Hace y recibe llamadas a mis espaldas. Si le pregunto sobre ellas, las niega o simplemente no me contesta. Dime, con sinceridad ¿Qué debería de pensar en ese caso?

 

 

- Mmm... - Deliberó el ojiazul sin darse cuenta - ¿No será qué...?

 

 

- ¿Qué? - Preguntó Raoul, intrigado.

 

 

- No... No es nada - Iason negó con la cabeza. Había sido muy inoportuno de su parte cuestionarlo en voz alta - Deja de atosigar al hombre. Es lo mejor que puedes hacer Raoul.

 

 

Pero el Am no quedó satisfecho con las palabras de su amigo y como alguien que sufre de una enfermedad agobiante, cuyo origen se desconoce, no dudó en ir en la búsqueda de una segunda opinión.

 

 

- ¡Eso es que tiene a otro! - Exclamó sin tapujos Mimea tras escucharlo.

 

 

- ¿Tú crees? - De la impresión, por casi se había quemado la lengua con el café.

 

 

Ciertamente, las mujeres podían resultarle bastante exageradas a la hora de expresarse, pero era esa misma sinceridad, la que lo hacía ir en búsqueda de la joven con mayor frecuencia.

 

 

- Eso debe de ser; seguro - Asintió, mientras estaba cruzada de brazos - Si anda actuando de modo sospechoso, recibe llamadas desconocidas y para colmo no te da razones de ellas, sin duda, esa es la respuesta: El otro existe.

 

 

- Iason opina que a lo mejor tiene cosas que pensar. Además es natural que tenga asuntos privados de los que no desee informarme.

 

 

- Por favor Raoul - La chica negó haciendo uso de de su dedo índice para enfatizar - Cuando se ocultan cosas no puede haber confianza. Y sin confianza, no hay amor. No señor… Los hombres no entienden que deben contarle todo, todito a sus parejas. Además, es normal que tu amigo lo defienda - Se encogió de hombros – Es natural que entre hombres se alcahueteen las travesuras.

 

 

El rubio se sumió unos instantes en la contemplación de su taza, luego mencionó con un deje de desilusión en su voz:

 

 

- Así que Katze tiene a otra persona... - No sabía que enterarse de algo así, le generaría tanto malestar.

 

 

- Emm... espera Raoul, es una posibilidad. Aunque no estamos seguros de que sea cierto – Comentó al notar el grado de perturbación en el ojiverde.

 

 

- Es que ahora que lo mencionas, parece un hecho plausible.

 

 

Mimea no le contestó al instante, pues no tenía la más remota idea de lo que significaba la palabra "plausible". 

 

 

- Como sea, no te desanimes. Lo peor que se puede hacer en casos como éste, es perder los ánimos. Hay que actuar.

 

 

- ¿Te refieres a que debo encararlo?

 

 

- ¡No puedes! - Lanzó en un grito dramático – Por nada del mundo se te ocurra hacer algo como eso.

 

 

- ¿Entonces? ¿Qué debería hacer?

 

 

Los ojos de la chica brillaron y un leve sonrojo se marcó en sus pómulos previamente maquillados.

 

 

- Tienes que demostrarle a Katze que eres la mejor de las opciones. Disculpa que lo mencione, pero ustedes los hombres son así. Ya sea en una relación hetero u homo, no creo que las cosas sean diferentes – Luego confesó, como un valioso secreto: - Si lo dejas completamente satisfecho, no necesitará meterse en la cama de otro – Sonrió, siendo que era seguidora de un sinfín de dramas televisivos - Confía en mí, que yo sé de esto.

 

 

- Ya veo - Mencionó Raoul como si hubiese anotado todo mentalmente.

 

 

De aquella manera, el Am se dejó influenciar por los consejos de una chica veinteañera, que además dedicaba parte de su tiempo libre, a la lectura de revistas para mujeres, en donde se relataban las más razonables y disparatadas formas de mantener a un hombre "contento".

 

 

Después de todo, era natural que Raoul desconociera la manera correcta de actuar en dicha situación, ya que todas sus relaciones anteriores - oficiales, es decir, sin contar los encuentros casuales de amigos con ciertos derechos - habían sido con mujeres y por más sexista que sonara, ellas difícilmente dejan de hablar por intervalos de tiempo tan extensos como para llegar a preocupar seriamente a algún ser del género masculino.

 

 

Tenía otros amigos aparte de Iason a los que podía comunicarle su preocupación, pero prefería mantener el menor número de personas metidas en su relación. Evidentemente por petición del mismo Katze, quien no ocultaba los celos que le generaba el saber que el rubio tenía contacto con otros hombres.

 

 

Mimea simplemente le daba confianza y en cierto modo, al ser mujer heterosexual, le parecía al rubio que tenía no completa, pero al menos una considerable sabiduría sobre el tema.

 

 

Esa fue una de las razones por la cual, su desempeño en la cama comenzó a tener un carácter mucho más “condimentado”.  Katze lo notó, pero no se hizo de preguntas, pues pensaba que aquel comportamiento, se debía a la mera prueba del amor – y la pasión - que le tenía el rubio. 

 

 

***Flash Back***

 

 

La explicación de aquel comportamiento tan reservado por parte del pelirrojo, por fin – según Raoul -, estaba ante sus ojos, en forma de un anillo con una hermosísima piedra incrustada; pero junto a ella, aparecían nuevas incógnitas.

 

 

- ¿Casarnos?

 

 

- Si.

 

 

- ¿Qué hay del otro? – Preguntó, aún creyendo en la posible existencia de aquel ser.

 

 

- ¿De quién hablas? – Katze se sentía desubicado. Su amante era proclive a sacar de la nada temas y preguntas extrañas.   

 

 

- No es nada…

 

 

- No tienes que darme la respuesta ahora mismo… - Se acercó hasta él y le tomó de ambas manos - Pero conociéndote, preferiría que no te tomes tanto tiempo para meditarlo – Temía que entre la búsqueda de los pros y contras, el Am acabara dándole la respuesta en los meses venideros.

 

 

- ¿Por qué tan repentino esto de casarnos Katze?

 

 

- ¿Qué no quieres casarte conmigo?

 

 

- No he dicho eso… - Desvió la mirada. Cubrió su mano izquierda con la derecha y se llevó ambas al pecho, como quién custodia un tesoro.

 

 

Katze sonrió, se aproximó de nueva cuenta hasta Raoul, acarició su rostro y finalmente fue en busca de sus labios. El beso fue corto pero lleno de sentimiento.

 

 

- Entonces no me hagas esperar demasiado – Pidió, con el mismo tono de voz endulzado con que le hablaba cada vez que hacían el amor – He cambiado de parecer. Vayamos al cuarto.

 

 

- Sabía que cambiarias de opinión.

 

 

***

 

 

Riki se hallaba algo nervioso. Aquella sería su primera aparición en público desde el accidente. Los productores del programa habían preparado un capitulo especial, dedicado exclusivamente a la entrevista de Riki y una que otra participación del resto de los concursantes, dando sus respectivos testimonios individuales.

 

 

Todo ese teatro armado por la producción, hizo llenar más de rabia a Kirie. Al ser Riki su rival de mayor peso, esperaban sacarle como fuera, la dicha generada por tal infortunio; considerando que dentro del medio artístico, la constante búsqueda de la destrucción de una estrella, es de suma importancia para que prevalezca el clímax de la fama.      

 

 

- No te preocupes cariño, vamos a cubrir esas ojeras – Comentó el maquillador.

 

 

- Odio el maquillaje ¿No podemos pasar de él?

 

 

- ¿Quieres salir todo demacrado en televisión?

 

 

- Si no andaba de paseo, estaba metido en un hospital – Espetó a modo de defensa – Quita esa brocha de mi cara… me da cosquillas.

 

 

- Como quieras – Se encogió de hombros y se alejó del pelinegro.

 

 

Por lo general, Riki no solía tratar mal a  nadie que no lo mereciera, pero había algo que lo tenía sumamente preocupado.

 

 

- ¿Listo para el peinado? – Preguntó la peluquera a su compañero que salía del camerino.

 

 

- No lo sé, por lo visto nuestra “estrellita” no está de humor – Comentó en voz baja.

 

 

- Ya veo… - La chica, conocedora de los malos tratos por parte de los artistas, se preparó mentalmente – Bueno Riki, vamos a peinarte ¿Si? – Anunció luego de acercarse con su sonrisa forzada.

 

 

- Ah… bueno… - Salió de sus pensamientos.

 

 

- Por lo visto no te has cortado el cabello en mucho tiempo ¿Quieres que lo haga?

 

 

- Está bien… tú eres la experta.

 

 

Mientras veía el cabello caer en picada, volvieron a atacarlo las cavilaciones.

 

 

- No te preocupes, ya verás como todo termina rápido – Habló la mujer al notarlo tan callado – Lo hacen para aumentar el rating y está bien, porque con todo el revuelo que provocaste no sólo te has abierto unas puertas, sino seguramente bastante ventanas.

 

 

- Gracias… - Se ruborizó un poco.

 

 

- Ya estás listo – Admiraba al chico desde el espejo – Luces como lo que eres, una celebridad.

 

 

Riki esbozó una sonrisa, pero no era del todo sincera. Aquella sería su última participación en el show… así estaba planeado, luego de relatar su experiencia, el joven debía anunciar su retiro oficial dado que todavía tenía un mes más de reposo antes de poder pensar en hacer cualquier esfuerzo físico y el programa ya no podía seguir dando larga a la emisión de episodios.

 

 

Pero no era tanto el decir adiós lo que lo tenía tan consternado.

 

 

***Flash Back***

 

 

- ¿Estás nervioso por la entrevista? – Preguntó Iason en su última reunión.

 

 

- No mucho… puede ser que pregunten por eso.

 

 

- ¿Por qué cosa?

 

 

- Lo de nosotros.

 

 

- Entiendo. Aunque puede ser que lo obvien.

 

 

- ¿Y en el caso que si pregunten? ¿Qué debo contestar?

 

 

- ¿Me estás pidiendo una opinión?

 

 

- Pues claro, sino, no te lo comentaría.

 

 

- ¿Qué quieres decir en el caso que te pregunten sobre nosotros?

 

 

- Pues… la verdad.

 

 

- ¿Y eso te traerá problemas?

 

 

- ¿Eh…?

 

 

- Si dices la verdad, que nos amamos ¿Eso te traerá problemas en tu carrera?

 

 

- No lo sé… - Desvió la mirada – Aunque mi agente me aconsejó que no dijera nada al respecto.

 

 

- Entonces no lo hagas. Si va a ocasionarte problemas en hacer eso que tanto te gusta, entonces no digas nada sobre nosotros.

 

 

- Pero…

 

 

- No te preocupes Riki, te amo y sé que tú me amas igual. El que ambos lo sepamos… Eso es más que suficiente para mí.

 

 

- Iason…

 

 

El modo en que su amor había madurado, lo sorprendía con cada día que pasaba a su lado.

 

 

***Fin del Flash Back***

 

 

Pero también, lo hacía sentirse como parte de un melodrama.

 

 

- Estúpido Iason… por lo menos debería ser más sincero. Después de todo ¿Quién fue el que mencionó ante los reporteros que estábamos juntos en primer lugar? – El rubor matizaba sus mejillas – Dice que eso en nada nos afectará, pero…

 

 

- ¿Qué haces ahí todavía Riki? El programa ya va a comenzar. Te están buscando en el set – Llamaba su amiga Celeste.

 

 

Riki siguió a su compañera y se sentó en la silla que habían dispuesto para él; las cámaras y las luces lo enfocaban directamente y por todas partes, lo que lo hacía sentirse como en un juicio, en dónde lo estaban culpando de algún crimen.

 

 

- Esto va a ser agotador – Musitó por lo bajo – Comienzo a extrañar la cama del hospital.

 

 

- No te preocupes Riki. A pesar de que vamos a estar en vivo todo está fríamente calculado – Le comentó la presentadora – Tú sólo sigue el lineamiento y todo saldrá a la perfección.

 

 

- De acuerdo. Seguir los lineamientos – Repitió.

 

 

- ¡Muy bien! ¡Ahora que el show comience!

 

 

La luz roja se encendió y el pelinegro supo que era el momento de hacer su debut como actor. La presentadora hizo su parte:

 

 

- Bienvenidos al programa especial de Desafío Culinario Z que hemos titulado: “Un evento inesperado”. Como sabrán, el programa había sido pospuesto desde que durante la emisión de uno de sus capítulos, uno de sus más destacados participantes tuvo un terrible percance con uno de los hornos, sufriendo heridas que si no fueron de gravedad, le llevaron a terminar en el hospital luego de presentar un shock tremendo… Cuéntame Riki ¿Cómo ocurrió todo?

 

 

- Bueno… lo primero que hice antes de iniciar la preparación del platillo seleccionado, fue encender el horno; luego me puse a hacer todo lo demás… pero noté en uno de esos instantes de que el horno no se había calentado…

 

 

- ¿Piensas que hubo un desperfecto de último momento?

 

 

- No… de haber sido así, por lo menos hubiese calentado.

 

 

- ¿Quieres decir que desde el principio estaba averiado?

 

 

- Pues, quizás… aunque en el programa pasado no había presentado problema alguno.

 

 

- Bueno Riki, pero ¿Qué pasó cuando viste las llamas? ¿Fuiste capaz de reaccionar al instante en que se produjo la explosión?

 

 

- Si… instintivamente me cubrí el rostro; de ahí no recuerdo más hasta que desperté en el hospital.

 

 

- Hasta hace poco usabas todavía los vendajes y hoy no los llevas ¿Tus heridas se han curado del todo?

 

 

- Más o menos – El pelinegro mostró parte de su piel en dónde las ampollas ya se habían curado, las de mayor profundidad continuaban cubiertas por unas pequeñas gasas – Al menos ya parte del dolor se ha ido…

 

 

- Nos alegra que no haya pasado a mayores y que tus heridas estén curándose. Muchos de tus compañeros estuvieron realmente preocupados cuando sucedió tu accidente… Escuchemos un poco qué pensaron ellos cuando todo se produjo.

 

 

La presentadora dirigió su vista a una pantalla cercana y Riki hizo lo mismo; de pronto, apareció la imagen de Celeste, su amiga, llevando un enorme lazo verde sobre el cabello.

 

 

- De verdad me preocupé mucho cuando vi al pobre Riki tirado en el suelo… pensé que se había muerto – Se cubrió el rostro con ambas manos - ¡Me puse a gritar y lloré mucho! No quería que Riki se muriera siendo tan joven y guapo… - Cambió su expresión por una más tranquila – Me alegra mucho que ya se encuentre bien y espero con ansias que vuelva a la cocina porque realmente nos hace falta.

 

 

- “Celeste, siempre tan sentimental” – Riki sonrió.

 

 

El siguiente fue Norris.

 

 

- Al principio pensé que todo se trataba de una especie de broma, ya saben, como esa clase de programas pesados y de humor negro en dónde de pronto aparece alguien diciendo que hay una cámara oculta. Pero lamentablemente no fue así… Fui rápidamente hasta dónde estaba Riki y cómo pude ayudé a sacarlo lejos del fuego. Ciertamente es un milagro que se encuentre todavía entre nosotros… ¡Pero era de esperarse, pues se trata de Riki!”

 

 

- “Cielos… me siento como un animal de feria”.

 

 

Riki quería que de pronto, no que apareciera alguien explicando que todo se trataba de un programa de cámara escondida, pero si que apareciese un hoyo y se lo tragase la tierra. No le gustaba dar lastima y en cierto modo, sentía que se estaban aprovechando de las circunstancias. Hablaron Rourke, Sid y los demás… pero fue cuando llegó el turno de Kirie, cuando los sentidos del moreno se agudizaron, ya que las chicas del público comenzaron a emocionarse.

 

 

- Aquel día le desee a Riki la mejor de las suertes, como suelo hacerlo con todos mis compañeros. Fue desafortunado enterarme que algo así le había ocurrido… ya que Riki y yo nos hemos vuelto bastante cercanos… - Mostraba en su rostro una gran aflicción – Incluso le he mandado desde que está en el hospital flores y regalos en espera de su mejoría… aunque sé que eso en nada contribuye…

 

 

Las mujeres presentes en el set comenzaron a gritar, conmovidas con las palabras del ángel del programa.  

 

 

- “Ese Kirie, es un mentiroso... Un demonio en todo el sentido de la palabra” – Gruñó Riki por lo bajo. De recibir esas supuestas flores y regalos, todas hubiesen acabado tiradas por la ventana.

 

    

- Luego de haber escuchado las palabras de tus compañeros ¿Quieres decir algo Riki?

 

 

- Eh… pues… Quiero agradecer a todos por su preocupación y palabras de aliento… en verdad, me siento muy agradecido por todo su apoyo… - Vio que era el momento indicado – Me hubiese gustado poder seguir a su lado un tiempo más, pero lamentablemente las circunstancias me lo impiden… Anuncio oficialmente mi retiro del desafío…

 

 

Tras mencionar aquellas palabras, el público se agitó.

   

 

- Todavía necesito recuperarme… pero es un retiro temporal, sino puedo estar en la próxima temporada, por lo menos volveré a la cocina por otros medios.

 

 

El público demostraba su decepción ante la noticia; después de todo, Riki también tenía sus seguidores.

 

 

- Es una lamentable noticia ésta que nos has dado ésta noche Riki – Proseguía la presentadora – Pero mayor prioridad es tu salud…

 

 

La mujer continuó hablando, relatando más que todo lo que había vivido el chico durante su participación en el programa; incluso dispusieron unos cuantos videos más. Fue como si Riki reviviera a flor de piel cada una de aquellas vivencias, y es que a través de las grabaciones, el chico pudo darse cuenta de que muchas veces las cosas no se aprecian en el mismo instante en que se están viviendo, sino cuando éstas ya han sucedido. No pudo evitarlo, de un momento a otro, se le aguaron los ojos; fue suficientemente fuerte como para evitar soltar las lágrimas.

 

 

- Riki, me dicen que tienen una sorpresa para ti.

 

 

De pronto, entraron todos sus compañeros del programa, algunos llevaban ramos de flores y otros ayudaban a cargar una enorme pancarta que ponía “¡No te rindas Riki!”

 

 

- Chicos… - Se conmovió mucho más ante el acto.

 

 

Todos los rodearon de inmediato y empezaron a darle palabras de aliento; el público, que ya se hallaba alterado por la noticia del retiro, aumentó el auge cuando el mismo Kirie se acercó hasta Riki, portando entre sus manos un ramo de flores blancas. Los alaridos de las fanáticas del “ángel de la cocina”, resonaron en todo el set. La tensión aumentó cuando ambos se encontraron muy cerca, dado que era de dominio público que Riki era el contrincante de mayor poder que tenía Kirie desde que había iniciado la competencia.

 

 

El pelicastaño esbozó una leve sonrisa mientras le extendía el ramo de flores. Riki las aceptó por educación.

 

 

- Buena suerte Riki – Bajó el tono de su voz para que sólo el pelinegro le escuchara: - Tus cinco minutos de fama, acaban de terminar.   

 

 

La mirada de Riki se afiló al instante; hubiese arrojado el ramo al suelo o directamente a la cara del joven de ojos bicolores, de no ser porque la presentadora le comunicó que tenían otra sorpresa preparada para él.

 

 

- “Que mal que éste sea un programa sin cortes, porque en el siguiente le daría su merecido…” – Se desenfocó de su deseo de reñirse con Kirie cuando, luego de colocarse el resto del grupo en sus respectivos lugares en el podio, de pronto inició la videollamada con sus padres. Su impresión no fue tan grande; de hecho, ya se lo figuraba, esa especie de programas siempre tenían el mismo patrón – Padre… madre…

 

 

- Estamos muy orgullosos de ti querido – Comunicó la madre – Tú padre y yo no nos hemos perdido ni uno sólo de los capítulos del programa, incluso hemos enviciado a los vecinos y todos los del vecindario te han estado apoyando hasta ahora.

 

 

- Hijo, espero que no te estés exigiendo demasiado – Hablaba el padre cuando le dieron la oportunidad, aunque se notaba que no era un hombre muy expresivo – Necesitas recuperarte. No tienes que preocuparte, puedes volver a casa cuando quieras.

 

 

- “Volver…” – Después de todo lo que le había pasado, Riki no se lo había cuestionado. Aunque lo cierto era que ya no tenía trabajo y había paralizado sus estudios.

 

 

- Pero al menos deberías llamar a casa más seguido – Espetó el hombre con ese, su tono gruñón – De no haber sido porque tu madre se la pasa viendo la televisión, no nos hubiéramos enterado de que estabas en ese show de talento.

 

 

- ¿Con qué cara me dices eso viejo? Caigo en el hospital y tienes el tupé de no visitarme ni una sola vez – No pudo aguantarse y olvidándose que estaba en plena transmisión, comenzó a reñirse con su padre.

 

 

- ¿Ah? ¿Sabes lo costosa que está la gasolina? Además ese lugar es lejos.

 

 

- Estuve al borde de la muerte ¿Y lo que te preocupa es la gasolina? ¡Tú si que tienes bríos! – Arremetió con furia.

 

 

- No me culpes. Si te vas a ir de casa, al menos vete a un lugar más cercano – Fue su respuesta, cual niño pequeño.  

 

 

- Serás… - Gruñó el pelinegro.

 

 

- Bueno Riki… - Intercedió la presentadora – Estoy segura de que tus padres estuvieron realmente preocupados por la noticia de que su único hijo había sufrido un accidente.

 

 

- Yo… - Riki se dio cuenta de que en cierto modo, su padre tenía razón, desde que se había marchado de casa, era como si hubiese estado evitándolos; mucho más ante su preferencia sexual – De verdad lamento el haberlos hecho preocupar… - Expresó con total sinceridad.

 

 

- ¿Y por qué mejor no me lo dices a la cara? – Mencionó su padre entrando junto a su madre desde una de las puertas predispuestas en el escenario.

 

 

- ¡Padre…! – Fue esperado pero igualmente emotivo - “Ya veo… estos de las producción hacen de todo para aumentar el rating”

 

 

- ¡Hijo mío! – La mujer no dudó en ir hasta dónde se encontraba el muchacho – Estaba tan angustiada, sabes que no soy de las que andan metidas en las iglesias, pero desde que eso tan malo te pasó, no ha habido día que no te prenda una vela.

 

 

- No digas esas cosas mamá… haces sonar como si ya me hubiera muerto – Una gota escurría de su frente.

 

 

- ¡Y estás tan flaco! ¿No se supone que los cocineros son todos gordos de tanto comida que preparan? – Exclamó el progenitor.

 

 

Riki soltó un suspiro de alivio cuando la presentadora intervino, haciendo que sus padres se metieran en la melosa labor de relatar – con todos sus penosos detalles – cómo desde que tenían memoria, su hijo había mostrado los dotes que sólo demuestra un artista de la cocina.

 

 

Obviamente que el muchacho deseaba de nuevo que se lo tragara la tierra, sus padres no comían cuento a la hora de relatar cuando lo veían jugando a que hacía pasteles de chocolate con lodo y la vez en que había sufrido de una urticaria por ponerse a fabricar un menjurje con mala hierba. Hasta que, fue lo suficientemente sagaz como para captar lo más importante de sus experiencias:

 

 

- Nunca he sido una buena cocinera, pero mi Riki siempre se comía todo del plato sin dejar ni una migaja… Incluso en sus cumpleaños dejaba que preparara los pasteles, aunque realmente sabían muy horrible… decía que como nadie más iba a querer comerlos, así habría más para él… Siempre fue un buen hijo – Recordó su madre con agradecimiento y amor en sus palabras.   

 

 

- Mamá… - Sonrió amplio.

 

 

Inmediatamente, su padre tuvo deseos de expresarse de igual modo.

 

 

- Una vez cuando las ventas se encontraban muy mal en el negocio y estaba preocupado por cómo solucionarlo, me levanté y encontré que me habían hecho el desayuno, por lo general como algo que compro cerca de dónde trabajo para no molestar el sueño de mi esposa – Y para ciertamente, salvarse de sus platillos – Resultó que Riki me había preparado él mismo huevos con tocino y había colocado todo de manera que en el plato se viera una cara sonriente, al lado, con su letra de niño, leí “No te preocupes papá”… realmente… fue muy especial para mí… Ese día, lloré.

 

 

- Papá… - Sus ojos se iluminaron.

 

 

- Aunque claro, al volver del trabajo lo regañé por haber usado la cocina sin la supervisión de un adulto – El hombre trató de volver a su forma habitual de comportarse – Y le pedí que no le dijera a su madre que había sido de lo mejor que había probado en la vida.

 

 

Riki tuvo que limpiarse las lágrimas. Al final, habían conseguido el grado de sentimentalismo que deseaban durante la transmisión, aumentada obviamente, con el conocimiento de su partida.

 

 

- “Una despedida majestuosa sin duda…” – Pensaba Kirie mientras veía todo el teatro – “Pero al fin y al cabo, una despedida” – Sonrió internamente.

 

 

- Hijo, puedes regresar a casa con nosotros – Le habló su padre por lo bajo mientras la presentadora daba sus palabras – Lo he pensado y te ayudaré a poner tu negocio, de pasteles, de pan, comida en general… de lo que quieras ¿Qué dices?

 

 

- Así podré cuidar de ti – Mencionó su madre.

 

 

- Yo… - No supo que contestar. Nada de eso se lo esperaba ciertamente – Ya tengo mi vida hecha.

 

 

- ¿De qué hablas? Eso uno lo dice cuando ya está casado y con hijos. Y tú ni esposa tienes – Rezongó su padre.

 

 

Una punzada en su pecho, producto de la incertidumbre, apareció sin previo aviso.  

 

 

- Ahora que hemos conocido a tus padres y hemos sabido más de ti ¿Te parece si te hacemos unas preguntas más “personales”? – Preguntó la presentadora sacándolos de su pequeño debate.

 

 

- Pues… de acuerdo – No le sorprendía tampoco eso.

 

 

- ¿Qué harás de ahora en adelante que has decidido retirarte del programa?

 

 

- Aún no lo he decidido.

 

 

- ¿No tienes a alguien que te ayude a decidir? ¿Cómo una novia?

 

 

- … - Fue como si de pronto, se le cortara la respiración. Aquella era la pregunta de fuego del programa – Pues… hay alguien… especial para mí.

 

 

- ¿Alguien especial? ¿Cómo un mejor amigo?

 

 

- Algo así… “Rayos… definitivamente voy a moler a golpes al que organizó todo éste circo”

 

 

- Bien, con tu permiso y sin querer ofenderte – La mujer miró a los padres del moreno -  Últimamente se han estado presentando ciertos rumores de que mantienes una relación con un acaudalado empresario y que incluso, éste hombre anunció a la prensa que ustedes son amantes ¿Qué tienes que decir al respecto sobre todo esto? ¿Se trata acaso de propaganda o alguien desea manchar tu nombre?

 

 

Inmediatamente, todas las miradas – incluidas las de sus padres – se fijaron sobre él, como exigiendo una detallada explicación al respecto; de nuevo, no pudo evitar sentirse como el actor principal de un juicio en su contra.

 

 

Recordó que Iason le había dicho que podía decir que había mentido con respecto a eso…

 

 

¿No te molesta quedar como un mentiroso si lo hago?

 

 

No importa; aún incluso si pierdo clientes o si me echan de la empresa, no importa Riki. Tú dí lo que tengas que decir.

 

 

- ¡Tsk! “Iason… dice que nada de esto va a afectarlo… y ya me lo imagino, de seguro debe estar como un tonto viendo el programa éste con un pañuelo en la mano”– Riki chistó - ¿Quieren saber la verdad? Pues bien, les diré el chisme completo: Ese hombre es mi pareja y si, soy homosexual.

 

 

Fue como si por un instante, el tiempo se hubiese detenido a su alrededor; el primer ruido que se generó fue el estallido del público, en su mayoría chicas amantes excesivas de las confesiones de amor a gran escala y por emisión nacional.

 

 

- Riki… ¿No te da pena decir eso? – Preguntó de pronto su padre, aún sin creerlo.

 

 

- No me da padre – Le dolió un poco ver la expresión en el rostro de su progenitor - Yo amo a ese hombre. Quieras o no.

 

 

- Riki… - La madre mantenía las manos en su pecho. No sabía si debía rezar también para “enderezar” a su pequeño.

 

 

- ¡Sabía que con ese oficio te ibas a volver maricón! – Soltó el hombre olvidándose que estaba en televisión.

 

 

La mujer le dio un codazo a su marido, haciéndoselo recordar y buscando que se calmara. Las chicas del público no dejaban de pulular emocionadas y Kirie por su lado, celebraba el triunfo – dado que según él - Riki se había puesto él solo la soga en el cuello.

 

 

La tensión parecía que iría en aumento… y así lo hizo cuando de pronto, Iason apareció del mismo sitio en dónde habían aparecido sus compañeros y luego sus padres. Las mujeres del público se pusieron histéricas al ver a un hombre con semejante belleza – y de paso luciendo un elegante traje que le quedaba a la medida – formar parte del programa. En la cabina de producción, detallaban con diligencia como se iba efectuando todo.

 

 

- ¿? ¿Qué haces aquí? – Riki se puso de pie; pálido ante el choque de emociones.

 

 

- Iba a quedarme sólo a ver, pero no pude resistirme al escucharte – Sonrió amplio – Tengo amigos que trabajan en el programa – No quiso dar detalles, pues no quería confesarle que de hecho, tenía mayores y poderosos contactos.

 

 

- ¡Así que tú eres el tal Iason! – Expresó el padre de Riki luego de plantarse ante el rubio; la diferencia de estaturas se hizo evidente, siendo que el ojiazul era muchísimo más alto, pero el hombre no se dejaba intimidar por eso – Explíqueme “señor de alta alcurnia” ¿Cómo es eso que es la pareja de mi hijo? – Y no tuvo reparo en palparle fuertemente el pecho con el dedo índice.

 

 

- ¡Papá! – Riki estaba ruborizado y alarmado ante la reacción de su progenitor.

 

 

- Así mismo como Riki lo ha dicho, así es. Nosotros mantenemos una relación amorosa – Comunicó – Es una relación seria y aprovecho ésta oportunidad para presentarme ante ustedes – Miró a la madre de Riki y ésta respondió con un pequeño gesto – Soy Iason Mink y estoy completamente enamorado de su hijo. Si me lo permiten, haré de Riki el hombre más feliz del mundo – Inclinó un poco la cabeza, en señal de promesa.

 

 

El rubor también se formó en el rostro del padre y de la madre. El público conformado por damas, estalló aún más y Kirie se mordió tanto los labios que los hizo sangrar.

 

 

- Iason… - Riki con las mejillas entintadas, sentía un hormigueo intenso por todo el cuerpo.

 

 

- ¡Riki! – Llamó su padre, sacándolo de su ensimismamiento - ¿De verdad amas a éste hombre?

 

 

- … ¡Si! – Afirmó con fuerza incluso asintiendo con la cabeza, como un niño de parvulario. Sobra mencionar que las mujeres del público se alborotaron mucho más.

 

 

- Pues… ¡Que no se diga más entonces! – Anunció su padre haciendo un ademán con su mano y tratando de mostrarse recio – Al igual que con la cocina, si es lo que te hace feliz, no pienso interponerme. Seas lo que seas, siempre serás mi hijo y estoy orgulloso de ti.

 

 

La alegría en ambos amantes, era evidente.

 

 

- Le aseguro que cumpliré con mi palabra – Anunció una vez más el rubio.

 

 

- Si, si… - El hombre se cruzó de brazos, simulando hostilidad. Más cuando Iason y Riki se besaron ante él y las cámaras, tuvo que desviar el rostro, acongojado por el nivel de romance en la sala.

 

 

Los gritos por parte del público, ahogaban la voz de la presentadora, que hacía lo posible por mantener el orden.

 

 

Riki agradeció por primera vez desde que estuvieron encendidas las cámaras, que hubiesen preparado aquel programa especial.

 

  

***

 

 

- Noto que algo te tiene preocupado Raoul – Observó su padre mientras cenaban en la reunión que procedió tras la petición de matrimonio que le hubo hecho Katze - ¿Tiene que ver con tu trabajo?

 

 

- No… todo está bien en la oficina – Dejó de jugar con la copa.

 

 

- ¿Entonces?

 

 

Raoul pensó en la posibilidad de aprovechar y contarle acerca de su relación con Katze. Después de todo, se suponía que podía contar con su progenitor y que algo tan importante - como el que estaban considerando casarse -, tenía que informárselo.

 

 

…Y por nada del mundo le digas a tu padre…

 

 

Las palabras dichas por el Mink, hicieron eco en su cabeza.

 

 

- Padre ¿Serías capaz de llevarme a que me traten con choques eléctricos? – No dudó en preguntar.

 

 

- ¿Cómo dices? ¿Por qué haría algo así? – A pesar de su expresión adusta, la pregunta le había parecido cómica – Aunque, en el remoto caso de que fuera el único tratamiento viable…

 

 

De pronto, Raoul se dio cuenta de cómo los ojos de su padre se abrían enormemente. Antes de que lograra preguntarle qué era lo que pasaba, el mayor exclamó con enorme ímpetu, llamando la atención de los comensales que se hallaban en la mesa conjunta:

 

 

- ¡El anillo en tu dedo! Es un anillo de compromiso ¿No es así?

 

 

- Pues, supongo que lo es… - No pudo negarlo ¡Que calamidad! ¡Había olvidado quitárselo! Y es que desde que el pelirrojo se lo hubo dado, no se lo quitaba ni para bañarse.

 

 

- ¿Por qué no me dijiste que se lo ibas a proponer Raoul?

 

 

 - Yo tampoco me lo esperé padre.

 

 

- Esa mujer debe de estar muy contenta… ¿Ya le dieron fecha?

 

 

- No… - No sabía que decir. Si le contaba toda la verdad seguramente su padre no lo aceptaría y lo que era peor… Katze se molestaría con él por haber hablado antes de tiempo.

 

 

- Pues deben hacerlo. Así me darán tiempo para hacer los preparativos.

 

 

- ¿Los preparativos?… ¿Los preparativos para qué?

 

 

- ¿Para qué más Raoul? Para tu boda con la encantadora Mimea – William bebió de su copa junto a una sonrisa, sin embargo el vino no le quitó el sabor desagradable que le dio la noticia.

 

 

Cuando se reunió con Katze, éste no dudó en mostrarse enojado.

 

 

- ¿Qué le dijiste qué? – El hombre estaba del color de su cabello.

 

 

- No supe que contestarle. Me tomó desprevenido. Fue lo primero que me vino a la mente.

 

 

- ¿Y por qué llevabas el anillo puesto en primer lugar?

 

 

- Me lo diste para que lo usara ¿No?

 

 

- Por supuesto… ¡Pero no con tu padre presente! – Exclamó mientras levantaba los brazos. Ante su frustración, el pelirrojo pateó el sillón.

 

 

- … - Era la primera vez que lo veía tan molesto como para exteriorizarlo.

 

 

- Se suponía que te lo quitarías para cuando se encontraran.

 

 

- No quería ocultarlo. Ya suficiente tengo con tener que ocultar lo nuestro… ¿Qué debo hacer según tú?

 

 

- Por favor Raoul, no hagas más nada – Emitió – Cuando intervienes sólo empeoras las cosas… Deja que yo me encargue de todo.

 

 

- …

 

 

Sus palabras lo lastimaron… más que nada porque Raoul pensaba que tenía razón.

 

 

***

 

 

Kirie se hallaba sumamente molesto por lo sucedido en el programa, Manon, su querido, lo sabía, pues el de ojos bicolores no podía evitar transportar ese enojo hasta la alcoba.

 

 

- ¿Qué te pasó en los labios? – Preguntó al notar un leve hinchamiento en los mismos.

 

 

- No es nada – Se retiró y evitó que el otro buscara de besarle de nuevo - No puedo creerlo. Hacer semejante estupidez ante las cámaras y luego llevarse toda la gloria como si fuera un campeón – Habló, refiriéndose efectivamente a lo de Riki.

 

 

- Yo pienso que fue un acto muy valiente de su parte – Dio su punto de vista; dado que Kirie salía en el programa, no se perdía ni uno solo de los capítulos.

 

 

Kirie giró la cabeza tan rápido en la dirección del otro, que dio la impresión de haber recibido el peor de los insultos.

 

 

- ¿Realmente eso piensas?

 

 

- Es mejor a vivir la vida ocultándose.

 

 

- ¿Y cómo más o menos qué estás insinuando Manon?

 

 

- No estoy insinuando nada. Sólo digo la verdad.

 

 

La batalla de miradas se produjo.

 

 

- Como sea, está arruinado. Tu “héroe” Riki anunció su retiro del programa y no volverá a darme dolores de cabeza – Habló Kirie con arrogancia – Después de lo que pasó está muerto y sepultado en el mundo de la farándula.  

 

 

- Eso es bueno… - Hizo una pausa - ¿Qué hay de la salida al spa que te mencioné? Hice las reservaciones en el mejor lugar… anda, dime que si. Después de todo has estado bajo mucha tensión y lo mejor que puedes hacer es relajarte.

 

 

- ¿Estás bromeando? – Espetó - ¿Y arriesgarme a que uno de esos de esos mugrosos paparazzis me coja en un balneario, medio desnudo con otro hombre? Sinceramente Manon, a veces no sé que tienes en esa cabeza. Ahora más que nunca tengo que cuidarme las espaldas.   

 

 

- Tienes razón… - Manon se contuvo.

 

 

Como siempre… él en la vida de Kirie, no era más que un “entremés”.

 

 

 

***

 

 

Mimea no podía creer lo que escuchaba.

 

 

- ¿Casarme con Raoul?

 

 

- Sólo fingir los preparativos de una boda que obviamente, no va a realizarse. Será mientras consigo algo de tiempo.

 

 

La muchacha trataba de asimilar la idea en su cabeza. Katze no había esperado mucho tiempo para reunirse con la joven y empezar a movilizar su nuevo plan para mantener distanciado a William de la realidad de los hechos.

 

 

- Unas cuantas semanas más. Te prometo que en cuánto consiga un sitio seguro y lejano en el que podamos irnos, toda ésta farsa terminará y te dejaremos tranquila. No sabrás de nosotros nunca más – Añadió – Por supuesto, no estás obligada a seguir con el plan. Puedes retirarte si es lo que deseas.

 

 

- Oh no… No quise dar a entender que no quería continuar ayudándolos – Se apresuró en especificar – De acuerdo. Lo haré.

 

 

- Gracias – Katze se sintió aliviado. Eso le permitiría mantener a William distraído con la planeación de la boda de su primogénito.

 

 

- ¿Qué piensa Raoul de esto?

 

 

- Él estará de acuerdo. Después de todo, es por su bien.

 

 

- ¿Estás seguro de que es por su bien?

 

 

El pelirrojo arqueó una de sus cejas.

 

 

- ¿Qué quieres decir con eso?

 

 

- Me refiero a que… ¿Cómo estás seguro de que esto es lo mejor para él?

 

 

- Es lo mejor. Créeme, todo lo que hago es para evitar hacerle daño a Raoul. No quiero que sufra lo que yo he tenido que sufrir.

 

 

- Katze…

 

 

Aún así, a Mimea le parecía que las cosas se estaban saliendo de control. Se lo decía su instinto femenino.

 

 

- ¿Sucede algo mime?

 

 

- ¿Eh? – Salió de su trance.

 

 

- Casi no has tocado tu helado. Tú no eres así.

 

 

La pelicastaña se percató de que el helado derretido se estaba desbordando de su copa y estaba goteando en la mesa.

 

 

- No es nada jini. Sólo estaba pensando en algo.

 

 

- Dime la verdad, no te gustó – Hizo un puchero. De vez en cuando, se comportaba como un infante.

 

 

- ¡No es eso! Es muy bonito – Abrazó el conejo de peluche que le hubo obsequiado – Gracias jini.

 

 

- Ya veo, me alegra que te guste.

 

 

El joven mostró una amplia y tierna sonrisa que hizo sentir más mal a Mimea. Inevitablemente el que estuviera ayudando a Katze y Raoul estaba arruinando su relación con Jenna y es que ¿Cómo no sentirse culpable cuando apenas esa misma mañana había ido a mirar vestidos de novia para una boda que no era con él?

 

 

- Entonces… ¿Vienes a mi casa ésta noche?

 

 

La chica le leyó las intenciones. Jenna era bastante evidente y por más dispuesta que estuviera a tener relaciones con el muchacho, lo cierto era que ya se encontraba comprometida para otra cena con Raoul y su “futuro suegro”.

 

 

- Lo siento Jenna. Tengo… algo que hacer – No podía aplicar el viejo truco de la llegada de la menstruación, siendo que había utilizado esa excusa la semana pasada – Pero podemos quedar para otro día.

 

 

- Está bien mime, si no puedes déjalo así – Se recargó sobre la mesa, evidentemente molesto.

 

 

- Pero jini…

 

 

- Cómete el helado.

 

 

Tantas excusas que le daba y su comportamiento sospechoso. A Mimea no le extrañaría si el chico la botaba y todo irónicamente para mantener unida a otra pareja.

 

 

***

 

 

El celular de Katze comenzó a sonar y al ver que se trataba de Wiliam, lo atendió enseguida.

 

 

- Diga señor.

 

 

- Sabes que ésta noche me reuniré con Raoul y Mimea para concertar lo de su venidero matrimonio. Bien… luego de que dejes a mi hijo, vas y acabas con esa mujerzuela. Dispárale, ahórcala, acuchíllala, tírala desde un balcón o incendia su casa… Dejo a tu elección el modo en que la aniquiles.

 

 

- ¿Por qué me entrega ésta tarea a mí? – Sabiendo que debía tener a su disposición a los mejores sicarios.

 

 

- No lo sé… hay algo en ti que me hace confiar – Y como si se hubiese dado cuenta de que había dicho algo que no debía, mencionó – O quizás sólo te estoy probando. Asegúrate de no dejar ninguna evidencia y de preparar una coartada. No me falles ahora.

 

 

- No se preocupe. Délo por hecho señor.

 

 

El pelirrojo suspiró.

 

 

Todo estaba yendo demasiado lejos, no había duda…

 

 

Pero él era capaz de cualquier cosa por mantener su amor…

 

 

Y cuando estaba considerando la posibilidad remota de asesinar a la inocente muchacha – más que nada, pensando en una muerte que no le resultase demasiado dolorosa - para darle mayor realismo a su supuesta fidelidad hacia William, recibió otra llamada telefónica. Era del hospital, su tía estaba grave y pedía urgentemente hablar con él.

 

 

- Alicia.

 

 

- Una vez que creciste… dejaste de llamarme tía.

 

 

- ¿Cómo te sientes?

 

 

- Me estoy muriendo Katze. Me muero y no puedo partir sin contarte el resto de la verdad.

 

 

- ¿? ¿A qué te refieres con el resto? – Le intrigaron sus palabras.

 

 

- Te conté que estaba segura de que tu padre no se había suicidado, que realmente había sido asesinado… pero nunca te mencioné el motivo por el que William lo mató.

 

 

- ¿De qué hablas? Dijiste que no lo sabías.

 

 

- Mentí.

 

 

- ¿Por qué lo hiciste?

 

 

- Quería mucho a mi hermano… por eso no quería contártelo todo. No quería que pensaras mal de él, ni que lo odiaras…

 

 

- ¿Por qué lo podría llegar a odiar?

 

 

- Porque tu padre no sólo era el guardaespaldas de William… también era su amante.

 

 

Katze se heló ante su confesión. Era tan increíble e inverosímil, que si su tía no hubiese estado al borde de la muerte - situación en la que ya no se tienen razones para inventar blasfemias contra otros -, hubiese jurado que la mujer sólo buscaba de atormentarlo.

 

 

- Y lo peor… Fue tu mismo padre el que asesinó a Dinora.

 

 

- ¡!... Eso… no puede ser verdad… Tía, dime que eso no es cierto.

 

 

- Lo es… El propio Kevin me lo confesó. Dijo que en aquel momento pensaba únicamente en que ese maldito de William fuera sólo suyo… pero luego de hacerlo, estaba muy arrepentido. La pobre Dinora lo atormentaba en sueños y su pecado no lo dejaba dormir, después de todo, por su culpa había dejado huérfano de madre a un bebé de unos cuantos meses de nacido.

 

 

- “Raoul…” – El pelirrojo se sentía devastado. Un cúmulo de sentimientos se le vino encima. 

 

 

- Katze ¿Me odias por ocultarte la verdad?

 

 

- No lo sé…

 

 

- ¿Odias a tu padre por lo que hizo?

 

 

- No lo sé… – Repitió, como un poseso.

 

 

Apretó los puños, siendo cierto que sus sentimientos estaban encontrados.

 

 

¿Cómo contarle a Raoul que él, era el hijo del asesino de su madre? Su resentimiento hacía William había pasado a ser un hecho paradójico, una rueda que estaba girando en la dirección que se le antojaba.

 

 

Si su padre había asesinado a la esposa de William por celos, era probable que el Am buscara de matarlo por venganza.

 

 

Era la ley del talión.

 

 

Así de sencillo.

 

 

Luego de enterarse de tan nefasta verdad, el pelirrojo no tenía valor para ver a Raoul a los ojos ¿Cómo contarle ahora lo de los secuestros? ¿Cómo hacerlo ocultando el resto? ¿Con qué moral atacar a William? Después de todo, el mismo Katze tenía un pasado oscuro…

 

 

Muchos eran los secretos que le ocultaba a Raoul: Lo de su verdadera identidad - más allá de ser un simple chofer que misteriosamente había aparecido en su vida – y sus intenciones; los espionajes y toda la información suministrada a William; y ahora, lo del asesino de Dinora de Am…

 

 

Tantos secretos y mentiras que le hubo dicho, que no sólo lo hacían sentirse culpable, sino actor intelectual de los crímenes más atroces.  

 

 

***

 

 

- ¿Sucede algo?

 

 

- Nada en particular.

 

 

De nueva cuenta, el pelirrojo había adquirido aquel silencio y seriedad que el ojiverde no comprendía pero que ésta vez, aceptaba como represalia ante su imprudente acto de haber dejado al descubierto lo del anillo.

 

 

No se volvieron a dirigir la palabra, hasta que estuvieron fuera del local en dónde sería la reunión con William. El pelirrojo fue el que inició la conversación.

 

 

- Voy a tomarme la noche libre. Espero que no te moleste.

 

 

- Está bien. Le diré a mi padre que me lleve a casa.

 

 

Raoul pensó que lo mejor era no reclamarle; si lo que el hombre necesitaba era una noche solo, él no era quién para negarle ese derecho.

 

 

Definitivamente la idea de asesinar a Mimea esa noche ya no la consideraba… de hecho, Katze había dejado de considerar muchas cosas… Lo cierto era que necesitaba sentarse a pensar con claridad.

 

 

Durante toda la cena, Raoul no pudo deshacerse de un terrible dolor en el estómago, era como si todas las mentiras que le había estado diciendo a su padre, batallaran para salírsele por la boca y desparramarse sobre los platos.

 

 

Mimea desempeñaba de manera impecable su papel de novia ansiosa por su boda; aunque ciertamente el decaimiento de su propia relación la tenía sumamente angustiada.

 

 

William no dejaba de hacer brindis y de mencionar lo alegre que estaba por el compromiso, a pesar de sus facciones severas, incapaz de suavizarse por algo que consideraba digno de celebración.

 

 

…La indiferencia de Katze, la antipatía disfrazada de su padre, la falta de carácter de Mimea, el ruido de los demás comensales… todo eso acompañado a su propio malestar, lo hicieron llegar a su límite.

 

 

- Mi amor ¿Te sientes bien? - Preguntó la pelicastaña al ver que el rubio se levantaba de la mesa.

 

 

- Padre, tenemos que hablar seriamente de un asunto que no puede seguir extendiéndose… - Miró a la chica – Mimea, déjanos solos por favor y realmente disculpa que te metiéramos en todo esto.

 

 

- Eh… Raoul… - Se mostró preocupada - ¿Qué es lo que harás…?

 

 

- Tranquila, sólo haré lo que tenía que hacerse desde el principio: Decir la verdad.

 

 

Que Katze lo odiara. Pero estaba decidido a encarar a su padre de una vez por todas.

 

 

Cuando Mimea se fue en el taxi, retomaron la conversación fuera del restaurante. William se cruzó de brazos.

 

 

- Y bien Raoul ¿A cuál verdad te refieres?

 

 

- Está más que claro que lo de mi relación con Mimea no te lo creíste.

 

 

- En ningún momento – Confesó – Nunca has sido bueno para mentir hijo mío.

 

 

- Bien, eso nos ahorrará más problemas… - Se tomó unos segundos para adoptar mayor coraje – La verdad es que estoy saliendo con Katze.

 

 

La confesión no fue digerida por William al instante. Estuvo unos segundos perdido en los ojos de su hijo. El hombre no jugaba ni bromeaba. Los Am, no hacían eso.

 

 

- ¿Qué es lo que has dicho Raoul…? ¿Qué estás… saliendo con tu chofer?

 

 

- Así es.

 

 

- ¿Qué significa eso de “salir”? – No lo quería creer. 

 

 

- Tenemos una relación amorosa, con todo lo que conlleva ese tipo de relaciones  – Aclaró.

 

 

- ¿Podrías ser más específico? – Quería darle la oportunidad de redimirse.

 

 

 - Ese día en mi departamento, el que pasó la noche conmigo fue Katze, no Mimea.

 

 

Esa fue la gota que derramó el vaso. William tomó a Raoul del cuello con bastante rudeza.

 

 

- Raoul… ¿Aquel hombre se atrevió a ponerte las manos encima? – Sus ojos refulgían de la ira – Dímelo ¿Te chantajeó de alguna forma para obligarte? Dime que fue así, que te dejaste chantajear por tu falta de carácter y me aseguraré de que ese hombre pague muy caro el haberse metido contigo…

 

 

- No diré nada de eso y por más que insistas no harás que lo diga ni piense de aquel modo – Se mostró recio - Fue totalmente consensuado padre – Puntualizó por si le quedaba alguna duda: - Todas y cada una de las veces lo fue.

 

 

- Cállate… - Le soltó – Eres terco, eso lo sacaste de tu madre - Se acomodó el saco – A ese hombre no lo vuelves a ver… – Anunció.

 

 

- Por supuesto que lo haré. Es mi pareja… Estoy enamorado de él. Y es con él que me voy a casar – Mostró el anillo – Fue él, el que me lo propuso. No le he dado la respuesta, pero es evidente que será afirmativa – Hizo una pequeña pausa – Estés de acuerdo con ello o no.

 

 

- ¡No digas idioteces! Te cortaré ese dedo si es necesario – William le arrojó la mirada más fiera que podía proveerle aquellas gemas verduscas - ¡Si digo que no lo vuelves a ver, me harás caso!

 

 

- No pienso discutir esto contigo padre. Ya he tomado mi decisión – Raoul se dio la vuelta, dispuesto a irse.

 

 

- ¿A dónde vas Raoul? No he terminado… - Volvió a jalarlo impetuosamente.

 

 

- Pero yo si – Interrumpió, mostrándose recio hacia su padre por primera vez en su vida – Deja de tratarme como un niño. De ahora en adelante, tomaré las decisiones concernientes a mi vida sin buscar tu aprobación. Ahora si me disculpas me retiro, quiero ir a casa y disfrutar de la compañía de mi hombre…

 

 

William se quedó en su sitio, aparentemente estoico, cual volcán que está por hacer erupción…

 

 

… Era la primera vez que su hijo se atrevía a dejarlo con la palabra en la boca. 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Ajá… se armó el veinte! :O (inner: No puedo con el nivel de incertidumbre!! 0>o<0) Ya ni yo sé como va a terminar esto, en serio, escribo y reescribo a diestra y siniestra lo que me llega a la mente… esperemos darle sentido hasta el final xD a todos gracias enormes por haber leído y si es de su agrado el dejar su opinión al respecto n_n les envío millones de besos y abrazos, sumamente azucarados *w* muack!! Se les quiere!! Bye Bye!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).