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Entre dulce y salado por sue

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Notas del capitulo:

 

Hola a todos de nuevo por acá!! :D agradecida por los rr dejados en el capi pasado n_n como siempre, pido disculpas por la larga espera, lo crean o no, soy de las pocas personas que no posee conexión a la red y me conecto de vez en cuando n.nUU como compensación por ello, hoy tenemos doble actualización!!! ;) (inner: yey!!! *o*) Y allá vamos! :D

 

 

 

 

 

Los ojos le pesaban y la cabeza la sentía como hecha de concreto. Riki se restregó la cara con las manos.

 

Se giró al darse cuenta de que su cintura se hallaba apresada y se encontró con Guy durmiendo plácidamente a su lado. Ambos desnudos.

 

- “¿Qué fue…?”

 

Tras un leve dolor de cabeza, recordó la noche de sexo salvaje que habían tenido. Suspiró, ciertamente se sentía más aliviado ahora; llevaba bastante tiempo sin tener relaciones sexuales y Guy lo había hecho estremecer.

 

Sabía que le gustaba al pelicastaño, eso se le notaba a leguas y a Riki no le incomodaba, por esa razón siempre le dejaba exponer su coqueteos; tampoco era que Guy le gustara en extremo, pero ahora que lo había probado admitía que el sexo con él era bueno. Tal vez, siendo la pareja de aquel muchacho, por fin se le quitarían esos extraños deseos que nacieron desde que conoció a Iason. Esos deseos que cada día le dificultaban desempeñarse de manera correcta en su trabajo.  

 

- Riki… - Guy se despertó y al ver al muchacho no pudo evitar sonreír. Se abrazó con mayor fuerza a su cuerpo.

 

- Buenos días – Le acarició los largos cabellos.

 

- Buenísimos… - Guy no podía creérselo ¿Estaría todavía durmiendo? – Jamás podré olvidar ésta noche mi Riki – Tomó la mano del chico y empezó a besarla.

 

El pelinegro se dejó hacer, le parecía muy tierna la actitud del pelicastaño; era natural siendo que habían estado juntos por primera vez. Antes de que pudiera decir algo, su celular empezó a sonar.

 

- Disculpa – Soltó su mano y tomó el celular – “Es… Iason…” – Su corazón empezó a aumentar sus latidos – Muy buenos días señor Iason ¿En qué puedo servirle? – Su voz sonaba un tanto nerviosa, por lo que no había podido evitar caer en los formalismos.

 

- Buenos días Riki. Disculpa que te llame en tu día libre.

 

- No se preocupe… – Guy se había colocado en su espalda y en esa zona le depositaba dulces besos. Riki anheló que el rubio fuera quién estuviera tratándolo con tanta devoción. 

 

- Espero no haber interrumpido tu sueño.

 

- No… ¿Cómo cree…? – Guy le acariciaba el bajo vientre y él se imaginaba que era la mano de Iason la que lo tocaba...  – Siempre me levanto temprano. Es más, hace rato que estoy levantado – Mintió.

 

- Que bueno... Te llamaba porque necesito que me lleves a una reunión importante. Fue algo imprevisto ¿Será que puedes venir a buscarme luego del mediodía?

 

- ¿Hoy…? – Abría las piernas para recibir las caricias que le eran proporcionadas.

 

- Si… a menos que quieras descansar de mi agotadora compañía. Podría llegar a creer que  esperas tus días de descansos para por fin librarte de mí…

 

- Jamás piense eso... Por supuesto que lo llevaré  – La idea del ver al rubio lo llenó de dicha. Se le voló incluso el deseo sexual que Guy había tratado de despertar en él.

 

- ¿De verdad tienes que irte ahora Riki?

 

- Si, es por trabajo. Es extremadamente importante… y urgente. Por nada del mundo puedo decir que no – Recalcó para que no quedara ninguna duda.

 

- Comprendo – Tomó al muchacho de la nuca y le atrajo para besarle, Riki le contestó pero en cuanto pudo se alejó – Llámame en cuanto estés libre.

 

- De acuerdo… Esto ¿Podrías ver en dónde está Mimea? No creo que me dé tiempo de hablar con ella… seguramente debe de estar molesta - Se imaginaba la rabieta de la chica acompañada de un largo sermón.

 

- Tranquilo. Yo arreglaré las cosas con ella – Respondió junto a una sonrisa.

 

- Gracias, te encargo eso – Se vistió a la carrera, salió de la habitación y de la casa.

 

Ya solo, Guy dio un fuerte suspiro, lleno de satisfacción.

 

- Ay Riki… realmente me tienes enamorado. Ya dimos el gran paso, ahora si que eres mío.

 

Riki fue hasta su casa, tomó un buen baño, se perfumó, se bebió una taza de café bien cargado y se tragó las pastillas para el dolor de cabeza que encontró. Tenía que reponerse de la resaca del día anterior antes de encontrarse con el rubio. Por nada del mundo quería presentarse ante el hombre con la apariencia de un fiestero que había cometido locuras la noche anterior. Estuvo buen rato decidiéndose que iba a ponerse, aunque sólo fuera a llevarlo hasta una reunión, se sentía con deseos de verse bien para el rubio; se burló un poco de sí mismo, se había acostado con Guy y con quién buscaba admiración era de Iason.

 

- Disculpa por la tardanza… tenía unas cosas que hacer en casa antes de salir – Se disculpó en cuanto lo tuvo enfrente. No se hubo percatado de la hora.

 

- Bueno, lo importante es que no me fallaste y viniste – Contestó junto a una tenue sonrisa – No creo que sea necesario confesarte que ya me he acostumbrado a tus tardanzas.

 

- Je je si… - No pudo evitar sonrojarse ante su comentario.

 

No supo porqué razón, se sentía extraño estando al lado del ojiazul. Más que nada cuando pensaba en qué clase de reacción tendría Iason si se enteraba de lo que había pasado entre Guy y él; era un pensamiento que creía sumamente tonto “¡Ni que Iason fuera homosexual!” Se recriminaba, “Es más, le debe importar un pimiento con quién lo hago o no”. Se deprimió al pensarlo; estar enamorado solo era muy complicado, sobretodo deprimente. El Mink se dio cuenta de su molestia, pero prefirió no interrogarlo, lo atribuyó al hecho de que lo había contactado para trabajar en su día libre. Tal vez le había interrumpido algún plan… fuera como fuera, el Mink estaba decidido a volverse una parte primordial en la vida de Riki más allá del espacio laboral. 

 

- Se me olvidó decirte que no vamos a la oficina.

 

- ¿Ah no?… ¿Dónde es la reunión entonces?

 

El moreno se percató de la sonrisa pícara en el rostro del ojiazul.

 

- Me agarraste. No hay reunión – Admitió – Eso me lo inventé.

 

- “Eso quiere decir… que dejé a Guy con una calentura ¿Por nada?” – Se molestó un poco, no estaba seguro de cuando volvería a tener un revolcón tan bueno como aquel, sentía que tenía que aprovechar las oportunidades que se le presentaran – No comprendo ¿Para qué te inventaste algo así? ¿Es esto una especie de broma? – Lo miraba con los ojos entrecerrados.

 

- Para nada… es sólo que estuve pensando seriamente en lo que me dijiste.

 

- Mmm… ¿Qué cosa?

 

- ¿Cómo que qué cosa? En que no me preocupo por lo que hay o no hay en mi despensa.

 

- Ah… eso… “Por un momento pensé que me había delatado sin darme cuenta” – Suspiró aliviado. Había veces en que decía cosas sin pensarlas antes.

 

- Entonces. Vamos de compras ¿Te parece?

 

- Oh, eso es estupendo – Se alegró de oírlo.

 

- Ah… ¿Te molestaría si también te pido que me cocines algo hoy?

 

- Oh para nada, quiero decir… por mí no hay problema – Sonrió algo ruborizado y con el corazón palpitándole más rápidamente.

 

- Te serviría para practicar.

 

 - Claro. Esto… ¿Qué quieres que te cocine?

 

- No sé – Imitó su sonrisa – Hazme sentir especial.

 

- De acuerdo… “Oh Dios mío… ¡Definitivamente prefiero esto que quedarme en la cama con Guy!” – Tuvo que hacer acopio de lo emocionado que estaba - “Lo siento mucho Guy, no es que desprecie tu desempeño en la cama… sólo que esto es más deseable”

 

Tras las compras, Riki tuvo bastante trabajo en la cocina de Iason. Le preparó un platillo extremadamente delicioso con el que el rubio estuvo más que complacido. Lo felicitó y el moreno se sintió mucho más entusiasmado que si lo hubiese felicitado un chef de renombre.

 

La noche prometía calma hasta que una lluvia torrencial empezó a caer fuera.

 

- Es idéntica – Exclamó Iason mientras le pasaba al joven una copa de vino tinto.

 

- ¿?

 

- A la lluvia que cayó el día que nos conocimos ¿Lo recuerdas?

 

- Si… - A Riki le alegraba que el hombre lo recordara. Probó el vino al tiempo que miraba al rubio; no pudo evitar sonrojarse, realmente Iason le gustaba mucho.

 

- ¿Qué ocurre Riki? Te has puesto muy callado.

 

- Es que… - Su corazón palpitaba frenéticamente – Es raro. Ha sido muy loco esto de nosotros…

 

- ¿Tú crees? – Le entregó una sonrisa coqueta mientras jugueteaba con la copa.

 

- Si…

 

- ¿En qué te parece más raro?

 

- Pues… - Pensó un poco, tratando de librarse de la pregunta - …En que siendo un chofer y tú mi jefe, esté aquí en tu departamento, cocinándote y bebiéndome unas copas contigo… más que nada eso…

 

Ante el repentino silencio, Riki subió la cabeza y se dio cuenta de que Iason no le quitaba la mirada de encima.   

 

- Eres un muchacho agradable y yo disfruto de la buena compañía – Agregó Iason, utilizando un tono de voz dúctil.

 

El pelinegro agradeció las palabras del mayor e hizo todo lo posible por evitar que se percatara de que con ellas lo había encantado.

 

Luego de unos minutos de charla, Riki reparó en la hora.

 

- Cielos, es tarde. Creo que lo mejor será que me vaya. De seguro quieres descansar.

 

No era que quería dejarle y acabar con la magia de aquel encuentro, sentía que estaba llegando a su límite, aquel hombre le gustaba demasiado y no quería arriesgarse a arruinarlo todo por precipitarse; lo mejor era dar por terminada la velada y esperar con ansias el próximo momento de verse.

 

- No tengo problema en acostarme un poco tarde… ¿Y tú? – Comentó el ojiazul - ¿Tienes algo más que hacer ésta noche?

 

- Nada que ver – Se rascó un poco la cabeza.

 

- ¿En serio? No te creo, te imagino en una velada romántica con alguien especial… Dime ¿No tienes novia Riki?

 

- No, no tengo. Pero si hay alguien especial… - Sentía que su corazón estallaría dentro de su pecho, tenía aquella persona frente a sus ojos… quería decírselo - ¿Qué hay de ti?

 

- También hay alguien especial – Le detalló - Una persona que me tiene realmente loco.

 

Riki guardó silencio ¿Qué esperanzas tenía de que aquello fuera una indirecta? ¿No era eso ilusionarse demasiado? Prefirió no lastimarse haciendo conjeturas y se levantó del sillón.

 

- Bueno… ahora si, me voy.

 

- Está lloviendo mucho.

 

- No exageres. Es una llovizna. No me pasará nada si me mojo un poco.

 

Pero antes de que pudiera irse, Iason le tomó con suavidad del brazo y murmuró:

 

- Quédate un poco más…

 

- …

 

Riki asintió, el modo en que se lo hubo pedido hizo que sus vellos se erizaran y empezara a sentir cosquilleos por todo su cuerpo. Tal vez el hombre se sentía solo. No había nada de malo si se quedaba un rato más a conversar.

 

El moreno regresó a su lugar en el sillón dispuesto a reiniciar la charla, pero el Mink no inició una conversación. El silencio vino acompañado luego de algo que Riki no se esperó: Iason se acercó y se subió sobre él en el sillón. El chico no pudo evitar echarse para atrás, sorprendido; los cabellos del hombre se vinieron al frente de su rostro y una mano se estacionó en la mejilla del menor.

 

- Riki…

 

Antes de que pudiera asimilar sus acciones, Iason le besó. Sus labios se compactaban de manera perfecta y Riki sentía que entraba en una especie de letargo maravilloso. Con sus manos atraía al rubio que lo besaba tan exquisitamente.

 

Iason llevó una de sus manos hasta su pantalón y le abrió la bragueta. El corazón de Riki se aceleró aún más al igual que su respiración.  El ojiazul liberó el pene semi despierto y empezó a masturbarlo con su mano. Riki gemía con deseo, no tardó en mencionar el nombre del rubio; pidiendo más y más…

 

- Ia…. son… ah… Iason… mmm…

 

El Mink estaba embelesado con las reacciones del muchacho. Quería tratarlo con cariño y al mismo tiempo con un impetuoso furor…

 

- ¡Ahhh!

 

No pudo evitar eyacular en la mano del ojiazul. Iason sintió la tibieza de su querido, la miró con orgullo y empezó a lamerla. Saboreándolo.

 

Riki respiraba agitadamente, sus mejillas estaban pintadas de ese hermoso tono rojizo y su boca estaba ligeramente abierta. Con los ojos entrecerrados miraba con dulzura al hombre que le acariciaba los cabellos.

 

- Iason… - Emitió en un hilillo de voz viéndole la zona de la entrepierna - … ¿Qué hay de ti? No me molestaría satisfacerte… - Pensaba en el miembro del rubio y su deseo se acrecentaba. 

 

- Me parece esplendido mi Riki… - Se acercó hasta el oído del chico y empezó a susurrarle  –…Vamos al cuarto.

 

La frase le encendió los sentidos.

 

Decidió dejarse llevar por el deseo y de aquel modo, Riki se encontró desnudo en la cama en donde hubo depositado al hombre enfermo que con dificultad podía mantenerse en pie.

 

Iason luego de deshacerse de sus molestas ropas, fue en busca de los ansiados labios aceptando el pelinegro con gusto; el aroma del rubio lo embriagaba y sus manos eran incapaces de mantenerse quietas.  El pene del Mink ya se encontraba erecto y buscaba de meterse entre las piernas del muchacho. Riki gemía deliciosamente, provocando cada vez más al fornido ojiazul que se estaba muriendo por poseerlo. Cuando Iason logró entrar, pudo degustar a mayor amplitud de las amplias paredes carnosas, su calidez lo recibía como un dulce abrazo a su virilidad y lo incitó a iniciar cuanto antes las embestidas; el ritmo era fuerte e imponente, llevando a los hombres a disfrutar de un placer bien dotado y suculento. El moreno movía sus caderas al compás impuesto por el rubio, buscando más y más de aquella sensación maravillosa. El sudor les recorría la piel, el rubor los matizaba y los gemidos se expandían como cánticos de amor y entrega.

 

El orgasmo no tardó en llegar convertido en una potente descarga. La energía recorrió sus cuerpos de un sólo tirón, como un fogonazo que buscó de arrasar con ellos. 

 

Mientras reposaban, Riki no podía creerse lo que acababa de pasar, por fin, después de tanto desearlo, había tenido la dicha de estar en los brazos del rubio. Se sentía por completo bendecido por el amor.

 

- Riki… – Iason le acariciaba los cabellos, sus ojos azules tenían un brillo encantador – Fue maravilloso.

 

- ¿Lo dices en serio? – Su corazón saltaba de gozo - ¿Te gustó?

 

- Si, bastante.  Fue en extremo delicioso.

 

Riki tuvo que hacer un esfuerzo por ocultar la estúpida sonrisa que quería salir tras la confesión del ojiazul, se alegraba de no ser el único que se sentía caminando entre las nubes.

 

Estuvieron un rato así, perdidos entre las sensaciones del recién acontecido acto. Iason se durmió y Riki lo admiró un rato más. Después se vistió y salió del apartamento.

 

Mientras manejaba no podía evitar sentirse entre feliz y angustiado.

 

- “¿Qué es lo que va a pasar ahora?... ¿Y si sólo fue un desliz?”

 

Era natural que lo pensara, normalmente las personas que pensaban llevárselo a la cama le decían que lo querían, que era lo mejor de sus vidas, lo llenaban de millares de palabras amorosas y luego del acto, lo mandaban a freír espárragos. Por eso había salido despavorido del departamento del Mink, por el temor de haber sido un capricho y no tener el valor de enfrentarlo.

 

 

 - “No importa… no me importa si no vuelve a tocarme, pero… por favor…. que no me pida que me aleje de él.”

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Jo! Eso es lo que llamamos un giro inesperado :D (inner: y ahora Riki piensa que fue un simple desliz de Iason 0>//.//<0) y Guy piensa que ha coronado con Riki, ciertamente el moreno es bastante cotizado xD Ahora vayamos al siguiente capi a ver que pasa!! 0*w*0

 

 


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