"Quien quiera enseñarnos una
verdad, que no nos la diga: que nos sitúe de modo que la descubramos nosotros".
-José Ortega y Gasset-condensado de Meditaciones del Quijote.
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El sonido de papel siendo barajeado inundaba el lugar, el aroma a flor de naranjo era un poco abrumador, pero Drake ya estaba acostumbrado a todo eso, recostado en el sofá esperaba que el vampiro muerto dejase de lado las cartas y le dedicara un poco de atención.
Basil Hawkins había muerto hace más de un siglo, y por sus manos habían pasado innumerables humanos y brujos, pero nadie servía como una autentica sombra, fue Drake el indicado, pero el pelirrojo no podía estar quieto en ninguna parte, siempre siguiendo el camino que sus ancestros le habían dejado que recorriera y Drake sabía muy bien que Basil no podía viajar con él, la luz del día mataría por segunda vez al vampiro y ya no habría tercera oportunidad.
Ya había estado con Basil por mas de seis meses seguidos, su cuerpo y la sangre de brujo terrenal ya le exigían moverse de ahí, que siguiera con su viaje. Pero no podía, estaba anclado con el vampiro, si se iba, las pocas emociones que Basil expresaba se borrarían y cuando llegara se encontraría con una ola de vampiros jóvenes y puberes rodeando al rubio, cada uno de ellos interesados en la saliva vampirica de Basil.
"En unas semanas te irás" Basil habló de repente, su voz calmada y fría hacían eco en ese cuarto.
"No me voy a ir" fue necio, no quería dejarlo, había creado lazos con ese vampiro con habilidades en la adivinación y haría todo por estar a su lado, aunque su sangre gritara por libertad.
"Lo harás y no regresarás" Basil dijo, Drake se tensó, si era una manera para dejarlo ir, lo único que lograba con esas palabras era molestarlo. No quería pelear.
"Eres un maldito vampiro con complejo de mártir" espetó cansado.
"Las cartas lo dicen".
"¡Y te he dicho que yo no me voy a dejar guiar por las palabras de una maldita baraja!" No pudo más, era el colmo, Basil creía ciegamente en esos pedazos de papel.
A pesar de estar en un cuarto, que mas precisamente era el sótano, el timbre de la mansión se escuchó fuerte y claro. Drake resopló, y sin darle un segundo vistazo fue a atender a quien estuviera llamando, Basil era mortalmente rico, pero era muy famoso por su don en la adivinación y los clientes que frecuentaban al rubio eran poderosos políticos, grandes empresarios y personas que han vivido mas que el propio Basil.
Al abrir la puerta vio a un hombre lobo conocido, suspiró, Trafalgar Law estaba cruzado de brazos y con un semblante preocupado.
"Debí haber venido antes". Law le dijo a modo de saludo, "Nunca me pasó por la cabeza que Basil podría decirme como ayudar a un amigo".
"Buenas noches, Trafalgar" saludó, el moreno solo hizo un gesto de reconocimiento y pasó sin ser invitado. Algo grande debía de estar pasando para que Law actuase de ese modo.
Tuvo que dar grandes zancadas para poder llegar al sótano, ya se escuchaba a Basil hablar con el moreno.
"Drake sabe como llegar, pero solo se puede entrar en Luna llena, lo cual sabes muy bien que va a ser dentro de dos semanas".
Oh, se detuvo, asi que con eso se refería al decir que se iría dentro de un par de semanas.
"Necesito que sea lo más rápido posible, ya ha pasado mucho tiempo desde que se lo llevó".
"No puedo hacer nada más" Drake entró al sótano, para poder escuchar mejor de lo que hablaban "Aun dándoles el nombre de invocación del demonio, ustedes serían aniquilados brutalmente, solo hay tres caminos y te estoy enseñando cual es el más seguro".
"¿Cual es el tercero?" Law preguntó.
"No es tiempo de que ese camino salga, y si te lo digo irremediablemente sería el que llevarías, el futuro se moldea según las decisiones que la persona tome, y el hubiera es lo que queda, no fuerces a que te arrepientas en el futuro de tus decisiones".
"Dame el nombre del demonio" Law era terco.
"No".
"Lo que pase después es asunto mio". El hombre lobo insistió.
"Espera dos semanas, si han esperado mas tiempo ¿Por qué no un poco más?"
"Porque Zoro lo quiere para sí".
Drake entendió de forma rápida lo que pasaba.
"Tu carta no es el de los amantes".
"Pero es la de la muerte y yo me llevo a la persona que quiera".
"No te arrepientas después" sentenció Basil "Gin es su nombre".
Y Drake sintió un enorme odio, ese demonio había vendido a su padre.