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Así en el Cielo como en el Infierno. por Matsuoka Miyano

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Notas del capitulo:

Ahora si me tarde mucho (¡MUCHO!) más de lo que esperaba, simplemente la inspiración me abandono y la Uni no ayuda mucho que digamos, por lo cual tampoco pude dar respuesta a los rw pero~ mi escuela se puso en huelga y aproveche este tiempo para escribir y les alegrara saber de qué ya casi tengo el capítulo siguiente, así que no será una eternidad. Sin más que decir  disfruten el capítulo.

Si alguien le hubiera dicho a Rin hace unos meses que  estaría completamente enamorado de un ángel, qué compraría  ropa humana y la colocaría bajo su ropa por el simple hecho de competir contra él en igualdad, que estaría tan perdidamente enamorado de aquella criatura  de azul mirar que llegaría al  punto  en donde siempre al terminar sus entrenamientos sin importar lo cansado o fastidiado que estuviera, el simple hecho de ver al ángel de  negros cabellos lo relajaba inmensamente y hacia feliz, si tan solo alguien le hubiera dicho todo eso tiempo atrás, probablemente se hubiera reído estruendosamente y después habría asesinado a aquel  pobre sujeto por semejante estupidez, pero ahora era diferente, llevaba aproximadamente 5 semanas saliendo con Haruka, no era mucho tiempo y mucho menos comparado con lo longevo que eran sus vidas, sin embargo esas cinco semanas eran los mejores días que ambos habían tenido en lo que llevaban de existencia  y esperaban que fueran más días así.

Durante todos esos días  y los que los siguieron  sus horas fueron llenadas por varias sonrisas, besos dados con mucho cariño acompañados de tiernas  caricias  y varios susurros en medio de la noche , todo esto sin olvidar sus típicas competencias. Aunque a Haru no le gustara competir , Rin siempre era una excepción, él encendía una llama en su interior que lo hacía emocionarse y poner todo su empeño en aquellas retas, lastimosamente no siempre podía ganarle, ya que sus enfrentamientos variaban desde ver quién era el mejor nadando  hasta apostar  por ver quién podía volar más rápido, claro que estas  últimas competencias siempre las ganaba Rin, después de todo este era un líder de legión,  debía tener las aptitudes necesarias para poder ganar en cualquier pelea y circunstancia en la que se encontrara, mientras que por su parte Haruka por más rápido y agraciado se moviera  en el agua, en el aire y en tierra tenía una gran desventaja. Lo cual causaba que Rin siempre se mofara un poco de su torpeza fuera del agua pero sus risas eran silenciadas por  algún “Cállate” dicho con seriedad  y en algunos  otros casos era callado por un ataque de agua cada vez que Haru se enfurruñaba.

 

Cierta noche ángel y demonio se encontraban en completo silencio  en aquel lugar secreto detrás de la cascada que los conectaba con el mundo humano, ambos  sentados y sumergidos  en el agua  que cubría de sus  torsos hacia abajo, uno al lado del otro. Rin  mantenía sus brazos al aire libre recargándose en el pasto que delimitaba el lago mientras tenía la cabeza un poco inclinada hacia atrás para poder observar mejor la danza de la aurora boreal. Aquella imagen lo entretenía , le encantaba  como esta se  deformaba alargándose  lo suficiente como dar para dar la impresión de tocar las montañas cercanas y luego se volvía a encoger  haciéndola parecer  tan lejana,  le gustaba como pasaba por varios colores desde un tono rosa cambiando a violeta para  terminar  en una amplia gama de  tonos azules . Aquella descripción que había hecho mentalmente sobre la aurora  le había causado una pequeña duda.

—Haru… ¿Qué fue lo que te atrajo de mí?—Había preguntado tranquilamente Rin sin quitar la vista del espectáculo nocturno, mientras que Haruka quien se encontraba de igual manera observando atentamente la aurora, la pregunta lo había sorprendido  por lo que se quedó en silencio haciendo creer a Rin que su pregunta no sería contestada, pero cuando el demonio   giro su vista hacia el ángel para decirle  que  olvidara su estúpida pregunta, Nanase habló quitándole la palabra.

—La primera vez que te vi estaba  un poco confundido de que pudieras encontrar el lugar —Admitió acomodándose un poco mejor en el agua todo eso sin posar la mirada en su pareja— Tenía la esperanza de que un día simplemente te fueras y pudiera disfrutar del lugar en soledad de nuevo.

— ¡Hey!—Matsuoka alzó la voz en protesta, la cual fue ignorada completamente.
—Pero cada vez que te veía me sentía como si te conociera un poco mejor. Nunca hablé contigo ni me imagine establecer una conversación, mucho menos tener esta relación; pero verte siempre tan relajado mostrando unas que otras veces  gestos de frustración me entretenían —“A tal punto que empecé a retratarte” pensó en decirlo, pero decidió guardarse las palabras—Cuando empezamos a hablar  y  te vi   sonriendo, riendo  o cuando escuche tu nombre mi corazón se contraía,  creo me enamore de ti antes de que incluso supieras mi nombre. —Dijo con una sonrisa mientras cerraba suavemente los ojos al recordar los primeros encuentros con Rin — Todos esos pequeños detalles, la forma en que te desenvuelves con lo que te rodea, tu personalidad y las cosas que a veces me cuentas sobre ti, llamaron poco a poco mi atención, interesándome más en ti, no sabría decirte con exactitud que es me gusta de ti, ya que todo de ti me atrae —Esa había sido su declaración, debía sincerarse con su pareja  además de que el haber podido expresar sus sentimientos en palabras lo había hecho sentirse muy relajado y en confianza. Claro que no le contaría sobre aquella libreta de dibujos que guardaba con tanto recelo, ni sobre los incontables retratos que había hecho de él. Ya que posiblemente se le subiría a la cabeza poniéndose un poco arrogante, lo cual no odiaba, pero prefería no tener que lidiar con el demonio en ese estado.

Por su parte Rin no se creía que Haruka pudiera decir cosas tan dulces, sin duda alguna aquella declaración lo había agarrado completamente desprevenido haciendo que su corazón latiera más rápido  y su vista ahora no se alejara  del que alguna vez llamo enemigo. Sus sentimientos e impulsos  fueron más rápidos que su razonamiento  a la hora de eliminar la distancia entre los dos, todo esto en un intento de ocultar su notorio sonrojo en un gran abrazo mientras que buscaba sus labios para poder besarlos. Muchas veces maldecía a Haruka Nanase por hacerlo comportarse así, completamente diferente a lo que tantos años de entrenamiento y una firme disciplina se habían esforzado en formar. Pero siendo sinceros, no le importaba mandar a la mierda todas esas lecciones, si aquello significaba que podía seguir disfrutando de aquellos dulces labios.

 

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Nagisa había esperado ese día con muchas ansias, un día donde no estuviera tan atareado con los mensajes ni  tampoco lo mandaran a las lejanías o a la tierra con los humanos. Permitiéndole cumplir su misión auto impuesta de seguir a Haruka para descubrir su secreto.

Con su rapidez y determinación para satisfacer su curiosidad bien podría hacer de espía, lo único que no se le daba muy bien  y que ahora jugaba en su contra era la parte de ser sigiloso. Sabía perfectamente que este era su punto débil  pero lo compensaba con una  gran  imaginación e inteligencia para arreglar las cosas conforme estas iban sucediendo, así que puso su mejor esfuerzo en encontrar un escondite fuera del lugar de trabajo de Haru y espero por su aparición para poder empezar su investigación.

Esa mañana lo había visto salir de su despacho muy temprano, la primera vez lo siguió por todo el cielo observando como Haruka se detenía algunas veces  para recolectar algunas flores, hojas y cortezas de árboles que se encontraban cerca de los lagos y cascadas  donde las almas de las personas se purificaban, Nagisa pensó que probablemente los necesitaba para incrementar su paleta de colores y texturas para la fabricación de cuerpos y admiró el auto control que el ojiazul poseía sobre si, ya que muchas veces pensó que este se retiraría la ropa en un segundo y se lanzaría al agua, pero siempre se detuvo. Pudo ver la vacilación en sus ojos y el temblor en sus manos cuando instintivamente se las había llevado a la ropa para quitársela, y después de unos segundos de lucha interna con gran pesar Haru  se daba la vuelta y se alejaba del lugar con gran esfuerzo sin mirar atrás. Eso era un dato nuevo sobre su amigo amante del agua.

Después de  pasar un rato explorando el lugar Haru volvió a su estudio donde se dedicó a trabajar por largas y aburridas horas según el mensajero. En la segunda vez que lo vio salir de su área de trabajo fue con rumbo a la cafetería, al parecer todo iba normal a la vista del rubio que atentamente estaba observando a través de una ventana oculto entre los arbustos, Nanase simplemente había ordenado su típico plato de caballa con piña, manjar para Haruka que las cocineras no le negaban pues aquellas angelicales criaturas se habían encariñado con el chico que solo cambiaba su semblante cuando veía el platillo, algunas veces lo dejaban entrar a la cocina permitiéndole cocinar su caballa y llevársela a su dormitorio. Cosa que sucedió un poco más tarde. La tercera vez que salió,  Haruka volvió a la cafetería, cosa que le pareció extraña a Nagisa, sí este ya había almorzado hace no mucho tiempo ¿Qué hacía de nuevo allí?, esta vez Hazuki entro con él en el establecimiento observando como el pelinegro se adentraba en la cocina, Nagisa se acercó a la barra y saludo a la fémina ángel  que atendía mientras fingía que paseaba la vista por el menú para ordenar algo pero lo que hacía en realidad era buscar con la mirada a su amigo y cerciorarse de que Nanase estuviera ahí.

45 minutos habían pasado cuando el ojiazul salió de la cocina con una canasta colgando de uno de sus brazos, Nagisa comió lo más rápido que pudo lo que sobraba de su almuerzo y se puso en marcha.

Lo había seguido  cuidadosamente a todos lados y al parecer el secreto de Haruka al fin sería develado frente a él, el volar de su amigo lo estaba llevando hacia los límites del cielo donde se juntaba con el purgatorio.
—Vamos Haru-chan, dime a dónde vas a nadar—Monologaba consigo mismo mientras espiaba al pelinegro detrás de un árbol que se encontraba en el suelo a pocos metros de distancia de donde estaba flotando su amigo, hasta fue visualizado por un ángel de cabellera azul y lentes rojos
—Nagi…—No pudo terminar de decir el nombre pues con la velocidad que poseía el pequeño en un santiamén había volado la distancia que los separaba cubriéndole la boca. En ese instante el ángel perseguido giro su cabeza en busca de aquel ruido pero no vio nada extraño, solamente árboles y arbustos.
—Shhh—Pidió Nagisa sin soltarlo, de puro milagro había logrado callar a Rei y tumbarlo para lograr ocultar sus figuras atrás de un largo arbusto —Estoy en una misión secreta, nadie debe saber que estoy aquí.

—Nhaggifafhueltame—Balbuceaba el bibliotecario aun con la mano del pequeño tapando su boca. Una vez que Hazuki pensó que era seguro salir retiro su mano y sin quitarse de encima del más alto  asomo su cabeza.

—Moo~ lo perdí—Se lamentaba con un sollozo el pequeño, todo su esfuerzo en el día tratando de acabar rápido sus entregas para poder seguir a su amigo había sido para nada. Y lo peor de todo no había descubierto nada que fuera muy sospechoso, aparte de la doble visita a la cafetería.

—¿Perder qué, Nagisa-kun? —Preguntó Rei quien se estaba acomodando los lentes después de su caída.

—¿Pues a  quien más? A Haru-chan—Se levantó de encima de guardián de la biblioteca y se sacudió sus ropas. — ¡Estaba tan cerca!

—Nagisa-kun, ¿acaso  no te dije que Haruka-senpai necesitaba su privacidad? —Recordó el más alto mientras  se ponía de pie y recogía algunos pergaminos que quedaron  regados en el suelo gracias al rubio.

—Lo sé Rei-chan, pero yo necesito respuestas. Estaba tan cerca de descubrir la verdad sobre Haru-chan pero por tu culpa lo perdí. —Se cruzó de brazos e hizo un puchero de enfado. Rei solo pudo suspirar  mientras se frotaba el puente de la nariz, no tenía caso en intentar disuadir al pequeño sobre sus acciones. Como al parecer  la misión espía de Hazuki había terminado de  manera abrupta no le quedo de otra que volver  al cielo.
 

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—¿Qué es lo que tienes en esa canasta?—Había preguntado Rin con cierta curiosidad cuando vio a Haru aparecer entre las plantas con una canasta colgada en uno de sus brazos.
—Caballa.—Respondió sacando el contenido de esta colocando un mantel en el suelo  poniendo después el plato con la comida frente a Rin.—Aunque posiblemente ya este fría.
—Déjamelo a mí.—Comento guiñándole el ojo al pelinegro y con un chasquido encendió el plato donde estaba la caballa para calentarla.
—No la vayas a quemar—Advirtió con severidad Haru al ver como el fuego rodeaba su preciada comida.
—¡Joder Haru!  no soy tan estúpido como para quemarlo—Vocifero con fuerza mirando a Haruka para que sus palabras quedaran claras
—¡Rin se te está quemando! —Exclamó alarmado al ver como su comida empezaba a tener partes  obscuras.
—¡!—Rin giro su cabeza e instantáneamente apago el fuego salvando la comida—Lo ves, esta perfecta deberías agradecerme.—Comento con arrogancia al ver que no se había quemado.

El ángel simplemente rodo los ojos, tomando su lugar  en el suelo sirviéndose un poco en otro plato y agradeció por la comida. —¿No vas a comer? —Preguntó antes de comer un poco. De hecho había llevado aquella comida al recordar que una vez Rin le había confesado que nunca la había probado.

Rin  se colocó enfrente de Nanase y poso su mirada en la comida. Ya había visto el platillo antes en una de sus tantas visitas al mundo humano, pero nunca le había llamado la atención como para probarlo. Aunque esta sería una excepción ya que su novio la había traído, así que  tomo un plato para servirse un poco, corto un pedazo y se lo llevo a la boca masticando lentamente tratando de degustarlo lo más que pudo hasta que se lo tragó. Haruka poso su mirada en el demonio esperando su veredicto.
—No está mal, pero prefiero el sabor de la carne. —
—Tal vez no te sepa bien porque lo quemaste—comento un poco indignado ante las desfavorables palabras, mientras seguía  comiendo su parte.
—O eres tu quien no tiene buen gusto—Se defendió llevando otro pedazo de pescado a su boca.
—Tienes razón tal vez por eso me fije en ti —Contraatacó con seriedad sin dedicarle una mirada.
—Maldito —Dijo entre una risa nasal sin intención de insultarlo —Tal vez la próxima vez debería traer carne y enseñarte lo que es delicioso de verdad.
—No  necesito tu opinión ni la de ellos para saber que esto es delicioso. —Había mascullado por lo bajo al ver que nadie compartía su amor por la caballa.
—¿Ellos? —Repitió curioso ante ese pronombre.
—Mis amigos.
—Una vez los mencionaste, ¿porque no me hablas de ellos?. —Indicó  Rin retirándose los palillos de la boca.
—¿Qué quieres que te cuente?
—No lo sé, cualquier cosa estará bien. ¿Porque no empiezas  con ese chico que trabaja contigo? —Sugirió al recordar que en alguna ocasión Haru le comento que no era el único que trabajaba fabricando cuerpos, si no que compartía taller con alguien más.
—¿Te refieres a Makoto? — Rin asintió con la cabeza.

 
Haru dejo de comer un momento mientras pensaba por donde comenzar —Makoto es mi mejor amigo, lo conozco desde que tengo memoria, fuimos criados por  la misma niñera por lo cual siempre estuvimos juntos, ambos nos dedicamos a lo mismo, aunque su elemento predominante es la tierra, dándole vida a los que nacen bajo los signos de Virgo, Tauro y Capricornio. Normalmente él se la pasa recordándome que debo terminar mis deberes y cuidarme por lo que  Nagisa suele bromear muchas veces   diciendo que es la mamá del grupo. Makoto es muy importante para mí y le tengo un gran aprecio, ya que siempre ha estado para todo, no sabría que hacer sin él en algunos casos.

—Si sigues hablando así de él, me pondré celoso—El de alas negras se cruzó de brazos y frunció el ceño ante lo dicho por el ángel, aunque quisiera no sentirse así no podía evitarlos, varios de esos sentimientos negativos estaban en su ADN . Haru solo rodó los ojos.

—Fuiste tú quien me pregunto.
—Lo sé, pero no esperaba que hablaras así de él, mejor dime  ¿Quién es ese tal Nagisa?  

—Nagisa es un mensajero de Dios, se encarga de llevar los recados a varias partes del reino y algunas veces al mundo humano, es algo hiperactivo y con una personalidad demasiado alegre a veces, pero después de un tiempo te vas acostumbrando a sus disparates, y sin que te des cuenta muchas veces ese pequeño ángel te habrá involucrado en alguno de sus planes sin tu consentimiento.  También hay un tercer ángel con el que suelo estar, su nombre es Rei, es algo serio y tiene una gran afición a las cosas hermosas, él se encarga de cuidar la biblioteca sagrada y a veces se dedica a actualizar los acontecimientos que son de gran relevancia en el cielo.

—Vaya, sí que son un grupo algo raro. —Dijo  al intentar imaginar a un serio Haru lidiando con un ángel tan alegre y movido como Nagisa según la descripción que le habían hecho.

—No creo que tu grupo sea muy normal —Se defendió  Haru reanudando su comida.
Rin solo soltó una risa al recordar a sus compañeros demonios y sus disparates.

Y en eso se habían gastado sus horas, platicando sobre sus respectivos acompañantes, volviendo a conocer partes que no conocían sobre el otro, y que de alguna manera los hacía sentirse un poco más cercanos

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Los siguientes días el pequeño rubio no tuvo tiempo de seguirlo a todos lados para terminar su “misión” pero tuvo la oportunidad de ver a Haru partir y regresar siempre a la misma hora, lo veía mientras iba de aquí para allá en una de sus muchas entregas como mensajero.

“Tal vez debería interrogar a Mako-chan por un poco más de información” Anotó mentalmente mientras veía a Haru volar rumbo a su estudio de trabajo y Nagisa volvió a lo suyo.

Notas finales:

Gracias por leer y a todos los que me dejan  reviews se los agradezco mucho. Por cierto pueden ir a bullearme,  o a apresurarme en Facebook ~
En mi página “ Akemi  σ/σ  “ o pueden ir a buscarme a mi Facebook personal Akemi Li Flourite tiene el pseudónimo (Matsuoka Miyano ) abajo.


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