Para Rin el día siguiente parecía uno relativamente normal, el cielo rojizo su alrededor, el calor insoportable del infierno, el sol negro cegando sus pupilas, el sonido del filo de las espadas chocar, legiones enfrentándose contra si como parte de un entrenamiento regular y los gritos eufóricos de los demonios apoyando a su “compañero” de ejercito animando a acabar con el contrario. Decidido a alejarse de aquel bullicio de gritos, Matsuoka extendió sus hermosas alas negras y voló a lo alto de una roca tomando asiento en la orilla de aquella elevación mientras sus pies colgaban libremente.
Mientras observaba atentamente la arena de luchas dispuesto a encontrar los errores que pudiera tener su séquito para después corregirlos, algo en su mente no lo dejaba en paz y en algún momento se quedó tan absorto en un punto muerto que su mente empezó a divagar recordándole su encuentro con aquel ser de ojos azules en el purgatorio. Era cierto que el encuentro lo tomo por sorpresa, pero de eso a pensar que sintió cierta atracción hacia el ángel había un mar de diferencia.
De alguna manera Rin estaba muy acostumbrado a ver la belleza que caracterizaba a los ángeles y algunos que otros demonios, haciendo que la belleza perdiera su significado... entonces ¿Qué fue lo que impulso a admirar su aspecto? Tal vez fue por la conmoción del momento lo que nubló su cordura haciendo que sus pensamientos le jugaran una mala pasada, o bien podría ser que presencia de azufre en el ambiente y las altas temperaturas empezaban a causar estragos en él y si a eso se le aumenta el estrés por el entrenamiento sonaba como excusa bastante razonable a su parecer.
Estaba tan sumergido en sus pensamientos y en excusas estúpidas que en ningún momento se dio cuenta de la presencia de su amigo hasta que este se sentó a su lado. Rin giro su cabeza para mirarlo y este solo hizo un movimiento de cabeza.
— ¿Cómo te va con tu puñado de niñatos?—Pregunto Sousuke ofreciéndole un poco de la bebida que traía en mano la cual Rin denegó.
—Son buenos en eso no tengo duda, entrenan lo requerido y no se quejan… Aunque llegan a ser demasiado idiotas.
—Igual que su líder.—dijo con sorna dándole un trago a su bebida.
—Mira quien lo dice — Frunció el ceño— Aquel que siempre se perdía en la academia y yo tenía que ir a buscarlo….Me pregunto ¿cómo es que llegaste aquí? o ¿cómo es que no te perdiste en las excursiones de reconocimiento?—Agrego con burla el pelirrojo. Sousuke casi se ahoga ante este comentario.
—Vete a la mierda Rin—Dijo sin enfado en su voz y los dos empezaron a reír.
Ambos se conocían desde niños, se vieron por primera vez cuando era el momento de la selección de todos aquellos varones que parecían ser promesas para el ejército sin importar de quien fueran posibles hijos, todos eran educados en base a la misma regla ….saber utilizar un arma para matar.
Desde el primer momento ambos congeniaron llevándose bien y todos en la arena de lucha estaban acostumbrados a sus constantes enfrentamientos para ver quién era el mejor. Sin embargo debido a que tenían varias semejanzas muchas veces sus pláticas terminaron en peleas, pero fue gracias a estas peleas que su lazo se hizo más estrecho formando una hermandad bastante fuerte.
Cuando crecieron cada uno fue llevado a servir a un príncipe diferente. Los años pasaron y Rin se había convertido en líder de uno de los batallones de Amón mientras que Sousuke hizo lo propio liderando un ejército de Lucifer. Sou se convirtió en un muchacho alto, de gran musculatura y rasgos marcados, a primera vista su mirada azul aqua era fría y amenazante, además de que emanaba un aura intimidante pero una vez que intercambiabas palabras con él uno se daba cuenta que no era tan intimidante.
Fue poco tiempo después de haberse convertido en líderes que se volvieron a encontrar, y fue como si esos años separados nunca hubieran pasado pues su hermandad seguía intacta como antes.
— ¿Y cómo va tu ejercito?—pregunto Rin una vez que las risas se fueron calmando.
—Mucho mejor que el tuyo—Decía socarronamente mientras le daba otro trago a su bebida—Más disciplinado y fuerte.
—Eso no es lo que me pareció ver en el combate de hoy— Miro con burla a su amigo.—Como se esperaba de la legión de la soberbia, mucha habladuría y poca acción.
—¿Acaso quieres una pelea para ver quién es más fuerte?—Enarco una de sus cejas retándolo. Rin solo le dio un golpe en el brazo y rio.
—Tranquilo señor “todo poderoso” hoy no es el momento. Dejemos a los novatos practicar por hoy.
—Hablando de novatos, veo que tienes dos fervientes seguidores.—Comento dirigiendo la mirada hacia la arena de lucha bajo ellos viendo como los mencionados se disponían a pelear.
—¿Te refieres a Momo y Ai?
—Sí, ellos. Parece que aún falta mucho y por eso te ven como una especie de ser divino.
—Yo diría como un modelo—Corrigió —además tiene que, después de todo soy su líder.—Se puso de pie y coloco sus manos a la cadera observando atentamente desde lo alto el enfrentamiento entre el peli-plata y Momotarou. —Ai es algo torpe pero tiene experiencia y Momo es demasiado confiado algunas veces pero con algo más de entrenamiento y guía algún día podrán llegar a ser excelentes soldados.—Dijo con una sonrisa de medio lado.
—Se ve que les tienes confianza, solo espero que no los eches a perder— Comento Sousuke mirando los ojos de Rin desde su posición.
—Ya lo veras—Le regreso la mirada—Vencerán a los arrogantes de tus soldados.
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Al terminar de corregir las estrategias de aquellos soldados a los que les puso atención empezó a caminar sin rumbo fijo o al menos eso parecía ya que sin darse cuenta había terminado antes y ahora se dirigía al claro que encontró ayer por la tarde a la misma hora, en su interior trataba de convencerse de que solo estaba allí por el encanto del lugar. Sin embargo tenía la leve esperanza de encontrarse con aquel chico de ojos azules...después de todo sería interesante tratar con él. Cuando cruzó la espesa vegetación y la cueva, se dio cuenta que no había nadie a su alrededor, estaba completamente solo, trato de no darle importancia y continuo su camino retirándose su vestimenta de nueva cuenta para sumergirse en la relajante sensación del agua. Pasado unos cuantos minutos de completa relajación donde parecía que Rin había quedado en una especie de trance con los ojos cerrados un ruido proveniente de los arbustos atrajo su atención, cuando poso su vista en los arbustos lo siguiente que vio fue una silueta borrosa saltando al lago mientras que la vestimenta del sujeto salía disparada hacia otro lado. Impactado Rin dirigió su vista al ángel, sus ojos no daban crédito al extraño suceso que acababa de ver, no hacia ni un segundo que acababa de llegar y ya estaba nadando tranquilamente.
—“Espera, me tienes que estar jodiendo”—pensaba Rin al ver el traje de baño que usaba Haruka— “No solo este bastardo ignora mi presencia, sino que está usando ropa del mundo humano, por favor no me digan que este maniático lo estaba usando debajo de su ropa”— decía para sí mientras sobaba con una mano sus cienes. Decidido a no darle más vueltas al asunto, cerró sus ojos de nueva cuenta para sumergirse en la paz del agua.
Y así fueron pasando los días, uno, dos, tres, una semana hasta que sintió la necesidad de hablar. Rin no era de los que les gustaba hacer monólogos con los enemigos o sacarles platica pero aquella situación era extraña, estar en completo silencio como si estuviera solo pero estar acompañado de un sujeto que no hacia ningún ruido más que el provocado cuando se arroja al agua es bastante frustrante, logrando contrarrestar la tranquilidad que acababa de conseguir, así que poso su mirada carmesí contra el extraño que flotaba de espaldas y con el que compartía el agua dispuesto a iniciar una conversación.
—Oi… ¿Quién demonios eres tú? ¿Y qué haces aquí?—Su tono de voz fue elevado y firme más de lo que él hubiera deseado, Haruka detuvo su movimiento y contesto tranquilamente.
— ¿No debería ser yo quien preguntara eso?—Espetó Haru sin dirigirle la mirada—A mi parecer estas lejos de tu lugar.
—Eso no es de tu incumbencia—Gruño.
—Podría decir lo mismo—La paciencia de Rin que de por sí ya no era mucha se estaba acabando, no solo antes lo había ignorado sino que ahora le contestaba de forma altanera. Así que antes de terminar incendiando todo el lugar y matar a aquel ángel trato de tranquilizarse ya que estaban en terreno neutral y causar otra guerra aparte de la actual sería un enorme dolor de culo. Tomo aire y se presentó.
—Soy Matsuoka Rin, líder del 22vo escuadrón de Amón—Dijo orgulloso de su rango tratando de impresionar pero el silencio se hizo presente haciendo dudar a Rin sobre si recibiría una respuesta. Después de todo aquel ángel tal vez no quería tener ningún contacto con una criatura de su clase... vaya lastima, Matsuoka quería divertirse un poco a costa de él, parecía tener una mirada tan pura que él quería corromperla.
—Nanase Haruka—respondió el ángel sacando al pelirrojo de sus malintencionados pensamientos —…Haru—Agregó haciendo mayor énfasis en este.
—Haru…—Rin repitió inconscientemente y una sensación lo invadió al decir aquel nombre que sin saberlo estuvo esperando conocer desde el primer encuentro.
Como era de esperar no hablaron mucho durante las breves horas que pasaron juntos en el lago .No es que Rin no quisiera hacer platica después de todo sus esfuerzos de dirigirle la palabra se irían a la mierda si no lo hacía, pero no tenía ni la más mínima idea sobre qué decir, no podía iniciar una conversación con algo como “¿Sabías que los de mi raza cada día acaban con los tuyos?” O “¿Sabías que entreno un ejército para acabar con tu Señor? “ ¡Claro que no podía decir algo así por más que quisiera! Aun siendo un demonio tenía un poco de sentido común. Pero había algo más que no podía explicarse, por alguna extraña razón no quería molestarlo ya que parecía estar completamente atrapado por la comodidad del agua, algo que ya había notado antes.
Llegada la hora de partir Rin se levantó y un débil fuego rojo rodeo su cuerpo que seco el agua que escurría, se colocó de nuevo su ropa y con paso firme se dirigió a la salida no sin antes levantar su mano y con un movimiento ondulante se despidió.
Y así se convirtió en una costumbre visitar aquel lugar después de cada entrenamiento sin importar si estaba cansado o no, los dos en aquel solitario lugar, encontrándose con esa criatura tan diferente a él, ambos disfrutando del agua, intercambiando furtivas miradas de vez en cuando mas no intercambiando palabras además de un monótono saludo al llegar para que luego un simple silencio pasee libremente entre ellos y al finalizar un simple adiós que consistía en un movimiento de mano mientras caminaba hacia la salida por parte de Rin, mientras que Haru le dedicaba una mirada y luego se retiraba. Así de simples eran sus despedidas ninguno decía nada. La tensión aumentaba cada día más y más esperando el momento en que alguien tome el valor de hablar con el otro, con aquella presencia que no conocen, pero se han acostumbrado a tenerse alrededor y lo único que saben es su nombre hasta que un día….la tensión se rompe.
—Hola Rin—saludo Haru al llegar, Rin extrañado de que este fuera el primero en hablar le devolvió el saludo.
—Hola Haru—El silencio abundó después de eso, pero había algo en el ambiente que lo empujaba a tratar de continuar la conversación. Rin se aclaró un poco la garganta antes de animarse a preguntar.
—¿Cómo estuvo tu día?—
—¿Eh?—Respondió involuntariamente
—Sí, ya sabes ¿Cómo te fue con… lo que sea que hagas allá arriba— Dijo mientras rascaba nerviosamente su nuca.
—Bien, supongo.
— ….
—…
— ¿Y el tuyo?— Cuestiono Haru
—Como el infierno— río dejando escapar un hermoso sonido.
— ¿Y que se supone que haces?—Pregunto curioso el demonio y Haruka frunció el ceño al no entender a lo que se refería, Rin captando el gesto de Haru señalo con su dedo hacia arriba haciendo que Haruka captara la pregunta, dudó un poco en si debía contestar pero al final lo hizo.
—Creo cuerpos.
—¿Cuerpos?—repitió extrañado
—Si, cuerpos para las almas que renacerán.—Haru al ver la expresión de Rin donde claramente se podía leer que no entendía nada fue contra su naturaleza de hablar solamente lo necesario y se dispuso a explicar
—Cada alma que atraviesa el puente tiene dos destinos, el cielo…
—O el infierno—;completo Rin para hacer notar que prestaba atención
r13;Si en su vida se dedicaron a traer desgracias y horror a otras personas, asesinaron o robaron son enviados allá abajo.
—Donde son destinados a arder por toda la eternidad, ser esclavos o que sus órganos se regeneren eternamente para alimentar a las bestias o ser esbirros, dependiendo sus actosr13;informó como si no fuera nada.
—Por el contrario, aquellos que en su mayoría actuaron bien tienen un lugar en el reino de Dios donde podrán descansar y purificar su alma en las cascadas. Cuando han descansado lo suficiente y su alma vuelve a ser pura, tenemos la misión de fabricarles un cuerpo con el que renacerán en el mundo humano.
—Espera... ¿Qué demonios es eso de purificar tu alma en una cascada?
—El agua de la cascada principal es la gracia de Dios por eso este río no llega hasta el infierno.
—¿Quieres decir que esto es la "gracia de Dios"?—dijo haciendo comillas con los dedos mientras miraba alrededor—tal vez eso explica por qué mis alas se debilitan en contacto con el agua y no puedo invocar mis poderes de forma normal.—Agregó haciendo un sutil movimiento de hombros.
—No precisamente, a media que se divide y acerca al purgatorio va perdiendo efecto.—explico.
—Interesante.... En mi mundo todo lo que hacemos es pelear, después de todo formamos un ejército y todos debemos saber luchar, somos escogidos desde niños por medio de "La selección" donde se escoge a los mejores varones para entrenarlos en el arte de la guerra de forma general, sin embargo aquellos niños que no son buenos para el ejército, tienen suerte si alguien los quiere como sirvientes pero si no, se les arrancan las alas a aquellos que las poseen y les quiebran las extremidades para luego ser abandonados en un lugar desconocido donde eventualmente morirán. —Comento encogiendose de hombros con la intención de restarle importancia.
La tranquilidad con la que describió helaría la piel de cualquiera que lo escuchara menos a Haruka quien no cambio ni un segundo su expresión pero no respondió nada.
Rin se dio cuenta que el ambiente disminuyo drásticamente, dándose de golpes mentalmente lamentándose por haber matado el buen ambiente que difícilmente se había logrado, dio un gran suspiro e intento retomar la plática,
—Emmm… ¿Y es muy difícil crear cuerpos?—Pregunto intentando retomar la plática.
—No lo sé, nunca he intentado hacer otra cosa.
—¿Nunca?—inquirió curioso.
—No es como si me interesara, somos cuidados por una comunidad matriz de ángeles hasta que se nos asigna un trabajo.
—Eso no es un poco… ¿cruel?, ¿No deberían poder escoger a que dedicarse?
— ¿Que no es lo mismo contigo?— Bien Haruka tenía un punto a su favor.
Y de esta forma la conversación continúo a tropiezos cambiando a temas más amenos hasta que Haru tuvo que retirarse, tomo sus cosas y se apartó.
—Hasta mañanar—Dijo en voz baja Haru antes de desaparecer entre los arbustos.
El corazón de Rin, que hasta hace un momento no sabía que existía, latió más rápidamente, no solo le había dirigido la palabra, sino que se despidió de él con un “Hasta mañana” y ante la sola idea de poder verlo mañana y que Haru también lo deseaba hizo que en una sonrisa estúpida se posara en sus labios.
—Sí... Hasta mañana—