Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Excitarse...un juego de niños! por Fullbuster

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aoba Seragaki POV


 


Salí de la piscina al no ver a Noiz cerca. Quizá es porque no me sentía seguro estando yo solo aquí dentro sin saber nadar y aunque no estaba en la zona más profunda, decidí salir a buscarle. Al empezar a caminar buscando mi toalla en la hamaca donde la había dejado me di cuenta de algo importante, Ren no estaba allí. ¿Dónde se había metido?


Estos días habían sido muy confusos para mí, yo siempre había tenido sentimientos hacia Ren, sabía que no podría estar jamás con él, era un humano pero a la vez, medio perro, no controlaba su transformación y con los experimentos sabía que no tenía posibilidad de volver a ser un humano completo. Ni siquiera entendía por qué le habían hecho algo así a Ren, él era un buen chico, era muy atractivo, todo el mundo podía verlo pero… lo habían convertido en un inofensivo perro, le habían arrebatado su vida.


A veces cuando estaba en su forma humana seguía teniendo algunos defectos como perro, lamía o pedía que le rascase detrás de las orejas o incluso la barriga, cosas habituales para él cuando era un perro. Pese a todo ello, no podía negar que Ren me atraía mucho en su forma humana, le amaba pero ahora mis sentimientos estaban desbordados y confusos, no sabía si estaba enamorado de Ren o de Noiz, los dos movían mi mundo.


Supongo que si tenía que elegir a alguien… sería a Noiz, con él podía tener un futuro, podía tener algo serio, algo que Ren jamás podría darme, él sólo era un perro, un ser dependiente de mí por completo. Estaba tan confuso y no quería confundir a más gente con todo esto.


Busqué a Noiz en los vestuarios, él había dicho que tenía que ir al baño y aunque le llamé un par de veces, él tardó en contestar pero cuando salió, sonrió y me dijo que ya salía a ayudarme con la natación. Decidí esperarle fuera y es cierto que salió de allí para ayudarme, aunque no practicamos mucho rato más.


Cuando volví a la habitación, Ren estaba allí en su forma humana, creo que se había duchado porque tenía una toalla enrollada en su cintura, su cabello estaba mojado y se había sentado en el suelo con la espalda apoyada contra la pared. Me preocupé un poco cuando no reaccionó pero también es cierto que sentía cómo me excitaba verle así, era muy atractivo. ¡Si no fuera un perro habría tenido a todos tras él!


- Ren, ¿estás bien? – pregunté acercándome.


- No te acerques a mí – me dijo de golpe y vi que estaba llorando – yo… yo no te merezco.


- ¿De qué hablas?


- Yo… he besado a Noiz, he dejado que él me besase aún sabiendo lo que tú sientes por él. Lo siento, Aoba, estoy confuso, ya no sé qué es lo que me ocurre.


Aquello me dejó en shock un momento mientras Ren seguía llorando y me acerqué hasta él agachándome frente a él, cogiendo sus mejillas y notando que estaba helado.


- Vamos, ven conmigo, tienes que secarte y vestirte. Estás cogiendo frío.


- Yo… da igual, Aoba, pronto volveré a ser sólo un perro, una mascota. No quiero meterme en medio de tu relación con Noiz.


- Yo no tengo nada con él – le dije – estoy un poco confuso, igual que tú pero es normal, Ren. Míranos… nos hemos criado en un laboratorio, no sabíamos nada del mundo exterior y las cosas aquí fuera son abrumadoras, yo estaba asustado cuando nos fuimos pero tú me diste seguridad, no voy a dejar que pases por esto tú solo. Somos amigos, ¿verdad?


- Sí – me dijo entristecido – amigos… supongo.


- ¿Por qué estás tan triste? – le pregunté.


- Nunca seré normal, ¿verdad? – me preguntó de golpe – es decir… siempre seré este monstruo que tan pronto es un perro como un humano. ¿Qué voy a hacer? No puedo tener una vida normal, no tendré una relación sentimental jamás, la gente me tendrá asco, cuando sepan que soy mitad perro no querrán saber nada de mí.


- Tú no eres un monstruo – le dije abrazándole – eres mi mejor amigo.


- Aoba… yo… siento que no puedo ser tu amigo después de esto, estás sintiendo algo por Noiz y yo le he besado, no puedo seguir así, no quiero volver a ser humano.


- ¿De qué hablas, Ren?


- Digo que voy a separarme de vosotros, tienes el camino libre con Noiz, volveré a ser sólo tu mascota.


- Yo no quiero eso Ren, quiero que sigas siendo un humano, que hables conmigo.


- Hazme caso, Aoba, tú aún tienes la posibilidad de ser feliz con alguien, busca a Noiz, sé que te gusta, no te preocupes por nada. Yo sólo seré vuestra mascota pero… ¿Me dejarías hacer algo una última vez?


- Ren…


Antes de que pudiese seguir hablando, Ren me estaba besando, había unido sus labios a los míos y coló su lengua dentro de la mía. Me sonrojé al momento, quizá no besaba tan bien como Noiz, él jamás había besado a nadie pero… había algo en él que me gustaba, algo que me excitaba y cuando su mano se colocó tras mi cabeza para impulsarme hacia él y profundizar el beso, gemí ahogando el sonido en su boca por la excitación de sentir su mano presionando mi cabello. Lo malo de Ren… es que habíamos estado toda la vida juntos, él me conocía, sabía cómo era yo, sabía lo que me gustaba, lo que me excitaba y la verdad es que me estaba excitando mucho estar aquí con él.


Cuando se separó me dio las gracias por no haber hecho ascos y volvió a su forma de perro. Traté de convencerle de que no lo hiciera, de que volviera a ser humano pero él no quiso, creo que se sentía culpable por lo de Noiz, por haberme traicionado pero… yo sentía algo por los dos, no sabía diferenciar el sentimiento pero no quería tener que elegir, no quería que esto ocurriera. Yo no podía seguir solo sin la ayuda de Ren y él me estaba dejando en las manos de Noiz.


Sucumbí al final, Ren no quería volver a convertirse en humano y lo cogí entre mis manos arropándolo con las mantas. Seguía helado de haberse quedado tanto tiempo allí solo medio desnudo tras su ducha. Cuando empezó a coger calor, se durmió profundamente y me quedé allí mirándole mientras acariciaba su pelaje. ¿Cómo pudieron aquellos científicos hacerle algo tan horrible? Era cierto que la gente jamás le vería como un humano, a mí a veces me costaba hacerlo.


Miré el reloj y vi que quedaba poco para que empezasen las clases así que dejé a Ren durmiendo y me fui a la ducha. Al salir, me puse el uniforme y cogí mi mochila para salir de la habitación pero antes de hacerlo, observé con tristeza y preocupación a Ren descansando en mi cama. Me dolía la decisión que había tomado, no quería que fingiese ser solamente mi mascota, necesitaba a mi amigo a mi lado. Salí de allí con la firme determinación de hablar con Ren a mi vuelta y convencerle para que cambiase de opinión.


Iba caminando por el campus cuando sentí que alguien me agarraba del brazo y me empujaba hacia una parte de los jardines que parecía poco transitada. Mi espalda impactó contra el tronco de un árbol con tanta rudeza que mis ojos se cerraron de forma involuntaria debido al dolor que me ocasionó.


- Por fin te pillo a solas – escuché decir a Koujaku muy cerca de mí – Siempre andas con ese chucho rabioso y, últimamente, con tu nueva mascota – creo que se refería a Noiz y no me gustó que le insultara ni tampoco que hablara así de Ren  - así no hay forma de que sigamos tranquilamente con lo que dejamos a medias el otro día.


- Tú y yo no tenemos ningún asunto pendiente – le contesté serio e intenté alejarme pero un mechón de mi pelo se había enganchado en la corteza del árbol ocasionándome un intenso dolor al separarme. No pude evitar gritar.


- Soy terriblemente bueno si ya estoy consiguiendo que grites de placer sin haberte tocado aún – me soltó con una sonrisa engreída.


Me quedé callado mirándole con enfado, no sabía si era peor decirle que no había gritado de placer sino de dolor y que descubriese mi secreto o que de verdad pensase que él me excitaba.


- No tienes de qué avergonzarte, puedes admitir libremente que te pongo mucho. Aún recuerdo los jadeos y gemidos que soltabas con los simples roces que te regalaba – me dijo con arrogancia.


- Tú no me calientas nada – le contesté sin pensar.


No me gustaba para nada su actitud prepotente creyéndose sus propias fantasías sobre que prácticamente me ponía duro con sólo su mirada.


- No irás a decirme que fue Mizuki quien consiguió que te volvieras loco, ¿cierto? –me preguntó riéndose y burlándose de su amigo o pareja… o lo que fuera.


- Así es – le respondí totalmente serio y no mentía. Su amigo no me atraía pero él fue el responsable del placer que sentí ya que tocó y lamió mi pelo.


- Debes estar bromeando – me soltó sonriendo aún pero podía ver la incredulidad reflejada en su rostro – soy mejor que Mizuki, soy más guapo y tengo mejor cuerpo que él, es imposible que te ponga más cachondo que yo.


Noté la duda en su voz como si realmente se cuestionase que alguien pudiera preferir a otra persona antes que a él. Creo que había averiguado uno de sus puntos débiles, no le gustaba sentirse inferior a los demás, al menos en cuanto al aspecto físico, por lo que le encaré con la mirada sin responderle dándole a entender que así era, que Mizuki era mejor que él. Su cara era de total asombro pero rápidamente pasó a una de enojo y me agarró fuertemente de los brazos empotrándome de nuevo contra el tronco.


- Haré que cambies de opinión, te enseñaré que soy mejor que Mizuki o que cualquier otro, incluso mejor que tu mascota nueva. Os he visto esta mañana en la piscina… si querías aprender a nadar, deberías haberme avisado a mí, te habría enseñado con un método infalible.


Me inquieté al ver la sonrisa tan extraña que había formado en su cara, no sabía de qué método estaba hablando pero intuía que no sería nada bueno y tampoco me apetecía averiguarlo. Podía sentir cómo iba pegando su cuerpo al mío, me puse nervioso al recordar lo que había pasado la última vez con él y no quería que se volviera a repetir así que hice lo único que se me ocurrió que podía ayudarme a salir de aquella situación. Le di un fuerte pisotón y, cuando me soltó encorvándose del dolor, aproveché para huir pero no llegué muy lejos ya que otro par de brazos diferentes me sujetaron impidiéndome escapar.


- Me siento halagado, eres el primero que me prefiere antes que a Koujaku – me dijo Mizuki muy feliz abrazándome por la espalda hundiendo su nariz en mi cabello.


¿Por qué siempre acababa en la misma posición con este chico pelirrojo? Una descarga eléctrica me recorrió todo el cuerpo hasta acabar en mi entrepierna y me estremecí de placer. Estaba tan concentrado tratando que mi miembro volviera a la normalidad que no noté cuando otra persona apareció hasta que escuché cómo se burlaba de mí.


- Sí que le gustas, Mizuki, mira lo duro que está ya por tenerte tan cerca – escuché que se reía un tipo que no conocía.


Un tipo de pelo largo y castaño dio varios pasos hasta quedar frente a mí, me levantó la barbilla con una mano y la otra la llevó hasta mi miembro apretándolo ligeramente. Abrí la boca para protestar pero él aprovechó para meter su lengua con rudeza en mi boca, me revolví para librarme de Mizuki y del otro chico.


- Mink, suéltale ahora mismo – le ordenó Koujaku que parecía haberse recuperado del pisotón – Él es mío.


Koujaku apartó bruscamente a ese tal Mink y se puso delante de mí con cara de enfado.


- Si no me hubieses atacado, te habría dejado disfrutar pero ahora me centraré en complacerme con tu cuerpo sin tener en cuenta si te gusta o no – me dijo tan serio que supe que no mentía.


Mi cuerpo tembló de forma involuntaria de miedo tanto por su tono de voz como lo que implicaba su amenaza. No me dio tiempo ni a imaginarme lo que tendría planeado Koujaku cuando él ya me había alejado de los brazos de Mizuki y me había tumbado en el césped colocándose sobre mí y sujetando mis brazos sobre mi cabeza. Estaba asustado pero de nuevo mi pelo me jugó una mala pasada ya que el césped se colaba por él y experimenté una sensación extraña pero inmensamente placentera.


De repente, Koujaku abrió mi camisa con tanta violencia que arrancó casi todos los botones, me moví con desesperación intentando deshacerme de su agarre pero sólo conseguí que se aprovechase de la situación y me mordiese los pezones con demasiada fuerza. Vi de reojo que los otros dos se habían arrodillado a cada lado de mi cabeza y se habían sacado sus miembros masajeándoselos mientras veían lo que Koujaku me hacía.


Iba a empezar a gritar por ayuda cuando Koujaku me soltó gritando y rodando a un lado llevándose sus manos a su entrepierna. Estaba tan asustado e impresionado que tardé unos minutos en darme cuenta que Noiz le había pegado una patada en la entrepierna a Koujaku salvándome. Mizuki y Mink estaban tan sorprendidos que aún tenías sus manos en sus miembros pero en cuanto reaccionaron, se lanzaron contra Noiz golpeándole en su cara y en el estómago.


- Ya deberíais saber que todos vuestros golpes son inútiles, no siento ningún dolor – les gritó como si les estuviese retando a que continuasen pegándole.


Koujaku se levantó tras varios minutos de terrible dolor y se unió a la paliza que le estaban dando a Noiz. Me había quedado petrificado en el suelo, tan sólo había sido capaz de moverme lo suficiente para apoyarme en mis brazos y ver cómo golpeaban a Noiz. Estaba preocupado por él, aunque no sintiese el dolor, los golpes causaban daño real en su cuerpo, si seguía así podrían ocasionarle graves heridas internas. Debía hacer algo para detenerles, tenía que forzar a mi cuerpo para que se moviese y se metiese en medio y así ayudarle pero no me obedecía.


Comencé a llorar de impotencia por lo débil e inútil que era, lo único que pude hacer fue gritar con todas mis fuerzas que se detuviesen. Extrañamente, me hicieron caso y los tres dejaron de pegarle. Noiz miró estupefacto la escena y después centró su mirada incrédula en mí, aunque ambos estábamos asombrados, yo lo estaba un poco menos ya que no era la primera vez que me obedecían sin rechistar y empezaba a intuir que estaba relacionado con los experimentos que hicieron conmigo. Decidí que en otra ocasión debía probar mi teoría pero ahora mismo teníamos que largarnos de aquí.


Salí de mi ensimismamiento y me levanté acercándome hasta Noiz y ayudándole a ponerse de pie. Nos alejamos de aquel trío y cuando creí que estábamos lo suficientemente lejos, frené en seco deteniendo también a Noiz en el proceso.


- Parece que se te ha olvidado que no siento dolor, no hacía falta que intentaras ayudarme – protestó Noiz ligeramente malhumorado aunque después cambió su semblante serio a una sonrisa de autosuficiencia – aunque me siento halagado de que te preocupes tanto por mí.


- Por supuesto que me preocupo, podrían haberte matado – le solté ofuscado – que no sientas dolor no significa que no lo recibas, tus heridas lo prueban. Eres un inconsciente y un estúpido, deberías tener más cuidado…


No pude seguir desahogándome porque Noiz me había besado impidiéndome hablar. No sabía si su intención era callarme o era su pago por ayudarme pero me dio igual, cerré mis ojos para disfrutar de sus labios y del sabor de su lengua cuando se coló en mi boca. Cuando nos separamos tras varios minutos, vi a Ren en su forma humana tras Noiz observándonos y me alegré de volver a verle de esa manera aunque me dolió la mirada afligida que tenía. Noiz se giró para mirar qué había llamado mi atención y su rostro cambió a uno de preocupación cuando Ren salió corriendo alejándose de nosotros. Me quedé congelado al ver las lágrimas que caían por sus mejillas.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).