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¡Excitarse...un juego de niños! por Fullbuster

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Ren POV


 


Tras esconder la camiseta de Noiz, salí del cuarto de Aoba en mi forma humana y fui a ducharme aprovechando que Clear no estaba en la habitación. Me sentía confuso y necesitaba despejar mi mente, por lo que pensé que el agua me ayudaría a aclarar todo el remolino de sentimientos y pensamientos que me invadían en ese momento.


Abrí el grifo de la ducha dejando que el agua helada cayese sobre mi piel estremeciéndome al instante, sentía que ni me merecía disfrutar de una ducha caliente. Apoyé mis manos sobre los azulejos e incliné mi cabeza hacia delante para que el agua empapase por completo mi cabello. Intenté dejar mi mente en blanco pero me era imposible, de nuevo aquel cosquilleo invadía mi estómago cuando el recuerdo de los labios de Noiz sobre los míos asaltó mi mente.


Aún podía sentir el piercing de su lengua recorrer toda mi boca, fue una sensación extraña pero muy excitante al mismo tiempo. Mi cuerpo aún temblaba por placer que experimenté cuando mi miembro desnudo rozó el suyo por encima de su bañador. El contraste entre mi ardiente piel y el frío y húmedo trozo de tela que se ceñía en torno a su entrepierna fue una sensación nueva y exquisita para mí pero, cuando coló su mano entre nuestros cuerpos y rozó la punta de mi miembro... el placer que sentí fue mucho mayor, tanto que mi longitud ya no estaba únicamente mojada por el agua del bañador de Noiz.


Pero en cuanto él se separó de mí tras escuchar a Aoba llamándole, la burbuja en la que me encontraba explotó arrastrándome a la cruda realidad... yo no era del todo humano, la mayor parte del tiempo era un perro, era la mascota de Aoba. Después de que Noiz volviera a besarme y se marchara de allí, decidí guardar aquella camiseta como recuerdo de lo que había pasado y que jamás volvería a ocurrir. No podría estar jamás con nadie... ni con Aoba ni con Noiz, no siendo lo que era, un monstruo.


Comencé a enjabonar mi cuerpo mientras trataba de aclarar mis sentimientos. Estaba hecho un lío, amaba a Aoba, siempre lo había hecho pero Noiz... ese chico había conseguido hacerse un hueco en mi corazón, con él me sentía a gusto, una persona normal y él había logrado que experimentase placer, algo que jamás creí que alguien estaría dispuesto a ayudarme a sentirlo. Pero de nuevo aparecía una pequeña voz en mi interior que me decía que Noiz se comportaba así conmigo porque no sabía la verdad, si lo supiese... se apartaría asqueado como Aoba cuando le besé brevemente para hacerle callar.


Terminé de ducharme y salí del cuarto de baño para dirigirme hacia el dormitorio de Aoba. Al llegar, apoyé mi espalda en una de las paredes, me sentía desbordado por todo, por mi baja autoestima al pensar que nadie se fijaría en alguien como yo, por mis sentimientos hacia Aoba y hacia Noiz, por los celos que había sentido al verles juntos en la piscina y... por lo culpable que me sentía al haber disfrutado tanto con Noiz sabiendo que Aoba sentía algo por él.


Me dejé resbalar hasta caer al suelo al mismo tiempo que mis lágrimas se derramaban nublando mi vista y empapando mi rostro. Me desahogué dejando que todo el caos que había en mi interior saliese a través de mis lágrimas. Estaba cansado de no ser normal por culpa de los experimentos que hicieron conmigo, de no poder amar y ser amado por culpa de aquellos científicos que me convirtieron en este ser incompleto.


Llevé mis manos a mi rostro afligido, no podía continuar de aquella manera, debía elegir entre una de mis dos formas. La decisión era bastante más sencilla de lo que sentía, pues me dolería muchísimo lo que tenía pensado hacer y me costaría horrores mantenerla. Viendo que no controlaba bien mis transformaciones, que jamás sería como los demás, que nadie me aceptaría siendo mitad perro y sabiendo que había traicionado a Aoba, lo mejor era que me quedase para siempre como perro, que me convirtiese en su mascota de verdad... así tampoco me interpondría en la relación entre Noiz y Aoba. Me gustaban los dos y como no podía estar con ninguno de ellos, lo mejor para todos era que pudieran hacerse felices mutuamente.


Seguí llorando tras tomar aquella dolorosa decisión, no sé por cuánto tiempo pero al menos el suficiente como para que Aoba regresase de su clase de natación con Noiz. Creo que se sorprendió de verme así e intentó acercarse a mí preocupado pero se lo impedí.


- No te acerques a mí,  yo… yo no te merezco – le dije entre lágrimas y le escuché preguntarme de qué hablaba - Yo… he besado a Noiz, he dejado que él me besase aún sabiendo lo que tú sientes por él – le respondí arrepentido - Lo siento, Aoba, estoy confuso, ya no sé qué es lo que me ocurre.


Aoba se agachó frente a mí tomando entre sus manos mis mejillas empapadas por mis lágrimas. Él intentó que me pusiera algo de ropa para que no cogiera frío pero me daba igual, ya nada importaba porque estaba a punto de perder a la persona que amaba y al chico que me hacía sentir especial.


- Yo… da igual, Aoba, pronto volveré a ser sólo un perro, una mascota. No quiero meterme en medio de tu relación con Noiz.


Aoba trató de hacerme comprender que no había nada entre ellos y puede que fuese verdad, ya que sólo eran compañeros pero podía ver los sentimientos que habían nacido entre ellos y aquello era suficiente para mí, para saber cuándo debía hacerme a un lado. Me dolió escucharle decir que éramos amigos, yo le amaba y él jamás me vería como algo más.


Le expliqué cómo me sentía tras preguntarme por qué estaba triste. ¿Cómo no iba a estarlo si era un monstruo que jamás tendría una vida normal, que nunca podría saber lo que era estar en una relación sentimental? Ni siquiera me veía capaz de seguir siendo su amigo tras haber besado a Noiz, así que era entendible que me sintiese afligido.


- Aoba… yo… siento que no puedo ser tu amigo después de esto, estás sintiendo algo por Noiz y yo le he besado, no puedo seguir así, no quiero volver a ser humano.


- ¿De qué hablas, Ren?


- Digo que voy a separarme de vosotros, tienes el camino libre con Noiz, volveré a ser sólo tu mascota.


- Yo no quiero eso Ren, quiero que sigas siendo un humano, que hables conmigo.


- Hazme caso, Aoba, tú aún tienes la posibilidad de ser feliz con alguien, busca a Noiz, sé que te gusta, no te preocupes por nada. Yo sólo seré vuestra mascota pero… ¿Me dejarías hacer algo una última vez? - le pregunté antes de besarle sin darle una oportunidad de rechazarme.


Antes de llevar a cabo mi decisión quería probar por última vez sus labios y guardar en mi mente el recuerdo de sus suaves labios sobre los míos, del adictivo sabor de su boca y la humedad de su lengua. Me aproveché del secreto de Aoba y coloqué mi mano en su cabello para profundizar el beso, quería hacerle disfrutar, que gimiera por mí una única vez, quería poder rememorar aquella sensación que me había dejado su gemido al ahogarse en mi boca.


Tras romper el beso, le di las gracias por no haberse alejado asqueado y volví a mi forma de perro aunque Aoba intentó hacerme entrar en razón. Al final, parece que desistió y me cogió entre sus brazos cubriéndome con unas mantas mientras acariciaba mi pelaje. Poco a poco, fui entrando en calor quedándome dormido mientras sentía las caricias que me regalaba Aoba, no pude evitar que alguna lágrima traicionera se escapase de mis ojos.


Me desperté sobresaltado, había tenido un mal presentimiento el cual aumentó al no sentir la presencia de Aoba en la habitación. Sabía que debía estar en clase pero algo me decía que estaba en peligro, quizás era mi intuición animal. Intenté varias veces transformarme en humano hasta que lo conseguí, sabía que había elegido no volver a hacerlo pero era una emergencia, como humano podría ayudar a Aoba si tenía problemas.


Salí de allí corriendo concentrándome en captar la voz de Aoba. Otro de los efectos de ser medio perro es que tenía el oído más desarrollado en mi forma humana aunque no tanto como en mi otra forma. Por fin pude escucharle gritar que se detuviesen y sentí terror al pensar lo que podrían estar haciéndole, por lo que corrí con más velocidad para llegar hasta él pero mis pies frenaron de repente a medio camino cuando vi cómo Noiz y Aoba se besaban con pasión.


Sentí que mi corazón se hacía añicos, había sido yo quien les había dejado vía libre pero eso no significaba que no doliese verlos juntos, ni tampoco que Aoba no hubiese perdido el tiempo. Ahora veía más claro que nunca que él jamás me habría amado como yo le amaba y también entendí que para Noiz no era especial, sólo un chico misterioso que había llamado su atención.


Empecé a llorar de nuevo, no quería que me viesen así por lo que me giré y huí de allí todo lo rápido que mis piernas me permitían. Salí corriendo por el primer pasillo que vi. Noiz había salido tras de mí, lo veía detrás así que di el giro y me convertí en perro para evitar que me reconociera.


Clear apareció ante mi por sorpresa abriendo con inmensidad los ojos al verme transformarme y se le cayó el refresco que llevaba en las manos sin poder creerse lo que había hecho. ¡Me había descubierto y eso era un problema!


Me quedé paralizado, con la ropa en el suelo y yo de pie en mi forma de perro mirándole. Clear escuchó a Noiz aproximarse y cuando yo traté de salir corriendo de nuevo, él me cogió en brazos corriendo hacia la ropa y cogiéndola también. Abrió la puerta de al lado y se metió en el cuarto de la limpieza atrancando la puerta con una escoba para evitar que Noiz pudiera abrirla y al pensar que estaba cerrada siguiera su camino.


Escuché el picaporte de la puerta intentar abrirse pero la puerta no cedió y al momento, todo se quedó en silencio de nuevo. Clear dejó la ropa en el suelo y me dejó a mí encima de una vieja silla destartalada. Tocó mi mejilla con un dedo clavándolo levemente como si tuviera un interruptor para transformarme en humano, pero así no funcionaba. Le aparté el dedo con la pata y él sonrió.


- ¿Quizá funcionas con pilas? – me preguntó cogiéndome y mirando mi tripa haciéndome cosquillas al apartar mi pelo – Parece que no. ¿Cómo has hecho eso entonces? Eres un bichillo interesante – sonrió con dulzura y me tranquilicé al momento - ¿Cómo funcionas? ¿Tienes algún botón? ¿Un interruptor? Quizá es que tengo que decir alguna palabra mágica y, bummm, te transformas en ese chico guapo que he visto – me dijo y me reí internamente.


Me concentré y me transformé de nuevo en humano, la verdad es que últimamente parecía que empezaba a controlar un poco más y no entendía el motivo. ¿Tenía algo que ver estas marcas en mis brazos que aparecían todas las mañanas y no sabía por qué? Clear se quedó atónito al verme allí desnudo mientras cogía la ropa para cambiarme.


- No funciono a pilas – le dije – ni con interruptor, ni tengo palabras mágicas, es sólo concentración.


- Es fascinante – me dijo como un niño pequeño que acaba de descubrir lo más impresionante del mundo.


- ¿En serio? – pregunté dudando – Eres el primero que piensa así.


- ¿De qué huías?


- De Noiz.


- ¿Por qué?


- Supongo que… no quería molestar a Aoba y a Noiz, estaban bastante ocupados y yo sólo… sólo soy un estorbo para ellos.


- ¿Llevas mucho tiempo con Aoba? Se nota que le aprecias, quizá es algo más.


- Da igual lo que sea… no puedo estar con él, soy un monstruo y al único que no parece importarle esto es a ti – le dije sonriendo con tristeza – eres el único que me ha visto tal y como soy y me ha sonreído. Creí que te asustarías.


- ¿Se lo has dicho? Lo que sientes. Quizá te sorprendas. Aoba no parece ser de esas personas que te considerarían un monstruo.


- Me considera su mascota – le dije – su perro. Se ha enamorado de Noiz, lo he visto y yo… yo no sé de quién estoy enamorado, ya no sé si me gusta Aoba o me gusta Noiz, es posible que ame a ambos y eso es un problema.


- ¿Por qué?


- Porque no puedes enamorarte de dos personas.


- ¿Quién dice eso?


- Pues… las normas, supongo.


- Si les quieres, deberías hablar con ellos.


- Yo… no quiero verles – le dije – me duele mucho verles juntos y le prometí a Aoba que le dejaría el camino libre con Noiz. Yo sólo quiero… estar sin ellos un tiempo y curar mi corazón.


- Bueno, quizá pueda ayudarte a esquivarles un tiempo, al menos hasta que pienses qué hacer con ellos. ¿Noiz no sabe que puedes transformarte?


- No – le dije.


- Interesante. Venga, te dejaré dormir en mi habitación unos días hasta que solucionemos tu problema, quizá puedas convertirte en humano, yo puedo ayudarte.


- Gracias, Clear.


- Por cierto, no me has dicho tu nombre.


- Soy Ren – le dije.


- Encantado, Ren – me dijo sonriendo.


Decidimos salir de allí con bastante rapidez, quería llegar pronto a la habitación y esconderme. Me dolía tanto haberles visto juntos, yo jamás podría tener eso, sólo era un perro, quizá debería empezar a comportarme como tal. Estaba pensando en ello cuando sentí una mano que se colaba tras mi nuca y me atraía hacia él. Clear unió sus labios a los míos besándome y al abrir los ojos por la impresión, vi al fondo a Noiz con ojos de enfado que venía hacia nosotros. Yo no quería meter a Clear en problemas, él me caía bien y quería ayudarme, sé que me había besado porque había visto a Noiz, lo hacía por mí, para intentar que ellos se alejasen de mí un tiempo y poder sanar mi corazón.


 


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