Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Excitarse...un juego de niños! por Fullbuster

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aoba Seragaki POV


 


Me desperté de un sobresalto, había vuelto a tener una pesadilla. Me caía sudor por mi frente y mi cuerpo temblaba ligeramente al haber soñado con los días en los que estuve encerrado en aquel horrible laboratorio junto a Ren. Él, que estaba durmiendo conmigo en la cama, se acercó caminando sobre sus cortas patas hasta llegar a mí y lamerme la mejilla tratando de reconfortarme.


- Estoy bien, no te preocupes – le dije con una sonrisa apoyando mi frente en la suya – sólo ha sido un mal sueño.


Ren me dio otro lengüetazo en mi rostro que me hizo estremecer de placer cuando alcanzó un pequeño mechón de mi cabello que caía rebelde sobre mi cara y solté un leve jadeo de placer al sentir ese húmedo contacto con mi pelo. No podía evitarlo, cualquier roce con mi cabello me producía ese tipo de reacción, por eso debía hacer todo lo posible para que nadie lo descubriese.


Ren me miró preocupado y yo le acaricié la cabeza para tranquilizarle, parecía sentirse culpable por haber lamido mi pelo y no quería que se sintiese así ya que había sido un accidente. Tras consolarnos mutuamente, me levanté y me puse el uniforme, hoy empezaban las clases y debía llevarlo. Una vez listo, abrí con lentitud la puerta que daba hacia el pequeño salón comprobando que no estuviese mi compañero andando desnudo.


Salí al ver que no estaba y me dirigí a la pequeña cocina para desayunar algo, aunque no sabía si habría comida, ayer no pude comprobarlo con todas las cosas que pasaron. Abrí la nevera y vi que estaba llena de comida, lo cual me tranquilizó. Saqué una botella de leche y me serví en un vaso que encontré de uno de los armarios. Busqué un cuenco también, lo llené de leche y lo puse en el suelo para que Ren desayunase. Me senté en la mesa a desayunar tras encontrar un paquete de galletas.


Mientras me tomaba el desayuno, la puerta de la habitación de mi compañero se abrió y él apareció vestido con el uniforme y la misma máscara de gas que llevaba ayer. Enseguida me puse nervioso y aparté mi mirada de él cuando se acercó hasta la cocina. Me saludó y yo apenas pude murmurar un “buenos días” de los nervios que tenía. Observé de reojo que acarició a Ren al pasar junto a él aunque Ren le gruñó y, tras servirse su desayuno, se sentó frente a mí.


- Me llamo Clear – me dijo mientras se quitaba su máscara y me dedicaba una sonrisa que para nada se parecía a la lasciva que me ofreció ayer – Siento la broma de anoche. ¿Amigos? -me preguntó extendiendo su mano hacia a mí.


La observé unos segundos desconfiado, no sabía si intentaba tomarme el pelo o realmente estaba siendo sincero. Era un tipo muy raro. Le miré a la cara un poco cohibido aún y vi que seguía teniendo esa sonrisa como si fuese un niño pequeño. Decidí que si íbamos a ser compañeros de cuarto durante ese año, lo mejor sería intentar ser cordial y llevarnos bien.


- Yo soy Aoba – me presenté estrechándole la mano – y él es Ren – añadí señalando a mi amigo.


Continuamos comiendo en silencio aunque podía notar que de vez en cuando me miraba sonriendo. No sabía qué pensar de él, ayer se comportó de una forma totalmente diferente a como se estaba comportando ahora. Vi que volvía a colocarse su máscara cuando terminó de desayunar y se levantó cogiendo su mochila para ir a clase.


- ¿No te dirán algo los profesores por ir a clase con esa máscara? - le pregunté curioso antes de que se marchase.


- Me da igual lo que me digan, no me la quitaré y si se ponen muy pesados, ya les enseñaré lo bueno que puede ser que la lleve puesta – me contestó girándose hacia a mí y pude imaginarme perfectamente una sonrisa lasciva en su rostro cuando dijo la última frase con un tono de voz sugerente.


Un escalofrío recorrió mi espalda y me quedé estático en la silla, ni siquiera pude hablar cuando se despidió y salió de nuestro salón hacia clase. Un ladrido me despertó de mi letargo y miré a Ren que parecía muy ansioso. No paraba de ladrar y enseguida me di cuenta de que intentaba avisarme que quedaba poco para que empezasen las clases. Terminé mi desayuno y fui corriendo a mi cuarto a coger mi mochila, al regresar al salón junto a Ren pensé cómo podía llevarle conmigo sin que nadie lo notase. La única opción viable era esconderlo dentro de mi mochila por lo que le hice un hueco dentro y cogí a Ren en brazos para meterlo en él.


- Siento mucho tener que meterte en un sitio tan pequeño pero es la única forma de que puedas estar conmigo en clase – le comenté apenado y él me lamió la mano, creo que era su manera de decirme que no me preocupase, que lo entendía – Te dejaré la cremallera un poco abierta para que puedas respirar – le informé – Recuerda que no puedes ladrar ni hacer ningún ruido o nos descubrirán, podríamos meternos en un buen lío por esto.


Ren soltó un par de ladridos y se acomodó mejor en el interior de mi mochila. Ren era demasiado comprensible y bueno, no pude evitar sonreír feliz por lo afortunado que era al tenerle junto a mí. Le rasqué suavemente la oreja antes de cerrar casi por completo la mochila y salí de allí con el  mapa en mi mano para dirigirme a mi aula.


Tras correr durante varios minutos por el campus, llegué casi sin aliento al salón donde se impartía la clase de informática. No era la carrera que había elegido estudiar pero tenía que escoger entre varias asignaturas optativas y me decanté por informática para tener unos conocimientos básicos. En el mundo real era muy importante manejarse en ese entorno y como había estado enjaulado toda mi vida, no había tenido la oportunidad de aprenderlo, además me vendría bien para cuando terminase la carrera que había elegido.


Iba a estudiar veterinaria, mi sueño era poder ayudar a todos los animales como Ren, quería cuidarles y curarles cuando alguna persona sin corazón les hiciese daño. Todo lo que había vivido junto a Ren, me había hecho ver que los animales eran seres maravillosos y leales a los que había que tratar con cariño y respeto, por eso quería ser veterinario. La informática me ayudaría a llevar mejor los expedientes de mis pacientes una vez que abriese mi propia clínica al acabar mis estudios.


Abrí la puerta con cautela, estaba un poco nervioso y no sabía si ya había llegado el profesor y me echaría la bronca por llegar tarde. Por suerte, parecía que aún no había llegado porque todos los alumnos estaban charlando entre ellos de forma animada pero se hizo el silencio cuando entré en el interior del aula. Todos se quedaron mirándome fijamente y eso me puso aún más nervioso. Nunca había tenido contacto con tantas personas a la vez, siempre había estado con un par de científicos cuando experimentaban conmigo y cuando escapé, sólo estuve cerca del hombre que nos ayudó a Ren y a mí.


Busqué con mi vista un asiento que estuviese libre y me encaminé con paso rápido hacia el primero que vi. Durante todo el camino podía sentir todas esas miradas sobre mí hasta que me senté y escuché que empezaron a murmurar entre ellos pero no les presté atención, solamente puse mi mochila sobre mis piernas y metí mi mano por el hueco que había dejado para acariciar a Ren. Necesitaba sentir que no estaba solo, que él estaba conmigo y cuando sentí su lengua sobre mis dedos, conseguí relajarme.


- ¿Acaso te gustó tanto mi beso que ahora me persigues? - escuché una voz a mi lado.


Me giré para encontrarme con aquel chico al que había ayudado y que me había robado mi primer beso. ¡Vaya mala suerte tenía! ¿Por qué había tenido que escoger justamente el asiento que estaba al lado de Noiz? Había tenido tanta prisa por sentarme para intentar pasar desapercibido que ni me había fijado en quién era mi compañero de pupitre.


- No es nada de eso – le contesté ruborizado – no me había dado cuenta de que estabas aquí.


- Si tú lo dices – me dijo con indiferencia centrándose en el ordenador que estaba frente a él.


Le observé de reojo sin saber cómo comportarme con ese chico. ¡Me había robado mi primer beso el día anterior y ahora pasaba completamente de mí! No entendía por qué había hecho tal cosa, por qué me había besado sin conocerme. No aguantaba más, necesitaba aclarar esa duda.


- ¿Por qué me besaste? - le pregunté serio llamando su atención.


- Porque te lo debía y yo siempre pago mis deudas – me contestó mirándome fijamente.


- ¿Deudas?


- Interviniste en la pelea porque buscabas que te recompensase, así que te di lo que querías... un beso mío – me soltó tan tranquilo como si fuese lo más normal del mundo ir besando a la gente para pagar supuestas deudas.


- ¿Por qué iba a querer algo a cambio por ayudar a una persona que estaba en problemas? Y menos por un beso – le dije ofendido.


- Nadie hace nada sin querer algo a cambio – me soltó con indiferencia antes de volver a su ordenador ignorándome de nuevo.


¿Cómo alguien podía pensar así? ¿O acaso él tenía razón y en el mundo real la gente actuaba de esa forma? Las pocas personas que había conocido desde que escapé con Ren, no parecían ser de ese tipo pero... tampoco podía estar seguro de que todas fuesen así. No volví a hablar con Noiz en el resto de las clases de informática.


Cuando salí de la clase estaba ofendido, puede que no entendiese a la gente aún, pero yo no hacía las cosas para que me debieran algo, así que me levanté enfadado cogiendo mi mochila y empecé a caminar por el pasillo cuando Noiz me detuvo de la muñeca.


- ¿Qué te pasa ahora? – preguntó ofendido por mi comportamiento.


- ¿Qué me pasa? – pregunté – eres un idiota, yo no quería nada de ti, sólo saber que estabas bien, eres imbécil y no tenías derecho a besarme creyendo que es lo que quería. ¿No significa nada para ti besar a alguien? Si es así te pido que me dejes en paz, porque para mí sí significa algo y tú me has destrozado esa ilusión.


- No quería ofenderte – me dijo cuando intentaba volver a irme – sólo creí…


- Creíste que caería rendido ante ti por un beso y te equivocaste, no sé a qué clase de gente conoces pero yo no funciono así. No necesito nada de ti. Tranquilo que no volveré a ayudarte desinteresadamente.


Me marché de allí enfadado soltándome de su agarre y dejándole sorprendido, aunque creo… que Noiz no era de las personas que se disculpasen, tenía un temperamento muy fuerte o eso parecía, tampoco lo conocía aún muy bien, pero no era un chico para nada fácil de tratar.


Comí completamente solo en una mesa apartada aunque pude ver a Clear mirar hacia mí y de vez en cuando, sonreía como un niño pequeño haciéndome sonrojar. Era un chico extraño, aquí todos lo eran a su manera. Por la tarde me encerré en mi cuarto con Ren, no quería hacer nada, sólo había venido aquí a estudiar y aunque mi cabeza pensaba en Noiz y en su forma de ser donde la gente tenía que pagar porque le hicieran un favor… yo intentaba mentalizarme que no me hacía falta amigos, sólo estudiar y ser alguien en la vida, trataba de quitarme a Noiz de la cabeza.


Me giré en la cama mirando la blanca pared, la verdad es que no tenía nada… ni cuadros, ni familia, yo era sólo esto, un chico de cabello extraño y seductora voz que no servía para nada ni tenía un origen, siempre había estado en ese laboratorio, siempre habían experimentado conmigo y con Ren, creo que él tampoco tenía nada… sólo nos teníamos el uno al otro.


- Deberías estudiar – escuché a Ren en su forma humana y me sonrojé.


Ren siempre había sido un chico muy atractivo, de cabello oscuro y profunda mirada, un chico inteligente que me ayudaba a entender el mundo, era un chico brillante… o lo habría sido de no haber vivido encerrado en ese laboratorio toda su vida. Él llevaba más tiempo que yo, era unos años más mayor.


- Debería – le dije.


- ¿Pensando en Noiz? – me preguntó.


- Sí. Es un idiota.


- Lo es – me dijo sonriendo – pero quizá tiene sus motivos para ser como es, igual que tú y yo somos como somos por nuestro pasado, nadie puede cambiar eso. Creo que ese chico en el fondo carga también un terrible peso, al fin y al cabo sólo busca algo de dolor, ya te dijo que no podía sentir nada y tú al entrometerte en la pelea le robaste esa opción.


- ¿Crees que me besó por venganza?


- Creo que es posible o cómo él te dijo… puede que sólo funcione porque te lo debía como un favor y no quiera tener deudas pendientes.


- Es idiota – le repetí y Ren sonrió.


- Vamos… te ayudaré a estudiar, yo también he prestado atención en clase aunque esa mochila es un poco estrecha.


No pude evitar sonreír y más aún cuando Ren se subió encima de mi cuerpo y lamió mi mejilla imitando a cuando era un perro. Creo que Ren era muy atractivo, pero esos experimentos le habían arruinado la vida, ya jamás podría ser un humano al cien por cien, ni un perro al cien por cien, se había quedado con esta doble presencia y debía de ser muy duro para él vivir así, siendo un perro cuando había mucha gente y humano cuando estábamos solos.


Entre tanto juego empecé a reírme, hasta que su lengua rozó la comisura de mis labios sonrojándome al momento. No sé si él se daba cuenta realmente de lo que significaba esto, pero yo recordaba los labios de Noiz posándose sobre los míos, sólo que en este momento era Ren quien lamía peligrosamente cerca de ellos en su juego. No podía negar que me excitaba un poco Ren en su forma humano, era tan atractivo, tan listo, pero era mi mejor amigo, él siempre me vio así y yo supongo… que me acostumbré también a verle de esa forma, pero no pude evitar gemir cuando sus dedos rozaron sin querer un poco de mi cabello y notaba su miembro cerca del mío.


Ren se sorprendió por mi gemido y cuando fue a hablar seguramente para disculparse, la puerta se abrió de golpe devolviendo a Ren a su cuerpo de perro quedando sobre mi pecho. Yo miré a Clear tan sorprendido y entonces se formó una sonrisa juguetona en su rostro mientras yo estaba sonrojado al verlo con un delantal solamente y otra vez desnudo.


- ¿Qué haces en mi habitación? – le pregunté rojo como un tomate.


- Escuché algo raro pero ya veo de qué se trataba – me dijo mirando mi excitación - ¿Quieres que te ayude con eso? – me preguntó juguetón.


- No – le dije – no es lo que crees.


- Creo que estabas jugando sin mí, eso es de muy mal gusto.


- Sal de aquí – le dije tirándole un cojín y él cerró la puerta de golpe antes de que le diera riéndose como un niño pequeño al que le gustaba ese juego.


Me levanté y me fui a darme una ducha, necesitaba bajar esto y todo por culpa de Ren. ¿Cómo podía excitarme tanto? Él era mi mejor amigo. Le acaricié al ver su rostro preocupado y volvió a poner esa alegre cara en cuanto yo sonreí indicándole que todo estaba bien. Le dejé en la habitación y me duché teniendo que masturbarme para bajar esto porque intenté pensar en cosas desagradables, pero al final… no hubo forma, el agua sobre mi cabello sensible me excitaba aún más y cogí mi miembro masajeándolo. Aguanté todo lo que pude los gemidos hasta que el semen salió llenando mi mano y me quedé unos segundos allí mirando como el agua se llevaba su rastro.


Cuando salí ya vestido con el pijama, Clear me esperaba en la mesa y me había servido un plato. Aquello no me lo esperaba, pero seguía prácticamente desnudo excepto por su delantal.


- Siéntate a comer – me dijo con una sonrisa.


- ¿Lo has preparado tú? Gracias – le dije – me muero de hambre.


- Lo imaginaba – dijo con cara de niño pequeño.


Era tan confuso, a veces parecía un depravado interesado en el sexo y otras un niño pequeño al que cuidar, un chico inocente y frágil. Empecé a comer y todo estaba muy bueno, era un gran cocinero.


- Oye, Clear… ¿Por qué siempre vas desnudo?


- Es más cómodo – me dijo – en realidad… debo agradecerte que no hayas pedido ya el cambio de habitación – comentó algo entristecido – todos mis compañeros lo piden el primer día y yo no sé cómo interactuar bien con la gente, piensan cosas raras de mí y siempre acabo solo en la habitación, nadie quiere ser mi compañero.


- Yo lo seré, Clear – le dije – pero no entres desnudo por mi habitación, hay límites – le sonreí y él sonrió.


- Me encanta tenerte como compañero, Aoba. Prometo vestirme cuando vaya a entrar en tu habitación.


Le miré bien y sonreí viendo que tenía un poco de salsa en un lateral de su labio y acercándome con cuidado, pasé mi pulgar por allí quitándoselo. Clear se sonrojó al momento y me miró un segundo antes de apartar su vista un poco avergonzado dándome las gracias.


- De nada, Clear – le dije con una sonrisa – eres muy dulce cuando te lo propones. Creo que nos llevaremos bien.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).