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Sublime Tentación por lady_mischievous

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Sublime Tentación

Capítulo 2. Pasión

 

Aquellos pasos lentos y pesados atravesando los pasillos, iluminados por el tenue fulgor de las antorchas empotradas en los muros, delataba la confusión e incertidumbre que aun invadían la mente de Thor. Habían pasado varias horas ya, desde que él y Loki regresaran de su entretenida tarde de relajación en el río, pero en su cabeza todo le seguía dando vueltas. No podía dejar de pensar ni un solo momento en tan peculiar y vergonzosa situación, ni siquiera estando postrado a los pies de la escalinata del trono dorado, recibiendo su merecida reprimenda por haber pasado por alto sus deberes reales.

Escuchaba hablar a su padre, su voz era dura y juzgante, pero a pesar de que ésta retumbaba por toda la estancia, a oídos de Thor no era más que una maraña de frases ininteligibles. Su cabeza todavía no era capaz de procesar ningún otro tipo de información, pues rebosaba de todo lo que tuvo la fortuna, o desgracia, de ver horas atrás. Todo ello cortesía de Loki… Fue así que al final de todo ese regaño severo, el mayor de los hijos de Odín fue absuelto de la sentencia, permitiéndole sentarse a la mesa para compartir la cena y luego dirigirse a su habitación para descansar, en lugar de hacerlo detrás de las rejas. Aunque Thor estaba por completo seguro de que no encontraría descanso alguno, no importando si su cuerpo caía sobre una superficie suave y acogedora, o una fría y dura. La tortura mental llegaría por igual, quisiera o no, y saberlo le pesaba como nunca.

Rato después del recorrido peculiarmente largo, el rubio llegó a las puertas de su alcoba, mismas que esta vez no fueron atravesadas por su impetuoso y gallardo paso, sino por uno trémulo y hasta aletargado. Como si de un momento a otro, todo ese porte y esa fuerza que tan bien le caracterizaban se hubieran desvanecido. En cuanto se vio dentro se deshizo del peto de cuero, aventándolo sin cuidado a donde fuera que cayera. Caminó con desgana hacia su cama y se tumbó boca abajo como un bulto inerte, resoplando pesadamente. Se quedó en esa misma posición por varios segundos, manteniendo los ojos cerrados mientras que trataba de relajarse. Solo que un fresco recuerdo perturbador le impidió llevar a cabo tal propósito.

¿Crees que he crecido?

Pues ya no te ves como cuando tenías diez años

¿Y… cómo me veo ahora?

Thor comenzaba a soltar su cuerpo, dejándose llevar por la sensación pacífica y reconfortante que le rodeaba estando hundido en su cama, envuelto por la calidez de la noche, cuando la imagen de Loki en el río, totalmente desnudo y llamándole de aquel modo tan provocativo mientras le miraba fija y maliciosamente, se instaló en su cabeza, haciendo que abriera los ojos de golpe, mostrando inquietud e incertidumbre plasmadas en su rostro agobiado. Parecía como si estuviese pasando de nuevo. Podía sentir la suave brisa que les rozaba traviesa la piel en una caricia fugaz, el olor a hierba y tierra mojada, el aroma de Loki, impregnado en sus ropas acomodadas en el suelo, mismas que se había quitado frente a él sin ningún tipo de recato.

Al recordar aquello, la memoria de Thor empezó a detallarle cada pequeño tortuoso segundo de todo lo acontecido, cada movimiento del ojiverde, cada palabra, cada gesto y mirada que lo habían vuelto cautivo de su belleza.

Sin darse cuenta, el corazón del rubio se fue acelerando y empezó a respirar con dificultad, sintiendo sus entrañas arder y estremecerse, y el calor que de ellas emanaba esparcirse por todo su cuerpo, igual que le sucediera en el río. Pasó saliva con ansia, al tiempo que trataba de controlar el orden de sus ideas, aspirando aire profundo y en gran cantidad, buscando regularizar su ritmo cardiaco y apartar de su mente todo aquello... Pero ya era demasiado tarde. Por más que cerrara los ojos e intentara desplazar cada uno de esos gloriosos y culposos recuerdos, simplemente no tenía la fuerza de voluntad necesaria. Estaba débil, desarmado, derrotado ante tal encanto divino y magnificente.

Si quieres, puedo ayudarte con eso

El ojiazul soltó un gruñido fastidioso, evidenciando la terrible frustración de la que era preso, y se giró vertiginosamente sobre la cama quedando boca arriba. Su expresión era de turbación total, con el ceño fruncido y ojos inciertos clavados en el techo. Intentó una vez más concentrarse y sacar de su pensamiento cada instante de aquella visión, pero por segunda ocasión no resultó. Era como si el recuerdo mismo tuviera voluntad propia, entre más se resistía a pensarlo, éste se aferraba con mayor fuerza a los confines de su mente. Ya le era inevitable dibujar en su memoria el cuerpo desnudo de Loki a detalle. Su pecho ligeramente sinuoso, su abdomen y vientre planos, su cintura delicada, sus caderas insinuantes, sus largas piernas torneadas, su entrepierna dormida, y aun así traviesamente llamativa. Y enmarcando el cuadro, ese cabello azabache apenas rozando su cuello con el largo, y su rostro con aquel semblante malicioso, sensual y lascivo, pero conservando el peligroso toque tierno de la juventud temprana.

Thor no podía permanecer más tiempo ignorando lo que sucedía... Loki le atraía, y bastante. Lo deseaba. Deseaba a su hermanastro como jamás imaginó. Apenas si había sido un breve momento, pero fue el tiempo suficiente para caer rendido a sus pies, tanto que su cuerpo reaccionó sin permiso alguno ante aquella dulce silueta de porcelana, tal y como reaccionaba ahora, de la misma forma con los recuerdos.

El rubio seguía sumido en sus pensamientos, cuando una liviana incomodidad en su entrepierna le hizo salir de su mundo de ensueño y posar la mirada en aquel lugar, encontrándose con un bulto apenas prominente, alzándose por debajo del pantalón de cuero. Suspiró derrotado ante el hallazgo, quejándose con fastidio, mientras que azotaba la cabeza contra la almohada, cerrando los ojos y maldiciéndose a sí mismo por ser tan débil y sensible a las memorias. Thor sabía que llegando a ese punto no tenía salida. O era un conjuro de magia helada, o su propia opción para liberarse de aquello. Y como la primera opción resultaba imposible, ya que Loki no estaba presente, además de que Thor no tenía la menor intención de pasar una nueva vergüenza frente a él, optó por tomar la segunda. Medida muy bien conocida y siempre efectiva.

Sus párpados se abrieron, dejando ver el místico brillo estelar, mezclado con el fulgor naciente del deseo que empañaba ese par de zafiros. Su rostro se miraba tenso aunque decidido, y el entrecejo fruncido en angustiosa ansiedad, en tanto que su pecho comenzaba a subir y bajar, profunda y pesadamente, mientras que una grata sensación cálida iba acumulándose entre el vientre y su pelvis. Pasó saliva con nervio, inhalando y exhalando temblorosamente por la nariz, entre que sus manos zafaban las cintas de su pantalón con algo de torpe premura, provocándole un liviano respingo al rozar superficialmente su propia erección.

Una vez que hubo aflojado la prenda, alzó las caderas y la deslizó un poco junto con su ropa interior, dejando expuesto aquel falo a medio erguir. Se relamió los labios, respiró un par de veces y dirigió la mano derecha hacia su miembro, tomándolo y acariciando lento desde la base hasta la punta, soltando un grave jadeo lleno de satisfacción, al tiempo que echaba la cabeza atrás y sus ojos se cerraban deliciosamente, dejando los labios entreabiertos. Poco a poco, Thor empezó a darle un ritmo suave a la masturbación, permitiendo que su mente fuera invadida por cada uno de esos momentos de placer visual que Loki le regalara. Lo veía claramente, recreando aquel momento en que le insinuó que lo haría sentirmejor, imaginando que realmente lo había hecho de la morbosa y escandalosa forma que le hubiera gustado.

Lo visualizo así: saliendo del agua, con el cuerpo entero escurriendo de aquel líquido traslucido y de fulgor tornasol, avanzando directamente hacia él de modo lento y sigiloso, mirándole con esas esmeraldas lascivas que lo hipnotizaban. Llegaba hasta situarse delante suyo, acariciándole el rostro, el cuello, pecho, bajando hasta su virilidad despierta, tomándola con una de sus níveas y delicadas manos, masajeando parsimonioso, ayudándole a endurecerse con aquel toque sutil. Después de eso, la visión fue aumentando de nivel cuando imaginó a Loki arrodillándose, sujetándose de su cadera con la mano izquierda, mientras que su diestra tomaba la base del falo y acercaba su rostro para lamerle toda la extensión con suma lentitud perversa, haciéndole gemir ronco y enredar los dedos de la mano izquierda en los negros cabellos del ojiverde.

Loki le miraba con total lujuria, mezclada con ingenuidad, causando que la ansiedad de Thor se elevara por las nubes y deseara sentir más que su lengua dándole placer. Que si bien, en su imaginación, esas lamidas eran realmente la gloria, moría de ganas por que su pene fuera atrapado por esos labios y engullido sin parar hasta hacerle explotar. Por lo que manteniendo cierto control de sus fantasías, a pesar de que su mente comenzaba a nublarse, le dio un nuevo giro a las acciones del pelinegro, haciendo que éste subiera a la punta del falo para estimularla con su lengua formando círculos, provocándole una morbosa sensación de escalofrío que le hizo jadear y jalonear los mechones azabaches, siendo la sábana en realidad, mientras su erección se iba endureciendo un poco más.

Segundos después de ser objeto de gula para esa lengua insistente, Loki terminó engullendo poco más de la mitad del falo, arrancándole un gruñido ronco al ojiazul, entre que alzaba el rostro y sus orbes se cerraban, frunciendo el ceño de forma ardiente y placentera, cerrando la mano en torno a la nuca del ojiverde y atrapando un poco de su cabello.

Lentamente, su hermano comenzó a darle un delirante sexo oral, subiendo y bajando con paciente dedicación, suave y tortuosamente delicado, tal y como Thor hacía el proceso de auto complacencia en el mundo real. Su diestra se movía sola y a ritmo acompasado pero constante, sin dejar de ser intenso al hacer liviana presión en todo el tallo, imaginando cómo lo haría Loki con su boca. Normalmente, Thor se masturbaba con prisa y ansia desde el inicio, por el desespero carnal que siempre le acaecía cuando el exceso de excitación lo calentaba, pero ahora, el hacerlo de aquella forma tan pausada estaba produciéndole un placer aun mayor, al dejar que su cuerpo y mente disfrutaran por más tiempo de las sensaciones de goce. Más aún, si en su mente no era él mismo quien se lo hacía, sino Loki.

Pensando en eso, en cómo el pelinegro se encontraba entre sus piernas haciéndole esa magnífica felación, el rostro de Thor se comprimía en lujuria, manteniendo los ojos cerrados en todo momento para no perder la continuidad de la candente fantasía, mientras sus labios permanecían entreabiertos, liberando gemidos y jadeos rasposos, a la par que su pecho agitado se hinchaba y retraía, y su mano libre se aferraba a las sábanas.

-Aagh... Loki...

Poco a poco, la imagen de aquella fantasía iba consumiendo a Thor en el fuego de la pasión, ocasionando que gimiera el nombre de su hermano. Su erección aparecía y desaparecía dentro de la boca tibia y húmeda de Loki, percibiendo el ritmo de las mamadas tornarse mucho más constantes, más hambrientas, igual que su mano reproducía el efecto. El rubio no pudo evitar encorvarse livianamente, mientras gruñía de nueva cuenta y relamía sus labios con lascivia, empezando a mecer las caderas a modo de embestidas necesitadas contra su mano, la cual no paraba de bombear cada vez más rápido.

El aire estaba pesado, cargado de pasión enardecida, le sofocaba y le hacía sudar de pies a cabeza, provocando que su piel brillara sensual con aquel fulgor estelar que se colaba por la terraza. La sábana era estrujada con rudeza mientras que los pies de Thor se estiraban y flexionaban, resbalando con desespero sobre la cama, destendiéndola y haciendo remolinos con las frazadas… Así como imaginaba los labios de Loki presionar su glande en succiones, Thor hacía lo propio apretándolo con su mano y masajeando la superficie, logrando con ello que comenzara a emanar el pre-seminal, humedeciendo el tallo al resbalar y excitándolo de modo apabullante. Era increíble que solo imaginando lo que Loki podría hacerle, su lívido se desatara y se incrementara de tal forma. Que su lujuria y deseo fueran tales, que sentía naufragar a cada segundo que pasaba en los tempestuosos océanos del éxtasis.

El momento se acercaba. El clímax estaba tocando a su puerta con insistencia, por lo que aceleró el ritmo de la masturbación, acomodando el orden de ideas de su fantasía nocturna, al mover los hilos y hacer que Loki volviera a su labor, succionando profundo una y otra vez, rápido y certero, tal y como Thor movía su diestra humedecida sobre su propio falo, acompañando con el frenesí de sus caderas. Mismas que iban y venían golpeando rudo y sin tregua, como si estuviera penetrando un cuerpo tan deseado, entre que su respiración se cortaba y lo fruncido de su rostro se acentuaba, conservando aquel par de zafiros resguardados bajo los párpados brillosos. Y los labios separados, por los que el aire a cuentagotas escapaba, trataban de ahogar los sonoros jadeos que se agolpaban en su garganta.

Bastó solo una última imagen en su cerebro de Loki acariciando sus testículos y apretando suave con sus dientes lo rígido del tallo, para terminar corriéndose inevitablemente entre sus dedos, arqueándose y gruñendo de forma gutural, mientras su mano apretaba la punta del pene y sus párpados se presionaban contra sus ojos, de la misma forma que su mano izquierda se aferraba a la sábana… Pasado el intenso efecto del orgasmo, Thor se dejó caer contra la cama, soltando el aire contenido al momento de llegar al Valhalla, comenzando a respirar con ansia por la boca, entre que pasaba saliva y trataba de regular los latidos de su corazón desbocado. Sus ojos permanecían cerrados, su rostro contraído y sonrojado con perlas de sudor brotando, igual que el resto del cuerpo. Y su cabello dorado y ensortijado se notaba húmedo, tal como su mano lo estaba, empapada de su propia esencia.

Poco a poco su respiración se fue acompasando y su consciencia lo regresaba al mundo real, haciéndole abrir los ojos despacio, dejándolos a medio camino, pero lo suficientemente expuestos para evidenciar aquel brillo de plenitud que hubo alcanzado, de la forma más placentera que hasta ese momento hubo logrado por sus propios medios. Aún mantenía fresca la imagen de Loki, mirándole de aquella forma tan desconcertante y erótica. Aun parecía escuchar su voz aterciopelada, incitándolo a despertar sus más bajos y oscuros deseos, invitándolo a fantasear con lo perverso de una insinuación más que reveladora.

Después de tanto meditar sobre el asunto, el ojiazul se dio cuenta que a partir de ese instante sería incapaz de mirarlo a los ojos sin sobresaltarse, no podría tenerlo cerca sin abrumarse. Sencillamente no podría respirar el mismo aire que él, sin sentir aquel sofoco infernal que lo haría colapsar en segundos. Iba a padecerlo de una forma tortuosa, pero se había resignado a ello en cuanto se dio placer por su propia mano, con la imagen de su hermano en su memoria. Estaba condenado al suplicio de ver día tras día al objeto de su lujuria, sentenciado a sucumbir ante sus lascivos y traviesos modos. Si lograba salir cuerdo al final de todo lo que seguramente estaba por venir, sería un verdadero milagro.

Ante ese último pensamiento sarcástico Thor sonrió de medio lado con diversión, augurando que no la tendría fácil, y menos aún, si Loki no dejaba de comportarse así frente a él. Y sabía perfectamente que no lo haría. Loki seguiría provocándolo todavía más, después de ver los efectos que causara en su persona. Esto no hizo más que provocar que cierta sensación de incertidumbre y nervio se instalaran en su pecho, advirtiendo lo que tendría que enfrentar y nada podía hacer al respecto, más que resistir hasta que la última reserva de control y propiedad fuera gastada. Con ello en mente, Thor soltó un suspiro largo y cansado, y decidido a tranquilizar su mente perturbada se incorporó de la cama para dirigirse al cuarto de baño, dispuesto a darse una ducha fría para calmar su inquietud y encontrar un poco de descanso. Aunque fuera solo por unas horas, antes de iniciar un nuevo día y encontrar a su querido hermano en la mesa del comedor.

...

Los tenues rayos de luna llena que se colaban por la amplia terraza de una habitación a media noche, recaían taciturnos sobre una cama con las sábanas arremolinadas que cubrían un par de siluetas inquietas. El silencio sepulcral, poco a poco iba siendo desplazado por sonidos acuosos y chasqueantes, al igual que algunos de quejidos y suspiros ansiosos. Besos fogosos en medio de la quietud y letargo nocturno, caricias lascivas y necesitadas, y un par de amantes ardiendo debajo de las sábanas, con sus cuerpos en colisión por el deseo y la pasión. Ambos encendidos en la intimidad de esas cuatro paredes, que presenciaban cómplices aquel acto carnal y sensual que ambos seres recreaban en aras de satisfacer sus deseos desatados.

El cuerpo fornido y portentoso, encima del liviano y esbelto, se mecía con descaro sobre la perfecta piel debajo suyo, entre que su amante compaginaba el movimiento de sus caderas. Las piernas de ambos estaban entrelazadas y las manos de cada uno se ocupaban de explorándose mutuamente. Las del hombre encima, tocaban sin recato los costados y muslos de aquella fina anatomía, mientras que el otro revolvía sus cabellos de oro y acariciaba de vez en vez su nuca y hombros.

-Aah... Mnaah... Thor...

Los gemidos de Loki, clamando el nombre de su hermanastro, resonaron en el oído de éste, en cuanto aquel beso hambriento se hubo roto a falta de aire. Aunque ahora, la boca de Thor se cerraba contra la piel nívea del cuello, succionando con ahínco y lamiendo con su lengua la porción de piel tomada entre sus dientes. Provocando que Loki se retorciera y sollozara complacido, en tanto se arqueaba livianamente y le acercaba más a sí con su diestra enredada entre el cabello dorado, mientras su mano izquierda presionaba el brazo sinuoso del cual se sostenía. Sus piernas abiertas buscaban situarse sobre la cintura del ojiazul, manteniendo aquel placentero vaivén que hacía friccionar ambos miembros erectos y palpitantes.

-Loki...

De un momento a otro, Thor jadeó en el oído del ojiverde, al tiempo que le mordisqueaba el lóbulo y todo el contorno de la oreja. Aquel sonido siseante y ronco, a Loki le pareció ser tan lejano, como si lo hubiese escuchado cerca y de pronto se fuera desvaneciendo, hasta quedar reducido a un susurro que se perdía en el aire. Igual que iba perdiéndose su voz en cada vez que Thor se frotaba contra su cuerpo necesitado de más. Inevitablemente, los gemidos candentes de ambos inundaron la habitación, mismos que sin lugar a dudas podrían escucharse hasta el patio y las habitaciones contiguas, pero nadie tenía la capacidad de ser consciente de lo que sucedía entre el par de príncipes asgardianos en aquella noche de fogoso delirio. Nadie podía atestiguar aquel acto prohibido, a no ser que formara parte de la misma fantasía.

Mientras Thor seguía deleitándose con la piel del cuello, su diestra se deslizó por debajo de la espalda del pelinegro para situarse justo entre las nalgas, donde se dedicó a estimular su entrada pasando la yema de sus dedos en un masaje lascivo por toda la periferia, yendo de vez en vez sobre la zona del perineo, donde ejercía cierta presión que hizo quejarse de placer a su hermano. Loki estaba arrobado por el calor del momento, pero aun así mantenía el contacto visual con Thor, quien le hubo encarado para mirar cada gesto suyo denotando goce y desvarío, con ese par de zafiros refulgentes de lujuria. Inconscientemente, el menor sabía que en cuanto el acto se consumara, todo ello habría de desvanecerse, por eso siempre luchaba contra el nublarse de sus sentidos tan solo para grabar en su memoria cada aspecto, cada rasgo, cada sensación y mirada de aquel que cada noche le hacía suyo. De aquel que cada noche le hacía el amor entre gloriosos y delirantes sueños, que algún día habrían de volverse realidad.

-Thor...

Con aquel jadeo suplicante, Loki pidió al rubio pasar al siguiente nivel. Su ansia estaba en el límite y el fuego interno lo consumía poco más a cada instante. Necesitaba sentirlo una vez más, a pesar de ser solo una ilusión. Casi de inmediato, percibió un dedo acariciando su entrada de modo sugerente y osado, ejerciendo liviana presión, entre que jadeaba sofocado y empujaba sus caderas, sujetándose de los hombros del mayor, queriendo incitarle a continuar. Sin más demora, Thor invadió la intimidad del pelinegro, introduciendo un primer dedo, hundiéndolo suave, mientras Loki se removía y se quejaba con morbo ardiente. El dedo terminó incrustado poco después, y sin dar tiempo comenzó a entrar y salir.

Loki relamía sus labios, en lo que sus manos acariciaban los brazos de Thor, pasando por las clavículas y subiendo al cuello, para terminar recorriendo el portentoso pecho, sacando con esas caricias un gemido ronco de la garganta de su hermanastro. Aquello fue motivación tanto para el ojiverde, quien se endureció por completo y apresó con mayor ansiedad aquel digito en su interior, como para Thor, que nublado por el deseo inserto un segundo intruso. Un sollozo incómodo fue la respuesta de Loki, acompañado de leve tensión en su cuerpo. Su respiración se tornó errática y sus uñas rasguñaron el pecho del rubio, dejando las marcas rojizas sobre la piel junto con un gruñido grave.

-Aagh... Te deseo, Loki...- le escuchaba murmurar contra sus labios, al tiempo que lo penetraba con sus dedos

Amaba tener esas fantasías tan reales, era como si en verdad Thor estuviera ahí, en su cama, provocándole con esas frases lascivas mientras lo hacía estremecerse con el movimiento circular que ahora dilataba su interior. Al sentir ese cambio de acción Loki gimió alto, siguiendo con un conjunto de jadeos excitados, provocando que una corriente eléctrica recorriera cada parte de su piel, entre que suplicaba al ojiazul porque reemplazara sus dígitos por su pene. Era tanto el desespero por sentirle dentro, que no podía esperar un segundo más sin ser suyo.

Thor pareció entender aquello, pero a pesar de ser una fantasía dentro de un sueño, el rubio daba la apariencia de conservar su esencia altanera y arrogante, puesto que le dedicó una sonrisa ladina, dándole a entender que lo haría en el momento que él así lo quisiera. Aunque hacerlo esperar no impedía que volviera a adueñarse de sus labios rojos tan apetecibles. Por lo que se abalanzó sobre aquellas suaves carnosidades, succionando, abriéndolos con hambre y descaro, profanando con su lengua esa boca que le recibía con la misma gula. Suspiros de placer se mezclaban entre ambos, igual que se mezclaba la saliva. Loki se aferraba del cuello de su hermano con sus manos, entretejiendo los dedos de vez en vez en los cabellos dorados, desordenándolos y jalándolos, mientras que los dedos de Thor volvían a embestir profundo y firme, y su propia erección se friccionaba contra la el ajena.

Al ambos sentir que necesitaban sentirse con urgencia, Thor sacó los dígitos del interior de Loki, al mismo tiempo que cortaba el beso, quedando los dos respirando agitados y unidos sus labios por un fino hilo de saliva que se rompió a los pocos segundos. Sin una sola palabra, más comunicándose a base de miradas vidriosas y nubladas, Thor se incorporó para abrir poco más las piernas de su hermano y apoyarse mejor en las suyas. Se inclinó de nuevo, aunque no por completo, y colocó las piernas de Loki alrededor de su cintura. Éste las mantuvo fijas en los costados del otro, mientras le observaba posicionarse con su erección gruesa siendo masturbada. El joven hechicero ardía en deseo, en ganas por deshacerse en el fuego de la lujuria, como cada noche en sus fantasías.

El mayor llevó la punta del falo a la entrada y la incrustó, gruñendo por la sensación de aprensión, igual que lo hizo el ojiverde por la invasión. Thor enfocó su mirada penetrante en Loki, y así, sin dejar de verlo, se introdujo lento pero sin pausas. El menor se iba encorvando, sintiendo el grosor de aquella virilidad llenándolo, y sus labios abiertos emitían gemidos entrecortados, mientras sus manos se cerraban contra la sábana y sus piernas se enroscaban sobre la espalda del rubio, en busca de alentarlo a seguir.

-Agh... Eres mío, Loki…- pronunciaba Thor conforme se deslizaba, alzando la cabeza y relamiéndose los labios

Esas palabras, benditas palabras. Cuanto añoraba Loki que Thor se las dijera así, mientras le hacía el amor en el mundo real.

-Mnmh... Aaah… Nnaagh… Si… Tuyo…

Completó esforzándose por mirarlo, entre que el mayor terminaba de entrar, gruñendo ronco por sentir tan grata sensación: su miembro completo apresado con fogosidad, envuelto en calor y humedad, demasiado excitante. Entre tanto, Loki no distaba de estar sumido en el mismo goce que extasiaba todos sus sentidos. Su interior era expandido y llenado por completo, por ese falo de locura que se endurecía y palpitaba igual que el suyo, atrapado entre ambos vientres. Hacía calor, demasiado calor. Sus sentidos se agudizaron y sensibilizaron, sus latidos aumentaron de frecuencia y el deseo carnal se había transformado ya en algo inmoral con esas embestidas lentas que pronto se volvieron necesitadas, casi desesperadas.

La danza erótica que ambos cuerpos en colisión recreaban era amortiguada en la cama del pelinegro, donde cientos de sesiones fantasiosas se dieran lugar desde tiempo atrás, cuando el menor de los príncipes descubriera que Thor significaba más que un hermano para él. No compartían lazos de sangre, más si de crianza, y eso era motivo suficiente a los ojos de otros para catalogar ese sentimiento como algo torcido y perverso, prohibido. Pero eso poco le importaba. Lo que los demás pudieran pensar, si caía en evidencia, era algo irrelevante, y menos ahora que había visto en Thor esa misma mirada invadida por el deseo que veía en sueños, estando frente a frente en el río. Ahora, y después de eso, Loki no desperdiciaría cualquier oportunidad para seguir alimentando ese fuego que se había encendido entre los dos, hasta que terminara por consumirlos.

Hubo un instante en el que Thor pasó el brazo izquierdo bajo la espalda de Loki para elevarlo un poco y atraerlo más hacia sí, yendo raudo a devorar sus labios, dejando que su diestra se colara por entre ambos para tomar el falo del ojiverde y comenzar a masturbarlo con ansias. Loki curvó su espalda y alzó su pelvis, igual que echaba atrás su cabeza, rompiendo con el beso desesperado, mientras clavaba los dedos en los hombros portentosos y su garganta se deshacía liberando candentes sonidos. Mismos que evidenciaban el sofoco placentero y terminaban taladrando los tímpanos de Thor, quien motivado por tan sensual melodía estimulaba con gula aquella extensión de piel, halando y presionando intenso, bombeando firme, decido a arrancarle más de esos dulces gemidos que lo tenían al borde del éxtasis.

-Gime, Loki... Aah... Gime para mí...

Murmuró contra los labios entreabiertos de un rojo carmesí, dominado por el extasiante goce y la perversión estallando, al tiempo que su mano masajeaba en círculos el glande, provocando que el hechicero casi gritara y cerrara los ojos con fuerza. Su pecho subía y bajaba desesperado, ladeando la cabeza de un lado al otro sobre la almohada, relamiendo sus labios y apretando con las piernas los costados del rubio.

-Agh... Mnh... Aah, Thor... Thor... Aaahh...

Todo aquel cúmulo de placer pronto comenzó a causar más estragos en el pelinegro. Su cuerpo vibraba, sudaba y se contraía. Deliciosos espasmos nacían en sus entrañas, expandiéndose raudos por cada fibra de su ser. Su corazón galopaba salvaje y sus jadeos acompañaban una corriente que le atravesaba la espina dorsal.

-Loki… Umgh…

Conforme el clímax se veía llegar, Thor buscó ir más profundo, por lo que pasó ambos brazos por debajo de los muslos de su hermano, menguando un poco el movimiento, para luego retomar las penetraciones con mayor ahínco y necesidad, logrando llegar a ese punto en Loki que lo hacía gemir tan fuera de sí, que sus sollozos bien podían llegar hasta las habitaciones reales. El ojiverde se retorcía lleno de lujuria debajo del rubio, enlazaba sus piernas a modo de hacer presión y así empujarle más dentro. Acariciaba su espalda con las uñas queriendo formar surcos, trataba de seguir el ritmo con sus caderas, friccionando su erección contra el abdomen deliciosamente marcado, pero las sensaciones y los estímulos eran demasiado para mantenerse en control de su cuerpo.

Todo ese goce terminó por rebasarlo con una dulce ventaja, como todas las noches, por lo que se dejó hacer sin reparos, abandonándose en los brazos de su amado hermano, en sus estocadas delirantes, en sus besos hambrientos que le robaban el aliento, en su ardiente deseo desbordante que lo volvía loco de pasión. Porque eso era Thor, era pasión, intensidad, fuego, éxtasis, rudeza. Pero también era calidez, ternura, picardía y gentileza. Era todo y más, así lo sentía.

-Ngh... Loki... Agh... Loki...

Su oído era endulzado con aquellos jadeos y gemidos proclamando su nombre, una y otra vez, igual que él no dejaba de clamar el de Thor, como si fuera una plegaria incesante. Como si estuviera suplicando a un dios pagano por que le brindara ese éxtasis divino que tanto ansiaba, que tuviera piedad de él y lo llevara al mismo cielo.

-Aah... Aaah... Thor... Sigue... Agh...

El rubio no tuvo reparo en cumplir ese deseo entre palabras cortadas, y Loki notó de inmediato el frenético cambio de ritmo. Se aferró más a los brazos del ojiazul, clavando sus dedos en los músculos, acompañando el gruñido que el otro soltó al aumentar la velocidad, mientras la cama se agitaba con el movimiento y las sábanas resbalaban sin remedio. Con aquel compás desenfrenado, era solo cuestión de tiempo que ambos llegaran al final. Terminando por hundirse en el océano del placer total, alcanzando ambos la plenitud, la cumbre de la pasión, entre que Loki se arqueaba todo lo más posible, enterrando la cabeza en la almohada y gimiendo agudo el nombre de su hermanastro, invocándolo en un quejido a medias, al tiempo que cerraba los ojos con fuerza y su interior aprisionaba y succionaba ese falo en furiosa explosión. Él mismo lo hacía entre su vientre y el de Thor, escuchando con claridad idílica cómo éste se unía al coro de los canticos alabando a la lujuria en ese culminar del ritual, donde ambos se fundieron como uno solo.

Pasados varios segundos, Loki relajó la espalda y volvió a descansar sobre la cama. Aun no quería abrir los ojos, pero la necesidad de ver ese par de zafiros antes de que el sueño desapareciera fue mayor a su voluntad. Por lo que despacio, y mientras seguía recuperando el aliento, fue abriendo sus esmeraldas cristalinas topándose con la mirada cansada pero satisfecha de Thor, quien permanecía observándolo en silencio con un esbozo de media sonrisa plasmada en su rostro sonrojado y aperlado. Igual que se mostraba el rostro del pelinegro, a pesar de que aquello hubo sucedido en su imaginación. Más no por eso las reacciones de su cuerpo iban a ser indiferentes al cambio de temperatura que presentara durante su fantasía de ensueño.

Por inercia, llevó lento su mano derecha a la mejilla de Thor. El roce fue apenas sutil y trémulo, y mientras la yema de sus dedos parecían tocar la piel cálida, la imagen del rubio se fue desvaneciendo ante sus ojos añorantes quedando solo de nuevo, despierto y acariciando el aire en lugar de ese rostro que tanto anhelaba tocar en persona. Poco después, un suspiro largo y cansino escapó de sus finos labios entreabiertos, mientras su mano, aun extendida hacia la nada, descendía desganada hasta quedar tendida al lado de su cara, sobre la almohada mal acomodada, en donde algunos breves mechones de cabello azabache yacían esparcidos. Se dedicó a respirar con más calma, recuperando pronto el ritmo normal de su pulso, clavando sus esmeraldas en el techo sombrío. De pronto, una cálida brisa traviesa se coló por la terraza, llegando hasta él para rozar su cuerpo semi desnudo. La cama estaba casi distendida por completo, y las sábanas, que tan ordenadas y pulcras cubrieran su figura, se mostraban echas un remolino, dejando a la vista parte de su pierna izquierda.

Se removió flexionando la pierna expuesta, pasando el brazo izquierdo tras la nuca, sintiendo de inmediato la sábana húmeda y pegada a su cuerpo en el área de la pelvis. Una amplia sonrisa divertida y satisfecha se dibujó en sus labios, al saber que su cuerpo reaccionó entre sueños, dejando la evidencia de aquella sublime fantasía como siempre ocurría. Pudo haberse levantado a darse un baño de agua fría y de paso cambiar las frazadas, pero estaba tan cómodo y peculiarmente agotado que solo optó por quitar la pieza de seda verde ocre con su mano libre, tirándola sin mucho tacto a un costado de la cama, invocando después una similar que le cubrió de la cintura para abajo. Al sentir la tela rozando su piel poco sensible aun, Loki mordió su labio inferior, experimentando un placentero escalofrió recorriendo su espina dorsal, seguido de un dulce cosquilleo por sobre su piel erizada.

La imagen del rostro de Thor, mirándole de aquella forma embelesada mientras estaban en el río, inundó sus memorias, haciéndole sonreír entre pretencioso y anhelante. Algo le decía que no pasaría mucho, antes de que terminaran en la cama de alguno de los dos, y el tiempo de espera sería más corto todavía con todo lo que ya estaba planeando. Thor no iba a soportar ser objeto de tanta provocación, por lo que en algún momento sus defensas se verían reducidas a polvo, sin poder siquiera evitarlo.

-Dulces sueños, hermano

Susurró malicioso, posando sus esmeraldas llenas de determinación en el firmamento titilante que veía a su derecha, a través de la terraza, para luego darle la espalda al manto nocturno y acomodarse en la calidez de su cama, dispuesto a abandonarse de nueva cuenta en el mundo de los sueños. Su rostro abrumado, aún conservaba ese pícaro semblante en cuanto sus ojos se cerraron. Era muy posible que antes de despertar sus sueños volvieran a repetirse, teniendo un escenario diferente pero sin perder la esencia... Siempre ocurría.

... ... ...

A la mañana siguiente el alba despuntó en toda su gloria, anunciando que un nuevo día se cernía regocijante sobre el reino eterno. Más sin embargo, regocijo era lo que menos cobijaba el corazón de Thor en ese momento. Desde temprano ya estaba listo para bajar al comedor, algo bastante inusual en él, ya que por lo regular era el último en ocupar su sitio en la mesa. Pero esa mañana los nervios le hicieron querer cambiar su rutina y adelantarse a Loki. No tenía deseos de entrar al comedor y sentir su mirada penetrante sobre él, porque estaba seguro que su hermano iba a tratar de incomodarlo desde que pusiera un pie dentro, así que quería estar sentado en su lugar antes de que éste llegara. Aunque a pesar de eso, el ojiazul tenía claro que Loki buscaría hacer de su pacífico desayuno, un infierno plagado de insinuaciones sutiles y discretas. Sin lugar a dudas, ese iba a ser el desayuno más largo de toda su vida.

Aquel pensamiento cruzaba la mente de Thor, quien fuera en la terraza, sujetando el barandal con las manos ligeramente tensas sobre el mármol, trataba de encontrar calma respirando profundo y lento ese aire matutino lleno de frescor. Sus zafiros yacían clavados en el horizonte, con una mirada entre agobiada y solemne. No podía evitar recordar la tarde anterior con Loki, persiguiéndolo a caballo por todo el camino al río y luego todo lo demás. Su rostro sugerente, su cuerpo de adolescente pero con esos rasgos marcados que anunciaban sus cambios a la madurez. Sus ojos, su sonrisa, todo él era tremendamente llamativo y seductor, y pensar en Loki de esa forma, pensar en su amado hermano menor como lo estaba haciendo, era algo inmoral, prohibido y hasta enfermo, y eso le hacía sentir culpable. Más aun, después de lo que hizo durante la noche mientras lo imaginaba. Sin embargo, no compartían la misma sangre.

Ese susurro interno le dictaba que no era del todo un crimen lo que hizo, y seguramente seguiría haciendo, ni tampoco lo era lo que estaba sintiendo, y con eso el peso aligeraba un poco, más no por completo. Puesto que ciertamente, no había un lazo de linaje sanguíneo que los uniera, pero haber crecido juntos era el equivalente. Estaba confundido, angustiado, inquieto, no sabía cómo iban a ser las cosas a partir de ese momento… O tal vez sí lo sabía, y era precisamente por eso que la incertidumbre le tenía con el corazón en la garganta. Sabía perfectamente del suplicio emocional por el que su hermano lo haría pasar. Él había visto su debilidad, y ahora no se detendría ante nada para echárselo en cara las veces que le placiera. Era tan perversamente cruel como dulce. Vaya combinación de infarto.

Rato después, cuando el sol hubo casi aparecido en medio de las montañas, Thor cerró los ojos y aspiró por la nariz una gran cantidad de aire, inflando su pecho debajo del peto de cuero. Mantuvo el aire guardado por algunos segundos, para luego irlo soltando de a poco, entre que sus parpados se abrían y sus zafiros volvían a mostrarse, ahora cargados con seriedad y decisión. Loki podría intentar lo que fuera, pero él se mantendría firme y sabría sacar fuerzas de flaqueza. Lo haría hasta que Loki desistiera en sus intentos por hacerle caer, o hasta que sus últimas reservas de auto control se agotaran, lo que ocurriera primero. Aunque en el fondo, el rubio intuía lo que sucedería.

Con un último vistazo al horizonte, y esbozando una media sonrisa de negación y un tanto desafiante, Thor se giró poniéndose en marcha hacia fuera de su habitación, recorriendo los pasillos con premura para no ser alcanzado por el ojiverde. Al poco tiempo llegó al comedor, donde su padre y madre ya se encontraban sentados, mismos que pausaron su conversación para mirarle con extrañeza. El mayor de sus hijos no se caracterizaba precisamente por la puntualidad, y verlo ahí antes que su hermano, quien era puntual hasta para irse a dormir, les parecía sumamente intrigante. Thor se dio cuenta de aquel desconcierto, mayormente marcado en su madre, quien frunciendo el ceño le preguntó si todo estaba en orden. En cambio, Odín permaneció analizando a su hijo con ojo serio, esperando la respuesta.

Mientras iba acercándose a la mesa, Thor les dedicó un saludo cordial de buenos días, seguido de una suave sonrisa, notando para su tranquilidad que el lugar de Loki seguía vacío. Aunque seguramente no tardaría en hacer su aparición, cosa que ocurrió un par de minutos después, entre que Thor calmaba la maternal preocupación de Frigga, dando una excusa como el querer intentar ser un príncipe más consciente con el tiempo de los demás y las buenas costumbres. La reina sonrió complacida de escuchar tales palabras de labios de su hijo mayor, y aprobando su cambio de actitud, cerró su mano cálida sobre la diestra del ojiazul que descansaba en la mesa. Odín, por su parte, solo se limitó a favorecer sereno el actuar de su hijo y expresar con cierta frialdad que esperaba ver esos cambios en verdad, y que aquello no se tratara solo de palabras vacías. El rubio asintió seguro de sí mismo. En parte si quería darle un giro más comprometido a su reputación y posición en la familia real, pero la mayor parte por la que dio esa razón, había sido para encubrir algo más complicado que volverse un príncipe más responsable con su cargo.

Todo le pareció tan tranquilo a Thor, tan falto de presiones, que cuando escuchó la voz armoniosa y aterciopelada de Loki detrás de sí, acercándose a paso liviano, la comodidad del rubio se tornó en sofoco, nervio y cierta preocupación. Hizo uso de todo su autocontrol, tratando de tragar toda esa ansiedad para no delatar su estado incómodo, ni levantar sospechas. No era muy apropiado en ese momento. No podía darse el lujo de verse desarmado frente a sus padres, tan solo con la voz del ojiverde a sus espaldas. Se mantuvo sereno, indiferente y algo altivo, incluso fanfarrón. Sin encararlo aún, presentía que la expresión de Loki, al verlo sentado primero que él, era de sorpresa mezclada con incredulidad y burla. Eso le serviría para aligerar su inquietud. Pensar en posibles comentarios sarcásticos y de mofa, por parte de su hermano, le harían todo más fácil... O eso esperaba.

-Parece que alguien ya está tomando más en serio el sagrado momento del desayuno en familia

El joven hechicero dijo sarcástico, sin dejar de lado su elegancia al hablar, esbozando una media sonrisa al notar cómo Thor parecía ladear ligeramente el rostro, más no completamente, soltando de paso una queda risilla.

-Siempre se puede empezar

El menor de los príncipes acompaño aquella replica con una expresión socarrona, para luego dirigirse de modo cortés a sus padres, inclinando la cabeza, entre que daba sus saludos matinales y pasaba al lado de Thor con suma calma.

-Buen día padre, madre... Hermano

Al dirigirse al mayor, la mano izquierda de Loki se posó sobre el hombro derecho del rubio, en un contacto de fraternidad, aunque la sensación que produjo el breve y sutil apretón sobre aquella zona no tenía nada de fraterno.

-Hermano

Devolvió Thor, enmascarando su nervio al haber percibido esa insinuación escondida en el acto inocente del ojiverde, por lo que cierta tensión se acumuló en su cuello y en aquella parte tocada de su cuerpo, igual que bajó por su brazo hasta llegar a la mano, la cual quiso cerrar, pero esa reacción se habría prestado para malos entendidos y no tenía lista una coartada para salirse del embrollo. Así que solo se dedicó a jugar con sus dedos golpeteando la mesa, como esperando impaciente poder hincar el diente en su festín. Entre tanto, Loki pasaba de largo, rodeando la amplia mesa para tomar asiento en su lugar a la izquierda de Frigga, quedando casi de frente a su hermanastro, quien se situaba a la diestra de Odín.

El ojiazul apenas si le miró acomodarse, esperando con el rostro gacho que su padre diera comienzo con los alimentos. El transcurso del desayuno iba pasando lento, entre uno que otro comentario de Frigga a sus hijos, o al mismo Odín. Todos ahí parecían relajados, todos en santa paz y armonía, todos menos Thor. Quien de vez en cuando topaba su mirada con la de Loki, ya fuese porque su madre comentara algo que involucrara a ambos, o solo por curiosidad, maldiciéndose a sí mismo de ser tan débil y buscar al causante de su tortura, terminando por encontrarlo mientras le dedicaba sonrisas cándidas y alegres, aunque con un suave matiz de insinuación en sus esmeraldas. Motivo que lo estaba haciendo flaquear. Por lo que inmediatamente se concentraba en su plato, clavando la mirada en su trozo de carne a medio terminar, y rogando a cuanto dios existía por calma y sosiego. Aunque tener encima la mirada cargada de su hermano menor, no era de mucha ayuda para hacer menguar su turbación.

Mientras tanto, el ojiverde parecía percibir esa ansiedad y nerviosismo en Thor. Loki era mucho más suspicaz y talentoso para ver la verdad detrás de la máscara impuesta, más todavía tratándose de su hermano, por lo que podía sentir esa tensión creciendo en él a cada instante, sin que sus padres fueran conscientes de ello, pues se mantenían concentrados en sus alimentos o intercambiando comentarios importantes. El pelinegro se llenaba de un profundo orgullo satisfecho, sabiéndose el causante y claro vencedor ante lo que provocaba en el rubio, tan solo después de una única tarde donde ambos parecieron sincerarse sin hacerlo realmente. No con palabras expresadas por los labios, más si con el lenguaje más directo y honesto en todo el cosmos: el lenguaje del cuerpo.

¿Cuánto vas a poder resistir?

Era la presuntuosa cuestión girando en la cabeza de Loki, mirando de reojo al mayor, quien pareció notar de nueva cuenta su acoso. Por lo que queriendo advertirle con una mirada seria que parara de hacerlo, Thor elevó sus zafiros, no sin antes cerciorarse con discreción de que sus padres seguían inmersos en su plática, centrándose luego en su hermanastro, manteniendo el contacto visual por varios segundos.

Deja de hacer eso, Loki. Si juegas con fuego, vas a quemarte

De nueva cuenta, el joven hechicero pudo entender la incomodidad de su hermanastro y esa advertencia entre miradas, haciéndole sonreír de medio lado, bajando la mirada y tomando su copa de vino, la cual se llevó a la boca para tomar un trago, depositando luego la copa en la mesa. Dejando antes que sus labios se humedecieran del líquido tinto, mismos que fueron relamidos con sutil elegancia y malicia por su lengua, mientras clavaba sus esmeraldas en los zafiros entre escandalizados y enfadosos.

Si yo me quemo, tú lo harás junto conmigo… Mi querido hermano

Thor no pudo evitar fijar su completa atención en aquella acción que se le antojaba macabramente sensual. Esa fina, rosada, húmeda y delicada lengua pasando por sobre la carne delgada, suave y de tono carmín, tan viciosamente apetecible y empalagosa a la vista. Pasó saliva ante esa clara insinuación, sintiendo su corazón agitarse y la sangre corriendo furiosa por sus venas, terminando por acumularse en cierta parte baja. Al notarlo, su semblante se tornó inquieto y pálido, y por temor a ser descubierto por sus padres bajó poco más la cabeza, fingiendo cortar un trozo de carne con suma concentración. Más pronto, su mirada volvió a alzarse para deleitarse con esos labios que ahora jugaban con un fruto rojo, parecido a una frambuesa. Aquel fruto era paseado lentamente por el contorno de la boca de Loki, antes de ser lamido por la punta de su lengua. Primero de arriba a abajo, breves movimientos, haciendo después círculos, provocando que Thor se abrumara todavía más.

El mayor de los príncipes de Asgard estaba recreando en su memoria lo acontecido la noche anterior en la intimidad de su habitación, y eso no era bueno. O tal vez no era tan malo, aunque podría ser casi perfecto si sus padres no estuvieran presentes. Rogaba porque ninguno lo notara, de lo contrario tendría problemas. Por otro lado, Loki parecía no inmutarse, se hacía el desentendido fingiendo inocencia, sin tener contacto visual con el rubio, no hasta que dejara en paz el fruto para comerlo con delicada elegancia. Solo después de eso clavó sus esmeraldas en los zafiros de su hermanastro, notando esa misma expresión ensoñada de la tarde anterior en el río. Si, definitivamente Thor iba a terminar quemándose junto con él, tarde o temprano. Y sabía que así sería, porque además de la exaltación y cierta confusión, la mirada de Thor reflejaba deseo. El mismo deseo que Loki sentía por él.

 

...Fin…

Notas finales:

Gente bella, déjenme saber qué les ha parecido esta precuela, y también si van directo a ver la continuación en Glorioso Atardecer, cuéntenme cómo se desangraron jejeje…No me queda más que agradecer su tiempo, esperando haya sido una lectura de su agrado n.n…Saludos y espero verlos pronto con otra historia mía, trabajo en ello ;)…Cuídense y que el Thorki los acompañe, ciao ciao…


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