Estoy En Casa
Los rayos de Sol que entraron por la ventana despertaron al cocinero que tenía aun a su pequeño en brazos, aun con algo de pereza voltio a ver al pequeño reloj al lado de la cama viendo como la hora marcada era "10:31"
-Ya es tarde, ojalá y nadie se haya levantado todavía - dijo en voz baja para no levantar a Shin - será mejor que prepare el desayuno, es lo menos que puedo hacer por Robin-chan y Franky-san por habernos dejado dormir aquí.
-¿Desayunaremos mami? - preguntó Shin provocándole un mini infarto al rubio que podía jurar que su niño seguia dormido pero al parecer sus esfuerzos por no despertarlo fueron inútiles.
-Buenos días cariño - le sonrió a su pequeño hijo - Lo siento mucho, ¿Te desperté?
-No te preocupes mamá - le dijo inocente el peliverde - siempre me ha gustado despertarme con el sonido de tu voz.
Ese comentario normalmente le hubiera derretido el corazón a Sanji, pero esas palabras eran iguales a las palabras que recibía hace años del padre de el pequeño cada mañana...
"-¡Marimo! ¡¿Cómo puede ser posible que ni si quiera una explosión te pueda despertar pero con solo llamarte normalmente te levantas como un resorte?!"
"-¿No es obvio? Siempre me ha gustado despertarme con el sonido de tu voz"
-¿Mamá? - dijo Shin sacando al rubio de sus recuerdos.
-¡A-Ah! ¿Qué sucede cariño? - toco la frente del niño.
-Nada mami.
-Es-Esto vamos a desayunar, ¡Desayunar! - dijo fingiendo animarse.
-Si mamá...
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-¿Tan temprano y ya estas bebiendo? - le reprimía Nami a su amigo peliverde que ya iba como en su cuarta copa de vino apenas a las 10 de la mañana.
-Deja de molestarme - le respondió Roronoa.
-Zoro - suspiró - eres el dueño de una de las impresas multimillonarias del East Blue, no puedes permitir que tu vida personal te deje así... - le seguía diciendo la chica notando que Zoro había dejado la copa aun medio llena - Y esto no te lo digo como tu asistente personal sino como tu mejor amiga, idiota.
-Nami, se que tienes razón - admitió aunque no le agradara darle la razón a los demás - ¿Pero es que acaso no lo viste? Era Sanji, él en verdad está aquí de nuevo - se toco su frente al sentir un ligero dolor de cabeza - y él vio que Luffy y yo...¡Agh! - arrojó la copa contra el elegante piso de la cocina de su penthouse provocando que la chica se asustara un poco.
-L-Lo se Zoro pero...
-Nami - la interrumpió - lo siento, no debo desquitarme solo contándote todos mis problemas debo buscar una solución - el joven empresario se levanto de la barra y se dirigió y le dio un pequeño abrazo a su amiga - Te doy el día libre, puedes llamar al chofer para que te lleva a casa. Adios - y sin mas se cerraron las puertas del elevador.
-Claro...¡No! ¡¿Espera que?! - ya era muy tarde las puertas se habían cerrado - pero se supone que vine aquí para llevarte a la empresa...eres un idiota...
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Buenos días Sanji-san, Shin-kun.
-¡Buenos SUPER días! - les saludó animadamente el robot a sus dos huéspedes.
-Buenos días Robin-chan, Franky-san lamentó las molestias de habernos dejado dormir aquí - hizo una reverencia haciendo que la pareja de casados se vieran entre ellos esperando buscar una respuesta ante esa muestra de agradecimiento.
-¿Por qué tanta formalidad Sanji-san? - río algo incomoda.
-Es cierto Sanji. Aquí siéntanse en SUPER confianza.
-S-Si - respondió, aunque en antaño Sanji y todos sus amigos se llevaban tan bien que parecían una familia extraña...pero una familia, ya tantos años fuera le habían hecho perder confianza para actuar con tanta naturalidad.
-Bu-Buenos días tío Franky, tía Robin - saludos Shin que hasta el momento se había quedado callado al ver como los jóvenes adultos hablaban.
-Buenos días - le respondió con una sonrisa la morena.
-Buenos SUUUPER días, enano - le dijo haciendo una de sus peculiares poses y cargando al niño en sus hombros haciéndolo reir perdiendo su nerviosismo.
Sanji al ver la pequeña escena y ver como Robin les sonreía y seguía el juego Sanji no pudo evitar sonreír ligeramente.
-Serán unos padres excelentes - pensó el rubio felizmente - ...Me pregunto si yo seré así de bueno.
-¡Mami, mami! - lo llamo su hijo sacándolo de sus pensamientos - ¡Ven a jugar tu también! - le grito entre carcajadas.
-Ya voy cariño - Esa sonrisa siempre le alegraba el día...
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Las horas pasaron volando en la residencia de la pareja de casados entre risa y risa hasta que el cocinero decidió que ya era hora de salir.
-¿Volverán para la cena? - les pregunto la morena a sus dos invitados que ya se encontraban en la puerta.
-Cla-Claro Robin-chan, no se queden despiertos muy tarde - les sonrío el rubio tomando a Shin de la mano para empezar a caminar hacia la parada del autobús.
El cielo era hermoso, el color naranja era el principal color que lo adornaba y se podía ver como el sol empezaba a ocultarse en el horizonte mientras se podía llegar a ver como la luna empezaba a iluminarse mas y mas, el reloj marcaba las 7:20 y aunque el East Blue fuera una ciudad muy grande no se veían muchos vehículos transitando.
El autobús no tardo mucho tiempo en pasar para que ambos lo abordarán, el vehículo estaba bastante vacío ciertamente, tan sólo había algunas personas tal vez 5 o 6 además de ellos.
-¿A dónde vamos mami? - preguntó el pequeño Shin sentado al lado de su madre.
-Oh, iremos a visitar a alguien muy importante ¿ok? - le sonrió a su bebé.
-¡Si mami! - le respondió entusiasmado y empezó a reír inocentemente, la verdad era un niño lleno de dulzura y amor.
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Ya la luna estaba casi apoderando completamente del cielo, sin embargo aún si lograban a ver los rayos del gran astro de fuego al horizonte.
Sanji y Shin iban tomados de la mano por el hermoso cementerio que era adornado por el caer de las hojas debido al otoño que pronto terminaría a su fin para dar paso al invierno.
Sanji llevaba consigo un pequeño pero hermoso ramo de flores que había comprado a fuera del mismo cementerio.
El joven rubio se paro en seco llamando la atención de su hijo ante la lápida que se encontraban
-Estoy en casa - hablo con una triste sonrisa.
-¿Mami? - preguntó el pequeño preocupado al notar unas pequeñas lagrimas en el rostro de su madre.
-Lamento haber tardado tanto en volver, viejo... - dijo secándose las lagrimas al escuchar a su Shin - Shin, esta es la lápida de tu abuelo.
-¡¿De mi abuelito Zeff?! - preguntó emocionado, siempre había escuchado miles de cosas de su abuelo aunque lamentablemente su mamá le había dicho que su abuelito había tenido que ir al cielo un año antes de que naciera por que no se sentía del todo bien.
-Asi es - le dijo con una muy pequeña sonrisa - es que a pasado mucho desde que se tuvo que ir al cielo, ¿sabes? Y no había tenido la oportunidad de visitarlo y presentarlos.
-Ohhh pero mami - se quejó haciendo un lindo e inocente puchero - ¿Mi abuelito que esta haciendo en el cielo? ¿Por qué no viene aquí? - preguntó inocentemente recibiendo una caricia de su madre.
-Veras, Shin - empezó a hablar el rubio poniéndose de cunclillas para estar a la misma altura que el niño - Tu abuelito Zeff esta muy ocupado allá arriba cuidándote todo el tiempo, todos los días a toda hora para asegurarse que estas bien.
-¡¿De veras?! ¡¿Y papa esta con el?! - le dijo sorprendido recibiendo por respuesta una sonrisa y un beso en la mejilla.
-A-Así es cariño - le mintió lo que ocasiono un gran dolor en su pecho, Sanji se paro de nuevo y tomo la mano de su pequeño - Vamos a casa, ya es muy tarde.
-Si mami - le dijo su hijo soltando su mano para dirigirse a la pequeña lápida - Adiós abuelito, cuidate - río y volvió a tomar la mano de su madre siguiendo caminando.
Sanji ante eso le sonrió a su pequeño y voltio de nuevo a la lápida de su padre para ver algo extraordinario...
-Adios hijo, y tu mocoso cuida bien de mi nieto, ¿de acuerdo? Y...cuidate tu también - sin más aquella silueta dorada brillante se desvaneció...
...CONTINUARÁ...