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Carry on! por Kiu-chan_001

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Notas del capitulo:

Holi! 

Sip soy yo de vuelta espero que les guste! 

Lunes pasado el mediodía, Centro comercial de Seúl.

 

 

Dentro del local solo había una pequeña recepción que albergaba unas cuantas sillas frente al mostrador del fondo.

Ambos chicos se acercaron un poco incómodos hacía la joven que revisaba unos papeles detrás del escritorio. Sehung fue el primero en hablar.

-Hola, disculpa…- La chica se volteó hacia ellos- estamos buscando a nuestro amigo, es algo bajito, de cabello castaño y ojos verdes, estuvo aquí no hace mucho ¿Lo has visto? -La chica no reaccionó al instante, estaba en una especie de transe, tenía la mirada fija en ambos chicos y parecían brillarle los ojos.

-Ah-a-¡Ah!- La chica se ruborizó y bajo el rostro- S-sí, lo vi- dijo volviendo la vista hacia ellos- ¿Son sus familiares?

 

<<¿No le acaba de decir que era su amigo a quien buscaba?>>

 

-Ah, sí, maso menos.-La chica soltó un pequeño suspiro.

-¿Sabes dónde está?- habló por fin el azabache. La joven asintió de nuevo con un rubor en la cara.

-Sí. Me alegra mucho que estén aquí, el doctor dijo que no pudo localizar a ningún familiar, ahora el joven está reposando en el consultorio. Él está bien, pero es mejor que lo examinen bien.

Young Mi ardía de rabia.

<< ¿Entonces quién fue el bastardo que contesto la llamada?>>

La peli-negra los condujo a una puerta que llevaba a un largo pasillo de paredes blancas.

-Él se encuentra al final del pasillo, la puerta de la derecha.-Ambos chicos dieron las gracias y atravesaron la puerta.

 

 

 

-.-.-.-C.-.-.-.-a.-.-.-.-r.-.-.-.-r.-.-.-.y-.-.-.-.O.-.-.-.n-.-.-.!-.-.-.-

 

 

 

El consultorio tenía ese típico olor a antiséptico y alcohol, estaba poco iluminado por la monótona ventana que había en éste. El escritorio estaba ubicado a la derecha, no había más que unos cuantos papeles y unas lapiceras haciendo bulto sobre él. La camilla estaba del lado izquierdo, era una de esas simples camillas de hospital con la tela de papel color azul que utilizaban normalmente para cubrirlas, a lado de ella había un cesto de basura con el típico símbolo de peligro que suelen tener, sentado sobre la misma estaba el pequeño joven de cabellos castaños y frente a él otro chico de cabellos azules oscuros que portaba una bata blanca.

 

Parecía ser que él era el doctor.

 

Si llevaba una bata, debía ser  el doctor.

 

Entonces, si él es el doctor….

 

<< ¿¡Qué mierda está haciendo!?>>

 

El doctor le tenía acorralado contra la pared, con sus manos a ambos lados de su cara, aunque parecía no aplicar mucha fuerza contra ella, estaba demasiado cerca de SunHee, peligrosamente demasiado cerca de SunHee, tan cerca que prácticamente estaban rosando sus alientos.

 SunHee probablemente no se encontraba en sus cinco sentidos, estaba algo atontado y se tambaleaba un poco aun y cuando estaba sentado. Por otro lado parecía ser que el doctor se hallaba perfectamente bien, se le veía muy quieto frente a él, pero aun así no descartaba el hecho de que ¡básicamente se lo comía con la mirada!

Después de unos segundos en shock, Sehung iba dar un paso, pero Young Mi entró primero. Paró frente a ellos y se aclaró la garganta para llamar su atención. El chico dio un respingo y luego se volteó hacía él, parecía ser que no se había dado cuenta de cuando entraron. ¡¿Era idiota o qué?!  Young Mi estaba demasiado cabreado, la ira le hervía la sangre, podría soltar un puñetazo sobre el lindo rostro del doctor hasta desfigurárselo. Le tomo del cuello de la camisa y lo levanto acercándole a su histérico rostro, listo para golpearlo en cualquier segundo.

Fue la voz de SunHee la que en un segundo lo saco de su propia ira.

-¿Young… Mi?-se le veía el rostro pálido, cansado, y la voz le había salido en un hilo, puede que hubiera estado inconsciente porque parecía apenas despertar.

-SunHee… ¿Estas bien?-Young Mi noto lo mal que el pequeño se encontraba. Sehung ya estaba al lado del pequeño ayudándole a sostenerse.

-Si- dijo apenas- solo…solo quiero irme a casa y descansar…

Aun quería golpear al supuesto doctorsucho y más sabiendo que estuvo a punto aprovecharse de él estando inconsciente, pero los ojos opacos y cansados de SunHee lo miraban fijamente y sabía que algo lo detenía…no iba hacer aquello frente al bajito, no cuando parecía un pequeño niño enfermo y asustado.

Lo pensó un momento y luego le soltó haciéndole retroceder unos pasos para no ir a caer. Su rostro había vuelto pálido del susto. Young Mi se aproximó al pequeño castaño que se hallaba sentado en la camilla y le tomo por el mentón.

-Está bien- hiso una pequeña pausa- vamos a casa…-y sello sus labios con los del más pequeño.

 

Aun con todo el cansancio en su cuerpo, el bajito abrió bien sus ojos, el azabache le estaba besando, le besaba y no era broma.

No podía entender lo que estaba ocurriendo. Su cerebro trabajaba a medias tratando de evaluar la situación, tenía un temblor inquietante en el pecho, como si su corazón quisiera salirse su cuerpo

 

<<Elevó su mano y comenzó  besarme, mi cuerpo estaba tan pesado que ni siquiera pude apartarme, no quería. Tenía su rostro tan cerca del mío que las mejillas comenzaron a arderme, una extraña sensación me dio un vuelco en el estómago y mi corazón se aceleró exageradamente. El cuerpo se me entumeció hasta los dedos, donde sentía un pequeño hormigueo recorrerme las puntas que rosaban con su piel.

Era una sensación desbordante…en ese momento era demasiado para mí.

Mi cuerpo no lo soportó, esa sensación tan abrasadora se llevó las pocas energías que me quedaban, me cortó la reparación y me dejó hecho gelatina>>

 

 

Young Mi sintió el cuerpo de SunHee desvanecerse entre sus brazos, rápidamente lo tomó entre sus brazos para recargarlo en su hombro. El pequeño respiraba con dificultad en su pecho buscando el aire que le había robado.

Y aunque al principio lo había hecho para demostrarle al supuesto doctor que no podía tocar al castaño, simplemente se le había salido de las manos, al momento de rosar con sus labios nunca creyó que todas emociones irían a arrasar dentro de él.

Por un momento se abstuvo de mirar el rostro perplejo de su amigo y observó como SunHee se quedaba medio dormido entre sus brazos.

-Ya hay que irnos- dijo el azabache en tono suave, como si nada hubiera pasado. Tomo a SunHee entre sus brazos y lo cargó como a un bebé. No se molestó en despedirse y salió del consultorio, tampoco le importo preguntar por los cargos de servicio médico, ya que después de eso no pagaría ni una mierda.

Antes de salir  Sehung lo detuvo, si salían así como si nada, cualquier cámara podría captarlos, y era difícil que el alto, fornido, guapo, azabache que con tan solo 25 años estaba a punto de heredar una de las empresas más importantes de Seúl, pasara desapercibido, aún más cuando llevaba a un chico tan lindo entre brazos.

-No exageres- dijo el azabache con fastidio ante la ridícula protesta del mayor- además a mí que me importa, que inventen lo que quieran.

-Hey, puede que a ti no te afecte, pero para sus padres se supone que Nickie debería estar estudiando para sus exámenes de universidad y no sospechosamente saliendo medio muerto de un centro de maternidad y extrañamente siendo cargado por el próximo heredero de las empresas Choi.- El azabache soltó un suspiro.

-¿Y qué esperas que haga? ¿Qué lo meta en una bolsa para que nadie sospeche nada?

-Ja-ja muy gracioso. Pero no- Sehung se quitó la chaqueta que llevaba puesta y cubrió al bajito- Con esto bastará.

Salieron por las puertas transparentes y se dirigieron al estacionamiento. En el camino no hubo muchos inconvenientes, salvo una que otra persona que los miraba extrañados.

Ya afuera,  Sehung le ayudó a abrir la puerta trasera de coche, con cuidado, Young Mi entro a gatas al coche para depositar al castaño sobre el asiento. Lentamente le recostó la cabeza y luego el cuerpo, pero cuando estuvo a punto de salir del coche, SunHee lo detuvo aferrándose a su camisa.

-¿Qué sucede?

-….

-SunHee ¿Estas bien?

-No te vayas…- el menor hablo despacio, siendo aún menos audible cuando hundió la cara en la playera.

-Tranquilo- le sonrió- solo iré en el asiento de adelante ¿Está bien?- el menor sacudió la cabeza en señal de negación. Young Mi suspiró- Okey… iré aquí contigo.

 Hiso un espacio a los pies del castaño y se acomodó para cerrar la puerta. Con las pocas fuerzas que le quedaban, SunHee se giró para apoyar su cabeza en las piernas del mayor, tomó la chaqueta y se cubrió el rostro, para ocultar que se le habían encendido las mejillas.

-No... me siento muy bien...- protestó el bajito.

-Debe ser por los síntomas, solo necesitas descansar un poco- Young Mi comenzó a acariciarle la cabeza por encima de la tela de la chaqueta. El castaño asintió un poco más tranquilo.

Por otro lado Sehung ya estaba en el asiento del piloto, abrocho su cinturón y arranco el auto.

-Sera mejor que te quedes en tu departamento por el resto del día, no es bueno que hagas muchos esfuerzos- hablo mayor de los castaños.

SunHee se removió entre las piernas del mayor, se giró y luego se hiso bolita por debajo de la enorme chaqueta –No quiero ir a mi casa- dijo como un niño pequeño.

-¿Te refieres a tu departamento?- dijo el mayor en tono suave. El menor soltó un leve apenas audible.

-Entonces ¿A dónde quieres ir?- SunHee no respondió, probablemente se había vuelto a dormir- Young Mi- el aludido lo miró desde el retrovisor- ¿Te importa si vamos a tu departamento? Sabes que el mío no es muy adecuado que digamos…- y con adecuado, Sehung se refería a que pasaba tan poco tiempo ahí que no había rastro de comida en el refrigerador, mucho menos algún medicamento que le sirviera a SunHee. Young Mi era bastante consciente de ello.

 Aceptó y Sehung condujo hasta su departamento. Llegaron y le ayudo a bajar al menor del auto. Ya en su departamento, Young Mi recostó al menor en el sillón de la sala principal, lo cubrió con algunas mantas y le acomodó unos cojines.

Young Mi fue a la cocina donde se encontraba el mayor y se preparó una taza de café, tomo unos panecillos y le dio un mordisco a uno relleno de glaseado.

-¿Crees que debamos llevarlo con un médico?

-No lo creo- dio otro mordisco al panecillo- Debe estar muy cansado. Lo que me preocupa son los medicamentos que le recetaron, cuando fuimos al médico le dieron unos cuantos para los malestares, y por ahora no se ha tomado ninguno.

-Deben estar en su departamento ¿Te parece si voy por ellos?

-¿Tienes como entrar?

-¡Por supuesto! Nickie me regalo una copia de llave, será rápido, creo que me costará más tiempo encontrarlos.-El mayor tomó las llaves de su auto y salió hecho un rayo del departamento.

 

Sabrá que lo tendrá tan enérgico.

 

Young Mi salió de la cocina y se fue hacia la sala. Por unos segundos observó desde lejos el apacible rostro del castaño que dormía entre las mantas calientitas, hiso el cojín a un lado y se sentó al lado del menor, levanto su mano y paso un castaño mechón de pelo del menor por detrás de su oreja, lo hiso una vez más y luego comenzó leves caricias por sus delgados cabellos.

Lentamente el menor fue abriendo los ojos, inclinando inconscientemente su cabeza para poder tener algo más de contacto con aquellas grandes manos.

-Lo siento, ¿te desperté?- el menor fregó sus ojos.

-No, ya estoy mejor.-Young Mi le ayudo a sentarse y luego se acomodó un poco.

Por unos minutos ninguno supo articular palabra alguna. Nuevamente estaba ese silencio incómodo entre ellos. Pronto uno de los dos tendría que decir algo, y Sun Hee no era precisamente bueno en ello.

-Ah, es cierto- el castaño se volvió para mirarlo- esta mañana, dijiste algo acerca de la universidad.

-Si… ¿Qué hay con ello?

-¿Piensas asistir a las clases?, digo ¿en tu estado?

-Bueno…no es como si tuviera una enfermedad terminal o algo por el estilo, pedí un traslado a una universidad cercana antes venirme aquí, afortunadamente no falta mucho para que el semestre acabe,  cuando pueda volver a clases buscaré la forma de recuperar las materias, creo que por ahora es lo único que tengo planeado.

La mirada de SunHee reflejaba clara tristeza, había algo más que obviamente no le había dicho, pero era mejor no presionar al bajito, en ese momento debían haber demasiadas cosas en su cabeza.

-Young Mi…- el menor bajo el rostro, por un momento el azabache pensó que lloraría- yo…yo ¿puedo pedirte un favor?- Young Mi se inclinó para buscar su mirada sonrosada.

-Claro que sí ¿pasa algo?

-No, quiero decir, yo… ¿Crees que podrías… preparar para mi un vaso de leche con chocolate…?- Young Mi solo esbozó una sonrisa aunque en sus adentros casi moría de ternura <<Demasiado lindo...>> pensó para sí.

-Por supuesto, vayamos a la cocina.

SunHee le siguió, luego se sentó en uno de los banquillos altos que había en la barra. Mientras vaciaba la mezcla en un vaso cristalino, Young Mi notó como el bajito meneaba ansiosamente los pies que le colgaban del banquillo. Nuevamente no pudo evitar pensar que se veía tan lindo cuando se comportaba de esa manera.

SunHee bebió rápidamente el contenido con la pajilla rosada que Young Mi puso en su vaso, pero…no había sido suficiente.

-Crees…que puedas darme un poco más…-el menor puso ojos de cachorrito y lo miró directamente a la cara. Young Mi volvió a sonreír.

-Claro que sí, puedes pedirme lo que sea.

-¿Lo que sea?

-Sí

-¿Hasta un sándwich?

El azabache no pudo evitar soltar una risa.

-Por supuesto que sí.

-¿Con mermelada?

-Eh?…Claro.

-¡¿Y mantequilla de maní?!-Al menor extrañamente comenzaron a brillarle los ojos de solo pensarlo.

- ¿Todo… junto?- SunHee asintió enérgico- Okey...por qué no…

-¡Y helado!

Está bien, eso ya era extraño, Young Mi dudo siquiera poder preparar algo como eso.

-Qué te parece si pongo el helado a un lado ¿Mejor?

-Está bien- en esos momentos el menor tenía una extraña sonrisa de satisfacción, con las mejillas sonrosadas SunHee casi irradiaba brillo de la emoción.

-Te parece si vemos televisión mientras comes?

-Okey…pero, entonces… tal vez deberías hacer palomitas-El menor jugaba traviesamente con sus dedos.

-Está bien…-suspiró divertido.

Cuando terminó de preparar el… extraño sándwich, llevaron todo a la sala y lo colocaron en la mesa de centro frente al televisor. SunHee se sentó en el suelo y comenzó a dar grandes mordidas al emparedado, el azabache regresó de la cocina con un tazón repleto de palomitas y lo colocó a un lado.

-¿Te importa si me voy un segundo? Iré a cambiarme de ropa- Sun Hee elevó las cejas y luego asintió, Young Mi volvió a reír, era una imagen bastante graciosa, había migajas por todo su rostro y tenía los cachetes tan llenos que sus labios se cerraban en un piquito, aparentemente era un hábito del castaño comer de esa forma.

-Eres un desastre- rio un poco, luego se inclinó y con sus pulgares limpió su rostro de las migajas. Y como un acto involuntario depositó un fugaz beso en los labios rosados que prácticamente lo invitaban a hacerlo.

Se puso nuevamente de pie y le dedico una amable sonrisa ante de irse para desaparecer por el pasillo que daba a la habitación.

SunHee permaneció inmóvil, inmóvil y rojo hasta las orejas, eso jamás se lo esperó, y aunque fue un simple rose de labios, solo eso bastó para sentir que su corazón salía por su pecho, y su cuerpo cosquilleaba un mar de emociones tan fuertes, incluso más que el beso de hace unas horas.

 

<<Hace unas horas….>>

 

Lo había olvidado por completo, tragó todo lo que había en su boca y luego se llevó los dedos a los labios…ese había sido su primer beso… bueno, su primer beso lo suficientemente consiente, de la nada Young Mi lo besó como si nada, pero eso no descartaba que había sido tan especial como un primer beso merecía serlo.

 

<< ¿Especial? >>

 

¿Qué había tenido de especial? ¿Fue tan solo el simple hecho de que fue Young Mi quien se lo dio?

Se llevó las manos al abdomen por un segundo.

 

<<Si tan solo le hubiera conocido antes…>>

 

No…si lo hubiera conocido antes no le habría hecho mucho caso, pues su mente estaba siempre concentrada en los estudios y tal vez no se habría decidido por adoptar al pequeño en su interior.

Y ahí estaba otra vez acariciándose el vientre como un bobo, ¿Cómo es que algo tan sencillo podía relajarlo tanto? En ese poco tiempo había descubierto lo relajante que era hablar con su bebé, aun le costaba creer que había alguien ahí dentro, pero cuando llegaba a comprenderlo, la piel se le erizaba  de la emoción.

 

 

<<Lastima que no estaré ahí para protegerlo…>>

    

 

 

 

• • •

Notas finales:

-Bye bye!


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