Podía sentir como los primeros rayos del sol caían suavemente sobre su rostro, el sonido de la tela de las cortinas rozándose suavemente, casi con miedo de despertarlos, mientras que el suave vendaval ingresaba por la ventana de la habitación. La suave luz de la mañana entraba indiscreta a la desordenada habitación, dejando notar algunas prendas regadas en el tatami, mientras que las sábanas blancas aún se encontraban enrolladas entre sus cuerpos.
El menor se removió ligeramente al sentir como unos fuertes brazos se aferraban un poco más en su vientre, soltó una ligera risita al sentir como una ligera capa de barba rozaba contra su piel, y al instante unos labios empezaban a repartir pequeños besos por todo el largo de su cuello, su cuerpo se estremeció cuando aquellas fuertes manos empezaron a colarse por debajo de su playera, intentó moverse, pero el cuerpo del mayor ya se encontraba encima de él.
Abrió lentamente sus ojos, deleitándose como aquellas dos gemas azules, brillantes y hermosas le observaban con infinito amor. Acarició la mejilla del varón, sintiendo como la pequeña capa de barba empezaba a picar sobre su delicada piel.
-Te amo. -Naruto escondió su rostro en la curvatura de su cuello, y él le dejó que se acostara encima de su pequeño cuerpo, acarició los rebeldes mechones del varón, enroscándolo entre sus largos y finos dedos, y volvió a soltar una suave sonrisa al sentir como las manos del varón volvían a acariciarlo.
Unos pequeños e irregulares pasitos en el largo del pasillo les obligó a separarse y Sasuke sonrió ligeramente mientras acariciaba el rostro del mayor, bajando lentamente sus dedos por el pecho desnudo de su esposo.
-Prometo recompensarte. -El mayor le dedicó una pequeña, pero pervertida sonrisa, tomando su mano entre sus dedos, para llevarla lentamente hasta sus labios, y posar un pequeño beso en sus nudillos.
-Te tomaré la palabra, teme. -La puerta se abrió estrepitosamente, en el mismo momento en que Naruto se alejaba de los labios del moreno.
El pequeño Menma ya contaba con unos cortos cinco añitos, y el pequeño Ryu con unos casi cuatro, los dos pequeños corrieron tan rápido como pudieron para subir a la cama junto a sus padres, Menma se aferró con fuerza al cuello del doncel, soltando una pequeña risita al sentir las manos de su papi sobre su barriguita, mientras que el más pequeño hacía un gracioso puchero, para luego ser abrazado por su papi.
-¿Y para mí no hay beso, ni abrazo? -Los dos pequeños niños se soltaron del cuerpo de su papi para tirarse encima del mayor, intentando hacerle cosquillas. -¡Oh no, Sasuke ayúdame!
El doncel tomó suavemente al pequeño rubio entre sus brazos para hacerle cosquillas en su estomaguito, dejando que su esposo se encargue del pequeño Menma. Besó las mejillas de su pequeño bebé, escuchando como las risas de sus tres varones llegaba a adornar aquella hermosa mañana.
Los dos niños se soltaron de los brazos de sus padres para correr al baño, el agua de la tina se escuchó con fuerza, mientras que los brazos de Naruto tomaron el cuerpo del doncel para llevarlo e introducirse en el agua temblada, con los dos niños entre sus piernas, chapoteando divertidos al ver como su padre hacía burbujas de jabón.
Sasuke sonrió despacio al ver a su familia, su pequeño Ryu había heredado los hermosos ojos de Naruto, pero el mayor siempre decía que el pequeño tenía su misma mirada, penetrante y orgullosa, acarició los cabellos de su Menma, de su primer bebé y sonrió despacio cuando el menor giró su cabecita y con aquella sonrisa le plantó un beso en su mejilla. Intentó aferrarse en el borde de la tina cuando los tres varones se lanzaron sobre él para llenarlo de besos.
Naruto podía decir que tenía todo lo que había deseado, nunca pensó que llegaría a formar una familia a lado de un pequeño doncel. Acarició sus parpados cansado por el arduo trabajo que había tenido aquel día.
-Puedes marcharte temprano, Ino. -Su secretaria le sonrió despacio y se marchó de su oficina, no había planeado nada para aquel día, pero deseaba estar solo unos momentos. Caminó hasta la enorme mampara para observar las hermosas y resplandecientes luces de Tokio.
Sus dos hermosos niños eran la luz de su vida, Menma había llegado en el momento exacto, y fue lo que necesitaba para poder abrirse al doncel, amaba a su pequeño Menma, sonrió despacio al recordar como su morenito era tan apegado a su papi.
Soltó un ligero suspiro al ver como el cielo empezaba a cubrirse de un tono violeta oscuro, dejando atrás los hermosos colores del atardecer. Sus pasos por los largos pasillos se escuchaban como ligeros ecos, llevándole lentamente al momento en que conoció a Hinata.
Había pensado que era la mujer de su vida, pero había estado tan cegado, que cuando se enamoró del doncel tuvo que dañarlo para darse cuenta del error que estaba cometiendo, había visitado tan solo una vez la tumba de la pelinegra, le había llevado sus flores favoritas. Pero tan solo se había quedado de pie observando la fría lapida, recordando los pocos momentos felices que tuvo a su lado. Pero al final agradeciéndole por lo que hizo.
Aún no caía la noche cuando llegó a su hogar, había pensado en darles una sorpresa a su pequeña familia, pero sonrió ligeramente al escuchar la suave voz del doncel, caminó despacio hasta el jardín del fondo y se quedó de pie observando como Sasuke jugaba con los dos pequeños en el jardín, nunca iba a cansarse de observar aquel rostro, caminó sin hacer ruido y sin importarle ensuciar sus caras ropas apresó la cintura del moreno.
-Ahora entiendo porque te encuentro bañado cada vez que llego. -Las mejillas de Sasuke se sonrojaron fuertemente al sentir aquella profunda voz atravesar sus sentidos, pero sonrió divertido al recordar los momentos en que el rubio se molestaba, infantilmente, al no poder bañarse juntos. -Pero ahora podremos bañarnos juntos.
-¡Sí! ¡Baño! -Los dos pequeños saltaron emocionados al escuchar que se bañarían junto a sus padres.
-No lo creo, Dobe. -Sasuke palmeó suavemente la mejilla del mayor, riendo suavemente al ver como sus dos hijos corrían hacía el interior de la casa. Intentó levantarse, pero el mayor lo aprisionó con más fuerza entre sus brazos. -¿Qué pasa?
-Todo me parece tan irreal. -Naruto escondió su rostro en el hombro del menor. -Sé que hemos pasado cinco años juntos, pero aún tengo miedo que sea una mentira.
-No lo es. -El menor acunó el rostro del varón entre sus manos, mirándole con el ceño fruncido, pero lentamente mostró una pequeña sonrisa en su rostro. -Yo también… a veces temo despertarme y estar solo en esa gran cama.
Naruto dejó que Sasuke se acomodara entre sus piernas y que escondiera su rostro en su cuello, acarició suavemente la espalda del menor y escondió parte de su rostro entre los cabellos del doncel, sonriendo despacio al ver como sus dos niños se asomaban temerosos por la mampara, en silencio les hizo una seña para que se acercaran, y como todo niño, corrieron hasta lanzarse contra ellos, escondiéndose entre los fuertes y protectores brazos de sus padres.
Podía recordar que antes de verse casado y con hijos, nunca se tomaba un día libre, pasando el fin de semana hasta los feriados, encerrado en su despacho, leyendo algún informe; pero ahora todo era distinto. No podía cansarse de escuchar las risas de sus pequeños ni la de su joven esposo, podía pasar horas y horas observando aquel fino rostro y siempre encontraría algo nuevo, algo hermoso.
El día era completamente cálido, el sol brillaba en lo más alto del cielo, alumbrando todo a su alrededor, el parque se encontraba rodeado de varias familias, y aquello era de esperarse de un domingo, caminó despacio siguiendo las risas de sus pequeños niños, a lo lejos podía observar como los suaves rayos del sol se cernían por la frondosa copa del árbol, cayendo sutilmente sobre el delgado cuerpo del doncel.
Llevó suavemente su mano hasta su pecho, intentando calmar el fuerte y emocionado latido de su corazón.
No recordaba el momento en que se había enamorado de aquella mirada azabache y profunda, pero podía recordar el aroma del menor persiguiéndolo siempre, aquella pequeña, tímida, pero sincera sonrisa que le daba hacía que sus emociones se dispararan.
Un abatido suspiro salió de lo más profundo de su alma, al recordar la primera vez en que tomó el cuerpo del menor, a la fuerza. Había necesitado de tiempo para perdonarse a sí mismo, y que el menor también le perdonara y volvieran a confiar el uno en el otro.
Habían pasado por momentos difíciles, pero los habían superado, ahora podía decir que tenía a la familia que siempre había deseado, una pequeña sonrisa se asomó por sus labios cuando la mirada profunda del menor se posó sobre su cuerpo.
Dio unos pasos más y tomó con fuerza la mano del doncel, nunca más volvería a dejarlo solo, nunca más volvería a dañarlo, un fuerte estremecimiento recorrió todo su cuerpo, cuando ambas miradas chocaron.
Su familia se había reunido en aquel parque, a lo lejos podía escuchar las risas de sus hijos, las voces de toda su familia, pero aquel momento era de ellos dos, acarició la mejilla de Sasuke y besó castamente sus labios, sintiendo como poco a poco los dedos del menor se enroscaban entre sus cabellos.
-Te amo tanto. -Los ojos de Sasuke brillaron con fuerza, no podía escuchar el palpitar de su corazón, pero sabía que se encontraba emocionado.
-Estamos embarazados.
La voz del menor caló lo más profundo de sus sentidos, y no supo en que momento dejó de respirar, solo podía concentrarse en la sonrisa que le dedicaba Sasuke, en sus mejillas teñidas de un suave carmín. Acarició su mejilla y apoyó su frente contra la del menor, sintiendo como sus ojos empezaban a llenarse de pequeñas lágrimas.
-Gracias, muchas gracias, Sasu. -No se había dado cuenta en qué momento se había aferrado al cuerpo del doncel, pero ya había enterrado su rostro en el cuello del doncel, dejando que aquellas lágrimas se deslizaran hasta perderse en la fina camisa del moreno.