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Llueve por girlutena

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Notas del capitulo:

*-*!

Como dije antes este es mi primer NaruSasu y ya pues... jeje ^^ espero que este capitulo sea de su agrado (:

Si pensaba que los días podían mejorar, ese día se dio cuenta que nada estaba saliendo como él lo deseaba. Golpeó su frente con el timón de su auto, sintiendo como el dolor de cabeza empezaba a extenderse por su cuello.


Cerró fuertemente sus ojos al recordar como hace unos días se había topado con Sasuke, quiso intentar acercarse a él, pero el menor tan solo se alejó con pasos rápidos, hasta volver a esconderse en la habitación.


Con sus dedos apretó las cuencas de sus ojos, sintiendo como un poco del dolor empezaba a disminuir, desarregló el nudo de su corbata, sintiendo como el calor de la calefacción empezaba a asfixiarle, regresó su mirada hasta la pantalla de su celular, que había empezado a brillar y frunció su ceño al observar como el nombre de Hinata aparecía la pantalla.


-Naru. –No pudo evitar sentir como el ácido en su estómago empezaba a quemarle las entrañas al escuchar la voz, que alguna vez le hizo gritar de placer. –Te estoy esperando.


-No voy a poder ir.  –Su voz sonaba cansada y agitada, aquella semana había pasado demasiado rápida y tan solo había podido ver al doncel tres días, desde su despacho, desayunando solo, mientras el menor comía en la cocina con los sirvientes.


-¿¡Es por ese doncel!?


-No. –Soltó un ligero suspiro, intentando relajar su ceño fruncido. –Mi padre me pidió que viaje a Suiza y tengo que arreglar algunos papeles antes de irme.


-¡Genial! –La voz de la mujer sonó por toda la cabina de su auto, pero él ya no podía escuchaba su voz, ni imaginar tener a la mujer en su cama. –Tal vez yo también pueda ir.


Frunció su ceño al escuchar el tono sugerente de voz que había usado y negó fuertemente, mientras acariciaba sus adoloridos ojos.


-No Hinata, hablamos después. –Y sin querer volver a escuchar la voz de la fémina cortó la llamada, soltando un cansado suspiro, volvió a retomar el camino hacía su casa y rogando por volver a ver aquellas cuencas azabaches.


Detuvo lentamente su auto al encontrarse con un semáforo en rojo, sintiendo como la calefacción empezaba a envolver su cuerpo, abrió rápidamente la ventana del auto, sintiéndose más relajado al sentir como el helado viento y las gotas de la lluvia caían en su rostro.


Llevó su añil mirada hacía un punto fijo y frunció ligeramente cuando el movimiento de un pequeño bulto al costado de unos cubos de basura, achicó su mirada y su corazón se agitó al ver como un pequeño, se encontraba envuelto en un vieja manta, temblando de frío, mientras que su llanto se escuchaba cada vez más sin fuerza.


Lentamente se estacionó cerca de una pequeña panadería y sin importarle que la fuerte lluvia cayera sobre su costoso traje, caminó rapidamente hasta colocarse a la altura del pequeño niño, observando como unos pequeños mechones azabaches salían de aquella vieja y sucia manta, con sus largos dedos levantó lentamente la tela, sorprendiéndose al encontrarse con una piel lechosa, tan hermosa y tersa.


-No. –A pesar de ser un hombre mayor, no pudo evitar sentir como su cuerpo se estremecía al escuchar aquella suave vocecita, tan temblorosa, llena de miedo; su labio inferior tembló levemente al recordar las lágrimas que recorrían las mejillas de aquel hermoso doncel, a quien lastimó.


El pequeño cuerpecito de aquel niño se estremeció fuertemente al sentir como aquella mano acariciaba sus cortos cabellos, sus hermosos ojos se encontraban rojos y sus tersas mejillas se encontraban empapadas de la lluvia y sus lágrimas.


Sin poder detenerse cubrió aquel menudo cuerpo entre sus fuertes brazos, dejando que el menor limpiara sus lágrimas en su pulcra camisa, le quitó aquella vieja manta y le cubrió su saco, sin poder evitarlo sonrió enternecido al ver como el pequeño se acurrucaba entre sus brazos y aquella tela.


Levantó su mirada y soltó un suave suspiro al observar como las nubes que cubrían el cielo plomizo, no daban tregua a la fuerte lluvia que se rompía bajo de ellos, cubriendo todo su cuerpo, acarició con fuerza sus ojos, intentando quitar todo el malestar que empezaba a sucumbir en su cuerpo.


 


El otoño había empezado a volverse cada vez más hostil, dejando que el vendaval azotara fuertemente todas las ventanas, todos los empleados corrían por toda la casa cerrando las ventanas y asegurando las puertas, según habían pronosticado una fuerte tormenta.


Llevó lentamente su mirada hacía el pequeño cuerpecito que se encontraba acurrucado entre su saco y el asiento del copiloto, acarició tiernamente los cabellos del niño y sonrió suavemente al verle fruncir levemente su ceño, para luego abrir esas dos gemas tan grandes y negras.


-Ya llegamos, pequeño. –El menor abrió sus hermosos ojos y Naruto pudo ver como el pequeño empezaba a mostrar una hermosa sonrisa al sentir como sus grandes manos lo volvían a tomar suavemente, el infante escondió su rostro entre la curvatura del cuello del varón, sintiéndose protegido entre esos fuertes brazos.


 


La puerta principal se abrió rápidamente, mostrando el delgado, pero alto y esbelto cuerpo de Iruka, quien le miraba con el ceño levemente fruncido al ver el bulto que traía entre sus brazos y Naruto tan solo apresó con más fuerza el pequeño cuerpo del bebé.


-¿De quién es ese niño, Naruto? –La voz de Iruka sonó grave y molesta, tan solo imaginarse que había tenido algún hijo con aquella mujer, pero no dijo nada más, tan solo se quedó de pie, observando como el rubio protegía al infante con sus brazos.


-No lo sé. –El varón tomó al bebé para levantarlo suavemente y sintió como un calor empezaba a alojarse en un pecho. –Lo encontré al costado de un basurero.


El pequeño alzó sus pequeños y regordetes bracitos, soltando una pequeña, pero contagiosa risa, Iruka tan solo sonrió suavemente al ver como Naruto observaba al infante con un brillo único en sus hermosos ojos azules.


-Lo llevaré a la habitación. –Naruto empezó a subir las escaleras, mientras que el pequeño empezaba a mostrar signos de volver a llorar.


-Iré a calentar un poco de leche. –Iruka sonrió suavemente al escuchar la suave voz que Naruto usaba para hacer calmar al bebé. Recordó un momento en el doncel que dormía en la habitación del costado y pensó que talvez este bebé le haría bien a la joven pareja.


 


Intentó volver a esconder su cuerpo bajo aquellas gruesas mantas, temblando levemente al sentir como el frío viento se colaba por las pequeñas rendijas de la ventana, cerró fuertemente sus ojos, sintiendo un leve pinchazo en su pecho.


Lentamente se puso de pie, sintiendo como el frío traspasaba por las plantas de sus pies y observó el cielo gris, mientras que las gotas caían rodando por las ventanas del balcón. Lentamente se puso de pie y abrió la puerta de cristal, dejando que el fuerte viento azotara sus cabellos azabaches.


Cerró lentamente sus ojos y sin poder evitarlo llevó sus pequeñas manos hasta posarlas sobre su plano vientre, cuando abrió sus ojos soltó un leve suspiro, mientras sentía como la lluvia caía empapando su rostro.


Ya habían pasado varios días desde que ocurrió aquel accidente y donde se alejó del varón, sintiéndose vulnerable y molesto. Negó fuertemente queriendo olvidar lo que ocurrió, por su bien. Apretó fuertemente sus manos hasta hacerlos puños, frunció ligeramente su ceño al ya no querer seguir lamentándose.


Sintió como sus pensamientos se detenían y no pudo evitar fruncir su ceño al escuchar un fuerte llanto cerca de su habitación.


Caminó tan despacio como pudo, sin evitar que la curiosidad le ganara, apoyó suavemente su mano sobre la desnuda pared, deteniéndose en el umbral de la habitación y observó cómo Naruto intentaba cambiar el pañal a un pequeño bebé, quien se removía frenéticamente, soltando un suave llanto.


No pudo evitar sentir otro fuerte pinchazo en su pecho, al imaginarse que aquel rubio ya tenía otra familia, que tenía a alguien más a quien ya amaba y que en cualquier momento iba a hacer desechado.


-Joven Sasuke. –Su cuerpo se estremeció al escuchar la suave voz de Iruka, pero tan solo le vio sonreír suavemente. –Es un pequeño niño que el Joven Naruto encontró. –Su bruna mirada cayó nuevamente sobre aquel rubio, quien intentaban calmar al pequeño.


Sin saber muy bien cómo, Iruka había colocado el pequeño biberón en su mano y sus pies se encaminaron al par de varones. Sintió un pequeño estremecimiento al sentir los ojos del bebé sobre su cuerpo.


-Si lo cargas de esa manera, solo conseguirás que llore más.


Naruto sintió como aquellas suaves manos, le arrebataran con sutileza al pequeño niño y se sintió extraño al ver como el pequeño se acurrucaba entre los delgados brazos del doncel, alzando sus bracitos para palpar aquel rostro de porcelana. Deteniendo su llanto.


-Es hermoso. –Su cuerpo cayó en cuenta que se encontraban en la misma habitación, sin que el doncel le rehuyera la mirada, le vio sonreír por primera vez y vio como esas hermosas gemas azabaches empezaban a brillar. -¿Cómo se llama?


-Yo- etto, no lo sé. –Se sintió como un estúpido al sentirse nervioso al ver como Sasuke le miraba directamente y se sintió más aliviado cuando el pequeño volvía a soltar suaves barullos, llamando la atención del doncel. –Necesitamos ir al concejo, para adoptarlo y ponerle nuestros nombres.


Sasuke asintió suavemente, alejado a las importantes palabras del mayor, mientras su mirada seguía entretenida en el regordete rostro del infante, quien le mostraba una sonrisa desdentada.


-Necesitamos comprar muchas cosas. –Sintió como su cabeza asentía frenéticamente, mientras observaba como el doncel empezaba a dar vueltas en la habitación de invitados, aún con el infante entre sus brazos, haciéndole reír.


-Por ello no hay de qué preocuparse. –Sasuke se volteó lentamente, mientras que el infante agarraba unos de sus mechones. Naruto sintió como el calor empezaba a asfixiarle nuevamente, vio como el doncel fruncía ligeramente su ceño cuando él salía de la habitación.


Fijó sus orbes negras en las hermosas y brillantes gemas del varoncito y sonrió suavemente al sentir como el pequeño agarraba su nariz, soltó una suave sonrisa y cerró lentamente sus ojos, mientras abrazaba fuertemente el pequeño cuerpecito del niño.


-¿Cómo se va a llamar?  -Los pasos se escuchaban por los largos pasillos, dejando que los suaves gemidos del bebé se escucharan también.


Sasuke caminaba dejando una gran distancia, entre él y el varón, caminando por los largos pasillos, hasta llegar a una puerta de roble, pintada de blanca con suaves diseños infantiles, lentamente, Naruto abrió la puerta dejando mostrar unas altas paredes pintadas de unos suaves colores pasteles.


Se podía escuchar el sonido de la lluvia chocando contra la tierra, dejando que el aroma a tierra mojada se sintiera suavemente. Las finas y delgadas cortinas de seda se movían suavemente, y sus azabaches ojos se fijaron en el centro de la habitación, mostrando una hermosa cuna con las barandas de madera, con una pequeña manta de color azul marino.


Sasuke caminó lentamente hasta el centro de la habitación y palpó, algo emocionado, la suave tela del pequeño cobertor, la suave voz del infante le hizo alzar su mirada y observó los estantes vacíos y la pequeña cómoda pintada de blanco, también mantenía unos diseños de animales.


El pequeño niño empezó a mover sus pequeños y regordetes bracitos, observando emocionado aquella cálida habitación, empezó a removerse entre los delicados brazos del doncel, cuando sus ojos cayeron en un llamativo muñeco de felpa de color naranja.


El moreno se acercó lentamente hasta la pequeña cómoda y tomó suavemente el pequeño muñeco de felpa en forma de zorro. Se veía un poco viejo, pero se encontraba limpio y sonrió cuando el pequeño lo tomó entre sus pequeñas manitos.


-¿Te gusta? –El pequeño niño asintió con una enorme sonrisa en su rostro, mientras chupaba una de las orejitas naranjas del muñeco.


Naruto se acercó despacio hasta la ventana para observar el enorme jardín de su hogar, los altos árboles casi desnudos por los fuertes vientos y como la lluvia seguía cayendo, sin dar tregua.


-¿De quién es esta habitación?


Naruto se preguntó si Sasuke ya había olvidado lo que él le había hecho, mordió fuertemente el interior de su mejilla al ver como la marca de su cuello aún no desaparecía y sus hombros se tensaron cuando Sasuke se había acercado hasta él, tan solo para sentarse en la silla mecedora, que se encontraba cerca de la ventana, sentando al pequeño sobre sus piernas.


Sus ojos azules pasaron por la ropa de dormir y los desordenados y húmedos cabellos azabaches, notando el brillo azulado en ellos, aquella piel lechosa y suave; y en esos suaves y delicados movimientos tan característicos en un doncel, cuando ya es padre.


-La mandé a construir para mi primer hijo. –Naruto pudo ver como aquel brillo que había aparecido con la llegada del bebé empezaba a desaparecer y se sintió un estúpido al sentir un  extraño dolor en su pecho. Cerró por tan solo unos segundos sus ojos y apretó con fuerza sus manos en el pequeño alfeizar.


Sasuke observaba entristecido como el pequeño jugaba con el peluche y su cuerpo se estremeció al sentir como el varón caminaba con pasos lentos hacía él.


Las manos grandes y fuertes de Naruto se posaron sobre las del doncel, quien las tenía rodeando la cintura del pequeño niño.


-Quiero criar a este niño como si fuese nuestro hijo. –En los ojos de Naruto se prendió un brillo, quien hizo estremecer el cuerpo del moreno. –No puedo pedirte que me perdones, pero quiero que sepas que lo lamento. Lamento haberte hecho todo el daño que te causé, pero quiero intentarlo.


Sasuke se sintió pequeño e indefenso ante aquella mirada, tan resplandeciente y sintió que tal vez podría confiar en él. Agachó su mirada y sonrió lentamente al ver como el pequeño le miraba con una hermosa sonrisa y talvez él podría hacerlo.


Lentamente soltó todo el aire que mantenía en sus pulmones, intentando calmar su agitado corazón y volvió a observar las hermosas gemas del varón, mordió ligeramente su labio inferior.


-Yo también quiero intentarlo. –Naruto empezó a mostrar una pequeña sonrisa y sin poder evitarlo cruzó sus brazos alrededor del menudo cuerpo del doncel, dejando al bebé en medio de los dos, quien tan solo reía feliz.


Sasuke sintió como aquellas manos que una vez le atacaron, ahora le acariciaban con total suavidad, observó como esos ojos azules, que una vez le miraron con molestia, ahora tan solo le miraba con ternura. 

Notas finales:

Sí lo sé, ha cambiado la historia (?)

Espero sus reviews T_T


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