Life.
En la sala de una acogedora casa dos enamorados buscaban la manera de expresar sus sentimientos apropiadamente.
—Ryota yo... se que crees que te engaño, pero te equivocas, estos días llegue tarde debido a la búsqueda de nuestro nuevo hogar, uno mas cerca de los servicios esenciales y también de esa bola de revoltosos —la mirada triste en el rubio, le dio a entender que no estaba conforme con esa explicación, levantando su rostro por la barbilla, sus dedos apretaron las mejillas para que formarán una cara graciosa. —Son tan lindos tus pucheros, además las hormonas te dan un cambio de humor que luces mas maduro.
—Aomine deja de jugar conmigo por favor, ya es suficiente —no quería llorar frente a él pero era algo inevitable, todas sus emociones confabulaban en su contra y aunque tratara de esconder sus lágrimas, estas se desbordaban cayendo sobre sus piernas.
Al escuchar su apellido de golpe mas la suplica para que se detuviera, supo que estaba perdiendolo, si no actuaba pronto, estaba seguro lo alejaría por completo. —Mi rubia oxigenada, todo ese químico ya te hizo efecto, quiero estar contigo porque te amo, deseo formar una familia a tu lado, es verdad que salí de una casa acompañado por una mujer, pero ella es casada y con hijos, me dio un beso en la mejilla abrazándome de paso en agradecimiento por comprarle esa pocilga que tu tendrás que arreglar para hacerla habitable.
—Esa fue la vez que Tetsucchi y Kazucchi te vieron, que hay de las otras veces también compraste esas casas —el tono que uso para expresarse dejaba ver su molestia por la facilidad con que se deja tocar.
—No, una de ellas fue un error, yo no sabía que así se ocultan las casas de citas, te lo explicaré mejor, buscando el lugar ideal para vivir me encontré con una zona residencial, las construcciones se veían elegantes y su precio accesible, una mujer salió de una casa con su vestido entellado me preguntó si quería comprar vivienda tenía muchas disponibles, al decirle que si me llevó adentro y ahí vi de que se trataba, muchas mujeres con poca ropa se me acercaron ofreciéndome sus servicios, de la impresión salí corriendo chocando con un cliente ya que al verme me pregunto por "Liring" su favorita y si estaba libre, yo solo moví la cabeza alejándome lo mas que pude, al llegar aquí me di un baño despejando la mente, las cosas que vi no son para nada normales.
—En que momento te pedí que hicieras algo así, yo no quiero una gran casa, sobretodo si estará vacía, ya tuve suficiente de eso —recordando su niñez cuando sus padres le dejaban solo para irse con sus amistades—. Si piensas que con lujos vas a poder hacer lo que quieras, de una vez te digo que no funcionará, hagámonos un favor y terminemos sin dañarnos más.
Golpeandole la cabeza con sus nudillos, el moreno quería averiguar si esa cabecita rubia tenía algo adentro. —Si no entiendes por las buenas, lo haré a la mala, me encargaré que tu cuerpo lo recuerde —acortando la distancia robo de sus labios un candente beso, con gran habilidad lo recostó sobre el sillón donde le tomo prisionero entre su cuerpo, dejándolo completamente a su merced.
Kise esperaba ser devorado salvajemente pero en su lugar era consumido con lentitud, una agobiante calma, sus manos atadas por una corbata y sostenidas arriba de su cabeza gracias a una mano color canela, la boca experimentada de su amante le proporcionaba placer a su miembro. Se olvidaron del lugar en el que estaban, solo se dedicaron a disfrutar de la cercanía de sus cuerpos, los sonoros gemidos se podían escuchar hasta la otra calle tal vez mas lejos, eso a Aomine le tenía sin cuidado, él se dedicaba a complacer, mimar y concentir a su Ryota.
—Ao... Aominecchi, ya no... ya no puedo mas —subiendo y bajando por la hombría del moreno, su agitada voz era el reflejo de la actividad realizada.
— Una ronda más de castigo, por llamarme así —aunque su cuerpo también pedía a gritos descansar, no se iba a detener hasta que estuviese seguro que el ojidorado entendió lo importante que es en su vida—. Esta vez te ayudare.
Colocándole de rodillas sobre el sillón, sus manos unidas descansaban sobre el respaldo, en esa posición lo penetro con avidez una y otra vez, una mano descendió hasta la entrepierna de su amante masturbandole al compás de las embestidas, podía escuchar su nombre entre los sonidos de goce que soltaba un joven rubio. Tan solo un par de minutos después concluyeron con un bien merecido orgasmo, bañados en sudor y esperma prueba de lo bien que se la pasaron en la sala, Aomine quitó el nudo para que Kise lograse liberar sus muñecas dejando que la sangre circulará con normalidad.
—Aún tienes dudas sobre si te amo o no, porque si no estas seguro podemos continuar en la habitación —acostados como estaban, abrazo con fuerza a su pareja dándole besitos sobre sus dorados cabellos—. Tu decides si quieres.
—¡¡Daikicchi!!, no puedo ni caminar al baño y tu quieres seguir, piensa en nuestro bebé, le puede pasar algo si nos excedemos —juntando sus manos en el abultado vientre—. Aun falta para sentirlo cuando se mueve pero yo ya lo quiero en mis brazos.
— Sabes minino, si tengo una razón para mudarnos y es porque mi horario como oficial será muy largo, quiero estar seguro que tanto tu como mi hijo estarán bien, el hospital del cuatro ojos está cerca además Tetsu podrá dar los primeros auxilios y Bakagami también podrá ayudar ya que como profesor estará poco tiempo ausente e incluso Takao con su conocimiento de farmacéutica te dirá si es bueno o no el medicamento que quieras tomar, por eso te pido que nos cambiemos de casa.
—No debiste ocultarlo, Tetsucchi y Kazucchi me dijeron lo mismo, entre todos podemos ayudarnos a cuidar de nuestros hijos, ya que seremos padres primerizos —meditando un poco la situación, se armo de valor para expresar o mejor dicho realizar una petición—. Daikicchi nunca, en todo el tiempo que estemos juntos vuelvas a ocultarme algo, tomemos las decisiones entre los dos.
—En verdad creíste que te estaba siendo infiel, te prometo que jamás te ocultare algo, solo lo haré en tu cumpleaños y aniversario —cobijando a ambos con el abrigo que encontró en el piso, sello su promesa con un tierno beso en los labios—. Duerme un poco, en un rato nos levantamos para arreglar la sala.
Con un reconfortable abrazo descansaron un par de horas, al despertar limpiaron y escombraron la habitación antes de ir a su recamara por sus otras rondas de sueño. En otro lugar las cosas se comenzaban a complicar de a poco, dentro de la mansión Akashi se realizaban maniobras de limpieza, por orden del actual vicepresidente de la corporación y albacea de la fortuna, Shing junto a su hija reorganizaron todo e incluso corrieron a Yura, quien al ver esa situación salió en busca de su esposo, temía por la vida de él, al igual que la felicidad de su hijo puesto que desde un principio el joven Seijiru se había convertido en su objetivo y principal obstáculo.
En casa de Kagami y Kuroko una llamada interrumpió su tranquilo sueño, Taiga fue el designado en levantarse a contestar. — Bro necesito tu ayuda, estoy en el aeropuerto rumbo a tu casa, por favor espérame —la voz lastimosa de Himuro Tatsuya le preocupo al punto de pegar el ojo hasta que se encontrase con su hermano, colgó el teléfono y espero en la sala con impaciencia la llegada de su familiar.
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