Las almas suben a la Tierra. Cada una de ellas toma un camino diferente. Una de ellas desciende en Grecia tomando forma.
-¿Donde estoy?.-dijo parpadeando por la luz solar.
El hombre se sienta pero se sorprende por que esta desnudo. El se incorpora pero sus piernas tiemblan y cae al suelo.
-Genial, mis piernas están adormecidas, tengo que buscar ropa no puedo andar asi.-pensó el hombre.
En lo oscuro del bosque una bestia lo observa y sale sorprendiendo al santo.El lobo se abalanza contra el pero el santo no puede moverse y es mordido en su costado por el animal.
-¡Maldición!.-pensó incorporándose.
El santo enciende su cosmo y hace que el animal se vaya. Herido se aleja a los poco minutos visualiza una casa y ve prendas tendidas las toma y se va.
Camina sin rumbo fijo hasta que ve una mansión a lo lejos y camina tambaleándose. Ve que sale corriendo un niño.
-¡Mamá!.-grito el niño asustado.
-¡¿Que ocurre?!.-grito la mujer preocupada.
Cuando llega con su hijo, la mujer ve al santo y este se desmaya la mujer corre a su auxilio.
-¡Ve por el doctor!.-grito la mujer a su hijo.
El niño corre lo mas rápido que pudo al hospital. Entra y corre a la oficina de este.
-Tienes que venir a mi casa, mi mamá necesita tu ayuda porque hay un hombre herido.-dijo el niño agitado y rápido.
-De acuerdo, primero que nada hola,segundo mas despacio y con calma.-dijo el doctor sorprendido.
-No hay tiempo para esto, vamos que necesita ayuda aquel hombre.-dijo el niño molesto.
El doctor separa lento, tanto que desespera al niño y lo jala. Ambos corren a la casa y ven a la mujer con su ropa manchada de sangre.
-¿Que es lo que paso?.-pregunto el doctor.
-Después te explico pero antes necesito tu ayuda para esto.-dijo la mujer jalándolo hacia adentro.
Después de varios dias el santo despierta, visualiza su entorno pero nada le resulta familiar.
-No debes pararte, abrirás tu herida que tanto costo suturar.-dijo el doctor sentado a lado de su cama.
-¿Donde estoy y quien eres?.-pregunto el santo desconfiado.
-Tranquilo, estas en un buen lugar y yo soy el Doctor Kusanagi Tsubame.-dijo con una amplia sonrisa.
En eso se abre la puerta y entra la mujer, su hijo y un anciano.
-Veo que esta bien.-dijo el anciano sonriendo.
-Solo necesita descansar y no hacer movimientos bruscos.-dijo el doctor molesto.
-Es bueno saber que se pondrá bien.-dijo el anciano sonriendo.
-Bueno ya que esta en buenas manos, me voy.-dijo el doctor enfatizando lo de buenas manos.
-Vamos Tsubame no te comportes como un niño.-dijo burlón el anciano.
-Nos vemos e dicho y no me sigas, viejo rabo verde.-dijo Tsubame enojado.
El doctor se para y sale detrás de el va el anciano. La mujer se queda con el santo y le ayuda a sentarse.
-Lamento mucho eso, ellos son asi siempre.-dijo la mujer avergonzada.
-No eres la única que tuvo que soportar a personas idiotas.-dijo recordando a sus compañeros.
La mujer ríe por el comentario que hizo el hombre.
-Bueno espero que te recuperes pronto y si necesitas algo no dudes en llamarnos.-dijo la mujer sonriente.
-De acuerdo.-dijo el hombre regresando el gesto.
Los meses pasan hasta que se convirtieron en años. La relación de ellos fue mas familiar hasta el punto de tener otro hijo.
-¿Y como la llamarán?.-pregunto el viejo al doctor.
-No lo se, aun no nace y ya me preguntas.-dijo molesto.
-¡Abuelo, doctor voy a tener un hermanito!.-grito el niño feliz.
-Asi es pequeño, ya era hora que tu padre me diera otro nieto.-dijo el abuelo cargándolo.
-No es para tanto.-dijo el hombre bajando las escaleras junto con su mujer.
-Papá¿Tienes pensado como quieres que se llame el bebé?.-pregunto la mujer sonriendo.
-La verdad si, me gusta Oyuky, Emi,Harumi si es niña y si es niño Daichi,Kaito,Ryo.-dijo feliz el abuelo.
-Me gusta Takuma si es niño y si es niña Akane.-dijo sonriente la mujer.
-A mi me gusta Tenma y Sasha.-dijo el hombre feliz.
-Mejor Ren para ambos.-dijo el niño feliz.
-Ren es para niño.-dijo la mujer con una gota en su sien.
Todos rieron, paso la cena con calma hasta que llego la hora de dormir. En el cuarto principal estaban los dos enamorados.
-Ya han pasado 2 años desde que estoy aquí y los tengo a ustedes.-pensó el hombre feliz.
-¿Sucede algo?.-pregunto la mujer sacándolo de sus pensamientos.
-Nada mas estoy pensando, lo afortunado que soy.-dijo el santo feliz.
-Desde que me contaste esos relatos y saber que reviviste no cabe duda que eres lo mejor para esta familia.-dijo la mujer dándole un beso.
-O ustedes son lo mejor que me a pasado desde que revivi.-dijo el santo acostándose a un lado de ella.
En el cuarto de a lado.
-Tendré un hermanito o hermanita, mamá y papá son feliz, espero ser un gran hermano mayor para el.-pensó el niño viendo una estrella.
Separa en la ventana para verla y pide un deseo.
-"Deseo que sea niña y que siempre estemos juntos incluyendo al doctor ya que hace feliz a mi abuelo"-pensó el niño feliz y se acostó.
Era una noche calurosa por ser verano, la estrella que vio el niño. Se dirigió hacia la ventana y sonrió.
-Tu deseo se cumplió sin serlo pero yo reencarnare en ella, espero que seas mejor hermano que los míos, pequeño hermano.-susurro el alma depositando un beso en la frente del infante.
Ella se dirige al cuarto principal y los ve a los que van hacer sus padres, lo que le sorprendió fue ver que el papá es un ex-santo dorado. Sin mas tiempo que perder se metió y ocupo el cuerpo del bebé.
A la mañana siguiente.
Todos despertaron por un grito producido por la mamá que estaba en labor de parto. Para su suerte el doctor estaba en la casa.
Pasaron las horas y el doctor salio cabizbajo con la bebé en brazos, se la da a su abuelo y se acerca al santo.
-Lo siento mucho pero ella no sobrevivió, murió por hemorragia interna.-dijo el doctor con un nudo en la garganta.
-¿Que?.-pregunto el santo triste.
-Ella murió.-dijo el doctor queriendo llorar.
El santo se dirige al cuarto y ve el cuerpo inerte de la que mas amo en su vida.
En la sala.
Solo se escuchan los llantos amargos de los familiares y de la bebé que lloraba a todo pulmón. El santo oye llorar a su bebé, baja corriendo y la bebé se parece a ella.
-Me la das.-dijo el santo llorando.
-Aquí esta, solo ten cuidado.-dijo el abuelo abrazando a su nieto que hace tres dia acababa de cumplir 3 años.
-Hola pequeña, soy tu papá, siempre estaré a tu lado mi pequeña, no dejare que te pase algo.-dijo el santo viendo como la bebé dejaba de llorar.
La bebé escuchaba los latidos de su padre, era un recuerdo que nunca olvidaría, los latidos de el eran los mas relajantes a pesar de estar triste. El santo se alegro y se dirige a su hijo y se la muestra. Apesar de lo tristes que están la llegada de la bebé los pone tranquilo.
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