Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Blind Lambs por sleeping god

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo final.

Algo extraño, lo admito, pero me ha gustado.

Feliz año nuevo-atrasado nuevamente- y gracias por acompañarme en otro proyecto.

Ah, las disculpas de tardanza no podían faltar, así que: una gran disculpa.

Hasta pronto.

-No lo mires así, Ichigo. Está mal juzgar a la gente por como luce.

Mamá.

-Tienes que conocer primero a las personas antes de que digas que no te agrandan.

Pero… mamá…

-Ya que crezcas verás cosas que te parecerán extrañas, pero no por eso debes estar en contra.

Mamá ¿y si mejor me hubieras enseñado a ser intolerante? No estaría temblando, llorando, abrazándome fuertemente al torso que amo, acurrucándome en moldeados brazos, gimiendo un nombre poco común.

Mamá, si me hubieras enseñado a ser irrespetuoso no estaría sufriendo.

¡Mamá, tu qué ibas a saber si ese torso, esos brazos y ese nombre es mi hermano y amante! Por tu culpa no juzgué nuestra relación como algo asqueroso, no me dieron ganas de vomitar en sus abrazos, no me arrodillé ante una cruz por sus besos, no confesé ante un hombre vestido de túnica que se comunica con dios que los gemidos que me sacaba no me provocaban ganas de matarlo, sino de morir de éxtasis… Mamá, nunca pensaste en todas las posibilidades.

Igual que yo. Igual que Grimmjow.

-Grimm…jow…

Nunca habla cuando no tiene respuestas. Ni palabras que sean falsas, pero consuelen.

Grimmjow no profesa mentiras, él abraza y besa mi frente siendo tan fuerte como un roble ante la tormenta. Parece quebrarse y a la vez mirar a la tempestad con altanería.

-No entendió—dice una vez que una de sus ramas ha dado contra el piso. Su brazo cayendo en la cama a un costado de mi cuerpo.

El roble puede romperse.

-Traté de explicarle, pero no entendió. Es un niño, él solo ha visto a sus hermanos besándose y diciendo que se aman. No ha visto más allá. No… él nos ha visto como realmente somos.

Todo puede romperse.

-Qué asco—dice con ojos de niño y hermano estereotipado—Que asco, ha pensado. Al igual que con tu padre y ella cuando se besan. Qué asco.

Grimmjow… se está rompiendo como un roble, como una rama… como todo.

-Qué asco y raro, piensa. Los hermanos no se besan en la boca. Lo preguntará, lo sabes ¿verdad? Preguntará por qué nos hemos besado en la boca, o preguntará si puede besarte en la boca; y le dirán que eso está mal, que es asqueroso, y dirá que nos vio hacerlo, entonces temblarás como si una tormenta azotara un roble y te quebrarás en llanto y yo no podré sostenerte así que todo habrá acabado. Me mandarán lejos, culpándome más a mí que a ti, de eso me encargaré yo, pero eso es lo que menos importa pues no podré verte mientras vivas aquí, y no importará si te marchas conmigo porque no podremos olvidar como nos han llamado así que desde ese momento nos dará asco vernos.

Intensifico el llanto.

-¿Tiene que ser así?—cuestionó con algo de miedo a que se enojé, a que no confié en él a pesar de que todavía no sabe la respuesta.

-Desearía… desearía…--se traba, alza su brazo, pero ya está roto, y baja los ojos claros y sinceros. Tiene ganas de morir—desearía que lo imposible fuera posible, que los padres nunca se separarán, que los muertos volvieran a la vida, que las nuevas personas por conocer tuvieran una etiqueta que dijera qué serán en el futuro.

Aprieto su brazo y alargo un suspiro para calmarme.

Qué raro, he suspirado como él.

-Desearía ser esas palmas que se extienden al cielo azul cuando se pide un deseo. Desearía ser un deseo, uno tuyo.

Todo parece tan negro. Tan roto.

Y sus palabras son tan azules, tan multicolores, tan tiernas, tan musicales. Tan hermosas.

Le he golpeado el rostro.

El roble tiembla cuando sus raíces parecen pudrirse.

La incredulidad no cabe en su rostro. Por fin a sentido el miedo que me corroe.

-Tu eres mi lista de deseos—le digo abofeteándolo nuevamente—el cielo, las manos y las lágrimas que se derraman cuando se sabe que nunca se cumplirá la petición, son lo que eres para mí—vuelvo a humillarlo, haciendo que baje su cara por la vergüenza—ya eres eso, entonces no te rompas. Deja de ponerle vida a lo que ha muerto.

No todo sale bien.

-Te amo—me dice en una voz queda y con tono de madera.

¿Notas su base? Tan sólida ¿Quién se la habrá construido?

Acaricia mi rostro y seca mis lágrimas con una enorme sonrisa. Mi sonrisa.

Sus mejillas están tan rojas, pero es aquel fuerte hombre que debe ser.

Es un deseo muy alto.

¿Se cumplirá?

Le doy un largo beso hasta montarme encima y comenzar a hacer el amor, abajo Kiichigo ve televisión mientras repasa lo que Grimmjow ha intentado explicarle, pero sobre todo lo que vio y lo que le enseñaron.

Y nos escuchará.

Y puede abrir la puerta.

Y también juzgarnos.

Penetra con rudeza, como siempre lo ha hecho. Yo le toco los pectorales como siempre, sintiendo ese corazón que bombea sangre a su pene que duramente taladra mi interior.

El ruido que hacemos lo escucho. Nunca antes fue así. El golpear de sus testículos, la cama que sostiene nuestro acto ya no lo ignora, la habitación saca nuestros gemidos, el espacio nos permite ser quienes somos.

-Te amo—repite—mi novio.

Novios.

Me duele el corazón y grito de rabia.

-Soy tu hermano—reclamo sacando su miembro hasta que sostiene mis muñecas y vuelve a meterse con dureza.

-Cállate, eres mi novio.

Me jala las manos a un costado de su cabeza para bajar mi cara a la tuya y meter su lengua en mi boca. Le muerdo para hablar, pero antes me suelta para sujetar mi cintura y meterse con rabia.

-Novio.

-No, somos hermanos ¡hermanos!—le replico montándolo con más violencia, con más locura y placer—¡Somos hermanos por siempre!

-¡No, nunca más! ¡Eres mi novio y nada más! ¡Eras un don nadie cuando nos vimos y ahora eres mi novio!

Me silencia tapándome la boca con sus palmas mientras sigo gritando que somos hermanos, siempre lo seremos, que antes de conocernos lo éramos y probablemente en las entrañas de nuestras madres ya estabas conectados con ese lazo de sangre falsa.

Sujeta mi pene y lo masturba, besándome el cuello, callando para devorar sus deliciosos labios. Me vengo sobre su playera, dejándome la boca libre pero ya no digo nada. Tiemblo como él no lo hace.

Las hojas se sacuden al viento frio. ¿Seré eso? ¿Las hojas en este tronco?

Me tumba en la cama para penetrarme a la velocidad que le plazca.

-Mi padre… ah, mi padre. Él sabía que todo estaría bien si vivía en Estados Unidos—se saca la camisa y se agacha para subir mis piernas sobre sus hombros— Mamá estaría bien con Isshin. Tú estarías bien sin mí. Todo…— comienza meterse con un uno-dos, uno-dos, uno-dos sincronizado—Estaría bien… sería tan triste. Estar sin ti me habría matado, sin saberlo, me habría muerto de tristeza.

Y nada estaría bien. Entonces estaría bien.

Mientras sus movimientos controlan los míos nos descubro como novios, nunca antes nos supe tan lejanos sanguíneamente y tan cercanos en el corazón.

El miedo desapareció.

No podemos quebrarnos.

-Eres un roble—le confirmo con unas gotas de sudor cayendo sobre mi rostro.

La tormenta lo azota.

Mi interior lo succiona al estar a punto de morir por su culpa.

-¿Y tú qué crees que eres?

-Tus hojas—confirmo.

-No eres un adorno, no eres mínimo, no eres un accesorio—besa mis mejillas para susurrar—el árbol sin hojas es una señal de estar muriendo.

Una señal de vida.

Parece colorearse el cuarto.

Ya no estoy triste.

Ya nadie lo está.

Té tampoco.

Puede que todo salga bien.

Acaricio su cara y le susurró al oído.

-Ahora entiendo a tu padre—le confirmo al suicidio contado. Asesinándose para no arrebatarle a la mujer amada ya no amada el hijo amado que odia amando y también dejarle al sujeto sustituto amado. Una muerte altruista. El amor tan inmerso en todo.

Se ríe y solo por reflejo clava los ojos a su espalda y vuelve a los míos.

Ustedes fueron los testigos del grito de ella, aterrada a su hijo jodiéndose al otro, el asco y terror en la cara de papá, viendo a su varón convertido en una hembra. Yo no pude verlos mientras querían saber si debían cerrar la puerta a que sus otros hijos vieran a sus hermanos cogiendo, aunque ya no importaba pues nos vieron; o si debían separarnos como perros en celo.

Nada había que hacer hasta que Grimmjow se vino dentro mío con un ronco gemido de éxtasis. Lo acompañé en ello. Lo besé con todo el amor que le tengo, también volví a decirle que lo amaba y al salir de mis entrañas dio un gran grito al cielo que no cumple deseos.

Empezó a llorar, pero no a romperse.

-Te amo.

-¡BASTA!—ordena.

-Te amo.

Otro gemido que hace que el mismo desconozca su propia voz hasta lastimarse la garganta.

Con esa voz llena de amor y sangre me dice:

-Te amo.

Se sube los pantalones.

-No vengas hasta poder soportarlo

Él y ella. No sé cuándo papá se volvió él.

Él.

-Tanto amor en las acciones—concluyé.

Tapo mis oídos y entierro la cabeza en las sabanas.

Brevemente pienso con terror en sus ojos azules convencidos de que si se hace algo con todo el corazón no debería ser juzgado. No es así. No, si lo es. Debo creerlo.

Tanto amor en las acciones.

Golpeo las cobijas y vencido salgo corriendo aun desnudo de la cintura para abajo, intentando que los deje ir, que pare de estrangular a Yuzu.

-¡Basta!—vuelve a gritarme--¡Basta!

Suelto sus brazos para permitírselo. Gimo una vez más para sollozar.

-Basta—esta vez me pide con cariño, tirando el cuerpo de mi hermana.

El roble no puede parar la tormenta, tampoco un dios, ni un hombre.

Él es un deseo.

Deseo parar la tormenta.

Voy con ella que chilla como mamá lo hizo antes de morir.

Se parecen, por fin se parecen.

-Mamá, no pensaste en todo—le comunico y espero ver esa luz comunicándome todo, haciendo un vínculo tan fuerte como el que tiene con su verdadero hijo, haciéndonos también amantes.

Y es Grimmjow quien, sin atreverse a tocarme, me ruega no mancharle más su ropa de rojo, no rebanarle trozo a trozo la vida, aunque sea dejarle decir adiós.

Sin embargo, lo obligo a detenerse.

Paramos un poco para dar con la luz del día. Un día tan azul como ella… no, como él (Grimmjow) y los colores que ha creado.

¿Qué ven ustedes? Tu solo. No lo pienses ¿Qué ves? No le preguntes a los demás ¿Qué te parece presenciar?

Tranquilízate, sé que el corazón tiembla y la mente se nubla con tantas ideas moralistas, pero ignóralas.

Solo dilo.

-Voy por ellos— me deja ahí, contigo mientras persigue a Karin y Kiichigo.

-¡Ichi-nii! ¡Ichi-nii, por favor! ¡ayúdame!

Los gritos de ella me erizan la piel y me obligan a agacharme para evitar correr en su auxilio.

Mi nombre en sus labios me provoca vomito hasta que el Grimmjow el que replica mi nombre tras ella, cientos de veces para borrar esas ideas.

No has contestado.

-No pude hacerle daño—muestra al niño que inició… no, es mentira. Fuimos nosotros, fueron todos. Y nadie es culpable.

Lo baja con la lentitud de una tormenta amainando. Podría ceder, así como podría incrementar su furia. Pastos verdes con un pastor o un negro paraíso terrenal ¿sabes cuál es cuál con esa mentalidad tuya?

También sientes ese miedo ¿no es verdad? Ahí está, claro y verde, el pastor está al frente, esperándonos. Nos indica que vayamos. Y no lo hacemos.

No lo hagamos.

-Es mío—le replico, tomando en mis brazos al niño desmayado.

Le enseñaré a que aprenda por sí mismo. Que no se crea nada. Que se irrespetuoso e inmoral. Debe serlo para ver como nosotros esta escena que tu describes cruel, sangrienta, oscura y sin amor.

Él jamás será como tú. Lo mataría antes de que fuera como tú. Que hiciera las cosas sin amor como tú.

-Será bueno. Todo saldrá bien. No importa si no está bien, estará bien—confirma con abrazo.

El roble.

Seré sus hojas.

Y él será los frutos.

-Lo estará.

Papá.

Papá.

¿Por qué no sonríes? 

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).