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I Don't Deserve You por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola preciosuras, traje sensualidad~ ya sé, me tardé. I'm Sorry >.<

He escrito y reescrito este capítulo miles de veces y ninguna idea se me hacía buena, así que me tomé mi tiempo hasta lograr algo decente. ¡Al fin!

Bueno sin más que decir, disfruten el cap y no me maten o si no no lo continuo(?)

Kuroko despertó aquella mañana, como todas las anteriores, entre los brazos de Akashi. Era una extraña rutina que seguían desde que ocurrió el incidente con Reo, era como si Akashi quisiera mantenerlo seguro entre sus brazos.

 

El pelirrojo siempre ocultaba la nariz entre sus celestes cabellos, lo olfateaba un poco y luego besaba su frente. Así empezaba un buen día para ellos. Aunque ese día fue algo diferente pues, Akashi, luego de besar su frente besó su vientre arrancándole un fuerte sonrojo a Tetsuya.

 

—Buenos días para ti también, bebé.

 

Desayunaron junto a su madre una deliciosa y saludable comida ya que debían cuidar de los bebés que venían. Akashi tomó su saco y su maletín, aunque no quisiera debía ir a trabajar y dejar a Kuroko en casa.

 

—Suerte en el trabajo, Akashi–kun —dijo el peli celeste al pie de la puerta, frente a Akashi. Tomó su rostro y depositó un pequeño beso en la boca de Akashi.

 

—Nos vemos más tarde, Tetsuya —dijo con una sonrisa en el rostro para luego subir a su auto e irse a trabajar.

 

Kuroko, por su parte, se fue a la sala. Se recostó en el sillón de tres personas —últimamente se sentía muy cansado— mientras observaba a su madre tejer, le estaba haciendo un suéter color azul a su bebé. Iba a tener un hermanito y ambos estaban muy emocionados por ello. Pensó que también sería bueno hacerle algo a su pequeño pero no sabía si sería niño o niña, además de que tampoco era muy bueno tejiendo.

 

—¿Crees que la hice muy grande? —dijo Kaoru mostrando la pieza.

 

—Quizás un poco… pero vele el lado bueno, le durará más tiempo.

 

—Tienes razón —ambos rieron ante eso para luego escuchar un alboroto fuera de la casa—. ¿Qué es eso?

 

—Quédate aquí, iré a ver.

 

—¡Tetsuya, espera! —gritó la mujer espantada.

 

Kuroko no salió solo se inclinó para ver fuera del ventanal. La escena que se encontró le dio un mal presentimiento, Kotaro estaba discutiendo con uno de los guardias que le impedían la entrada. ¿Qué ocurría? ¿Por qué el rubio estaba allí? ¿Cómo supo donde se encontraba?

 

—Es un conocido, madre. Déjame ver que quiere —dijo para luego salir sin escuchar las suplicas de su madre—. Hey —llamó al guardia que se volteó a verlo—, déjalo. Es un amigo —el enorme tipo se apartó solo un poco para dejar que el chico se acercara al extraño—. Kotaro–kun, ¿Qué haces aquí?

 

—Tú —dijo entre dientes, con la mandíbula temblorosa y los ojos empañados—. ¡Tú fuiste el causante de esto!

 

—¿De qué estás hablando?

 

—Reo–nee… él… —Kuroko llevó sus manos a su vientre como un acto de reflejo, escuchar el nombre de Reo le puso la piel de gallina—. Reo–nee intentó suicidarse porque lo abandonaste…

 

Kuroko no podía creer lo que escuchaba. No, eso no podía estar sucediendo. Su Reo, su amado, ¿quitándose la vida? No. No. Él no se alejó para que Reo muriera, lo hizo para que tuviera una vida pacífica sin temer por su vida.

 

—Dime que eso… eso es mentira…

 

—No lo es… lo encontramos… a tiempo… había perdido mucha sangre y… y casi no tenía pulso pero…

 

—Llévame con él —dijo presa del pánico, necesitaba verlo—. Llévame con Reo…

 

—Kuroko–sama —llamó el guardia pero Kuroko lo interrumpió.

 

—Llama a Kagami, dile que lo necesito urgentemente —el guardia no le refutó más y fue a buscar al pelirrojo. Kuroko se quedó allí, temblando frente a Kotaro, con una mano en su vientre y otra presionando su boca. Sentía tantas nauseas, tanto dolor, tanto enojo consigo mismo—. Perdóname… —susurró contra su palma.

 

—No me pidas perdón a mí —dijo Kotaro secando sus lágrimas—, a quien debes pedirle perdón es a Reo–nee.

 

 

******

 

 

Izuki sostenida la mano de Reo, estaba helada al igual que el resto de su cuerpo. Pensó en lo milagroso que fue su llegada, si se hubiera tardado un poco más no contaría con Reo.

 

—Entiendo tu dolor pero esto… esta no era la manera de solucionarlo —no pudo evitar derramar lágrimas. El miedo que sintió al ver el cuerpo inerte de su amigo aun lo acosaba.

 

Escuchó pasos acercarse a la habitación y la puerta fue abierta casi con violencia, Kuroko y Kotaro entraron agitados. Decir que Izuki no estaba sorprendido era mentir, nunca esperó que el rubio fuera a buscar a Tetsuya.

 

—Kuroko…

 

El peli celeste lo ignoró y se lanzó sobre el cuerpo de Reo. Dejó salir todo su dolor, sus lágrimas, su lamento. Su hermoso Reo estaba pálido como un cadáver, frío como un cubo de hielo con ojeras demasiado profundas.

 

—Reo… ¿Por qué? —gimoteó—. ¿Por qué lo hiciste… Reo…?

 

—Fue por ti, Kuroko–kun —dijo Izuki con la voz quebrada haciendo que todo el dolor y la culpa de Tetsuya aumentara—. Él dijo que no quería una vida en donde no pudiera verte…

 

El llanto de Kuroko se hizo más fuerte, más desgarrador. ¿Cómo pudo hacerle eso a su Reo? ¿Cómo pudo dañarlo? Si algo le hubiera pasado él mismo habría deseado morir.

 

—Tetsu… chan…

 

El nombrado elevó su rostro encontrándose con los ojos soñolientos de su amado. No esperó más y lo besó desesperado, ansioso, pasional.

 

—Perdóname, perdóname… perdóname, Reo–kun —articuló contra sus labios aun derramando lágrimas.

 

—Mi Tetsu–chan… —susurró separándolo un poco para verlo mejor, detallarlo—, ¿no he muerto?

 

—No, no, no. Dios no lo quiera aun —lo abrazó y escondió su cabeza en el cuello del pelinegro. Extrañaba su olor, su calor, su tacto.

 

Kotaro e Izuki abandonaron la habitación permitiéndole a la pareja tener privacidad.

 

Reo disfrutaba de la sensación de tener a Tetsuya entre sus brazos. Tanto había anhelado a que volviera a su lado, tanto y ahora no sabía qué hacer. ¿Kuroko iba a abandonarlo ahora que sabía que estaba vivo? ¿Volvería con Akashi? Lo apretó más entre sus brazos haciendo que el peli celeste se quejara.

 

Se irguió en la cama, aun con Kuroko entre sus brazos. Se separó un poco de él, tomando su rostro y acariciándolo como si una eternidad hubiera transcurrido desde la última vez que se vieron.

 

—Por qué… ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué no soy suficiente para ti…?

 

—Reo…

 

—A pesar de que te amo tanto… a pesar de que no pudo vivir sin ti… me dejas…

 

—Perdón —fue lo único que puedo decir aun derramando lágrimas, sintiendo como su corazón se rompía en mil pedazos por lo sucedido.

 

—¿Volviste para quedarte conmigo? ¿Volviste… porque me amas?

 

—Te amo —admitió separándose de él y limpiando su rostro— pero corres peligro estando a mi lado. Yo me alejé para que nada malo te pasara, yo… sabía que no me dejarías si te lo decía pero no pensé que tú harías… eso…

 

Reo tomó el rostro de Kuroko y repartió pequeños besos en sus mejillas, frente mentón, boca. Luego solo lo abrazó instándolo a recostarse a su lado. Kuroko no se negó, había extrañado tanto a Reo y no había dejado de amarlo ni un solo segundo pero estaba Akashi y, por sobre todo, estaba su bebé. Nadie podía asegurarle que Reo no iba a volver a lastimarlo y Tetsuya no quería criarlo en ese tipo de ambiente violento y desagradable en el que él mismo creció.

 

Le dolía desconfiar así de su Reo pero aquella noche quebró su confianza en el pelinegro.

 

—Debo irme, Reo–kun. No puedo quedarme mucho tiempo aquí —informó para intentar levantarse, no obstante Reo se lo impidió.

 

—Mi pequeño Tetsu–chan, has estado soportando esto tu solo —envolvió sus brazos por el cuello y hombros de Tetsuya, depositó un tierno beso entre sus cabellos. Aquella acción atontó un poco al peli celeste—. No te dejaré solo, mi Tetsu–chan. Yo siempre voy a estar para ti, siempre voy a amarte con todo mi ser.

 

Se posicionó encima de su pequeño cuerpo y se apoderó con pasión de los labios de Tetsuya, sus caricias recorrieron el delgado cuerpo de su amante despojándolo de su ropa y adorándolo con sus dedos.

 

Tetsuya se tensó al sentir los labios de Reo descender por su pecho y abdomen para luego delinear, con su lengua, su vientre y morder su cadera. Lo empujó, sorprendiendo al pelinegro. ¿Lo había rechazado?

 

Sintió deseos de llorar, no estaba preparado para el rechazo de su pareja.

 

—No quiero que te lastimes —dijo Kuroko tomándolo entre sus brazos y recostándolo sobre el colchón, limpió las traicioneras lágrimas del rostro de su pelinegro—. Ya hemos llorado suficiente.

 

—Tómame, Tetsu–chan —suplicó casi en un sollozo—. Mi cuerpo, mi alma, mi corazón, toma todo de mí y destrózalo si quieres —de un empujón Kuroko había entrado en él haciéndolo gemir de placer—. Ahh… Tetsu… chan… no me dejes…no me dejes… —sus brazos se aferraron a él como si su vida dependiera de ello—. No me abandones otra vez… destrúyeme, hazlo, pero no me dejes nunca…

 

Las palabras de Reo calaban en su alma como una daga helada, lo hería de muerte con aquellos desconsolados lamentos.

 

«Perdóname».

 

 

*****

 

 

Takao llevaba cinco minutos sopesando la idea de entrar en el departamento de Midorima, aun habían muchas cosas suyas en aquel lugar pero no sentía que fuese correcto entrar ahí. Ya no.

 

Apretó las llaves entre sus manos y soltó un suspiro cansado, hastiado. Era mejor apresurar las cosas, recogería sus pertenencias y dejaría las llaves sobre la mesa antes de que Midorima volviera de su turno en el hospital. Insertó la llave en la cerradura pero antes de poder girarla la puerta se abrió.

 

—Takao —el peliverde dueño del departamento lo miraba sorprendido desde el umbral de su puerta.

 

—¿Shin…?

 

El pelinegro no daba crédito a lo que presenciaba, Midorima lo había tomado entre sus brazos como si la vida se le fuera en ello. Sentía la nariz de su ex rosándole el cuello y su cálida respiración chocar contra su piel, creía que se derretiría en ese momento pero su orgullo fue más fuerte.

 

—Takao, volviste.

 

—No —respondió tajante y apartó, como pudo, los brazos de Midorima—. Solo vine por mis cosas y a entregarte tus llaves.

 

—No tienes que hacer esto.

 

—Pero debo —lo cortó—. Tomé mi decisión de no volver contigo, Midorima Shintaro.

 

—Pero…

 

Takao pasó de él y fue hacia la habitación que compartían. Había estado tan desesperado por salir de aquel lugar que olvidó algunos artículos de higiene personal, ropa y calzado así como algunos libros que eran indispensables para su educación. Metió en su bolso lo que pudo y el resto la llevó en sus manos, no pensaba volver a ese lugar.

 

—Takao, espera —Midorima se interpuso entre Takao y la puerta impidiéndole salir de ese lugar—. Necesitamos hablar, no podemos dejar las cosas así. Mi padre llamó enojado diciéndome que habías cancelado nuestro compromiso, ¿cómo se te ocurrió tomar tal decisión sin consultarme primero?

 

—Porque puedo y estoy en todo mi derecho de decidir que quiero en mi vida —refutó—. Y creo que las cosas estaban bien claras, tú tienes un amante desde quien sabe cuánto y yo fui un iluso que creyó que podíamos ser la familia perfecta. Si eso es lo que querías decirme, ya lo sé. Si quieres pedirme que vuelva, ahórrate las palabras y hazte a un lado.

 

—No puedo y tú no puedes arruinar nuestro futuro así.

 

—¡El único que arruino “nuestro futuro” fuiste tú, Shintaro! —vociferó  lanzando sus cosas a un costado y acercándose peligrosamente al peliverde—. Si tu amante te dejó y por eso quieres regresar, pierdes el tiempo. No voy a seguir siendo el hazmerreír de todos tus conocidos, no quiero que me señalen como un cornudo ni nada por el estilo. Yo soy consciente de los errores que he cometido en mi vida pero no es suficiente para que me castiguen con esto, ¡yo no merezco esto!

 

—Tienes razón, perdóname —pidió cabizbajo.

 

—Un perdón no solucionará nada.

 

—Izuki no era mi amante pero en algún punto creo que lo tomé como uno —confesó con todo el dolor de su corazón, ahora veía plenamente el daño que le había causado a Takao.

 

—¿No? ¿Entonces que era? ¿Tu revolcón de las nueve de la mañana? No me quiero imaginar quien era el de las tres de la tarde —comentó de forma irónica—. No quiero saber nada, Shintaro. Estoy cansado, sí. No voy a seguir luchando por algo que claramente ya estaba destruido desde hace mucho.

 

—Takao.

 

—Estoy con Kise ahora, porque, si no lo sabes, tu amigo el policía lo dejó embrazado y lo abandonó —tomó nuevamente sus cosas y se dirigió a la salida—. Al parecer todos ustedes están cortados por la misma tijera.

 

—¿Estás haciéndote cargo del hijo de otro?

 

—¿Importa acaso? Él está solo y necesita el apoyo de las personas que ama, yo no voy a abandonarlo como lo hizo Aomine ni lo voy a traicionar como tú a mí. Adiós, Shintaro. Espero no volver a cruzarme en tu camino.

 

Takao se marchó dejando solo a Midorima en medio del pasillo. Luego de aquella pelea, de sus hirientes palabras, el silencio en aquella habitación fue lo más difícil de soportar.

 

 

*****

 

 

Akashi llegó a casa un poco más tarde de lo usual, aquel asunto que debía atender le llevó más tiempo de lo esperado. Vio a Tetsuya acostado de lado, dándole la espalda, supuso que dormía. Fue al baño y tomó una ducha, sentía el cuerpo pesado y sus articulaciones dolían. El agua limpió el sudor y la sangre que ensuciaba su cuerpo.

 

Secó su cuerpo y se colocó una camisa de algodón y unos pantalones cortos. Se recostó en la cama y besó la frente de Tetsuya, como siempre hacia, dándose cuenta que el peli celeste estaba despierto con la mirada perdida en la pared frente a ellos.

 

—¿Qué sucede, Tetsuya?

 

—Fui a ver a Reo–kun —contestó en un susurró.

 

Aquello había agarrado por sorpresa al pelirrojo.

 

—¿Por qué? —tomó su hombro y lo colocó boca arriba para que lo mirara—. ¿Por qué fuiste a verlo?

 

—Reo–kun intentó suicidarse… porque yo lo abandoné.

 

Akashi tuvo que ponerse de pie y recorrer la habitación como león enjaulado, odiaba ese sentimiento que se estaba apoderando de él.

 

—Lo hizo para manipularte. ¡Ese maldito! —farfulló enojado. No había hecho nada por amor a Tetsuya pero si Reo quería morir, él mismo lo mataría.                               

 

—Tengo miedo —dijo Kuroko—. Reo–kun está muy mal, Akashi–kun.

 

Dirigió su mirada al joven que descansaba en la cama y acariciaba su vientre con las manos temblorosas. Tomó asiento al borde de la cama y juntó su frente con la del peli celeste.

 

—¿Le dijiste sobre el bebé?

 

—No. No tengo el valor de decírselo, temo por su reacción.

 

—Entonces no lo hagas, no hasta estar seguros de su salud mental —dijo Akashi acariciando su mejilla y depositando un tierno beso en sus labios—. Yo no dejaré que nada malo les pase, tú y tu bebé van a estar a salvo.

 

—Akashi–kun —Kuroko envolvió sus brazos alrededor del cuello de Akashi y juntó su mejilla con la de él, sus labios estaban muy cerca de la oreja del pelirrojo—, quiero que me hagas el amor…

Notas finales:

Chan, chan, CHAN!!

Ustedes querían su AkaKuro, y yo se los doy 7u7

¿Qué pasará?

¿Reo se enterará de que Tetsu está embrazado?

¿Midorima se rendirá tan facil con Takao?

¿Y qué le pasó a Akashi para que tuviera sangre en la ropa?

 

Nos vemos en el siguiente capítulo /o/  

 


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