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I Don't Deserve You por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje sensualidad! Ok, no. Vamos a decir que este es el desenlace de la historia, el capítulo final pero falta el epilogo. Debo decir que me encuentro emocionada y a la vez nostálgica porque fue el primer fic que subí a esta plataforma y me duele decirle adiós.

Pero no me enrollo más o si no voy a llorar.

Disfruten del capítulo.

Tetsuya tenía la mirada perdida mientras un paramédico cuidaba de sus heridas.


 


Todo había terminado en un baño de sangre.


 


Se habían llevado a Reo de emergencia en una ambulancia pero a él no le permitieron ir, sabía que sus heridas eran muy graves y necesitaban intervenirlo de emergencia. Habían muchas otras personas, policías principalmente, que también fueron llevados de emergencia. No vio a Akashi ni a Akiyoshi salir, no sabía que les había pasado.


 


A quien si vio salir pero no por sus propios pies fue a Aomine, dos de sus compañeros lo llevaban a cuesta. Cayó de rodillas ante Kise y este lo abrazó con todas sus fuerzas, incluso logró visualizar una sonrisa melancólica en el rostro del moreno pero, luego, se desplomó contra el suelo. Kise lloró, fuerte, amargo, doloroso. No tuvo que ser un genio para saber porque lo hacía.


 


Aomine había muerto en sus brazos. Él vio los impactos de bala en su pecho, se sorprendió de que resistiera tanto pero, quizás, él quería ver por última vez a su amado Kise.


 


—Debemos llevarte al hospital para atenderte mejor. Estas en estado, ¿cierto?


 


Kuroko apenas pudo asentir absorto. Vio como llevaban una bolsa negra de transportar cadáveres y logró escuchar que se referían a "ella". Kuroko vomitó a un costado.


 


Kise y Takao se acercaron a él, el primero tenía unas horribles marcas de quemaduras en sus muñecas y el otro varios moretones en su rostro. Lucían destruidos. El paramédico se dió a la tarea de revisarlos, lo que le dio tiempo a Kuroko de presencias como sacaban un pequeño bulto de ese lugar, un bulto envuelto en una toalla térmica.


 


Fue hasta el funcionario tan rápido como su cuerpo le permitía.


 


—Encontramos a este bebé adentro, parece prematuro y su respiración es muy débil.


 


—Es mi hermano... Es mi hermano, por favor. Déjeme llevarlo conmigo. Por favor, por favor —rogó al funcionario y este, con pesar, le entregó su preciada carga.


 


—Está bien, pero ambos deben ir al hospital lo antes posible.


 


Eso hizo. Kuroko, Kise, Takao y el bebé fueron trasladados al hospital donde llevaron a Reo y fueron atendidos presurosamente. Todos en ese lugar provenían de aquel enfrentamiento que cobró muchas vidas.


 


 


 


 


 


El lugar se encontraba en penumbras, apenas era iluminado por una lámpara colgante en el techo. Akiyoshi se encontraba maniatado sobre una camilla, todo su brazo derecho mostraba las heridas de una quemadura profunda, incluso su rostro había sido salpicado por el ácido.


 


Escuchó pasos, lentos pero firmes. Pronto pudo vislumbrar la figura de Akashi, con su camisa empapada en sangre y tierra, claramente esa sangre no era suya. Tomó asiento en un taburete junto a la camilla y lo observó con ojos fríos capaces de congelarle hasta los huesos.


 


—¿Qué crees que haces? —inquirió Akiyoshi en su tono prepotente, no iba a demostrarse intimidado ante Akashi.


 


—Pensaba en la forma de como matarte dolorosamente —dijo en su tono frío, lleno de odio hacía el hombre que era poco más que un despojo humano—. Dañaste a Tetsuya y eso no te lo voy a perdonar.


 


—¡Ja! ¿Crees que Tetsuya ira corriendo a tus brazos porque hayas acabado conmigo? ¡Que iluso! Él está enamorado de ese prostituto, igual que lo hizo su padre.


 


—¿Y por eso lo mataste?


 


—Yo no quería hacerlo pero él se interpuso, ¡él no debía estar allí! —exclamó dejándose llevar por la locura de su mente dañada—. ¡Quien debía morir era Shoichi!


 


—Arruinaste los frenos de su auto, cuando Shoichi quiso detenerse no pido hacerlo y cayo por ese desfiladero hasta caer al mar... Solo sobrevivió Tetsuya —conjeturó Akashi después de todo lo investigado y todo lo dicho por Akiyoshi—. ¿Hasta que punto puede arrastrarte una obsesión? Chihiro no te quería, nunca iba a amarte ni aunque eliminases a todos los hombres a su alrededor.


 


—¡Él iba a amarme! ¡Podía amarme pero todos se interpusieron! —exclamó—. Ese bastardo de Nijimura... ¡Espero que arda en el infierno junto a sus prostitutos!


 


—Lamento decirte que sobrevivió y sus prostitutos también. Están siendo atendidos debidamente —le informó Akashi.


 


—¡Imposible! ¡Ese bastardo no pudo sobrevivir! ¡Él debe morir y pagar por sus pecados! ¡Nunca alcanzará a mi Chihiro! ¡Nunca! —gritó iracundo.


 


—Y tú tampoco. Lo que has hecho condenó tu alma, Akiyoshi. Eres un ser tan repulsivo que no deberías ni existir cerca de Tetsuya, no sé cómo pudo soportarte tanto tiempo.


 


—Él tampoco te ama... No te amará porque ese prostituto lo embrujó, todos ellos deben morir... todos ellos son culpables de corromper a mi Chihiro y tú —lo miró con los ojos desorbitados en la locura— eres un pobre imbécil igual que Shoichi, detrás de Tetsuya como un perro a pesar de estar embrazado de ese puto.


 


—Sí, puede que sea igual a él. Amo a Tetsuya y respetaré su decisión. No lo encarcelaré, no lo humillaré, no lo forzaré... porque sé que no lo merezco, pero se algo con seguridad —se puso de pie y sacó una navaja de su bolsillo— no seré como tú.


 


—¿Qué piensas hacer, imbécil?


 


—Me cansé de hablar. Es hora de que pagues por todo lo que has hecho, por el daño que le hiciste a Tetsuya y por haber asesinado a Daiki...


 


Akashi empujó el filo de la navaja contra el pecho de Akiyoshi, la sangre brotó y los gritos de agonía golpearon sus oídos como una dulce melodía.


 


 


 


 


 


Tetsuya fue atendido diligentemente, y su bebé se encontraba gestándose con normalidad en su interior. Aún no se le permitía ver a Reo pero sí pudo observar a su hermanito a través del vidrio de la incubadora. Era tan pequeñito y tenía el cabello negro como Kaoru. Tenía esperanzas de vida, pese a su nacimiento tan traumático.


 


Un par de médicos pasaron tras de él y pudo escuchar el nombre de Nijimura.


 


—¡Disculpen! —los galenos se detuvieron al escuchar al chico—. ¿D-Dónde se encuentra Nijimura Shuuzo? S-Soy su hijo.


 


Los médicos le explicaron su situación y le señalaron que se encontraba en terapia intensiva luchando por su vida. A Kuroko no le importó nada más y fue rápidamente a esa ala médica, el corazón le golpeaba fuertemente el esternón y sentía como sus ojos se humedecían.


 


Cuando lo encontró, olvidó como respirar correctamente. Nijimura estaba conectado a diferentes aparatos, su rostro estaba demacrado, su semblante pálido y su hombro vendado. No sabía que otros daños podía tener, que otros órganos se encontraban comprometidos y el alcance de su dolor.


 


—Nijimura-san —lo llamó acercándose a él.


 


Nijimura abrió sus ojos y lo contempló. A través de la mascarilla que le ayudaba a respirar, sonrió.


 


—Tetsuya, pensé... que nunca volvería a verte —extendió su brazo con dificultad y sus dedos pudieron acariciar la mejilla de Kuroko—. Tetsuya... Tetsuya, eres mi hijo. Eres mío y de Chihiro...


 


—Lo sé —sostuvo la mano de Nijimura aún más fuerte contra su mejilla, pequeñas lágrimas se deslizaron fuera de sus ojos—. Ahora lo sé todo, Nijimur... papá. Eres mi papá.


 


—Abrázame... Déjame abrazarte, Tetsuya —así lo hizo, con cuidado de no lastimarlo, se alojó en su pecho, escuchando su corazón latir y su respiración acompasada—. Yo amé a Chihiro con todo mi corazón. Sé que hice algo aborrecible en un principio pero me enamoré de él, lo amé como si toda mi existencia solo valía para ello. Sé que no lo merecía, no merecía su amor pero quise ser egoísta y tenerlo para mí.


 


—Estoy seguro... que él también te amó —dijo Tetsuya.


 


—Cuando me abandonó, pensé que moriría de la pena. Él me evitaba, nunca pude encontrarme con él hasta una semana después... cuando me enteré de su boda con Shoichi —Tetsuya pudo percibir el salto que dio su corazón al evocar aquel recuerdo, sabía que era doloroso para Nijimura pero debía dejarlo desahogarse—. Fui a buscarlo y lo vi con su traje de boda, se veía hermoso pero yo quería arrancárselo porque no era conmigo con quien se iba a casar. Pensé que era el final de todo pero ese sentimiento, esa amarga tristeza, me persiguió hasta el día en que volví a encontrarlo.


 


>>Tú estabas con él, eras un bebé precioso y él se veía tan feliz con solo tenerte en sus brazos. Esa imagen me destruyó, porque creí que eras de Shoichi... no tienes idea de lo inmensamente feliz que soy ahora que sé que eres mío... Me dije que debía dejarlo en paz pero había una retorcida fuerza sobrehumana que me obligaba a buscarlo, hasta que pude volver a enfrentarlo.


 


Tetsuya levantó su cabeza para contemplar el rostro melancólico de Nijimura, el dolor plasmado en sus ojos.


 


—¿Qué hablaron?


 


—Me perdonó —pudo notar el alivio en su voz, en sus facciones—. Me perdonó por lo que le había hecho y me pidió perdón por lo que no fue entre nosotros, ahora entiendo porque lo hizo.


 


Tetsuya acarició el rostro demacrado de Nijimura, sus mejillas ahora pálidas.


 


—Ahora todo está bien. No hay nadie que pueda hacernos daño, ya no tenemos que sufrir. Al fin estoy contigo como debió ser desde un principio, papá —dijo Tetsuya colocándose nuevamente sobre su pecho.


 


—Sí, ahora estamos juntos... Hey —empezó a hablar hacia la nada, acariciando los cabellos de Tetsuya—, mi Chihiro, puedo abrazar a nuestro hijo. Por fin... Por fin, pude tener algo tuyo y mío. Gracias por darme esta felicidad... Chihiro, ¿puedo ir contigo?


 


—¿P-Papá? —Kuroko no podía escuchar los latidos de Nijimura, ni sentir su respiración—. ¡¿Papá?! ¡Respóndeme! ¡Papá!


 


Pero Nijimura no emitió sonido alguno, solo una silenciosa lágrima surcó su mejilla muriendo en su suave sonrisa.


 


Los médicos llegaron solo para confirmar lo obvio, Nijimura había muerto. Dejó el mundo con una sonrisa, en paz, para poderse reunir con su amado Chihiro.


 


Tetsuya había quedado en shock, sentado en la sala de espera. Mirando sin mirar. No entró en razón hasta horas después cuando alguien lo sacudía con fuerza de los hombros. Intentó enfocarlo, porque por alguna extraña razón no podía distinguir formas, hasta que reconoció de quien se trataba.


 


—Izuki-kun...


 


—¡Hasta que respondes! Tengo 30 minutos intentando "despertarte" —tomó asiento a su lado con la espalda desgarbada y los ojos cristalizados—. Ya sé lo que pasó con Nijimura-san... Me sorprendí demasiado cuando ese doctor dijo que eras su hijo... ¿lo eres?


 


—Si...


 


—Supongo que eso es bueno, al menos supo que tuvo una familia con su amado. Hablaba de él con ternura pero nunca supe su nombre.


 


—Chihiro... Kuroko Chihiro —dijo Tetsuya dejando que las lágrimas corrieran por su rostro—. Al fin están juntos, Izuki-kun.


 


Izuki abrazó a Tetsuya y lo dejó llorar, lo dejó drenar su dolor.


 


—Debes ser fuerte, Kuroko. No debes rendirte. Reo-nee te necesita.


 


Kuroko se llevó una mano al pecho, estuvo tan ensimismado en su dolor que casi olvida a Reo, a su hermanito y a su bebé no nacido. Aún tenía razones poderosas por las cuales vivir.


 


Izuki lo llevó hasta la habitación donde estaba Reo, le dijo que solo uno podía entrar ya que su estado también era delicado. Kuroko tragó saliva mientras entraba. Lo vio dormido, probablemente sedado. Su rostro tenía un parche de gasa en el lugar donde cayó el ácido, una venda sobre su cabeza y su hombro así como moretones repartidos en su cuerpo. Kuroko se acercó y tocó su mejilla libre con suavidad.


 


—Reo-kun... Perdóname... Perdóname. Nunca quise que nada malo te pasara, quise alejarte de todo esto, de ese hombre... Pero ya todo acabó —dejó un pequeño beso sobre sus labios maltratados—. Ponte bien, mi amor. Ya no hay nada que pueda hacernos daño por estar juntos.


 


Una pequeña queja y un movimiento le hizo alertarse, Reo estaba despertando. Desorientado, adolorido, desesperanzado. ¿Por qué seguía con vida? Dirigió su mirada a la persona a su lado, contempló a un sonriente Tetsuya.


 


—Tetsu-chan —su voz salió carrasposa.


 


Kuroko lo besó, no pudiendo contener la emoción que le llenaba al verlo despierto después de lo ocurrido con Nijimura. Sus labios se encontraron con emoción, amor y deseo, pero Reo estaba contrariado con ello. Él no merecía ese beso ni ese amor. Colocó sus manos en los hombros de Tetsuya empujándolo levemente.


 


—No... No hagas esto...


 


—¿Qué dices, Reo-kun? —Kuroko no entendía la acción de Reo.


 


—No debes... Estoy sucio... Estoy contaminado... Ese hombre me contaminó. Ya no te merezco, Tetsu-chan. No soy digno de ti —exclamó entre lágrimas, con dolor y desosiego.


 


—No, Reo-kun. Eso no es verdad. Yo te amo. Lo que pasó no fue tu culpa —Kuroko sostuvo el rostro de su amado limpiando sus lágrimas—. Te amo, te amo, te amo. Soy yo quien no merece todo el amor que me das, todo lo que me das pero aun así siempre me amaste. Déjame cuidar de ti ahora.


 


—No, mi Tetsu-chan. No desperdicies tu vida en mí, yo no puedo darte nada. No sé qué hay en mi cuerpo, no sé si puedo hacerte daño. Estoy sucio —apartó las manos de Tetsuya, sus suaves manos que le brindaron tantas caricias y consuelos—. Déjame morir. Olvídate de mí, cuida de ti y de tu bebé.


 


—¿Cómo puedes pedirme algo así? ¿Cómo puedo renunciar a la persona que amo y padre de mi hijo? ¿No es este bebé la prueba más grande de mi amor por ti? —reclamó Tetsuya dolido, angustiado, sin deparar en la expresión de asombro en el rostro de Reo—. No quiero una vida sin ti.


 


—Mi hijo... ¿De verdad es mi hijo? —aún se sentía incrédulo por lo que había escuchado, siempre creyó que ese bebé que su Tetsu esperaba era de Akashi—. ¿No es de Seijuuro?


 


—¡Claro que no! Este bebé es tuyo y solo tuyo. Yo quedé en estado antes de iniciar una relación con Akashi-kun, fue cuando... —tuvo que tomar una bocanada de aire, el recuerdo aun le causaba dolor—. Descubrí mi embrazó después de esa noche en la que terminamos...


 


Reo se cubrió la boca con su mano al descubrir, horrorizado, que ese bebé fue concebido cuando abusó de su amado. Tetsuya, a pesar de todo ello, decidió conservar al bebé y llevar su embrazo a término. Él amaba a ese bebé sin importar el cómo fue concebido.


 


Su cuerpo actuó por sí solo, sus manos fueron a parar al vientre de Tetsuya. Pudo sentir el pequeño bulto en el que se formaba su bebé, su hijo.


 


—Tengo miedo, ¿sabes? Todo lo que he vivido, ese infierno en el que me crié, terminó y... y no sé qué hacer —colocó sus manos sobre las manos de Reo—. Akashi-kun no me dejará ir sabiendo que no tengo a nadie más. Me ama...


 


—¿Tu lo amas a él? —inquirió Reo mordiendo su labio inferior.


 


—Yo... Si, lo amo... pero te amo a ti también. Estoy mal, mi corazón está mal —encontró la mirada de Reo, cristalizada, dolida—. No te merezco y no merezco a Akashi-kun... pero quiero tu bienestar.


 


—Tú eres mi bienestar, eres mi mundo. Soy yo quien no te merece... por lo que te hice, por lo que hice con mi vida —Reo llevó una mano a su rostro, a la gasa que cubría la quemadura—. ¿Me quieres en tu vida a pesar de todo ello, a pesar de lo defectuoso que estoy?


 


—Eres perfecto para mí. No me importan esas cicatrices, no me importa tu apariencia. Te amo más allá de eso.


 


Kuroko depositó un beso en los labios de Reo, un beso que el pelinegro intensificó abrazando a su amado. Sus lenguas batallaron por el dominio, por la pasión desenfrenada y el deseo que los consumía.


 


Los ruidos tras la puerta los obligó a separarse, un par de enfermeras entraron para curar las heridas de Reo y chequear los valores arrojados en los monitores que chuequeaban sus signos vitales. Kuroko tuvo que abandonar la habitación, no sin antes escuchar las palabras de Reo fuerte y claro.


 


—Te voy a amar independientemente de tu decisión, Tetsu-chan.


 


Tetsuya caminó por los blancos pasillos atestados de personas y enfermeras, hundido en sus cavilaciones y preocupaciones. En que debía ver a Kise y a Takao, en que debía encargarse del sepelio de Nijimura, en que debía arreglar los documentos para quedarse con el hijo de Kaoru y que no lo llevaran a un orfanato, en que aún no había decidido un nombre para su bebé, todo para no pensar en Reo y Akashi.


 


Llegó al ala de maternidad, al lugar donde su hermanito descansaba, pero no se esperó ver a Akashi allí, frente al vidrio que lo separaba del bebé. Su atención estaba completamente sobre el bebé de cabellera negra. Kuroko pudo ver un vendaje que abarcaba desde su mano hasta su codo, pero no vio otra herida en él y eso le alivió.


 


Se acercó a él. No dijo una palabra, no había necesidad de ello. Akashi acarició su mejilla, le concedió una tierna mirada que le demostraba cuanto lo amaba. Akashi lo besó y Kuroko lo aceptó porque sentía que todo estaba bien, que no había nada malo entre los dos. Sentía que podía ser valiente y enfrentar el mundo a su lado.


 


—¿Todo terminó?


 


—Si —fue su respuesta y Kuroko suspiró aliviado—. ¿Vas a quedarte con él... aunque sea el hijo de ese hombre?


 


—Si. No tiene a nadie más.


 


Akashi solo asintió y abrazó a Tetsuya, pensando que pese a no merecerlo eso no le impedía amarlo con todo su ser.


 


Tetsuya se hundió en ese abrazo, en la fuerza de esos sentimientos y los latidos de su corazón. Tetsuya había tomado su decisión y sabía que no se arrepentiría de ello.

Notas finales:

Chan!

Tetsu tomó su decisión, en el epilogo sabran cual es (aunque supongo que ya intuyeron cual fue)

De antemano, gracias por haber llegado hasta acá y haberme acompañado en este viaje. Déjenme algún bonito comentario, que todo es bien recibido por este corazón de pollo que tengo ??’?


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