All you need is love
VI
Acercamiento I
Qué vida tan… horrible la mía. No miento. No tendría por qué. Mi vida es horrible y sólo yo puedo verlo. Antes que naciera mi destino estuvo decidido, a tan solo unos meses de nacido asesinaron a mis padres ante mis ojos, no es necesario preguntar puesto que sueño con ello cada noche; crecí en un ambiente denigrante, era el saco de boxeo de casi todos brabucones de la escuela, juguete favorito de mi primo, esclavo de mis tíos, el chico no deseado en todo el vecindario. Luego, me enteré que había algo más que esa vida a la que estaba acostumbrado, me dijeron que el futuro de la humanidad estaba en mis hombros.
Era una celebridad. Todo por algo que no hice, lo hizo mi madre antes de morir.
Había alguien que estaba en la búsqueda de matarme por venganza, entré al Mundo Mágico, me enfrenté al fantasma del asesino ya en búsqueda de regresar al poder, me enfrenté a acusaciones erradas, a un basilisco, a una ‘memoria’, me hicieron creer que un criminal estaba tras de mí por servir a su amo, me enfrenté al miedo personificado, viajé en el tiempo para evitar que me arrebataran a mi padrino, entré a una competencia a la que no quería si quiera registrarme, me volví a enfrentar a la sospecha a la desconfianza y a esa maldita forma de juzgar sin saber… me enfrenté a mi némesis tras volver a la ‘vida’, vi a un amigo morir, me enteré del motivo por el que el destino del mundo está en mis hombros.
Fui señalado… tantas veces. Estuve a punto de enloquecer.
Tenía amigos que podía contar con los dedos de una sola mano, caí en una trampa, perdía a mi padrino, todos fueron testigos del regreso del psicópata que está tras de mí. Ahora todos imploran porque les salve. Todos me miran con la esperanza que los salvaré. Todos dan por hecho que yo destruiré al mago obscuro.
Jamás, nadie, me ha preguntado qué es lo que quiero… qué es lo que siento… si alguna vez necesito ayuda… si no me siento solo.
Ni una palabra de aliento, tan solo esperan que haga el trabajo que ellos tanto temen realizar.
La soledad, vacío sentimiento que me llena más que cualquier otro. A veces, es mi cómplice. Me refugio en su silencio e imagino lo que habría sido mi vida si mis padres aún vivieran, si hubiera tenido hermanos y hermanas, si los merodeadores me habrían enseñado su legado, si mi vida hubiera sido normal.
Otras veces, cuando estoy de malas, pienso lo que habría pasado si yo no hubiera existido, si me rindiera ante Voldemort, si me uniera a él… si tomara el camino fácil y decidiera ya no sufrir.
Estoy rodeado de gente que espera mucho de mí, incluso esos amigos que siempre han estado conmigo, simplemente se asustan cada que les dijo lo que pienso con sinceridad. No soportan que el símbolo de la luz tenga tan obscuros pensamientos, tan retorcidas reflexiones, tan poca falta de convicción. No tengo por qué luchar más que por lo que me dicen debo tener como prioridad… se asustan si llego a insinuar que no me importa, que si llego a mi límite mandaré todo al demonio con tal de al fin estar en paz.
Lidiar con los problemas existenciales de todo adolescente, sumándole el ver y comprobar que la infancia que tuve no fue la más memorable, añádanle las pesadillas que mi pasado y los horrores de mi presente me dejan cada noche y no olvidar que, hay toda una secta que busca mi muerte… hay un psicópata en busca de mi destrucción. No estoy a salvo en ningún lugar, ni siquiera en ese lugar que considero mi hogar, me atrevería a decir que es el lugar donde más atentados contra mi vida he tenido. Y pese a saber este hecho irrefutable, no me enseñan a defenderme propiamente, todos implican que llegado el momento, la respuesta o el método para destruir el mago obscuro caerá del cielo o me será revelado como por obra de… magia. Qué estupidez.
Estoy sin nadie que me entienda.
La soledad y las circunstancias de mi vida me hacer perder el control, me molesto por cualquier cosa, me culpo por todo lo malo que sucede a mi alrededor, me molesto y me desquito con lo primero o con la primer persona que veo. Nadie entiende es mi manera de decir que me siento solo, que necesito que me comprendan, que vean que sólo soy humano… y, que tengo miedo al igual que todos los demás. Y ese miedo incrementa cada que me revelan secretos… ¿Por qué no me los dicen todos? ¿Por qué siempre algo tienen que pasar para que se atrevan a decírmelos? ¿A caso, por más que grite y me enoje nadie me hablará con honestidad? ¿Algún día me tratarán como una persona normal?
Me siento como un perro al que entrenan, me siento encarcelado, y si me quejo, dicen que es por mi bien. Bien me haría estar en cualquier otro lugar en donde no tenga que mirar a mis espaldas casa cierto tiempo esperando que alguien salga de la nada y me haga daño. Ni siquiera duermo bien. Ni siquiera puedo estar tranquilo un instante. Estaría más que bien si me alejaran de esta casa en la que ‘tengo el privilegio me permitan habitar’, las cuatro paredes en las que estoy confinado la mayor parte del día me enferman, me gritan lo inútil que soy y lo vulnerable que me siento, se burlan, se rían a mi costa, se ríen de mis pesadillas y de mis preocupaciones. Estoy enloqueciendo.
Estoy enloqueciendo.
De pronto aparecieron miembros de la Orden para trasladarme a la Madriguera, donde pasaré parte del verano antes de mi sexto año en Hogwarts.
Estoy enloqueciendo.
Llegamos a la Madriguera, el lugar que no me asfixia tanto, la miro con añoranza y me dirijo al lugar donde me siento a salvo.
Estoy enloqueciendo.
Antes de dormir, Ron, Hermione y yo escuchamos un alboroto en la planta baja. Sin ser conscientes, bajamos en busca de lo que ahora provoco un ensordecedor silencio. Los gemelos y Ginny se unen a nosotros en la búsqueda de respuestas.
Estoy enloqueciendo.
Escucho que el profesor Dumbledore me llama, entro a la sala decidido y veo que todos, los Wesley y el séquito de miembros de la Orden que me ‘escoltaron’, observan a un chico del que sólo podía ver su espalda.
Estoy enloqueciendo.
Se vuelve despacio, era un chico un poco más bajo que yo por un par de centímetros, su cabello negro y desordenado con un peinado extraño, su piel blanca, su complexión delgada y escuálida me recordaron a mí, sus facciones tan conocidas y sus ojos tan azules, su mirada insegura y esperanzada, llena de confianza y gran responsabilidad, matizada de… soledad.
Estoy enloqueciendo.
Entonces me entero, de otro secreto, tengo un hermano gemelo. Y era el chico que estaba frente a mí.
Estoy enloqueciendo.
Otro de mis ataques de ira no tarda en aparecer, no tardo en ver las reacciones sorprendidas y algo temerosas de quienes la presencian, menos él, menos… mi hermano.
Él no muestra ningún atisbo de temor, más bien él se molesta y no teme en hacérmelo saber, no hace caso a Dumbledore y yo sólo me molesto más. Él es capaz de hacer y decir lo que quiere, no lo que otros desean que haga o diga. No teme ser él mismo.
Me enfado. La revelación del secreto y su actitud me hacen enfurecer aún más. Él hace lo que yo no me atrevo y sin remordimiento aparente. Le grito y exijo saber cosas. Él me ignora y se va. Y yo me siento solo de nuevo.
Tengo un hermano.
Un hermano que estuvo viviendo con una familia normal, vivió una vida tranquila sin preocupaciones y sin complejos. Justo como la que todos tienen excepto yo.
--Sólo es un chiquillo con una vida fácil, sencilla y sin complicaciones que no sabe lo que hay en el mundo, la maldad que se cierne cada día, ni los peligros que existen en el Mundo Mágico. –dije cuando alguien me preguntó el por qué lo dejé marchar si bien pudo haber sido un buen aliado –Es mejor que regrese a su antigua vida, que regrese con su familia y siga con su vida normal.
--Harry, mi muchacho. Danny vino a buscarte porque toda su familia murió, él quedó solo. Sumándole el hecho que él no sabía que era adoptado… ahora sólo te tiene a ti. –dijo Dumbledore.
Me sentí un idiota. Las miradas reprobatorias no tardaron en aparecer y fijarse sobre mí. Otra vez ese peso, esa presión, ese sentimiento de responsabilidad ajena. Ni siquiera pude asimilar la noticia por mi cuenta antes de sentirme culpable. Acababa de herir al único familiar vivo que tengo, el único con el que comparto lazos de sangre… lazos que acabo de echar a la basura.
Busqué un lugar en el que pudiera estar solo. Por primera vez necesitaba pensar por mí mismo sin la intervención de alguien más, sin alguien me encaminara hacia una respuesta, sin alguien que justificara mis propios actos… necesitaba empezar a conocerme.
Pasé un par de días encerrado algún lugar de la Madriguera, ignoré los llamados y quienes intentaban ‘hacerme entrar en razón’, decidí que esto tenía que hacerlo solo. Llegué a una conclusión, estaba celoso de la vida que Danny vivió, sentí envidia en el instante en que me informaron de la familia que tuvo, sentí envidia al escuchar que él tuvo la oportunidad de tener una vida normal. ¿No soy de lo peor?
Luego reflexioné un poco más, ya con menos molestia y menos ira, él no sabía del Mundo Mágico que, pese a los problemas de los que ahora padece el ‘conocer’ la simple existencia de un mundo que demasiado pocos llegan a conocer es un privilegio. Lo que este mundo ofrece es algo excepcional, algo de lo que cualquier persona estaría más que encantado de conocer, experimentar y vivir. La simple existencia de este mundo me sacó de la pseudo vida que tenía y me dio fuerzas para seguir adelante más de una vez.
Además, complejo de héroe o no, no me habría gustado que mi hermano hubiera vivido la compleja vida que yo viví. Tengo un hermano, y mi deber es protegerlo… quiero protegerlo.
>>Continuará...