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Matrimonio Concertado por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!!

 

Musisimas gracias por sus comentarios, creo que no he muerto todavía como el primer intento.

 

Os agradezco de todo corazón su apoyo.

 

-Yami-

 

-Capítulo 5-

 

“Lo difícil atrae, lo imposible seduce, lo complicado asusta y lo extremadamente complicado…enamora”

 

 

Capitulo 5.- Engranaje.

 

Boruto no quería que la maldición del padre de Sarada, que había lanzado contra é,l se hiciera realidad. Prefería alejarse de su amiga lo más que pudiera para que ese destino no lo alcanzara puesto que no deseaba las perversas manos del Uchiha mayor sobre su cuerpo otra vez. No podía evitar odiarlo aunque tomara las cosas con madurez.

Regresó a su casa aliviado de no tener que encontrarse con nadie más.

 

 

Al día siguiente.

 

Explanada privada de exhibiciones, Konoha. Viernes 2:00pm

 

Mitzuki había sido elegido para formar parte de la demostración de habilidades del joven Uzumaki. Ese era el día en el que Boruto debía dar a conocer sus recientes técnicas aprendidas con su maestro personal; debido a eso, su compañero de equipo debía asistirlo como rival.

Era una pequeña plataforma dentro de un gimnasio sin techo, ahí era donde de vez en cuando se llevaban a cabo algunas técnicas secretas ante los ojos del Hokage o directivos. No había gente que pudiera presenciar los eventos, por lo que las únicas gradas eran destinadas al mandamás de la aldea, acompañantes o invitados especiales. Así que en las techadas gradas se encontraba el Hokage, su asistente Shikamaru Nara y Kakashi Hatake (ex Hokage); además, —por supuesto— el maestro del joven aprendiz, Sasuke Uchiha.

Boruto fulminó con la mirada a su maestro en cuanto subió a la plataforma, Sasuke permaneció sereno sin perder contacto visual con aquellos despectivos ojos azules, ya saldarían cuentas más adelante y en total privacidad. Por otro lado, la reacción del chico no pasó desapercibida por Naruto, quién dio un vistazo discreto a su ex rival y regresó la vista a su hijo.

Los alumnos hicieron una reverencia al poco público, mientras el árbitro, Konohamaru, explicaba el objetivo de la práctica y la clase de combate amistoso que realizarían. Sería una batalla donde el ganador sería quien no tocara la plataforma con la espalda o cayera de ella.

Así fue que, al recibir la señal de inicio del Hokage, los muchachos se pusieron en guardia y comenzaron a atacarse.

Cada uno tenía habilidades únicas sin duda, eso lo sabían. Mitzuki podía estirar fácilmente su cuerpo y realizar jutsus que podían parecer prohibidos, tenía algunas habilidades cercenantes que sólo utilizaban los ninja médico y demasiada auto confianza. Parecía que quería lucirse y poner en ridículo a su compañero de equipo.

Por su parte, Boruto no podía concentrarse bien, sentía en su cuerpo todas las caricias y dolor provocadas por su aprovechado maestro. Imágenes degradantes y sentimientos de impotencia desviaban su mente de lo que debía hacer. No usó el chidori, ó técnicas de genjutsu, ó de agua, ni siquiera el rasengan, ó clones de sombra. Solo esquivaba los ataques y utilizaba Taijutsu (pelea cuerpo a cuerpo).  Estuvo a punto de caer varias veces de la plataforma pero milagrosamente regresaba al combate.

Naruto conocía perfectamente a su hijo y dedujo en seguida que su cabeza había ido a parar en un viaje largo a Suna. Estaba cometiendo muchos errores. Parecía que el hijo del Hokage no era el ninja prodigio que todos habían pensado, tal vez lo suyo no eran los combates después de todo, quizás era hacer ramen algo más civil.

—¿Eso es todo lo que puede hacer el hijo del séptimo? —bufó Mitzuki—Creo que tendría un mayor reto si Sarada fuera mi rival.

Boruto enfureció, chasqueó los dientes y arrugó el seño, volvió a mirar a Sasuke quién no había despegado su vista penetrante sobre él desde que habían iniciado.

 

¡Deja de comerme con la vista! —le gritaba internamente a su mentor. Simplemente no lo dejaba pelear como él sabía hacerlo aunque tratara de ignorarlo.

 

—¡Vamos Boruto, yo se que esta no es tu manera de pelear! —insistió Mitzuki.

Boruto trataba de centrarse en la exhibición pero con el Uchiha deseándolo con la mirada, le era todo un reto. Comenzó a usar jutsus poderosos torpemente;  el rasengan parecía un globito de fiestas que se evaporaba al poco tiempo, el intento de chidori solo resplandeció un rayito descontrolado que fue a dar a un costado de su maestro Konohamaru, por suerte alcanzo a quitarse; su pobre intento de genjutsu lo hizo parecer que estaba coqueteando con su rival, Mitzuki solo se sonrojó; y sus pobres clones de sombra cayeron como sábanas mecidas por el viento, pálidos como si estuvieran muriendo. Ni que hablar de su pobre puntería.

Los asistentes también supieron que algo no andaba bien con el desempeño del Uzumaki; voltearon a ver a Naruto para que detuviera el combate pues no tenía caso seguir con la demostración, ya que no “demostraba” nada.

Pero Naruto permaneció serio esperando un cambio positivo en su hijo— que nunca llegó—hasta que después de unos minutos de presión y meditación, decidió que ya era suficiente.

Se paró de su asiento y alzó una mano con los dedos rectos en señal de finalizado. Después se retiró ordenando al Uchiha que lo siguiera para hablar a solas.

Boruto jadeaba en el suelo, había decepcionado a su padre, lo sabía, solo golpeó el suelo con su puño y maldijo a su profesor internamente. Mitzuki se acercó.

 

—¿Qué fue lo que te pasó Boru? Parece que hoy no estabas inspirado.

—¡Cállate!

 

………

 

El Hokage y Sasuke llegaron a una oficina vacía. Era el lugar donde se reunía con los demás kages de las aldeas vecinas. Naruto tomó asiento en su respectivo lugar marcado con el kanji de fuego, en esa gran mesa redonda.

Quedaron en silencio por varios minutos, hasta que Naruto comenzó a hablar.

—Sasuke, ¿Qué estuvieron haciendo todo este tiempo?

Sasuke quedó sin palabras por unos minutos. Ese chiquillo lo estaba haciendo quedar muy, muy mal, sobre todo porque se trataba de su amado rubio. Esto ameritaba doble castigo.

—Las habilidades del chico son sorprendentes. Fui testigo de su destreza. Quizás sufre de algo de pánico escénico.

—Conozco muy bien a mi hijo. Sé que no se intimidaría con algo así.

—Quizás es por la sorpresa de su matrimonio con Sarada. Debe estar nervioso.

El rubio desvió la mirada un segundo y volvió la vista con firmeza.

—Aun no he firmado el consentimiento.

De inmediato la expresión del Uchiha cambió intrigada, dejaba en claro la evidente pregunta de desconcierto que no pronunciaron sus labios, miró al kage y este continuó hablando.

—Boruto debe ser digno de Sarada. La demostración no me dejaría dudas, pero ahora sé que no pueden casarse.

—!Torpe! Ya te dije que es el hombre que quiero para mi hija. Yo sé verdaderamente de lo que es capaz.

—¡Pero yo no!

La oficina quedó en silencio, ambos se miraban como tratando de decirse otra cosa fuera del tema de Boruto, como tratando de encontrar respuestas a todos sus internos cuestionamientos y sentimientos encontrados, pero nada resolvieron.

El Uchiha fue quién desvió la mirada primero, con esa ya era la segunda vez que Naruto notaba ese extraño comportamiento.

—Si no estás seguro de tu hijo. Déjame volver a entrenarlo. Esta vez no habrá dudas de que es digno de mi hija.

El Hokage ya esperaba esa proposición, entrelazó sus manos y apoyó sus codos sobre la mesa dubitativo. Recordó las prohibiciones arbitrarias de su esposa, de las amenazas de Sakura y las suplicas de su hijo; recordó el comportamiento raro del menor al regresar del entrenamiento con su rival y de su mal presentimiento, también tomo en cuenta el sentimiento que acongojaba a su esposa sobre Sasuke y sus preguntas sin resolver. Entonces no cabían dudas de cuál era la respuesta que debía de dar.

 

—Está bien.

 

 ……………………..

 

Regresaron a la plataforma de exhibiciones llamando la atención de todos. Naruto se dirigió hacia sus asistentes y discutieron algunas cosas tranquilamente.

Sasuke no pudo ocultar una sonrisa sarcástica hacia el hijo del ninja principal, parecía que el azabache tenía un maléfico plan entre manos, eso le hizo pensar al joven Uzumaki quién volvió a fulminarlo con la mirada, pues no podía significar nada bueno.

Todos volvieron a sus respectivos lugares. Los chicos estaban a la expectativa de lo que el Hokage tenía que decir.

—Boruto, se que quieres desarrollar tus habilidades para poder luchar contra mí en un duelo amistoso. Pero he hablado con tu maestro y al parecer aún no estás listo para eso. He decidido darte más tiempo.

El chico bajo la vista, había quedado como un débil principiante. Ya no estaba tan seguro de querer batirse a duelo con su progenitor, ahora tenía sus propios problemas.

 —Quizás no estabas concentrado pero creo que te daré una semana más de entrenamiento con tu maestro para pulir tu potencial.

Los ojos del rubio menor quedaron estupefactos, su cuerpo se paralizó, de inmediato escandalizó su objeción al aire con un tono de desesperación e incredulidad; había sido más como un grito de suplica que de desacuerdo, no quería más torturas con ese infeliz, no quería más humillaciones forzosas que debía ocultar.

Pero su padre había sido explicito en su mandato, no retiraría su decisión con ningún comentario del chico, pues ante todos, era evidente que su hijo era un muchacho rebelde, berrinchudo,  y que siempre le llevaba la contraria. Esa actitud de adolescente lo estaba llevando a la perdición —catastróficamente— y habría que pararla.

Boruto gritaba su queja en contra de su padre pero en ningún momento había soltado las poderosas razones que tenía para no volverse a someter a esos “entrenamientos” Uchihas. Pero simplemente no había ninguna objeción lógica que hiciese cambiar de opinión al ninja principal.

—¡Es una orden! —sentenció su padre finalmente antes de partir y de dejar impotente a su hijo.

Mitzuki solo miró a su amigo preocupado, había algo en él muy diferente desde hacía unos días.

—¡Esto no puede ser cierto! —el rubio cayó de rodillas al piso.

 

Por su parte, la mente del Uchiha se llenaba de pensamientos divertidos sobre ese asunto y sonrió con malicia mientras se dirigía a su casa.

 

Que comience el entrenamiento. —satirizo para sus adentros.

 

 ......

Casa Uchiha.

 

Sakura no se cansaba de esforzarse en llamar la atención de su amado esposo cuando regresaba a casa. Estaba encantada de que no se había ido a otra misión larga como siempre le ordenaban. Ahora podía admirarlo más tiempo como un esposo normal que regresa al calor de su amorosa familia después de un duro día de trabajo. Seguramente Sasuke la extrañaba ya demasiado. Estaba muy complacida.

El Uchiha volvió a pasar de largo a su esposa, dirigió sus pasos hasta la habitación de su hija primordialmente. Toco primero y después entró al recibir una pronta respuesta afirmativa de la pre-adolescente.

—¡Papá!!Bienvenido!

El padre esbozó una amigable sonrisa al encontrarse frente a su hija. Se sentó sobre la cama a un costado de ella y todo quedó en silencio. Le costaba trabajo tener una charla de calidad de padre a hija.

Sarada tenía el gesto crispado, no pensaba que estar a solas con su padre se sintiera tan opresivo. ¿A qué venía esa visita sin propósito entonces?

Después de largos y desesperantes minutos —sin siquiera verse a la cara— el mayor por fin hablo.

—Naruto prometió aceptar un compromiso entre tú y Boruto. Cuando tengas 20 años, se casaran.

El grito de la chica se oyó hasta los alrededores de la villa de la hierba, saltó de jubilosa felicidad como una fangirl emocionada con una nueva actualización de su historia favorita. Saltó a los brazos ….bueno, al brazo de su padre con todo su peso haciéndolo caer como bulto sobre la cama.

 

—¡Te amo, Te amo papá! —no había palabras para describir su emoción.

 

Exceptuando sus fantasías correspondidas con Naruto, Sasuke no había visto una escena más hermosa en toda su vida que la radiante felicidad de su amada hija. Ahora más que nunca, debía hacer ese sueño realidad.

 

 

Residencia Uzumaki.

 

En contraste con la familia Uchiha, la casa Uzumaki era un campo de batalla en ese momento.

Pocas veces se veían discusiones acaloradas de parte de las cabecillas de la familia del espiral rojo.

—¡No quiero que vaya de nuevo a un entrenamiento con él!!¿Como pudiste, Naruto cielo?! ¡Te lo dije!—la señora Uzumaki no lanzaba cosas o rompía paredes, solo se sentaba en la mesa y hablaba con un tono moderadamente alto sobre su voz suave. Únicamente la alteración de su chakra, vista desde una técnica ocular, podía revelar lo furiosa que se encontraba.

Naruto trató de que comprendiera que su hijo estaba corto de disciplina, que no tomaba nada en serio y que sus habilidades estaban perdiendo fuerza pareciendo deficientes. Comenzó a hablar de todo el tiempo que conocía al Uchiha y lo que era capaz de hacer, que ella también había sido testigo que se podía confiar en él; hacía énfasis en la ayuda que había brindado en la última guerra ninja y en la  bonita familia que amaba y protegía ahora. Que Sasuke era una persona que nunca lo había defraudado desde que regresó a la villa y merecía una oportunidad.

Hinata no tenía muchas pruebas en contra del azabache más que su inquietante corazonada. Muchas veces se había quedado callada por los argumentos certeros de su esposo, así fue que ya no pudo objetar sobre el asunto y le dio la razón a su marido.

—Solo prométeme que estará bien.

Naruto fue hasta ella y levantó dulcemente su mentón para que lo viera a los ojos.

—Te lo garantizo.

 

Pero en su habitación, toda la noche Boruto lloró en silencio su mala suerte.

 

 

Al día siguiente. Muy temprano por la mañana.

 

El Hokage había asistido a trabajar antes que el gallo cantara. Estaba sentado frente a su escritorio mirando al piso con los codos recargados en el mueble y sus dedos entrelazados, realmente estaba muy callado. Mientras tanto, sus semi-dormidos asistentes —que todavía bostezaban— se despabilaban de pie frente a él.

 —Uahh, ¿Qué pasa Naruto? —cuestionó Shikamaru.

El kage no respondió en seguida, eso  no era muy normal, entonces sabían que debían prestar toda su atención a lo que lo molestaba y se pusieron serios en cuanto notaron el semblante taciturno del rubio.

—Sasuke no va a estar unos días con nosotros. Estará entrenando a Boruto. Solo quiero que ustedes me apoyen con sus labores.

 

7:30am

 

Sarada tenía preparada su maleta de misiones, estaba excitada y curiosa por el  entrenamiento que su padre brindaría a su futuro esposo. Se sentía tan motivada que decidió seguirles el paso a escondidas; tomaría una distancia moderada para que no la descubrieran ,naturalmente, así podría poner a prueba sus habilidades como ninja.

Ya estaba retrasada, por lo que tendría que buscarlos si es que los perdía de su radar.

 

¡!Siiii!! ¡!!Voy a conocer todos tus secretos Boruto!!!

 

 

7:37am

 

Boruto se dirigía al lugar de encuentro con su maestro personal. Ya se había resignado mentalmente en aceptar su cruel destino. Llevaba una amplia mochila de artículos de sobrevivencia y objetos de ataque, era lo usual en las misiones que les asignaban, al menos no había salido en pijama como la última vez.

Iba cabizbajo, caminando lentamente entre la neblina mañanera haciendo mentalmente su testamento para su muerte. Pero no lo permitiría sin antes luchar, así tuviera que morirse, no volvería a caer en sus manos; repentinamente, un ruido entre el follaje llamó su atención y se detuvo en seco dando un saltito por la impresión, sacó un kunai y se puso en guardia.

 

 

Lugar de encuentro. 8:10am

 

 

Sasuke era muy puntual, en todas sus citas que quedase, siempre era el primero en llegar; nunca había hecho esperar a nadie y él deseaba que respondieran de forma igual. Había llegado cinco minutos antes de las ocho de la mañana— la hora citada—, por lo que ahora se encontraba esperando ya 15 minutos a su irresponsable alumno.

Hubiera ido a recogerlo a su casa como la última vez, pero prefirió dejar que él solo  atormentara su mente durante el trayecto. Quizás había sido un error, comenzó a impacientarse aunque por fuera no lo demostrara.

Justo iba a comenzar a moverse cuándo por fin divisó al joven Uzumaki acercarse entre el espesor de la neblina con un semblante algo nervioso.

Aunque estaba enojado con él, no podía pasar por alto su belleza y sobre todo, el parecido extraordinario que tenía con su Naruto.

—Bu…buenos dí…

No completó el saludo. Sasuke caminó hasta él y le dio un descarado beso en los labios que lo había silenciado. Boruto abrió grandes sus bellos ojos azules, nunca imaginó ese gesto repentino del mayor y quedó paralizado por varios minutos saboreando la cavidad de su profesor.

—Que sea la última vez que me haces esperar. —su mentor amenazó después de soltarlo.

Boruto estaba estupefacto, sus ojos atónitos y su mente en blanco. ¿Qué había sido eso? Y ¿Qué tenía planeado el Uchiha con él?. Tragó saliva, Sasuke lo apresuró con voz firme e hizo que sus pensamientos regresaran a la normalidad.

 

¡Este infeliz, ¿A que está jugando?! —el pensamiento del rubio se había puesto serio.

 

Ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra en todo el trayecto.

 

Alrededores del desierto de Suna.

 

Ya habían caminado por bastantes horas sin decirse nada. Boruto no sabía si romper el hielo o continuar con el tenso silencio del Uchiha que se sentía entre los dos. Prefirió aguantarse sus ganas de hablar antes de decir algo de lo que se arrepintiera.

Ya era noche cuándo llegaron al desierto. Sasuke sabía exactamente a donde se dirigían. Se paró en una zona aislada e hizo unos sellos con la mano. De inmediato la arena se levanto dejando ver un túnel.

Boruto parpadeo varias veces. No sabía que su profesor aun guardara secretos bajo la manga.

—Hoy descansaremos aquí. Mañana comenzaremos el verdadero entrenamiento. —guió los pasos del joven Uzumaki hasta perderse en la oscuridad.

Eran escondites de Orochimaru según se podía ver, claramente. Sasuke abrió una habitación de las cuatro que se encontraban y lo invitó a entrar.

Boruto tragó saliva, tenía un mal presentimiento sobre todo eso. Aun así entró.

Dentro solo había una cama, ningún otro mueble y, por supuesto, sin ventanas.

Sintió realmente una opresión en el pecho cuando Sasuke cerró la puerta tras de sí y encendió una vela. Había buen oxigeno, después de todo.

Se miraron por unos segundos, ya el rubio sudaba explotando de nervios y rompió el silencio.

—¡¿Por qué me besaste, infeliz?! —fulminó a su maestro con la mirada.

El maestro solo lo miró con lujuria pero  habló con normalidad—Parece ser que en tu estado de estrés, sabes igual a él.

—!¿Igual?!

—No creas que he olvidado esa humillación que me hiciste pasar con el jutsu sexy. También me querías hacer ver mal ante él, ¿ciero? Eres un chiquillo atrevido, pero lo admito, jugaste muy bien.

Boruto no comprendía.

—Sabes que estoy enamorado de Naruto, nunca pensé que usaras eso en mi contra pero no volverá a pasar.

El chico quedó estático.

Sasuke se acercó como un tigre— Si estás “tan ansioso” de saber todo lo que le haría a tu padre; no esperaré a que tengas los 20 años esta vez.

La expresión del menor había saltado los estándares del shock. Su boca se abrió y secó contrayendo sus pupilas excesivamente, su cuerpo se paralizó en seguida. ¿Habría sido esa insinuación del jutsu sexy lo que habría provocado a su maestro?

Sasuke uso su velocidad para acostar al chico sobre la cama con brusquedad, este entró en pánico y trató de quitárselo de encima.

—¡¿Que estás haciendo?!!Suéltame, infeliz!

—¡La vez que te hice esto trate de no lastimarte, pero esta vez mereces castigo por burlarte de mí!

—¡¿Quéeeeee?!

 

Boruto gritó cuando su maestro rasgó sus ropas y mordió su hombro izquierdo lamiendo su sangre. Inmediatamente Sasuke aprisionó una de sus manos con el respaldo de la cama usando una vieja soga que colgaba de ahí. Eso le dio la oportunidad al azabache de desnudar desesperadamente la piel de su aprendiz  y quitarse la suya también.

—¡Sasuke, infeliz!!¿Cómo te atreves a hacerle esto a un niño?!

—¡Prácticamente ya tienes 15 años, eres todo un adolescente! Además tienes la culpa de ser como él!

Contempló los ojos azules con el sharingan para intimidarlo más. ¿Sería divertido torturar su mente con un genjustu o solo mancillarlo en la vida eral? Al parecer, tendrían el mismo efecto.

Besó su boca con profundidad recordando el sabor de su Hokage, bastante parecido en verdad, junto con la sensación de su piel. Se estaba trasportando hacia una de sus más anheladas fantasías que haría realidad con su rubio rival si tuviera la oportunidad.

—¡Mal nacido!!Todos confían en ti!

Pero Sasuke no contra atacó sus gritos. Solo le sonrió dulcemente y lo contempló con ternura, había cambiado totalmente su actitud en un segundo y parecía que lo trataba con amor. Boruto por un momento dejó que sus emociones más profundas se apoderaran de él y se sonrojó al contemplar el rosado rostro del azabache.

—Te amo, Naruto. —Sasuke lo confundió, pues estaba alucinando que estaba con el verdadero.

Los ojos de Boruto se paralizaron hechizados. Su corazón comenzó a bombear aprisa y  sus reacciones parecían involuntarias.  Lentamente ambos comenzaron a acercar sus rostros, hasta que sintieron el aliento del otro sobre sus labios. Boruto rodeo su único brazo libre sobre el cuello del mayor y así profundizó un delicado y extraordinario beso correspondido, lleno de sentimientos encontrados y confusiones dejadas atrás.

Por alguna extraña razón, Sasuke se sentía completo.

Fue bajando sus besos dulcemente por el cuello y el torso del menor hasta juguetear un poco con el ombligo. Boruto cerró los ojos y acarició la cabellera azabache de su maestro con delicadeza y solo se dejaba llevar.

Tuvo que tratar de no soltar un fuerte gemido cuando su mentor tragó toda su longitud y simulaba una penetración con su boca. Jaló levemente los cabellos oscuros mientras su mente y cuerpo se perdían en deliciosas sensaciones indescriptibles. Así permanecieron por varios minutos jugando en un va y viene exquisito.

Sasuke amaba las expresiones del muchacho, posteriormente continuó a ensanchar la entrada con sus dedos, esta vez uno por uno con bastante cuidado. Boruto se quejó por la intromisión pero no pudo objetar demasiado ya que su pene aun seguía siendo estimulado  por la experta boca de su mentor.

—Estas listo. —dijo antes de apuntar el glande de su prominente erección y comenzara a introducirlo por el pequeño agujero de su estudiante.

—¡Agh! —el rubio derramó unas lagrimitas, pero estaba tan excitado que esa intromisión la había sentido como un placentero choque eléctrico que recorrió todo su cuerpo hasta la punta de sus dorados cabellos.

Era tanto el placer que por un momento había olvidado que se trataba de su maestro y que él era menor de edad.

El Uchiha lo colocó en pose del misionero y comenzó a penetrarlo lentamente para no lastimarlo.

—¡Ah, Sasuke! —Boruto exhalaba con total éxtasis aquel nombre. Parecía como si en realidad hubiera deseado estar en esa situación desde hace mucho tiempo fingiendo odiarla en la realidad.

El Uchha había clavado su rostro entre el hueco del cuello del rubio, comenzó a lamer el lóbulo del oído y a susurrarle palabras de amor. Por raro que eso pareciera, Boruto abrió grandes los ojos pues tenía la sensación de haberlas escuchado tiempo atrás.

 —¡Sasuke!

EL sonido acuoso del va y viene chocando los genitales piel a piel era algo apagado comparado con los gemidos varoniles de ambos, los besos tronadores y los suspiros que se dedicaban con un exorbitante deseo. La mente de ambos estaba perdida en un universo de éxtasis, epifanías y limerencia.

El veterano de guerra jadeaba sensualmente el nombre de Narto Uzumaki una y otra vez queriendo alcanzar el alma de este último para que por fin se diera cuenta de lo mucho que de verdad lo amaba y deseaba pertenecerle. Que por mandato de él, sería capaz de llegar hasta el rincón más infame de todo el universo para traerle regalos extravagantes que demostraran la pureza de sus sentimientos; solo hacía falta que diera la orden y él se atrevería a desafiar la barrera del tiempo, del sonido y hasta de la luz, solo para complacerlo, pues solo deseaba escuchar de los labios de Naruto que lo amaba y que realmente le correspondía, así podría irse al infierno feliz.

Entonces fue que comenzó a llorar mojando el rostro de su alumno, a sentirse patético y un total cobarde. Pues ni todo el orgullo Uchiha podía evitar que se sintiera como una basura.

Boruto leyó el sentimiento de su maestro aunque no había parado de penetrarlo. Comprendió todo el amor que sentía de un amor no correspondido y que dolorosamente debía ocultar ante las venenosas miradas y prejuicios de la sociedad. Quizás toda su vida era en realidad una forma maquillada de lo que la gente deseaba ver, pero que detrás de esa cortina de arcoíris y flores se encontraba en realidad la verdadera cara del Uchiha, que vivía infeliz y restringido por una máscara blanca con gesto alegre mientras por detrás lloraba sangre amargamente.

—¡Naruto!

Boruto lo beso en los labios tiernamente para tranquilizarlo, eso había devuelto el buen humor del Uchiha quien sonrió conmovido y correspondió el beso sintiéndose uno con el chico y el universo.

Hasta que estallaron al mismo tiempo en un poderoso orgasmo, mezclando sus fluidos y temblando sus cuerpos al compas de los deliciosos espasmos.

Boruto aclamó el nombre de su maestro, aunque este simplemente terminara con el nombre de su verdadero amor, Naruto Uzumaki.

Permanecieron agitados y rojos, mirándose cómplices a los ojos y deseando que esa experiencia volviera a repetirse pronto.

Sasuke salió lentamente y volvió a besarlo antes de quedarse dormido justo a un lado de él, abrazándolo protectoramente tal valiosa joya codiciada con el chico abrazándolo también

 

 

Alrededores de Suna, Oasis. Al día siguiente.

 

Si bien entre los dos algo mágico se había despertado, Sasuke no olvidaba que la principal razón de que estuvieran juntos era el entrenamiento del chico, por lo que debía demostrarle al Hokage las habilidosas técnicas de su muchacho bajo su supervisión.

Tenía a Boruto entrenando una técnica de meditación cerca de un pequeño pedazo de lagunilla del desierto, mientras él se recargaba en un árbol de poca sombra.

No estaba seguro de lo que había pasado, ¿Acaso se estaba enamorando de hijo de su anhelado amor? ¿Del que se suponía, estaba enamorado? Solo miraba al chico tratando de encontrar respuestas.

Boruto también lo miraba de vez en cuando. Aun no podía creer lo que había pasado. Estaba cavilando el tema como esperando a que los engranes del destino por fin se pusieran en su lugar en el universo para saber cómo debía actuar.

No podían hablarse abiertamente, ni siquiera lograron insultarse como acostumbraban hacerlo, solo siguieron las prácticas como maestro y alumno.

 

 

 Torre Hokage. Konoha.

 

Naruto se encontraba revisando una avalancha de documentos, el papeleo era atroz que pareciera que Shikamaru no estaba haciendo su trabajo. No se encontraba Kakashi en ese instante, había sido enviado a una misión de rango S y el trabajo se había juntado descomunal.

Repentinamente entró Sasuka haciendo un escándalo—como siempre—y lo zarandeó con fuerza mientras le gritaba que su hija había ido tras de su padre y que hiciera algo al respecto.

Naruto exhalo con bastante pesadez y se sobó la nuca.

—Cálmate Sakura. Mandare un equipo a buscarla.

—Más te vale que esté a salvo, Naruto, ó yo vendré a partirte la cara frente a todos. Recuerda que seremos parte de una familia y me debes apoyar.

—Uf, que problemático.

—¡¿Quéeeee?!

—Que no te preocupes, la traeré de vuelta.

Sakura frunció aun más el seño y se marchó echando fuego.

Naruto volvió a exhalar, viró su asiento para contemplar el cielo desde sus ventanales y contempló las nubes meditabundo.

 

-------

 

El entrenamiento de Boruto estaba llevándose a cabo sin ninguna dificultad. Parecía que el talentoso chico sabía cómo usar las técnicas, pues gracias a que era un niño prodigio, aprendía con rapidez.  

Sasuke había cambiado por completo con él y de vez en cuando era amistoso, amable y hasta tierno con él. Lo llenaba de algunos detalles que ni con su propia hija había podido realizar y lo besaba libremente las veces que él quisiera con la certeza de ser correspondido. Claro, todo apartado de ojos ajenos. Por las noches no podían evitar ponerse a merced de su deseo sexual. Habían cruzado un límite de lo que era correcto; ya habían pasado cinco días así.

  

Alrededores de la Aldea de las nubes.

 

Se encontraban en un pequeño bazar al iré  libre, comían bolitas de pulpo incrustadas en una delgada varita de madera mientras se relajaban un poco.

Sasuke le sonrió provocadoramente haciendo que el muchacho desviara la vista y se sonrojara, eso había enternecido aun más al maestro que se sentía extrañamente feliz.

 

 

En otro lado del bazar, Sarada miraba el mapa de las aldeas pues ya se había perdido, iba caminando por el lugar  tratando de ubicar los posibles escenarios dónde el par pudiese haber ido a entrenar; entonces divisó a lo lejos, la perfecta y sedosa cabellera de su futuro esposo. Sonrió emocionada.

 

—¡Por fin lo encontré!

 

 

Notas finales:

 

Continuara…..

 

Bueno, pues el capítulo siguiente es el final.

Nuevamente gracias por seguir una loca idea de esta autora  rara.

 

 

-Capítulo 5-


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