“Este dolor nunca acabará, es mi condena, el precio de amar. Perdemos solo cuando nos rendimos. No me juzgues, si no tienes idea de todo lo que he pasado” -Sasuke
“Hombre que aprende a amar, corre el riesgo de aprender a odiar” -Tobi
“Todo se acabaría si comenzara a dudar de mis propias decisiones. Cuando te escucho decir que llevas todo el dolor del mundo sobre tus hombros, yo también puedo sentir ese dolor, Sasuke, y no puedo ignorarlo” -Naruto
Capítulo 7.- Solo el comienzo.
Alrededores de la Aldea de las Nubes. Bosque. La Realidad.
Boruto se acercaba a Sasuke lenta y amenazadoramente con ese poder destructivo concentrado en su mano. El Uchiha ya no se podía levantar, ni usar su defensa definitiva, estaba vulnerable y a merced del chico furioso; cerró sus sangrantes ojos y sonrió resignado. Era su fin.
Así que todo termina aquí….—pensó recordando la ironía de toda su vida.
Boruto alzó aquel poder de su mano e impactó haciendo un estruendoso eco por el lugar y una brillante luz, mezclada con una cortina de polvo que se levantó ante ellos.….
-Sarada Genjutsu-
Konoha. Residencia Uzumaki
Dos niños jugaban alegremente por toda la casa, el juego era el corre que te alcanzo por lo que sus risas invadían la estancia contagiando con su alegría a su madre. La niña —más pequeña de los dos—tenía el cabello corto azulado con un pelito parado en su cabeza, poseía uno hermosos ojos celestes y dos rayitas en cada mejilla como un gatito; su hermano —el mayor— tenía el cabello azabache alborotado, ojos celeste intenso y dos marquitas en rayita en las mejillas como su hermana.
—Ya, niños, vengan a comer—Sarada Uchiha, lucia sus 13 años, solo que su cabello era bastante largo (le llegaba hasta la cadera), y vestía unas prendas holgadas. Estaba en la cocina con su delantal y la espátula en la mano, cocinaba algo que parecía ser delicioso.
La puerta principal se abrió, un “Estoy en casa” hizo que los niños fueran corriendo a recibir al recién llegado. Sarada se apresuró para ir también pero antes se arregló el cabello y las gafas frente a un espejo que estaba en la pared, y se alistó emocionada.
—¡Papá! —ambos niños se colgaron del cuello de su progenitor.
—Ranamaru, Himawari, espero que no le hayan dado muchos problemas a su madre.
—¡Nop! —los niños comenzaron a hablar a su padre todo lo que habían hecho ese día al mismo tiempo, hasta que se acercó su madre con las mejillas ardiendo y pose humilde, miraba a su marido con los ojos iluminados y jubilosos.
—Bienvenido a casa, Naruto, mi amor. —Sarada se acercó apenada.
Naruto sonrió gentilmente y fue hasta su esposa. La miró con los ojos soñadores y suspiros internos; lentamente se acercó a sus labios y ella paró los suyos teniendo los latidos de su corazón agitados. Cerró los ojos mientras esperaba el contacto, el rubio toco delicadamente sus labios con los de él, a la vez que daba tiernos besos; iba a profundizar el gesto vehemente pero nuevamente la puerta se abrió, esta vez de golpe.
—¡Sarada! —otro rubio, de 14 años, entró haciendo un escándalo.
—¡Boruto! —Sarada se exaltó. El chico se acercó a la Uchiha y la tomó por los hombros viéndola desesperado a los ojos.
—¡¿Cómo puedes estar con este viejo amargado?!!Yo te amo mi princesa!!Casémonos y hagamos una enorme familia! —el chico besó fervientemente la boca de la chica. Sarada parpadeo varias veces pero no se apartó, es más, correspondió gustosa. Pero Naruto los separó celoso, su rostro parecía que asesinaría al menor.
—¡Ella es mi esposa, idiota!
Boruto lo fulminó con la mirada, se puso frente a la chica a modo de escudo.
—¡Pero ella me quiere a mí, vegete!
—¡Eso ya lo veremos! —Iban a comenzar a pelear por ella.
Sarada estaba preocupada, confundida pero a la vez excitada. Ambos la amaban y no permitirían que los apartaran de ella. El corazón de la chica era una ventura en ese instante, tenía que hacer algo.
—¡Esperen, esperen! —ella llamó la atención de ambos Uzumakis—No tienen que pelarse por mí.
—¡Entonces elige a uno! —desafió Boruto y ambos se pusieron a la expectativa.
Sarada se agarró la cara roja como un tomate con la sonrisa más ancha que nunca.
—Bueno…yo….elijo… ¡A los dos!
Ambos Uzumakis se miraron las caras, meditaron un poco y luego ambos fueron hasta la chica y le dieron un dulce beso en la mejilla, respectivamente.
—Me parece genial.—acordó Boruto.
—Estoy de acuerdo.—aprobó Naruto.
Boruto le tomó suavemente de la mano derecha, mientras que Naruto lo hacía con la izquierda y volvieron a besarla a la vez. Sarada no podría estar más feliz que nunca.
En ese momento Sasuke entró con una gran sonrisa, raro en él.
—Ven, Sarada. Voy a casarlos a los tres...
-Kakashi Genjutsu-
Konoha. En un parque.
Saboreaba toda la profundidad de aquella cavidad conocida, después pasó a lamer la oreja y a pasar sus besos por el cuello moreno que exponía tímidamente su piel; aquellos suspiros simplemente lo motivaban a más excitación, pues Kakashi perdía la cordura cada vez que se encontraba a solas con él.
—¡Ah, Kakashi! —soltó un gemido en cuanto el maestro del ex equipo siete comenzó a jugar con el endurecido miembro de su pareja.
—Solo relájate Iruka. —El juego continuaba cada vez más ferviente y acalorado; sin embargo no pudieron llegar más lejos debido a la repentina intromisión de su amigo más querido en todo el universo del peli-plata, es decir, el amigo de Kakashi, Obito Uchiha.
—¡!Kakashi!! ¡Deja ya a tu noviecito y vayamos a la misión! ¡El maestro ya nos está esperando! —Obito Uchiha lo alteró divertido.
Kakashi era nuevamente un joven de 13 años, regaló una sonrisa perversa a su novio Iruka, —que también era joven—y se alistó para ir con su equipo siete.
—Ay, siempre con tus mañas, Kakashi. —río Rin abiertamente. Ella y Obito estaban tomados de la mano.
—Ya, ya. Estoy aquí ¿No? —Kakashi se sentía extrañamente feliz.
—Bien, apresurémonos —Minato alentó al equipo que ahora ya eran unos adultos nuevamente.
Kakashi estaba feliz, iba tras su equipo pero repentinamente se detuvo y miró el monte de los rostros Hokages de Konoha. Contempló los siete rostros de los kages, incluyendo el suyo y el del séptimo. Tenía la sensación de que algo no encajaba pero por extraño que pareciera, todo lo veía normal.
—¡Hey, Kakashi!!Te vamos a dejar! —Rin lo llamó alegre.
—¡Ah, Ya voy! —corrió hacia ellos para continuar con su misión sin tomarle mucha importancia…
-Naruto Genjutsu-
Naruto corría desesperadamente por un túnel que parecía eterno. Corría acongojado y jadeante, tenía la sensación de que algo se le estaba escapando de las manos pero no recordaba que. Entonces llegó al final del túnel posandose sobre la cabeza del primer Hokage, Hashirama, en la enorme estatua del Valle del fin. Nuevamente era un niño gennin.
¿Este lugar…
Alzó la vista y vio a Sasuke parado al otro lado de la cascada, sobre la cabeza de la enorme estatua de Madara. Parecía que ya lo estaba esperando hace bastante tiempo.
La sonrisa del Uchiha se ensanchó más y más, podía notarse aquella sensación de burla en su rostro despreocupado, con el sello de Orochimaru invadiendo su piel.
—¡Sasuke! —gritó agitado, tenía una extraña sensación de dejavú muy fuerte.
—Así que ahora lo intentarás tú, Naruto ¿De verdad viniste hasta aquí solo para cumplir con la promesa que le hiciste a ella?
Naruto apretó sus puños y dientes, era verdad que su amiga rosada lo había enviado, pero también algo en él lo impulsó a buscarlo; quizás era por el vínculo de fraternidad que había forjado con el Uchiha, o quizás había algo más personal.
—¡¿Por qué nos haces esto, Sasuke?! ¡¿Por qué te vas?!
Sasuke desvió la mirada algo decepcionado, su rubio solo evitaba las respuestas.
—¡Deja eso y solo responde! ¡Nunca quise creer que por mandato de Sakura era que fuiste tras de mí! ¡Sé que había algo más!!Tú lo sabes, Naruto!
—¿Qué? Sasuke, yo….
—¡Eso me molesta mucho!!¿Que no lo entiendes?!!¿No sabes la rabia que sufrí al pensar que solo te preocupabas por ella?!
—¡Pero también lo hacía por ti, idiota!
—¡Entonces dime!!¿Viniste solo por qué ella te lo pidió?!
Naruto no supo que responder, su cabeza era una confusión y volvió a quedarse callado.
—Sakura es nuestra amiga… —fue lo único que resopló bajito sin ver al Uchiha a los ojos.
—No. —Sasuke contra atacó de inmediato. — Ella siempre ha sido un estorbo para ambos. Odio que se te acerque. Tú y yo siempre debimos estar juntos.
—¡Si temías que yo fuera a declararme a Sakura! ¡¿Por qué no me llevaste contigo?!
Una fuerte risotada —por parte del renegado—había hecho eco en el lugar, Sasuke incluso se agarró el estómago, lo miró enternecido y después respondió.
—¡Como eres idiota! ¡¿Creíste que esa tonta se iba a fijar en ti, cuando prácticamente se entregó toda a mí sin quejarse de mis insultos?! ¡Eso nunca te iba a pasar, imbécil!
—¡¿Pero si me querías contigo, por qué no me llevaste?!
Sasuke serenó su rostro y habló con sinceridad—Estaba confundido, temeroso; necesitaba respuestas, necesitaba volverme más fuerte y romper todo lazo para mejorar. Necesitaba encontrarme a mí antes de darte una vida a ti y eso solo podía hacerlo sumergiéndome en la oscuridad. Yo no quería que mi oscuridad apagara tu luz. Sabía que antes de tocar fondo, estarías allí para salvarme. Naruto, ¿No lo entiendes? Tú siempre fuiste mi luz y mi esperanza.
El rubio no supo cómo actuar, era información nueva que le costaba procesar, solo se quedó incrédulo ante tales palabras.
En un instante Naruto estaba en el suelo, no supo cómo había llegado a esa situación, solo que al parecer estaba derrotado. Sasuke se arrodilló hasta que sus rostros quedaron frente a frente y la lluvia caía lentamente.
—¿Que no entiendes que siempre el universo ha estado girando alrededor de nosotros dos? —Sasuke le dio un tierno beso que duró unos cuantos minutos, después de haberlos humedecido siguió su camino a través de otra cueva.
—¡Sa…Sasuke! —el rubio se levantó cuando hubo salido de su momentáneo shock. Corrió nuevamente tras de él cruzando un largo pasillo oscuro con antorchas iluminando levemente su camino, hasta que por fin salió a la luz del otro lado. Alzó la vista y sobre un montón de escombros, en la parte superior, se encontraba Sasuke, vistiendo sus ropas de entrenamiento de la serpiente Orochimaru y su katana tras de si.
Era ya un joven de 16 años, al igual que él.
—No sabes las ganas que tuve por volver a probar tus labios en este momento, pero había todavía mucho que hacer.
—Sasuke, yo estaba desesperado por encontrarte y traerte nuevamente a la aldea, este día fue terrible para mí pues no pude hacer nada, solo era débil. ¿Por qué no volviste conmigo?
El Uchiha ignoró esta vez la pregunta—Respóndeme algo Naruto. ¿Por qué te preocupabas tanto por mi?¿Por qué a pesar de la horrible persona que me convertí, tú aún seguías teniendo fe en mi?¿Por qué siempre tuviste esa fuerza para mi?
Naruto sonrió.
—Ya te lo había dicho. Soy el único que entiende tu dolor.
Sasuke no pudo evitar suspirar mientras también le sonreía.
—Y yo entiendo el tuyo, Naruto. Estoy triste si tú lo estás. Eso es suficiente para aceptar lo que sentimos uno al otro. Por eso debemos estar juntos. ¿Por qué te resistes a aceptarlo?
Todo quedó en silencio. Naruto no estaba seguro en sus palabras y eso lo podía notar el Uchiha a kilómetros.
—¿Por qué Naruto?
—Sasuke, yo…
—¡Si has luchado tanto por mi! ¡¿Por qué te resistes ahora?
—¡NO LO SE! —gritó presionado por el Uchiha—No sé que siento…—se agarró su rubia cabeza en frustración, pues no entendía lo que estaba pasandole.
Sasuke solo deseaba que el rubio encontrara esos sentimientos escondidos que lo corresponderían, pues estaba seguro que así era su destino, pero al escuchar aquella respuesta, Sasuke solo lo miró con mucha seriedad.
Date cuenta Naruto, tú me amas.—eran los fieles pensamientos que el Uchiha sostenía con fe.
Tal vez su rubio necesitaba un empujoncito. Electrificó su mano derecha con el chidori y se lanzó para atacarlo y destruir por completo su poca defensa— aprovechando su confusión y su paralizado cuerpo—, así podría ponerle las manos encima con más facilidad.
Pero a pesar de la terrible lucha interna con la que lidiaba el kage, antes de ser impactado por el chidori, pudo contra atacar con un rasengan.
Los poderes chocaron haciendo un terrible sonido agudo. Ninguno quería ser el que desistiera del ataque por lo que cada vez se hacía más fuerte el impacto.
De pronto se encontraron con sus ropas desgastadas y rasgadas, resultado de alguna monumental batalla, y en otro escenario conocido para ellos. Naruto no llevaba su chaqueta naranja, solo su malla ninja rota y ambos tenían sus rostros amoratados y sangrantes.
Esta fue nuestra última batalla—se ubicó el Uzumaki pero en ningún momento habían dejado de chocar sus poderes.
Una luz cegadora los hizo recordar el poder de su verdadero vínculo, la unión de sus vidas y la explosión de sus corazones. Estaban tirados uno cerca del otro sin energía; Sasuke no tenía ya su brazo izquierdo y Naruto había perdido el derecho. Miraban hacia el cielo, a la nada. Fue ahí cuando Sasuke se había dado cuenta —por fin—de lo valioso que siempre había sido Naruto Uzumaki para él, que sus sentimientos no se habían equivocado nunca y que realmente lo amaba; a la única persona que realmente amaba.
Pero Naruto solo recordó el vinculo de amistad que los unía y que amaba tanto. Cerró sus ojos para escuchar más hondo lo que verdaderamente sentía por el Uchiha y que había enterrado para no hacerse daño con la realidad.
Así fue como ambos aceptaron sus condiciones, pues ambos se querían, ambos se herían y ambos compartían su dolor, solo faltaba que lo aceptaran abiertamente y dejarse llevar por su destino y el hilo rojo que siempre los había unido.
—Nosotros nacimos para estar juntos, Naruto. Más que amigos, más allá de ser hermanos…Siempre pensaste que eras tú quien iba tras de mí, pero en realidad… siempre fui yo quién te perseguía. Naruto, quiero estar junto a ti, siempre.
Naruto contempló el cielo con melancolía. Ahora ya había recordado por todo lo que luchó. No era su motivación por se Hokage lo que lo había llevado tan lejos, o sus anhelos de tener una familia, sino por el deseo de alcanzar el amor de Sasuke Uchiha.
En ese momento todas las dudas se despejaron. Lo amaba, lo amaba de verdad pero era ya demasiado tarde; tenía esposa e hijos y aunque quisiera estar junto a él, ya no podía abandonar su nueva vida.
—Sasuke, llegaste tarde…
…………..….
Sasuke quedó perplejo, pues el chico solo había destruido aquel extraño ojo flotante responsable de los Genjutsus ( que todavía no había desaparecido); después vio como el primogénito Uzumaki se dejó caer sentado a un lado de él.
—¿Por qué? —cuestionó el azabache sorprendido.
—Sabes que mereces la muerte pero… ni siquiera lo vales. —Boruto habló y lo miró con lástima.—Yo no soy como tú.
Sasuke no había esperado eso, prestó atención en todos los gestos de su ex estudiante y entonces se dio cuenta de lo bajo que había caído. Siempre había hecho las cosas mal incluso a su edad, pues el joven primogénito Uzumaki había actuado con más madurez que él en su tiempo de juventud.
—No pienses que porque te deje vivir puedes regresar a Konoha como si nada. No te perdono lo que me hiciste pero lo que le has hecho a tu hija será con lo que cargues toda tu existencia. Será como un Genjutsu eterno del que nunca podrás salir pues creo que no hay mejor castigo que el exilio para ti.
Boruto lo había condenado a una vida llena de remordimientos y angustias, carecientes de cualquier momento de tranquilidad custodiada por el peor verdugo de todos: su propia mente.
Sasuke abrió grandes los ojos, de cualquier manera estaba forzado, su mente ya comenzaba a arrepentirse sinceramente por sus actos desde ese momento. Ese chico realmente se había ganado toda su admiración y respeto.
—Boruto. —lo llamó haciendo una pausa —Perdóname —pidió con toda sinceridad.
El rubio bajó la vista.— Mejor es que te vayas antes que Sarada despierte.
—¿De verdad te preocupas por ella?
El chico miró preocupado a su amiga.—Desde que éramos niños, siempre he tratado de protegerla. Yo siempre la he querido.
La confesión había paralizado al Uchiha, todo ese tiempo obligando al muchacho a garantizar la unión con su hija cuándo él siempre pudo haberlo hecho por su voluntad. Naruto tenía razón, hubiera dejado que el tiempo lo resolviera todo, y en vez de eso había caído ante la tentación.
Sasuke se sentía como un grandísimo tonto, volvió a mirar las estrellas con el corazón acongojado reteniendo nuevamente las lágrimas.
Con que así era. —pensó desolado, ¿Cuántos errores más debía cometer antes de poder hacer las cosas bien?
EL Uzumaki sacó una botellita con un líquido verde y se lo dio de beber sin que este supiera lo que estaba tomando; si era veneno, ya poco le importaba.
—Esto te regresará un poco de tu fuerza. La suficiente para largarte de aquí, al menos.
Sasuke sintió su chacra volver, se levantó sin hacer esfuerzo y quedó parado frente a frente con su alumno.
Eran el hermoso color de los ojos Tenseigan contra los conocidos bi-color del renegado. Permanecieron así por varios minutos hasta que el Uchiha por fin habló.
—No pude pedir mejor estudiante que tú, estoy orgulloso.
Había reconocido por fin todo lo que valía ese chico, pero el rubio permaneció serio ya que sus elogios no causaban nada en él, al menos ya no más. Boruto solo pensaba que sonaba falso.
Sasuke cerró los ojos y sonrió.—Se que me odias pero…algún día volveré.
Boruto no dijo nada, realmente estaba muy confiado con su nuevo poder que esas palabras simplemente no le preocuparon; sabía que era más fuerte que su ex maestro por lo que tenía la certeza de acabar con él en cualquier momento sí se volvía a presentar la situación. Eso se lo dio a entender con una mirada intimidante.
—Fu. —Sasuke solo bufó. No se atrevió a explicar, que si él regresaba, no era para tomarlo como la última vez, si no para darle su bendición cuando por fin desposara a su amada niña pues estaba seguro que la haría feliz.
—Solo vete. —exigió Boruto y le dio la espalda para ir a asistir a su amiga pelinegra.
Sasuke los miró por última vez, su cara no reflejaba emoción alguna solo pena por él mismo, después sus ojos cambiaron melancólicos en cuanto su mirada se dirigió al Hokage de Konoha. Sintió un profundo vacío pues lo había perdido todo.
Adiós, Naruto…
Se puso en marcha y desapareció entre la oscuridad….
Dos años después.
Era temprano aquel día, el sol no quemaba sus rayos desde el horizonte, todavía podía sentirse la briza del rocío matutino fresco sobre las hojas. Los comerciantes de la Aldea oculta entre las Hojas, abrían sus locales con la esperanza de comenzar con el pie derecho su jornada laboral.
El nuevo equipo siete regresaba de una misión de rango E, habían ido cerca de la aldea del trueno resultando exitosos. Todos habían estado fabulosos. Sin duda habían mejorado bastante y las nuevas habilidades del primogénito Uzumaki hacían las misiones mucho más fáciles.
Boruto Uzumaki había nacido con un don especial. Casi cualquier técnica que se le presentara podía aprenderla y elaborarla bien en un lapso escaso de dos días sin ningún entrenamiento. (Ver Boruto the movie) Ahora a sus 16 años—, siendo todo un adolescente— había dominado técnicas de rayo, fuego, viento, agua, tierra y combinaciones de taijutsu, añadido a su vez con el manejo de su Tenseigan heredado de parte de los ancestros de su madre. Anteriormente había sido un niño prodigio flojo, pero después de haber tenido el incidente con su maestro Sasuke, comprendió que debía prestarle más atención a desarrollar sus habilidades natas para no volver a caer en las manos de nadie, convirtiéndose así en un rival difícil de vencer. Ahora podía caminar confiado por cualquier parte del mundo ninja con la certeza de salir ileso ante cualquier circunstancia difícil.
Sarada Uchiha, por su parte, entrenaba casi todo el tiempo para no volver a caer en tentaciones vergonzosas y para poderse ganar el derecho de caminar a un lado del rubio Uzumaki, pues no volvería a fallarle nunca más en defenderlo. Por un tiempo había preferido que se le llamase “Haruno Sarada” debido al último incidente con su padre; se sentía realmente avergonzada de llevar ese apellido, pero su madre insistió en que debía aceptar sus raíces y así fue que regresó al apellido original. Sentía un poco de lástima por su propia madre, pues seguía creyendo que su padre la amaba solo a ella y que eso nadie lo podía evitar, Sarada no quería llegar a verse como ella y se volvió más callada después de la última batalla familiar; así por fin había puesto los pies en la tierra muy lejos de sus infantiles fantasías. El Hokage le había mentido a su madre para no herir su sensibilidad. Habían dicho que Sasuke simplemente estaba de viaje, en otra misión difícil. Era solo el secreto de los que habían estado presentes aquel revelador día.
Mitzuki era el más extraño de los dos, sus habilidades se habían enfocado en los jutsus médicos, por lo que había decidido especializarse en eso y des vez en cuando los alentaba a que quedaran juntos.
Entraron a la oficina Hokage, Naruto estaba tras el escritorio como siempre junto con sus asistentes.
—¡Viejo, la misión fue todo un éxito! —su hijo, líder del equipo, había aprendido a respetar y comprender a su padre, lo admiraba orgulloso en cualquier sentido ya que -aunque no le tuviera el tiempo debido- sabía perfectamente que su padre lo amaba. Ya no se portaba mal, las últimas experiencias lo habían hecho madurar mucho.
—Buen trabajo, no podía esperar menos de ustedes.
Todo el equipo sonrió airoso ante las palabras complacidas de su Hokage y este último les regaló una sonrisa gentil. Todas las misiones que les asignaban tenían un 95% de probabilidad de salir bien; era el equipo que —en su mayoría —era enviado a misiones de alto rango; para ellos habían terminado las misiones de rango A.
Salieron de la Torre Hokage e iban caminando por las calles de la aldea hacia ningún sitio en particular.
—¿Bueno, y que van a hacer esta noche? —Mitzuki preguntó divertido. — ¿Irán a alguna cita a escondidas sin invitarme?
Sarada bajó la cabeza y se puso triste. Su cabello había crecido bastante y su silueta era ya la de una hermosa mujer, por lo que ocultó su rostro tras unos mechones azabaches. No se avergonzó por el comentario, sino simplemente quedó en silencio debido a que eso era algo que nunca llegaría a pasar aunque Mitzuki siempre insistía.
Ella sabía el daño que le había provocado su familia a su joven amigo rubio— amigos desde la infancia —y no tenía ningún derecho de acercase a él e ignorar lo que había pasado. Ella se parecía bastante a su padre y era una enorme desventaja aunque lo deseara con fervor.
Boruto la miró de reojo, bajó la cabeza adivinando por lo que la chica estaba pasando.
La comprendía, quizás era momento de dejar el pasado atrás y superar ese incidente. Levantó el rostro con muchísimo optimismo y después sonrió.
—A mi me parece una buena idea. —comentó el atractivo Uzumaki. Entonces tomó a la chica de la mano y entrelazó sus dedos. —Sarada, ¿Quieres salir conmigo?
Sarada lo miró con los ojos brillantes y expresión esperanzada, su corazón latió al mil por segundo, además que sus mejillas se sonrojaron; por un momento pensó que estaba en otro Genjutsu, pues eso parecía ser un sueño.
Boruto desvió la mirada sonrojado y con la otra mano libre se rascó la cabeza apenado.
—Bueno, si tú quieres…podríamos irnos juntos.—volvió a mirarla en nervios y con las palabras titubeantes.
La chica apretó el agarre y sonrió ampliamente. No era un secreto que eso era lo que siempre había estado esperando.
—Me encantaría. —dijo complacida. Ambos se sonrieron y caminaron juntos sin soltarse de las manos.
—Sí claro, ignoren a Cupido. —soltó Mitzuki con ironía pero alegre de que por fin su amigo se haya atrevido a revelar sus verdaderos sentimientos.
Torre Hokage. Konoha.
Naruto miraba por la ventara el ocaso sobre el horizonte. Recordaba la esbelta figura de su amado rival y todo lo que se habían dicho en el Genjutsu. Sentía como si el renegado lo estuviera llamando justo en ese instante, pues ni siquiera había tocado la exquisita comida que le había traído su esposa Hinata hace ya un par de horas.
La seriedad en su rostro podía indicar que estaba profundamente meditabundo y era todo en torno al Uchiha, entonces recordó …
—Sasuke, Llegaste tarde…
Sasuke había crecido a sus 36 años así como él, dentro del Genjutsu—, la edad que tenían en la realidad—, lentamente fue abrazado por el Uchiha de forma protectora hasta quedar pegados.
—Si tú quisieras, Naruto…todavía estamos a tiempo…
Naruto levantó la vista cristalina, su expresión era de completa impotencia—Sasuke….
—Solo dime que sí.
Lentamente sus rostros se fueron acercando, las miradas brillaban apreciando los verdaderos sentimientos de ambos sobre ellas y que tanto habían deseado hacer en toda su vida. Acabaron con los últimos milímetros que los separaba y ambos se dieron el placer máximo de experimentar un magnifico, lento y delicioso beso, que los sacaría de cualquier duda, llegando a conocer— con el mínimo roce— , todo lo que realmente se amaban el uno al otro.
—Te amo, Naruto…
Naruto regresó a la realidad, se toco los labios aunque solo haya sido la sensación realista del beso de aquel lejano Genjutsu. Miró a lo lejos los árboles que se alzaban alrededor de las puertas principales de Konoha hipnotizado con el movimiento del viento sobre sus ramas.
—Sasuke…
Se había marchado, otra vez, pero quizás habría sido lo mejor, pues de todas formas no creía en la posibilidad de abandonar a su familia como él lo hacía.
Puertas principales de Konoha.
Sasuke estaba parado en la rama más oculta de un frondoso y gigante árbol frente a las puertas de su prohibido ex hogar; desde ahí podía ver la Torre Hokage y la pequeña silueta de su amado rubio que en ese momento también estaba mirando hacia esa dirección.
Tenía tantos deseos de entrar y hacerlo suyo sin importar que toda la aldea se le viniera encima, estaba loco de amor por el Hokage de Konoha que simplemente con desearlo no era suficiente; sin embargo, no podía realizar todas sus fantasías así sin más, pues antes debía de vencer al alma protectora que custodiaba al rubio y que —años atrás—le había amenazado de muerte si llegara a poner un pie en un centímetro de la aldea.
Así es, primero debía de vencer al primogénito Uzumaki, Boruto. Eso conllevaba a que también se pondría en su contra su tierna hija, y así sucesivamente hasta poder llegar al Kage.
Aun no estaba listo, pero no se iba a rendir, solo faltaba entrenar más duro y regresaría solo por él, aunque tuviera que llevárselo a la fuerza.
—Naruto, la próxima vez vendrás conmigo.
FIN