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Tsuki no tenshi: Ladrón de media noche por Eiri_Shuichi

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Notas del capitulo:

¿Y por qué fui tan irresponsable de no actualizar la semana pasada?

Trabajo, trabajo, trabajo, ¡toneladas interminables de trabajo durante un larguísimo mes! y por actualizar las otras semanas se me acabaron los capítulos que tenía adelantados. La verdad es que al final estaba muy cansada para ponerme a escribir (de esas veces en que ni los ojos ni la cabeeza dan ya para estar en la pc).

Me puse a pensar muy seriamente y le tengo mucho cariño a este fic, aunque no lo parezca le pongo empeño, pero de nada sirve si me estoy esforzando más de lo que realmente debo (esa salud que uno no puede estirar más...)

Por lo pronto va la sexta parte de la historia

Se esforzó cuanto pudo por mantener la calma, controlando el impulso de frenar de golpe para ver de cerca al desconocido que, de algún modo, había llamado fuertemente su atención, con la sensación de haberlo visto antes, cosa rara para él que en general tendía a ignorar a las personas y por ende nunca las recordaba.

Buscó el estacionamiento más cercano muriendo por fumar un cigarrillo para calmar la ansiedad; quería exprimir sus recuerdos hasta tener en claro dónde había visto al individuo, pero por más que se esforzaba resultaba en vano. Echó la cabeza hacia atrás sobre el asiento cerrando los ojos e inhalando profundamente, ya con el tabaco en sus labios colándose hasta sus pulmones y haciéndole pensar, sin quererlo, en la ironía de hacerse daño por simple morbo.

Salió del vehículo, convencido de que quedarse en el interior no serviría de nada; entonces sintió la brisa nocturna tan ligera que no brindaba consuelo ante el calor que llenaba la ciudad. Dio un paso, después otro y siguió cogiendo el sendero, encendió un segundo pitillo ayudándose de su viejo encendedor metálico cuando escuchó a cierta distancia unas voces que parecían discutir entre susurros.

—¿Alguno de los dos podría decirme por qué estamos aquí perdiendo el tiempo en vez de ir a ensayar?

—Porque nuestro pequeño vocalista está obsesionado con mejorar sus desplaces; estuvo con su hermano hace unos días y ahora no se saca eso de la cabeza, pero ya sé  cómo hacer esto aún más interesante

—Nakano, no, espera, ¡dejen de comportarse como niños!

Hasta ese momento Eiri estaba seguro, aún sin verlos, que el grupo se conformaba por tres jóvenes, y en el fondo odiaba entrometerse en los asunto de los demás, principalmente cuando se trataba de críos revoltosos que infringían las normas más sencillas, pero su obligación como policía era, hasta cierto punto, mantener el orden y, lo más importante de todo, se sentía tan perturbado por aquella figura que desahogarse frustrándole la noche a alguien más además de su hermano le parecía una buena idea, sin embargo unos pasos se aproximaron e instintivamente retrocedió asegurándose de que no pudieran notar su presencia.

—Es hora de irnos; Yuuji nos espera en la camioneta y más vale que mañana practiquen o no estarán listos a tiempo

—¿De qué hablas?, si tu hermano y yo improvisamos todo el tiempo y siempre resulta bastante bien

—Deberían hacer más caso a Fujisaki y ensayar

Cuando estuvo seguro que el grupo se había alejado lo suficiente en dirección opuesta, el rubio salió de su burdo escondite sintiéndose bastante tonto por esconderse de un grupo de adolescentes y, sobre todo, de no entender su propia actitud insegura, distante de lo que habitualmente era.

El sueño con su madre, la reaparición de Tsuki, la llegada del americano y principalmente la actitud insistente de su padre eran las causas más probables de su debilidad y sin embargo, sabía que algo se le escapaba.

Volvió a su auto tomando rumbo hacia su departamento con el cansancio cerrándole los ojos más de lo que era seguro estando al volante, por lo que estuvo aliviado al llegar al edificio y poder aparcar, sabiendo que solo necesitaba cruzar la puerta y subir un par de pisos para poder rendirse al sueño.

Entró a un cuarto amplio e iluminado de su casa o, en palabras más precisas, en la casa de sus padres, consciente de que todo aquello era meramente onírico, mientras se aproximaba a su madre con el cabello largo y rubio que siempre la caracterizó, sentada y meciéndose en una silla mientras acunaba en sus brazos a un recién nacido. Se quedó de pie al lado de ella, viendo de reojo al infante que, sin necesidad de analizarlo demasiado reconoció como Tatsuha; la estancia parecía sumida en un silencio aparentemente absoluto hasta que escuchó un tarareo muy sutil, casi imperceptible que armonizaba con la presencia pacífica de su progenitora.

—Mira a tu hermano Eiri— la voz de la mujer le resultaba increíblemente dulce en su aspecto y principalmente en sus gestos siempre gentiles —se parece mucho a ti cuando tenías su edad

—¿Por qué me llevaste a ese templo?

—Algún día, cuando crezcas, vas a entender muchas cosas

Abrió los ojos con nostalgia, teniendo fresca en la memoria el rostro de su madre pasando por alto la respuesta críptica que había recibido porque su lógica dejaba en claro que no podía obtener nada más de algo que era una mezcla entre recuerdos e imaginación.

Aún no llegaba el alba cuando se levantó del sofá donde había caído rendido con los músculos doloridos, los hombros duros como una piedra y principalmente la espalda baja, donde cada movimiento le provocaba molestas punzadas. Fue hacia la cocina para buscar en el refrigerador algo que llevarse al estómago, pero no encontró nada más que un par de latas de cerveza y un bote con café que le había regalado su hermana mayor; inició el día bebiendo alcohol, en parte por costumbre pero principalmente por la desidia que sentía de ir a comprar alimentos.

El líquido amargo pasó por su garganta dejando su sabor característico mientras esperaba a que la cafetera terminara de preparar la infusión, se dirigió entonces a su habitación para rebuscar en el closet un par de vaqueros, una camisa y un suéter ligero que le quedaba una holgado; olfateo el aroma del café recién hecho llenando las estancias.

Encendió la computadora portátil para revisar su correo, bufando al ver la cantidad de mensajes basura que recibía, pero justo cuando se preparaba para apagar el aparato escuchó el tono de su celular sonando irrumpiendo así la tranquilidad que hasta entonces había disfrutado en el que teóricamente debía ser un día libre, percatándose de que quien llamaba era Tatsuha.

—¿Qué quieres?

—De saber que ibas a estar de tan mal humor no me hubiera matado en hacer lo que me pediste— la voz de su hermano sonaba entre cómica y cínica —supongo que ya no te interesan los archivos

—¿Lo tienes listo?

—Justo estoy enviándolo por mail

—¿Usaste algún traductor de internet?, porque si descubro que está mal voy a colgarte desde el piso más alto de un rascacielos— sentenciaba el rubio mientras descargaba el documento

—¡Por supuesto que no!, aprecio demasiado mi cabeza para arriesgarme

—Bien, te veo en la oficina en una hora

—¿No sería más fácil sí...?

—Una hora he dicho— interrumpió tajante, frustrado por perder su única oportunidad de descansar un par de horas, pero en el fondo sabía que siempre antepondría su trabajo a cualquier cosa y si para ello requería demostrarle a toda la policía de Japón que habían estado investigando el caso de Tsuki de manera estúpida lo haría.

Sin molestarse en vestir algo más formal llegó al edificio antes de que transcurrieran los sesenta minutos, abriéndose paso entre las personas para dirigirse a su escritorio perfectamente ordenado a diferencia de los circundantes en que los papeles se apilaban hasta casi perder el equilibrio. Esperó a su hermano preguntándose si él realmente llegaría a tiempo hasta que lo vio cruzar el camino a paso acelerado, jadeante aparentemente por ir a la carrera, lo que le hizo deducir que aquel chiquillo, en teoría un futuro policía, había violado las normas viales para cruzar la ciudad en su motocicleta.

—Llegas tarde

—Llegué cinco minutos antes

—No es lo que dice mi reloj

—Tuve que imprimir todo el documento y venir hasta acá, incluso me pasé algunos altos

—Debería arrestarte

—Fuiste tú quien me obligó

—No te puse una pistola en la cabeza, no quieras excusarte, ¿o crees que ya olvidé lo que estabas haciendo?

El pelinegro se rindió e su intento de justificarse bufando mientras se llevaba la mochila que tenía colgada sobre la espalda hacia el frente para extraer de ella un fajo de hojas blancas que dejó caer sobre el escritorio.

—¿Satisfecho?

—Eso creo; parece ser que dejaste tu hobbie y te pusiste a trabajar

—No es gracioso, ni siquiera dormí

—Bueno, valió la pena, conseguiste traducir todo un expediente tú solo, es un punto a tu favor

—¿Solo?, no con el plazo que me diste

—¿Estás diciendo que alguien además de ti leyó estos archivos confidenciales?

—No exactamente... — la voz del menor se fue transformando, pasando de la aparente apatía a un tono cómico que siempre le nacía en forma natural cuando se percataba de que su pellejo estaba en peligro por hacer enojar a alguno de sus hermanos —solo le pedí un poco de ayuda a Fujisaki

—Maldita sea Tatsuha, ¿cómo puedes ser tan tonto? — recriminó el rubio iracundo sintiendo que una jaqueca terrible le iniciaba

—Ya te dije que fue Fujisaki quien me ayudó y es de confianza; es el primo de Seguchi, no hay nada de que preocuparse

—¿Por qué tuviste que hacer eso?, te pedí una cosa, una simple, sencilla y diminuta cosa y ni en eso eres competente

—¿Simple y sencilla?, por muy escaso que sea es un reporte, está repleto de tecnicismos cuya traducción no conozco y hasta donde sé tú deberías haberlo hecho para dárselo al americano

—¿Quien te hablo del detective Winchester?

—Mika llamó ayer para preguntarme cómo estaba y me contó que aquí todo está poniéndose de cabeza

—¿Interrumpo? — tanto la voz como la alta figura del rubio extranjero captó la atención de los hermanos dando por terminada la disputa —me pareció escuchar algo sobre un archivo traducido

—Es ese; mi hermano recién las trajo... Tatsuha, él es el señor Claude Winchester

—Mucho gusto joven Uesugi, puede llamarme K; supongo que usted también es policía

—Sí, casi...

—¡Excelente!, y es justo la hora de la comida, me encantaría invitarles algo

—No, gracias— respondió Eiri sin darle la oportunidad a su entusiasmado hermano menor de dar su propia opinión sobre el tema

—¿Seguro detective Uesugi?; será una amigable reunión de compañeros y estoy seguro que al señor Seguchi lamentaría mucho perderse la compañía de sus cuñados

No le gustaba la forma en que Winchester había pronunciado aquella frase pues percibía una amenaza velada que no se limitaba al hecho de que Tohma fuera su pariente político, sino a que era su jefe y que seguramente le echaría en cara no tratar de relacionarse con el equipo del caso. Justo como antes, no tenía claras las intenciones verdaderas del americano, le resultaba imposible descifrar su motivación para mostrarse tan presuntuoso, para presionar hasta el punto del descaro y, principalmente, para querer involucrarlo con algo que claramente le era indiferente , pero al verse acorralado no pudo hacer más que seguirlo en un gesto que delataba su rendición.

El rubio, llevando sin muchas ganas a su hermano en el Mercedes Benz, siguió la camioneta blanca conducida por Winchester hacia el centro de la ciudad, para luego tomar una ruta que se alejaba ligeramente y aparcando frente a un edificio rojo con decorados en tinta negra, un bar de aparente corte "dark cabaret" cuyas puertas blancas resaltaba llamando la atención. Entraron en aquel local donde el tapizado evocaba a las antiguas tabernas alemanas previas a la segunda guerra mundial, el nivel descendía mediante unas escaleras de tipo imperial finamente alfombradas hasta una estancia increíblemente amplia y del techo, a unos cinco metros de altura, colgaban lámparas de araña eléctricas.

Tomaron lugar en una gran mesa redonda cubierta con tela roja satinada y decorada al centro con una vela al interior de lo que aparentemente era una semi esfera de cristal; las meseras, vistiendo corsets negros y antifaces blancos iban de un lado a otro tomando ordenes y llevándolas a las mesas de forma tal que aquello se asemejaba más a una mascarada que a un bar.

Estaba absorto en la incontable cantidad de detalles cuando escuchó que la silla a su izquierda se desplazaba sobre el piso; giró la cabeza y descubrió una figura que se aproximaba y si bien era pequeña y delgada consiguió paralizarlo. El cabello castaño, las facciones pero sobre todo los ojos azules eran inconfundibles, despertaban esa alerta en su cabeza y en menos de cinco minutos estaba a la defensiva esperando que aquel desconocido llegase al lado de Winchester, quien rápidamente le ofreció la mano en un gesto de clara camaradería.

—¡Por un momento creí que no llegarías Ryuichi!

—No me habría perdido esto por nada del mundo

La voz del hombre joven de ojos azules sonaba amigable, divertida y coqueta que encajaba a la perfección con toda su presencia que pese a la talla resultaba bastante llamativa captando la mirada tanto del servicio como de los comensales.

—Ryuichi, te presento al detective Uesugi Eiri y a su hermano, el joven Tatsuha

—¿Uesugi?; creí que el señor Uesugi era el jefe en el área de Investigación de robo de arte de Tokio

—Ese es su padre; estos dos caballeros siguen sus pasos— ironizó el más alto del grupo

—Es un placer conocerlos; mi nombre es Ryuichi Sakuma

Eiri se percató de inmediato de la forma en que su hermano miraba al recién llegado cual si de un juguete nuevo y maravilloso se tratase, con deseo disimulado que flotaba en el aire como una carga eléctrica.

—¿Le gustaría una cerveza o una copa Sakuma?

—Te recuerdo que eres menor de edad y es un milagro que pudieras entrar sin que te dijeran nada, pero no significa que puedas beber alcohol

De repente, antes que Tatsuha pudiera alegar cualquier cosa, las luces se atenuaron y las inmensas cortinas que cubrían el escenario se deslizaron hacia los lados dejando ver a tres hombres jóvenes con antifaces; el más bajo tenía cabello castaño y se encontraba frente a un teclado, el más alto, de cabello largo y rojizo sostenía una guitarra y el tercero, que no medía ni un metro con setenta y castaño tenía entre sus manos el micrófono inalámbrico.

Notas finales:

"Empty eyes" - Within Temptation

Ahora sí, las "amenazas" comienzan; ¡el siguiente aún no lo empiezo!, pero ya estoy maquilando una o dos cosas y mientras tanto también trato de avanzar con mi otro fic.

Gracias a quien se pase por aquí y hasta pronto.

 

PD: Si alguien, por pura casualidad se pregunta, el estilo del bar evoca la música Dark cabaret, que no tiene nada que ver con la música de Within Temptation, pero los dos me gustan y cada historia tiene detalles de quien la escribe. Solo por mencionar algunos artistas de este género puedo mencionar Birdeatsbaby, Vermillion lies, Dresden Dolls y Amanda Palmer, Jill Tracy, etc.


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