Dolía.
De verdad dolía como los mil demonios pero eso no importaba.
Tenías que mantenerte fuerte.
Tenías que encontrar una forma de rescatar a tu Dib-cosa y salir de esa nave a como dé lugar.
Pero primero debías de escapar de tu propia celda y curar tus heridas; maldito rojo, esa te las pagaría.
Te lo pagaría muy caro, tanto como te llamabas ZIM!!!
Bien era hora de empezar a formular planes.
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Ya tenías todo fríamente calculado.
Con todo el dolor de tu alma retiraste tu pack y con tus garras desnudas le quitaste ese cable que lo mantenía restringido y conectado a la inmensa.
Fue rápido y doloroso pero lo conseguiste.
Una vez tu pack en tu espalda utilizaste tus extremidades biónicas para salir de tu celda e introducirte a los ductos electrónicos para conectarte a la seguridad y los planos de la inmensa parta encontrar a tu Dib-cosa.
Una vez hallado, con todo sigilo te dirigiste hacia la celda de Dib que se ubicaba convenientemente cerca del arsenal militar de la inmensa; te preguntaste quién era el estúpido que habría echo semejante cosa, bueno era útil para tus planes así que no te quejabas.
Llegaste al bloque del arsenal, tomaste algunas (muchas) bombas de plasma y las repartiste estratégicamente por toda la inmensa.
Una vez concluido eso volviste a las afueras del arsenal, tomaste cuanta arma pudiste y te dirigiste hacia el hangar de naves, hay estuviste un buen rato hasta que encontraste la nave correcta para su escape.
Una vez todos los preparativos listos, volviste por Dib.
Cuando abriste la puerta de su celda tu sangre hirvió como nunca antes.
Esos malditos morirían.
Morirían de forma dolorosa!!!
Dib estaba deplorable.
Pareciera que lo hubiesen usado de saco de boxeo; ni siquiera el en sus días de enemigos lo habías dejado así, no podías recordar ni una sola vez en que lo hubieses visto de esa forma.
Con cuidado te acercaste a él y lo sacudiste un paco para que despertara; después de unos segundos lo hizo y él empezó a revolverse como fiera enjaulada, con una mirada de terror que te estrujo tu squidich-spooch.
-Dib gusano soy yo, soy Zim- esa simple frase freno a Dib quien lentamente volteo a verte y al reconocerte salto poniéndose en pie para acercarse y estrujarte como nunca lo había hecho.
-creí, creí que estabas muerto-sus lágrimas quemaban, pero no más que la ira que te subía por la garganta y te quemaba como acido –te vi hay, inerte, grite tu nombre y trate de acercarme pero esos guardias me atacaron y ya no pude saber más nada después de desmayarme-
-no debiste seguirme hasta aquí Dib-gusano-suspiraste y lo estrujaste –más sin embargo ya estás aquí y debo sacarte de este lugar-
-¿pero cómo Zim?-
-eso Dib es algo que ya he planeado y que ya es un hecho, solo debo llevarte al hangar a ponerte a salvo- tu sonrisa de zíper se extendió en tu rostro –esos malditos pagaran por lo que me han hecho y por lo que te han hecho a ti; después de todo no son los primeros más altos que hago dejen de existir-
Con sigilo salieron hacia los corredores, lo tomaste entre tus brazos y le cargaste para que la ida hacia el hangar fuese más rápido (por alguna extraña razón eras más alto que Dib y eso los beneficiaba en ese momento).
-TENGO ALGO MUY IMPORTANTE QUE HACER Dib-cosa-lo dejaste sentado en el asiento de conductor de esa nave que elegiste para escapar –no me sigas, quédate aquí yo volveré pronto-
Te aseguraste de cerrar la nave por fuera para que Dib no escapase y te dirigiste hacia el centro de mando de la nave.
Tenías asuntos muy importantes que resolver.
Te deslizaste por medio de los ductos electrónicos de los cerebros de control hacia la cabina de los más altos.
No hiciste ese despliegue de fuerza y locura que se esperaría de ti; pensaste bien las cosas y las hiciste discretamente, después de todo, tu plan no podía fallar, por tu bien el de Dib y su futuro juntos.
Te acercaste por detrás a purpura y pusiste en una bomba de plasma en su pack sin que se diera cuenta.
¿Y esos eran los grandiosos más altos?
Ni siquiera se habían dado cuenta de que te habías escapado de tu celda, que tu habías asaltado el arsenal y colocado bombas por todos lados para que la inmensa callera bajo el caos y la destrucción, ni siquiera habían notado que tú te habías internado a la cabina y estabas a punto de acabar con ellos.
Pero no te irías así como así.
Colocaste una mina en la puerta antes de entrar que detonarías una vez que hubieses acabado con rojo.
-y bien rojo, que aremos ahora con Zim y ese humano-
-no lo sé pur, tal vez podríamos torturar a Zim hasta que muera y al humano lo tendríamos como mascota-
-siii me parece una idea perfecta rojo-
Saltaste frente a ellos y sus rostros de sorpresa eran el inicio de su destrucción.
Sin mediar palabra disparaste a purpura dejándolo fuera de combate y embestiste a rojo contra la pared más cercana.
Con uno de los tentáculos de tu pack lo atravesaste hasta dar con la pared.
-bueno parece que me he desecho de otra generación de más altos ¿no crees rojo?-
Su sorpresa y su ira son algo que nunca olvidaras y que siempre recordaras con una sonrisa.
Detonaste la mina mientas te deslizabas por el ducto que entraste, de seguro la cara de los guardias al entrar seria de horror puro jajaja.
Llegaste al hangar y subiste a la nave, Dib te espera hay con una clara mueca de hablaremos de esto y te gritare cuanto pueda por esto estúpido alienígena verde.
Salieron hechos un bólido de la inmensa y a una distancia prudente detonaste todas las bombas.
-¿no te parecen maravillosos los fuegos artificiales Dib?-
-si son muy bonitos-
Una vez terminado el espectáculo y asegurándote de que no los seguían fijaste el rumbo hacia la tierra.
-ahora que lo pienso papa ha de estar preocupado-
-no lo dudo Dib-cosa, en tiempo terrícola llevamos aproximadamente dos meses fuera-
-¿qué?, por júpiter Zim papa va a asesinarme-
-no, no lo hará-le dijiste con seriedad- a Zim le a costado mucho poder rescatarte y sacarte de la inmensa como para que tu unidad paterna terrícola te mate Dib-gusano- le soltaste con un puchero.
-es solo una metáfora zim-