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Eternamente irritante por Blue FireWorks

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aún no han pasado 24h lo sé. Pero ya tengo ganas de subirlo. 

En uno de los comentarios anteriores, me preguntaron que si iba a poner lemon. La respuesta es que sí, habrá lemon, y vendrá más o menos dentro de dos capítulos. :O 

DISFRUTEN DE LA LECTURA

Oliver estaba comenzando a ponerse nervioso. Había quedado con Diego a las siete y media de la tarde, y faltaban cinco minutos para la hora. Se había puesto ropa que no era demasiado formal, pero tampoco informal, digamos que en el medio. Cuando estaba acabando de ponerse los zapatos, tocaron el timbre. Inhalo y exhalo varias veces antes de abrir.


—¿Estás listo?—preguntó con una sonrisa radiante.


—Sí, tengo que coger las llaves.


Entró, y Diego lo siguió.


—Eh… Me ha llamado Joe, esta mañana.


Oliver sintió como si fuera una punzada en el corazón.


—¿Ah, sí? ¿Y qué te ha dicho?


—Que está en la ciudad—contestó—hoy había quedado con un chico.


—¿Lo invitaste a cenar con nosotros…?—dijo en un susurro.


—Claro que no. Hoy quiero estar contigo—salieron hasta la puerta—solo contigo—recalcó susurrando en su oído.


—No hagas eso, idiota.


Diego soltó una carcajada.


—¿Estás celoso?—dijo agarrándolo del brazo.


—Pues claro que no.


—¿Y por qué creías que había invitado a Joe?


—No sé…


—Ya te lo he dicho, y te lo he repetido. No me gusta Joe. Me gustas...—Oliver le tapó la boca con la mano.


—Hay vecinos alrededor, idiota—Diego volvió a reír.


Andaron hasta el restaurante, que no se encontraba muy lejos. Pidieron una mesa que estuviera cerca de una ventana y allí fue donde se sentaron. Después de decidir qué comer y pedírselo al camarero, charlaron tranquilamente sobre temas no muy importantes.


Oliver vió, por detrás del hombro de Diego a un chico acercarse. Era pelirrojo y se temió lo peor: seguramente sería ese tal Joe. El muchacho colocó su mano en el hombro del moreno.


—¿Diego?


Él se giró.


—¿Eh? ¿Joe? ¿Qu-qué…?—dijo mirándolo. Mierda.


—I came with a friend(Vine con un amigo)


Genial, el 'inglesito' habla en inglés—pensó Oliver para sí. De pronto reconoció a alguien más detrás de Joe.


—Él es Jack...—Diego lo interrumpió.


—Lo conozco—Jack lo miró y luego miró a Oliver.


Really? And who is he? (¿En serio? ¿Y quién es él?)


—Hola, soy Oliver, un amigo de Diego—contesta él, impidiendo hablar al moreno.


Oh! ¿Os parece bien que nos sentemos todos juntos?—Diego rozó su pie con el de Oliver para que contestara él, pero el rubio no habló.


—Eh… Bueno...—dijo el moreno nervioso.


Great!—para desgracia de Oliver, el pelirrojo se sentó al lado de Diego y Jack a su lado.


—No sabía que tuvieras una cita—le musitó Jack a su amigo.


—Yo tampoco—respondió.


El camarero se acercó nuevamente, les tomó nota y se retiró.


—¿Desde cuándo os conocéis?—preguntó el chico con pecas, refiriéndose a Jack y Diego.


—Estamos en la misma clase—contestó Jack. Diego no apartaba la mirada de Oliver—Y… este de aquí es mi supuesto mejor amigo—lo señaló.


—¿Supuesto?—preguntó el rubio levantando una ceja.


—Es mi mejor amigo.


—Ah! I see. (¡Ah! ¡Ya veo!)


Maldito inglesito—pensó Oliver.


—And how about you?le dio una leve palmada en la espalda a Diego.


—¿Qué?—contestó Diego.


—Is he just a friend? (¿Es solo un amigo)


Y a ti que te importa—gruñó el rubio para sus adentros.


—Eh…—Diego empezó a ponerse nervioso—¿Qué tal el vuelo?—trató de cambiar de tema.


—Good! And the hotel is great! (¡Bien! ¡Y el hotel es bueno!)


Diego asintió sonriendo falsamente. Oliver miraba su plato vacío, tratando de no hacer ninguna mueca. Maldito pelirrojo hipócrita.


—Oliver—lo llamó el moreno—¿Estás bien?


—Sí, me duele la cabeza, solo eso—contestó.


—Oh! Tengo una aspirina, ¿la quieres?—intervino Joe.


—No, gracias. Estoy bien—dijo—No voy a dejar que me envenenes…—pensó.


Oliver agradeció que trajeran la comida en ese preciso instante, ya que se sentía nervioso y molesto por aquel estúpido pelirrojo inglés.


Comenzaron a comer sin decir una sola palabra. De pronto cuando Oliver levantó la cabeza, vio como Joe le robaba un pedazo de carne del plato de Diego y se echaba a reír. Soltó el tenedor sobre el plato, haciendo ruido y provocando que los tres lo miraran.


—Eh… Voy al baño—dijo levántandose, al sentirse tan intimidado. Se dirigió al baño, entró en uno de los cubículos y cerró la puerta tras él. Liberó un largo suspiro. Joder, aquel estúpido pelirrojo le estaba haciendo perder los nervios. Escuchó la puerta principal del baño abrirse.


—¿Oli?—escuchó a Diego llamarlo.


—No puedo.


—Oliver, sal, por favor.


—No.


Agradeció que no hubiera nadie más en el baño.


—Déjame entrar entonces—musitó. Oliver suspiró y le abrió la puerta, en cuanto lo hizo, Diego entró y cerró la puerta nuevamente. Tomó la cara del rubio con las dos manos y juntó sus labios con los de él de forma impulsiva. Oliver forcejeó, sin conseguir librarse del agarre. La boca de Diego se movía con desesperación sobre la suya y aquello le asfixiaba. Finalmente se separó, sin apartar las manos de su cara.


—Diego—jadeó.


—No quiero que te pongas celoso.


—No eres tú—suspiró.


—Me alegra que lo comprendas—acarició el cabello rubio con las manos—Sé que esta… cita no está siendo como esperábamos, si quieres podemos irnos a casa.


—Puedo aguantarlo.


—No quiero que accidentalmente le claves un tenedor en el ojo a Joe, ya sabes, irías a la cárcel y eso...


—No lo haré, si tanto te preocupa—dijo rodando los ojos.


—Me preocupa que vayas a la cárcel, porque te necesito conmigo—contestó acercándose.


—Me vas a provocar diabetes, quítate. Tenemos que salir ya, va a entrar alguien y...—volvió a sentir los labios de Diego encima de los suyos.


—Ya lo sé.


Antes de salir, Oliver se colocó bien el pelo, desordenado por culpa del moreno y luego salió.


—¿Estáis bien, chicos?


—Claro—respondieron a la vez.


—Nosotros ya hemos pedido el postre, ¿queréis…?—Oliver interrumpió a su amigo.


—Primero vamos a terminar de comer—contestó.


Mientras Oliver y Diego comían en silencio, los otros dos chicos charlaban tranquilamente.


—A mí no me apetece tomar postre—dijo el moreno.


—Yo tampoco lo voy a tomar.


—But, ¿Por qué? ¡Está delicioso!—contestó el pelirrojo.


—Porque estoy lleno y tengo ganas de irme a casa, ¿tú no, Oli?


—¿Oli?—repitió Joe en un susurro.


—También quiero irme a casa.


—Oliver, ¿puedo hablar contigo en privado? Por favor—le dijo su mejor amigo. Oliver se quedó algo confundido.


—Yo voy a pagar la cuenta, podemos vernos luego fuera del restaurante—Diego se levantó antes de que el rubio dijera nada.


—En seguida vuelvo, Joe—sonrió Jack.


Ambos chicos se dirigieron a la entrada del restaurante.


—¿Qué pasa?


—¿Por qué parecía que ibas a clavarle un cuchillo a Joe durante la cena?


—¿Eh?—soltó—. Mierda.


—Estabas muy tenso y me asustaste cuando soltaste ese tenedor, pensé que lo ibas a lanzar o algo—Oliver se mordió el labio—¿Estás enamorado de él, Oliver?


—¿Po...por qué debería contestar a eso?


—Porque soy tu mejor amigo—respondió.


—¿Y-y qué?—de Diego podía habérselo esperado, pero no de Jack. Se acercó a él y le robó un leve beso. Oliver se apartó de un salto—¿QUÉ HACES? ¡Somos solo amigos, gilipollas!


—Te lo he dicho, con él no hubieras reaccionado así.


—¿Y por qué parece que estás celoso?


—Porque lo estoy—gruñó antes de girarse para marcharse, dejando a Oliver completamente anonadado. Miró hacia la puerta del restaurante y vio salir de allí a Diego con expresión triste.


—Diego, espera—lo alcanzó y comenzó a andar junto a él—No es lo que parece.


—Ya. Lo oí todo—dijo con voz cortante.


—Lo siento, yo...—lo interrumpió.


—No te disculpes, no es culpa tuya. Supongo que es normal que sientas tantas dudas sobre tus sentimientos…


—Diego, yo… ya no tengo tantas dudas. Sé que a Jack solo podré verlo como a un amigo, pero a ti… ya te dije que te veo como algo más.


—Pues ese más es muy confuso y no sé que límites tiene, ¿sabes?—contestó serio sin mirarlo.


—Lo sé—suspiró.


Se subieron en el ascensor, en silencio. Diego apretó el botón de la tercera planta. Cuando el moreno bajó, Oliver lo siguió. Abrió la puerta y le permitió al rubio pasar primero, luego entró él y cerró la puerta.


A Oliver se le puso la piel de gallina, la expresión seria de Diego era escalofriante.


—Tengo miedo—dijo en un tono de voz bajo, pero el moreno escuchó perfectamente.


—¿Qué?


—Mi madre y… mi padre—suspiró.


—¿Qué pasa con ellos?


—Mi padre se fue cuando era muy pequeño y ahora solo me envía cartas de vez en cuando. No sé que pensará de todo esto y… mi madre… es… es una mujer que siempre quiere seguir tradiciones. Me manda mensajes preguntándome que cuándo podrá conocer a mi novia, que si tengo pensado que haré cuando acabe la carrera, que debo de apurarme en buscar a una chica, casarme, tener hijos y todo eso. No sé que pensarán de todo esto—dijo lanzando un suspiro al aire cuando hubo terminado.


Diego se quedó en silencio unos segundos, luego comenzó a hablar.


—Yo… Mi padre no sabe que… me gustan los chicos. Él piensa que tengo novia, pero como nunca viene a visitarme, no puede comprobarlo.


—¿N-no viene?


—No lo veo desde que empecé la carrera, y de eso hace ya bastante tiempo. Trabaja como oficinista, viaja de allá para acá. Es adicto a su trabajo, nunca pide vacaciones para venir a visitarme. Siempre está trabajando—notó su voz afligida.


—¿Y tu madre…?


Diego se mordió el labio y bajo la cabeza.


—Murió de cáncer cuando tenía quince años—contestó. A Oliver se le puso la piel de gallina.


—Yo… lo siento mucho…—dijo en un hilo de voz.


—No te disculpes por tonterías. Me molesta—dijo mirándolo nuevamente. Oliver le agarró la mano al chico.


—A-a mí también me gustas. 

Notas finales:

Estos cuatro en una cita, y otras maneras de torturar a Oli :D

¡Espero que os haya gustado! ¡Hasta pronto! ♥


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