Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternamente irritante por Blue FireWorks

[Reviews - 123]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hellooo :3 ♥

Eeemm tengo MUCHAS cosas que decir antes de que empecéis con el capítulo. 

1. ADVERTENCIA: Este capítulo... ejem...  CONTIENE el tan esperado LEMON

2. Es mucho más largo de lo normal, pero no iba a cortar el lemon por la mitad XD 

3. Otra de las razones por la que es tan largo es que puede que tarde en actualizar en estas semanas que vienen ya que tengo muchos exámenes

4. No soy experta escribiendo este tipo de cosas, digamos que hice todo lo que pude y que me ha costado MUCHÍSIMO

5. Estoy hiper-mega agradecida con todos los lectores y lectoras que me siguen, muchas gracias ♥ 

Al fin, DISFRUTEN DE LA LECTURA   

.

.

LEMON... 

—¿Qué pasa, Oli?

 

—Na-nada—tartamudeó. Entonces pasó justo lo que Oliver no quería que pasara. Diego se había dado cuenta.

 

—Ah, ya veo, supongo que tendremos que solucionarlo, ¿no?—dijo con una sonrisa un tanto arrogante. Las manos de Diego se dirigieron al botón de su pantalón y lo desabrochó. Iba a continuar, pero Oliver puso las manos sobre las de él.

 

—Diego, yo...—lo interrumpió.

 

—Tranquilo, te sentirás mejor, te lo prometo—le dio un corto beso en los labios.

 

—Diego, espera—susurró sonrojado.

 

—¿Qué?

 

—Yo…

 

—¿Quieres que me detenga?—preguntó apegándose a él.

 

—Es que… yo nunca he hecho algo como esto y...—él lo interrumpió.

 

—¿Es la primera vez que…?—no terminó la frase, pero Oliver solo apartó la mirada con las mejillas sonrojadas, Diego sonrió.

 

—Vale, ríete todo lo que quieras—dijo el rubio cruzando los brazos con una mueca de enfado.

 

—No sonrío por eso, idiota. Me alegra ser el primero—lo abrazó.

 

El rubio se sonrojó notablemente. Diego se alejó de él para abrir el agua de la ducha, luego volvió hacia él y le plantó un beso en el cuello. Sin poder evitarlo dio un traspiés, acabando con la espalda pegada al lavabo del baño. Diego dio un paso hacia adelante, le dio un leve beso en los labios y luego se separó.

 

—Ven aquí—susurró Diego contra sus labios antes de dirigir las manos al borde del pantalón del rubio y comenzar a bajarlos, dejándolo con tan solo la ropa interior. El corazón de Oliver parecía que iba a estallar por los latidos que iban cada vez más rápido. Sin haberse separado del todo, el moreno lo condujo hacia la ducha, mientras él simplemente se dejaba llevar.

 

Oliver solo pudo cerrar los ojos, sentía que si los tenía abiertos por mucho más tiempo iba a morir de vergüenza. Al verlo, Diego se separó de él.

 

—¿Oli?

 

—¿Mmh?—no abrió los ojos.

 

—Oliver abre los ojos—le dijo en un tono casi demandante.

 

—No quiero—se mordió el labio.

 

—Por favor—pidió—Abre los ojos.

 

Y lo hizo. Temerosamente, pero lo hizo. Diego lo agarró por las mejillas con ambas manos.

 

—Escúchame. No te voy a obligar a que hagas nada. No te tocaré si tú no quieres que lo haga, ¿de acuerdo, tontito?

 

Oliver se sonrojó, todavía más. Si es que eso era posible. Las manos de Diego fueron deslizándose desde las mejillas hasta su cabello, proporcionándole leves caricias mientras las de Oliver fueron tomando cada vez más confianza y abrazaban al moreno por la cintura. No supieron cuánto tiempo permanecieron en aquella posición porque para ambos había sido como si el tiempo se hubiese detenido.

 

Cuando se separaron, Diego tomó un bote de jabón y echó un poco en su mano. A Oliver le costaba mantener la mirada fija en él. Le costaba concentrarse, quería besarlo y que le besase, y aunque le costara admitirlo: quería tocarlo y que le tocase. Se sobresaltó cuando sintió las manos de Diego en su cuello, se dio cuenta que estaba esparciendo el jabón por su cuerpo cuando bajó las manos hasta sus hombros. Se dejó hacer, de todos modos, le gustaba. Observó el rostro de él, miró sus ojos por unos segundos y luego sus labios. Tenía ganas de besarlo, dudó en hacerlo, pero lo hizo.

 

Posó los labios sobre los del otro, Diego se quedó quieto esperando que fuera el rubio quien empezara el beso de verdad. Oliver comenzó a mover su boca con suavidad, muy tiernamente, lo que enterneció al moreno. Poco a poco Diego se acercó más a él, sin romper el beso y lo abrazó por la cintura. Supo que era el momento de subir la intensidad cuando el Oliver ya estaba intentando morder su labio para poder tener exceso a su boca. Lamió el labio inferior del rubio y este le permitió acceder a su boca. Dejando que la explorara a su antojo. Sintió un remolino de sentimientos cuando su lengua rozó la de Diego. El oxígeno se les estaba acabando así que se separaron. Oliver lo miró avergonzado mientras este solo soltaba una risita.

 

Estaba muy avergonzado, pero quería más. Se estaba desesperando; y lo que era peor, estaba excitado y para colmo tampoco quería separarse de los labios de Diego mucho más tiempo. Quería volver a sentir los labios del moreno en su cuello, quería que Diego lo tocase. Mierda, ¿en qué se había convertido? Ocultó su cara en el cuello del moreno.

 

—Diego...—musitó.

 

—¿Mmh?

 

—Yo… tú...—tartamudeó varias veces—joder, tú… tócame.

 

—¿Qué?

 

—¡No me hagas repetirlo!—gruñó sin haberse separado de él.

 

—Es que no te entiendo, ¿qué quieres?—preguntó con cierta ''ignorancia''.

 

—Mierda, ¿sabes lo que me ha costado decirlo?

 

—No te explicas muy bien, Oli.

 

—Joder, Diego, que quiero que me toques, que quiero hacerlo contigo, ¿ahora lo entiendes, idiota?

 

Diego sonrió arrogante.

 

—Lo había entendido desde el principio—susurró con una sonrisa.

 

—¡PERO, SERÁS…!—fue cortado por el beso demandante que le había dado el moreno. Casi en el mismo instante sus lenguas volvieron a entrar en contacto. Odiaba a Diego por su forma de hacerlo enfadar pero no podía resistirse a aquello, le correspondió. Perdiendo la noción del tiempo. Se separaron nuevamente.

 

El agua caía justo en medio de los dos, Oliver ya no tenía ni rastro de jabón en su cuerpo. Diego lo empujó suavemente contra la pared de la ducha, colocó sus manos en las caderas del rubio y le dio un beso en la frente, para luego bajar hasta su oído y luego hasta su cuello.

 

Mierda. Dio un par de besos castos, para después pasear su lengua por este. A Oliver le estaba costando retener su voz, jadeaba, gruñía, pero siempre trataba de retenerlo. No quería que Diego lo escuchara haciendo ese tipo de sonidos, se avergonzaría aun más y no podría hacerlo.

 

—Quiero oírte—dijo en un susurro antes de morderlo levemente. Luego deslizó sus manos hacia el trasero del rubio a la vez que continuaba repartiendo besos sobre su cuello, Oliver se estremeció. Bajó hasta su clavícula y succionó la piel para después dar un par de besos sobre la marca que había dejado. En ese momento, Oliver no pudo evitar soltar un leve gemido, por mucho que se mordiera el labio ya no podía retenerlo. Los besos de Diego estaban acabando con la cordura que le quedaba.

 

Puso una mano sobre el pecho del moreno, este lo miró y él simplemente desvió la mirada, más rojo que un tomate. Pasaron un par de segundos y ninguno de los dos se movía, Oliver no tuvo más remedio que levantar la mirada y enfrentar la del moreno.

 

—Sabes que te quiero muchísimo, ¿verdad?—el rubio solo asintió con la cabeza—si en algún momento quieres que pare, dímelo.

 

Él asintió. Iba a ser el pasivo, aunque eso ya lo sabía de antemano. Diego se acercó nuevamente para besarlo, esta vez estaba siendo un beso lento. No tenían ninguna prisa esa vez. Sentían que tenían todo el tiempo del mundo para hacerlo.

 

Sintió las manos del moreno bajar hasta el borde de su bóxer. Se separó de golpe, miró al moreno a los ojos, este lo observó.

 

—Tranquilízate—le pidió y volvió a besarlo. Pero aquello era solo una distracción. Mientras tanto sus manos bajaron la tela hasta que finalmente se cayó al suelo por su propio peso.

 

El beso fue tornándose cada vez más apasionado, casi olvidó que estaba desnudo frente a él. Besó la mejilla del rubio cuando se separaron.

 

—¿Quieres que vayamos a la cama?—le preguntó acercándose más a él, intencionadamente y provocando que el rubio soltara un jadeo. Él solo asintió con la cabeza, se veía incapaz de abrir la boca para soltar otra cosa que no fuera un gemido.

 

Salieron de la ducha y se secaron con las toallas que Diego había traído antes. Oliver estaba tremendamente avergonzado, estaba demasiado excitado, se preguntaba si Diego también estaba sintiéndose así. Se enrolló la toalla en la cintura antes de seguir al moreno hasta la habitación. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que cuando quiso darse cuenta, había chocado contra Diego.

 

—Mira por donde vas, Oli.

 

—Lo-lo siento…

 

Diego solo sonrió y volvió a besarlo en los labios. Giraron dentro del beso y empujó al rubio suavemente contra la cama. Las manos de Diego se dirigieron a la espalda del rubio.

 

—¿Se puede saber por qué te tapas?—dijo Diego casi en un gruñido. Oliver simplemente se sonrojó y apartó la mirada. Notó como él le quitaba la toalla y la tiraba a algún lado del suelo de la habitación.

 

Le dio un corto beso en los labios, para luego dirigirse de nuevo a su cuello. Oliver tenía la mente en blanco. No podía pensar con claridad, en lo único que se concentraba era en no soltar gemidos demasiado altos, fallando su objetivo la mayoría de veces. Volvió a sentir los labios de Diego en su cuello, luego en sus hombros y de ahí fue bajando hasta su abdomen. Iba a continuar bajando, pero Oliver se lo impidió.

 

—Espe-espera—musitó. No estaba preparado para eso. No aún. Los labios de Diego se toparon con los suyos nuevamente. Otra distracción.

 

No pudo evitar sobresaltarse al notar una de las manos de Diego tocar su miembro. Pero lo ''peor'' vino cuando Diego empezó a moverla. Llegados a ese punto, Oliver no era capaz de retener ninguno de los sonidos que comenzaban a salir de su garganta. Gemía, gruñía, jadeaba, volvía a gemir, maldecía. Diego mordió su labio inferior para luego rozar su lengua contra la del rubio, quien suspiraba aún dentro del beso.

 

De un momento a otro, se detuvo. Se separó del rubio y volvió a besarlo en los labios.

 

—¿Quieres que pare?—preguntó observando al rubio, más rojo que nunca. Él lo único que pudo hacer fue tragarse su orgullo y pedirle que continuara, porque lo deseaba.

 

—No—susurró él antes de colocar las manos en la nuca del moreno y empujarlo hacia abajo para juntar sus labios con los del otro.

 

En cuanto se separaron, Diego colocó ambos brazos a los lados del rubio. Besó su mejilla, luego su oído, después su cuello y de ahí fue descendiendo nuevamente hasta llegar a su abdomen. Oliver simplemente cerró los ojos y se mordía el labio para no gemir demasiado.

 

Fue en vano justo en el momento que sintió los labios de Diego en su miembro.

 

—Di-Diego… no ha-hag—no pudo terminar la frase ya que acabó soltando un gemido demasiado alto para su gusto. Diego solo sonrió maliciosamente y continuó. Oliver no sabía lo que le esperaba… Soltó un gemido aun más alto que el anterior cuando la lengua de Diego recorrió su erección. Mierda, mierda, mierda.

 

No iba a aguantar mucho más, así que trató de decirle al moreno que se apartara varias veces, pero todos los monosílabos que soltaba eran seguidos de un jadeo o suspiro.

 

—Di-Diego, pa-para—dijo más en un jadeo que en un murmullo. Él lo hizo, pero continuó besando el cuerpo del rubio hasta llegar nuevamente a su cuello. Las manos de Diego volvieron a dirigirse a su miembro, volviendo a acariciarlo con no demasiada delicadeza, que digamos.

 

Joder, ¿cómo podía parecer él tan fresco cuando Oliver estaba tan… caliente? ¿De verdad disfrutaba de aquello? Mierda. Dejó de pensar en eso cuando le pidió a Diego que dejara de tocarlo, pero este no lo hizo y acabó corriéndose en su mano.

 

—No has durado mucho—murmuró Diego volviéndose a acercar a los labios del rubio.

 

—Vete a la mierda—gruñó él apartando la cara. Sus mejillas le ardían como si estuviesen quemándose.

 

—Oh, vamos, quiero que la primera vez que lo hagamos sea especial—dijo intentando besarlo, pero Oliver lo detuvo.

 

—Idiota. No importa cómo sea, para mí iba a ser especial de todos modos—susurró, diciendo lo que pensaba y tragándose su orgullo. Diego sonrió y le dio un beso en la mejilla.

 

—Si es contigo… todo es especial, Oliver—murmuró en su oído, provocando que su corazón latiera con aún más fuerza, antes de volver a besarlo como tantas veces que lo había hecho esa noche. Se separaron un par de minutos después.

 

—No es justo...—habló Oliver sin mirarlo a la cara. Aún estaba demasiado avergonzado.

 

—¿Qué?

 

—Me has llenado el cuerpo de marcas y mírate a ti. Ni una sola. No es justo. A mí se me va a notar que me he acostado con alguien, pero a ti no—dijo. Diego solo soltó una leve carcajada.

 

—En ese caso, aquí me tienes. Puedes hacerlo tú mismo—lo retó con la mirada mientras se acercaba a la cara del rubio

 

—Idiota—juntó sus labios con los de Diego en un beso, al principio tímido, pero luego al ir tomando seguridad, se volvió más apasionado. Girando haciendo que el rubio quedara encima de él. Cuando se separaron Oliver dirigió sus labios al cuello del moreno, después de todo, él había empezado así. Comenzó con besos ligeros, luego mordió levemente la piel de su cuello y finalmente le dejó una marca entre el cuello y la clavícula. No sabía muy bien lo que hacía, tampoco si a Diego le estaba gustando. Él apenas soltaba un par de suspiros de vez en cuando. Sus manos rodearon la espalda baja del chico y temblorosamente rozaron la tela que le quedaba al moreno. Diego sabía lo que él quería hacer, pero sin embargo dejó que fuese él quien llevase el ritmo en ese momento. Intentó bajarlos varias veces, pero no pudo hacerlo. Estaba demasiado avergonzado. El chico simplemente puso sus manos sobre las suyas y lo ayudó a deshacerse de esa ya incómoda prenda.

 

Entonces lo notó. Sí, Diego tenía una erección. Y eso contribuyó a que la de Oliver volviera a despertar. Inconscientemente, su miembro rozó el del otro y soltó un suspiro casi inaudible esa vez. ¿Qué tenía que hacer ahora? Su mente se quedó prácticamente en blanco.

 

Volvió a besar a Diego en los labios, llevando él el ritmo nuevamente. Cuando volvieron a separarse, Oliver se quedó quieto. Paralizado, sin saber qué hacer. Entonces le vino una idea a la mente. Bajó sus manos para tocar a Diego pero este se lo impidió. ¿Tan mal lo estaba haciendo?

 

—Si lo haces no podré aguantarlo—dijo volviendo a girar y volviendo a dejar a Oliver debajo de él—¿Quieres que sigamos?

 

¿Qué clase de pregunta era esa? A esas alturas claro que tenían que seguir, no había hecho cosas tan vergonzosas como para no ir hasta el final.

 

—Sigue—contestó mirándolo a los ojos esta vez. Diego asintió titubeando y se levantó de la cama. Oliver se asustó un poco, no sabía que iba a hacer ni dónde iba, pero tampoco tardó tanto tiempo. Tenía un bote en la mano. Supuso que era lubricante.

 

—Lo guardaba desde hace un tiempo, por si acaso—Oliver no lo miró. Estaba muy avergonzado. Joder, ¿cómo podía ser tan natural en ese tipo de situaciones? Él estaba muriéndose de la vergüenza.

 

Antes de decir nada, volvió a besar al rubio. Este se dejó llevar, aunque sabía que quería distraerlo.

 

—Oli, levanta un poco las piernas—se sonrojó todavía más. No iba a poder con ello, iba a darle algo. Lo hizo temerosamente—Puedes abrazarme si quieres.

 

Sí, prefería abrazarlo. Rodeó la cintura de Diego con las piernas. Su corazón estaba latiendo tan fuerte que parecía que iba a explotar. Le iba a dar algo. Se sentía demasiado expuesto. Estaba tan ensimismado que cuando quiso darse cuenta, se estremeció cuando el líquido había caído sobre su entrada.

 

—Relájate—se miraron un par de segundos antes de que Diego lo besara. Otra distracción más. ¿Que se relajara? En ese momento podía tener muchos estados de ánimo pero relajarse. ¿Cómo iba a relajarse en esa situación? Cuando acabaran iba a matarlo.

 

Soltó un quejido cuando notó un intruso en su entrada. Dolía. Al ver que no sabía que hacer con sus manos, las colocó en la nuca del chico. Este mordía su labio para tener acceso a su boca mientras continuaba preparándolo. Poco a poco el dolor fue disminuyendo, no desapareció, quizás era porque el placer lo había superado. Soltó un par de jadeos entre besos. Volvió a quejarse cuando un segundo dedo se abrió paso. Al principio dolía, pero luego se hacía bastante soportable y hasta placentero. Lo mismo ocurrió cuando introdujo un tercer dedo. De pronto, Diego se detuvo y cortó el largo beso que había estado distrayendo al rubio.

 

Joder, ese era el momento, ¿no? Iba a doler, lo sabía. Pero no iba a echarse para atrás ahora. Suspiró antes de escuchar a Diego hablar de nuevo.

 

—¿De verdad quieres hacerlo?—su mirada volvió a cruzarse con la de Diego. Notaba que estaba nervioso. Lo veía en ellos. Asintió con la cabeza.

 

—Pero… Diego...—murmuró.

 

—¿Qué?

 

—Bésame—dijo en un tomo firme pero suave, el moreno solo sonrió para luego asentir. Acercó sus labios a los del rubio mientras dirigía su miembro a la entrada del chico y lo besó con toda la ternura que pudo. Fue entrando en él poco a poco, temiendo lastimar demasiado a Oliver. Él soltó un quejido bastante alto, pero Diego no se separó de él, continuó besándolo suavemente. No le gustaba llorar, pero joder, como dolía. Dolía mucho, mucho, muchísimo, pero iba a soportarlo.

 

Podía hacerlo, se decía a sí mismo. El moreno se detuvo, esperando a que el chico fuera acostumbrándose y fue él mismo quién le indicó, después de unos segundos que continuara. Empezó moviéndose despacio, siendo aquello lo que basto para que Oliver dejara de controlar las reacciones de su cuerpo. Sus manos abrazaron la espalda del contrario, sin poder evitar clavar sus cortas uñas en esta. Volvía a gemir contra los labios del moreno, se separaron para respirar. Diego no pudo evitar soltar un par de gruñidos en cada penetración.

 

Poco a poco, las estocadas comenzaron a ser más rápidas. Los labios del moreno se dirigieron a su cuello, el cual mordió para luego dirigirse a sus labios y besarlo nuevamente. El sonido más alto que sonaba en la habitación era el de los gemidos de Oliver, ya no los controlaba y le importaba todo una mierda. Ni siquiera podía pensar con claridad. Si seguían así no iban a durar mucho más.

 

Volvieron a besarse con necesidad, como si su vida dependiese de ello. Oliver no pudo aguantarlo más y no pudo evitar volver a correrse, poco después lo hizo Diego, sintiéndose ya exhaustos. Respiraban muy entrecortadamente.

 

Salió de su interior y se tumbó a su lado, le dio un beso en la frente al chico mientras este simplemente no podía creérselo. ¿De verdad lo había hecho?

 

—Oli—lo llamó.

 

—Joder, no me hables, esto es demasiado vergonzoso—dijo tapando su cara con la almohada.

 

Se quedaron en silencio unos segundos más.

 

—Quítate esa maldita almohada de la cara y mírame—le ordenó Diego arrebatándosela. Oliver se sonrojó nuevamente—No te avergüences por esto. No será la última vez que lo hagamos—bromeó.

 

—Tú ya lo habías hecho antes. Es imposible que supieras todo esto así como así—soltó de repente

 

—Bueno… sí, pero no quiero hablar de eso—contesto con cierto nerviosismo.

 

—¿Por qué?

 

—Digamos que no estoy orgulloso de mi verdadera ''primera vez''.

 

—¿Por qué?

 

—¿Podemos hablar de eso mañana? No quiero estropearlo—le dio otro beso en la frente.

 

—¿Por qué no quieres decírmelo?

 

—Jo, está bien—suspiró—. Mi primera vez fue cuando estaba borracho, no recuerdo nada de nada de lo que pasó. Solo sé que un tío folló conmigo y al día siguiente se dio la fuga, ni me acuerdo de él. Por eso no me siento nada orgulloso de ello. Y bueno... Digamos que he investigado desde entonces, no quería que tu primera vez se pareciese a la mía. Ni de lejos.

 

Oliver se quedó paralizado. Asimilando lo que le había dicho.

 

—Pero digamos que esa vez no cuenta. Mi primera vez ha sido contigo y ha sido hoy, ¿vale?

 

Tenía muchas dudas al respecto, pero no quería continuar hablando del tema.

 

—Vale.

 

—Te quiero, Oli—le dio un corto beso en los labios—¿No me podías contestar con un ''yo también'' al menos?

 

Oliver puso los ojos en blanco.

 

—Está bien. Yo… yo…

 

—¿No me quieres?

 

—¿Crees que si no te quisiera te hubiera dejado hacer lo que hemos hecho?

 

—Tienes razón—sonrió.

 

—Idiota—hizo una mueca de molestia—Yo también te quiero.

 

 

Notas finales:

Y ahora solo quiero desaparecer. ¡Qué vergüenza! XDD

¿Qué os ha parecido? Algo cursi, ¿no? XD Espero que os haya gustado ♥ 

(Me ha costado mucho, mucho, mucho... T_T) 

¿Review, please? 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).