Oliver por un micro-segundo quiso mentirle, pero no lo hizo. Respondió un ''¿Cómo lo sabes''. Un par de minutos después le llegó otro: ''Te vi con él. Joder, ¿cuándo aprenderás?'', a lo que un leve ataque de rabia le hizo responder ''Probablemente… nunca''.
Le molestaba muchísimo que Jack quisiera meterse en su relación con Diego. Había decidido volver con él y si cambiaba de opinión iba a hacerlo por sí mismo. Decidió darse una ducha rápida, al salir le extrañó que Diego no hubiese venido aún. Calentó un vaso de leche y se preparó una rebanada de pan con tomate para cenar, justo cuando iba a ponerse a comer, tocaron el timbre. Fue a abrir, encontrándose allí a Diego con una expresión seria.
—¿Te pasa algo?—ambos entraron.
—No, Oli—contestó el moreno con una pequeña sonrisa.
—¿Seguro?
—Sí, no te preocupes—suspiró.
—¿Quieres cenar?
—Ya cené, come tú—dijo.
Oliver no tardó mucho en comerse su tostada, al terminar lavó los pocos platos que había y se dirigió al sofá, donde estaba Diego sentado viendo la televisión.
—¿De verdad que no te pasa nada?
—De verdad—sonrió él—¿te sientas conmigo?
Palmeó el sofá a su lado. Oliver asintió y eso hizo.
—Aun es temprano y está por empezar una película.
—Pues vamos a verla.
Diego se tumbó en el sofá y dejó que Oliver se tumbara encima de él. Diego comenzó a jugar con el cabello del rubio en la mitad de la película pero cuando estaba por acabar sin darse cuenta, fue quedándose dormido. Oliver no se percató de ello hasta que terminó de verdad.
Prefirió no despertarlo. Fue a por una manta y lo tapó. Cuando estaba dispuesto a irse escuchó un murmullo.
—A-Andy...—casi gimió Diego. Oliver se quedó anonadado. Ese era el nombre del novio de Helen y además ¿por qué susurraba otro nombre que no fuera el suyo? Maldita sea.
De repente, se levantó sobresaltado y luego se llevó la mano a la boca.
—¡No puede ser! No, no, no. ¡Joder!
Jadeaba como si hubiese estado corriendo kilómetros. Oliver lo observaba sin decir nada.
—No-no es lo que parece.
¿Qué no era lo que parecía? ¿Entonces por qué mierda se le había formado una ''tienda de campaña'' en sus pantalones''?
—¿Y qué es?—soltó casi molesto.
—Tuve u-una especie de flashback…—se llevó una mano al pelo—creo que ese tal Andy es…
Tragó saliva. Oliver lo supo en ese preciso momento, sin necesidad de decir algo. No sabía describir como se sentía en ese momento. La palabra que más se acercaba a esa emoción era la molestia. Estaba molesto. A cualquiera le molestaría que su pareja sueñe que se está acostando con otra persona.
—El chico que se acostó conmigo aquella noche.
Oliver siguió en silencio. ¿Qué iba a decir en una situación como esa? Diego solo estaba pensando en voz baja. Ya se le había bajado la 'calentura' que le dio aquel maldito sueño. Normal, la mirada de Oliver era helada.
—Sí, pero en esa época tenía el pelo corto y ¡ya decía yo que me sonaban esos ojos!
—¿Y…qué pasa si es él?—dijo el rubio porque ya le estaba pareciendo que le diese tanta importancia a eso.
—Nada… Solo que...—se quedó callado unos segundos—Me frustra que ahora esté con Helen. No quiero que le haga lo mismo.
—Puede que haya cambiado.
Quería zanjar ese tema cuanto antes. Lo hacía sentir incómodo.
—No sé. Eso espero. No me gustaría que Helen saliese mal de esa relación. Ojalá pudiesen pagarle con la misma moneda, así sabrá lo que se siente.
Oliver sintió una punzada en el corazón. ¿Hacerle pagar significaba que…?
—¿Y te vengarías tú mismo…?—dijo en un hilo de voz.
—Claro que no. No pienso rebajarme a su nivel.
Oliver lo miró unos segundos, en silencio, luego se giró para dirigirse a su habitación. Estaba más tranquilo. Aunque un poco celoso. No sabía exactamente por qué se sentía así.
—Me voy a la cama.
Diego lo observó inmóvil. Sabía que estaba molesto. ¡Había soñado con otro tío! Hasta él se sentía molesto con su conciencia por hacerle recordar eso con Oliver delante. Lo siguió y antes de que se fuera a tumbar en la cama lo abrazó con fuerza por la espalda. El rubio se quedó paralizado.
—Lo siento….—musitó colocando su cabeza en la curvatura del cuello de Oliver.
Él suspiró. Y ahí estaba otra vez ese revoltijo de emociones que no podía identificar.
—No tienes que disculparte—dijo soltando el agarre levemente para darse la vuelta y mirarlo a la cara.
—Me siento un idiota por haber tenido ese sueño…
—No es tu culpa, idiota—lo miró directamente a los ojos—Te-tenemos que ir a dormir.
Diego asintió con una amplia sonrisa. Las mejillas del rubio volvían a estar rojas como tomates. Volvió a abrazar al rubio y después de eso se metieron en la cama para descansar hasta el día siguiente.
.
.
.
Jack no sabía que hacer. Ni entendía por qué le mosqueaba tanto que Oliver hubiese perdonado a Diego, ni que su amigo prefiera ser herido a vivir libremente; aunque en realidad si entendía por qué prefería ser herido. Por el amor. Estar enamorado te vuelve ciego. Él lo sabía perfectamente, había estado enamorado antes. Y no solo de Oliver. De otros. Y también había sentido cosas por otras personas.
Como ahora. No sabía que era lo que sentía exactamente por Joe. Se llevaban bastante bien y no habían perdido el contacto en ningún momento. Cada vez que hablaba con él por video-llamadas, él siempre traía una sonrisa. Daba igual el día que fuese. Siempre sonreía. Por eso le costaba averiguar qué era lo que estaba ocurriéndole.
Además de todo eso, su familia tampoco le prestaba mucha atención. Le llamaban de vez en cuando, pero solo para pedirles favores. Eso le hartaba a más no poder. Y después estaban Luz y Jorge—Oliver era un caso aparte—; ellos dos eran muy amigos últimamente. No sabía si era que estaban saliendo o que simplemente eran amigos y le daban de lado a él.
Se dio cuenta de que aparte del mensaje de Oliver, cuando se fijó, tenía dos más. Eran de Joe.
Uno decía ''Hello'' y el otro un ''¿podemos hablar?''
Suspiró. Buscó en su agenda y marcó su número.
—Hola, Jackie.
—Hola. ¿cómo estás?
—Bien, gracias. ¿Y tú?
—Bien.
—Aun me siento muy culpable por lo que hice...—musitó con voz aflingida—tú… ¿sabes si se han separado por mi culpa?
—No, solo tuvieron una pelea. Hoy los vi juntos de nuevo.
—Ah! That's good. (Eso está bien)
—Supongo.
Se hizo un incómodo silencio.
—He llamado a Diego varias veces, pero no me contesta.
—Será mejor que lo dejes por un tiempo.
—Tú estabas enamorado del rubio, ¿verdad?
A Jack casi le da un vuelco al corazón. ¿A qué venía esa pregunta?
—¿Por qué quieres saberlo?
—Me lo insinuaste cuando nos encontramos en el hotel.
Jack suspiró.
—Lo estuve—admitió en un suspiro.
—It hurts…
Jack solo suspiró desde la otra línea.
—¿Querías hablar sobre otra cosa?
—No lo sé. ¿Cómo estás ahora?
—Bien—sin querer su voz se quebró.
—¿Seguro?
—Sí, ¿por qué?
—Noto tu voz extraña, Jackie…
—No te preocupes. No es nada.
—No me mientas...—musitó.
—No te miento—mintió.
—Sé que me estás mintiendo, please, Jackie…
Se sorprendió. Era como si Joe tuviera un sexto sentido que le indicara cuando estaba bien y cuando estaba mal.
—¿Desde cuándo me conoces tanto?
—I don't know… (No sé)
—Es solo que… al parecer no importo tanto como pensaba… no les hago falta ni a mis amigos… ni a mi familia.
—¿Por qué dices eso?
—Porque cuando no estoy nada cambia. No importa mi presencia ni mi ausencia.
—Pero eso no es verdad…—lo interrumpió.
—No, no sabes lo que es. Que te traten con indiferencia es mucho peor a que te traten con desprecio. Es triste que alguien te busque solo por interés y no porque de verdad le importes.
—A mi me importas de verdad, Jackie.
Jack se quedó mudo al teléfono. No esperaba esa respuesta. En realidad no esperaba ninguna.
—So… Háblame. Háblame cuando te sientas mal, ¿okay?
—De acuerdo—musitó.
—Ah, ¡Jackie!
—Dime.
—I'm sorry (Lo siento).
—Olvídalo. Está bien…
—Entonces hablamos mañana, right?
—Sí. Hablamos mañana. Adiós, Joe.
—Adiós, Jackie.
Ambos colgaron la llamada.