Diego realmente no se sentía bien. Estaba algo adolorido por los golpes que le había proporcionado el gilipollas de Andy. Aunque valió la pena si así iba a dejarlo en paz de una vez por todas. Miró el reloj de pared de la cocina, viendo que eran ya las diez de la noche y como era normal estaba muy cansado. Se dirigió a su cama que se encontraba totalmente revuelta y se tumbó en el centro. Tener una cama entera para ti solo puede resultar muy reconfortante, pero esa noche para él no. Sentir el sitio vacío de Oliver en su cama no le gustaba, prefería dormir con él a dormir solo.
Sus párpados comenzaron a pesar cada vez más, pero no tenía ganas de dormirse sin más, necesitaba un poco de él antes de dormir. Así que tomo el teléfono y marcó su número. No tardó mucho en contestar.
—¿Hola?
Oírlo lo tranquilizó de una manera impresionante.
—Hola, Oli.
Lo escuchó decir algo a la gente con la que estaba y luego unos pasos.
—¿Cómo estás?
—Te necesito. Necesitaba escuchar tu voz antes de dormirme—confesó casi susurrando.
Oliver rió levemente desde la otra línea, lo que provocó que él sonriera también.
—Pues ya me has oído.
—No seas cruel. Estoy sufriendo por tu culpa—rió levemente— ¿Estás bien?
—Sí, estupendamente. ¿Y tú?
—Ya te lo he dicho.
—Y… físicamente, ¿estás bien?
—Te dije que no tienes nada por lo que preocuparte—en realidad solo tenía un esguince en la mano derecha y un par de moretones que no eran muy visibles ya que los podía cubrir con la ropa—Sigo siendo igual de guapo.
Lo escuchó reír nuevamente.
—Idiota…
—Era broma, ya te dije que estoy bien.
—Vale—oyó a Diego bostezar—Duérmete ya, mañana te veo.
—Estoy ansioso—admitió—, ten cuidado.
—Sí… tú también...—se quedó callado al ver que su padre y su hermana lo miraban desde el salón.
Se puso rojo y se alejó un poco más.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana, Oli—repitió él.
Oliver colgó, guardó el móvil en su bolsillo y se sentó en el sofá junto a su padre y su hermana.
—Bueno, ¿y con quién hablabas?—le dijo su padre con una sonrisa.
Estaba seguro de que Kelly había dicho algo. Se puso un poco rojo y tosió un poco por los nervios a la vez que Kelly le daba un leve codazo en las costillas. Sonrió tímidamente.
—¿Cómo se llama la afortunada?
Abrió la boca para contestar pero la volvió a cerrar, buscando las palabras adecuadas.
—Afortunado, en todo caso—lo corrigió—Se llama Diego.
No obtuvo ninguna reacción sorpresa por parte de su padre, él simplemente asentía con una gran sonrisa.
—¿Y cómo es?
—É-él es...—se sonrojó nuevamente, nunca había descrito cómo era Diego a alguien—... es moreno y alto… y tiene los ojos oscuros...—Kelly lo interrumpió.
—Él es muy cuidadoso y cariñoso con Oliver, lo trata como un princeso—rió ella llevándose una mirada envenenada de Oliver.
A esto su padre reaccionó con una gran carcajada que resonó por las paredes del salón
—Cuando salga de todo esto iré a conocerlo, tenlo por seguro—dijo él y Oliver no pudo evitar embozar una pequeña sonrisa—¿A qué hora sale vuestro vuelo?
Se sintió aliviado al ver que cambiaban de tema.
—Esta noche a las 10:00—respondió la rubia.
—En ese caso haré una llamada para que reserven un sitio en el avión para Princesa y Buddy—dijo con una sonrisa mientras salía de la habitación haciendo rodar las ruedas de la silla.
—Es una gran responsabilidad hacernos cargo de los perros...—musitó ella—Por cierto, ¿se lo has dicho a Diego ya?
—No. No me acordé—dijo—Pero no creo que le importe.
—No sé… a lo mejor Princesa capta más atención que él y se pondrá celoso—bromeó.
—Ay, cállate—lo peor es que tenía algo de sentido.
—Ya está arreglado, chicos—volvió a entrar—Por cierto, acompañádme.
Se dirigió a un pequeño ascensor y señaló a las escaleras.
—Subid hasta arriba—dijo antes de desaparecer por las puertas.
Subieron en silencio. Hasta llegar a una gran azotea que era en realidad una especie de jardín.
—Estos días he pasado horas aquí—dijo—He dejado mi testimonio claro ya, por si me pasa algo.
Hizo una pausa.
—Quiero que sepáis que os quiero mucho y que siento haberme separado de vosotros. Dentro de poco me operarán de nuevo para ver si se puede eliminar la enfermedad—tragó saliva—, no voy a mentiros, es algo arriesgada pero espero salir de ella… ahora que he vuelto a veros me siento mejor.
Kelly no pudo evitar darle un abrazo.
—Saldrás de esta—susurró ella sin haberlo soltado.
—Eso espero, cariño—dijo él.
Pasaron la tarde charlando, ya que no tenían nada mejor que hacer. Les contaba que tenía una empresa allí y en la que siempre tendría vacantes de trabajo libres para ellos si lo necesitaban; casualmente tenía algo de relación con la ingeniería industrial así que por lo tanto, Oliver podía echar una mano de vez en cuando al terminar la carrera. Prepararon a Princesa y Buddy para poder transportarlos en el avión.
A las ocho y media ya estaban de camino al aeropuerto junto a su padre, dentro del mismo coche de aquella mañana. Les hubiese gustado quedarse un poco más en California, pero les era imposible. Kelly tenía que trabajar y Oliver ir a clase así que no tuvieron más remedio que irse tan pronto.
Siguieron hablando hasta que avisaron a los pasajeros de su vuelo que acudieran a la puerta de embarque. No querían despedirse, ya que despedirse siempre es doloroso y lo és aún más cuando no sabes si podrás volver a hablar a esa persona. Abrazaron a su padre antes de decir nada.
—Nos vemos pronto, cariño—le musitó a Kelly que ya había roto a llorar.
—Cuídate mucho y llámanos siempre que puedas—pidió ella aun sin romper el abrazo.
—Lo haré, te lo prometo—respondió él para luego mirar a Oliver—Nos veremos lo más pronto posible.
Un par de lágrimas empezaron a caer sobre sus mejillas.
—Claro—sonrió forzosamente.
—Cuidad bien de Princesa y Buddy, son aun muy pequeños—ambos asintieron.
Volvieron a oír el aviso para ir al avión. Kelly le dio un beso en la mejilla y se alejó mientras que Oliver le dio un abrazo para salir detrás de su hermana.
Subieron al avión bastante tristes. No sabían si iban a volver a verle, pero al menos les tranquilizaba haber estado con él ese día, que había dado un cambio a su vida. Ambos se quedaron dormidos en el primer avión que llegaba hasta Washington, mas en el segundos no pudieron volver a conciliar el sueño.
Iban leyendo música a través de unos auriculares, al menos Oliver. Ya que Kelly había comenzado a conversar con un chico que iba sentado en el asiento contiguo a ella. Las siete horas se le hicieron eternas, de vez en cuando se dormía un poco pero pasó al menos cinco horas y media despierto sin hacer absolutamente nada más que oír música o ver un maratón de películas que pusieron en una pantalla.
Cuando llegó tuvo que esperar a que descargaran el equipaje, lo que fue una media hora o cuarenta y cinco minutos, que habían aprovechado para comer algo. Luego cogieron la maleta y el transportin en el que estaban Buddy y Princesa. Finalmente se dirigieron a la salida para pedir un taxi.
Oliver iba algo distraído ya que pensaba en todas las cosas que tenía que comprar para la perrita; hasta que vio una silueta familiar y no pudo evitar dejar con delicadeza el transportin en el suelo y soltando la maleta salió a abrazarlo, aunque este no le hubiera notado porque estaba de espaldas.
Diego se sobresaltó al sentir unos brazos rodearle aunque los reconoció de inmediato. Se giró y correspondió al abrazo.
—Te he echado de menos, Oli—dijo finalmente sonriendo.
—Yo también te...—no pudo continuar ya que los labios del otro habían acabado encima de los suyos.
Respondió al beso de inmediato, ya que él también lo había echado de menos aunque solo hubieran estado separados poco tiempo. En ese momento se dio cuenta de que tenía una de las manos vendada, pero no pudo decir nada ya que no estaban solos y precisamente en ese instante, Oliver escuchó la voz de su madre. Se separó de Diego y se dirigió a ella para abrazarla.