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Eternamente irritante por Blue FireWorks

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¡He vuelto! ♥

Antes de empezar, vuelvo a repetir, muchas gracias por leer y comentar. Estoy muy emocionada con esta historia y significa mucho para mí, así que muchas gracias a todas :) 

Os dejaré algo IMPORTANTE en las NOTAS FINALES 

No sé que más decir así que 

DISFRUTAD DE LA LECTURA ♥

En ese momento se dio cuenta de que tenía una de las manos vendada, pero no pudo decir nada ya que no estaban solos y precisamente en ese instante, Oliver escuchó la voz de su madre. Se separó de Diego y se dirigió a ella para abrazarla. Ella lo recibió con una sonrisa.

—¿Qué es lo que llevas ahí?—le preguntó ella señalando al transportín.

Oliver rió. Era cierto, no les había comentado nada.

—Son Buddy y Princesa. Papá nos dio los cachorros porque no podía cuidarlos, así que Kelly se queda a Buddy y yo a Princesa—explicó.

—¿Y cómo es que no me lo habías dicho?—dijo Diego llevando él el transportín y dejando que Oliver llevase su maleta.

—Esto… ¿sorpresa?—esto provocó una carcajada general.

Se dirigieron a la salida en busca de un taxi que no tardaron en hallar. En el camino a casa fueron contando todo lo que había hecho en el viaje hasta llegar a la casa de Kelly, donde se quedaron también Buddy y su madre, la cual insistió en pagar el taxi.

Esta vez no habló ninguno de los dos, simplemente porque preferían conversar en casa con más tranquilidad. Al finalizar el trayecto subieron al piso de Oliver, soltaron a Princesa nada más llegar a la puerta y esta se sorprendió al verse en un lugar extraño, volviéndose para mirar a Oliver. Él rió, la tomó en brazos y fueron hasta la sala de estar.

—¿Estás cansado?

—Un poco—suspiró el rubio sentándose en el sofá.

Él lo imitó observando a Princesa, quien estaba acurrucada entre los brazos de Oliver.

—¿Debería ponerme celoso?

El rubio soltó una leve carcajada mientras que él se sentaba a su lado.

—Deberías ir a descansar un poco—musitó al darse cuenta de que eran ya las doce de la madrugada.

Oliver suspiró.

—Primero tienes que contarme qué pasó con el idiota de Andy.

—Mejor mañana—le respondió sin siquiera mirarlo.

—No, ahora—insistió.

—Dale de comer a Princesa primero—Oliver puso los ojos en blanco.

—Está bien, pero no te vas a librar de contármelo.

Se levantó dejándole la perrita a Diego para ir a la cocina a por un poco de leche.

—¿Sabe comer sola?

—Mi padre me dijo que sí, pero que a veces era muy vaga para comer ella sola, así que tendré que comprar un biberón…

(N/A: en España, o al menos de donde yo provengo llamamos biberón al bote donde dan de comer a los bebés, pero tengo entendido que en otros países también se les llama mamila o algo así, solo quería aclarar)

—Ah, ya veo—musitó pensativo.

—Espero que coma sola ahora, porque a estas horas no tengo un biberón en casa—se dijo para sí, llevando un pequeño bol con leche tibia.

Lo dejó en el suelo y luego despertó a Princesa—que seguía profundamente dormida en los brazos de Diego—y la dejó en el suelo, al lado del bol.

Ella se desperezó y curiosa se acercó a este para ver que tenía, para suerte de Oliver, empezó a comer sola.

—Oli—susurró al ver que no le prestaba atención porque estaba vigilando a Princesa.

—¿Qué?—se giró para verlo.

Él se mordió el labio y apoyó su cabeza en el hombro del rubio.

—Lo siento.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Por haberte preocupado por esto—señaló su muñeca.

Oliver solo susurró un ''cuéntamelo''.

—De...de acuerdo—aceptó él.

 

Salí de casa a las diez de la noche porque olvidé comprar la cena y no podía pedir una pizza porque la pizzería había cerrado ya. Me dirigí al supermercado 24 horas que está a un par de calles de aquí y acabé encontrándome a Andy de camino. Lo ignoré pero él me agarró del brazo y me obligó a mirarlo.

¿Pensabas pasar sin saludarme?—me dijo levantando una ceja.

No entiendo por qué debería saludarte—contesté haciendo que me soltara con un manotazo.

¿Aun no consideras mi oferta? Tengo entendido que tu noviecito no anda por aquí.

Le dirigí una mirada de asco.

No me acostaría contigo ni aunque me pagaran, así que déjame en paz de una puñetera vez si no quieres que llame a la policía.

Uy, que miedo—dijo riendo—Ya me he escapado un par de veces de esos, una más no será díficil.

Gilipollas—musité girándome para marcharme pero no sé de dónde apareció otro tío mucho más alto que él y que yo, y sobretodo mucho más musculoso y me obligó a detenerme, volviéndome a agarrar del brazo.

Soltádme—exclamé enfadado.

Vamos, Diego, no me hagas sacar la artillería pesada—oyó la voz de Andy detrás de él e intentó girarse pero su especie de guardaespaldas no me dejó.

¿Artillería pesada?—pregunté y escuché su risa.

De repente se apareció delante de mí con una jeringuilla que tenía—vete tú a saber qué—.

Quita eso de mi vista—dije casi gruñendo.

¿Entonces vas a venir conmigo?

Ni lo sueñes—respondí—¿Puedes decirle a tu amiguito que me suelte?

Volvió a reír.

Qué gracioso eres. Pues mira, te lo diré claro. NO.

Vaya, pues entonces veo que eres un cobarde. Teniendo que buscar refuerzos porque no consigues lo que quieres por ti mismo. No pensé que serías tan gallina—dije tratando de que el estúpido mono de feria que me agarraba me soltase de una vez.

Él levantó una ceja y le dijo al tipo que me soltara y se largara.

Ahora estamos los dos solos, así que vas a venir conmigo ya.

No—respondí con enfado y sin dejar de mirar como movía esa jeringuilla delante de mis narices.

No era una pregunta—se acercó a mí tratando de clavarme aquella aguja en donde fuera.

Retrocedí y tras forcejear logré que se le cayera al suelo.

Eres un poco cabezota, ¿no crees? ¿Quién no quisiera acostarse conmigo?—dijo agarrándome por el cuello.

Suéltame o te juro que te quedas estéril para el resto de tu vida—dije dificultosamente haciendo que bajara sus manos a mis brazos.

No te atreverías, sé que quieres, pero temes que tu noviecito se entere—susurró—pero descuida, si te portas bien no le diré nada. No vayas a desmayarte como la primera vez.

Logré soltarme y pegarle un empujón que lo llevó directo al suelo. Me miró con una ceja levantada y empezó a reírse, trató de coger la jeringuilla de nuevo, pero le di una patada y la mandé lejos. Se levantó abalanzándose hacia mí y me hizo perder el equilibrio para hacerme caer al suelo y empezar a pegarme, pero tan pronto como pude me puse de pie y le pegué una patada donde más le duele.

No sé de donde mierda vino el estúpido tío de antes y me agarró de la muñeca para que no me escapara, sé que quería pegarme pero solo me dio una patada en la pantorrilla y logré que me soltara haciendo un mal gesto con la mano y empezó a dolerme. Me soltó porque por lo visto vio a un oficial de policía venir hasta donde estaba, supuse que estaría cerca y nos vio. El muy cobarde se echó a correr cuando lo vio. Le conté lo que pasaba, confiscó la jeringuilla y se quedó hablando con Andy—que había pasado unos minutos en el suelo retorciéndose de dolor—, me dijo que podía irme pero que me aconsejaba que fuera a poner una denuncia además de que él iba a redactar un informe. Fui a comprar la cena, volví a casa y por la mañana fui a denunciarlo y pasé por el médico para que me revisara la mano, la cual solo tenía un esguince.

 

Se encogió de hombros al terminar de contarle todo a Oliver. Este lo miraba incrédulo.

—Está loco—murmuró—¿cómo puede hacer todo eso solo por… sexo?

Diego se quedó callado unos segundos.

—Al menos ya no podrá hacerme nada, pasó una noche en el calabozo y no creo que sea tan tonto como para volver.

—Eso espero—respondió él pensativo.

—Has confiado en mí ciegamente—sonrió mirándolo.

—Sabía que no ibas a engañarme—musitó—. Además, eres desesperante a la hora de...—se sonrojó notablemente—e-esto, tú me entiendes ¿quién te aguantaría?

—¿Tú?

—Sí, supongo—murmuró con las mejillas ardiendo.

La risa de Diego no se hizo de rogar.

—¿Y yo debería confiar en ti?—bromeó.

—Obviamente—contestó.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Porque sí.

—¿Por qué sí? ¿Y por qué no?—insistió.

—¡Ay, cállate!—exclamó sin poder reprimir su sonrisa al notar la voz de Diego acercarse cada vez más y robarle un leve beso en los labios.

—Princesa ya ha terminado de comer—señaló el moreno viendo como la perrita estaba dormida cerca de los pies de Oliver—Deberíamos ir a dormir.

Él asintió, fue a buscar una manta para que Princesa pudiera dormir en ella y no en el suelo frío. La dejaron en el salón y se dirigieron a la habitación de Oliver.

—Esta noche me quedo contigo—afirmó más que preguntó Diego.

—Sabes que mi cama no es tan grande como la tuya, ¿no?

—Entonces dormimos más juntos y ya está—sonrió él como si fuera lo más normal del mundo. Se acercó al borde de la cama mientras Oliver buscaba un pijama para ponerse y se quitó la ropa, quedándose únicamente en ropa interior.

—Voy a...—Oliver se dio la vuelta para decirle que se iba a vestir al baño, pero se sorprendió al verlo así, aunque durmieran juntos casi todas las noches, no acostumbraba a verlo así—vestirme al baño—completó a carrerilla y se dirigió a la puerta.

—¿No puedes cambiarte aquí? Pensé que ya no te avergonzaba tanto, te he visto sin nada un par de veces, ¿sabes?—le dijo con una sonrisa traviesa mientras se metía en la cama.

—No—salió apresuradamente hacia el baño para: además de cambiarse de ropa, quitarse aquel sofoco que le había provocado el moreno.

Tardó un par de minutos y volvió a la habitación, encontrándose a Diego ya dormido. Se tumbó por el otro lado y apagó las luces.

Suspiró aliviado al verse de nuevo en casa y cerró los ojos para quedarse dormido, pero de repente sintió el brazo de Diego apresarle y un par de besos sonoros en el cuello.

—Diego—gruñó.

—¿Qué? Echaba de menos hacer eso—murmuró aun sin soltarle.

—Nunca hacías eso—le respondió.

—Pues quería hacerlo—concluyó, haciendo que se quedaran nuevamente en silencio—Por cierto…

—¿Mmh?—murmuró casi dormido.

—¿No me das un beso de buenas noches? He sido buen novio y he ido a buscarte al aeropuerto…

—Idiota y me besaste delante de mi hermana y mi madre—reprochó girándose para hacerle frente.

—Ellas ya nos había visto besándonos, así que...—Oliver lo interrumpió.

—Cállate—dijo y lo agarró por las mejillas plantándole un beso en los labios.

—Buenas noches, Oli—musitó mientras iba quedándose dormido.

 

Notas finales:

Ya sabéis lo que pasó en la pelea XD

Bueno ahora lo ''IMPORTANTE'': 

Como sabréis—y si no os lo digo ahora—en el capítulo anterior dije que quería hacer algo especial en agradecimiento a las visitas y comentarios de Eternamente Irritante y dije que podíais decirme en un comentario lo que queríais que hiciera.

Bueno, una lectora me ha pedido que haga un capítulo especial entre Diego y Andy(cómo se conocieron y cómo llegaron a tener sexo), es decir, un lemon. Me ha pedido que sea duro y explícito. Decidí aceptar el reto para meter algo diferente en la historia pero cuando terminé de escribirlo vi que le faltaban cosas así que no lo subiré aun sino con el próximo capítulo, es decir, subiré dos capítulos en vez de uno. Debo aclarar que NO ES OBLIGATORIO LEERLO, si no lo lees, no pasará nada, es totalmente ajeno a la trama actual. 

Me gustaría saber si a las demas también os gustaría leerlo, pero ya digo, no es obligatorio que lo leais 

POR CIERTO, aun esta abierto el turno de peticiones, así que si queréis pedirme otra cosa aun estáis a tiempo :3

Ahora sí, me despido, gente hermosa, pasen un buen día/tarde/noche. ♥


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