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Eternamente irritante por Blue FireWorks

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

Siento la tardanza, he estado ocupada y no me había dado tiempo a editar el capítulo pero ya está aquí así que...

DISFRUTÉNLO :)

Otra mañana más comenzaba, una en la que Diego no había podido pegar ojo en toda la noche, se sentía abatido. Quería hacer que Oliver le perdonara pero la ruptura con Joe le había derrumbado, quitado los ánimos. Era cierto que quería a su -ahora- ex, pero, por Oliver sentía algo diferente, especial.


El moreno miró el reloj con los ojos entrecerrados, era hora de levantarse para la universidad. Mierda, no tenía ganas de levantarse. Para colmo le dolía la cabeza y el estómago, por la noche había comido prácticamente a la fuerza y aquello le sentó mal, además de que se dejó la ventana abierta, haciendo que el frío invadiera el ambiente y así pilló el resfriado. Se quedó en la cama, decidió no asistir a clase, ¿para qué iba a ir si no iba a poder hacer nada? Sí, mejor quedarse en casa. Sus párpados comenzaron a pesar y unos minutos después cayó profundamente dormido.


Notaba un nudo en su garganta, no quería abrir los ojos, pero lo hizo una vez que empezaron las harcadas. Corrió hacia el baño y vomitó toda la cena que había comido la noche anterior. Se sentía terriblemente mal, cuando supo que no le quedaba más que echar en el estómago se dirigió a la cocina para tomar algo de medicamento. Miro la única botella de agua que quedaba, encontrándola vacía. Mierda.


A esta hora él ya estaría llegando a su apartamento cuando regresaba de la universidad, con algo de suerte podría encontrarse a Oliver de camino. Se cambió de ropa y luego bajó con el monedero para ir a comprar el agua. Tuvo que bajar por las escaleras porque el ascensor estaba averiado, pero no tardó demasiado en llegar a la esquina del edificio y entrar en el supermercado. Tomó una botella de agua, la pagó y se dirigió a las escaleras nuevamente.


Estaba llegando al tercer piso y tenía un mareo tremendo, se le cayó la botella al suelo y rodó un par de metros. Quería ir a recuperarla pero en ese momento sus rodillas le fallaron y acabó en el suelo. Sus ojos querían cerrarse pero él no se lo permitía y vovía a abrirlos levemente. Divisó a alguien acercarse a él pero estaba demasiado debilitado como para identificarlo.


—¿¡Diego!?—se acercó a él y ver el gesto de su cara vio que no se trataba de eso—¡Diego! ¿Qué te pasa? ¿Qué has tomado?


—Estoy enfermo, Oli...—se quejó antes de toser


—¿Por eso no habías venido?—él asintió con la cabeza—¿Has tomado algo?


—No...fui a comprar a-agua—musitó.


—¿Eres tonto? Tienes que tomar medicinas de inmediato. ¡Levántate!


—¿Me vas a...ayudar?—dijo tosiendo nuevamente.


—¿Es que no te has visto? Llamaré a la ambulancia—respondió metiendo la mano en su bolsillo para coger el móvil para llamar pero Diego le agarró la muñeca y tiró el teléfono al suelo.


—No, no es tan grave...Yo... mejor...—tosió más fuerte—ayúdame a llegar a mi casa—pidió. Oliver recogió su teléfono y lo metió en el bolsillo.


—¿Seguro que no quieres que llame o te lleve a un médico?—el rubio lo ayudó a levantarse.


—Que no, solo llévame a casa—dijo apoyándose en el hombro de Oliver con un brazo.


—No te aproveches—advirtió caminando hacia el apartamento del chico.


—¿Y las llaves?—preguntó Oliver tratando de que su compañero no cayera al suelo.


—Bolsillo derecho atrás—respondió nuevamente con la tos, pero esta vez era más persistente que antes, Oliver cogió las llaves del bolsillo y abrió la puerta dejando pasar a Diego primero—O...Oliver creo que voy a...—dijo con arcadas.


—¡No jodas, Diego! ¡No jo...das!—ya había vomitado en la entrada a la puerta—Joder—se quejó empujando a Diego al baño y dejándolo al lado del váter y salió para limpiar el vómito que había dejado Diego en la puerta antes de que él comenzara a potar también. Cuando terminó cerró la puerta y dejó la maleta en el sofá para luego ir a ver cómo estaba Diego.


—¿Te has muerto?—preguntó bromeando desde la puerta del baño.


—N...no—contestó débilmente.


—¿Has terminado?—él asintió—levántate entonces, tienes que tomarte la medicina—dijo ayudándolo a levantarse.


—E...en la encimera...—susurró antes de que Oliver lo dejara sobre el sofá suavemente.


El rubio cogió una de las pastillas que se hallaban encima de la encimera y un vaso de agua para acercarse al moreno, abrirle la boca y darle la pastilla seguida de un par de tragos de agua.


—Oliver...—susurró cerrando los ojos—perdóname...me comporte como un...—este lo interrumpió.


—¿Quieres callarte?—replicó—Estas enfermo, no quiero que hables de eso ahora.


—Pero...


—Dije que no—sentenció—¿Quieres tomar una ducha o descansar?


—¿Es que me ayudarías a ducharme?—bromeó.


—¡Vete a la mierda!—exclamó Oliver molesto.


—Vale, vale—dijo entre risas y tosidos—Quiero dormir...


—Levanta el culo, vamos a tu habitación—le ordenó tirando de su brazo levemente para colocarlo después alrededor de su cuello para así evitar que el ''idiota'' de Diego se cayera al suelo.


Llegaron a la habitación y Oliver dejó a Diego sobre la cama.


—Quítate los zapatos, tonto.


—No puedo...—dijo débilmente cerrando los ojos.


—Imbécil—musitó Oliver desatando sus deportivas y tirándolas al piso.


—Gracias, Oli—embozó una sonrisa—eres una gran persona.


—¿Quieres callarte de una puñetera vez, joder?—replicó nuevamente.


—Gracias...Ya...ya puedes irte—susurró removiéndose entre las mantas


—Si te dejo solo morirás...


—Entonces...Come algo...siéntete como en casa—respondió para después quedarse profundamente dormido. Oliver se limitó a mirarlo, sus pintas eran horribles, pero era Diego, el ''idiota'' de Diego quien lo tenía preocupado. Probablemente lo que tenía era una gastroenteritis o algo parecido. No sabía si era contagioso pero a él le dio igual, no podía dejar a Diego solo.


Mierda, se estaba preocupando por él. Se estaba preocupando por el mismo tipo que lo andaba ''acosando'', el mismo que lo molestaba, el mismo que había... Joder, no quería tocar ese tema de nuevo. Debería marcharse, pero sin embargo seguía allí, seguía a su lado y lo peor era que no quería irse. Sentía que si se iba, Diego iba a empeorar y eso no podía permitírselo, aunque... más bien no quería permitírselo.


Se sentó en un lado de la cama de Diego y encendió la pequeña tele que tenía en su habitación, no tenía hambre, no después de ver a Diego vomitar. Escuchó unos dientes castañear así que miró a la persona acostada a su lado. Se acercó a él más para colocar la mano en la frente de Diego, estaba ardiendo.


—O...Oli...tengo frío—susurró.


—Tienes fiebre...—dijo levantándose para dirigirse a la cocina.


—¿Te vas?—preguntó abriendo levemente los ojos.


—No, no me iré. Me...me quedaré contigo... un poco más...—tartamudeó ruborizado Oliver.


—Gracias—murmuró quedándose dormido nuevamente.


Oliver salió de la habitación confuso, ¿qué diantres había sido eso? Se había puesto nervioso al decirle que se iba a quedar con él. Joder, ¿por qué se aceleraba su corazón estando con Diego? ¿y por qué solamente con Diego? No lo comprendía.


Buscó por toda la cocina un paño y lo humedeció con el agua del grifo, lo escurrió y volvió a la habitación para colocar el trapo en la frente de Diego, este se movió mientras se abrigaba con el edredón de la cama.


—O...Oliver...—susurró, había empeorado, ahora tenía más fiebre.


—Calla, estás peor—pensó en cómo podía ayudarle—será mejor que te duches.


—No...no puedo...—susurró dándose la vuelta. Era cierto, no podía dejar a Diego ducharse solo, se caería y abriría la cabeza, no definitivamente no podía dejarlo solo.


—Te...te ayudaré...—dijo en un susurro.


—¿Es...en serio?—preguntó mirándolo.


—S...sí, levántate—dijo poniendo en pie al enfermo y así llegar al baño—Quí...quítate la ropa.


Diego estaba demasiado debilitado como para hacer una broma en aquellas circunstancias. Alzó los brazos levemente para que Oliver lo ayudara a quitarse la camiseta, con esta en el suelo dirigió sus manos al cierre de sus pantalones que estuvo demasiado débil para quitárselo. ¿Quién tuvo que hacerlo? Oliver, sí.


Oliver estaba avergonzado, pero lo intentaba ocultar, abrió el agua y espero a que estuviese tibia, entonces ayudó al moreno a entrar a la ducha.


—O...Oli, ¿estás bien?—preguntó mientras miraba al rubio que sostenía la regadera de la ducha.


—¿E...eh? Cla...claro—genial, ahora empezaba a tartamudear—¿por... por qué no iba a estarlo?


—Es que...no quiero que te enfermes por mi culpa, tienes las mejillas rojas, —sonrió debilmente—Igual que el otro día... ¿te acuerdas cuando te caíste encima de mí?—rió mientras Oliver mientras movía la regadera a lo ancho del cuerpo del moreno—fue divertidísimo, te pusiste...como un tomate.


Genial, ya estaba delirando. Oliver cerró el agua de la ducha.


—¿Dónde están las toallas?—preguntó ignorándolo.


—Ahí—señaló a un armario cercano a la ducha. Oliver sacó una y la colocó sobre los hombros de Diego, abrigándolo con la toalla y lo ayudó a salir de la ducha—¿me das mi albornoz?—señaló uno colgado en una percha detrás de la puerta, Oliver se lo dio y se dirigió a la puerta para salir.


—Oli...—susurró dejando caer al suelo la toalla que el rubio había dejado en sus hombros y se puso el albornoz—gracias, de verdad.


Oliver solo se ruborizó aun más y salió del baño para sentarse en el sofá y esperar que Diego se pusiera algo de ropa. Poco después Diego salió de la habitación en pijama pero arrastrando una manta.


—Oliver...no quiero...no quiero que te quedes aquí por que te sientas...obligado o algo así—hizo una corta pausa—puedes irte si te apetece...


Oliver dirigió la mirada al suelo.


—Si me he quedado...—dijo ruborizado—ha sido porque quise, no me...siento obligado.


Diego solo sonrió y se acercó al sofá sentándose a su lado.


—Estás siendo demasiado bueno...—tomó una bocanada de aire—Oli, perdóname, fui un idiota, me he pasado contigo y tú...tú sigues aquí a pesar de todo lo que hice, por eso gracias y perdón, perdóname...


Oliver se retiró un poco del lado de Diego y mantuvo la mirada en el suelo.


—Oliver—lo llamó por su nombre completo.


—¿Eh?


—Sé que esto puede sonarte muy extraño pero...quiero decírtelo antes de dormirme de nuevo—lo miró unos segundos, entrecerró los ojos para después abrirlos y volver a cerrarlos quedándose profundamente dormido apoyando su cabeza en el hombro del rubio.


—¿Diego?—frunció el ceño y lo movió comprobando que estaba dormido—. Tonto...


¿Cómo era posible que se durmiera en un momento así? ¿Qué tenía que decirle? Ni idea.


Miró su cara, tenía las mejillas rojas por culpa de la fiebre. Oliver lo dejó suavemente en el sofá y se levantó para buscar un trapo húmedo y colocarlo en la frente del moreno.


Desde ahí el tiempo comenzó a correr algo más deprisa, el rubio giraba y humedecía el paño y así fue como la fiebre comenzó a ceder. Sus parpados se cerraban constantemente y se abrian de repente para no dejarse dormir. Pensó en hacerse un café o tomar alguna bebida con azúcar pero tan solo la idea de levantarse le agotó y sin darse cuenta se quedó dormido junto a él, sentado en la amplia alfombra del salón y sus manos y cabeza en el borde del sofá donde estaba Diego. Estaba agotado. 

Notas finales:

¡Es todo por hoy!

¿Qué creen que iba a decir Diego? Pueden dejarme su opinión en los comentarios ;) 

Por cierto, los comentarios son gratis y no cancérigenos XD Además ayudan al autor a seguir publicando así que ya sabéis TODOS son bienvenidos. 

Espero que os haya gustado ;3


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