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Nuevos Integrantes por MizaiTan

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Notas del capitulo:

Muchas gracias a todos por sus increibles comentarios, me hacen muy feliz. Aqui va la siguiente parte del prólogo, bienvenidos todos los fanaticos de los Trifectos y los Domésticos...

 

Se levantó de la cama con pereza y cansancio, no pudo dormir nada pues en la mente solo se le pasaban las dos líneas.

No fue tonto, al principio pensó que ambas pruebas habían sido erróneas. "Tal vez, coincidentemente compré dos pruebas que estaban en mal estado. ¡Si, eso es! No hay otra explicación”

Triunfante con su deducción, fue a 3 distintas farmacias, abiertas las 24 horas, y compró pruebas de diferentes marcas. Grande fue su sorpresa al darse cuenta que absolutamente todas le salieron positivas. Desde ahí no pudo pegar el ojo.

Fue a buscar una bebida energizante a la cocina, para tomarla en lugar del desayuno. Destapó la botella y cuando estuvo a punto de tomarla, recordó algo.

-¿Tomar esto es bueno para el bebé? – Todo fue inesperado y tal vez le traería muchos problemas en el futuro, pero nada haría desquitándose con una vida inocente. Además, era su hijo o hija, debía cuidarlo ¿No?

Escuchó un ruido de llaves, se inclinó un poco y pudo ver a Takano entrando con unas bolsas. Este lo vio y se fijó inmediatamente en la botella que tenía en sus manos, frunciendo el ceño.

-¿No te he dicho que no tomes eso en vez de desayunar? – Habló con una voz dominante y firme. Le quitó la bebida de las manos y la tapó nuevamente. – Si no tienes nada en el refrigerador puedes venir a mi casa, creo haberte dicho eso también.- Le dijo, ahora cruzado de brazos conservando la botella en la mano derecha.

Ritsu se sorprendió un poco ante aquello. No por la llegada de su pareja, ya poco a poco se acostumbraba a eso. Sino porque planeaba contarle a Takano después, no inmediatamente.

Aun asi, juntó valor dispuesto a contarle.- Esto, Takano-san… Yo… – Trató de decirle, aunque luego se detuvo al no encontrar las palabras.

El peli-negro lo miró esperando, viendo su sonrojo. Suspiró, dejó la bebida en la mesa de la cocina y le puso una mano en su cabeza, despeinándolo con cariño.- Si, ya sé que lo sientes. Menos mal que vine preparado, ¿No? – Le señaló sus bolsas. El castaño lo miró y negó.

-No es eso… Yo… La verdad es que estoy…- Mordió su labio al detenerse nuevamente, los ojos de su pareja lo miraban expectantes. Bajó la mirada. Se sentía cobarde -… E-Estoy preocupado de no ser invitado…-

Takano abrió los ojos y luego le sonrió soltando una carcajada – Jaja. Ah, asi que es eso. No te preocupes. ¿Acaso olvidas que yo soy el padrino? – Se inclinó y tomó su cara con ambas manos para darle un rápido beso, haciendo que el oji-esmeralda se sonroje.- Y si voy yo, significa que tú también irás.-

Ritsu frunció el ceño aun conservando el sonrojo.- ¿Dices que seré tu acompañante? Entonces prefiero no ir.- Recibió otro beso

-¿Qué tiene de malo? Asi estaré exclusivamente para ti.- Su sonrojo aumentó, provocando una sonrisa de parte del peli-negro.- No suena tan mal, ¿eh? – Un último beso, luego le soltó y se alejó para comenzar a preparar el desayuno. Dejando a Onodera con un gran sonrojo, el ceño fruncido por lo que dijo, y con la preocupación aún más latente.

“No fui capaz”- Pensó con tristeza antes de ir a ayudarle a preparar el desayuno.

                                                      ~~~o~~~o~~~

La alarma del celular sonó, haciendo que se despertara rápidamente. Se sentó en la cama y con una de sus manos frotó un poco sus ojos, para tratar de alejar el sueño. Con su otra mano comenzó a palpar a su lado, aunque no encontró nada.

Se quitó la mano de la cara y vio que efectivamente, ahí no estaba su chico. Le pareció raro que se despertara primero. Usualmente él era el perezoso entre los dos. “Quizás tenía hambre”. Pensó y se levantó directo al baño para lavarse la cara.

Saliendo del baño con una toalla frotando su cara, sintió que estaba caliente la habitación, en comparación de antes. Miró el aire acondicionado con detenimiento y se dio cuenta que funcionaba perfectamente. Considerando que fue su imaginación, abrió la puerta como si nada y se asustó. ¡Había humo por toda la casa!

Sin dudarlo corrió hacia el lugar de donde salía, la cocina. Preocupado de que al castaño le hubiese pasado algo - ¡Chiaki! – Gritó sacudiendo como podía el humo que tenía delante. Entró a la cocina, enormemente preocupado tratando de buscar al menor.

Escuchó una tos, posiblemente provocada por el humo.- T-Tori, aquí estoy.- Fue prácticamente volando hacia la voz. Alcanzó su brazo y lo sacó de la cocina. Lo llevó hasta la sala donde abrió las ventanas para que todo el humo saliera. Luego lo abrazó.

-¡¿Estás bien?! – Le preguntó asustado, recibiendo un rápido asentimiento con la cabeza. Chiaki le abrazó de vuelta.

Lo soltó un momento para verle la cara, estaba algo sucia por el humo. Se quitó rápidamente su camisa para limpiarle. Aunque sin saberlo, eso fue muy sensual y al mismo tiempo dulce para el pequeño castaño que se sonrojó al verlo semidesnudo y al ser consentido de esa manera, aunque luego miró sus preocupados ojos.

-¿Qué fue lo que pasó? – Preguntó más calmado al notar que estaba intacto, para su gran alivio. Chiaki miró a otro lado mientras se sonrojaba mínimamente.- Chiaki – Dijo en advertencia, provocando un respingo en el menor.

-Es… Es que… Estaba tratando de cocinar – Bien, eso era raro. Hatori sabía que el oji-azul no podía hacer ni hielo, hasta el mismo Chiaki lo sabía. Era por eso que el mayor era quien cocinaba.

-Sabes, si tenías hambre pudiste haberme despertado – Le dijo mientras le quitaba la camisa de la cara, ya su rostro estaba limpio aunque lo mejor sería que se diera un baño. Yoshino frunció el ceño.

Alzó su mano izquierda a la altura de la cara de su pareja, mostrando un hermoso anillo de oro en su dedo anular. - ¿Cuál es el problema en querer cocinar para mi esposo? – Le dijo alzando una ceja.

Hatori se sorprendió ante eso, un poco sonrojado ante la revelación, y luego le sonrió. Tomó su mano y le dio un beso en el dorso, provocando que su esposo se sonrojara y le quitara la mano rápidamente.- No hay ningún problema, pero es algo peligroso. ¿No crees?

Chiaki lo vio entrecerrando sus ojos, aun sonrojado - Nunca te cansas de hacer cosas cursis

-Tú empezaste.- Le dijo mientras abría otras ventanas, para que el humo terminara de salir - Ademas, ya estamos casados. No deberías avergonzarte con todo.- Chiaki suspiró y luego asintió.- Ven, te ayudaré con el desayuno.

-No, yo quier.. – Fue interrumpido con un corto beso

-¿Cuál es el problema en querer cocinar para mi esposo? – Le respondió con lo mismo que el otro preguntó.- Además, el que yo te ayude no significa que no vayas a cocinar. Solo te echaré una mano.- Le extendió su mano.- Vamos

El castaño asintió alegremente mientras tomaba su mano. Ambos quitaron un poco el humo de la cocina y comenzaron a tratar de hacer algo mas decente de lo que Chiaki había hecho antes.

Se sonríen entre si mientras lo hacen, con Hatori ayudando en todo lo que su castaño quería. Ambos no podían creer en su nueva felicidad, si les preguntabas a los niños que eran, nunca hubiese imaginado terminar así.

Hace unos meses, Chiaki sentía que no podía ocultarle más la verdad a su hermana, ella tenía derecho a saber. Al contarle sobre su relación con su amigo de la infancia, ella en un principio le gritó que arruinó su ilusión y se fue corriendo a su cuarto. Rompiendo el corazón de su hermano.

Su madre había escuchado también la conversación, y aunque estaba feliz que su hijo estuviera serio con alguien sobre todo que ese alguien era el perfecto Yoshiyuki, no quería que sus hijos pelearan por una persona. Asi que le pidió que no volviera por un tiempo, al menos hasta de Chinatsu pudiera asimilar la noticia de forma positiva

Chiaki estaba destrozado y fue a buscar auxilio en Hatori, que lo recibió con los brazos abiertos. La madre del mayor también se enteró, cortesía de la madre de Chiaki. Aunque tanto ella como su esposo no se opusieron, conocían a Chiaki desde que era niño, no tenían duda que era el complemento adecuado para su hijo.

Pero aun faltaba el apoyo por parte de la familia del menor. Asi pasaron 2 meses hasta que Chinatsu los citó a ambos en una cafetería que quedaba cerca de su casa. La pareja se encontró con la castaña y su actitud fría, ella les hacía preguntas acerca de su relación y todo eso. Al final le hizo una propuesta a su hermano: ambos volverían a tener la relación fraternal de antes, con la condición que el dejara a Tori. Ante la encrucijada de estar entre el amor y su hermana, decide quedarse con Hatori a pesar de los problemas que le puedan caer encima.

Su hermana ante eso cerró los ojos por unos segundos, y luego los abrió con una sonrisa, diciéndole que quería probar que su amor fuera genuino y que ella no era nadie para meterse entre ellos. Al principio le dolió, pero luego reflexionó, pues ellos habían estado juntos desde siempre.

Con el total apoyo de ambas familias, estas decidieron su pronta unión en matrimonio. Lo pensaron y decidieron que era lo mejor, aunque en retrospectiva, hace mucho que juraron vivir juntos por siempre.

La boda fue organizada por las madres de los futuros esposos, invitaron a los chicos de Esmeralda y también a la pareja de uno de ellos, Yukina. Tambien invitaron algunos mangakas, asistentes, Yokozawa y su pareja, y por su puesto a la familia entera de la pareja.

Como acto completamente inesperado, Yuu decidió ser el padrino de bodas, diciendo que aunque no pudiese tener el corazón de Chiaki, al menos le haría saber que tendría su apoyo siempre. Y Chinatsu fue la madrina de bodas.

Fue un acto muy hermoso, donde proclamaron que viviría eternamente por el otro… Aunque eso ya lo sabían todos

                                                    ~~~o~~~o~~~

Llegó el mediodía y muchos fueron a tomarse algo de la máquina. Ritsu decidió quedarse un rato en su escritorio y terminar algo pendiente, así tal vez podría ocupar su mente de lo ocurrido en la mañana, su cobardía. Solo quedaba el de los chicos de Esmeralda.

Sintió sueño y terribles ganas de dormir, quería recostarse un momento, pero justo en ese instante una taza de café fue puesta enfrente de él. Levantó su cara y pudo distinguir a Shouta con una sonrisa.

-¿Ya estás cansado? Y eso que no llevamos nada del ciclo – Le señaló el café y se sentó con cuidado de no lastimar su vientre – Tómalo, te lo traje para que espabiles un poco.

Ritsu le sonrió de vuelta y tomó la taza, pero en cuanto la olió un poco la dejó bruscamente en la mesa y puso su mano en la cabeza, un mareo terrible le atacó con solo oler el café. Trató de aclararse y hacer todo lo posible para no vomitar. Unos segundos pasaron y el color le volvió al cuerpo, pero recordó que tenía una mirada sobre él. Se volteó y pudo ver la sonrisa de Kisa.

Poco a poco esa sonrisa angelical se fue borrando de su rostro, hasta tener una cara seria.- Sabia que algo te pasaba

-¿Eh? – Estaba confundido, lo que ocurrió con el café lo descolocó y mas al ver su seria cara.

-Sabes, estos meses me han enseñado muchas cosas. Sé como detectarlo – Volvió a sonreir triunfante. El castaño vió como señalaba su vientre y abrió los ojos de la sorpresa.

-T-Tu…Cómo – Estaba nervioso, su pequeño secreto fue descubierto al instante

-No lo se, tal vez los sentidos son mas agudos con el embarazo.- Alzó sus hombros restándole importancia, viendo la cara perpleja de su amigo.- No olvides que estoy pasando por lo mismo, pude reconocer totalmente tu cara asustada además de ese casancio raro tuyo, normalmente eres el único que logras competir con Takano-san en energía, y ya eso es bastante, Ricchan – Rió un poco, para bajar la tensión.- El café solo era para estar seguro, recuerdo que con solo verlo me mandaba corriendo al baño.

Aun no salía de su asombro, su amigo de verdad era muy perceptivo – Entonces, tu le dirás…

-Tranquilo, no soy nadie para contar tus secretos, pero lo mejor es no ocultarlo. Todos sabemos lo loco que está Takano-san por ti. No te culpará y sé que se alegrará cuando se entere – Le sonrió de forma comprensiva

-Pero será un problema por el trabajo y todo eso – Estaba nervioso y asustado, pero enfrente de él estaba el único que podía aconsejarlo, pues se tenían la confianza

-Es por eso que debes hablar de esto cuanto antes, si tardas mucho no arreglarás nada, solo retrasarás lo inevitable. ¿No? – Tal vez tenía la apariencia de un adolescente, pero en estos casos definitivamente se notaban sus 30 años de experiencia en la vida, Ritsu agradeció completamente ese hecho. Se levantó y lo abrazó, aun estando el peli-negro sentado, solo por unos segundos. Luego tocó el vientre abultado con cariño.

-Deberian estar orgullosos de su mamá – Susurró mirando el vientre.- Se que será una madre excelente.- Y como es Kisa con los cumplidos, se sonrojó inmediatamente.

-S-Si, b-bueno jeje – Balbuceó y luego rio un poco, contagiando al menor. Era hora de enfrentar los hechos.

                                                     ~~~o~~~o~~~

Se acomodó mejor en la silla donde se encontraba. Era muy complicado encontrar alguna posición confortable en una silla tan pequeña. Bueno, para él parecía pequeña.

Tomó algunas propuestas de ventas y se dispuso a leerlas. Pasados cinco minutos buscó otra posición, hasta que suspiró rendido y se levantó sosteniendo con una de sus manos su espalda. Se sentía tan pesado.

Caminó un poco hasta que llegó a la cafetería en el piso de abajo. Vió algunos fritos e inmediatamente le dieron antojos de comerlos. Estaba a punto de hacer la fila, cuando sintió que una mano jalaba su camisa.

-Oni-chan, la doctora dijo que nada de comida frita. Te causará ardor en la barriga.- Le riñó Hiyori imaginándose lo que estaba por hacer el “Oso gruñon”. Aunque no fue tan difícil adivinarle, prácticamente babeaba viendo la vitrina.

Se rascó la nuca nervioso, viéndose descubierto.-Si, claro. Pero ya sabes, los antojos le ganan a la razón.- Yokozawa se alzó de hombros y señaló su vientre de 12 semanas. Hiyori sonrió y se abrazó al vientre, ante la sorpresa y vergüenza del peli-negro.

-¿Cómo está mi hermanito hoy? – Le hablaba a la panza y le daba besos, mientras Yokozawa fulminaba con la mirada a todo que lo viera extraño.

-¡¿Qué miras, bastardo?! – Le dijo a uno de los que quedó viendo fijamente. Este, antes ese grito se asustó y salió huyendo, asi como la mayoría de los que se encontraban en la cafetería. Takafumi era conocido por su mal carácter, pero el embarazo lo multiplica. Era mejor estar lejos si lo hacias enojar en ese estado.

Al ver casi todo despejado el peli-negro suspiró algo más relajado al tener privacidad – Hiyori, no hagas eso mientras estoy en el trabajo.

-¿Cuál es el problema en abrazar a mi familia? No me avergüenza para nada – Siguió abrazando su vientre hasta que le dio un beso más y se alejó con una sonrisa. El peli-negro despeinó un poco su cabello, en signo de nerviosismo.

-Sí, pero aquí es el trabajo, trata de no hacerlo. ¿Si? – La niña infló los mofletes, y luego asintió-A todo esto, ¿Qué haces aquí?

-Mi papá me trajo a su trabajo, pero le dije que yo quería venir a verte y a mi hermanito o hermanita.-Comentó mientras le daba a Yokozawa un sándwich hecho en casa, para que comiera en lugar del frito- Ademas, también puedo ayudarte con algunos preparativos

Yokozawa tomó el emparedado con una sonrisa, tenía mucha hambre y la verdad es que si Hiyori lo hizo entonces sabría bien.- De acuerdo. Ven, te llevaré a mi puesto.

Ambos caminaron hasta llegar al departamento de ventas, donde puso una silla al lado de la suya para que la castaña se sentara. Allí le extendió algunos papeles.

-Me gusta mucho esta decoración, es sencilla y al mismo tiempo especial. El blanco siempre es lindo para una boda.- Señaló una de las fotografías, mientras recibía en respuesta un asentimiento


-¿Verdad que si? Algo no complicado está bien. Pero tu padre tiene otras ideas.- Resopló frustrado recordando los planes de su futuro cónyuge, ante la atenta mirada de la niña.

-¿Ah si? ¿Cómo qué?

Le mostró una de la fotografías de abajo, de las mas coloridas.- Mira eso. El piensa que iremos a una fiesta de niños.- Le señaló sobretodo los globos multicoloridos que estaban en las bancas de la iglesia.

Hiyori lo miró y luego comenzó a reír.- Jaja, muy típico de papá. Comenzó a reír más fuerte, sacándole una sonrisa a Yokozawa.

Luego de pensarlo en conjunto, decidieron contarle a Hiyori sobre su relación. Ella reibió la noticia feliz, pues por fin podría saber lo que se sentiría tener una mamá… Aunque claramente recibió una queja del peli-negro ante eso, sacando risas en ambos Kirishima.

Ella se acercó a su padre, unos días después, diciéndoles que le gustaría que se casaran, pues quería que Yokozawa fuese parte de la familia oficialmente. Ambos lo planearon, y decidieron invitarlo a un restaurante, reservando un salón completo para ellos. Ante el asombro del peli-negro ante tal lugar, ellos solo alegaron que se trataba de la celebración de un logro de Hiyori en la escuela.

Comieron y conversaron casualmente, en ese momento llegó el mesero con una rosa en la bandeja que se la dio al peli-negro. Este esperaba ver el lado posesivo de Zen ante tal acto, pero solo pudo ver su sonrisa mientras le comentaba diferentes cosas que hicieron ambos en el pasado y que le gustaría que hicieran en futuro. Tomó una cajita de su bolsillo y le propuso matrimonio. Yokozawa casi se cae para atrás al recibir la propuesta, mientras Hiyori tomaba fotos, emocionada del momento grabado en su cámara.

No lo dudó y aceptó. Todo iba bien, decidieron preparar la boda con 7 meses de planeación. A los dos meses de ello, ambos se emocionaron un poco y olvidaron protegerse, por lo que se enteraron de su embarazo dos semanas después.

Lo pensaron y tomaron la decision de casarse en el tiempo que habían dicho, aunque para ese momento Takafumi tuviese una gran tripa por tener 5 meses de gestación.

Asi decidieron que Hiyori también seria parte, pues ella era de las que más ayudaban. Ya se sentían una familia, y justo ahora un nuevo miembro estaría con ellos… Y el también saldría en la foto de boda, aunque dentro de una abultada barriga.

                                                      ~~~o~~~o~~~

El profesor terminaba de criticar algunas pinturas de sus compañeros. Como siempre, era muy duro con su forma de evaluar. Aunque en los últimos meses no había recibido críticas tan malas como las que antes recibía. ¿Tal vez porque estaba inspirado?

-Chicos, en dos meses será el final del semestre. La última exposición será de tema libre. Inspírense en lo que quieran. No quiero trabajos mediocres como los de hoy – Declaró tajante lo último viendo el aura depresiva de muchos de los artistas.- Es todo, buenas tardes.- Y asi se fue del aula.

Yukina se dirigió a los baños para ponerse nuevamente su ropa y terminar de quitar el óleo de su cabello y manos. Se fijó en su reloj, ese dia no tenía turno en el trabajo y Kisa salía del trabajo en una hora, más temprano de lo que realmente estaba acostumbrado.

Tenía un poco de tiempo antes de ir casa, asi que comenzó a caminar un rato. A unas cuantas calles de la universidad divisó una pequeña tienda. Era una tienda de cosas para bebés.

Ahora que caia en cuenta. ¡Ellos no les habían comprado ni un calcetín a sus bebés! Sabía que aún faltaba tiempo, pero debía como mínimo ir arreglando su llegada y no dejar todo a última hora. Vió su cartera, tenía algo de dinero extra. Debia comprar asi sea algo de chupones y biberones.

-H-Hola, ¿L-Le ayudo en a-a-a-algo? – Hablaba nerviosa la chica que atendía a la clientela al ver a tan guapo chico. El castaño, ya acostumbrado, le sonrió solo logrando que la chica se sonrojara más.

-Si, por favor. Me gustaría comprar algunos biberones, chupetes, cosas esenciales.- Le sonrió como todo príncipe. La chica asintió y le pidió que lo siguiera. Hubo unos segundos de silencio, mientras la chica se debatía si debía preguntar o no, lo que se le pasaba por la mente

-P-Por cierto.- Trataba de hablar la chica mientras Yukina le prestaba atención, aun siguiéndola.- Es algo joven, ¿viene a comprar algo a algún familiar?

La chica le mostró el corredor, donde se encontraba lo que el castaño pedía, mientras esperaba la respuesta. Sinceramente esperaba un sí. Vio que al guapo príncipe le salían flores al sonreír, y hasta se sonrojaba un poco, se le notaba la emoción.

-Es para mis bebés. Mi pareja está esperando mellizos. Serán un amor~ – Hasta se le podían ver corazones desprendiendo con cada palabra que decía, sin ser consciente de la cara decepcionada de la chica. Normalmente se fijaría más en no lastimar los sentimientos de las chicas que son atraídas por él, pero de solo pensar en su peli-negro y su barriguita, donde estaban los dos frutos de su amor, simplemente no se podía controlar.

-Bien, pues… Aquí están las cosas que solicitaba. Si necesita algo más, no dude en llamarme – Se retiró con un aura depresiva. Tal parece que ya el castaño está ocupado por otra… U otro

Kou miraba muy ilusionado las cosas que tenía enfrente, eran tan lindas y ya se imaginaba a sus pequeñines con todas ellas. Miró hacia otra sección y se encontró con choches y cunas. Eran algo caras, pero sabía que su billetera no se quejaría si gastara todo lo que ganó en el mes solo en cosas infantiles.

El problema, es que aún no sabía los sexos. Y sinceramente no se le antojaba comprar cosas unisex, podía parecer un tonto padre primerizo, pero si tenía una nena quería comprarle cosas rosas y pomposas. Y si tenia un niño quería cosas azules, autos. Su madre y sus tontas ideas de querer sorprenderse despues

Suspiró, debía conformarse con comprar lo que tenía pensado desde un principio. Aunque se emocionó un poco y terminó comprando unos 8 biberones con la tapa de diferentes colores cada uno, unos cuantos chupetes y tres peluches pequeños. Mientras pagaba, su celular sonó. Era Kisa

-Hola, Shouta-san – Le hablaba con un cariño diferente de lo que hizo con la empleada.- ¿Qué ocurre?

-¿Hoy tenías clase hasta tarde? Creí que salías temprano, Pero no te encontré en casa.- Recibió las bolsas y luego miró sorprendido el reloj. ¿Tan tarde era que ya el peli-negro estaba en casa? No creyó demorarse tanto.

-Lo siento, es que me entretuve comprando algunas cosas de camino.- Salió de la tienda y se dirigió al metro.- Tu vieras lo que le compré a los bebés.

-¿Ah? ¿Fuiste a una tienda de bebés? ¿Y no me dijiste? – Le hablaba algo molesto.

-¿Qué tiene de malo, amor? No les hemos comprado nada.-

-Es que… Pensaba que esperaríamos a tener una nueva casa y luego compraríamos todo. Pero tú te adelantaste. Eres un injusto.- Yukina sonrió, realmente era muy lindo. Suponia que ahora estaría haciendo un puchero, mientras interiormente regañaba sus hormonas de embarazo por ser tan sentimental

-Bien, entonces cuando ambos estemos libres vamos juntos ¿si? Aunque debemos ir con la doctora. De verdad quiero saber qué son.- Escuchó una pequeña risita del otro lado

-Tu mamá dijo que quería que fuese sorpresa, ¿Recuerdas?

-Pues que se haga otro hijo y se sorprenda ella. Este fin de semana vamos a verlos, ¿Vale? Yo hablaré con ella luego.- pagó el tiquete y esperaba que el metro llegara.

-Esta bien, pero mas te vale no haberles comprado ropa, eso lo quiero hacer yo.

-Claro, claro. Nos vemos luego, te amo

-Yo también.- Colgó el celular y se fue directo a casa. Tenia una gran sonrisa en su cara. Oh si, tal vez de aquí venia su inspiración

Notas finales:

Bueno, espero les haya gustado el capitulo, dentro de poco estará el siguiente capitulo. Espero sus comentarios~


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