La brisa acariciaba su rostro invitándolo a despertar; abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue aquella oscura habitación; volteo la vista en dirección al pequeño reloj que se encontraba al lado suyo, este marcaba las 5: 00 am, por lo que aún sintiendo sueño se levantó
Recogió su espacio y salio de aquel pequeño cuarto, aun estaba oscuro afuera por lo que encendió la luz; miro arriba de las escaleras, aquel lugar se veía tan lúgubre ante sus ojos ¿cuanto mas tendría que soportar? Se preguntó; apenas hace un mes había cumplido los 15 años y estaba seguro que al cumplir los 18 escaparía de aquel sitio; considerando el tiempo que llevaba en ahí, 3 años más no eran muchos, solo debía ser paciente; siempre trataba de calmarse diciendo aquéllo, aún cuando era consciente que la realidad era distinta
Se dirigió a realizar sus deberes diarios o si no sería castigado, suspiro al ser consciente de que no importaba si lo hacia todo bien o no, el castigo llegaría de todos modos; cerro los ojos por un leve momento y en seguida vino a su mente los ojos rojos de su nuevo compañero... ese chico... no entendía bien el sentimiento que vino a el al verlo, era como si presintiera algo... ¿algo bueno?... suspiro nuevamente
Era tonto tener falsas esperanzas, a penas lo conocía y no cruzaron más de unas cuantas palabras, tal vez este sentimiento era porque de todas las personas que conocía, era el único que aun no era su enemigo y que aun no lo juzgaba; tal vez no lo hacía porque no sabía quien era su padre y porque no era consciente de quien era él ¿cuanto tiempo duraría antes de ser uno mas del montón? Antes de señalarlo y juzgarlo como lo hacían todos, sin tener la mínima idea de lo que en verdad era su realidad... pero era así, la gente solo ve lo que quiere ver y juzgan a los demás tan solo por lo que ven por fuera, por lo que parece... o guiados por lo que dicen otros
Siempre supo que lo conveniente para él era estar alejado de todos, no importaba no poder defenderse de las falsas acusaciones, lo que el en verdad quería era no tener que dar explicaciones a nadie, porque sabía que aun si lo hacia de todos modos nadie le creería... y eso incluía también a aquel chico. Miro en dirección a la ventana, el cielo estaba nublado, hoy al igual que ayer sería un día frió
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El ruido del despertador lo sacó de su sueño, sentía la brisa en la espalda por la posición en la que estaba; la anoche anterior no lograba conciliar el sueño y por lo tanto espero el amanecer mirando por la ventana, no fue consciente cuando el sueño lo venció y termino durmiendo encima de su escritorio
Se levantó y se dirigió al cuarto de lavado, en verdad necesitaba una ducha caliente para salir de ese frió y no pescar un resfriado, se abrigo y bajo al comedor, aquella rutina era una costumbre ya; sin embargo a lo que nunca se acostumbraría era a aquel sitio, no le agradaba nada de ahí, ni el clima, ni su casa, ni las personas. Tras ese pensamiento vino la imagen del chico de ojos azules a su mente ¿el era la excepción? Se preguntó de inmediato antes de parar en seco; no sabía nada de ese chico, solo su nombre y que al parecer no se llevaba bien con nadie ¿porque debería de agradarle ? Claro que no lo hacía, pero aquello no significaba que no había llamado su atención, tal vez ese chico era lo único interesante de ese lugar; lo malo era que no lo era del modo en el que a él le hubiera gustado
No pensó más y siguió su camino, llegó al comedor y la escena que presencio era una muy grata para su vista; su padre cargaba a su madre en brazos y ella lo abrazaba riendo, parecían dos niños jugando. Ciertamente eran una familia feliz y unida a pesar de todos los problemas; si no fuera por esa maldita mudanza consideraría su vida perfecta, tal vez solo era cuestión de tiempo antes de acostumbrarse; pero ciertamente había algo que le era muy desagradable en esa ciudad, sentía un peso en el pecho desde que llegó que no desaparecía ¿qué era? Decidió que lo mejor era dejar de perturbar la paz de su familia, ya era tiempo de que empezara asimilarlo todo
Esa mañana el desayuno paso tranquilo, no quería convertirse en un dolor de cabeza para sus padres, ellos ya tenían muchos problemas y se suponía que en esta nueva ciudad se alejarían de ellos; el ascenso de su padre era lo mejor que les pudo haber pasado, aun cuando el no sintiera la dicha de ello
Llegó a su salón y se dirigió a su asiento, pudo notar que su peculiar compañero aun no había llegado, considerando lo que dijo la maestra el día anterior, al parecer era el típico estudiante que siempre llegaba tarde
-hola...- escucho saludar a un compañero detrás suyo, al darse vuelta para observarlo pudo notar que era uno de los que murmuraba cosas sobre el chico ojiazul el día anterior
-hola...- saludo también de un modo serio, no le agradaban personas de su tipo, pero sentía curiosidad del porque se había acercado a hablarle
-tu eres el chico nuevo ¿no? Ayer no tuve tiempo de presentarme, me llamo Kenishiro Takeru...- hizo una reverencia en modo de respeto
-yo soy Kurogane sowa...- correspondió el moreno a la presentación, sin embargo el lo hizo de un modo serio y sin moverse de su sitio- ahora dime ¿a que has venido?
Con lo último el joven se sorprendió, no esperaba que ese chico fuera tan directo...- bueno, ciertamente vine a prevenirte, es como un código que tenemos aquí, ayer te saliste del salón antes de que alguien pudiera hablarte por lo que no hubo tiempo, así que decidí aprovechar ahora
El moreno escuchaba las palabras del otro, se sentía molesto al presentir que esa conversación se dirigía al chico rubio, no entendía porque pero le disgustaba; siempre había odiado el chisme y la hipocresía y ahora mismo se sentía rodeado de eso; pero aun así quería escuchar aquella conversación
-¿y sobre que me quieres prevenir?...- preguntó sonando calmado
-bueno, es sobre el chico rubio que se sienta junto a ti...- y ahí estaba cumplido el presentimiento que tenía
-¿qué hay sobre el?
-bueno, lo primero que debes saber es que es una mala persona, acá hay una regla y es de no hablarle ¿como lo digo? Tratamos simplemente de no involucrarnos con el. A pesar de los esfuerzos que hemos hecho por sacarlo de este instituto no podemos lograrlo por la influencia que el tiene; su padre es un empresario multimillonario y muy respetable, el señor Flowring, seguramente lo conoces
El moreno abrió los ojos un instante ¿conocer a ese hombre? Claro que si, era el jefe de su padre y sin duda alguien por demás respetable, no imagino que ese chico fuera su hijo...- si lo conozco
-bueno, sabrás también que el tiene dos hijos y que son gemelos, uno es Yuui, un joven amado y admirado por todos, además es el modelo principal de la compañía de su padre, alguien por demás amable y gentil; el otro es Fye, el chico que se sienta al lado tuyo, el es la oveja negra de su familia, es una escoria, hay rumores muy feos sobre él de las cosas malas que el hace... con hombres....- el moreno se sorprendió y se enfado con lo último, sentía ganas de callar a ese sujeto de un golpe, y también de golpearse al el mismo por la necesidad que le surgía de escuchar mas ¿porque debería meterse en la vida de otro?-- su padre no puede hacer mas que intentar corregirlo-- continuo su compañero-- y para enseñarle un poco de humildad lo inscribió a esta institución, por eso el estudia aquí mientras su hermano lo hace en el instituto más prestigioso del país. El nunca habla con nadie y no niega nada de lo que se rumorea, por eso no hay duda de que todo lo que se escucha es cierto, a menudo se lo ve con golpes, dicen que eso es porque también se mete en drogas y en peleas callejeras, hay quiénes incluso dicen que es el amante del profesor de ingles; es un chico por demás odioso, vergonzoso y problemático; por eso a pesar de que no podemos sacarlo de aquí lo hacemos de lado...- concluyo, logrando que el moreno empezara a apretar los puños
-¿y porque me cuentas todo eso?...- preguntó tratando de sonar calmado; en verdad que odiaba a tipos como él, que se metían en la vida de los demás sin comprender nada realmente ¿quien se creía que era para juzgar a alguien?
-tu eres nuevo aquí, pensé que deberías saber todo eso antes de involucrarte con ese chico, es una furcia maldita, mi concejo como amigo es que no te acerques demasiado a él o podría irte muy mal...- habló nuevamente ese sujeto, soltando palabras sucias, mientras la paciencia del de ojos rojos se iba agotando ¿que era una regla no hablarle? ¿Qué había rumores? Dijo que ese chico no negaba nada, pero eso no quería decir que afirmara todo lo que decían ¿como podían conocer como era en realidad si no se acercaban a el? Si lo único que hacían era señalarlo he insultarlo; y aun en el caso de que en verdad todo fuera cierto ¿que importaba? ¿En que les afectaba eso? Era absurdo juzgar a otra personas sin saber sus motivos o la razón de porque actuaba así, y más si no había nada mas que el ruido y el silencio que lo confirmara; podía escuchar también los murmullos que comenzaba a propagarse nuevamente en el salón, hablaban de aquel chico, como quien habla de una rata apestosa, era molesto
-no eres mi amigo...- respondió al fin, sorprendiendo con eso al otro- dime ¿el te a dañado a ti directamente?
Ante la pregunta su compañero guardo silencio por un momento antes de responder
- no, nunca lo ha hecho
-¿y porque tu si lo haces? ...- eso lo confundió un poco ¿a que se refería?
-yo nunca le he hecho daño, no me ensuciaría las manos con un ser tan asqueroso como él...- respondió seguro, y enseguida fue callado por un golpe del moreno, la paciencia se había marchado, y en su lugar quedaba un enorme enojo; aquello sorprendió a el joven tanto como los ahí presentes
-escucha...- lo sujeto del cuello-- no me interesa nada de lo que tengas que decir, ni me importan tus concejos; así que puedes guardar tus comentarios para ti mismo. Si te vuelvo a escuchar insultándole, o si vuelves a hablarme de el con malas intenciones, te aseguro que no podrás reconocerte, y es lo mismo para todos...- concluyo soltándolo y mirando a los demás que tan solo guardaron silencio mirándolo sorprendidos, voltearon la vista al frente y se quedaron callados; el moreno trato de calmarse y esperar a que tocara la hora de entrada
Las clases daban inicio, y el profesor explicaba unos ejercicios en la pizarra; el ojirojo miraba de ves en cuando a su lado izquierdo y contemplaba aquel sitio vacío, al parecer ese chico hoy llegaría más tarde que el día anterior. No paso mucho tiempo hasta que por fin la puerta fue tocada
-pasa...- ordeno el profesor, por lo que la puerta se abrió, y tal como lo imagino, era él
-siento llegar tarde...- se disculpo del mismo modo que el día anterior; al verlo le era difícil creer que todo lo que ese tipo le dijo sobre el ojiazul fuera cierto, y también era dificil de creer que alguien como el se hubiera ganado tanto odio
-esta bien, pasa y toma asiento...- hablo el profesor nuevamente, por lo que el menor acepto y se dirigió a su lugar, pudo notar las miradas clavarse en el, aquello lo ponía un poco nervioso; estaba acostumbrado a ellas pero esta vez parecían un poco distintas, tal vez había ocurrido algo en su ausencia; no pudo evitar creer que quizá el chico nuevo tendría algo que ver. Llego a su lugar y vio de reojo al moreno, se preguntaba cuanto habría cambiado de ayer a hoy. El pelinegro por su parte también lo observaba disimuladamente, ahora sentía mas curiosidad por saber sobre él
La hora del recreo llegó, y como era su costumbre guardo sus cosas y salio del salón ante la atenta y silenciosa mirada de su nuevo compañero, y también la de los demás. Se dirigió a la azotea y saco su cuaderno para empezar a hacer lo que siempre hacía en su hora de descanso; no paso mucho hasta que el moreno se apareció nuevamente en ese lugar; al verlo se sorprendió, y también se sentía un poco asustado
-hola...- saludo esperando lo peor por parte del otro, ya había vivido algo similar anteriormente; los compañeros que eran nuevos siempre lo visitaban un día o dos después de conocerle, y normalmente era para insultarlo o amenazarlo de algún modo. Sin embargo esta vez contrario a lo que imagino, el moreno tan solo se sentó en el mismo lugar que el día anterior y lo miro fijamente
-¿hay una razón por la que siempre vengas aquí?...- preguntó en respuesta a su saludo
-es un lugar tranquilo, nadie viene aquí porque estoy yo, y eso me favorece, así puedo evitar escuchar todo lo que hablan de mi...- respondió sonando calmado. El ojirojo por su parte se le quedo viendo seriamente, eso lo ponía un poco nervioso
-¿no te molesta todo lo que dicen? ¿Algo de eso es verdad?...- el chico de ojos azules se le quedo viendo por un momento antes de responder a sus preguntas, no sabía porque ese chico se interesaba en sus asuntos
-la verdad mientras no este presente para escucharlos no me importa nada de lo que digan, y eso es porque solo son rumores, no tiene importancia lo que ellos crean si no es verdad
El moreno de algún modo se sintió tranquilo al escucharlo, aquello era una negación por parte del ojiazul, por lo que sentía que esas palabras tenían mas peso que las anteriores-- sin embargo...- lo escucho continuar— la realidad es mucho peor a lo que ellos dicen, yo soy peor persona de lo que ellos creen que soy; por eso es mejor que les hagas caso y te mantengas alejado de mi...- y lo último lo sorprendió; pero aún así, no entendía la necesidad y el sentimiento que lo invadió al escucharlo decir aquello. Sentía la necesidad de protegerle y de alejarlo de esas sombras negras que lo tenían rodeado
Su nueva vida apenas comenzaba, y ya se veía envuelto en un problema; pero aun así algo era seguro, no se alejaría de aquel chico, hasta descubrir todo lo que guardaba.