Era una noche tranquila en el castillo Pacto de Sangre, las estrellas eran dignas de admirar y la luna iluminaba todo con su tenue luz. Yuki, se encontraba paseando por las galerías del castillo pensando algún plan para sacar del medio a esa arpía de Sayumi. Aunque no se le ocurría nada, necesitaba inspiración. En esos momentos extrañaba la presencia de Hibino-san y Amano-san, que a pesar de ser unas panaderas un poco (demasiado) locas, siempre estaban ahí para ella y le intentaban ayudar.
- Quizás debería pedirle ayuda a Cheri-sama, por lo que pude ver ella tampoco quiere a esa zorra.
En ese momento la pelinegra escuchó un sonido que le llamó la atención.
- ¿Podría ser…?
A los pocos segundos comenzó a sonar una suave melodía. La chica intrigada se dirigió hacia el origen de aquella melancólica música y se encontró con una escena que podría haber sido sacada de un cuento de hadas. Un apuesto joven tocaba el violín a la luz de la luna, justo al lado de la fuente por la cual ella había llegado a este mundo. El muchacho poseía ojos dorados como el oro y el cabello corto aunque un poco alborotado de un tono rojizo oscuro, su cuerpo era musculoso pero no exageradamente y parecía medir un poco más de 1,80 m.
Se quedó mirándolo embobada por la belleza que desprendía la escena, y no fue hasta que el chico la vio a los ojos que ella se dio cuenta de que había quedado como una idiota/babosa. Aunque ese pensamiento se esfumó de su mente apenas vio una sonrisa formarse en los labios de aquel pelirrojo.
- ¿Nunca le dijeron que las jovencitas no deberían estar merodeando por ahí a altas horas de la noche?
“Madre mía…hasta su voz es sexy… ¿p-pero qué? ¡Yuki deja de pensar en cosas pervertidas! Contrólate y deja de mirarlo de arriba abajo.”
- Mmm no. Además, se supone que tú tampoco deberías estar aquí o ¿me equivoco?
- Touché. Por cierto, me llamo William, puedes decirme Will si lo prefieres. – Dijo acercándose a la chica y extendiéndole la mano –
- Un placer, mi nombre es Yuki. – Con una sonrisa amable en su rostro la pelinegra estrechó la mano del pelirrojo y en ese instante pudo sentir como su corazón dio un vuelco, miró al chico a los ojos y tuvo la sensación de haberlo visto antes –
“Pero eso es imposible, lo acabo de conocer…”
Como en una especie de trance ambos se sostuvieron la mirada, la pelinegra podía notar que había algo más en los ojos de Will pero no podía descifrar qué.
Unos segundos después el pelirrojo rompió el silencio y se ofreció a acompañar a la chica devuelta a su habitación, oferta que Yuki aceptó, y a pesar de que caminaron en silencio, fue un silencio reconfortante.
Al llegar a la puerta de la habitación, se despidieron con una sonrisa y un formal “buenas noches.”
Y por primera vez en mucho tiempo, la chica se durmió con una sonrisa en el rostro.
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A la mañana siguiente se despertó con el sonido de las sirvientas tocado su puerta, avisándole que el desayuno estaba listo y dejándole un vestido modificado de Cheri-sama para poder vestirse.
Una vez arreglada la pelinegra bajó a desayunar. En la mesa se encontraban Yuri, Wolfram, Greta, Conrad, Cheri-sama, Gwendal, Günter y para su desgracia Sayumi. La peliverde se encontraba demasiado pegada al Maou, tanto que parecía una sanguijuela. Wolfram comía su desayuno sin levantar la vista de su plato y Greta miraba con odio a la prometida de Yuri. Cheri-sama se mantenía al margen pero se podía notar que aquella escena no le gustaba para nada.
En un momento del desayuno, una de las sirvientas fue a buscar más vino para servirle a Cheri-sama pero en su lugar apareció el enigmático pelirrojo de la noche anterior.
Sus miradas se cruzaron mientras la pelinegra observaba cómo el muchacho le servía el vino a la anterior Maou, lo que no pasó desapercibido para ésta, quién sonrió.
- Yuuri…
- ¿Sí Cheri-sama?
- ¿Por qué no le muestras a Yuki-chan los alrededores del pueblo? Mi Wolfy puede acompañarlos junto con Conrad para mayor seguridad.
- Claro, es una estupenda idea. ¿Qué te parece si vamos esta tarde Yuki?
- Me encantaría Yuuri.
- ¿Puedo ir? – La peliverde miraba a su prometido con una sonrisa –
“AH NO. Ni lo pienses maldita”
- Sayumi-san, ya que es la prometida de Yuuri, me imagino que tiene los conocimientos necesarios para ser la esposa del Maou y así ayudarlo a gobernar Shin Makoku. De lo contrario Günter sería un excelente tutor, no hay nadie que sepa tanto de la historia de Shin Makoku como él. Es más, ¿por qué no empiezan con las lecciones hoy mismo?
- Esa es una gran idea Yuki y así Lady Amsel podría comprender mejor a la gente del pueblo. – Wolfram miraba a la pelinegra con una sonrisa que demostraba complicidad –
Luego del desayuno, Sayumi fue secuestrada por Günter para comenzar con las lecciones. Yuki sonrió con satisfacción al igual que Wolfram y aunque no lo hayan notado, Cheri-sama.
- Yuki-chan, ¿puedo hablar contigo a solas?
- Por supuesto, Cecilie-san.
Ambas se retiraron al igual que Gwendal, Conrad y Greta, dejando al Maou y a Wolfram solos. Ambos incómodos ya que no sabían si decir algo o no, o qué decirse el uno al otro. Luego de unos segundos de silencio…Yuuri decidió hablar.
- Nee Wolf… ¿has podido hablar con Greta?
Wolfram suspiró con tristeza.
- Al igual que a ti, ella me ignora.
- Ya veo…supongo que Sayumi no le cae bien.
“¿Y a quién si?” pensaba el rubio con una gota resbalándole en la cabeza al mejor estilo anime.
- Wolf…me gustaría que siguiéramos siendo amigos. El hecho de que se rompiera el compromiso no significa que te odie o que no me importes. Además algún día tenía que pasar, somos hombres y ambos sabemos que fue un compromiso accidental gracias a mi ignorancia de las costumbres de Shin Makoku.
Las palabras del pelinegro se clavaban como puñales en el corazón del rubio.
- ¿Quieres decir que nuestro compromiso fue un error desde el principio? ¿Nunca hubieras querido casarte conmigo?
- W-Wolf… estoy seguro de que encontrarás a alguien especial a quién amar.
- Yo ya amo a alguien. Pero ese alguien partió mi corazón.
El rubio ya cansado y sin ganas de seguir escuchando a su ex prometido comenzó su camino hacia la puerta para poder retirarse.
- Wolf ¡espera!
El pelinegro tomó del brazo a Wolfram impidiendo que éste saliera de la habitación. El rubio volteó a ver a su ex prometido y le sostuvo la mirada, entonces pudo notar algo. Los ojos de su amado tenían un brillo extraño.
“Esa mirada…es como si hubiéramos vuelto el tiempo atrás antes de romper el compromiso.”
Yuuri por su parte observaba al ojiverde, pudo notar tristeza en esos orbes esmeraldas y por alguna razón su corazón se retorció. No le gustaba ver a Wolfram así de triste, en el fondo se odiaba a sí mismo por haber arruinado la felicidad de su mejor amigo.
Sin darse cuenta el Maou se fue acercando al rubio…
- ¿Y-Yuuri?
…hasta que sus bocas quedaron a casi milímetros de distancia, miró a Wolfram a los ojos y se perdió en ellos. Se quedaron así por unos segundos hasta que el rubio notó que ese brillo había desaparecido y su ex prometido lo soltó alejándose de él automáticamente.
Ahora ambos tenían las mejillas teñidas de un rojo carmesí.
“¿Qué estuve a punto de hacer? Yo amo a Sayumi…entonces ¿por qué tenía ganas de probar los labios de Wolfram?” pensaba para sus adentros el pelinegro, para cuando elevó la mirada…Wolfram se había ido.
A unos pasos del comedor, el ex príncipe consorte se encontraba casi corriendo hacia su habitación. Una vez llegó se tiró en la cama.
“Ese brillo en sus ojos… ¿lo habré imaginado?”
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Mientras tanto en la habitación de Yuki, se encontraban la pelinegra y Cheri-sama, charlando e intercambiando ideas para crear el plan perfecto para deshacerse de la arpía.
- Yuki-chan debo admitir que eso de hacer que Günter le dé una clase de Historia, fue muy buena idea.
- Fue gracias a la intervención de Wolfram que mi plan funcionara, después de todo Yuuri valora su opinión.
- Eso es cierto. Lo que no entiendo es por qué anuló el compromiso con mi hijo. Ellos parecían felices.
- Para mí esa arpía de Sayumi tiene algo que ver. Un compromiso no se anula de la noche a la mañana y sin razón alguna.
Cecilie cambió de tema y siguieron formulando distintos planes hasta que uno fue bastante convincente. Después de eso, Cecilie se retiró hacia sus aposentos. En el camino no pudo evitar pensar en lo mucho que Yuki se parecía a la hija fallecida de su mejor amiga Scarlet, Clarissa Von Bellendier.
- Supongo que por eso llamó la atención de Will. – sonrió – Bueno, esperemos que ese chico por fin encuentre un nuevo amor y deje de sufrir en silencio.
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La tarde pasó de forma rápida para la pelinegra, quién se divirtió mucho durante el recorrido, principalmente cuando unos niños confundieron a Wolfram con una chica.
Ahora se encontraban cabalgando a través de un pequeño bosque, la chica alcanzó a ver un pequeño lago y poniendo como excusa el estar cansada, todos decidieron tomar un descanso. Ataron sus respectivos caballos a unos árboles que quedaban cerca del lago y se sentaron a descansar. La pelinegra fingía estar atando su caballo (cosa que ya había hecho) pero en realidad mientras los demás estaban distraídos estaba aflojando las cuerdas del de Yuuri. Luego sacó un alfiler (cortesía de Cecilie-san) de su manga y le pinchó el trasero al caballo. El pobre animal soltó un alarido de dolor mientras que Yuki gritó asustada y cayó al piso. Antes de que alguno pudiera reaccionar el caballo ya había salido galopando lo más rápido que podía.
- ¡Yuki!
Tanto Yuuri como Wolfram corrieron hacia donde estaba la chica para ver si estaba bien, la cual sin que nadie la viera ya había escondido el alfiler. La pelinegra agradecía el haber pertenecido al club de teatro de la escuela. La verdad es que su actuación había sido bastante convincente, después de todo… ¿Qué tan difícil es fingir ser una damisela en apuros?
- Yuki ¿estás bien? ¿El caballo de Yuuri no te hizo daño?
- Estoy bien gracias, Wolfram.
El rubio ofreció su mano a la pelinegra para ayudarla. Mientras Wolfram ayudaba a Yuki, el Maou comenzó a sentir una especie de opresión el pecho… celos aunque claro él no era consciente de aquello.
- No entiendo por qué el caballo de heika reaccionó así. Pero de seguro llegará al castillo.
- Es lo más probable así que no hay nada de lo que preocuparse Gwendal. Por otra parte, Yuuri tendrá que cabalgar en el mismo caballo que Wolfram. – Conrad sonreía ya que sabía de antemano el plan que Yuki había ideado con su madre, después de todo su madre se lo había dicho para que él también fuera cómplice –
Al escuchar eso Wolfram quiso protestar pero se contuvo. Yuuri por su parte, no veía el problema, ya que no iba a ser la primera vez que cabalgarían juntos.
Luego de la conmoción, se sentaron junto a la orilla del lago a descansar.
- Nee Yuki.
- ¿Sí Yuuri?
- ¿No tienes apuro en volver a tu hogar?
- ¿Me estás echando? – Dijo la pelinegra con una sonrisa –
- ¿Qué? ¡N-no! – El Maou se puso nervioso ya que la chica había malinterpretado su pregunta – Quiero decir… ¿no extrañas a tu familia?
- Así que sí me estás echando. – La pelinegra seguía sonriendo –
- ¡Que no! ¡Arg! ¡Me rindo! – El Maou decidió dejar de preguntar ya que la chica no lo había entendido o eso creía él –
Wolfram, Gwendal y Conrad creían más bien que la chica estaba evitando el tema. Se miraron entre los tres y decidieron guardar silencio pero Wolfram no iba a quedarse de brazos cruzados, si la chica iba a ayudarlo, entonces tenía que conocerla mejor para así poder confiar mejor en ella.
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Desde su habitación una irritada peliverde (que por fin había podido librarse de Günter) observaba por la ventana cómo Yuuri se bajaba del mismo caballo en el que se encontraba Wolfram.
- Maldita Yuki… lo planeó todo. Me sacó del medio para así hacer que ese idiota se quedara a solas con MI Yuuri. Aunque… pensándolo bien, no importa. Porque mientras el Maou esté bajo mi control…sólo va a poder amarme a mí. – Soltó una pequeña risa – Sólo espera mi querida Yuki Kurohana, cuando me convierta en la reina de Shin Makoku, te mataré de la forma más lenta y dolorosa posible.
En ese momento la peliverde empezó a reírse malévolamente.