Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

UN ANGEL ENCADENADO por Starfugaz

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento la tardanza pero hoy, si pude actualizar nwn.

 

 

 

TREGUA ROTA

 

EN EL CASTILLO

Aomine no podía quitarse de la mente, las últimas palabras de ese pets. ¿Cómo podía acusarlo de esa forma? ¿Condenarlo  a él y a sus demás amigos de haber roto el tratado? Ver esa mirada fiera en esos ojos dorados de ese omega, sobre su cuerpo, acusándolo, condenándolo como la peor escoria del mundo, solo logró  que naciera en su interior una furia casi asesina sobre ese perrucho, con aires de superioridad que hizo lo que ninguno de sus guardias, ni entrenadores pudo. Le hizo morder el polvo cuando escapo, aun cuando le doliera admitir y solo lo haría en su mente ese Pet, tenía una habilidad de pelea impresionante pero solo tenía una duda, hubo un momento en la batalla que juraría que copio uno de sus movimientos ¿Cómo lo pudo hacer? Era un misterio pero que lo averiguaría lo haría pero sería en un futuro lejano, ahora su prioridad era entrena para ser el mejor en batalla.

 

—Son unos cobardes los de tu tipo, hombres que se creen Dios, que hacen actos tan atroces, tu gente nos roba, roba a las crías para hacerlos esclavos, nosotros robamos porque no tenemos opción y tú me decís, TE ATREVES A DECIR QUE NOS VENDEMOS POR QUE LO DESEAMOS. Muchos no tenemos opción, ustedes sean encargados de robarnos nuestra libertad, esclavizarnos como animales—”

El príncipe sacudió violentamente su cabeza al recordar esas palabras cargadas de odio, furia, rencor, dolor de ese Pet. ¿Pero debía ser mentira de ese omega,  verdad? Si bien era cierto que detestaba a esos pulgosos híbridos, no ordenaría arrebatar niños. ¡NIÑOS! por Dios no haría algo tan bajo, ni él, ni sus amigos arrebatarían del seno seguro a unas crías, del calor de sus padres en especial del calor que solo una madre puede dar,  entonces, porque ese tipo le dirigió esa mordaz palabras. Lo dijo con tanta convicción que le hizo dudar por un momento pero su consejero real nunca, ocultaría algo tan grave como era ese tema. La ley era clara todo Pet que estaba en total uso de la razón podía optar por perder su libertad para convertirse en un esclavo pero jamás se meterían con unos bebés.  Frustrado como estaba dio un fuerte golpe al saco, destrozándolo en el acto pero no solo era ese tema de los niños sino que el tipo, un simple omega rechazo su propuesta.

 

—Eres un maldito imbécil, de verdad crees que venderé mi libertad, y más por un chico mimado como tú—“

Lo había rechazado a él que tanto féminas como omegas se inclinaban, incluso besaban el suelo por donde pisaba para tener una oportunidad, una sola para compartir la cama con él y un simple pulgoso se negó a su proposición sino que le dio una lluvia de ataques con esas garras, pero aun contó todo eso no podía quitarse de la mente, la piel blanca, el cabello dorado al igual sus ojos en especial esos últimos tan llenos de vida, tan únicos, dos gemas únicas y raras de verla por lo cual debían ser de él a como diera lugar pero no solo deseaba monopolizar esa mirada, deseaba ardientemente que el mismo Pet se doblegara a su porte, que él mismo caerá en sus encantos, no deseaba obligar sino su orgullo, como saber qué cosa, algo desconocido para él, una sensación que estaba naciendo en su interior, una chispa de saber que, quería, obligaba a su mente que el mismo Pet se entregara. ¿Entregara qué? Ni el mismo lo sabía pero quería sentir nuevamente esa intensa mirada sobre él.

“—atrévete acercarte y veras lo que pueden hacer estos colmillos de bebé en tu cuerpo, si llego a morderte—“

Era inútil, seguir haciendo lo que estaba haciendo,  aunque entrenara por tres días consecutivos, su mente no estaba enfocada, ni muchos menos estaba concentrado, con una mando detuvo el saco  de boxeo, para mirar un punto cualquiera de la habitación ¿Qué le estaba pasando? Ni en sus noches locas, estuvo pensando tanto en una persona pero con ese Pet, era imposible dejar de pensar en él, era como saber que no debes tocar esa fruta prohíba porque te volverías dependiente de ella, de desear probarla y no te detendrías hasta que te saciarás completamente pero jamás estarías satisfecho son de esas adiciones que no se pueden evitar caer una y otra vez, hasta el fin de los tiempos, se dirigió a su bolsa para tomar una botella de agua fría y refrescarse, molestó tomo una toalla la cual utilizó, para limpiarse el sudor de su frente para mascullar por lo bajo, él dejaría de pensar en ese encuentro, Aomine Daiki no rogaba por nadie, ni muchos menos pensaría que alguien era tan bueno para convertirse en una adicción con pasos seguro se dirigió  donde estarían todos sus demás amigos.

 

/////*****/////

Alex se recostó en la pared con los brazos cruzados, su mirada estaba fija en Kagami con Murasakibara ambos estaban enfrente, uno con la mirada encendida a la hora de una batalla, con el fuego de lucha recorrer sus venas, al contrario del otro que solo suspiraba aburrido, con una bolsa de frituras en sus manos, comiendo como si no estuviera en medio de una batalla provocando la risa en ella. Atsushi era único a la  hora de entrenar, pero no espero que el pelirrojo iniciara el primer golpe en contra de las frituras del gigante, el cual solo miró con tristeza su alimento para ser envuelto de un aura negro que prometía dolor a quien se haya atrevido meterse con lo más sagrado que admiraba.

— ¡Kaga-chin te aplastaré! —hablo tétricamente Atsushi, tronándose los dedos al escucharlo Taiga solo se sacudió la cabeza para fijar su vista en las frituras regadas en el suelo, logrando que tragara grueso para dar un paso atrás, estaba pensando en ese chico fantasma (porque no era normal aparecer y desaparecer sin dejar rastro) ese niño que le ayudo a escapar, ¿Porqué lo ayudo? Pero nunca pensó que por estar perdido en sus pensamientos, enfureciera a su hermano.

—Lo siento Atsushi, vamos hombre, respira te conseguiré otra —hablo como pudo Taiga, sabía muy bien que pelear de esa forma con su hermano, era casi una misión suicida y por sentido común era mejor salir corriendo que morir ahí, los demás solo negaron con la cabeza para reír por la actitud de ese par.

Takao al dejar de reír se fijo que en el grupo no estaba Kise, algo preocupado por la actitud del omega, decidió buscarlo sabiendo que estaría en el último piso de la torre, mas especifico en el techo viendo el paisaje, rápidamente se dirigió ahí, necesitaba distraerse, dejar de pensar en ese soldado que se atrevió atacarlo para robar su amuleto, todavía no sabía cómo sentirse respecto a ese incidente. Quizás deseaba volver a ver a ese niño que le regalo su amuleto, pero por los años debía ser un adolecente ¿Y si era el soldado? No creía que fuera él, cuando conoció a ese pequeño, vio en su mirada alguien justo, alguien que en un futuro no los cazaría por haber nacido Pets, en caso contrario a los que vivían en el castillo, en especial los príncipes, esos tipos que habían puesto precio a su cabeza, no. Era imposible su primer amor era, debía ser un hombre justo, bueno, capaz de mostrar sentimientos en especial lo protegería (cosa que él podía hacer muy bien). Lo contrario de ese tipo, solo con la forma de pelear era de seguro que era el tipo de soldado cerrado, carente de expresar sus sentimientos; un tsundere como lo era ese tipo, al recordarle solo pudo sentir un escalofrió en su columna dorsal.

****//////****

Kise solo se abrazo mas a sus rodillas, soltando un suspiro observaba desde esa altura a los más pequeños jugar entre ellos mismo, sus pequeños rostros eran iluminados por sus sonrisas al estar de esa forma, logrando que Ryota mostrara una pequeña sonrisa.  Las madres de los niños estaban cerca viendo a sus hijos jugar pero siempre con las orejas erguidas pendientes de cualquier cambio de dirección del aire, como no bajar la guardia por si llegara a suceder un ataque.

Al pensar en eso no pudo  evitar cerrar los ojos y recordar las veces que fue testigo de esos ataques como llorar en silencio cuando todo finalice, ver a las madres desconsoladas llorando por su hijo arrebatada de sus brazos, incluso esos tipos mataban algunos de ellos y entre ellos lo enterraban, sintiendo como sus corazones se rompían por ese hecho atroz dar el pésame como consolar a las padres que perdían a un hijo o un hijo a un familiar, no importaba la edad, para ellos lo único que les importaba era llevárselos como esclavos y no importaba como lo hacían. Desde pequeño se juró luchar por la libertad de ellos y por pura necesidad iban a la ciudad de los humanos para robar lo necesario jamás nada más, solo suministros de comida, medicinas para ellos. ¿Por qué eran injusto ellos? ¿Por qué habían roto el tratado?

—Sabia que estarías aquí, Ki-chan —hablo Takao sentándose al lado del rubio que solo observaba el paisaje, abrazándose más a sus rodillas, como si de esa forma pudiera desaparecer todo el dolor logrando que el otro omega se perdiera en el paisaje, añorando algo que sabía, jamás se realizaría. Pero ahora no era momento de pensar en lo  que hubiera sido, sino en ayudar a sus amigos.

—Estoy confundido Takaocchi —susurro preocupado Kise, dejando ver sus orbes doradas con un brillo jamás visto, logrando que el otro omega sintiera un mal presentimiento pero curiosidad de saber que era lo que había  confundido a su amigo para tenerlo de esa forma.

— ¿Por qué? —pregunto curioso, viendo que el otro solo se escondió el rostro en su piernas, Kise no sabía cómo decirle a su amigo que hace una semana exactamente que tuvo su encuentro con Aomine Daiki, no podía sacárselo de su mente, ese príncipe orgulloso, fastidioso con un ego hasta el cielo, claramente se creía el mejor de todos, y nadie lo podía superar, todo aquel que lo miraba debía besar el piso por el que piso, no deseaba salir de su cabeza. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él?

Takao esperaba pacientemente la respuesta de Kise, pero ambos tensaron las orejas, levantándose cual resortes al escuchar los gritos histéricos de varias personas, solo basto verse unos segundos para bajar rápidamente del techo, sintiendo como su corazón palpitaba al sentir recorrer en sus venas la adrenalina.

///////******///////

 

Himuro observaba la pelea entre Taiga y Atsushi, ambos alfas parecían unos niños peleando por cualquier tontería. Aunque todos sabían que los dulces, como frituras del gigante eran sagrados y si estaba de ese modo Titán, era porque su hermano había metido la pata, a su lado estaba su pareja que trataba de levantarse e impedir una matanza pero él solo lo abrazaba más a su cuerpo para besar su cuello; si ellos querían matarse eran ellos, él estaba disfrutando el aroma de su pareja.

Tan concentrado estaban en su mundo que solo pegaron un brinco al escuchar el grito de varias personas, se observaron por unos minutos para correr en dirección donde estaban las voz que pedían ayudan.

— ¡NOS ESTAN ATANCANDO!—

//////*******///////

Kise y Takao se quedaron  paralizados al ver a esas motos, empezando a cazar a los cachorros, incluso golpeaban a las madres de ellos, sintieron  como su  sangre empezaba  a hervir por la furia,  deseosa de venganza.

Kagami, Atsushi, Himuro y Shun no podían creer ese ataque, esos malditos se atrevieron a entrar a su zona a esas horas del día, sus corazones estaban desembocados de dolor, al ver ese derramamiento de sangre, deseando comprar venganza, solo se observaron para salir corriendo y luchar con todo lo que tenia contra esos tipo.

—PIEDAD—

—AYUDA —

—NO POR FAVOR, MI HIJO NO —

— ¿Qué alguien nos ayuden? —

Eran los gritos que podían diferenciar los lideres Pets, y ellos no iban a permitir que se llevaran a los niños, no de esa forma y aunque dieran su vida, lucharían hasta sus últimas fuerzas.

 

CONTINUARA…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).