NUESTRO HOGAR
Corrieron con todas sus fuerzas hasta que se sintieron seguros, todos podían ver a la distancia su hogar, soltando un suspiro de satisfacción como respirar tranquilo que a unos cuantos metros estarían seguros. Bajaron las revoluciones de su rápida huida para que algunos soltaran unas risitas al recordarse la aventura que tuvieron en su primera misión.
Kagami no era tonto, siendo el líder del grupo, el “Alfa” en su grupo de amigos, sabía que algo había pasado a cada uno, un encuentro que dejo una marca en sus mentes como corazones en especial en Kise, algo había sucedido en el tiempo que no se comunico, su hermanito estaba pensativo, su aura divertida esta opaca, algo lo estaba atormentando pero conociéndolo se guardaría sus sentimientos, para no preocupar a los demás.
Ryota solo dejo salir un largo suspiro a este paso era de seguro que su hermano mayor se iba a dar cuenta, que algo estaba mal en él y era cierto, desde que se alejo del castillo no podía dejar de pensar en unos ojos azules como el cielo, lo que lograba que se frustrará por sus pensamientos, pero su mirada dorada brillo cuando vio la puerta de su hogar como a los vigilantes que saludaban felices para ver a una joven salir corriendo lo más seguro era para dar la noticia a su madre, y al recordarla se juro olvidar ese encuentro con ese príncipe arrogante.
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Alex se movía de un lugar a otro, su corazón de madre no le fallaba algo les había pasado a sus hijos, como a los demás voluntarios, su mirada caía en cada persona que estaba en sus aposentos, notando la cara de preocupación de cada uno porque algún familiar joven estaba metido en esa misión suicida, trato de aparentar tranquilidad. Lo que menos deseaba era preocupar más de lo que estaban ellos, se acerco a la ventana observando que pronto el sol saldría y ellos no estaban ahí y sus miedos se incrementaban, ¿Qué importaba que estuviera prohibido entrar a la tierra de los humanos? Sus hijos estaban en peligro y ella rompería cualquier ley por ellos, incluso se sacrificaría sin pensarlo un segundo, si con ello salvaría a su familia.
—Líder, seguro que ya vendrán, son jóvenes muy fuertes como entrenados con las mejores disciplinas de combate —susurro un Inu detrás de ella buscándola manera de tranquilizar el corazón de madre de ella, que lo miraba con el ceño fruncido y las ganas de golpear algo, al notar eso el hombre hizo una reverencia para retirarse lentamente dejando a que se tranquilizara. Alex tenía tensionados sus puños, cerró los ojos y trato de tener autocontrol, unos minutos después, solo se acercó a tomar una capa, se había cansado de esperar e iría por ellos, sin importar nada más se encamino a la salida con una sonrisa de agradecimiento a su soldado que con la mirada sabia la decisión de ella y esperaba que todo saliera bien con su misión.
— ¡REGRESARON, LIDER REGRESARON SANOS Y A SALVO! —Grito una joven entrando al lugar para colocar una mano en su pecho para recuperar el aire perdido, su cabello estaba hecho un desastre como su falda pero había valido la corrida para informar la noticia a todos ellos que esperaban el regreso de los jóvenes, sintiendo como su alma regresaba a su cuerpo, las lagrimas de felicidad como los abrazos no se hicieron esperar como dar su reverencia a su líder que estaba quieta, con una sonrisa orgullosa por sus hijos aunque luego solo frunció un poco la frente al percatarse que los líderes de los escuadrones habían tardado, un poco más de lo indicado antes que se fueran a su primera misión. Dirigiéndose a paso seguro donde estaban ellos, necesitaba repuesta y solo ellos la poseían.
— ¿Se encuentran todos? —hablo Alex, dejando que su mirada brillara expeante a la respuesta de la joven que solo asintió para ver como la rubia salia corriendo con capa en mano, seguida de todos los demás que deseaban ver a sus hijos, sus pequeños que se había aventurado a una peligrosa misión.
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Takao embozo una sonrisa al ver a los pequeños cachorros correr hasta donde ellos estaban para abrazarlos, los mas grandecitos de edad los cuestionaban sus aventuras y al ver su mirada inocente solo pudo sentir un apretón en su corazón, cuando el tenia esa mirada, cuando él creía que todo era mágico y no había dolor, sufrimiento, hambre, ahora era consciente del terror que ellos vivían cada día del mes, del año; abrir los ojos y ver que hoy podía ser su ultimo día de libertad, negó con la cabeza para cargar a los pequeños, si en sus manos estaban que los menores tuvieran una esperanza, un sueño porque aferrase, él no lo contraería sino que lucharía para que se mantuviera la flama de la esperanza encendida en sus corazones.
Taiga al fin pudo soltar el aire que había contenido en toda la misión, por fin estaban en casa, su mirada se enfoco en su equipo viendo la cara sonriente de cada uno de ellos, rodo sus ojos al ver a Tatsuya junto con Shun dándose leves mimos para que el omega se sonrojara cuando su alfa se acercara a susurrarle saber qué cosas subidas de tono en su oído solo puedo desear la felicidad de esos dos. Su hermano había escogido bien a su omega, Shun era todo lo que necesitaba para corregir su comportamiento, pero su mirada también se enfoco en que los lideres: Takao, Murasakibara, en especial Kise estaban perdidos en sus pensamientos y no es que el también estuviera excluido de esa misma situación, aun cuando no quisiera recordar a su mente se le venía unos ojos color celestes tan llenos de curiosidad como gentileza pero solo rugió internamente al darse cuenta a donde iban su línea de pensamiento, recordándole que ese niño era un príncipe, uno de sus verdugos. Un maldito humano que disfrutaba atraparlos, someterlos, hacerlos sus esclavos para divertirlos como animales de circo y solo pensar eso deseaba ver la sangre de todos ellos adornar el suelo.
CONTINUARA…