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El libro de las leyendas: Tomo Fullbuster por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada

Resumen:

Itachi se ha convertido en profesor de universidad y viendo a su hermano tan distraído en sus clases, decide ayudarle a repasar las lecciones. Tras pillar a su hermano haciéndole algún favor en el despacho a uno de los profesores, Itachi decide poner cartas en el asunto pero su enfado como hermano se verá mermado al saber la auténtica razón por la que su hermano se está comportando de la forma rebelde en que lo hace. Itachi deberá enseñarle entonces… cuáles son sus deberes.

Pareja: Itachi-Sasuke.

Una clase llena de estudiantes escuchaba atenta las explicaciones de aquel nuevo profesor. Las chicas babeaban y se sonrojaban sin apartar sus ojos de aquel trasero perfecto cuando se giraba a escribir en la pizarra mientras los chicos tomaban notas interesados por sus excelentes explicaciones en el campo de la biología.


El dibujo de una célula estaba en la pizarra mientras Itachi explicaba toda su estructura antes de pasar a la siguiente lección. Se giró mirando a algunos estudiantes de pie y es que venían de otras clases sólo para escucharle a él. Eso le alegraba, le hacía pensar que era bueno pese a que la mitad de chicas se hubieran matriculado en su asignatura sólo para verle dar clases y tratar de ligar con él.


Itachi miró a todos sus alumnos y sonrió al ver lo atentos que estaban excepto uno, su hermano Sasuke estaba allí arriba pasando de sus clases y aquello le sentó mal. Su hermano siempre había sido un gran estudiante pero desde que a él le habían dado la plaza como profesor en la universidad, sus notas habían empezado a caer y sabía que algo había ocurrido para ello. Estaba preocupado por él.


En un intento de llamarle la atención, lanzó la tiza contra él dándole en el pecho consiguiendo que alzase la cara de sus folios para mirarle. Se había enfadado, podía verlo en aquellos ojos afilados que su hermanito solía poner cuando algo no le sentaba bien pero él sonrió.


- Sasuke, quizá puedas contarnos la estructura de una célula – comentó Itachi viendo cómo Sasuke se quedaba en silencio bajo la atenta mirada de sus compañeros.


Para sorpresa de Itachi, Sasuke empezó a recitarle toda la estructura desde la membrana más externa hasta el minúsculo núcleo interno. Todos los estudiantes se quedaron con la boca abierta y es que hasta había dicho elementos que Itachi aún no les había explicado.


Itachi sonrió, sabía que su hermano tenía un cerebro brillante y que aprendía las cosas con rapidez pero no entendía cómo podía estar vagueando tanto como para estar suspendiendo. ¿Qué le ocurría? Estaba claro que se sabía el temario.


Siguió con la clase sin prestar atención a su hermano y cuando finalizó la hora, intentó hablar con él pero había salido con rapidez sin hablar con nadie ocultándose entre el resto de alumnos. Hacía días que le evitaba y no lo entendía. Una cosa tenía clara Itachi, de hoy no pasaba, Sasuke volvería a subir sus notas costase lo que costase. Hoy hablaría con él y por mucho que le costase, si tenía que quedarse a darle repasos, lo haría pero no dejaría que siguiera suspendiendo.


Itachi siguió el resto de la mañana con sus clases aunque no volvió a ver a su hermanito, seguramente estaba ocupado en las otras clases. Sólo esperaba que no se hubiera escapado de ellas. Al finalizar las clases, Itachi se encerró en su despacho preparando los informes para los siguientes días. Estaba a punto de terminar su horario de tutoría cuando tocaron a la puerta del despacho.


- Adelante – dio permiso Itachi.


- Profesor Uchiha – habló una estudiante abriendo ligeramente la puerta - ¿Se puede?


- Pase, por favor. ¿En qué puedo ayudarla? – preguntó Itachi mirándola.


La chica se acercó hacia la mesa del profesor dejando unos apuntes encima del escritorio. Itachi fijó sus ojos en los apuntes mientras la joven daba la vuelta a la mesa para señalarle al profesor dónde tenía dudas. Itachi sonrió cuando sintió cómo se recostaba ligeramente sobre su brazo. Ya estaba acostumbrado a que las muchachas de su clase vinieran a su despacho desplegando sus encantos intentando seducirle. Itachi le explicó la duda con rapidez y le devolvió los apuntes alegando que hoy tenía algo de prisa y ya se acercaba la finalización de la hora de tutoría de la que disponían los alumnos.


Sasuke miraba desde la azotea de la Universidad el interior del despacho de su hermano. Cuando empezó la universidad y el agobio de las clases, necesitó un lugar al que ir para calmarse. El primer día descubrió que desde el lado norte de la azotea tenía plena vista a la ventana del despacho de su hermano.


A veces se preguntaba cómo era posible haberse enamorado precisamente de él. Sólo era su hermanito. De pequeño le admiraba, quería ser como él y no estaba seguro de cuándo todo eso cambió hasta convertirse en un amor tan grande que ya no era capaz de ocultar. Tan sólo tenía una solución, alejarse todo lo posible de él y mirarle en la distancia como hacía ahora desde su azotea.


Su hermano no entendía el motivo por el que sus notas bajaban y era tan simple la solución… no podía concentrarse en casa pensando en su hermano, no podía centrarse en la universidad teniéndole como profesor, no podía ir a la biblioteca a estudiar otras asignaturas sin pensar en él. Estaba demasiado distraído, demasiado preocupado por haberse enamorado de la persona equivocada y tan desesperado por olvidarle que no podía pensar en nada más, pero tampoco podía contárselo a su hermano.


Al ver a aquella alumna entrar en su despacho y restregarse contra el brazo de su hermano, sintió que la sangre le hervía. Sentía ira, celos y a la vez, tristeza. Que supiera que no podía estar con su hermano no hacía más fácil la decisión de alejarse. Tenía muy en mente que su hermano algún día encontraría a esa persona que le haría feliz, siempre había sido un chico introvertido y reservado, apenas tuvo amigos y sólo se había dedicado a estudiar. Ahora era el profesor universitario más joven, logró su plaza a temprana edad, todo un genio como le llamaban sus compañeros. Había sacrificado toda su vida para afianzar su trabajo y fueron años felices para Sasuke, no había tenido ninguna clase de competencia, ahora toda la universidad quería meterse en su cama y él sólo era un chiquillo de veinticinco años que no había tenido relaciones ni amigos. No quería que le hicieran daño pero tampoco quería que se dejase engatusar por la primera persona que le dijera que le quería.


- Sabía que te encontraría aquí – escuchó a su espalda la voz de Gaara.


- Déjame en paz, no tengo ganas de perder mi tiempo hablando contigo – le dijo Sasuke de forma cortante.


- ¿Es lo mejor que se te ocurre? Era más divertido cuando podía sacar mejores notas que tú y humillarte, ahora mírate, sólo suspendes y subes aquí a suspirar por un imposible.


- Cállate – le dijo Sasuke cabreado girándose hacia él.


Las manos de Sasuke habían ido directamente al cuello de su camiseta cogiéndola con fuerza y elevando al chico un par de centímetros del suelo.


- Eso, enfádate, a ver si reaccionas de una vez.


Sasuke se dio cuenta que eso era lo que pretendía Gaara y lo soltó dejándole en el suelo nuevamente. Desde que había empezado la universidad, Gaara había sido como esa molesta piedrecita en su zapato. Siempre quería superar sus notas, ser mejor que él, ambos habían llevado una sana competencia aunque no dejaban de burlarse el uno con el otro. Se acababa de dar cuenta de algo, a Gaara le importaba, aunque sólo fuera para tener un buen rival y superarle, le importaba lo que ocurría y trataba de ayudarle a salir de ese pozo aunque tuviera que subir hasta aquella azotea a intentar que reaccionase y volviera a sus buenas notas.


- Déjame, no estoy de humor para ti.


- Nunca lo has estado. No me soportas y yo a ti tampoco, pero la verdad es que me aburro mucho siendo el único que saque sobresalientes. Nadie está a mi nivel y el único que podía superarme resulta que está suspendiendo por pasarse el día… en esta azotea pensando en tonterías.


- Eres tú el que no podías superarme a mí, Gaara.


- Mis notas ya no dicen eso – sonrió – te has vuelto un perdedor como el resto de la clase, un chico corriente. Eras brillante pero ya no mereces la pena, te has desinflado como un globo. Supongo que no tengo oponentes dignos de mí en esta universidad. Una lástima, me aburriré el resto del año, aun así, no te preocupes, te enseñaré mis notas para regodearme de lo que una vez fue el gran Sasuke Uchiha.


- Piérdete – le dijo Sasuke volviendo a mirar la ventana de su hermano.


Pese a que le costase reconocerlo, sabía que Gaara tenía razón, ya no era el gran Sasuke Uchiha que sacaba sobresalientes, apenas podía concentrarse en el estudio y sus notas eran pésimas, ni siquiera su mejor amigo Naruto sacaba esas notas pese a ser tan mal estudiante. Cuando Gaara se marchó, se dejó caer hasta sentarse en el suelo y apoyó la espalda contra una de las paredes empezando a llorar. Era la frustración, la ira de saber lo que era capaz de hacer y que ahora no podía lograrlo por estar tan descentrado. Él era mejor estudiante que Gaara pero no era capaz de demostrárselo, no en estas condiciones.


Sasuke se limpió las lágrimas como mejor pudo y salió de aquella azotea una vez se había recompuesto. Sus ojos aún estaban algo hinchados pero trataba de camuflarlos tras aquella mirada despectiva y penetrante. Al llegar hasta la puerta del edificio, la abrió y entró chocándose contra aquella chica que había visto minutos antes en el despacho de su hermano.


Se sorprendió unos segundos y sintió cómo la ira se apoderaba de él, aún así se controló y trató de pasar de ella entrando al edificio cuando escuchó que esa chica le llamaba. Sólo había susurrado su nombre y al girarse, la encontró sonrojada mirándole. No le dio importancia, era típico que las chicas fueran detrás de cualquiera con el apellido Uchiha, su familia siempre había tenido gran prestigio por esta zona. Ahora todas las mujeres del lugar querían cazar a algún Uchiha y tanto Itachi como Sasuke estaban en boca de todos, los dos chicos que perdieron a sus padres a temprana edad y heredaron la fortuna familiar. Ahora vivían con su tío Madara y su hijo Obito en la gran mansión a las afueras de la ciudad.


Sasuke hizo caso omiso y continuó por el pasillo hacia su siguiente clase, ni siquiera quería ir. No serviría de nada, sabía perfectamente lo que ocurriría. El profesor hablaría, él estaría pensando en su hermano y sería incapaz de concentrarse. Se estaba volviendo una auténtica obsesión.


Iba dándole vueltas a esa idea cuando chocó de frente contra su hermano que se marchaba ya a casa. Itachi se extrañó al verle tan despistado, su hermano nunca había sido así. Ni era torpe, ni andaba distraído, jamás había suspendido ni una asignatura y ahora... era como si no le conociera en absoluto, ya no era su hermano, era un auténtico desconocido.


- Sasuke - le susurró.


- Lo siento - le dijo sonrojado - no te había visto.


- Eso no es propio de ti - le comentó Itachi al ver que Sasuke le esquivaba para marcharse – ey, Sasuke, te estoy hablando.


- ¿Qué quieres, Itachi?


- Una explicación a tus notas no estaría nada mal. ¿Estás metido en algún problema?


- Claro que no. Las subiré, te lo prometo.


- Espero el resultado de este último examen. Si está suspendido, tú y yo tendremos clases particulares en casa porque no voy a permitir que tus notas sigan bajando.


- No puedes hacer eso - se quejó.


- Claro que puedo, soy tu hermano y estoy preocupado por ti y tu futuro. Si no eres capaz de estudiar por ti mismo, lo harás conmigo todos los días.


Sasuke sabía que aquello sería mucho peor, estar todos los días con su hermano era la peor noticia que le podían dar. Le amaba y no podía concentrarse ni siquiera cuando él no estaba, mucho menos lo haría si estaba allí a su lado. Sólo quería olvidar a su hermano, poner distancia con él, pero no sabía cómo hacerlo.


- No necesito tus clases, ni repasar contigo.


- No vas a repasar conmigo, Sasuke, vas a estudiar conmigo, te explicaré todo. Si no soportas esa idea, reza para que esta última nota sea un aprobado. Te veré en casa.


Sasuke se quedó mudo de la impresión viendo cómo su hermano se marchaba. Desde luego necesitaba un milagro porque hoy le daban la nota de ese examen y no esperaba gran cosa. Sus ojos no perdieron de vista a su hermano hasta que salieron de su campo de visión. Le encantaba mirarle el trasero cuando no se daba cuenta, aquella musculosa espalda que tenía y que él lo atribuía a la genética familiar, porque era imposible que su hermano tuviera aquella espalda, jamás había salido de casa, era un amargado socialmente que toda su vida se dedicó a estudiar para llegar a lo más alto. Quizá ahora que ya tenía todo hecho, es cuando había decidido disfrutar de la vida e ir al gimnasio, no estaba seguro. El único deporte que había visto que practicase su hermano era, algunas veces, algo de natación en la piscina climatizada de la mansión Uchiha.


Una mano tocó su hombro sacándole de aquel trance, evitando que su mente volviera a pensar en el perfecto cuerpo de su hermano. Al girarse se encontró la sonrisa y los ojos azules de su mejor amigo Naruto.


- Vamos, Sasuke, la clase está por empezar.


- Sí, lo siento. Me he retrasado un poco.


- ¿Estás bien? Sé que tu hermano a veces puede ser algo estricto.


- Quiere darme clases de repaso.


- Eso no te conviene para nada - le sonrió Naruto que ya sabía todo el problema por el que pasaba su mejor amigo.


- Todo depende de esta nota. No sé cómo decirle que sólo necesito que se aleje. ¿Qué tengo que hacer para alejarme de su lado?


- Bueno... no sé si es una buena solución pero... yo tengo un piso de estudiantes compartido, nos sobra una habitación si te interesa y... en cuanto a la universidad no sé.


- Me gusta esta universidad, no quiero cambiarme porque mi hermano imparta clases aquí y también me gusta su asignatura pero... está él.


- Es un buen profesor, de los mejores que tiene la facultad.


- Lo sé, pero no puedo concentrarme con él por aquí.


- Pensaremos algo.


- Vale - le dijo Sasuke aún serio entrando en la clase.


Ambos chicos se sentaron juntos en una de las últimas filas. Naruto observaba la pierna de Sasuke, tan nerviosa por saber esa nota que no dejaba de moverse. Su futuro dependía de esa nota, si suspendía, las cosas se le iban a complicar aún más de lo que ya las tenía. Siempre había sido un estudiante modelo, Naruto jamás le había visto nervioso por saber una nota, sabía que aprobaría con matrícula de honor pero todo había cambiado desde que los sentimientos por su hermano se intensificaron, desde que su hermano empezó a dar clases en la universidad.


- Cálmate, Sasuke.


- Me va a tocar dar clases con él, Naruto. No quiero dar clases con mi hermano.


Naruto no supo qué más contestarle, ambos tenían claro que aquel examen no era lo que Sasuke esperaría, estaba desmotivado, desconcentrado y distraído, demasiado como para hacer un buen examen. Cuando el profesor pasó a su lado, dejó ambas hojas encima de su mesa frente a ellos y Naruto vio por encima del brazo de Sasuke antes de que este cubriera el examen, el suspenso. Intentó no comentar nada y volvió a su examen, había aprobado con una nota muy justa pero al menos era un aprobado. No quiso decírselo a Sasuke y menos tras escucharle resoplar.


- ¿Qué tal te ha ido? - le preguntó Sasuke.


- Fatal - le mintió Naruto - Era un examen difícil.


- Gracias por intentar animarme, pero sabemos que no lo era. ¿Qué has sacado?


- Un dos - le mintió nuevamente.


- Mentiroso, dime la verdad.


Naruto resopló y le dejó su examen. Fue Sasuke quien le dio la vuelta viendo su aprobado justo y sonrió de medio lado.


- Me alegro por ti, Naruto, enhorabuena.


-¿Qué vas a hacer?


- Supongo que tendré que dar clases particulares con mi hermano, no me queda otra opción. Es tan terco y encima... amigo de mis profesores, le contarían mi suspenso, así que no puedo ocultárselo.


- Quizá puedas sacar mejores notas en los siguientes y así librarte de tu  hermano.


- Sí, necesito que me empiecen a aprobar o no me quitaré jamás de encima a mi hermano.


Sasuke salió al terminar la clase y se marchó calle abajo caminando hacia la parada del metro. Allí se encontró con su primo Obito, apenas un año mayor que él. Iban en la misma dirección así que se sentó a su lado. Obito no pudo permanecer mucho tiempo en silencio al ver a Sasuke tan afligido.


- ¿Ha ocurrido algo?


- He suspendido otro examen. Necesito aprobar o mi hermano estará pesado como siempre.


- ¿Cómo de desesperado estás por aprobar, Sasuke? - le preguntó su primo.


- Ahora mismo, demasiado - le dijo.


- Hay una forma pero no es muy ética que digamos - le sonrió su primo.


- No estoy tan desesperado.


- Si alguna vez cambias de idea, avísame. Conozco a la mitad de profesores y seguro que harían una excepción con tus notas a cambio de algún favor.


- Gracias, pero creo que podré subirlas por mi cuenta.


-¿Dándote clases tu hermano? - le preguntó con una gran sonrisa - no lo creo, sé tu gran secreto, primito. No podrás levantar tus notas con Itachi por allí. Si quieres librarte de tu hermano... ya sabes una opción. Un par de profesores podrían subirte las notas al menos para que tu hermano estuviera contento y dejase de darte clases.


- No me interesa, gracias.


- Como quieras, pero si cambias de opinión... incluso yo mismo podría intentar que le olvidases - le susurró al oído llevando su mano hacia su entrepierna - Eres tremendamente delicioso, Sasuke, podrías conseguir lo que quisieras. Cualquier profesor haría lo que fuera por tenerte, incluso yo haría lo que fuera. Si no consigues olvidarte de Itachi, búscame, estoy en la habitación al lado de la tuya, incluso te dejaré pensar que soy Itachi si eso te excita más - le susurró lascivamente mordiéndole con sensualidad la oreja.


Obito se levantó de allí cuando sintió que el metro frenaba y Sasuke se levantó también para bajar. Ninguno de los dos volvió a hablar en todo el camino hasta la mansión y al llegar a ella, se fue cada uno por un pasillo distinto. Itachi, que estaba en la cocina, al ver entrar a su hermano enseguida salió para saber cómo le había ido, claro que Sasuke tan sólo quería irse a su habitación y olvidar todo lo que había pasado en el metro con su primo. Toda esa descabellada conversación.


- ¿Cómo ha ido, Sasuke?


- Tú ganas, daremos repaso - dijo sin mucho ánimo.


- ¿Dónde vas?


- A mi cuarto.


- Baja ahora mismo. La clase empieza ya.


- ¿Estás loco? Quiero descansar.


- No hay descanso para los vagos que no pueden ni siquiera sacar un mísero cinco en un examen. Baja ahora mismo - le regañó su hermano y Sasuke bajó malhumorado.


Aquella fue la tarde más estresante para Sasuke sin lugar a dudas. Su hermano explicaba bien pero no tenía apenas paciencia con Sasuke y esa distracción que llevaba encima. Los ojos de Sasuke sólo podían ver aquellos finos labios moverse, su mente sólo pensaba en cómo sería probarlos, su entrepierna sufría su mayor erección en años con tan sólo estar al lado de su hermano, con tan sólo el roce de sus piernas bajo la mesa de estudiar. Era imposible, no escuchaba a Itachi, únicamente aquella voz que le decía que hiciera suyo a su hermano, daba igual si era su hermano quien quisiera hacerle suyo, lo único que quería era estar con él. Que le librase de ese infernal dolor en su intimidad.


Su hermano se levantó para ir al baño tras tres horas de intensa clase y Sasuke se llevó las manos a la entrepierna enseguida sintiendo aquel dolor, sólo quería librarse de él. Obito llegó en aquel momento colocándose a su espalda y metiendo las manos bajo el pantalón de su primo hasta alcanzar la ropa interior y tocar su miembro sobre aquella delgada prenda.


- ¿Cuánto más vas a aguantar, Sasuke? - le susurró al oído - ¿Duele? Yo puedo quitarte ese dolor. No puedes estar todos los días así, ya has aguantado demasiado tiempo. Esta cercanía acabará contigo, déjame arreglar tu problema.


- Dé... jame - intentó pronunciar Sasuke bajo aquella excitación.


- Ya sabes que puedo fingir ser tu hermano, ven a mi cuarto cuando acabes y me ocuparé de tu erección.


Obito sacó las manos del pantalón y se lamió los dedos frente a Sasuke incitándole, intentando decirle lo delicioso que le parecía todo él. Cuando Itachi volvió y vio a Sasuke tan rojo, se preocupó por si se había pasado demasiado con él. No quería que cayese enfermo. Se acercó hasta su rostro y tocó con su mano la frente de su hermano pequeño tratando de notar el calor, estaba ardiendo.


- Sasuke, tienes fiebre - le dijo Itachi preocupado.


- Me encuentro... algo débil - le susurró cayendo hacia los brazos de su hermano con la respiración agitada.


Itachi al sentir aquello, preocupado lo cogió en brazos llevándolo a su dormitorio y tapándole con la manta. Llamó a la policía para informarse sobre la farmacia de guardia por la hora que era y decidió salir a buscarle la medicación que necesitaba.


- Voy a ir a por tu medicación. Volveré enseguida. No te preocupes.


 Itachi salió de allí dejando antes una toalla húmeda en la frente de su hermano. Apenas hacía unos segundos que la puerta se había cerrado cuando Sasuke escuchó que se abría y venía su primo.


- ¿Cómo estás, Sasuke? - le preguntó con cordialidad antes de destapar la colcha y bajarle el pantalón a Sasuke tocando su miembro.


Sasuke trató de alejar sus manos de él, pero fue imposible, ni siquiera sentía fuerzas en su cuerpo para hacer algo.


- Déjame - le dijo Sasuke.


- Soy yo, Sasuke, soy Itachi - le susurró Obito haciendo que la cabeza de Sasuke se confundiera entre la fiebre.


- ¿Itachi? - preguntó.


- Sí, Sasuke, soy yo. He venido para ayudarte a mejorar. Déjame a mí y verás qué rápido mejora tu salud.


Obito se agachó frente al débil cuerpo de Sasuke metiendo el erecto miembro del moreno en su boca dispuesto a darle el mayor placer de todos. Estaba decidido a llevar a cabo su plan, ese chico acabaría accediendo a ser la zorra de esos profesores y Obito, a cambio de ofrecerles a su primo, aprobaría el curso. Sasuke necesitaba un empujón, sabía de sobra que Sasuke sólo quería estar con su hermano, jamás había tenido relaciones sexuales con nadie, el muy iluso se guardaba para Itachi, un imposible, un amor utópico al que jamás podría tener. Obito se encargaría de arrebatarle esa estúpida idea para que pudiera dejarse hacer lo que fuera por aquellos profesores, cambiaría de idea una vez supiera que ya no era virgen. No tenía que guardarse para su hermano.


Sasuke no tardó apenas ni dos segundos en empezar a gemir por el placer, el dolor de su erección aún podía sentirla, pero ahora mezclada con aquel inmenso placer que su supuesto hermano le estaba dando.


- Itachi... para - le susurró - no quiero hacerlo así. Yo...


- Calla, Sasuke y disfruta - le comentó Obito - tendremos más veces para disfrutar.


- Es mi primera vez, por favor... no quiero hacerlo estando enfermo - le susurró.


- Tranquilo, lo disfrutarás igual.


Obito se colocó encima de Sasuke agachándose sobre su miembro hasta meterlo en la boca. Le gustaba escuchar a Sasuke gemir de placer pero le gustaba mucho más ver a aquel chico que siempre llevaba puesta esa fría coraza, tan sonrojado como estaba en aquel momento, quizá por la fiebre, quizá porque le diera vergüenza hacer algo así con Itachi, no estaba seguro, pero en todo caso, aquel sonrojo en sus mejillas le excitaba.


El cuerpo de Sasuke temblaba bajo el de su primo, seguramente debido al frío que podía tener por la fiebre aunque podía deberse al mismo placer, a Obito le daba igual una cosa que la otra, con tener a Sasuke de esa forma era más que suficiente. Siempre le había excitado aquel carácter terco y autoritario que tenía Sasuke, le gustaba su físico, aquellos ojos oscuros tan fríos que siempre miraban con ternura a su hermano mayor. Odiaba que sólo Itachi pudiera tener de esa forma a Sasuke, él le había deseado mucho antes pero Itachi se metió en medio de lo que pudo haber sido suyo.


Obito preparó su propia entrada metiendo sus dedos primero en su boca para lubricarlos. Su excitación era cada vez mayor al echar un simple vistazo a aquellos labios entreabiertos de Sasuke gimiendo, aquellos ojos casi cerrados que disfrutaban del placer. Obito metió sus dedos en su entrada dándose placer él mismo y es que... lo que nunca conseguiría es que Sasuke participase de sus juegos, no conseguiría que fuera un voluntario a acostarse con él, no le había dejado más remedio que recurrir a sucios trucos para tenerle en su cama.


Cogiendo el miembro de Sasuke, lo introdujo en su interior y jadeó del placer sintiendo el miembro de Sasuke crecer por la excitación. Esa clase con su hermano le había excitado demasiado al joven Uchiha y la fiebre le había venido muy bien a Obito. Sasuke ni siquiera era capaz de diferenciar la verdad de la ilusión, aún pensaba que era Itachi. Quizá sabía que no lo era, pero estaba demasiado débil como para quejarse de aquello, más cuando sintió el enorme placer cuando Obito se movía clavándose una y otra vez en su miembro.


Sasuke trató de aguantar las ganas de eyacular, no quería hacerlo pero Obito sabía que no aguantaría mucho tiempo, le dolía demasiado estar aguantándose. Pronto Sasuke sería completamente suyo y así fue. Obito sintió aquella oleada cálida invadiendo su cuerpo, aquel líquido que recorría su interior, tanto, que podía notar cómo resbalaba por sus paredes y goteaba sobre Sasuke. Nadie en su vida se había corrido con tantas ansias como Sasuke lo había hecho, había aguantado todo lo posible para no hacerlo y al final, el dolor fue demasiado incontrolable como para seguir aguantándolo.


- Impresionante, Sasuke - le sonrió Obito - jamás me habían llenado tanto como tú. Deberíamos repetirlo más a menudo.


- Voy a matarte - susurró Sasuke aún con sus mejillas enrojecidas y sin fuerzas - ya puedes correr porque si te veo, eres hombre muerto.


Obito sonrió levantándose para dejar libre el miembro de Sasuke, lleno aún con ese líquido blanco. Obito al ver aquella imagen, se agachó frente al miembro de Sasuke y lo lamió hasta dejarlo completamente limpio.


- Has sido el mejor amante que he tenido, Sasuke, aún siento tu esperma en mi interior, es tan cálido. Quieras o no, he sido tu primer chico.


- Y serás el primero al que mataré - le dijo con odio - jamás voy a perdonarte esto.


- No seas vengativo, Sasuke, te he dado el mayor placer de tu vida y tú a mí. Sólo te he ayudado a eliminar ese dolor que tu hermano siempre deja en ti.


- No eres ni un cuarto de hombre de lo que es mi hermano - le susurró Sasuke - él jamás ha caído tan bajo como tú.


- Es posible, pero tú jamás podrás tenerle como me has tenido a mí. Descansa, Sasuke, mañana tienes clases, si es que consigues aprobar. Harás el ridículo con tu hermano. ¿Has pensado en la decepción que serás para él cuando descubra que ni siquiera con su esfuerzo y sus clases eres capaz de aprobar? Vas a humillar a tu hermano tú solito.


Sasuke se quedó pensando en aquello y es que tenía razón. Su hermano tenía el prestigio de ser uno de los mejores profesores, si se corría la voz de que le estaba ayudando a repasar y aún así seguía suspendiendo, la reputación de su hermano era la que iba a caer en picado y eso no podía consentirlo.


Obito se marchó enseguida de su habitación, lo que menos quería era que su primo Itachi le pillase en aquel cuarto. Cuando Itachi regresó, Sasuke, avergonzado como estaba, prefirió hacerse el dormido para evitar tener que hablar de este tema, no quería que su hermano pensase que había sido débil, que no podía defenderse por sí mismo, así que mantuvo el silencio guardando todo aquello como su mayor secreto. Nadie sabría lo que aquella noche ocurrió.


Al día siguiente, Sasuke fue a la universidad como de costumbre. Aún estaba algo débil pero la medicación que su hermano le trajo había hecho algo de efecto, por lo que prefirió ir a clase en vez de quedarse en casa sin hacer nada. Necesitaba pensar en algo que le distrajera de lo que había ocurrido la otra noche. A veces creía que todo había sido un sueño, otras veces estaba muy convencido que había ocurrido de verdad. Al ver a Obito caminando solo por el jardín delantero hacia su edificio, no pudo contenerse y salió corriendo hacia él.


Sasuke sin poder aguantar la ira por lo de la noche anterior, le dio un puñetazo a Obito tumbándole en el suelo. Sasuke se colocó sobre su pecho y cogió con fuerza el cuello de su camiseta dispuesto a pegarle de nuevo cuando Obito empezó a reírse.


- ¿Ahora me pegas? Anoche me follabas como si no hubiera un mañana. Me llenaste entero con tu semen, aún lo tengo en mi interior. ¿No quieres repetir? - le preguntó – Vamos, Sasuke, vuelve a llenarme entero de ti, lo deseabas.


- Me violaste, aprovechaste que estaba débil para confundirme y violarme.


- No es cierto, Sasuke, se te veía muy complacido por follarme, pusiste ganas, jamás se habían corrido tanto en mí cómo tú lo hiciste anoche. Tenías muchas ganas. Lástima que tu hermano no sepa que todo eso era para él. Eres delicioso, Sasuke.


- Aléjate de mi, ¿me oyes? No quiero volver a verte en mi vida.


- Una lástima, porque sé que andas desesperado por aprobar y no podrás hacerlo mientras tu hermano siga ahí. Ven conmigo, puedo explicarles todo a los profesores, incluso lo dócil que eres en la cama - le sonrió y Sasuke volvió a golpearle con furia una y otra vez hasta que Naruto, que pasaba por allí, al verle le detuvo apartándole de Obito.


- Yo lo mato - exclamó Sasuke aunque Naruto le tenía sujeto.


- Vamos Sasuke, cálmate, no vale la pena. Es sólo un desgraciado.


Sasuke no se atrevía a contarle a Naruto todo lo que había ocurrido la noche anterior pero estaba seguro que si su mejor amigo lo supiera, le habría soltado en aquel mismo momento y hasta el mismo Naruto le habría apoyado y ayudado contra ese desgraciado. Aún sabiéndolo, Sasuke estaba demasiado avergonzado por lo ocurrido como para contarlo, ni siquiera a su mejor amigo.


- Venga, Sasuke, mírame - le dijo Naruto - Vayamos a clase.


Naruto alejó de allí a Sasuke y durante el recreo, ambos hablaron de la posibilidad de que Sasuke se fuera a vivir a la casa con sus compañeros de piso. No quería permanecer ni un segundo más en la casa de su tío y no por Madara, ya que su tío era una gran persona, sino por su dichoso primo que no dejaba de acosarle, por su hermano al que no podía sacar de su cabeza, todo en esa casa era complicado.


Sasuke no lo dudó y al día siguiente pagó la fianza y se marchó a vivir a la casa de Naruto pese a que Itachi no estaba de acuerdo con aquella decisión. No le gustaba que Sasuke se marchase con esas notas tan pésimas que tenía, pero al final llegaron al acuerdo de que aunque se marchase a vivir a casa de Naruto y los demás, debía ir por la mansión para sus clases particulares con Itachi, algo que no le gustaba a Sasuke, pero eso era mejor que vivir allí las veinticuatro horas del día intentando esquivar a su primo.


Tras una semana de duras clases con Itachi, Sasuke tenía más claro que nunca que no podía concentrarse. Esas  horas a su lado las pasaba soñando con su hermano, pensando en él y deleitándose con el movimiento de sus labios, perdiéndose en la oscuridad de sus sensuales ojos.


El siguiente examen no fue mucho mejor de como habían sido los demás y no quería enseñarle esa nota a su hermano. Obito tenía razón en una cosa y es que se avergonzaría de él. Era mejor ocultarla, claro que Itachi acabó enterándose por el profesor y las consecuencias aún fueron peores. Apenas podían hablar ya como una familia, mucho menos podían tenerse confianza el uno al otro.


Sasuke tomó en aquel momento la peor de sus decisiones, al ver la dura mirada de su hermano, al ver lo decepcionado que se sentía con él, ya no aguantó más y acabó sucumbiendo a lo que jamás debió ni pasarle por la cabeza. Ir al despacho de su profesor a hablar sobre ese examen y las notas.


Al finalizar la clase, Sasuke se dirigió con decisión hacia la mesa de su profesor pidiéndole hablar sobre su examen. Suponía lo que le pediría teniendo en cuenta lo que ya le contó una vez Obito y cómo su primo se pasaba el día en el despacho de los profesores. El profesor sonrió de medio lado sonriendo y cerró la puerta cuando el último alumno salió de allí.


- Así que quieres subir tus notas - comentó Pain sorprendido - Tu hermano pasó el otro día por mi despacho preocupado por ti. Estás muy distraído últimamente, pero podría hacer una excepción con tus notas para el siguiente examen, claro... que no te saldrá del todo gratis.


- ¿Qué quieres? - le preguntó Sasuke con su talante frío.


- Bueno... podríamos empezar tú y yo en un solitario despacho con algo simple. Si lo haces, te aprobaré el examen y te libraré de la insistencia de tu hermano, al menos en mi asignatura.


- De acuerdo.


- Entonces sígueme a mi despacho - le comentó Pain.


Sasuke le siguió al despacho y al entrar, Pain cerró la puerta tras él para luego ir hacia las cortinas y cerrarlas también.


- Aquí nadie nos molestará.


- ¿Qué quieres que haga entonces?


- ¿Qué te parece si empezamos por que me dejes correrme en tu boca? Eso siempre me ha excitado mucho, Sasuke.


- Prométeme primero que mi hermano no se enterará de esto.


- Claro que no se enterará. A mí se me acabaría el placer contigo si llegasen los rumores a su oído. Es mejor que sea un secreto entre tú y yo, ¿no crees?


Pain se sentó en su cómoda silla de despacho bajándose la bragueta del pantalón y Sasuke, pese a no estar seguro de todo esto, acabó arrodillándose frente a él mirando cómo la mano de su profesor sacaba su miembro. Ni siquiera estaba excitado aún pero Sasuke lo cogió con sus temblorosas manos y empezó a masajearlo viendo cómo Pain se relajaba y emitía algún leve sonido de alegría y placer por lo que había conseguido.


- Un poco más rápido, Sasuke - le susurró aún con los ojos cerrados – Recuerda, Sasuke, que la nota de tu examen depende del placer que consigas darme.


Sasuke trató en aquel momento de pensar en su hermano, seguramente estaría decepcionado con él por caer tan bajo pero era su maldita culpa por no dejar que se concentrase, por obligarle a ir a esas clases de repaso con él que en vez de ayudar le empeoraba más. Había llegado al límite de sus fuerzas, no soportaba ni un momento más toda aquella tensión, sólo quería que su hermano volviera a mirarle con aquellos ojos llenos de orgullo, que viera subir sus notas y se enorgulleciera aunque el mismo Sasuke sabía que todo era una gran mentira, sus notas no mejorarían, ese amor que sentía por Itachi no desaparecería, lo que estaba haciendo ahora jamás podría borrarlo, pero ya no había vuelta atrás.


Metió el miembro de Pain en su boca y lo lamió con esmero cerrando los ojos y tratando de imaginarse a su hermano, tratando de diseñar una ilusión, sólo quería creer que era su hermano en lugar de Pain.


El profesor movió sus caderas al empezar a sentir aquel placer introduciéndole más el miembro en su boca. Sasuke aguantó como pudo sus embistes y se esforzó con la simple idea en su cabeza de ver la sonrisa de su hermano una vez más cuando viera que sus notas subían. Nada más cruzaba por su mente en aquel momento cuando escuchó la puerta del despacho abrirse de golpe mientras la secretaria decía que Pain había pedido no ser molestado.


Cuando la luz se encendió, Sasuke se quedó atónito al ver a su hermano en la puerta paralizado de la impresión viéndole allí arrodillado frente a Pain. Los pantalones del profesor estaban a medio bajar, su miembro erecto frente a la boca de Sasuke y la rabia inundó por completo a Itachi.


Caminó con rapidez hasta su hermano y lo cogió del brazo levantándole con fuerza antes de sacarle de allí con rapidez arrastrándole por todo el pasillo. Sasuke supo en aquel momento que todo se terminaba, su hermano ya no volvería a mirarle con orgullo, ni con esperanzas ni con nada, se sentía utilizado, inútil y sucio. Tan sólo un mentiroso, la oveja negra de la familia.


Itachi salió hacia el jardín y llegó hasta la zona norte donde nunca pasaba nadie. Empotró a Sasuke contra una de las paredes y le dio un bofetón que resonó por todo el pasillo de piedra. Sasuke ni siquiera se movió. Dejó el rostro agachado, escondido bajo su flequillo derramando lágrimas que no quería enseñarle a su hermano. Se cogió con la mano la mejilla herida, ni siquiera le dolía el golpe, sino el orgullo. Se sentía más humillado que nunca.


- No esperaba esto de ti, Sasuke - le dijo Itachi enfadado - Sé que estas pasando por un mal momento pero no esperé esto de ti. No creí que te rebajases tanto por un aprobado.


Sasuke ni siquiera podía hablar. Seguía allí llorando con la mano en su rojiza mejilla sin saber qué decir. Todo lo que su hermano le recriminase le parecía bien. Itachi levantó de nuevo la mano para darle un segundo bofetón cuando vio que Sasuke levantaba la cabeza hacia él con los ojos encharcados en lágrimas. Aquello hizo que se detuviera con la mano en alto.


- Pégame - le dijo Sasuke susurrando - lo merezco.


- Ni siquiera vale la pena - le dijo Itachi bajando la mano - me rindo contigo, Sasuke, no sé qué te está ocurriendo, no quieres contármelo y ahora esto... ya no sé qué hacer para ayudarte, no sé qué hacer para que vuelvas al buen camino.


- Abandóname - le dijo Sasuke llorando - por favor.


- ¿Qué?


- Lo que has oído, Itachi - le dijo llorando - No quiero volver a verte, no quiero que me veas así, lárgate y déjame en paz, aléjate de mi. Sólo te traeré problemas y decepciones.


Sasuke se marchó de allí caminando con lentitud dejando a Itachi paralizado en aquel lugar. Salió del pasillo mirando la fuente del patio principal cuando sintió que alguien tocaba su hombro. Al girarse, se encontró a Naruto.


- Sé que no debería meterme en lo que no me llaman pero también sé que estás preocupado por él. Yo sé lo que le ocurre a tu hermano.


Itachi abrió los ojos como platos y cogió a Naruto de los hombros preocupado por su hermano. Quería saber qué ocurría, quería ayudar a su hermano a reponerse de ese pozo en el que estaba cayendo y del que no podía salir.


- Eres tú - le dijo Naruto - Te ama desde hace unos años y ha tratado de olvidarte pero... cada vez le es más costoso. Antes aún podía concentrarse, no te veía en clase pero ahora, te ve a todas horas, estás en la universidad, en tu despacho, en su clase y en casa, no puede dejar de pensar en ti y ya ni siquiera es capaz de estudiar. No le ayudas con las clases privadas que le das, es aún peor para él.


Itachi abrió los ojos. No podía creerse que su hermano hubiera guardado aquel secreto durante tanto tiempo, que hubiera soportado todos esos años sin decir ni una palabra de lo que sentía, de cómo se sentía él mismo. Ni siquiera le había dicho que era mala opción cuando se presentó para ser profesor de universidad. Sasuke siempre le apoyó y ahora Itachi veía cómo había afectado su ingreso a la universidad.


- Tengo que hablar con él - dijo Itachi.


- No querrá verte. Menos después del bofetón que le has dado. Se sentirá demasiado humillado y ya sabes su carácter. Se esconderá y aún se enfadará más. Creo que también le ocurrió algo con Obito, no me lo ha querido contar pero... ha estado muy extraño con él desde hace unos dios. Llegó hasta a pegarle.


- Hablaré con él - dijo Itachi decidido - Ahora sé lo que le ocurre, puedo entenderle mejor y hablar con más calma.


- No seas duro con él. Lo está pasando mal y sólo quiere que estés orgulloso de él, nada más.


Itachi se marchó de allí enfadado tanto con Sasuke como con él mismo. Sasuke se había pasado de la raya pero él tampoco había sido un buen hermano, no se había dado cuenta de lo que le estaba ocurriendo a Sasuke. Una cosa tenía clara Itachi y es que su hermano no volvería por aquella casa después de esta discusión, después de estar humillado y avergonzado por lo sucedido.


Itachi dejó pasar unos días, necesitaba algo para pedirle disculpas a su hermano pero nada se le ocurría. Al final acabó en su gran mansión pasando las fiestas navideñas solo con su tío, pensando en Sasuke y en cómo estaría pero sin saber aún cómo haría para disculparse. Cuanto más tiempo pasaba, más difícil le resultaba la tarea.


La mañana de abrir los regalos de navidad, Sasuke se quedó en la cama. No había vuelto a ir por la universidad desde lo ocurrido, no quería encontrarse con su hermano y ver en sus ojos la decepción. Naruto había pasado aquellas semanas intentando sacarle de la habitación sin éxito alguno. Hasta Sai, su otro compañero de piso, lo intentó pero Sasuke ni siquiera respondía. Aprovechaba cuando ambos se marchaban a estudiar para salir a comer algo y ducharse, luego volvía a encerrarse sin querer ver a nadie.


Naruto cansado de aquella situación, le amenazó aquella mañana con tirarle la puerta abajo si no le abría. No le quedó más remedio a Sasuke después del tercer golpe que Naruto daba a la puerta intentando tirarla abajo que abrir.


- ¿Eres idiota o qué te pasa? Acabarás rompiéndote el hombro en lugar de tirar la puerta - le dijo Sasuke enfadado.


- Por fin consigo verte - dijo Naruto sorprendido y sonriendo - llevo semanas sin verte el pelo.


- Ya me has visto, estoy bien. Ahora déjame dormir.


- Pero es que... hoy es el día en que se abren los regalos.


- No te he comprado nada, idiota - le dijo Sasuke.


- Yo a ti tampoco, pero parece ser que el gordo barrigón de rojo te ha traído algo - comentó Naruto sonriendo a más no poder.


- ¿Qué?


- Lo que oyes, lo tienes abajo en el árbol. Venga, ve a abrir tu regalo.


Sasuke cerró la puerta de su cuarto y bajó las escaleras de la casa hacia el salón donde estaba el árbol de navidad. Allí habían unas cajas de regalo, una pequeña con su nombre. La cogió y la abrió con grandes dudas de que aquello pudiera ser para él. Tras el papel, una pequeña caja con una llave dentro y una dirección.


- ¿Qué clase de broma es esta, Naruto?


- A mí no me preguntes, ya te he dicho que no he sido yo, ha sido Santa Claus.


- Deja de bromear, ¿quieres?


- Creo que si quieres saber lo que está ocurriendo tendrás que ir a verlo tú mismo.


- Deja las tonterías - dijo Sasuke lanzando la caja contra el sofá y marchándose a su habitación.


Naruto suspiró pero lo dejó estar, quizá en algún momento cambiaría de opinión. Al cabo de veinte minutos, Naruto le gritó desde abajo que él se marchaba ya a celebrar las fiestas con su familia. No obtuvo respuesta de Sasuke pero le dio igual, sonrió y cogiendo la chaqueta junto a la bufanda, salió de casa.


Sasuke se quedó un buen rato en la cama pensando en cómo había metido la pata este año. Todo le había salido mal. Ya no se hablaba con su familia, llevaba dos semanas sin ir a la Universidad, se había cambiado de casa con unos compañeros a los que apenas veía y se había encerrado en su cuarto sintiéndose humillado y avergonzado. Creía que si no salía ya no podía seguir metiendo la pata, no quería volver a estropearlo todo, era mejor así, encerrarse.


Tras varios minutos desde la partida de Naruto, se decidió a bajar a desayunar algo, su estómago no dejaba de molestarle pidiéndole algo de comida. Desayunó en la cocina y desde su asiento, no podía dejar de mirar aquella caja que alguien había dejado allí para él. Seguramente Naruto porque con Sai apenas tenía relación alguna. Al terminar de desayunar caminó hasta el sofá y cogió la caja de nuevo volviendo a mirar la dirección. Estaba lejos de su antigua casa, no muy lejos de la facultad. Decidió vestirse y salir a investigar por su cuenta.


Se abrigó bien, hacía mucho frío y cuando salía del metro, empezó a nevar. Hacía años que no veía nevar por esta zona. Se subió la bufanda un poco más y continuó caminando hasta que llegó a un edificio nuevo. Volvió a mirar la dirección por si se había confundido pero no, era exactamente allí. Tocó el timbre y la puerta se abrió sin siquiera preguntar quién era. Empezó a pensar que todo era una trampa de Naruto, que le estaría preparando alguna fiesta o algo y él no estaba de humor para fiestas.


Subió en el ascensor y la puerta estaba ligeramente abierta con la luz apagada. Entró y sonrió de medio lado sin poder creérselo aún.


- Venga, Naruto, deja las tonterías y sal. No estoy de humor para ridículas fiestas - dijo Sasuke cerrando la puerta tras él.


Una luz en el pasillo se iluminó nada más cerrar. Le indicaba el camino a seguir pero Sasuke no estaba muy seguro sobre qué hacer en aquel momento. Finalmente decidió seguirle el juego a su amigo y caminó por el pasillo hasta llegar a una puerta. La abrió y sus ojos se abrieron como platos al encontrarse a Itachi vestido únicamente con una bufanda roja en su cuello que dejaba colgando un extremo por su pecho hasta tapar levemente su miembro.


- ¿Qué es esto? - preguntó Sasuke confuso.


- Soy tu regalo de Navidad - le dijo Itachi acercándose hacia Sasuke y cerrando la puerta tras él - ¿O es que vas a rechazarlo?


- No bromees conmigo, Itachi. Vístete y deja las tonterías.


Itachi cogió la muñeca de Sasuke antes de que este pudiera marcharse y le giró empotrando su espalda contra la puerta mientras hundía su rostro en la clavícula del pequeño.


- Lo siento, Sasuke. No debí decirte todo aquello.


- Tenías razón, sólo he sido el juguete para esos profesores, no tengo derecho a aceptar tus disculpas.


- Tuve que darme cuenta que te ocurría algo, siempre has sido un gran estudiante y yo te lo he complicado. Lo lamento de verdad. Yo te empujé a esa situación. Te eché de casa.


- No fuiste tú por quien me fui de esa casa - dijo sorprendiendo a Itachi - Fue por Obito. No quería preocuparte y en parte me avergonzaba tener que contarte algo así pero... ya da igual, no puedes avergonzarte más de mí de lo que ya lo estás. El día que estuve enfermo y te marchaste a buscarme la medicina, Obito entró en el cuarto y... bueno... ya sabes. Intenté que se alejase de mí pero... estaba enfermo, ni siquiera tuve fuerzas para echarle de allí.


Itachi empezó a imaginarse lo que había ocurrido entre ellos, empezó a entender la obsesión de esos últimos días de Obito intentando convencerle de que trajera a Sasuke de nuevo a la casa.


- Ese desgraciado... - susurró Itachi intentando abrir la puerta para ir a por él pero Sasuke detuvo su mano.


- No puedes ir desnudo - le susurró Sasuke - Además, ya da igual.


- No da igual, Sasuke. Obito pagará por lo que te hizo.


- Yo... siempre quise estar contigo pero... supongo que es una locura.


- No lo es, Sasuke. Me ha costado un tiempo darme cuenta de esto pero aquí estoy. No sabia cómo explicarte lo que me ocurría a mí contigo. Esas ganas de protegerte, la ira que me entró cuando te vi con Pain... no soporto la idea de que puedas ser de alguien más, quiero que seas sólo mío y esa llave es tuya, es mi casa... nuestra casa si me dejas quererte.


- ¿De qué hablas?


- Quiero estar contigo, Sasuke. Lejos de la mansión Uchiha, lejos de todo. Empezar tú y yo una vida juntos aquí. Intentaré buscar otra universidad donde dar clases si lo necesitas, me alejaré de tu vida de estudiante...


- No necesito que te alejes - le interrumpió Sasuke - Si estás a mi lado, sólo con saber que puedo estar contigo es suficiente para mí. Me distraía la idea de saber que podía perderte en cualquier momento, ver a toda esa gente tratando de seducirte...


- No vas a perderme. Te amo, Sasuke. Por favor... dame la oportunidad, vive conmigo aquí y no te arrepentirás de nada. No dejaré que vuelva a ocurrirte nada malo, no dejaré que vuelvas a derramar ni una sola lágrima.


- Me guardaba para ti, ¿sabes? - lloró Sasuke - pero... ellos... Obito...


- Con saberlo es suficiente para mí, Sasuke. Ellos no tienen lo más importante, tu amor. Eso es sólo mío.


Itachi se acercó hasta los finos labios de Sasuke besándole con pasión. Sasuke sentía la calidez del cuerpo de Itachi, era sencillamente perfecto. Por un momento se arrepintió de no haber venido antes a ver su regalo, pero era el mejor que podían darle. Se prometió que este año todo sería diferente, estaba con la persona a quien más amaba y eso era suficiente.


Las mejillas de Sasuke estaban enrojecidas mezcla de la vergüenza y del frío que hacía en la calle. Itachi lentamente empezó a quitar la bufanda de Sasuke desabrochando luego la chaqueta que se había puesto lanzándola al suelo. Colocó sus manos en las mejillas de Sasuke y trató de que entrasen en calor. Sasuke colocó sus manos sobre las de Itachi dejándose inundar por aquella cálida sensación. Tantas veces había soñado con aquel momento que ahora le parecía irreal.


- Estoy aquí, Sasuke. Estoy contigo.


- Lo sé pero... aún así, aún me cuesta identificar que esto está ocurriendo de verdad. Eres tú.


- Sí, Sasuke, soy yo - le susurró Itachi al oído con suavidad lamiéndolo y mordiéndolo con delicadeza.


Itachi pasó sus manos rodeando la cintura de Sasuke y lo agarró con fuerza conduciéndole hacia la cama. Ambos chicos cayeron sobre el mullido colchón siendo Itachi el que permanecía arriba. Las manos de Itachi se colaron bajo la camiseta de Sasuke comenzando a levantarla con suavidad mientras agachaba su rostro dejando suaves besos en su abdomen. Sasuke sonrió dejándose hacer por primera vez, feliz de que por fin fuera Itachi quien estuviera a su lado, de ser reconocido finalmente y sintiendo aquel inmenso afecto que le regalaba Itachi.


Las manos de Sasuke bajaron hacia la excitada intimidad de Itachi masajeándola con suavidad mientras el mayor continuaba su camino de besos hacia el cuello de Sasuke, lamiendo y succionando con pasión todo a su paso hasta alcanzar los labios. Los devoró con impaciencia y frenesí. Las grandes manos de Itachi continuaron jugando con la blanquecina piel de Sasuke, recorriendo cada centímetro en busca del mayor de sus placeres, deleitándose con cada sonido que emitían los labios de Sasuke.


Itachi aprovechó el momento en que Sasuke abría levemente la boca para sacar su lengua y meter sus dedos obligándole a lamerlos. Sasuke lo hizo al momento sin siquiera pensarlo ni un segundo. Cogió la mano de su hermano y la metió en su boca succionando aquellos dedos y lamiéndolos mientras entrecerraba los ojos deleitándose. Itachi mientras tanto, aprovechaba con su mano libre a quitar el pantalón de Sasuke y bajárselo hasta los tobillos, sacando posteriormente sus dedos de la boca del menor y hundiéndolos en su interior tratando de dilatar su entrada.


Sasuke se quejó levemente, jamás se había dejado penetrar por nadie pero ahí estaba, dejándose por Itachi. Por él habría hecho cualquier cosa. El sonrojo no tardó en llegarle a las mejillas y más al sentir cómo Itachi se colocaba mejor buscando un buen ángulo para entrar en su interior. Sasuke se agarró con fuerza a la espalda de Itachi y mordió su hombro al empezar a sentir el intenso dolor que se abría paso a medida que el miembro de Itachi profundizaba en él. Aguantó hasta que sintió que llegaba al fondo y se detenía unos segundos.


Podía oír la voz de su hermano preguntarle si estaba bien pero sólo pudo asentir antes de notar cómo Itachi sonreía y continuaba. Salió levemente y volvió a entrar con algo más de rapidez pero con cuidado. Sasuke sentía sus paredes dilatarse, cediendo al miembro de su hermano, abriéndole camino y disfrutando de aquel rozamiento mientras la lengua de Itachi se deleitaba en sus pezones haciéndole gemir.


Apenas tardó en llegar a su máximo placer aunque Itachi continuó saliendo y entrando en él pese a que Sasuke había llenado su abdomen con su liquido. Entre jadeos, Itachi se hundió todo lo que pudo en Sasuke derramando hasta su última gota en él. Ambos cayeron exhaustos tapándose con la colcha de la cama para no coger frío. Sasuke no pudo evitar empezar a reír y es que aquel había sido el mejor de los regalos, nadie superaría aquello.


Dos meses pasaron desde aquello. Sasuke vivía con Itachi en la casa que su hermano había comprado para ellos. No estaba lejos de la facultad y Sasuke había vuelto a sus clases. Por suerte para él,  nadie se enteró de nada de lo sucedido y fue Itachi quien denunció a Pain ante el resto del profesorado por sus malos hábitos y la poca ética en su conducta moral y educativa. De Obito tampoco volvieron a saber nada tras su arresto. Itachi tuvo que acompañar a su hermano a poner la denuncia ya que no quería ir solo. Madara se sorprendió de que su hijo hubiera llegado hasta tal extremo por una obsesión como aquella por su primo.


Pese a que Itachi y Sasuke ya no vivían en la mansión Uchiha junto a Madara, su relación tras la denuncia no cambió en absoluto. Madara entendió perfectamente que tuvieran que hacerlo y los fines de semana quedaban en la mansión para cenar todos juntos. Madara no volvió a hablar de Obito, quizá le hacía daño saber la clase de persona que se había criado bajo su familia y su casa.


Poca gente sabía la relación de aquellos dos chicos, pero aún así, a Sasuke dejó de importarle lo que pudiera pasar, confiaba en Itachi y aunque sabía que mucha gente trataba de seducirle, Itachi sólo tenía ojos para él. Así se lo demostraba todas y cada una de las noches que pasaban juntos en aquella cama. Sus notas empezaron a subir de nuevo una vez se relajó y se concentró, hasta Gaara sonreía cuando Sasuke no se daba cuenta, por fin volvía a tener a aquel genio con el que siempre competía. Todo volvía a la normalidad, aunque Sasuke sabía que había ganado el mayor de los tesoros cuando veía el rostro plácido de Itachi durmiendo a su lado.


Fin


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