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Fobos y Deimos por misteriane

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Notas del capitulo: Hooooli... awwwww!!!! no COMENTA NADIEEEE... igual sigo firme, inspirada (por suerte)... aquí dejo un nuevo capi... A leer!!
Al despertar, Andrew se encontró con una nota sobre el lado de la cama en el que Sam debería estar. “Necesito estar solo, iré a la playa. Te amo, Sam”, decía aquel papel, escrito con una temblorosa y delicada caligrafía. Andrew la leyó distraído, y sin más, comenzó a prepararse para ir al trabajo.

En ese momento, Sam despertaba en una cama de una plaza, entre los brazos de Midane. Incómodo, se removió intentando soltarse de aquel pesado abrazo. Se sintió asqueado debido al olor a sudor impregnado en las sábanas y en las almohadas. Toda la habitación era un completo desastre, botellas y latas vacías – más de las que quisiera -, ropa sucia, diarios y revistas viejos. Con la vista, Sam inspeccionaba cada rincón de ese basural, encontrándose con algunos de los papeles del expediente de su secuestro pegados en las paredes, así como fotos y dibujos suyos. Desde su cautiverio, o mejor dicho, desde que fue rescatado por Emily, Midane se había abandonado a sí mismo por completo.
Se encontraba perdido en sus pensamientos cuando el hombre a su lado abrió los ojos, encontrándose con aquella mirada gris que lo observaba con pena.


- Sam… -

- … - el joven apartó la mirada para luego levantarse de la cama y dirigirse a la puerta. – está cerrada con llave – advirtió.
Como si no hubiese oído nada, el hombre se incorporó y tomando a Sam de la mano, lo atrajo nuevamente a la cama.

- Tenemos que hablar Sam-

- Primero tenemos que salir de aquí-

- Sam, por favor… necesito que hablemos…-

- ¡¿Pero qué demonios te sucede?!- estalló el muchacho de repente - ¡¡hay que salir de este lugar!! ¡¡ese maldito asesino nos tiene retenidos aquí y a ti no te importa!!-

- … -

- ¿Acaso no te importa tu vida? ¿no tienes una?- soltó despectivamente.

- ¡No! – gritó el hombre con la voz quebrada- no desde que te fuiste…-


Sam solo guardó silencio. Ante él, Midane se desplomó en el suelo, dejando caer para comenzar a llorar tras sus varoniles manos cubriéndole el rostro. En la habitación sólo podían oírse los jadeos angustiados del hombre. El muchacho lo observaba estático, parado en la mitad de aquel inmundo y estrecho lugar.
De repente un sutil y metálico sonido les hizo saber que la puerta estaba sin llave. Sin pensarlo, Sam salió corriendo de la habitación hasta toparse con Necros que, tranquilamente, intentaba salir del apartamento. Sin embargo, al tenerlo de frente, el joven no supo qué decir.


- Oh, lamento no haberme despedido, creí que aún dormían…-

- Anoche, me drogaste…- dijo Sam con un tono molesto.

- Si, una pequeña dosis de somníferos en el café… pensé que los necesitarías. Ya sabes, con los nervios… por cierto, lamento haberte gatillado con el arma… sabía que no tenía balas, claro, pero no pensé que te asustarías tanto…-


En ese momento Sam recordó. Estaba sentado en la mesa frente a aquel asesino, quien sin más, tomó su arma y apretó el gatillo mientras apuntaba en dirección a él. Recordó estar tirado en suelo, sin poder respirar… el terror… de nuevo esas manos frías tocándolo, arrastrándolo hasta la cama de Midane. Y luego, oscuridad.


- Debo irme, muchacho. Hablaremos muy pronto-
Y sin nada más que decir, se fue frente a los atónitos ojos de Sam.


El joven apenas podía reaccionar. Lo había dejado ir. Aquel asesino había escapado nuevamente, impune, burlándose de todo, de todos. ¿Acaso podría haberlo detenido? No, jamás lo hubiese logrado, no cuando aquel hombre estaba armado. Todo daba vueltas en su mente, a tal punto de no advertir una mano cálida que tomaba la suya.


- ¡Mid!-

- Se ha ido, ¿verdad?-

- Si... - volteando para ver el rostro de su querido Midane- …yo… lo dejé ir…-

- No podías hacer nada…-

- Lo sé, pero…-


Sin dejarlo terminar la frase, Midane lo besó. Al principio el joven no correspondía a los movimientos del hombre, sin embargo, poco a poco fue dejándose llevar. Acudían a su mente recuerdos invocados por algún que otro sonido o gesto. Aquellas manos se movían y acariciaban su cuerpo de la misma forma que lo hacían años atrás. Creía haber olvidado todo aquello que ahora embargaba su cuerpo y su mente, todas esas sensaciones que solo Midane podía hacerle sentir, aquellas que por más que buscó, jamás encontró con Andrew. ¡Andrew! ¡por Dios, lo había olvidado! Su querido Andy, tan dulce, tan protector, tan… indiferente, a veces. De repente un sutil gemido escapó de sus labios ante un estratégico movimiento de su amante. Su mente no podía mantener nítida la imagen de su novio Andrew. Sabía que estaba haciendo algo malo, hiriente, desconsiderado, sin embargo, una voz en su interior le decía que siguiese. Algo en él volvía a vivir esa ola de sensaciones que creía perdidas, una corriente eléctrica que anulaba su conciencia y llenaba su cuerpo del más abstracto, indefinible y puro placer. Nada le importaba más que su propia satisfacción. A pesar de estar con Midane, su tan amado Midane, solo se concentraba en gozar de cada roce, cada caricia, como si se encontrase solo, como si solo él estuviese ahí. Había algo en él que se encontraba perdido en un mar de cosas que no tenían nombre, cosas que no podía describir con palabras. Se dejaba llevar por el perfume de Midane, su olor, aquel que nadie más tenía y que sin saber por qué, se volvía como una droga cada vez que posaba su rostro sobre aquel cabello oscuro. No supo cómo llegó a aquel escandaloso orgasmo. Solo se encontró respirando agitado, tratando de controlar las sutiles convulsiones involuntarias que aún sacudían su cuerpo. Midane acariciaba su rostro y lo miraba a los ojos con algo más que amor. Adoración, necesidad, apego, cosas que a Sam le resultaron repugnantes y enfermizas.


- Te amo…- susurró el hombre.


Pero Sam no podía responder a ello. Entonces comprendió que no podía devolver un “te amo”, no porque no lo amase, sino porque no era el mismo amor del que Midane hablaba. En ese momento las palabras le resultaron tontas e inservibles, demasiadas, tantas para no decir nada. Tenía que dar significado a eso que sentía, eso que Midane debía saber que no era igual al suyo.
Un beso en la frente fue todo lo que aquel hombre recibió, antes de ver como Sam se marchaba sin decir nada más ni mirar atrás.




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Notas finales: Gracias por leer!!!!
BYE~

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