Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reemplazando a mi hermana por Fullbuster

[Reviews - 299]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Naruto entró como alma que lleva el diablo por su habitación maldiciendo a Sasuke. Ni siquiera era bueno para ayudarle a olvidarse de todo este tema. ¿Tan difícil era meter a ese mujeriego en su cama? Se metía en todas las camas menos en la suya y estaba harto de tener que ir detrás de él suplicándole una mísera caricia, él jamás había rogado por nada y ahora parecía que lo hiciera por su maldito esposo.


Se dejó caer en el mullido colchón de plumas y trató de calmarse. Era cierta una cosa, muy posiblemente acostarse con su esposo en aquellas condiciones seguramente le habría traído consecuencias al día siguiente. Realmente ni siquiera quería acostarse con él, no le amaba y tenía miedo al sexo o más concretamente, al dolor que pudiera venir de él. Una parte de él, entendió a Sasuke pero en algún momento tendrían que tener relaciones, estaban casados.


Naruto se quedó unos segundos más metido en aquella colcha. Las noches empezaban a ser frías y pese a que los criados siempre arreglaban bien la cama, tenía algo de frío al momento de acostarse y de levantarse. Se acurrucó todo lo que pudo en la cama tapándose hasta arriba, no quería salir al frío. El invierno ya había llegado y al girarse, vio por la ventana cómo nevaba.


Kakashi al ver que Naruto no se levantaba temprano como hacía normalmente, decidió ir a la habitación preocupado por él. Al tocar la puerta, entró en ella viendo aquel bulto dentro de las mantas. Llamó a uno de los criados que estaba por allí y le pidió si podían encender la chimenea de la habitación. En un momento el dormitorio empezó a entrar en calor.


- Naruto… ¿Estás bien? – preguntó Kakashi acercándose a su cama.


- Sí – le mintió.


- ¿Es por tu hermano?


- No dejo de pensar en él. ¿Qué estoy haciendo, Kakashi? Él es el heredero, él es quien será Rey y no yo. El trato con Sasuke ya no tiene validez alguna.


- Eso tendría que decidirlo tu hermano y el consejo, por el momento preocupémonos de lo inminente. Sacar a tu hermano de todo esto, ya nos preocuparemos luego cómo cumpliremos la promesa con los Uchiha.


- Les prometí mi reino, le prometí a Sasuke que le daría mi reino, por eso nos casamos, pero mi hermano está vivo y no puedo ofrecer algo que no es mío, es de mi hermano. ¿Cómo le digo a Sasuke ahora que se ha casado conmigo y no tendrá ningún beneficio? No soy capaz de decírselo.


- Él ya lo sabe. Cálmate, Naruto. Desde el momento en que Sasuke vio a Deidara frente a él en ese salón ya sabe lo que está ocurriendo. No tienes que explicarle nada tan sólo esperar a que consigamos entender qué ocurrió con tu hermano y podamos llegar a un nuevo pacto que beneficie a todos. Ten paciencia. Sasuke no te dirá nada si no lo ha hecho ya. Puede que Sasuke sea un chico terco y un mujeriego sin remedio pero no es tonto, sabe comportarse y sabe esperar a que las cosas se arreglen.


- En este momento… siento que si me levanto de la cama voy a ir directamente a matar a ese tipo – dijo Naruto enfadado agarrando con fuerza la almohada – no puedo mirar para otro lado mientras siga teniendo a mi hermano de esa forma. Yo… necesito sacar a mi hermano de todo esto.


- Lo entiendo, Naruto, pero necesitas paciencia. Deidara me preocupa tanto como tú y no quiero que sufras ningún riesgo por cometer alguna insensatez. Debes controlarte.


- Lo intentaré, pero no prometo nada.


- Vamos, levántate, Naruto. El día sólo está comenzando.


- No soy capaz de conseguir nada – susurró Naruto – ni Sasuke entra en mi cama, ahora no tengo nada con lo que negociar por mi reino con él y Deidara está preso en una gran mentira urdida por nuestros enemigos. No sé cómo resolver todo esto.


- Se nos ocurrirá algo, por el momento, levántate y que no te vea vencido, no lo estamos, Naruto. Vamos a enfrentarnos a ellos y vamos a vencer.


- En este momento no estoy muy seguro de ello – comentó abatido Naruto.


Iba a responderle Kakashi cuando escucharon los golpes en la puerta. Al abrirse, ambos se sorprendieron al ver asomar el rostro de Sasuke por la rendija pidiendo permiso a su esposo. Kakashi se disculpó y salió de allí con rapidez haciendo una ligera reverencia al príncipe antes de marcharse por el pasillo y dejarles a solas en la habitación. Sasuke cerró tras él en cuanto Kakashi salió de allí.


Miró la habitación de Naruto, perfectamente ordenada y con una mochila en una de las esquinas que ni siquiera había deshecho. La chimenea parecía que se acababa de encender y el cuarto empezaba a entrar en calor. Sus ojos se fijaron en Naruto que se quitaba la camiseta buscando en una silla la de vestir. Sasuke apresurándose, cogió la camiseta y se la pasó obligándole a rozar su mano para poder cogerla.


- Gracias – dijo Naruto sin muchos ánimos.


- ¿Has pasado frío? – preguntó mirando la chimenea.


- Como si te importase. No es tu cama la que siempre está vacía – dijo aún dándole la espalda.


- Lo siento, Naruto, pero no quiero tener relaciones contigo sólo porque estemos casados. Quiero algo más y anoche…


- Anoche pudiste haberlo hecho, pero me echaste, me humillaste.


- No es cierto. Me di cuenta que sólo querías hacerlo porque estabas enfadado con la situación, te habrías arrepentido de haberlo hecho de esa forma.


- Deja que yo me ocupe de lo que sentiré.


- Esto es algo entre dos, Naruto, eres mi esposo y me preocupo por ti.


- Pues no lo parece – le dejó caer caminando hacia la puerta.


- Hace mucho que nadie está en mi cama – le dijo sin mirarle y Naruto se detuvo en seco – puedes creerme o no, me da igual, tú mismo lo sabes. Los criados hablan contigo y te lo cuentan. Aquí en la corte todo se sabe. Si aún crees que sigo con mi vida pasada saltando de cama en cama y pidiendo a los criados que vengan por las noches… es que te encanta mentirte a ti mismo.


- Sé que no estás con nadie desde hace unos días, pero eso no cambia nada, Sasuke, sigues sin estar donde debes estar.


- Ya te lo dije, Naruto, no estaré contigo hasta que no vea que tú me deseas. No quieres estar conmigo y lo sabes. Te arrepientes de haberte casado.


- Sí – dijo Naruto – casarme contigo es lo peor que podía haber hecho. Me siento humillado a tu lado, ni siquiera puedo ser yo mismo, sólo una burda mentira, un engaño a los ojos de los demás. Tú ni siquiera me conoces, no sabes nada de mí. Me tratas como si tuvieras que protegerme constantemente, como si sólo fuera una princesa secuestrada en un castillo y tuvieras que salvarme, no necesito ser salvado, Sasuke, puedo salvarme yo mismo y salvaré a mi hermano. Si quieres ayudarme me parece bien, pero no me trates como si fuera un inútil, porque no lo soy.


- No lo hago – dijo Sasuke – Eres tú el que se evade de la realidad. Sólo quieres acostarte conmigo por compromiso, sólo quieres que te ayude con tu reino sin tener en cuenta lo que yo pueda sentir. Estoy aquí intentando entenderte, tratando de no cometer errores y no precipitarme contigo, quiero que nuestra primera vez sea algo perfecto y no una simple obligación, pero no lo puedes entender, sólo eres un crío.


Naruto se dio cuenta de aquello pero ya era tarde para contestarle cuando vio que Sasuke se alejó por el pasillo cerrando la puerta de su habitación tras él. Naruto salió minutos después para ir a desayunar y aunque Sasuke estaba allí a su lado, no dijo nada. Naruto por un momento entendió a su esposo, supo que había estado demasiado pendiente de su problema con el reino como para fijarse en lo que pensaba o sentía Sasuke con todo aquel matrimonio concertado. Tan sólo estaba mirando por él y no se había dado cuenta.


Al finalizar el desayuno, Sasuke se marchó de allí notablemente molesto, ni siquiera habló con él. Naruto se sintió mal, demasiado pero no sabía qué hacer ni cómo arreglar la situación con su esposo. Caminó por el pasillo hasta el jardín y se sentó en uno de los bancos frente a la fuente. Los pájaros bajaban allí a beber agua. Los miraba atentamente pensando en cómo sería volar y ser libre, cuando sintió que alguien se sentaba a su lado. Se sorprendió al ver a Deidara.


- Es un sitio tranquilo – le dijo Deidara fingiendo sonreír.


- Sí – le dijo Naruto sorprendido de verle allí – yo… lamento lo de ayer en el salón del trono, te confundí con alguien muy especial e importante para mí – le mintió.


- Me han contado lo de tu hermano. Dicen que se parecía a mí.


- Sí – dijo Naruto – era exactamente como tú.


- Le echas de menos, es comprensible.


- Echo de menos sus consejos. Era inteligente, siempre sabía qué hacer.


- Bueno, yo no sé mucho, pero he leído bastante en estos años. Si quieres hablar de algo… podría escucharte. Se me da bien escuchar.


- Mi esposo… - empezó Naruto confiando en Deidara – es un matrimonio concertado, sólo estoy aquí para que me ayude a recuperar mi reino. He estado tratando de conseguir que entrase en mi cama, siempre persiguiendo un único objetivo y ahora me doy cuenta que para él también ha sido difícil. No me había parado a pensarlo. Está cabreado conmigo y con razón. Ayer me pasé un poco, estaba enfadado y traté de forzar la situación. Necesito que se acueste conmigo, mi reino sufre y necesito que me haga caso y luche por recuperarlo, no sé cómo hacerlo.


- Se está enamorando de ti – dijo Deidara sonriendo – es un buen chico pero necesita un empujón más para acercarse a ti definitivamente. Coquetea un poco con los guardias igual que él hacía con sus criados.


- ¿Quieres que le ponga celoso?


- Sí. No tienes que acostarte con nadie, sólo… lanzar un par de sonrisas a algún guardia, demostrarle a tu esposo que eres atractivo para mucha gente, que puedes ser muy sugerente y que puedes conseguir lo que necesitas de cualquiera, que él no es importante. Entrará en tu cama. Dicen que los Uchiha son orgullosos, no dejará que nadie te toque, es su orgullo como Uchiha, sólo él querrá tenerte.


- No lo había pensado. Ni siquiera creí que pudiera enamorarse de mí.


- Si está aguantando sus ganas de meterse en tu cama cuando ya te has sugerido, ese chico debe de estar empezando a quererte, no quiere forzarte. Tendrás que forzar tú un poco la situación para que él recapacite. Está preocupado por ti. Tu primera vez, ¿verdad?


- Sí.


- Entonces tiene miedo a hacerte daño, no quiere herirte. Es un buen chico, pero no sabe cuándo es el momento oportuno. Hace mucho tiempo que él habrá perdido su virginidad y ya no se acuerda cómo era. Sé que tienes miedo y él lo tiene por ti. No sabe cuándo es el momento adecuado para arrebatarte lo más preciado que tienes. Demuéstrale que estás listo y caerá.


- Gracias – le sonrió Naruto.


- De nada. Ahora tengo que volver – comentó mirando hacia atrás donde Konan venía con el resto de criados – el trabajo me llama – le sonrió.


- Deidara… ¿Cómo acabaste sirviendo a Pain?


- Yo… no sé, sólo era un campesino al que el Rey del país del Viento rescató. Ahora sólo soy esto – comentó – un simple regalo a su sobrino. Ya nos veremos… Naruto, ¿no?


- Sí, Naruto Namikaze – le dijo intentando que reaccionase al apellido pero no lo hizo, tan sólo sonrió y Naruto le dejó marcharse.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).