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Reemplazando a mi hermana por Fullbuster

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El invierno se marchaba y el tiempo para la guerra se acercaba a pasos agigantados. Itachi abrió los ojos con lentitud fijándose en aquel sol que empezaba a brillar. La nieve de la cornisa de su ventana empezaba a desaparecer para dar paso a una luminosa primavera. Cuatro meses habían pasado desde que tuvo noticias de Deidara y desde que había empezado a movilizar el ejército. La etapa de guerra se acercaba, sin un acuerdo de alianza entre el Reino de la lluvia y el del fuego, todo era posible. Lo único que le preocupaba es si Deidara habría conseguido llegar hasta Orochimaru y ponerle en contra de su sobrino, quería pensar que había llevado a cabo su plan.


Itachi sacó del cajón de su mesilla la carta de Deidara, la única que había recibido de él en todo aquel tiempo pero la más importante. Sonrió al volver a leerla, no podía despertarse sin leer esa carta todos los días y alegrarse por aquel hijo que iban a tener. Estaba dispuesto a lo que fuera por sacar a su familia de aquel maldito Reino.


Al salir de la cama y vestirse, se dirigió sin demora hacia el gran comedor a desayunar antes de empezar a planear su estrategia. Hoy partirían al frente aprovechando que los rumores indicaban que Orochimaru iba de camino con un ejército hacia el país de la lluvia. Ni siquiera estaba seguro si eso era bueno o malo, pero al menos… Itachi quería acercar las tropas a la frontera y ver qué ocurriría antes de atacar. Al menos si Deidara necesitase ayuda estaría más cerca de lo que estaba actualmente.


Pasó por el pasillo hacia el comedor escuchando la risilla de Naruto tras la puerta de su dormitorio. Sonrió al escucharlo. Su hermano y ese chico rubio estaban más unidos que nunca desde que Pain se había marchado, ya ni siquiera había una noche en la que durmieran separados y estaba seguro, que todos estos meses les habían ayudado a afianzar su matrimonio. Sasuke a veces aún le recordaba que aquello era un matrimonio concertado, pero tampoco podía negar que se había enamorado de aquel chico hiperactivo que no dejaba de preguntar por su hermano y cuándo íbamos a recuperarle. Al menos se había vuelto algo más paciente y confiaba en las decisiones de su esposo.


Itachi ni siquiera les esperó para el desayuno, suponía que estaban muy ocupados. Iruka y Kakashi fueron los únicos que le acompañaron a la mesa y ya cuando estaban finalizando el desayuno y la charla sobre la estrategia que seguirían los ejércitos, es cuando Naruto y Sasuke aparecieron por el comedor disculpándose por llegar tan tarde.


Kakashi se disculpó limpiándose con una servilleta y se puso en pie para marcharse, aún le quedaba bastante camino por recorrer. Sus tropas seguían en territorio del Viento, escondidos y velando por la seguridad de la hermana de Naruto. Decidieron que algunos guardias trajeran a Ino hasta el castillo del fuego y el resto de tropas fieles aún a Naruto y Kakashi se unieran a la lucha junto al ejército que había reunido Itachi y Sasuke.


Aunque Itachi comentó de mandar a uno de los suyos a dar la orden, Kakashi prefería hacerlo en persona. Itachi no opuso resistencia alguna, Kakashi conocía a sus hombres y si quería ir en persona, seguramente sería por que no se fiaban de nadie más excepto de él, algo que entendía tras la traición que habían sufrido cuando asesinaron a la familia Namikaze.


Kakashi salió por la puerta y caminó con rapidez por el pasillo en busca de las cuadras. Ya estaban preparando su caballo para salir de inmediato, le quedaba un día entero hasta llegar con sus hombres. Ya iba a alcanzar la puerta de salida cuando la voz de Naruto a su espalda le hizo detenerse unos segundos.


- ¿Te vas así sin más? – preguntó Naruto.


- Sí. Mandaré a Sai y a algunos hombres más para que traigan a tu hermana hasta aquí, lo primero es garantizar su seguridad en estos nuevos tiempos que corren. Ya no es tan seguro nuestro refugio.


- Lo sé y agradezco que la traigas. Tengo muchas ganas de verla pero… ¿Tú volverás?


- No Naruto. Las tropas de Itachi saldrán hoy mismo hacia el puesto fronterizo. Sería demasiado trayecto tener que volver hasta aquí con nuestras tropas y luego intentar seguir a las de Itachi. El puesto fronterizo no queda lejos de nuestra posición, así que iremos directamente desde allí. Volveré cuando acabemos la misión.


- No mueras ¿Vale?


- Claro que no – le sonrió Kakashi volviendo a caminar.


- Kakashi – le llamó sonrojado Naruto.


- ¿Desea algo más, señor? – preguntó Kakashi volviendo a la formalidad de siempre.


- Yo… quería que fueras el primero en saberlo. Estoy esperando un hijo de Sasuke. Aún es pronto pero, el médico lo confirmó ayer. Ni siquiera se lo he contado aún a Sasuke.


Kakashi se giró mirando paralizado durante unos largos segundos a Naruto. Ese chico había sido como su hijo desde que su padre falleció, desde que perdieron a su hermano, nunca se habían separado. Le había cuidado, enseñado, le había protegido y le había visto crecer hasta convertirse en lo que era hoy en día. Se acercó a paso apresurado hacia él y le abrazó contra su pecho como si se tratase de su propio hijo.


- Cuídalo mucho ¿Vale? – le dijo Kakashi besando la cabeza de Naruto.


- Lo haré… lo haremos – corrigió pensando en Sasuke – tú ocúpate de volver con nosotros y traer a mi hermano de vuelta.


- Lo haré. Ten cuidado a partir de ahora y no te metas en líos que no estaré para sacarte de ellos – sonrió Kakashi haciendo sonreír también a Naruto.


- Si no me meto en líos… ¿Cómo iba a entretener a Sasuke?


- Pórtate bien – sonrió Kakashi – y no le des muchas preocupaciones a Sasuke. Nos vemos a mi vuelta.


- Kakashi… si es niño, voy a llamarle Sakumo, como tu padre. Sé que falleció intentando proteger al mío así que… - Naruto no acabó la frase.


- Será todo un honor para mí que le pongas ese nombre. Significa mucho para mí.


Kakashi se marchó y Naruto se quedó de pie en el pasillo viendo como subía al caballo en el patio y le daba la vuelta obligándole a galopar por el puente en dirección al pueblo. Todos los soldados que habían ido con ellos cuando tuvieron que traer a Naruto volvían a marcharse dejándole por primera vez a solas con las defensas de la ciudad de su esposo.


- Volverá – escuchó a Sasuke a su espalda.


- Eso espero. Ha dicho que vais a la frontera hoy, que vais a mover las tropas. Yo quiero ir.


- Me encantaría Naruto, pero también he escuchado tu conversación con él y no me parece buena idea.


- Espiar es de mala educación – sonrió Naruto.


- No te espiaba – dijo Sasuke sonriendo colocándose a la espalda del rubio y tocando su vientre – pasaba por allí y lo escuché. Un pequeño Uchiha.


- De eso nada, un pequeño Namikaze. Vamos Sasuke… déjame ir con vosotros.


- Sabes que te respeto y que siempre he aceptado que eres un gran guerrero y un mejor arquero pero… en tu estado no quiero que vayas, nosotros nos encargaremos de todo.


-  No me ocurrirá nada y lo sabes.


- Quiero sacar a tu hermano, Naruto, quiero verte feliz y no puedo luchar en plenas condiciones si estoy pensando en ti y en ese niño, si estoy todo el rato buscándote en el campo de batalla preocupado de que te esté pasando algo. Es mejor que te quedes esta vez. Confía en mí, te traeré a tu hermano de vuelta y podrás demostrarme una y mil veces que eres mejor que yo si quieres, pero no en esta guerra, por favor. Tan solo… cuida de nuestro hijo por el momento, protégelo hasta que vuelva.


- Vale – acabó resignándose Naruto.


- Sabes que te quiero ¿Verdad? – le preguntó Sasuke haciendo sonreír a Naruto.


- Sí, lo sé.


Ambos se quedaron de pie abrazados hasta que perdieron completamente de vista a todos los soldados que acompañaban a Kakashi. Pronto su hermana vendría y esperaba que su hermano también estuviera libre en breve. Después de tantos meses sin tener noticias de él, estaba preocupado. Aquella tarde todo el ejército del Reino del fuego partió hacia la frontera con Itachi y Sasuke acompañándoles, tan solo una pequeña guarnición se quedó en el castillo para la custodia y protección de Naruto y los sirvientes. Naruto vio desde la ventana de su habitación como partía su esposo entre aquella lluvia, ni siquiera le había dejado bajar a despedirle preocupado porque pudiera resfriarse a esas horas y le ocurriera algo al niño.


En el Reino de la lluvia, Orochimaru y sus hombres hacían aparición. Pain les había convocado pidiéndole ayuda por si el Reino del Fuego decidía atacar y Orochimaru había aceptado la alianza por el momento por el simple hecho de ser su sobrino… o eso decía él, en el fondo… sólo había ido a recuperar lo único que de verdad le importaba y había permanecido demasiado tiempo lejos de su poder, Deidara.


Orochimaru entró por la corte sorprendiéndose de no ver a Deidara por allí teniendo en cuenta su posición. Seguramente Pain aún le mantenía en secreto quien era realmente así que decidió ignorar el tema. Tras la presentación y el saludo a su sobrino, se disculpó comentando que estaba cansado del largo viaje y buscó a Deidara por los alrededores, encontrándole finalmente en el jardín trasero sentado en un banco de piedra frente a unos rosales.


No pudo evitar sonreir, había echado tanto de menos aquel cabello rubio que iluminaba el triste y lluvioso Reino de la lluvia. Se acercó hacia él y se sentó a su lado viendo la sonrisa que Deidara le dedicaba, siempre con aquella inocencia que le había enamorado desde la primera vez que lo vio.


- ¿Qué tal estás, Dei? – preguntó Orochimaru viendo como las gotas de agua caía de la cornisa del tejadillo donde estaban resguardados y se perdían en las hojas de las rosas.


- ¿Quieres la verdad o que te mienta? – le preguntó Deidara.


- ¿Te ha hecho algo? – preguntó Orochimaru.


- Estoy embarazado y tu sobrino no es precisamente el mejor anfitrión – le dijo sin rodeos - ¿Por qué no me llevas contigo? ¿Es que ya no soy bueno para ti? – le comentó Deidara tratando de volver a poner a Orochimaru en contra de Pain.


- Claro que eres bueno para mí, yo siempre te he amado.


- Entonces sácame de aquí, llévame contigo al País del Viento.


- No puedo hacer eso.


- No me trates de idiota, Orochimaru. Podrías hacerlo si quisieras.


- Siempre fuiste un chico listo pero no puedo seguir a tu mente. Dame un buen plan que pueda seguir y te llevaré conmigo.


- Ya tienes lo que querías, tengo un hijo de Pain, un heredero al trono del Reino de la Lluvia. Deshazte de Pain, llévame al Reino del viento, mi hijo reinará en el Reino de la lluvia por ser el heredero legítimo y puedo darte un hijo a ti para que sea el heredero del Reino del Viento, tendrías dos Reinos ¿No es lo que siempre has deseado?


- De verdad que eres un chico inteligente. De acuerdo, lo haré. Me desharé de Pain y me casaré contigo, tú y yo seremos los dueños de ambos Reinos.


Deidara sonrió como si fuera su cómplice pero en el fondo, sólo esperaba que Orochimaru jamás se diera cuenta que ese hijo no era de Pain, que no se diera cuenta que le estaba mintiendo para dividir las fuerzas enemigas.


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