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Reemplazando a mi hermana por Fullbuster

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Naruto despertó aquella mañana cuando los rayos del sol entraron por su ventana. Le costó desperezarse pero tras abrir los ojos y comprobar que su esposo no había pasado allí la noche, resopló frustrado dándose un golpe con la palma de la mano en la frente.


- Seré inútil – se recriminó - ¿Cómo conseguiré que entres en la cama, maldito bastardo? – se preguntaba.


No podía entender nada, le habían dicho que era un mujeriego sin remedio, que se follaba a todo lo que pasaba por su camino y resulta… que precisamente a él no le tocaba. ¿Por qué no le tocaba a él? ¿Tenía algo malo? ¿Es que no podía excitarle? No sabía qué iba a hacer, él nunca había sido bueno en temas de seducir, conquistar y coquetear. Había entrenado con soldados, era bueno con la espada y aún mejor con el arco, pero temas de seducción… de eso no entendía nada y era precisamente lo que iba a necesitar para traer a su esposo a su lecho conyugal.


Apartó las sábanas junto a las mantas y se levantó cambiándose de ropa. Sabía que los criados no tardarían en entrar trayéndole esa ropa tan exuberante de príncipe, pero él había decidido seguir con su ropa habitual, odiaba parecer un príncipe pese a serlo, se sentía tan normal. Se había criado siempre con soldados y eso es lo que se consideraba, un soldado.


Naruto salió del cuarto justo cuando los sirvientes llegaban para atenderle. Todos se quedaron asombrados de verle ya vestido y arreglado saliendo del cuarto.


- Señor – comentó uno llamándome – debería esperar a que lleguemos.


- Puedo vestirme solo, muchas gracias de todas formas. Podéis ir a ayudar a mi esposo – les comentó con educación y siguió caminando dejándoles asombrados.


Naruto sabía a la perfección que todo Rey se dejaba hacer absolutamente todo, también sabía que todos tenían sus amantes pero él no quería ser así. Le habían educado de otra forma, le habían educado fuera de las estrictas normas de un castillo, fuera de lujos y comodidades, todo eso le había hecho odiar todas las formalidades que tenían y tener que depender de los criados para todo.


- Debes aprender a dejar que hagan las cosas – comentó Kakashi a su espalda al verle caminar por el pasillo.


- Sabes que odio depender de la gente. Tengo manos por algo y no es para que me lo hagan todo.


- Debí educarte mejor en el comportamiento de la corte – sonrió Kakashi.


- Quizá – comentó Naruto sonriendo – pero tampoco he salido tan mal.


- Has salido como un militar responsable de sus actos pero no lo eres, Naruto, eres Rey, bueno… en tu caso ahora mismo príncipe al haberte casado con uno.


- Cuando llegue a Rey, si quieres cambiaré y dejaré que me hagan las cosas, mientras tanto sigo siendo un soldado en misión.


- No cambiarás nunca – comentó Kakashi frustrado – eres muy terco y no debí criarte con tanto soldado.


- Te agradeceré siempre que lo hayas hecho, porque soy capaz de defenderme por mi mismo. No necesito a nadie que me respalde.


- Vamos, te acompañaré al gran comedor, no hay que hacer esperar al Rey.


Era cierto que jamás se le había tratado como a un Rey, Naruto no estaba acostumbrado a esos comportamientos ni a que le siguieran constantemente los criados. Decían que era el futuro Rey ante la ausencia de su hermano, pero jamás había estado en su castillo, ni en su reino, se había escondido para sobrevivir, había entrenado con soldados y se comportaba como uno más. Tenía el título de príncipe ahora al casarse con uno, tenía el título de Rey legítimo de un reino que no poseía y todo eso para él, sólo eran eso… títulos que habían tras su nombre y tras su persona, pero que para él, significaba poco excepto la obligación de tener que tomar matrimonio con alguien de su alcurnia y ya lo había hecho.


Entró por el gran comedor vacío, estaba claro que nadie habría llegado aún si tenían que esperar a que sus criados llegasen para atenderles. Kakashi sonrió al ver cómo suspiraba Naruto, sabía que no entendía esas costumbres pero no podía evitarlo, algún día tendría que entenderlo. Fue a sentarse en una de las sillas cuando Kakashi le indicó con un leve carraspeo y con un ligero movimiento de cabeza que esa no era su silla, sino la de al lado. Naruto resopló cansado de tanta formalidad y se sentó en la silla de al lado.


Itachi entró en aquel momento abriendo el gran portón y Kakashi de pie tras la silla de Naruto le susurró que se levantase. Naruto lo hizo enseguida inclinándose en una reverencia para dar paso al Rey. Itachi al verle le pidió que se sentase mientras él tomaba también asiento en su silla real. Ambos esperaron en silencio unos segundos a un Sasuke que no daba señales de vida.


- ¿Has dormido bien? – preguntó Itachi hacia Naruto.


- Sí, gracias. Es una habitación muy cómoda.


- Me alegro.


Ninguno de los dos se atrevía a comentar nada sobre Sasuke. Itachi suponía que no había sido la noche de bodas perfecta al ver a Naruto allí despierto y sentado a la hora en la mesa mientras que su hermano no aparecía. Ya iba a decir a los criados que sirvieran el desayuno sin su hermano cuando apareció por allí sentándose al lado de su rubio esposo.


- Buenos días – comentó Sasuke sin muchas ganas.


- Llegas tarde, ya sabes que odio la impuntualidad.


- Me he dormido.


- Que sea la última vez, Sasuke – comentó Itachi de forma seria pidiendo que trajeran el desayuno.


El desayuno se mantuvo en un tenso silencio pero que a Naruto tampoco le importó en gran medida. Había algunos alimentos de la mesa que jamás había probado. Haber tenido que huir de su reino le había llevado a la supervivencia, ellos mismos cazaban o pescaban lo que necesitaban del bosque en el que se refugiaron. A Sasuke le extrañó cómo a veces Naruto miraba algunas frutas o algunos alimentos con curiosidad, lo olía y luego lo probaba ligeramente intentando adivinar si era comestible o si tendría buen sabor. Aquello le hizo sonreír aunque trató de camuflarlo.


Naruto miró el vaso fabricado con la más fina plata contemplando aquel líquido rojizo dentro de la copa. Se giró hacia Kakashi cuando nadie le miró y trató de llamarle chasqueando los labios. Cuando Kakashi se percató, se acercó ligeramente para escucharle susurrar.


- ¿Qué es eso? – preguntó.


- Es vino, señor – le dijo Kakashi de forma cortés.


Naruto lo había estudiado en sus libros, siempre se bebía vino en la corte pero él estaba acostumbrado al agua. En su castillo del bosque no llegaban suministros y mucho menos barriles de vino. Naruto se sentía como un imbécil por no saber cosas cotidianas, como si hubiera vivido como un salvaje todos esos años y ahora lo hubieran recogido en una jaula dorada a la que no podía acostumbrarse. Él no era como esos finos y distinguidos reyes, no se había criado ni educado de la misma forma.


Tras terminar de desayunar salieron del comedor. Itachi tenía asuntos exteriores que tratar con sus consejeros y Sasuke simplemente… desapareció enseguida sin darle explicación alguna a su esposo. Naruto frustrado caminó enfadado por el largo pasillo de piedra hacia el patio interior en el que había estado esos últimos días, ese patio donde conoció por primera vez a su esposo.


Se sentó en un banco de piedra observando los pájaros ir a beber y bañarse en una pequeña fuente y pensó cómo conseguiría hacer que su esposo se fijase en él. Sabía perfectamente que era normal que los reyes tuvieran amantes pero de ahí a que ni siquiera quisiera tocarle a él, eso no se lo permitía. Escuchó a Kakashi tras él y supo que estaba preocupado por él.


- La gente de mi reino muere y él sólo piensa en follarse a fulanas en vez de meterse en mi cama – se quejó Naruto.


- Veo que no fue muy bien anoche.


- ¿Bien? Fue horrible. En cuanto me acerqué a él salió corriendo de la cama como si tuviera lepra y se fue a su dormitorio. Seguro que prefiere estar con sus criados a compartir mi cama. ¿Es que no le atraigo? –preguntó Naruto preocupado - ¿Soy yo el problema?


- Seguro que le atraes... – intentó explicarle Kakashi.


- Lo siento, es mi culpa – escucharon a Itachi tras ellos que venía seguido de sus consejeros – por favor, dejadnos a solas – les pidió haciendo que se marchasen todos y caminando hacia Naruto.


Kakashi al verle hizo una reverencia al Rey y se alejó de allí para que pudieran conversar tranquilamente. Naruto trató de levantarse para hacer una reverencia cuando Itachi le detuvo y le comentó que se sentase de nuevo. Le dejó sitio y ambos miraron la fuente.


- Lo siento, Naruto – comentó Itachi – es de mala educación espiar conversaciones ajenas pero pasaba por el pasillo y no pude evitar escucharte. Sasuke es… muy terco. Sé que no es porque no se sienta atraído por ti. Eres un chico muy atractivo, muy educado y puede que no conozcas muchas cosas de la corte, no te has criado en una pero… es un problema de mi hermano, no tuyo. Está empeñado en llevarme la contraria desde que nuestros padres fallecieron. No he tenido mucho tiempo para estar con él, tenía que llevar un reino así que me desentendí un poco de él. Se ha vuelto… bueno como lo ves. Me dijo que no tocaría a su esposo porque le habíamos obligado a contraer matrimonio. Es un maldito cabezón y un orgulloso. Estoy seguro que lo está pasando mal por no poder tocarte, debe estar tirándose de los pelos – dijo sonriendo – no esperaba tener a alguien tan atractivo a su lado como tú y le vas a volver loco, en algún momento su orgullo y su cabezonería caerá, ya lo verás.


- ¿Por qué yo? – preguntó Naruto – es decir, teníais muchos reyes con reinos propios para elegir el matrimonio, no creo que vuestro consejo me decidiera a mí precisamente.


- Es cierto, nos desaconsejaron tener alianzas con vosotros, no teníais nada que ofrecer pero… mis padres y los tuyos hicieron pactos en el pasado, sé que sois hombres de palabra, tu familia jamás traicionó a la mía y eso lo tengo muy en cuenta. Sé que puedo confiar en ti y en tu apellido, harás honor a él. Yo… - interrumpió un segundo su conversación mirando una mariposa posarse en una flor – una vez estuve comprometido – dijo con tristeza – odiaba a mi prometido, era un poco como tú – sonrió – revoltoso, atractivo, inteligente… sabía que era bueno en casi todo y lo odiaba, no quería que fuera mejor que yo. Me convencí que ese chico y yo jamás congeniaríamos y un día… a medida que crecí, me di cuenta que lo que siempre creí que era odio, era en realidad admiración, me gustaba ese chico y sonreía como un idiota cuando él hablaba o hacía alguna gamberrada – sonrió Itachi.


- ¿Qué ocurrió? – preguntó Naruto curioso.


- Hace doce años que falleció – comentó – no conseguí casarme con él y ahora no puedo olvidarle. Tantos años de jóvenes odiándonos y cuando descubrí que le amaba… cuando por fin nuestros reinos iban a juntarse, le perdí, todo acabó en una noche.


- Hablas de mi hermano – dijo Naruto dándose cuenta.


- Sí, Naruto, de tu hermano mayor.


- Vi su cuerpo – comentó Naruto ante el asombro de Itachi – vi su cuerpo siendo arrastrado por la corriente – repitió empezando a llorar – y no consigo olvidarlo. Él me salvó, me sacó de la ciudad y yo… no pude ayudarle.


- Hiciste lo correcto, Naruto – comentó Itachi tratando de calmarle – tu hermano siempre era así, se preocupaba más por los demás que por él mismo. Estaría feliz de ver en la persona que te has convertido.


- Él creía que recuperaría el reino, creyó en mí y no lo he podido hacer.


- Lo haremos, ¿vale? Lo recuperaremos. Dale un poco de tiempo a Sasuke, sé que conseguirás ganártelo como tu hermano lo consiguió conmigo – le sonrió tratando de calmarle viendo cómo Naruto se limpiaba las lágrimas.


- Gracias – le agradeció intentando sonreír.


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