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Reemplazando a mi hermana por Fullbuster

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Naruto se despertó completamente solo en su habitación. Llevó su mano hasta su frente y se golpeó suavemente con ella dándose cuenta que seguía sin avanzar con su supuesto esposo. Empezaba a darle vueltas al asunto de si realmente eran un matrimonio, no habían intimado ni una vez, no habían consolidado ese matrimonio, todo era una farsa o al menos Naruto lo veía de esa forma.


Él mismo le había dicho que jamás se acercase a su dormitorio a menos que quisiera acercarse a él con seriedad, ahora se arrepentía un poco de haberlo dicho. Sasuke no se acercaría a él de forma voluntaria. Necesitaba que se acercase a él pero no sabía cómo conseguirlo. Al salir de la habitación ya vestido, se encontró con Kakashi en una de las esquinas esperándome para escoltarle hasta el gran comedor.


- Lo siento – comentó Naruto – ayer no estaba de humor.


- Lo entiendo. Todo lo que estás viviendo es muy nuevo para ti, pero la solución no está en que tú mismo alejes a ese chico de ti.


- No sé cómo llamar su atención. ¿Tengo que retarle a un combate o algo para que me tenga en cuenta?


- Ni se te ocurra – dijo Kakashi – lo que más odian los Uchiha es ser derrotados, olvídate de intentar ser mejor que él.


- ¿Y si me reta a algo?


- Finge que no sabes – comentó Kakashi – se creerá superior, no te hará preguntas y puede que si te ve más inocente de lo que en realidad eres, podría sentirse atraído por ti.


Naruto resopló, ahora encima le tocaba fingir ser un inútil. Kakashi sonrió siguiéndole por el pasillo de cerca.


- Sé que no te gusta todo esto – comentó Kakashi.


- Yo no soy un inútil.


- Y cuando hayas metido a Sasuke en tu cama se lo demostrarás, hasta entonces… sólo serán unos días.


- De acuerdo.


Entraron los dos en el gran salón, sólo Itachi estaba allí sentado con sus guardaespaldas tras él. Saludó a Naruto y éste hizo una leve reverencia antes de ocupar su sitio de la última vez. Su esposo aún no había aparecido y al ver Itachi lo solo que entraba Naruto, supo enseguida que Sasuke seguía sin entrar por el lecho conyugal. Sasuke esa mañana no llegó y desayunaron solos Itachi y Naruto observándose en un tenso silencio de vez en cuando.


Naruto no estaba acostumbrado a tomar vino, a cada sorbo un nuevo gesto se dibujaba en su armónico rostro intentando acostumbrarse a aquel sabor. Itachi no pudo evitar sonreír y mandó que trajeran agua, desde luego Naruto no estaba nada acostumbrado al vino. Aquel chico rubio vio cómo le cambiaban el vaso por otro con agua y miró a Itachi que le sonreía desde el otro extremo de la mesa.


- Gracias – comentó sonrojado.


- De nada. La próxima vez pídelo. No te tomes algo a disgusto.


- De acuerdo – comentó Naruto con una leve sonrisa.


Tras terminar su desayuno, Naruto salió de allí cabizbajo, pensando cómo conseguiría que su esposo entrase de una maldita vez en su cama. Caminaba por el último pasillo hacia el patio cuando escuchó mucho ruido en él. Se acercó para ver cómo Sasuke había invitado a algunos amigos suyos y estaban disparando sus arcos a una diana en el otro extremo del patio. Se quedó unos segundos observando hasta que uno de los amigos se dio cuenta que estaba tras ellos y se ruborizó llamando al siguiente amigo y éste al siguiente hasta llegar a Sasuke.


Sasuke se giró viendo a su esposo allí en el pasillo y sonrió. Sinceramente… Naruto esperaba encontrárselo teniendo sexo con algún criado, no esperaba verle allí levantado “jugando” a lanzar flechas a una diana. Sus ojos se centraron en la diana del fondo. Él habría podido acertar hasta con los ojos cerrados pero se mantuvo allí inmóvil.


- Naruto, ven. Te presentaré – comentó Sasuke y Naruto caminó hacia los amigos de Sasuke que se sonrojaron al verle – es mi esposo, Naruto Namikaze, futuro Rey del País del Viento.


- Mucho gusto, señor – comentaron los amigos hacia Naruto haciendo una leve reverencia.


- Estábamos practicando un poco. ¿Te apetece? – preguntó Sasuke hacia Naruto.


Naruto miró la diana, le habría dado de lleno pero entonces sus ojos se fijaron en Kakashi que negaba con la cabeza suavemente y con disimulo explicándole que no llamase la atención ni dejase a Sasuke en ridículo.


- Me encantaría, mi señor – aclaró Naruto hacia su esposo – pero usted mejor que nadie sabe que no se me dan bien las armas.


- Podría ayudarte – dijo Sasuke sonriendo – vamos…por favor. Te ayudaré.


Naruto no pudo rehusarse en aquella situación teniendo a los amigos de su esposo allí presentes. Kakashi también resopló dándose cuenta que Naruto no tenía otra opción que aceptar aquella propuesta de su esposo, sólo le quedaba esperar que Naruto no mostrase su talento natural para las armas. Había pasado años perfeccionando su puntería con los soldados de su ahora difunto padre, era imposible que Naruto fallase una flecha, tenía una puntería perfecta.


Sasuke se acercó hasta una de las mesas de madera y cogió un arco bastante ligero dejándoselo a Naruto. Éste se extrañó bastante al ver el arco y sonrió sin poder creerse que le considerase tan débil como para no aguantar un arco algo más pesado. Naruto miró hacia Kakashi confuso pero le vio negando con la cabeza indicándole que no hiciera ninguna estupidez, estaba en juego el orgullo de su esposo y todos sabían… que los Uchiha eran muy orgullosos.


Naruto cogió el arco y fingió no saber utilizarlo dejándose aconsejar por Sasuke, quien se puso tras él y le ayudó a disparar la flecha. Naruto movió el arco ligeramente para evitar que diera en el centro de la diana. Sasuke sonriendo, lanzó una vez él sólo acertando de lleno en el centro y recibiendo los elogios de todos.


Sasuke miró a Naruto sonriendo y aunque el rubio trató de que aquello no le afectara, lo hizo. Su esposo le estaba tratando como si fuera un inútil y empezaba a cabrearse. Él no era un inútil, sabía valerse por sí mismo, no había tenido la vida fácil que Sasuke sí había vivido.


Los compañeros de Sasuke comentaron de ir a cazar y por supuesto, se marcharon sin comentarle nada a Naruto, era algo lógico, se suponía que ni le gustaba la caza ni sabía nada de armas. Aun así a Naruto le molestó un poco aquel hecho, no porque no le tomasen en cuenta para ir con ellos, sino porque su esposo parecía que prefería irse a cazar con sus amigos que estar con él.


Kakashi muchas veces le había contado lo enamorado que estaba su padre cuando se casó, cómo ambos no se podían apartar el uno del otro por mucho tiempo. Naruto se había hecho una idea de lo que sería el matrimonio, de lo que sería amar a alguien. Ahora se daba cuenta del error, él no amaba a Sasuke, Sasuke tampoco le amaba a él, todo era un compromiso forzado y desde luego… ninguno estaba dispuesto a pasar tiempo con el otro, se rehuían todo lo que podían.


Aquel chico rubio veía cómo su esposo se marchaba y cuando llegó hasta el pasillo de piedra, él no quiso ni girarse a mirarle. Escuchaba la sonrisa de Sasuke, sus palabras hablando de lo bien que se lo pasarían en la caza, escuchaba a sus amigos reír y bromear con él, pasárselo bien mientras Naruto tenía que quedarse encerrado entre las paredes de este castillo.


Apretó el arco con fuerza aunque seguía dándoles la espalda y cuando dejó de escucharles sacó una flecha del cajetín y la tensó en el arco con rapidez girándose y disparando atravesando y rompiendo la flecha que Sasuke había acertado en el centro de la diana. Kakashi sonrió, sabía que había tenido un pequeño ataque de ira y prefería hacer eso para descargarse a ir a enfrentarse a su esposo y poner la situación mucho peor de lo que ya estaba.


- Buen lanzamiento – escuchó una voz a su espalda y se sobresaltó.


Naruto soltó el arco con rapidez encima de la mesa y colocó una gran sonrisa fingiendo no tener ni idea de lo que estaban hablándole.


- Sólo ha sido suerte, majestad – comentó hacia Itachi que se acercaba a él.


- Atravesar otra flecha y dar en el blanco no es sólo cuestión de suerte, hay que tener buena puntería y destreza. No intentes ocultarlo, no ha sido suerte.


- No se lo digas a tu hermano, por favor – comentó.


- No diré nada, como si no te hubiera visto.


- Gracias.


- Lo descubrirá tarde o temprano.


- Espero que sea tarde – comentó Naruto – no creo que se tomase muy bien todo esto.


- Bueno, quizá no le disguste la idea de que sepas defenderte, pero agradezco que fingieras frente a sus amigos, es mejor así, Sasuke es un chico muy orgulloso, le gusta ser siempre el mejor.


- Lo sé, los rumores sobre él vuelan. Por lo menos últimamente no le veo tanto con sus criados.


- Es un paso – comentó Itachi – mi hermano caerá, te lo aseguro, démosle un poco de tiempo. A medida que vaya conociéndote irá acercándose. Es bastante cabezota también además de orgulloso.


Naruto vio cómo algunos criados pasaban con rapidez llevando grandes sacos de trigo, carne en abundancia y muchos barriles de vino. Aquello le sorprendió y se quedó con la vista fija en aquellos trabajadores sin atreverse a preguntar nada, pero Itachi al verle distraído, se giró para comprobar lo que estaba mirando aquel chico rubio.


- Un viejo amigo viene de visita – comentó Itachi – No pude ir a su coronación por asuntos importantes que atender del reino así que ha decidido venir él en persona a verme. Aprovecharé en tratar temas de gobierno con él, asuntos aburridos de diplomacia.


- Ya veo – comentó Naruto algo serio - ¿Cuándo llega?


- Mañana temprano. Es el Rey del gran país de la Lluvia. Hace muchos años que no había podido verle. Tenemos que tratar los nuevos acuerdos de paz que mantenemos. Asuntos burocráticos.


- No entiendo mucho de asuntos de Estado – comentó Naruto – he leído sobre ellos y Kakashi me enseñó lo básico pero…


- Lo sé, no tuviste nunca que gobernar. Un día lo harás, Naruto, conseguiré recuperar tu reino y podrás volver a tu tierra natal.


- Gracias – comentó Naruto sonriendo.


 


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