~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Ese ángel caído que me había encontrado tenía la sonrisa y el alma de un verdadero demonio. Era una verdad que algo en mi ser me hacía sentir que quería estar por siempre a su lado, pero realmente no sabía porque tenía que pertenecerle solo por el simple hecho de haberle ayudado… “Tú me ayudaste, eso significa que desde el momento en el que decidiste ayudarme te convertiste en mío”… “MIO, desde ahora y para siempre, te has condenado a ser mío por toda la eternidad”, sus palabras resonaban en mi cabeza, también era verdad que ya no tenía miedo cuando él estaba cerca de mí, y a pesar de que algo en mí quería pertenecerle otra parte de mí y mi mente me advertían que debía alejarme, que debía escapar y esconderme de él.
-¡Yo no te pertenezco! -Dije mirándolo a los ojos con el ceño fruncido -Si te ayudé fue solo por simple amabilidad.
-Eres mío, ángel, y ni tus tontos caprichos ni lo de nadie van a conseguir arrancarte de mi lado –Dijo inspeccionando dentro de mi alma con sus ojos rojos.
-¿Y qué hay de lo que yo quiero? –Dije cruzado de brazos retándolo con la mirada.
-Lo que tú quieres es estar conmigo, tus ojos me lo están diciendo porque puedo ver a través de ellos la verdad de tu alma –Dijo en tono arrogante.
-Estás loco, eso no es lo que yo quiero –Dije volteándome para darle la espalda y caminé hacía las escaleras, las subí casi corriendo hacia mi habitación, al llegar a ésta entré y cerré con seguro la puerta.
-No importa que tan rápido corras y que tan lejos llegues, me llevas contigo –Dijo mientras seguía mis pasos.
-Lárgate de mi vida, no quiero verte nunca más –Dije molesto, estaba muy frustrado por sus palabras.
-Donde quiera que vayas, hagas lo que hagas, soy una parte de ti –Dijo tratando de abrir la puerta.
-No, tú no eres parte de mí, ni siquiera sé porque me está pasando esto ¡Yo no creo en seres sobrenaturales! ¡Lárgate! ¡Tú no existes! –Dije mientras estaba escondido detrás de mi cama con mis manos tapando mis oídos para no seguir escuchando sus palabras; no sabía qué hacer, no quería escucharlo, no quería salir, no quería verlo, mucho menos quería creer que era verdad lo que decía, su voz era tan hipnotizante que era como si me hundiera en un trance, uno en el que estaba dispuesto a hacer todo lo que ese ser dispusiera con solo decirlo.
-Yo soy real ángel, soy la oscuridad de tu alma –Sus palabras me hacían sentir confundido no entendía a qué se refería –Que tú me hayas encontrado no fue una simple coincidencia, tú tenías que encontrarme y por eso estoy aquí.
-¡No entiendo a qué te refieres! Seguramente te equivocaste de persona ¡Yo no soy a quien buscas! –Dije quitando las manos de mis oídos y abrazándome a mí mismo, mis ojos comenzaron a temblar.
-Tú me encontraste porque yo poseo la parte que te complementa y tu posees la parte que me complementa a mí, ese era tu destino; todos los ángeles son un ser completo de luz que tienen un humano a su cargo, se encargan de cuidar sus pasos y velar sus días más no tienen otro tipo de conexión, pero nosotros, los ángeles caídos, somos seres a los que la luz se nos fue arrebatada convirtiéndonos en demonios, en oscuridad, fuimos condenados a vagar en la tierra en busca de nuestra luz, tú eres la luz que me fue arrebatada, ángel, y no estoy dispuesto a ser separado de tu lado ahora que te he encontrado –Decía mientras yo estaba atónito, no sabía si creerle o no, sus palabras eran muy poco convincentes, no sería tan tonto como para bajar la guardia.
-Yo no soy ninguna luz… No… ¡Yo no puedo complementarte! –Dije esas palabras mientras algo dentro de mí me hacía dudar de ellas.
-Sé muy bien que siempre has sentido que algo te falta, que a pesar de tenerlo todo no te sientes completo, que siempre has esperado algo sin saber qué es, debes entender que yo soy ese algo que te ha hecho falta –Dijo con una voz calmada, yo abrí mis ojos de la sorpresa, ¿cómo rayos ese ser sabía lo que tantas veces pasaba por mi cabeza? Eso era tan tétrico, ese demonio tenía la cualidad de conocer los pensamientos más profundos de mi corazón –Debes saber que estoy aquí para sacar todo lo malo que hay en ti y para que tú saques todo lo bueno de mí, solo así nos completaremos porque yo soy tu oscuridad.
-*¿Completarnos? ¿Lo que siempre me ha hecho falta? ¿Mi oscuridad?* - Esas preguntas daban muchas vueltas en mi cabeza, no sabía cómo reaccionar.
-Abre la puerta ángel…-Dijo pero no obtuvo respuesta de mi parte, yo estaba perdido entre mis pensamientos, muy lejos de mi cuerpo y en otro lugar – ¡Ángel! ¡Abre la puerta! –Siguió llamándome intentando abrir la puerta pero yo nunca respondí.
Cuando por fin salí de mis pensamientos y me di cuenta que la luz del sol estaba comenzando a desaparecer y todo comenzaba a volverse tinieblas volví a escuchar las palabras de Yami.
-Soy la respiración de tu piel, soy la sangre de tus venas y día a día fluyo a través de tu corazón –fueron las palabras que escuché, eso era todo lo que repetía, cuando estuvo a punto de abrir la puerta quise desaparecer, no sabía que hacer así que tomé todo el valor de mi ser y salí de mi habitación brincando por la ventana, cualquier lugar era mejor que estar en el mismo lugar que ese demonio.
Corrí a través de las calles y sentí como su presencia me perseguía “No importa que tan rápido corras y que tan lejos llegues me llevas contigo”, esas palabras estaban reproduciéndose como si de una grabación se tratase en mi cabeza y estaban comenzando a ser un martirio, me reprendí mentalmente por haberlo ayudado, de no ser tan solidario esto no me estaría pasando.
-Soy la soledad que te persigue. Soy el grito en tu cabeza -Cuando mencionó esas palabras él comenzó a hablar dentro de mi mente.
-¡Aléjate Yami! –Grité sin dejar de correr sin darme cuenta que me había metido al callejón donde justamente lo encontré a él -*Donde quiera que vayas, hagas lo que hagas son una parte de ti* -Sus palabras resonaban en mi interior una y otra vez, no supe cómo rayos ese maldito demonio se había metido dentro de mis pensamientos.
-Soy el vacío en el que algún día te convertirás –Dijo acorralándome contra la pared del callejón poniendo sus brazos a los lados evitando mi escape –Soy el silencio, el miedo de tu alma –Dijo susurrando esas palabras en mi oído, su voz me helaba la sangre, ya no podía seguir escapando, él me tenía a su merced.
-¿Qué es lo que verdaderamente estás buscando de mí? –Dije derramando unas cuantas lágrimas oscuras.
-Corromperte un poco y hacerte pecar, sacar la verdadera oscuridad que hay dentro de tu alma, tener a mi luz a mi lado por la eternidad –Dijo mirándome fijamente y secando las lágrimas que habían bajado por mis mejillas –El verdadero reto está en saber sacar todo el lado malo que hay en ti, el bueno, cualquiera puede hacerlo, pero hacerte pecar, ese, querido ángel, ese es el verdadero reto –Sus palabras hacían que mi corazón se acelerara, además de que era muy frustrante estar así, acorralado –Eres muy lindo Yugi… solo tú podrás sacar todo lo bueno que hay en mí, sé bien que también podría amarte y hacerte feliz, eso es lo que busco, complementarte para que por fin puedas ser verdaderamente feliz, como siempre lo has querido y de esa manera al ser feliz tú también ser feliz yo.
Sentí como mi rostro se sonrojó al escuchar sus últimas palabras, me di cuenta que sus ojos habían cambiado, ya no parecían emanar fuego, pero seguían reflejando una inmensa seguridad y podía notar que su voz tenía un leve toque de ternura, busque dentro de mí el valor para apartarlo, pero ya no existía nada que me advirtiera que me alejara de él y yo simplemente ya no quería hacerlo.
-Está bien, no puedo huir nunca más, aquí estoy, no tengo nada más –Dije bajando mi mirada en señal de rendición –Aunque traté de escapar, si tú eres todo lo que soy no intentaré huir más, llévame a casa, ya no lucharé contra ello. Me rindo –Alcé mis ojos y me encontré con los suyos que temblaban levemente y sus labios estaban entre abiertos de la impresión que le provocaron mis palabras –No puedo correr más, me entrego a ti, lo siento, quise ignorar esto, pero todo es real y verdadero, todo lo que necesito eres tú –Dije y me aparte un poco de la pared para pegar mi cuerpo al suyo, escuchaba como su corazón latía muy rápido, supuse que nunca imaginó que me acabaría rindiendo.
-En ese caso, espero que estés preparado ángel, porque yo jamás te dejaré ir –Dijo envolviéndome con sus fuertes brazos, su cuerpo emanaba una calidez única, era una sensación completamente diferente a todo, a pesar de que él era un demonio su abrazo me transmitía mucha paz.
-No te estoy pidiendo que lo hagas –Dije un poco apenado, él me miro con una sonrisa ladeada y acercó sus labios a los míos, no puse ningún tipo de resistencia, caí antes que él, ese ser me había atrapado desde el primer momento en el que lo vi y aunque traté de escapar ya no lo haría jamás, mi lugar era donde él estaba, mi destino era complementarlo, ser complementado y ser feliz a su lado, eso estaba bien para mí, sentí sus suaves labios en los míos, el beso que me estaba dando era dulce, quién hubiera imaginado que el beso de un demonio podía ser tan dulce y lleno de ternura, pasó sus brazos para atrapar mi cintura y yo pasé los míos tras su cuello, el mundo podía irse al infierno en ese momento, lo único que quería era estar por siempre con él, con mi demonio para así poder completar nuestros destinos.
Ya no necesitaba más con él a mi lado, quién lo hubiera dicho, la persona más escéptica de este mundo se topó con una situación para cambiar completamente su punto de vista, ahora podía creer en las cosas que antes no creía, porque eso es lo que me aprendí al encontrarme con mi oscuridad.