Demian suspiro, mientras observaba el panorama que le brindaba la ventana de su habitación. En los jardines había hombres armados, resguardando la seguridad de la residencia.
-No entiendo el por qué hay tantos hombres alrededor de la casa. Me pregunto si es que descansan en la noche- dice Dylan que estaba sentado a las orillas de la cama.
-Al parecer deben de tener turnos, en realidad no lo sé- le mira.
-Lo que sí me parece extraño es la actitud de Carlos y Mateo.
-¿Por qué lo dices?
-Siento que nos están ocultando algo. ¿No has sentido lo mismo tú?
-Bueno… si, pero pienso que deben de ser asuntos de “negocios”
-Me da intriga de saber qué es lo que traman- sonríe malicioso.
-Dudo que averigües que es lo que hacen- el azabache se acerca a donde estaba su amigo castaño- cambiando de tema ¿Cómo te has sentido con lo del embarazo?
-Raro. Me dan antojos de las cosas que más odio; al menos los vómitos se han disminuido.
-Jajaja. Ese pequeño será el consentido de todos en este lugar.
-Si- bosteza- son apenas las cuatro de la tarde y ya me dio sueño. Iré a mi cuarto a dormir un par de horas
-Anda y descansa- el castaño asiente levantándose de la cama, para luego irse de la habitación dejando solo al pelinegro. Este se acuesta en la cama mirando el techo y reflexionando lo sucedido hace tan solo un día desde que fue a ver a su padre “y pensar que no se ha contactado conmigo, aunque sea para hablar del absurdo compromiso”
-¿Qué es lo que estas pensado, pequeño?- dice una voz proveniente de la entrada del cuarto.
-Carlos… ¿Hace cuánto estas hay parado?
-El tiempo suficiente para contemplarte- le guiña el ojo. El pelirrojo camina dirigiéndose hacia el pelinegro- ¿Estas aburrido?
-Bastante- le sonríe –Carlos ¿te puedo hacer una consulta?
-Claro- se sienta en la orilla de la cama.
-¿Es idea mía o hay más movimiento en la casa desde ayer? ¿Acaso sucede algo?
-Me has hecho dos preguntas, tramposo.
-Contéstalas y no las esquives.
-Estoy arreglando un asunto, que no deberías de tomarle importancia
-Mmm. Eso quiere decir que no me lo dirás.
-No quiero que te preocupes por tonterías, solo es eso.
-Está bien- el sonido de un celular se hace escuchar- debe de ser el tuyo.
-Sí, tiene que ser un mensaje- lo saca del bolsillo de su pantalón- es un número desconocido
-¿Y qué te dice?
-Bueno…- empieza a leer el contenido, sorprendiéndose quién es el que le escribe
-¿Entonces?
-Eh… no sé cómo decírtelo, así que léelo por ti mismo- le entrega el celular, cosa que de inmediato el pelirrojo lo recibe y empieza a leer.
Mensaje: Hola Demian, soy Antonio (me conseguí tu numero con tu padre) te hablo para que nos juntemos en el café Tazza D'Oro Coffee Shop, y que... charlemos de lo que paso ayer ¿te gustaría?
-Maldito bastardo, es que no le quedó claro que yo era tu pareja.
-No te enojes, él solo quiere saber que me paso ayer; está preocupado.
-Si claro, preocupado- dice con ironía.
-Carlos, Antonio es buena persona. No deberías de juzgarle por lo del compromiso
-Deberías de conocer mejor a las personas, ese bastardo no es un santo para que pienses así de él.
-¿Por qué lo dices? ¿Es que acaso sabes algo de él?- el pelirrojo guarda silencio- Carlos… no me gusta que me guarden secretos, eso quiere decir que no confías en mí.
-Quería encargarme de ese asunto sin que tú te dieras cuenta y no te preocuparas, pero al parecer no se va a poder hacer- suspira y le mira serio- desde hace más de cuatro meses eh hecho que sigan los movimiento de tu madrastra.
-¿Pero por qué?- el pelinegro le observa incrédulo.
-Desconfianza de que algún día quiera hacerte daño, cosa que no permitiría- le acaricia la mejilla- William, mi investigador, hace una semana me dio la información y en ella salía que Alicia tenía un…
-…Amante- completo la oración el oji azul- en el fondo sospechaba que lo tuviera ¿pero qué tiene que ver Antonio en esto?
-Que ese bastardo es su amante.
-¿Ha?… Estas bromeando ¿cierto?
-¿Tengo cara de que te estoy mintiendo? Si no me crees te muestro todas las fotos en las cuales están esos dos juntos.
-No me lo puedo creer, es que como esa maldita puede llegar tan lejos. Eso quiere decir que… ¿todo el asunto del compromiso es planeado por esos dos?- el pelirrojo le afirma- esa perra me las va a pagar- se levanta rápidamente de la cama
-¿Adónde vas?
-A desenmascarar a esa perra.
-Te sugiero que no lo hagas.
-No me quedare con los brazos cruzados, esperando a que esa mujer asesine a las personas que más quiero. Puede hacerlo contigo por el simple hecho de que eres mi pareja, y eso le estorbaría a ella y a ese infeliz para conseguir lo que quieren.
-¿Y tú crees que no he planeado nada? Pequeño cuando se meten contigo, lo hace conmigo- le abraza por la cintura
-¿Ese es el motivo por el cual todos se están moviendo en la casa?
-Así es.
-Déjame ayudarte.
-Es muy arriesgado y no estoy dispuesto a exponerte al peligro.
-Pero…
-No hay peros- sujeta su cara con sus manos- Demian te lo he dicho, eres importante para mí. Si dejo que participes en esto, estarías cien por ciento expuesto al peligro. Esa gente no tendrá piedad contigo.
-Está bien; pero prométeme que no te meterás en problemas.
-Eso… es difícil de prometer, pero lo intentare- le sonríe y le besa- ¿Qué te parece ir… no se… algún sitio para distraernos?
-Sí, me fascina la idea. Estoy demasiado aburrido estando solo en casa.
-Bueno entonces arréglate.
El pelinegro se arregló un poco su forma de vestir, para luego salir en compañía de su pareja eh ir a caminar por la ciudad de Venecia. En todo el trayecto charlaban y bromeaban de cada cosa que les causaba risa. A simple vista se les veía como una pareja normal caminando por las calles de la cuidad.
Todo iba bien hasta que fueron interrumpidos por una voz que hizo parar de inmediato la caminata del de ojos color cielo
-¿Demian, eres tú?- pregunta el hombre detrás de sus espaldas. El pelinegro lentamente se da la vuelta y observa temeroso a la persona que estaba ahora delante de él.
-Padre…- el pelirrojo solo observaba la situación, estando aun al lado del azabache y con sus manos entrelazadas; cosa que el progenitor del pelinegro se da cuenta
-¿Quién es ese joven que te sostiene de tu mano, Demian?
-El…pues…-no había que ser un genio para no darse cuenta que el pelinegro se moría de los nervios
-Lo siento que interrumpa, pero… ¿por qué no mejor hablamos adentro de esa cafetería?- propone el de cabellos rojizos. Padre e hijo asienten a la idea del mafioso, ingresando los tres a la cafetería que estaba al frente de ellos y sentándose en un lugar apartado de las personas.
-¿Ahora me dirás que es todo esto?- le pregunta molesto a su hijo, cosa que el pelinegro no lo toma bien.
-¿Por qué te tengo que dar explicaciones si con lo que te dije el día de ayer quedo más que claro que yo ya no existía para ti?
-Modera tus palabras, Demian. Todo lo que dijiste ayer fueron palabras sin sentido, solo estabas molesto.
-Sí, tienes razón, estaba demasiado molesto, pero aun así todo lo que te dije es como yo me siento.
-No deberíamos de discutir nuestros problemas delante de un extraño que aún no me lo presentas correctamente- su padre observa detalladamente al pelirrojo
-Perdón, él es Carlos.
-¿Y su apellido?- el pelinegro dudaba en decirle su apellido, no quería que se diera cuenta de que la persona con la cual estaba emparejada era el hijo del jefe de la mafia italiana. El pelirrojo al ver que el de ojos zafiros estaba en un debate mental, opta el mismo presentarse a su suegro.
-Señor, me llamo Carlos Babussi y soy la pareja de su hijo- los dos que estaban sentados en la mesa miraban sorprendido y shockeado por las palabras directas del pelirrojo.
-No podías ser menos directo, Carlos- le reprocha el azabache una vez que salió del trance.
-Me pareció justo decirle la verdad ahora antes de que se entere por otras personas, pero conté que ni con eso me hará que me aleje de su hijo- mira retadoramente al padre del pelinegro.
-N-no pue-puede ser ¿acaso dijiste Babussi?
-Eso fue lo que dije ¿algún problema?
-¡Eres el hijo del jefe de la mafia italiana, ese es el problema!- respondía histérico Jorge
-Yo no le veo nada de malo. Además por lo que me dijo Demian, usted quiere que se case con el heredero de los Giordano para así tener más fortuna, cosa que yo le puedo dar mucho más que ellos.
-¿Qué es lo que quieres decir?
-Me refiero que mi familia es más poderosa que la de esas personas ¿No cree que es mejor que yo este con su hijo que ese tal Antonio?
-Tú expondrías al peligro a mi hijo, cosa que su prometido no haría- el pelirrojo se ríe hipócritamente.
-Por favor, ese imbécil no es un santo; debería de investigarlo antes de hablar maravillas de ese hipócrita.
-¿Qué es lo que sabes niñato? – le pregunta molesto
-No es mi deber decirle lo que yo sé. Perfectamente puede contratar un detective e investigarle, capas que así se entere de un par de cosas- el pelirrojo sonreía arrogante al mayor- bueno si eso es todo lo que va a decir, nos retiramos ya que su hijo y yo tenemos que seguir con nuestra cita. Fue un gusto en conocerle y si quiere contactarme le dejo mi tarjeta- en la mesa deja la tarjeta de presentación. Se levanta seguido por el azabache y se retiran del lugar.
Una vez alejados de la cafetería se van a un parque, sentándose en unas de las bancas del lugar. Sin perder el tiempo el pequeño de estatura le reclama al mayor
-No tuviste ni siquiera gentileza para decirle a mi padre sobre que eras un mafioso.
-Tarde o temprano se enteraría. Capas que con eso tu compromiso se anule- el azabache suspira resignado
-No sé qué hare contigo
-Amarme y quedarte siempre a mi lado- le abraza
-Idiota te amo.
-Y yo igual.
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Lejos de donde estaban los dos enamorados, había una mujer desesperada y frustrada viendo las fotografía que estaban en su cama; en esas imágenes se podía apreciar perfectamente a ella y a su amante en un restaurante besándose.
-Maldita sea, todos mis planes se están viniendo abajo. Maldito engendro si tan solo no existieras. Si las cosas siguen así tendré que eliminar cueste lo que cueste a ese doncel. Nadie arruinara mis planes, ni siquiera tú Demian- se toca el vientre abultado- pronto hijo mío toda esta fortuna te pertenecerá solo a ti