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SEND ME AN ANGEL por Miley_lio

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Notas del capitulo:

!!GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!!

 

 Ma hace pensar que si tengo algo de madera para esto jeje, 

asi que aqui les traigo  el segundo capitulo, si puedo, les traigo el tercero lo  mas pronto jeje, 

De nuevo gracias por sus comentarios.

 

-

 

 

--  Aioros.- volvió a llamarlo  una voz a sus espaldas, sacándolo de su estado ausente.

- perdón, me decías. – hablo regresando a la realidad y mirado a la persona que lo miraba extrañado por su actitud.

-que te sucede? – pregunto el otro, con un dejo de susceptibilidad. – tú no eres así de distraído, dime en que piensas tanto? – Aioros desvió su mirada hacia la ventana, el cielo se mostraba azul.

-nada. – hecho un hondo suspiro mientras se asomaba por la ventana, Aldebarán, quien permanecía a sus espaldas se cruzó de brazos.

-nada de eso, te conozco muy bien, Aioros, así que vamos, habla, sabes que puedes confiar en mí. – le insistió, pues  le preocupaba el estado tan ausente y distraído de su amigo y compañero de trabajo.

-es solo que…me preocupa. – sí, no había hecho otra cosa más que pensar en el muchacho oji verde que encontró moribundo hace  como 5 días.

-hablas de, el muchacho al que ayudaste. – Aldebarán tomo asiento  sin apartar la mirada de Aioros.

 - sí, sigue inconsciente y la verdad me preocupa que…que no vaya a despertar nunca. – sonaba afligido.

- él lo hará, ya oíste a Shura, su estado mejoro mucho, los medicamentos afortunadamente están haciendo efecto. – dijo para darle ánimos.

- pero el sigue sin despertar. – hablaba con pesar, como deseaba quién era y poder ayudarlo, pero el muchacho aun no reaccionaba, no hacía más que gimotear y revolotearse en la camilla levemente.

- bueno….tal vez solo es cuestión de tiempo. –

-eso espero, Alde, en verdad espero que despierte. – Aioros  cerró los ojos afligido y preocupado, Aldebarán,  a modo de apoyo, poso su mano en el hombro de Aioros.

-ya verás que se pondrá bien. – le sonrió. – sabes, admiro mucho tu trabajo y tu empatía por los demás, eres en verdad una persona especial. -

Aioros le sonrió apenado, mientras volvía a tomar asiento.-será mejor que  volvamos al trabajo. – hablo revisando los expedientes que le había traído Aldebarán para  que los revisara.

 

 

 

-¡Aioros! – grito una voz detrás de él, al voltear, vio a saga.

- creí que dijiste que ya no perderías  el tiempo con alguien tan patético como yo. – hablo molesto mientras se acercaba a su carro con saga siguiéndolo.

-no digas eso Aioros, tu sabes que soy muy impulsivo y la verdad me descontrole. – saga se veía muy incómodo con esa situación. – Lo siento, si, sé que  no debí de decir esas cosas ni actuar como lo hice, pero la verdad, me molesto mucho tu actitud y yo no pude…-

- entiendo y está bien, ya no te molestes por mí. – interrumpió Aioros, abriendo la puerta del carro para ingresar.

-¡espera! - Le detuvo mirándolo fijamente, -¡te invito un café! – Aioros negó con la cabeza.

-ahora  no saga, tengo cosas que hacer. – sin decir más, Aioros ingreso a su vehículo, dejando a saga frustrado y más que nada molesto.

-maldita sea, hasta cuando voy a tener que perseguirte. – su capricho aumentaba, con cada rechazo que recibía por parte de Aioros, sentía su orgullo y dignidad más pisoteados.

- no vas a hacerme este desplante de nuevo. - Quería que Aioros cayera, necesitaba sentirse el ganador y lograría que Aioros sea suyo, sea como sea.

 

--

 

Aioros se dirigía hacia el hospital, como lo había estado haciendo esos últimos  días, después del trabajo, con la esperanza de ver al muchacho ya recuperado; con ánimos y fuerza para seguir adelante.

-¡Shura! – le grito al verle salir de la habitación de aquel muchacho. – dime como esta, mejor? – pregunto ilusionado, Shura le sonrió mientras asentia.

-sí, ahora mismo lo acabo de revisar y su estado es cada vez más alentador, aunque todavía no despierta, pues parece estar sumergido en un estado inconsciente. –

- ¿la policía aún no sabe nada de él? –cuestiono Aioros angustiado.

Shura negó con la cabeza. – no, y ningún familiar se ha aparecido por aquí, esto solo nos dificulta más las cosas. – resoplo agobiado. – solo esperemos  que al despertar, el muchacho logre decir algo y así poder ayudarlo. –

-si…ojala despierte. –

 Shura sabía del desmedido interés que Aioros profesaba hacia ese muchacho y le extrañaba demasiado. – lo hará, ya lo veras. – dijo confortándolo.

-puedo verlo? – pregunto, mirando hacia la habitación donde descansaba el joven.

-claro Aioros, entra, aunque yo te sugeriría que hoy te fueras temprano, te has desvelado por permanecer a su lado y eso no me parece, además, ya te dije si hay cambio alguno, te avisare, así que descansa. –

- yo estoy bien. – espeto mientras ingresaba a la recamara.

-- solo es una sugerencia, - Shura hablo con una media sonrisa. – Sé qué harás lo que tú quieras, como siempre, pero ten cuidado, tu salud es importante también, recuérdalo. –dijo resignado mientras le daba la espalda. -  te dejo, tengo que atender a unos pacientes. –

-claro, y gracias por preocuparte, tomare muy en cuenta tu consejo. - le dijo Aioros francamente, Shura solo asintió mientras se alejaba.

Aioros cerró la puerta tras de sí, acercándose lentamente hacia el joven. -hola. – le saludo, aunque sabía que no recibiría respuesta alguna, pero como  deseaba por lo menos tener esos ojos abiertos, mirándolo, si, solo con eso se sentiría feliz y más relajado.

- Shura dice que podrás salir de aquí muy pronto, si…si es que logras despertar. – tomo su mano y la entre laso, se estaba encariñando demasiado con alguien que ni siquiera conocía.

-eres muy fuerte, y podrás salir adelante, ya lo veras. – dijo confiado de que así seria.

De repente, sintió una presión en su mano, una muy fuerte, alzo la mirada, el muchacho mantenía los ojos cerrados fuertemente, temblaba y de pronto comenzó a moverse de un lado a otro.

-no…- dijo en tono de súplica. – NOOOO! – grito con fuerza mientras se agitaba con mayor brusquedad, parecía que tenía una pesadilla, una de la cual no podía despertar.

Aioros intentó tranquilizarlo, pero el muchacho se movía cada vez más violentamente, temía que se hiciera daño así que  se puso en pie y rápidamente fue en busca de Shura.

-          Que…que tiene? – pregunto angustiado.

Shura sostenía al muchacho de los hombros, toco su cuello y luego la cabeza, estaba muy caliente y su temblor no disminuía.

-tiene la presión arterial muy alta. – respondió. –También  le subió la temperatura.-

-¡noooo, no quierooooo! – volvió a gritar, echando un grito desgarrador, mientras se agitaba, Shura hacia lo posible para que no se lastimara inconscientemente.

-¡enfermera! Tráigame  anestesia y unos calmantes, rápido, hay que estabilizarlo. –

Aioros veía todo atónito,  jamás antes había sentido tanto miedo, su corazón se aceleró desenfrenado. El tan solo ver a ese joven en ese estado, lo perturbo, salió corriendo del cuarto sin poder presenciar aquello por mas tiempo.

-          Porque…-se dijo sosteniéndose la cabeza. No tenía sentido, él era un psicólogo y estaba acostumbrado a tener de frente una situación como esa,  a actuar propiciamente, pero esta vez sentía que no podía, no quería  verle sufrir.

Intentaba razonar, que era lo que le pasaba, organizar sus ideas.

-no…- Aioros sintió miedo, sabía que esas eran secuelas de un trauma, un trauma que debió de ser muy grave.

Después de un rato, salió Shura. Aioros se acero a él ya más calmado.

-¿como esta? –  

- bien, ya lo estabilizamos y le administramos calmantes y analgésicos, con eso podrá descansar tranquilo. – 

- de seguro en su estado inconsciente, le vinieron recuerdos, aquellos que lo martirizan…. – Aioros poso su mano en su cabello, Shura miro a su amigo afligido.

-Aioros, mejor vete a descansar, ya hiciste mucho por él y tú necesitas…-

-no, quiero estar con él. – objeto seguro, limpiándose el sudor que caía por su frente.

Shura suspiro resignado. -  bien…si eso quieres, quédate. – sin decir más, se alejó, dejándolo solo.

 

Aioros se quedó a su lado toda la noche, velando su sueño.

 

Lenta y pesadamente abrió los ojos, dolía, le dolía todo en cuerpo, no entendía nada ni sabía nada de sí en esos momentos.

 Intento reincorporarse, pero las fuerzas lo abandonaron, así que solo se limitó a ver el cuarto en el que descansaba, se puso a recordar algo, los últimos instantes antes de que cayera inconsciente, entonces lo recordó todo, abrió los ojos desmesuradamente.

Hiso acopio de todas sus fuerzas para levantarse, pero el resultado fue el mismo. No lo logro, resignado intento meditar la situación en la que se encontraba aunque lo único que quería en esos momentos era salir corriendo lo más lejos posible.

De repente sintió  una calidez muy rara en su mano izquierda, al girar su vista, vio a un hombre, dormitando a su lado, le extraño muchísimo, que hacia ahí, quien era y porque lo sujetaba de esa manera.

Aioros al sentir el moviente, despertó pesadamente. Encontrándose con la mirada de incertidumbre de aquel muchacho desconocido, pero que ahora parecía representar mucho en su vida.

-¡despertaste! – le exclamo, feliz. El muchacho lo miro desconfiado, aparto su mano de la de Aioros mirando en otra dirección.

-dime cómo te sientes? – le pregunto Aioros, pero el otro no respondió. Tan solo se limitó a mirar sus heridas.

-me diste un gran susto. – Aioros no podía borrar la sonrisa de su rostro.

-donde estoy…- se preguntó apenas.

-en un hospital. – respondió Aioros sin apartar la mirada de ese muchacho. – te veías muy mal. –

El muchacho se veía desesperado y muy angustiado, los recuerdos llovían.

-tengo que salir de aquí. – dijo mientras intentaba levantarse, cosa difícil en su condición.

-no te muevas. – Aioros intento detenerlo, pero al tocarlo sintió el rechazo automático del otro.

-¡NO ME TOQUES! – le grito furioso, Aioros se quedó helado, la mirada de ese muchacho reflejaba desprecio profundo.

-lo…lo siento, pero no es aconsejable que te muevas, aun estas muy débil. –

-tú no eres nadie para decirme nada. – le hablo en tono duro, Aioros lo miro asombrado, no esperaba ese trato por parte de aquel muchacho, y tenía que admitir que le dolía mucho su rechazo.

-yo…- no sabía que decir o hacer, ese muchacho lo intimidaba y lo hacía sentir algo que nunca antes había sentido.

-tal vez él no sea nada tuyo,- intervino Shura, entrando por la puerta, había escuchado todo. -  pero gracias a él es que ahora estas vivo, muchacho. – dijo  algo molesto por el actuar del muchacho para con Aioros.- de no ser porque él. Que  te trajo aquí a tiempo, ya estarías muerto. Así es que tú le debes la vida. – le dijo, esperando un cambio en su comportamiento para con Aioros.

El muchacho bajo la mirada y no dijo nada.

-además tú no te puede ir a ninguna parte. – sentencio  Shura, el muchacho alzo la mirada hacia  el rápidamente.

-¿porque no? –

-en primera, porque en tu condición no es conveniente, y segunda, porque necesitamos tus datos, saber de tu familia y las razones por las que te encontrabas en ese lamentable estado. – hablo más serio Shura.

Aioros vio al muchacho apretar las sabanas bajo si, como si  le molestara estar ahí, pero no tuviera otro remidió más que esperar.

-¿dime una cosa, cómo te llamas? – cuestiono sin apartar la mirada del joven, pero este no respondió.

- si no quieres hablar conmigo, está bien- Shura se acercó al muchacho. – pero tienes que contarle todo  a la policía para…-

– que….que tiene que ver la policía en todo esto. – Se notaba el nerviosismo y la tensión en su rostro.- yo no tengo nada que hablar con ellos. –

-tranquilízate.- hablo Aioros, mirándolo a los ojos,  sabiendo que si  Shura seguí hablando solo lo asustarían y confundirán más.-lo único que importa es que estas vivo y a salvo. – el muchacho volteo su mirada hacia otro lado. -

-el tienes razón, mejor descansa ya cuando estés mejor podrás hacer lo que te plazca. – Shura lo veía atento, el muchacho termino por ceder, no se sentía con fuerzas como para  intentar hacer algo siquiera, así que volvió a recostarse.

- tengo sed. – hablo bajo.

-le diré a la enfermera que te traiga algo, pero no hagas mucho esfuerzo, es por tu bien. – le dijo mientras salía de la recamara, mirando de reojo a Aioros.

Aioros se encontraba tan nervioso, deseaba preguntarle tantas cosas, pero sabía que aquel muchacho no le contestaría con facilidad, así que prefirió dejarlo descansar.

-descansa.- le dijo mientras salía, el otro ni siquiera volteo a verle.

-no puedo quedarme…- dijo para sí mismo, con rabia contenida. –  tengo que salir, o ellos van a encontrarme. – se vio el brazo derecho, movió con dolor sus dedos haciendo un puño. – No voy a regresar a ese maldito infierno, no…- las lágrimas comenzaron a brotar, todos los recuerdos lo acosaban y el dolor de su alma, parecía que no curaría con nada.

 

--

-Es algo grosero el muchacho, no?-Shura estaba algo molesto por el comportamiento del muchacho. Sinceramente no me esperaba una reacción así.

-en su condición es natural que desconfié  y actué a la defensiva. –hablo Aioros pensativo.

- sí, lo sé, pero él tiene que entender que nosotros solo queremos ayudarlo. –

-sí, pero eso tomara tiempo. – Hablo afligido.-por lo menos ya despertó…-. – no pudo evitar el sonreír. Sentía una extraña alegría al saber que el muchacho estaba bien. Y el haber visto esos ojos verdes nuevamente lo lleno de alegría y de otro sentimiento muy ajeno a él.

-te dije que lo haría. – le sonrió  afablemente. – llamare a la enfermera, le diré que le dé una buena porción de comida, lo necesita, además, tengo que revisarlo. – sin decir más se alejó, Aioros miraba la recamara queriendo ingresar y hablar con ese muchacho, pero sabía que todo necesitaba hacerlo con premonición y cautela.  

 

 

 

 

-La verdad ya me está cansado su testarudez y terquedad, siento que nunca nos va a comentar que fue lo que le paso. – Shura se veía muy molesto, el muchacho ni siquiera parecía querer dar a conocer su nombre.

-          Parece como si quisiera proteger a sus agresores. – hablo afrodita también molesto.

-          No es eso…- refuto Aioros serio. – se ve que tiene miedo y está muy asustado, el solo teme por su seguridad. – hablo con pesar. – se siente amenazado y no cree que nosotros podamos ayudarlo. –

-          Pero esto es desesperante, ya casi lleva tres semanas desde que despertó y no nos dice nada. –hablo Shura.

-          Hay que ser pacientes. – propuso sereno Aioros.

-          Ustedes serán pacientes. – hablo afrodita molesto. – yo no puedo seguir perdiendo el tiempo con un adolecente tan grosero y soez. –

A Aioros le molesto que afrodita se expresara así de aquel joven.

-entiende que esto no es fácil para él. –le dijo mirándole molesto.

- Aioros tiene razón. – interfirió Aldebarán pensativo. – hay que ser paciente, además tan pronto saldrá de este hospital, lo remitiremos a un alberge y con el tiempo el…-

-tiempo es lo que a mí me falta. – afrodita se puso en pie. – yo necesito respuesta ahora. – afrodita intento ingresar a la recamara.

- sabes que  no es conveniente obligarlo a decir algo y mucho menos, intimidarlo. – Aioros lo detuvo. – eso no serviría de nada. -

-¡bien! – exclamo ya cansado. – Yo tengo que regresar a la jefatura, si le comenta algo al doctor-, señalo a Shura,- ah el trabajador social, -señalo a Aldebarán, -o ah el psicólogo. – Señalo a Aioros,- vienen y me lo comunican, porque honestamente, ya se me acabo lo paciencia. – sin decir más se alejó, los tres ahí presentes lo miraron sombrados.

-que genio. – dijo desganado Aldebarán.

-que esperabas, la policía lo ha cambio por completo, ya no es la florecita  que conocíamos. – hablo Shura con media sonrisa.

-ya es tarde. –Aldebarán, miraba su reloj. – será mejor que me vaya. – respiro agobiado.

- vendrás mañana? – le pregunto Shura

-tal vez… aún tengo que atender otros casos más y… la verdad estará algo difícil que me asome por aquí, pero tratare, pues este muchacho también despertó mi interés y deseo ayudarlo en lo más que pueda. –

-eso pasara, solo si él se anima a decirnos algo. – dijo Shura cruzándose de brazos.

-ojala sea pronto, así las cosas no serían tan complicadas. – se destenso los músculos para luego dirigirse a Aioros.

– nos vamos Aioros? – le pregunto, Aioros negó con la cabeza.

-me quedare un poco más. – Aldebarán lo miro  receloso.

-¿seguro? Ya van a dar las 11 pm. –le mostro su reloj.

- si seguro. – reafirmo su decisión, Aldebarán solo miro a Shura de reojo, como pidiendo una explicación, pero este solo se encogió de hombros

-bueno, como tú quieras.  Pero te necesito  ágil y dispuesto para mañana, sabes que te necesito para que me ayudes con esos muchachos. – dijo mientras hondeaba su mano a modo de despedida.

 

-estas seguro que quieres quedarte? – pregunto Shura, mirando a aioros

-Sí. – respondió mirando la recamara con pesar. Intentaría hablar con aquel muchacho, aunque no consiguiera  nada, el tan solo estar cerca de él lo llenaba de alegría y una paz muy extraña, pero reconfortante.

 

 

 

-otro, día mas. – hablo con fastidio, estaba cansado de estar en ese cuarto, frio,   sin ventanas, tan sombrío por las noche, le recordaba tanto a aquel lugar, por eso lo odiaba, odiaba estar ahí.

- hola. – le saludo Aioros al entrar. 

El otro en cambio rodo los  ojos con desagrado.- estoy harto de sus preguntas, no tengo nada que decirles, así que por favor, déjame en paz. – le dijo notoriamente cansado.

- ninguno de notros quiere martirizarte, solo queremos…-

-si ya se, solo quieren ayudarme. – hablo fastidiado.

-aunque te sea difícil entenderlo  y creerlo, es cierto, yo solo quiero ayudarte. –

- sabes cuantas veces me dijeron eso.- volteo a mirarle molesto. – cuantas veces prometieron que me ayudarían. – Aioros se quedó callado, aquel muchacho lo miraba atento, sus ojos reflejaban odio y desprecio.

-les roge, les suplique por ayuda. – hablaba con lágrimas en los ojos. – pero no lo hicieron, ¡NO HICERON NADA!– grito iracundo.

Aioros tan solo lo escuchaba, atento y sin dejar de mirar sus ojos.

-todos esos maldito me usaron  ¡SOLO SE BURLARON DE MI!- se acercó a Aioros -así que no me vengas con tus estúpidas promesas, - sus lagrimas caían casi sin control. – tú no puedes  ayudarme… nadie lo ha hecho. –

-si no me das la oportunidad de hacerlo, entonces como esperas que... –

-¡PARA QUE! – grito de nuevo furioso. – para  ser defraudado nuevamente, ¡NO!,  yo ya me cance….me canse de esperar, de confiar, de creer….  tan solo  termino lastimado. – se notaba el dolor y la rabia que sentía al hablar.

 

Aioros respiro hondo, sentía su dolor como si fuera propio. 

-yo…yo solo quiero ayudarte…protegerte. – hablo con un nudo en su garganta.

El muchacho alzo la mirada y vio asombrado las lágrimas que derramaba Aioros, se sintió algo conmovido y culpable, acaso lloraba por él, era cierto su interés por ayudarlo o había otra intención.

Si, tenía que admitir que le debía la vida, que él lo ayudo. Y  a pesar de todas sus evasivas él era el que más paciencia y amabilidad profesaba hacia él.

Pero a pesar de ello, Sabía si  le contara todo, él no podría ayudarlo, nadie podía, por eso debía de escapar, salir sin dejar rastro de su existencia, esa  era su única salida.

 

- qué bonito collar. – le dijo Aioros, sacándolo de sus pensamiento, viendo que ese hombre estaba a centímetros de él, mirando embelesado el dije que traía en su cuello. Desconfiado,   tomo entre sus manos su collar, ocultándolo.

Aioros bajo la mirada con pesadez, parecía que nada de lo que hiciera o dijera serviría de algo.- me gustaría, saber por lo menos tu nombre. –

El muchacho lo miro detenidamente, un sentimiento nuevo lo invadió al ver así a Aioros.

-Aioria. – termino diciendo, sin saber porque, Aioros abrió los ojos en grande y giro su vista hacia él.

-como…como dices? – pregunto acercándosele.

-Aioria…- repitió. – me llamo Aioria. – aparto su mirada de la de Aioros algo sonrojado.

-Aioria…- dijo en un susurro y con una gran sonrisa en sus labios. -  no te parece una gran coincidencia. – dijo alegre Aioria lo miro intrigado. – tu nombre y el mío son muy similares, Aioria y Aioros. – Aioros volvió a sonreírle, sin saber por qué Aioria le devolvió la sonrisa.

 

No le desagradaba tanto la presencia de ese hombre, quien parecía tan interesado en él, pero aun así, su propósito era escapar tan pronto se recuperara por completo.

-sabes, Aioros. – le dijo mirándolo, Aioros volteo a verle muy asombrado, pues era la primera vez que lo  llamaba por su nombre. – esta habitación es muy fría y…la verdad necesito algo de calor. – dijo sin apartar su mirada de él, Aioros sintió su corazón acelerarse sin razón.

-me gustaría tanto salir afuera,  asolearme un rato y tal vez… comer un helado, hace tanto que no lo pruebo que…ya hasta olvide su sabor, además la comida de un hospital es terrible. –

-es la dieta que tienes que seguir, además, en una semana  más, podrás salir. –le dijo tratando de animarlo.

- lose, pero…desearía tanto salir afuera, aunque sea por un momento. – Dijo melancolico.

Aioros al verlo así  sintió  remordimiento; debió de pasar mucho tiempo encerrado, pensó.

- qué te parece si salimos un momento? – Aioria lo miro incrédulo.

-enserio?-

- claro. – hablo Aioros, deseaba tanto hacerlo feliz y que se sintiera cómodo. – digo, Shura, no hará tanto drama por que vayamos a la esquina, y la verdad, tú necesitas  salir de este ambiente, aunque sea por un momento. – se posiciono a su lado sonriéndole. – que dices, vamos? – Aioria le sonrió levemente mientras asentia.

-vamos. –

Aioros le tendió la ropa que había comprado para él,  hace poco, sabiendo que pronto seria dado de alta.

Le quedaba perfecta, una chaqueta azul marina, una camisa beis combinadas  con un jean negro, era perfecto.

Aioros no tuvo que ayudarlo mucho a salir, pues Aioria ya podía ponerse en pie por si solo y también caminaba, aunque, su brazo seguía enyesado y sus heridas continuaban sanando.

Aioria sonrió al ver la luz  del sol y  sentir la brisa sobre su rostro, lo  fresco,  hace tanto que no se sentía tan relajado.

Aioros miraba cada expresión que ponía, parecía un niño que salía por primera vez a la calle.

- ven. – le dijo tomándolo de una mano, guiándolo hacia una heladería, no muy lejos del hospital.

-siéntate. – le dijo con una sonrisa,  llamando  al mozo. Aioria obedeció, sin dejar de mirar a los alrededores en busca de algo o alguien, atento ante cualquier  cosa.

-pide lo que quieras. – le dijo tendiéndole la cara. Aioria se quedó viendo los helados por largo rato, indeciso, pues todos se le hicieron agua a la boca.

-este. – dijo, señalando uno de puro chocolate y con algo de crema encima

- tenemos los mismo gustos. – hablo Aioros. – yo también soy fan del chocolate. – volvió a sonreírle.

Miraba atento a Aioria, deseaba tanto ayudarlo y para eso necesitaba que  confiara en el.- Aioria…- lo llamo suavemente.

-hum? – dijo mientras degustaba como nunca antes de ese halado de chocolate.

- puedes confiar en mí, yo haría lo que fuera,  con tal de ayudarte. – Aioria bajo la mirada, sentía la sinceridad en esas palabras, pero por otro lado tenia tanto miedo.

Aioros, Iba a decir algo más, pero su celular sonó rompiendo el momento. Busco en sus bolsillos,  siempre se le perdía ese aparato, termino vaciando sus bolcillos y al final hallo su celular.

-hola.- contento relajado.

-¡DONDE DEMONIOS ESTAS! – era Shura y no sonaba nada contento. - ¡porque sacaste a un paciente sin mi autorización. – Aioros se puso en pie no quería discutir en frente de Aioria.

- me disculpas un momento. – le pidió, Aioria asintió.

Aioros se alejó  lo más que podía, para hablar.

 Aioria volteo a ver a Aioros, este, se veía tan distraído con la llamada, entonces el momento se le presento, tenía que escapar, era ahora o nunca. Tomo la billetera de Aioros, aquella que olvido tras vaciar sus bolcillos y salió del local tan rápido como pudo.

-sí, sí, Shura sé que estuvo mal, pero tienes que comprender, Aioria necesitaba salir. –

-pues más te vale que regreses ahora mismo. –

-bien, ya vamos para allá. –colgó, reparando agobiado. Shura se cargaba un genio cuando se trataba de sus pacientes, al igual o peor que él.

Al volver a donde estaba Aioria, Aioros se llevó el peor de los sustos, Aioria no estaba.

-Aioria…- miro desesperado en todas direcciones, buscándolo con la mirada. Nada ni rastro de él.

- ¡vio al muchacho que estaba conmigo! – grito desesperado, sosteniendo a un empleado de la heladería.

-sí, salió hace un momento. – respondió desconcertado, al sentir la presión sobre sus hombros.

maldita sea! – estaba por salir tras Aioria, pero el empleado lo detuvo.

-espere, quien pagara la cuenta? – Aioros lo miro nervioso, busco su billetera, entonces  recordó que la había dejado en la mesa, volteo a verla y no había nada. – Se la llevo…- dijo para sí mismo.

-tenga.- dijo sacándose con desaceleración el reloj de oro que traía en la mano.- esto vale más que lo que consumí. – rápidamente salió del lugar dejando al empleado con la boca abierta mirando el objeto.

 

Aioria corrió todo lo que pudo, aunque en su estado no pudo alejarse mucho, miro hacia atrás esperando no encontrarse con Aioros y alguien peor.

-esto será suficiente. – dijo tras contar  todo el dinero que traía Aioros en su billetera y vaya que tenía dinero.

-ahora tengo que escapar, muy lejos. – estaba por tomar un taxi hacia la terminal, pero sintió una mano tapando su boca arrinconándolo posteriormente a un callejón.

- creíste que podías escapar de mi así de fácil. – escucho esa voz detrás suyo, reconociéndola al acto. Un el temblor se apodero todo su cuerpo, desesperado y con la poca  fuerza que tenía intento sentarse.

-vas a pagar muy caro tu estupidez. – dijo con malicia, Aioria lloraba de  desesperación, miro a su alrededor, no había nadie cerca.

- nunca más vas ver la luz del sol. - Negaba con la cabeza repetidas veces, los latidos de su corazón así como el temblor en su cuerpo se incrementaron vertiginosamente. El tan solo pensar que  su pesadilla seguiría.

-¡ya lo tienes!– le grito otro hombre, apareciendo en un auto negro con los vidrios polarizados. Abrió la puerta para que ingresaran. – ¡Ahora entra, rápido, antes de que alguien nos vea!- se notaba su nerviosismo.

-no…- Aioria puso toda su resistencia, pero el hombre tras suyo lo aprisionaba con fuerza, obligándolo  a ingresar al auto de manera violenta. – no vas a volver a escapar. –

Estaba condenado, si ese hombre se lo llevaba seria su fin.

 

Aioros había corrido por muchos lugares en busca de Aioria, pero nada, estaba abatido y muy desesperado.

-Aioria….-intentaba reponerse, pero simplemente el solo hecho de perder a Aioria lo ponía muy mal.

Negó con la cabeza, no perdería a Aioria, así que siguió con la búsqueda. Giro su vista hacia una calle no muy concurrida y cuán grande fue su sorpresa al presenciar como un hombre sostenía Aioria y lo obligaba a ingresar a un carro negro.

-¡AIORIA! – grito, pero la distancia era mucha así que no lo escucho. Corrió con todas su fuerzas para alcanzarlos, pero el auto ya estaba en marcha, lo perdería de vista si no hacía algo.

-¡no! – tomo un taxi, que para su fortuna, apareció oportunamente. – siga a ese auto negro, ¡RAPIDO! – grito desesperado, el taxista obedeció sin comprender la situación.

-no voy a perderte. – Hablo seguro, sintiendo su corazón palpitar desenfrenadamente.- no voy a perderte. –

 

….Continuara….

  

Notas finales:

espero el capitulo les haya gustado aunque sea un poco jeje 

subire el otro capitulo en cuanto tenga tiempito ok.

BYE!!!


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