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~My Sexy Maid; Spies in Trouble~ por MarLe514

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Notas del capitulo:

—Toc, toc.

—¿Quien jodidos es?

—La autora que se demora en actualizar...

—Querida, trae el rifle.

—No, bro, vengo con actu. 

 

Ya va, empiezo con el pie izquierdo. Tenía pensado actualizar rapidin >:c

Lo siento~ 

—Ramdom—

Amé sus RW=Amol. Muchas gracias, sé que muchas de ustedes ya habían leido la primera temp, ojalá esta tambien les guste~

En el cap anterior, hay algunas cosas que la perra de AY no dejó mostrar y parecen garabatos feos, pero en realidad son palabras rusas. 

 

Enjoy hard. 

 

 

 

“En el mundo, existen personas que nacieron para hacer algo importante y especial. Simplemente algo que cambia al mundo, que cambia el rumbo natural de las cosas.

Como; Albert Einstein, Oppenheimer, Neil Armstrong, Elvis Presley, Thomas Edison, Gandhi…”

 

 

—¡¡¡Luuuhan!!! — Chilló su gordo jefe de treinta dos años, con espinillas en el rostro. — ¡Una orden de aros de cebolla con extra ajo, para la doce o la nueve, la que sea! — Y con eso último, dejo la entrega sobre el mostrador y toco ese estúpido timbrecito con su mano.

 

Luhan salió de la alacena, casi volando sobre sus patines. Tomo la orden y fue a la mesa doce, o nueve, o lo que sea.

 

“¿Yo…? Yo, no soy parte de esa lista.”

 

—¡El servicio es pésimo! — Bramó el anciano con un artículo de “Como curar las hemorroides” en las manos y un cigarrillo en la boca. — ¡Voy a quejarme!

 

Luhan dejo la orden en su mesa, que terminó siendo la diez. —Este es un maldito café bar 24 horas, de todo por 3 won. No el maldito Paddington…— Masculló entre dientes.

 

—¿Qué dijiste? — Gritó furioso.

 

—Que disfrute sus aros de cebolla, señor. — Pegó la bandeja a su pecho y patino hacia la barra.

 

Su vida no podía ser más desastrosa y… olorosa. Digamos que ese lugar no se distinguía por higiene o limpieza, sino por su especial de aros de cebolla con extra ajo.

 

Suspiró, estaba agotado.

 

—¡Luhan! — Llamó tocando el timbre.

 

El chico patinó de nuevo.

 

—¡Eh, Luhan! — Más del timbrecito.

 

Y otra vez.

 

—¡Luhanie!

 

Otra vez…

 

—Luhan…

 

Y ahora solo pudo arrastrarse.

 

— ¡Luhan!

 

“Mierda, deja de decir mi nombre.”

 

Incluso había desarrollado el tic de cerrar el ojo izquierdo cada vez que oía ese timbre sonar.

 

—Son más de las cinco, mi turno terminó hace media hora. — Se quejó Luhan, con el horrible hombre detrás de la barra, que sorprendentemente, también era el cocinero.

 

—Vamos, Luhan, somos amigos. Solo quédate un rato más. ¿Ya olvidaste los favores que te hice? — Preguntó con un tono medio afable.

 

El rubio viró los ojos. —No, Hans, no somos amigos. — Farfulló exasperado. — ¿Qué favores? La última vez te pedí el día libre porque me mordió una rata en la alacena, dijiste que solo era una picadura. Tuve vacunarme contra la rabia.

 

— ¡¿Lo ves?! — Hans elevó las manos al cielo. —Gracias a ese pequeño inconveniente, ya eres inmune a la rabia. — Alardeó como si se tratara de algo muy, muy positivo.

 

La expresión de Luhan vario de enfadado a, irritado en extremo.

 

—Me voy. — Anunció quitándose el delantal.

 

Hans puso los ojos en blanco. —Bien, si te vas, te descontaré esto de tu paga. — Dijo por últimos motivos.

 

Luhan se giró siniestramente. — ¡Mi turno terminó hace media hora! — Se justificó.

 

¿Cómo demonios había terminado trabajando para un perdedor de treinta y muchos años, con afán ridículo por los aros de cebolla?

 

Incluso creía gracioso la palabra “bubis”

 

Era un idiota completo.

 

—Lo sabes, Luhan. — Le apuntó y le extendió el sobre con la mitad de su paga.

 

El chico mordió su labio en su hábito nervioso. —Solo por hoy, Hans. — Advirtió colocándose nuevamente el estúpido delantal. —Si alguno de tus clientes me toca el trasero, habrán problemas. 

 

Hans sonrió con sus dientes chuecos. — ¡Eso es! ¡Somos los mejores amigos que pueden existir! —Cantó alto y palmeó su espalda.

 

—No somos amigos. — Masculló.

 

Después de fregar el piso, limpiar las mesas y el vómito de un niño que se mantuvo parado de manos, debido a un berrinche, supo que había terminado su trabajo en ese infernal lugar.

 

Se desparramó sobre la silla, agotado.

 

Limpió el sudor de su frente y miró hacia el techo. En momentos como este, solo le gustaba mirar a las polillas volar hacia la luz y luego electrocutarse. Si lo veía de ese modo, su vida no era tan mala.

 

—Ten, Luhan, tu paga. — Le extendió el sobre.

 

Cuando lo tomo, lo dejo sobre su palma abierta y lo hizo rebotar comprobando su peso exacto. —Aquí falta.

 

Hans sonrió nervioso. —Sabes que si no le pago a la casera, va a echarme. Solo tome un poco prestado.

 

Luhan suspiró resignado. Cerró el puño con su miserable paga y caminó hasta las puertas de salida empujando con fuerza. Ya iba tarde a su otro, pero igual de miserable trabajo de medio tiempo.

 

 

 

Trotó sobre la cebra peatonal pero giró la cabeza hacia un poste de luz, extrañamente sintió que alguien le observaba desde ahí. Ladeo la cabeza y caminó hacia el edificio de aspecto horroroso, y dentro del lugar encontró mucha gente en trajes extraños caminar de un lado a otro.

 

Lo común: Spider-man, ese ratón popular y más cosas patéticas.

 

—Luhan, llegas tarde. — Acusó la dueña.

 

El rubio pidió disculpas, rogando si aún quedaba algo decente que ponerse para esa fiesta infantil.

 

Ella lo miró de pies a cabeza.

Su camiseta gris, su campera verde con capucha, sus pantalones desaliñados y sus zapatillas converse.

 

—Luhan, eres lindo, pero ahora eres un desastre. — Confesó muy apenada palmeando su hombro. —Como sea, creo tener algo perfecto para ti.

 

El chico suspiró aliviado.

 

Veinte minutos después…

 

— ¿Por qué este dragón tiene las pestañas tan largas? — Preguntó Luhan con solo el cuerpo ya que la enorme cabeza la sostenía con ambas manos.

 

—Es solo un dragón metrosexual, Luhan, no te acomplejes. — Le restó importancia la coordinadora, viendo su lista de animales y súper héroes.

 

Luhan entrecerró los ojos notando también el labial en el dragón. —Yah, MinHye, esta cosa es para una chica.

 

—Nadie sabrá que hay un chico dentro, solo has tu trabajo. — Se quejó ella. — ¡¿Dónde demonios está Súper man?!

 

Luhan viró los ojos colocándose la cabeza.

 

¿Por qué el chino tenía que ser el dragón travesti? ¡¡Eso era discriminación!!

 

Luego de soportar el nauseabundo olor de la cabeza de dragón y sudar como Hans, digo, puerco terminó la tortura, y pudo regresar a casa con dos miserables pagos que incluso juntos no hacían una paga merecible.

 

Mi vida es un asco. — Murmuró antes de lanzarse a la cama.

Cinco horas de sueño, después…

 

Un nuevo y brillante día volvía a iniciar.

 

“¿A quién quiero engañar?”

 

Se quitó las sabanas de encima y fue por una ducha. Lo usual, cada vez que su vecino del piso seis jalaba de la cadena el agua salía endemoniadamente caliente y luego jodidamente fría.

 

Luego de casi morir de hipotermia y achicharrado se colocó su ropa a tirones, tomo su mochila de tela y sus llaves que extrañamente tenía un llavero del Pato Donald, que en realidad era un destapa botellas.

 

Sip, iba así a la escuela.

 

Sip, los profesores creían que Luhan era un adolecente alcohólico.

 

Sip, Luhan era antisocial.

 

Luego de meter su llavero del pecado en su bolsillo salió de casa, si a ese cuarto se le podía decir así. Solo había una cama a la mitad de la sala de estar, y un microondas en la parte de la izquierda con un frigorífico del tamaño del maldito Tyrion de “Juego de Tronos”

 

Y su baño a una habitación de distancia.

 

 

Se colocó la capucha cuando empujó la puerta de vaivén y ajustó las azas de su mochila caminando hacia el frente.

No sabía si estaba paranoico o algo, pero sentía una persistente sensación de ser observado.

 

Eso solo le había ocurrido una vez, cuando una mujer mayor le había seguido hasta el edificio. No, la aterradora historia no terminó con un amor sexy entre un joven y una mujer mayor, sino que su esposo lo golpeo en el rostro por “seducir a su mujer.”

 

Suspiró aliviado cuando observó la edificación que era su escuela frente a él. Subió los escalones mirando con ligera curiosidad esas estatuas de leones en la entrada. Era una escuela pública, pero al contrario de lo que puedan decir todos, la comida no era tan mala.

 

Se sentó en su sitio usual y dejo su mochila debajo de su asiento. Habían puestos vacíos a su alrededor, usualmente nadie se sentaba cerca de él.

 

Durmió una media hora justo cuando el profesor empezó a hablar sobre su matrimonio horroroso y lo mucho que deseaba divorciarse.

 

Cuando el timbre de salida resonó en el salón, quitó su mano que sostenía su rostro y le dio un perfecto cabezazo a su carpeta. Oh, sí. Era un abusivo con los objetos inanimados de la escuela.

 

Escucho una imperceptible pero burlona risa.

 

Se encogió sobre su campera. ¿Alguien había visto eso?

Se colgó la mochila al hombro y fue al café a cumplir su turno.

 

La sensación de ser asechado no lo abandono en ningún momento, pero cada vez que miraba sobre su hombro no había nada.

 

Solo una voz en su cabeza que le reconfirmaba que había enloquecido por inhalar tantos aros de cebolla con extra ajo. Tal vez eso empezaba a afectarle.

 

Patinó lentamente hacia una banqueta y desató las zapatillas con rueditas para cambiarse a sus zapatos comunes, las guardó en su mochila junto a sus libros y la lanzó a su espalda.

 

—Eh, Luhan… Hay un atascadero en los baños. ¿Podrías encargarte? — Pidió Hans sosteniendo un trapeador en la mano.

 

Luhan observó el trapeador y a Hans intercaladamente.

 

¿Dios lo odiaba? ¿Buda lo odiaba? ¿Obama lo odiaba?

 

No tenía idea, solo tomo el puñetero trapeador y caminó desanimadamente al baño. Eso era mucho desaliento para un adolecente cualquiera. ¿Acaso era parte del casting de La vida secreta de una adolecente americana y no lo sabía?

Simplemente no creía que su vida fuera tan asquerosa sin un propósito aparente.

 

Y casi en el silencio absoluto volvió a escuchar esa carcajada de fondo.

 

Bueno, por lo menos alguien se divertía de sus desgracias.

 

Luego de fregar los baños y casi beber cloro, porque una gotita salpico a su boca, se quitó los guantes elásticos rosa, y ese protector para el pelo. 

 

—Es todo, Hans, me largo a casa. — Empuñó su mochila y caminó a la salida.

 

—Espera, Luhan…

 

— ¡¿Ahora qué?! — Chilló enfadado.

 

El hombre le lanzó una hamburguesa dentro de una bolsa de papel. —Ten, hasta mañana. — Dijo simplemente.

El rubio asintió con una ligera sonrisa.

 

 

De camino a casa se devoro la hamburguesa… y, oh, sorpresa. Tenía aros de cebolla.

Bueno, era mejor comerse la efímera amabilidad de Hans, que sus caprichos como tener un pez salmón colgado a la mitad del café. ¿Quién demonios quiere ver un oloroso pescado gigante mientras comes?

 

Solo alguien, a quien la palabra Bubis le parece graciosa, pensaría que es original y muy retro.

¡¿Qué tiene de retro?!

 

Solo agradecía que tuviera a un primo inspector de salubridad, que pasaba por alto al enorme pez. O ya habrían cerrado ese lugar, hace mucho tiempo.

 

Subió las escaleras de incendio y cuando estuvo frente a la puerta de su departamento, ingreso su llave con el estúpido y adicto llavero del pato Donald.

 

Lanzó sus cosas a un lado y caminó hasta su lámpara, estaba tan agotado, solo deseaba un ducha y dormir. O, podría saltarse la ducha y solo dormir. O, podría dormir justo donde estaba parado.

Bien, quería dormir.

 

Encendió la lámpara, ya que todo estaba en penumbras, pero la imagen de un tipo alto y de aspecto matón, sentado en su sofá le hizo brincar.

 

Iba a decir algo cuando de pronto un sartenazo en la cabeza lo desmayó.

 

Tao se palmeó el rostro con la mano, evidenciando su grado de irritabilidad.

 

— ¿Que? — Respondió inocente, Chen moviendo el asa de la sartén con habilidad sobre su mano. —No sabemos qué tan peligroso puede ser. — Se justificó.

 

Tao se levantó del sillón. —Tú agarra sus piernas. — Dijo resignado.

.

.

.

“Auch… Joder ¿Qué me golpeo en la cabeza?”

 

Pensó abriendo lentamente los ojos.

 

—No puedo creerlo, lucen exactamente iguales…— Esa voz…

 

Luhan parpadeó dos veces antes de recuperar la conciencia. Lo primero que vio luego de su relajante —nótese el sarcasmo— sueño, fue a un tipo con cara de gato tocando su pecho, con ambas manos.

 

— ¡¿Qué demonios?! — Chilló exaltado, y solo en ese momento notó que estaba amarrado con una soga a su silla. ¡Esa era su silla! ¡¡Y, esa era su soga!!

 

El chico alto solo se mantenía al margen recostado en la pared de al frente, mientras el otro lunático, por fin tomaba distancia y se alejaba de su pecho.

 

—Podría jurar que es ella con el cabello corto y pecho plano. — Dijo entre sorprendido e histérico por la idea, aun teniendo ambas manos en el aire como queriendo sostener algo. Era asqueroso. —Bueno, aunque si lo miras bien, no es tan diferente. — Dijo con un ápice de burla.

 

Luhan miró a su alrededor buscando algo, rápidamente. — ¡¿Cómo rayos entraron a mi casa?!

 

Tao suspiró aburrido.

 

Chen puso expresión seria. —Matamos al casero y a todos tus vecinos. — Murmuró con voz tétrica.

 

— ¡¿Q—qué?!

 

—Yah, Chen, deja de jugar. — Advirtió, el tipo alto.

 

Luhan aun sudaba.

 

El más bajo rio fuertemente, y negó. —Es broma, tonto. Tu casero está bien… — Resto importancia con tu mano. —Solo mate a su gato.

 

— ¡Chen! — Suspiró, Tao.

 

Luhan iba a entrar en un coma, si seguía con esos juegos. Bueno, también le acreditaba a esa hamburguesa ya que su estómago estaba revuelto.

 

— ¿Qué es lo que quieren de mí? — Preguntó resignado.

 

Chen lo observó un poco desafiante, ante esa nueva actitud. Se acercó mucho más e inspeccionó su rostro, tomando su mentón y estudiándolo. —Había visto casos de gemelos, como su similitud, color de cabello o lunares… pero esto…— Murmuró Chen. —Son exactamente iguales.

 

Luhan no sabía con quien hablaba ese chico. Pero no tenía que pensarlo más de dos veces para entender a lo que se refería.

“Jimin”

 

— ¿Estás seguro que es él? Parece muy asustando y sorprendido. — Comentó Tao, sin mucho interés.

 

Chen sonrió. —Llevo siguiéndolo todo el día. Su vida es más que mala, una persona común no podría soportar tanto ¿no crees? — Chen alejó sus manos de su rostro y se cuadró a unos metros frente al amordazado Luhan. —Pero no hay que olvidar que su destreza en la ONG, era la Asimilación. Quiere engañarnos. — Afirmó Chen.

 

Tao sonrió ligeramente. ¿Engañarlos?

 

— ¿Cómo saben de mí? — Murmuró Luhan con la cabeza gacha, ya que no tenía fuerzas para mantenerla en alto. —Hice un trato con ellos, me dejarían en paz. ¡¿Qué hacen aquí?! — Gritó, mirándolos con sus ojos enfadados.

 

Chen reventó la burbuja del chicle en su boca. —Eh, no te exaltes. Sé que puede ser extraño tener a dos tipos que no conoces en tu casa…— sonrió medio apenado y lo señaló. —Y con, ya sabes, la mordaza y eso. Pero, este es un caso especial—

 

— ¿Por qué ya nada de esto me sorprende? — Bufó, el rubio. — En serio la ONG, solo toma algo cuando quiere y luego lo echa cuando ya no le sirve. Son acaso robots entrenados ¿o algo así?

 

Tao frunció el ceño alejándose de la pared, Chen tuvo que retenerlo, colocando su mano sobre su pecho, deteniéndolo.

 

—Les dije que no diría nada acerca de nada… ¿Por qué vienen a fastidiarlo todo, nuevamente? — Preguntó hostil, sus sentimientos eran demasiado pesados para seguir reteniéndolos en su garganta. —Me convirtieron en un arma de guerra, y ya no puedo hacer nada más que no sea lo que un adolecente normal hace, no rompí las reglas, ahora lárguense de mi casa.

 

—Es tu hermana, Luhan. — Le cortó Chen, sin tacto.

 

Incluso Tao, creyó que había sido poco sutil.

 

Luhan cerró la boca casi al instante, sus ojos se aguaron.

 

—K2 Jimin, fue enviada con un Master, a la operación “Gong won” a  Moscú. — Hizo una pausa, dejando que el rubio digiera sus palabras. Sintió el ligero codazo que le dio Tao, como deteniéndolo. Pero siguió su relato. —El cuerpo del master fue encontrado muerto, se cree que ambos murieron en campo...

 

Luhan retuvo una arcada y dejó su cabeza contra sus rodillas, aun atado.

 

—Ella iba por esa misión, Luhan. Era importante para ella…— Agregó. —No sé por qué decidiste salir, pero, ella deseaba mucho resolver el caso Gong won. Por eso estamos aquí… vinimos por ti.

 

—¿Qué? — Soltó Luhan incrédulo.

 

—Pondrán a MUO, al mando de este caso. Y te necesitamos.

 

Un silenció se hizo presente en la habitación, pero no duro demasiado.

—Debes ser un completo lunático, para creer que accederé a esta locura. — Bramó, Luhan. No había visto a Jimin luego de tres años. Nunca llamó, no mando e-mails, tampoco cartas. Y ahora, había muerto haciendo lo que había elegido ser: un arma para el gobierno. —Váyanse. No acepto, y díganle a Xiyang, que consiguió lo que quería. Mi hermana está muerta.

 

Chen frunció el ceño, irritado.

 

—Creí que serías más que esto, Luhan. Cuando revise tu expediente, estaba muy ansioso por conocerte. — Comentó. —Fue grande mi decepción al verte fregando baños y siendo un marginado en la escuela.

 

Luhan apretó los puños tras su espalda.

 

—Apuesto que es la vida que soñaste siempre. — Alardeó sarcástico. —Disfruta tu paga miserable, mientras nosotros salvamos al mundo, mientras cambiamos el rumbo de las cosas. Cosas que Jimin quería hacer, y que en algún momento tu también.

 

Caminó hasta la salida y Tao le siguió.

 

—Fue un placer, Luhan. — Abrió la puerta, pero se quedó mirando el llavero sobre la pequeña mesa ratona. —Si cambias de parecer, sabes dónde encontrarnos.

 

Ambos salieron de la casa y caminaron por el pasadizo en silencio.

 

Cuando llegaron al elevador, Tao se recostó sobre una pared de metal con una media sonrisa. — ¿En serio crees que haya funcionado?

 

Chen asintió. —Apuesto que ya deshizo las mordazas.

 

Tao viró los ojos. —No sabemos si ella está muerta, no hallaron el cuerpo.

 

—Si lo está o no, él no debe saberlo por el momento. Necesitaba influenciar en su decisión. ¿Bien?

 

—Le dijiste que su hermana estaba muerta, es un gran incentivo. — Farfulló sarcástico.

 

—Lo sé, soy grandioso. — Sonrió Chen.

 

—Eres un asco.

 

—Ajám, y tu un panda kawai.

 

—No sé por qué te ayudo en esto. — Se quejó el alto, suspirando.

 

—Porque somos amigos. 

 

 

Notas finales:

Soy mala haciendo chistes. 

El prox cap, no tardará tanto, y mostrará mas de otros personajes~ Espero que sea facil de entender~

 

 

—Toma una bocanada de aire—

¡¡LAS AMOLO!! 

 

Oc, bye. 


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