-Alfred, tanto sin verte -dijo sonriente mientras le daba un abrazo-
-Lo mismo digo -correspondió el abrazo con alegria-
-Tía Rachel, gracias por recibirme
-Oh Arthur, esta también es tu casa -dijo la mujer con dulzura- tu tío te espera en la cocina, pasa adelante
Unas horas más tarde, luego de una amena charla entre sobrino y tío, Alfred llevó a su primo a su habitación y le ayudaba a desempacar.
-No me esperaba que crecieras tanto -dijo Arthur mientras sacaba su ropa de las maletas-
-No esperaba que te encogieras, es que solías ser tan alto
-¡Mocoso! -frunció el ceño y le lanzó ropa a la cara- ¿Sigues escondiendo tu porno bajo el colchón?
-C-cállate -dijo sonrojado- no desde que mamá la encontró
-Jajajaja ese fue el mejor de todos, cuando regrese de la escuela tú estabas de rodillas pidiendo perdón y el tío Jhon cambiaba tu puerta por una cortina; mientras la tía Rachel quemaba tus revistas, lo cual le agradezco; tienes mal gusto
-¿¡Yooo!? tu eres el raro que le gustan los senos pequeños -dijo en forma de mofa-
-Vamos, ¿Prefieres esas pechugonas artificiales llenas de siliconas a un tesoro nacional y natural?
-Ummm... ¡Si! Hay más de donde agarrar
-No tienes remedio; toma y escóndelo bien -tiró una revista cerca de él- edición que solo encontraras en Inglaterra
-Pervertido empedernido
Entre charla y charla, el tiempo se paso rápidamente haciéndose de noche. Como siempre a las 7 era la cena familiar en el comedor.
-Y dime Arthur ¿Qué tal todo el Inglaterra? -preguntó Rache, quien fue la que menos había hablado con el muchacho-
-No debió ser tan difícil, después de todo vivió gran parte de su infancia allí -interrumpió el jefe de familia-
-Pues si, ya que de niño aprendí muchas cosas de Inglaterra no me consideran el típico americano extranjero desenfrenado -bromeó un poco-
-Sin duda muchos chicos van a Inglaterra solo para hacer desastres -dijo Jhon; él era el tipo de hombre amante de la disciplina-
-Pero es bueno saber que encajas a la perfección... Sin embargo quisiera que pasaras más tiempo aquí en América... Alfred te extraña
-¿Qué yo qué? -dijo por fin-
-Siii, cuando Arthur se fue por primera vez a Inglaterra tú tenías como 4 años y llorabas "¡No quiero que Arthur se valla!" -recordó con nostalgia en medio de risas Rachel-
-Es cierto -afirmo Jhon- Y cuando vino de visita tú te lanzaste a sus brazos en cuanto lo viste salir del auto
-Eso lo recuerdo bien -dijo Arthur-
-Era un niñito, ¿¡pueden dejarme en paz!? -el sonrojo se apoderaba de él, era embarazoso recordar eso-
La cena quedó un momento en silencio, pero no era un silencio incomodo.
-Mañana quisiera ir a visitar la tumba de mis padres, claro si no es mucha molestia
El aire animado de la atmósfera cambió a uno más pesado y un poco triste, la muerte de los padres de Arthur no se trataba desde que este tenía 12, y sacar repentinamente el tema no les parecía agradable a los Jones.
-... Por supuesto, no es ninguna molestia; después de todo no has visitado su tumba hace 4 años -el tono de Rachel era comprensivo-
-Alfred te llevará -dijo Jhon- Lamentamos no poder llevarte pero... El trabajo nos mantiene ocupados -el silencio volvió a reinar en el comedor pero este si parecía incomodo, hasta que los dos muchachos se retiraron de la mesa-
-... -la manos de Rachel temblaban-
-Querida tanquilízate -tomó su mano, notando que estaba helada-
-Mi pobre niño... Lejos de tu madre -dijo ella más para si misma-
-... Traeré tus pastillas
Por otra parte ya cuando solo el cantar de las cigarras se escuchaba y la luna estaba en su punto más alto, Atrhur observaba una foto de sus padres que siempre llevaba en su billetera. Perder a alguien no es fácil y mucho menos cuando se es tan joven y los muertos son tus padres... Pero debía entender que la vida era así y que preocupar a los demás le traería problemas a terceros. Así que siempre fue así; cuando solo el cantar de las cigarras se escuchaba y la luna estaba en su punto más alto, Arthur se daba el permiso de llorar en silencio.