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El plebeyo del que me enamore. por Kou_bibe

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Notas del capitulo:

¡Hola! Antes que cualquier cosa aquí está el segundo capítulo, nos vemos en las notas finales, disfruten ~

II

 

*Ring, ring*

 

El despertador comenzó a sonar, ese ruido molesto le perforaba el cerebro cada mañana, como lo odiaba, se removió un poco bajo las cobijas y estiro la mano para apagar ese maldito artefacto; suspiro cansado y decidió salir de la cama, tomo una toalla y ropa de su armario y entro a la ducha, rato después salió ya vestido, cepillo su cabello mojado, se acomodó unos lentes y suspiro nuevamente, tomo una mochila y se dirigió a la cocina donde su hermano mayor le preparaba el desayuno.

 

— Oh, buenos días —. Éste le saludo dejando un vaso con jugo y un tazón con ensalada de frutas frente a él.

—… ¿Qué significa esto? —.

— Es tu desayuno —.

— ¿Qué? ¡Tendré hambre todo el día! —.

— Solo estarás allí hasta la hora del almuerzo, llegaras a casa temprano, si quieres podemos ir al centro comercial y comer allá —.

— ¡¿De verdad?!… ¡Ejem! ¿Hoy no trabajas? —.

— Tengo el turno de noche —.

— ¿Me darás mi obentou? —.

— Esta listo, anda desayúnate o se hará tarde —. Se sentó frente a su pequeño hermano con una taza de café, observo cada uno de sus gestos al comer y se dio cuenta al momento. — de-¿de verdad llevarás esos lentes puestos? —.

— ¿Huh? —. Mastico un cuadrito de melón. — Claro, no tengo otros —.

— Luces ridículo —.

— ¡Prff! —. Casi escupió la fruta a medio masticar.

— Ya-yah, bueno y… ¿no tenías algo más viejo para usar? —.

—… Se me hace tarde —. El menor de los hermanos se levantó tomando su mochila y se acercó a la puerta donde se acomodó los zapatos.

— Ten tu obentou —. Se acercó a él. — Prepare lo que más te gusta, ¿te acompaño a la estación? —.

— Está bien —.

— Ten un gran día, ve con cuidado —. Le revolvió el cabello con cariño.

— ¡No! Argh ~ me voy —. Tomo el obentou y salió corriendo con un ligero rubor en las mejillas, así tuviera 40 años su hermano le trataría como de 5, así era él y hasta cierto punto le agradaba.

 

Se detuvo para comprobar que cruzaría la Avenida a salvo e inevitablemente comenzó a recordar parte de su pasado mientras continuaba su camino. Sus padres fallecieron cuando tenía apenas 6 años, acababa de comenzar el colegio y su hermano estaba en el último año del mismo, él tenía 11 años, ninguno de sus familiares había querido quedarse con su custodia, pasaron de casa en casa de tíos y amigos de sus difuntos padres, nunca duraron más de un mes viviendo en el mismo lugar; cuando su hermano mayor ingreso al instituto medio comenzó a trabajar, por las mañanas estudiaba y en las tardes trabajaba, él quiso trabajar también pero no se lo permitieron, además, ¿quién le daría empleo a un mocoso de colegio? Para cuando su mayor comenzó el instituto se fueron a vivir con un amigo de éste, así consiguieron cierta estabilidad, era un departamento pequeño, allí únicamente vivían ellos tres. Su hermano le pagaba todo, la escuela, comida, ropa, todo, él no quería ser una carga así que se esforzaba por obtener siempre las mejores calificaciones y nunca daba problemas, muy inteligente y destacado desde pequeño, además jamás pedía nada, ayudaba en los quehaceres de donde vivía, también aprendió a cocinar, no era muy bueno en ello pero tampoco el peor, digamos que estaba bien.

 

Cuando su hermano se graduó del instituto le sorprendió diciendo que se mudarían a otro departamento, un departamento propio, ¿cómo había hecho para comprar un departamento? No tenía la edad para ser dueño de uno, ¿o sí? Nunca se lo dijo y tampoco le importo demasiado, su hermano era muy inteligente, siempre fue el mejor de su escuela a pesar de que trabajaba y eso nadie lo podía negar, seguro sabía lo que hacía. Se mudaron al nuevo departamento, allí vivirían ahora, no era un lugar muy grande y lujoso pero al menos era de ellos, un departamento de una sola planta, dos habitaciones con baño propio, una cocina pequeña con un comedor de cuatro sillas junto a una sala-recibidor y un baño sencillo, también tenía muebles, no eran muchos y tampoco nuevos pero estaban muy bien cuidados, si bien no era mucho era más que suficiente para los dos. Al terminar la mudanza su hermano no continuo estudiando, se dedicó por completo a trabajar, tenía dos empleos, en el día atendía la barra de postres en una cafetería y en la tarde y parte de la noche era mesero en un lujoso bar, él había querido trabajar también pero nuevamente no se lo permitieron, su mayor le dijo que solo se concentrara en los estudios y muy a su pesar así lo hizo.

 

Estaba ya en el último año del instituto medio cuando supo sobre una beca que el Instituto Jounin había abierto, no dudo en postularse; el Instituto Jounin es el mejor, una escuela exclusiva para los hijos de las más ricas y poderosas familias de Japón y el extranjero, esta beca era una oportunidad única, una beca que cubría los gastos al 100%, inscripción, cuotas, libros y materiales, si la conseguía prácticamente estudiaría gratis, no gastaría un solo peso en esa escuela y obtendría su diploma de tan prestigiosa institución, estudiar allí era lo mejor; su historial académico le permitió postularse sin problema y el examen, aunque complejo y muy extenso no significo un reto.

 

El día que publicarían el resultado se sentía nervioso, si bien tenía confianza en que lo hizo excelente no había sido el único en postularse para la beca, estudiantes de todo Japón se presentaron a la prueba y las probabilidades de obtenerla eran de una en un millón, ¡era más fácil ganarse la lotería! Estaba con su hermano en un centro de cómputo, ya había perdido la cuenta de cuantas veces actualizo la página, hasta que por fin apareció, allí estaba, “Aspirante seleccionado, folio: 112607”, no necesito leer el nombre ni corroborar la fotografía, ese era su número de folio, SU NÚMERO, lo había conseguido, ¡Joder, lo consiguió! Su vida estaba prácticamente resuelta.

 

En fin, dejo sus recuerdos a un lado pues ya estaba llegando a la estación, busco entre sus bolsillos la tarjeta de acceso y entro, una vez se encontraba en el andén comprobó la hora, 06:30 am, hora y media antes de que comenzaran las clases y llegaría en 30 minutos, tenía una hora de sobra, ¡¿qué rayos?! ¿Qué se suponía que haría en ese tiempo? ¿Le dejarían entrar una hora antes al instituto? Y más importante aún, ¿Por qué tenía tanto tiempo de sobra? Volvió a ver la hora en su reloj y en efecto eran las 06:30 am, por alguna razón no se sentía muy seguro y esa era su naturaleza, desconfiada, busco con la mirada el reloj de la estación y allí estaba marcando las 07:30 am, ¿qué estaba pasando? Suficiente, ya no sabía en cuál de los dos relojes confiar así que decidió preguntar.

 

— Disculpe, buenos días, ¿podría indicarme qué hora es? —. Le pregunto a un hombre de aspecto amable que se encontraba cerca, el hombre le miro algo extrañado e hizo una mueca, ¿de verdad se veía tan mal con lo que había elegido para usar? Por un momento se avergonzó, solo un poco.

— Oh, sí, son las 07:32 am jovencito —.

— Gracias —.

 

Se alejó de aquel hombre, su confianza había bajado un poco, se miró en el vidrio de seguridad del andén, ahí estaba su reflejo y se miró con detenimiento, su pantalón café al igual que su suéter gris no lucían mal, no eran de moda pero estaban en buenas condiciones y limpios, le quedaban algo grandes pero no se podía evitar, los compro en oferta después de todo y como no sabía coser para ajustarlos a su talla así los dejo, además si crecía no había necesidad de comprar más ropa, lo ideal fue dejarlos así, ahora paso su vista a los zapatos, negros y bien limpios, todo en orden, sus lentes, eran algo grandes, bueno, en realidad sí eran bastante grandes, le cubrían hasta la mitad de sus mejillas y ya estaban algo opacos, ¿qué esperaban? Hace mucho que no los usaba y no iba a gastar en unos nuevos si esos aún servían, el cabello, ahora que se daba cuenta su hermano le despeino un poco, aunque tampoco se había hecho mucho, el único cuidado que le daba a su cabello era lavarlo con shampo y cepillarlo una vez al día, nada más, acomodo con sus dedos algunos cabellos y ya estaba; bueno, tampoco le preocupaba mucho su aspecto.

 

El metro llegó al fin y consiguió abordar, ¡por Dios! El vagón estaba a reventar, si tuviera tiempo hubiera esperado al siguiente, como sea ya iba todo apachurrado, se aferraba a su mochila cuidando que no la aplastaran arruinando lo que llevaba, sus libros y obentou eran prioridad por lo que no le importo cuando su ropa se desacomodo y le despeinaron de nueva cuenta. 20 minutos y llego a la estación de destino, bajo empujando a algunas personas y sin mirar atrás comenzó a correr, tenía 5 minutos para llegar y de la estación al instituto eran 10 minutos caminando, corrió tan rápido como pudo, en el camino empujo a algunas personas y choco con otras cuantas, no se iba a permitir llegar tarde el primer día, ya tenía su vida planeada y el llegar tarde no estaba en el plan, comenzó a sentir que le faltaba el aire, unos metros más y llego, ¡la meta! Flexiono un poco sus rodillas y se recargo con las palmas sobre las piernas, respiraba agitado tratando de recuperar el aire que había perdido.

 

Una vez se recuperó levanto la vista y se dio cuenta que TODOS le miraban como si fuese un bicho raro, se sintió intimidado… ¡NO SEÑOR! Él no se iba a dejar intimidar por estúpidos niños ricos que vivían a expensas de sus padres, no, no y ¡No! Respiro profundo y se adentró al instituto, enorme, un sitio ENORME, siguió caminando bajo la mirada atenta de los otros estudiantes, noto como algunos susurraban y otros se reían, obviamente se reían de él, no les dio importancia, si se preocupaba por ello no podría concentrarse en estudiar, no podía perder la beca y eso era inaceptable; aun así no pudo evitar sentir un poco de envidia por el uniforme de los chicos, un poco, tal vez nada, en realidad no tenía envidia del uniforme que ellos vestían; los chicos  usaban un pantalón negro bastante ajustado, ¿ese era el pantalón de un uniforme escolar? Camisa blanca, no sabía nada de moda pero podía jurar que era muy costosa, un saco de un extraño color café, ¿qué color era ese? La corbata el mismo caso, ¿Rojo? ¿Vino? Y bueno, los zapatos negros que usaban lucían tan diferentes a los suyos, ¿cómo era posible? Ahora las chicas, bueno, ellas usaban un vestido 5 centímetros por debajo de la rodilla de manga larga y cuello redondo muy discreto en color amarillo, tal vez blanco, en serio, ¿Qué pasaba con los colores en ese lugar? Usaban medias blancas y unos zapatos de extraña forma color café, estos niños ricos y sus raros uniformes, ¿venían a estudiar o a una fiesta?

 

Decidió no darles importancia y siguió caminando hasta que se encontraba frente a la puerta de la clase que le habían asignado, corroboro el número en la placa sobre la puerta, Clase 1-B, se felicitó internamente, fue una gran idea dar un paseo por la escuela el día que fue a realizar el trámite de inscripción, abrió la puerta y al poner un pie dentro todos comenzaron a cuchichear entre ellos, ¿HA?, en serio, ¿tan raro se veía? Bueno, era obvio que no llevaba ese costoso uniforme y por ello se notaba mas pero, ¿todo eso era necesario? Camino hasta que se ubicó en el asiento que le correspondía, era el último junto a la ventana, tenía una buena vista hacia afuera, se encontraba en el segundo piso y el edificio estaba junto a uno de los supuestos patios, era una vista increíble llena de enormes y verdes árboles y flores hermosas, una vista agradable y sonrió para sí.

 

— ¿Ése es el chico? —.

— Dios, se ve tan corriente —.

— Oh, genial, es la primera vez que veo a uno —.

— ¿Qué cosa comerán? —.

— Ey, ¿será agresivo? —.

— Own, quiero tocarlo —.

— Tonta, ¿y si te contagia algo? —.

— Ne, ne, ¿podemos jugar con él? —.

 

Frunció el ceño al escuchar los comentarios de los otros, ¿qué se creían? Que montón de estupideces, él no era un animal ni atracción de circo, había decidido no involucrarse con nadie y tampoco pretendía hacer amigos, solo les ignoraría, era bastante bueno en eso, pero si se atrevían a invadir su espacio personal no se quedaría de brazos cruzados, después de todo su carácter no era el mejor y aunque no era muy fuerte sabía defenderse.

 

— Ya chicos, dejen de cacarear, asustan al plebeyo-kun —. Una voz sobresalió de las otras, ¿qué fue eso?

— Hacen mucho ruido, me fastidian —. Una segunda voz, por un momento les agradeció ya que los murmullos se detuvieron pero, ¿qué significaban esos comentarios?

— Oye plebeyo-kun, ¿cuál es tu nombre? —. La voz se escuchó junto a él y entonces aparto la vista de la ventana para encontrarse con unos ojos color miel que le miraban con intensidad, ¿qué le pasaba a éste? Hizo una expresión de desagrado y restándole importancia regreso su vista a la ventana, que tipo tan fastidioso.

 

— Lo ves Sasori, eres desagradable —.

— Cállate Gaara, eh, plebeyo-kun, anda, dinos tu nombre, yo te daré el mío, soy Akasuna no Sasori y éste es mi hermano, Sabaku no Gaara —. ¿Hermano?

— Imbécil, ¿desde cuándo soy tu hermano? —.

— Anda, siempre andamos juntos y nos parecemos bastante, bien podemos ser hermanos —.

— No quiero ser hermano de alguien tan fastidioso como tú —. Ahh, obviamente no eran hermanos, sí, ambos son pelirrojos y tienen cierta presencia que asusta, pero son tan diferentes a la vez. — tú, plebeyo —. ¡¿Pero qué mierda?! — Será mejor que contestes cuando alguien se dirija a ti o no durarás mucho, ándate con cuidado —.

— Buenos días clase, a sus asientos todos —.

— Sí ~ —.

 

El profesor entro al aula y todos se acomodaron, aparto la vista de la ventana para ver al frente y se encontró con ese cabello rojo, el chico de ojos color miel estaba en el asiento frente a él, se giro para sonreírle ampliamente y se acomodó otra vez, cambio su vista de dirección y ahí estaba el otro chico pelirrojo de ojos agua marina a su lado derecho; ¿acaso era una broma? No los conocía pero no eran de su agrado y ¿serían sus compañeros de junto? Miró su propio escritorio, ¿tendría que soportar a ése par durante todo el año escolar? No, no podía ser posible; prefiero dejar aquellos pensamientos y saco su cuaderno para hacer sus apuntes, estaba impaciente y algo nervioso, eran clases de un profesor de primera, la elite de la educación, iba a ser lo MEJOR.

 

Su profesor se veía algo raro, alto, tes clara y delgado, vestía un traje sencillo en color gris oxford y zapatos negros, cabello plateado y despeinado, usaba un crubrebocas y tenía los ojos entrecerrados, se le notaba cansado, tal vez estaba enfermo, si ese era el caso, ¿enfermo y aun así iba a trabajar? Que tipo tan dedicado y responsable, ¡que ya comienze la clase!

 

— Hola clase, muchos ya me conocen, soy Hatake Kakashi, seré su profesor de química y... eso es todo, pueden continuar con lo que hacían —. Se acomodó en su escritorio, saco un libro y comenzó a leer de lo más tranquilo mientras todos continuaban sus conversaciones.

 

¿Qué?, ¡¿Qué?!, ¿Qué había sido eso?, ¿No iba a comenzar la clase? Le estaban jodiendo, sí, obviamente habían conspirado entre todos para molestar al plebeyo, ¡Argh! Quería golpear en la cara a alguien, lo necesitaba.

 

— Es una suerte que el profesor de química fuera Kakashi, odio las ciencias —.

— ¿Tú qué no odias Gaara? —.

— ¡Hump! —.

— Ne, plebeyo-kun —. ¿...? — Doy por hecho que eres un genio por haber ganado la beca para estudiar en nuestra escuela, no creo que con tu aspecto ridículo hubieras seducido a alguien para entrar aquí — ¿este tipo estaba buscando que le rompiera la cara? — pero, ¿por qué nuestra escuela? Si tuvieras un poco de sentido común sabrías que aquí pocos vienen a estudiar, supongo que acabas de notarlo, pocos son los profesores que sí vienen a enseñar, entre ellos Morino-sensei, es cuñado del ministro después de todo —.

— Sasori, el plebeyo lleva rato ignorándote —.

— ¿Eh? —. El ojimiel fijó su vista en el plebeyo, era verdad, este ya tenía su mirada en un libro que sostenía con ambas manos, se le notaba tan sumergido en su lectura ignorando por completo lo demás.

— ¡Oye!, ¡Hazme caso!, ¡Oye! —.

— Dejalo Sasori,  plebeyo, tú solo vienes a nuestra escuela para aprender de nuestros profesores, ¿cierto? Nosotros hemos estado aquí desde el Parvulario Genin, Colegio Chounin, Instituto Medio Anbu y ahora Instituto Jounin, pero... como dice Sasori, pocos vienen a estudiar, si tú quieres aprender puedes acercarte a los profesores y ellos responderán a todo lo que les preguntes —.

— ¡Gaara! —.

— En nuestro mundo, todos conocemos a todos, los profesores de aquí son nuestros profesores particulares, por eso los conocemos, todos estudiamos en casa y aquí venimos a crear amistades que beneficien a nuestras familias, así funciona —.

— ¿Me darán clases si me acerco a ellos? —.

— Sí, no se negaran —.

— ¡Hablaste! Ya comenzaba a creer que eras mudito o algo así, ¡Ja, ja! —.

— Eres odioso, Sasori —.

— Permiso —. Dejó su libro cambiándolo por un cuaderno de notas y bolígrafo caminando hasta el escritorio del profesor; en cuanto se movió el resto de los estudiantes lo siguió con la mirada, parecía que le temían o algo, llegó con Kakashi-sensei y comenzaron a hablar.

— Parece que sí es un cerebrito —.

— Supongo que solo quiere graduarse, una carta de recomendación de nuestra escuela y le admitirán en cualquier Universidad o Empresa, incluso en el extranjero —.

— Sí, ahh... creí que sería divertido tener a un plebeyo por aquí —.

— Los plebeyos no son para tu diversión, Sasori —.

— ¡He! Tengo una idea —.

— Ay, no es posible... —.

— Debemos protegerlo —.

—... ¿Qué? —.

— Si nos quedamos pegados al plebeyo-kun podemos fastidiar a los que intenten molestarle y al mismo divertirnos con él —.

— De todas tus ideas esta es la más absurda, pero tienes un buen punto, no todos están de acuerdo con que un plebeyo estudie con nosotros —.

 

Los pelirrojos continuaron ideando su plan. Kakashi-sensei ya estaba impartiendo su clase al plebeyo, al fin, un chico que en verdad estaba interesado por aprender, respondió a todas las preguntas que su estudiante le hacía, era muy inteligente y tenía buenas bases, ya le comenzaba a agradar, una mente joven para moldear. Cuando la hora término le encargo leer algunos libros que podía encontrar en la biblioteca, se encargaría de convertirlo en un experto de la química.

 

— Los veré mañana clase, tengan un buen día —. Salió del aula y nuestro pequeño plebeyo regreso a su asiento.

— ¿Cómo te fue plebeyo-kun?, ¿qué tal Kakashi-sensei? —.

— Es muy bueno, está más que capacitado —.

— Te lo dije plebeyo, te irá bien con él —.

 

Poco después entro el siguiente profesor, de inmediato todos se quedaron callados y bien sentaditos.

 

— Mierda, Morino-sensei —. Gaara hizo una mueca de desagrado, tal parece que ahora sí era un profesor de verdad.

— Dejaré dos cosas en claro y más les vale no olvidarlas pues no las repetiré, YO soy el profesor y ustedes son MIS estudiantes estúpidos y mientras más rápido lo entiendan mejor será para todos; nos compete la clase de ciencias políticas, aquí se hace lo que digo —.

 

Sí, el profesor era estricto y posesivo, para el joven plebeyo no había problema, le encantaban éste tipo de profesores, eran todo un reto y le fascinaba cuando los ponía en rídiculo. La clase fue tranquila para él, una introducción a los temas que aprenderían, el nerviosismo de sus compañeros era casi palpable, ¡ja!,estupidos niños ricos. La siguente clase, economía, maldición, si Morino-sensei era intimidante este daba miedo, por un momento sintio escalofríos; cuando comenzo a hablar su voz era profunda y calmada, sin duda Kakuzu-sensei se notaba muy hábil pero había que andarse con cuidado, él mismo se los dijo; OK, eso daba miedo, y mucho, ¿era un terrorista, o qué? Que escuela de locos, ¡todos eran unos extremistas! Ya se las arreglaría, su inteligencia le ayudaría bastante; la clase término y todos volvieron a respirar cuando Kakuzu-sensei dejo el aula.

 

— Ahh... ése tipo nunca me agrado —.

— Es un excéntrico —. Gaara bostezo un poco.

— Plebeyo-kun, ya es hora del almuerzo, vayamos juntos al comedor —.

— No —.

— ¿Qué? ¿Los plebeyos no comen? Anda, vamos —.

— Dejale Sasori, además tenemos que visitar al Joven amo —.

— Bah ~ ha de andar por allí con su séquito aprovechándose y humillando a otros, o tal vez escapando de sus admiradores, mejor vamos a visitarle más tarde —. ¿Qué?, ¿Joven amo? No podía ser cierto, entre tanto niño rico había alguien por encima de todos ellos, hay que ver con éstos tipos; ignoró la plática de los pelirrojos y saco su obentou de la mochila, se moría de hambre y su hermano cocinaba DELICIOSO, además le preparo su platillo favorito, no podía esperar. — ¿Huh?, ¿Eso qué es? —. Sin darse cuenta ya tenía a esos molestos chicos a cada lado.

— Nunca había visto algo así, ¿Qué hay dentro? —.

—... ¿Es la primera vez que ven uno? Es MI obentou, no les daré —.

— ¿Obentou? —.

— ¿Qué es eso? —. El ojimiel estiro la mano para tomar esa curiosa caja envuelta en un pañuelo.

— No toques —. Alejó su mano como si espantara a un insecto. — es mi almuerzo, comeré solo, vayanse —.

— Uy, que carácter, vamonos Gaara, ya tengo ham... —. Escucho bastante bullicio. — ¿Eh? —. En ambas entradas del salón había muchos estudiantes queriendo entrar más nadie se atrevía, ¿qué querían? — Ey, ustedes, ¿necesitan algo? —.

— Mira, ahí esta el plebeyo —.

— Sí, ya lo vi —.

— ¡Ugh! Se ve tan horrible —.

 

¿Qué era todo eso? Esos tipos estaban ahí solo para ver al plebeyo, los pelirrojos no lo iban a permitir, ya se habían propuesto a cuidarlo, Gaara y Sasori fueron a una puerta respectivamente y se plantaron frente a todos ellos.

 

— LARGUENSE —.

 

Y es que nadie lo podía evitar, ése par de cabezillas rojas eran aterradores, poco a poco se fueron alejando; Sasori les comenzo a agredir y cerro las puerta tras de si.

 

— Come tranquilo —. Le dijo Gaara antes de cerrar la puerta, los pocos de sus compañeros que se quedaron dentro comenzaron a conversar entre ellos.

 

— Ahh... —.

 

Suspiró cansado, si todos los días iban a ser así sería horrible, tal vez no era mala idea llevarse bien con ese par, le fastidiaban, pero al menos mantendría al resto alejados; ya pensaría después, era momento de comer ~. Abrió su obentou y ahí estaba, tan hermoso y delicioso, una obra de arte, tomo los palillos y comenzó a comer, por un momento olvido donde se encontraba, la comida de su hermano era tan deliciosa, nunca se lo diría, pero igual le encantaba. Termino de comer y el aula seguía tranquila, guardo sus cosas en la mochila negra que llevaba dejando fuera su libro, tal vez leería un capítulo más antes de ir a casa, faltaban pocos minutos para que la hora del almuerzo terminara y sería libre de irse, agradecía que todo estuviera en paz, pero, como ultimamente todo iba en su contra, esa paz no duro mucho; escucho como entraba alguien al salón pero no le dio importancia, siguio muy comodo en su asiento leyendo, pudo notar que los estudiantes se levantaron y saludaron respetuosamente a quien habia entrado, ¿será un profesor?

 

— ¡Hey, plebeyo-kun! Deja de leer y mira quien vino a visitarte —. Argh, ahí estaba Sasori hablandole otra vez, ¿es que no podía darle un descanso? Como se trataba de ese idiota le ignoro y continuo con su amada lectura, entonces sintio como alguien se paraba frente a su escritorio y le miraba desde arriba, ¿y éste qué se creía? Además de la nada todos les miraban con ¿miedo?, ¿enojo?, ¿qué estaba pasando?

 

— Tú, plebeyo, ¿no tienes modales? —. Por como le hablaban debían ser mayores que él, ¿cierto?

— ¡Shh! Kiba, le harás enojar —. ¿Hacer enojar a quién? Bueno, al parecer debía decir algo, pero en lugar de ser amable su personalidad le traiciono.

— Estás bloqueando la luz, muevete —.

 

Y ahí iba de nuevo, él y su arrogancia, pero ¿qué más quería? Le bloqueaba la luz y no podía leer muy bien; noto que de la nada todos tenían expresiones incrédulas, ahora entendía menos.

 

— Tsk —.

 

Escuchó un chasquido con la lengua por parte de quien estaba frente a él, cuando aparto la vista de su lectura para ver a esa persona todo paso muy rápido, ése chico le jalo del suéter hacía su lado izquierdo con tal fuerza que le levantó del asiento, lo impacto contra el vidrio, tomo sus muñecas por sobre su cabeza y le levantó un poco al mismo tiempo, no podía moverse, ¡era absurdo!, ¿cómo se movió tan rápido?, ¿era un matón?, ¿cómo tenía tanta fuerza? Se quejó un poco pues el golpe sí le había dolido y ahora no tenía como defenderse.

 

— Parece que los plebeyos no tienen modales, ¿será acaso que debo enseñarte? —. Se acerco a su rostro, era ridículo, ¿ése tipo estúpido enseñarle algo a él?, ¡por favor! — Pareciera que no sabes con quien hablas —.

— Con un imbécil —.

—... —.

— ¿O tal vez un tarado? —. Demos gracias a la personalidad orgullosa del pebleyo y a la mala jugada que acababa de hacerle, otra vez, ¿es que nunca iba a aprender? Se quedó mirando al chico que le sometía, cuando sus miradas se cruzaron fue... ¿qué fue eso? Quería ver esos ojos otra vez pero este solo comenzó a reír como loco, esperen, ¿quería ver sus ojos?, ¡prff!, claro que no, NO.

— ¡Ja, ja, ja! Pareciera que no te importa —.

— No me importa, yo vengo a estudiar, sus juegos de niños ricos no me interesan —.

— Por tu bien deberías permanecer callado y hacer lo que digo —.

— No gracias —. Su opresor puso su mano su mano libre sobre la mejilla del menor deslizando los dedos hasta los labios, momento, estaba tocándole, ¡eso es acoso sexual! Su cerebro le gritaba que se defendiera pero no podía, si se atrevía a intentar algo más no respondía y le miro desafiante.

 — Si no quieres que haga de tu vida un, ¡auch! —. Le mordió los dedos pues estos ya casi entraban en su boca, ASCO, Dios sabe donde estuvieron esos dedos con anterioridad, el tipo se quejó e hizo una mueca de dolor soltándole, era libre, ¡libertad!, aunque en lugar de irse solo atino a quedarse contra la ventana viendo a ese despreciable ser, ¡¿qué te pareció eso, pervertido?!

— ¡Lo sabía!, ¡Sabía que mordían! —. ¿y ése otro loco qué? le ignoró y pudo notar que a quien había mordido solo esbozo una sonrisa poco usual, no estaba feliz.

— He ~ parece que los plebeyos son algo... —. Primero sonríe y ahora ese comentario de mal gusto, es un idiota.

— ¿Estás bien? —. Otro tipo de extraño peinado se acerco a su presa herida, ¡ja!, los papeles habían cambiado, ¿quién era la presa ahora, ¡eh!?

— ¡Sangre! Gaara, esto se pone interesante —.

— Mejor no digas nada o nos meterás en problemas, Sasori —.

— ¿Qué hacemos? —. ¿Sangre?, ¿tan fuerte le mordió?, no uso mucha fuerza, ¡ha!, ¡que delicado!, tal parece que los niños ricos son muy débiles; entonces se percató que la sonrisa de aquel chico no desaparecía y su mirada era diferente, nadie en el salón se movía, parecía que todos esperaban algo, ¿acaso le golpearían entre todos?, ¡bola de montoneros! No le podía importar menos, con la manga de su suéter se froto los labios, como queriendo limpiar algo, después de todo casi habían sido violados, le miró con rencor, retándole, y habló.

— Nos vamos —. Todos se sorprendieron, incluso él mismo, ya estaba preparándose para patear algunos traseros, aun así se mantuvo serio y calmado. — Dije: nos vamos —. Camino a la puerta seguido de tres chicos y se detuvo antes de abrirla, miro a los estudiantes y les advirtió. — Nada de esto paso, ¿entendieron? —.

— Sí, Joven amo —. Le hicieron una leve reverencia.

— Y tú —. Nuevamente se dirigió al plebeyo girando un poco el cuello para verle mejor, le examinó, esa mirada casi le atravesaba pero no se iba a intimidar, estaba listo para lo que fuera, pero solo le sonrió de medio lado y salió junto a esos tipos, al cerrar la puerta todos volvieron a sus asuntos, como si nada hubiera ocurrido.

— Oye, en serio que eres valiente plebeyo —.

— Creí que su séquito te golpearía —.

— ¿Su... qué? —. Reaccionó al fin, ¿podía alguien explicarle qué había ocurrido exactamente? Se acomodó la ropa y los lentes para regresar a su sitió.

 — Shikamaru, Kiba y Chouji, los tres que salieron con él, son sus amigos pero parecen más unos guardaespaldas, siempre andan juntos y cuándo se aburre de molestar a alguien, bueno, ellos se encargan —.

— Así que ése es el Joven amo, ¿hay más cómo él? —.

— Oh, no, él es el único, después de todo, solo él puede ser nuestro Joven amo —.

— Su familia es la más poderosa e influyente que existe, además es el hijo menor del director y dueño de este Instituto —.

— Mhh, por eso hace lo que quiere —.

— Al menos ya no necesitarás nuestra protección, plebeyo-kun —.

— ¿Huh? —.

— El Joven amo ya te tiene en la mira, ahora solo serás de él, nadie más se atreverá a hacerte algo —.

— Esa idea no me agrada, ¿no puedo quedarme solo con ustedes? —.

— OMG, plebeyo-kun, ¿te has enamorado de nosotros? —.

— No, en realidad no me agradan, pero preferiría que ustedes estuvieran cerca y no ése payaso —.

— ¡Eish! Podemos cuidarte si quieres, pero no servirá de mucho, no tienes opciones plebeyo-kun, solo has lo que el Joven amo te ordene y estarás bien —.

— Gaara, ¿cierto?, la hora del almuerzo término, ¿ya puedo irme? —.

— Sí, ya no haremos nada aquí —.

— OK —. Se aseguro de tener todas sus cosas dentro de la mochila. — por cierto, dejen de llamarme "plebeyo", tengo nombre —.

— Es más divertido así, además no quisiste decirnos como te llamas, igual ya sabemos pero  no tiene mucha gracia —.

— ¡Tsk! —. Se dirigió a la puerta y antes de cerrar de un portazo escucho un: "hasta mañana plebeyo-kun", esos dos le colmaban la paciencia.

 

Siguió su camino hasta la salida del Instituto, se aseguro que el tal Joven amo no anduviera cerca y salió corriendo directo a la estación; si lo que le dijo Sasori era verdad, al menos ya no se preocuparía de que media escuela le molestase, pero la idea de tener a ése tipo arrogante cerca era un fastidio; aunque, por otro lado, tal vez no era tan malo, era una oportunidad única de hacer sufrir a un hijo de papi, y al mismo tiempo le demostraría a todos que no debían meterse con él, esa posibilidad le encantó, tanto se regodeó con sus pensamientos que comenzó a reírse solo, iba a ponerlos a todos en su lugar; no podía esperar, éste año sería divertido.

 

 

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

¡Hola otra vez! ¿Cómo están? Yo estoy muy bien, aunque algo cansada por tanto trabajo que ha habido últimamente (por si a alguien le interesa). Como sea, acabo de terminar con unos asuntos de mi trabajo y decidí entrar a ver cómo iba la actividad del fic, lo publiqué hace menos de cinco días y DIOS, más de 800 leídas, me hace muy feliz, aunque me entristece un poco que solo haya 3 RW, bueno, apenas lleva un día pero aún me entristeció un poco -se deprime-, como sea, aun así le agradezco enormemente a las bellas personitas que se tomaron la molestia de escribir, aún no lo leo pero, MUCHAS GRACIAS -les manda corazones-. OK, sé que ya no debería comportarme así pues soy un adulto, pero bah~ por esa misma razón hago lo que quiero (?), en fin, decidí actualizarles súper rápido con este segundo capítulo en agradecimiento a todos los que leyeron, además aprovecho ahorita, en los siguientes días estaré hasta el cuello en papeleo y no tendré mucho tiempo.

 

 

 

Volviendo al fic, ¿qué les pareció este segundo capítulo? Espero que no les haya aburrido, leí el primero y pido disculpas por la cacografía y los errores de redacción que cometí, LO SIENTO, es que lo escribí por ratos en el trabajo y ni siquiera lo revise antes de publicarlo, tendré más cuidado, lo prometo. Una cosa más, con este segundo capítulo, ¿ya tienen más claro quién es el Joven amo y quién el plebeyo? ¡Ja, ja! Lo único que les puedo decir es que son Sasuke y Naruto (obviamente), pero nada más, cuando lo comencé no sabía realmente si hacerlo de ONE PIECE, Kuroshitsuji, Kuroko no Basket, Naruto, Fairy Tail o JMusic, al final todo se redujo a unas imagenes que me enamoraron, les dejaré el hipervínculo por si quieren checarlas, quise dejarlas aquí, en mis tiempos sí se podían publicar imágenes (?) ¡¿Por qué ya no?!

 

http://animes-placer.blogspot.mx/2012_09_01_archive.html

 

Esta imagen también me gustó mucho > v <

 

http://animes-placer.blogspot.mx/2012_09_01_archive.html

 

 

Bien... es todo porque aún tengo algo de trabajo pendiente, espero que me dejen un RW con su opinión, en serio me ayudaría mucho para saber si debo cambiar algo o dejarlo así, ¿les gustó? ¡Díganme si les gusto! -muere-. Mañana contestaré sus lindos RW, muchas gracias por leer y, bueno, el próximo capítulo ya sabrán quién es quién.

 

 

 

Que se la pasen bonito y nos leemos en el próximo capítulo, bye ~


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