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El plebeyo del que me enamore. por Kou_bibe

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Notas del capitulo:

Hola bellas peronitas ~

 

Sé que hace mucho que no actualizo, de verdad me disculpo por ello, así que aquí está el tercer capítulo, estoy actualizando super rápido, (a escindidas de su jefe), ya casi salgo del trabajo, seré libre ~

 

Nos leemos en las notas finales, disfruten ~

III

 

 

 

 

— Hemos llegado, Joven amo —.

— ¿Eh? —.

— Ya estamos en casa —.

 

 

No se dio cuenta en que momento habían llegado a la mansión principal de su familia, durante el camino estuvo muy concentrado pensando solamente en aquél plebeyo y en cómo jugar con él; Neji abrió la puerta del vehículo para que bajara y subió los escalones que daban a la enorme entrada de la residencia.

 

 

— Bienvenido de vuelta, Joven amo —. Le recibió Hinata, su sirvienta personal, hizo una reverencia mientras recibía el saco del uniforme.

— Estoy de vuelta —. Miro el recibidor y también las enormes escaleras al fondo así como las puertas dobles que se encontraban en distintas partes. — ¿Mi hermano aún no regresa? —.

— No, el Joven heredero llamo hace poco avisando que se quedaría para atender un asunto en la Universidad; estará aquí a la hora de la comida —.

— Mhh... —. Miro el Rolex que adornaba su muñeca derecha para comprobar la hora. — Falta poco para las 02:00 pm., Neji, estaré en mi habitación, avísame cuando llegue mi hermano, comeré con él —.

— Así lo haré —.

— Algo más, si mi padre pregunta, estoy en la residencia Inozuka, dile que estoy estudiando con Kiba, no sé, inventa algo —.

— Entendido —.

 

 

Neji y Hinata asintieron; el Joven amo se encaminó hacia la segunda planta de la mansión aflojando y tirando su corbata escaleras arriba, una vez llego hasta su habitación desabotonó su camisa blanca y se sentó en la silla giratoria frente a la computadora en su escritorio, dio un rápido vistazo al lugar, limpió y ordenado, todo estaba completamente limpio, como si fuese de revista, suspiro un poco y encendió el computador dispuesto a jugar un rato pero su móvil en el bolsillo del pantalón comenzó a timbrar.

 

 

— Diga —.

— Yō —.

— Oh, Shikamaru, ¿qué pasa? —.

— Ya tengo la información que me pediste —.

— ¿En serio? —. Sonrió. — Eh ~ eso fue muy rápido —.

— Nada complicado, ése chico no un misterio precisamente, de hecho es bastante simple —.

— Bien, envíamela —.

— De acuerdo; ¡Chouji!, ¡préstame tu portátil!; aguarda un momento —.

—... —.

— Listo, te la enviaré como spam —.

— ¿Qué? ¿Y eso por qué? —.

— Para fastidiarte, OK, ya está —.

—... ¿de nuevo con Chouji? —.

— Ahh, si voy a casa mi madre querrá que ayude al viejo con su trabajo, no me deja tranquilo, según dice me prepara para cuando herede la compañía, que pesadez —.

— Ya veo, ¿seguro es la única razón por la que estás ahora con él? —. Con el tono tan sugerente que pronunció aquellas palabras era obvio a lo que se refería, había que ser idiota para no notarlo.

—... Imbécil —. Cortó la llamada.

 

 

Había conseguido poner nervioso a Shikamaru y le encantaba, dejo de lado el móvil y busco el archivo con la información del plebeyo, mando a imprimir y cuando estuvo listo se alejó de la pantalla, tomo las hojas de su impresora láser HD y se acercó al ventanal de su habitación con vista al jardín principal.

 

 

La información comenzaba con su nombre, su fecha de nacimiento, la hora, el hospital, el nombre de sus padres, el nombre del médico que le recibió, las enfermeras que le cuidaron, hasta el nombre de la persona encargada de la limpieza donde su madre se encontraba antes y después del parto, era ridículo, ¿de dónde obtuvo toda esa información?

 

 

Lo que asustaba es que no terminaba ahí, se encontraba también la biografía de sus padres y hermano, en qué trabajaban, dónde vivían, dónde estudiaba su hermano, que hacían los fines de semana. También estaba la información del accidente cuando sus padres fallecieron, el funeral; la dirección y nombres de los familiares y conocidos que se habían hecho cargo de ellos.

 

 

Las distintas escuelas donde estudio debido a tantas mudanzas, los lugares dónde su hermano trabajo, calificaciones y actividades que ambos realizaban; cuando se mudaron a casa de un amigo y también el cómo su hermano había comprado un departamento en el que vivían ahora, TODO, todo tipo de información se encontraba en esas hojas, cuando llego a las últimas páginas se sorprendió un poco, eran distintas fotografías del plebeyo en distintos años y situaciones, cuando entro al parvulario, el colegio, el funeral de sus padres, el instituto medio, algunas fotografías de sus padres y de su hermano mayor, entonces dudo, ¿ése era el plebeyo?, ¿acaso Shikamaru le estaba gastando una broma? Aunque debía admitirlo, el cabello y color de piel eran muy parecidos.

 

 

Ignoro aquel detalle por el momento al ver el lugar en el que su supuesto hermano trabajaba, según la información éste se dedicó por completo al trabajo después de graduarse del instituto y actualmente solo trabajaba en un famoso y lujoso bar 5 estrellas, pensó por un momento y recordó porque ese nombre le sonaba de algo, sonrió de nueva cuenta.

 

 

— Bien dicen que el mundo es pequeño —. Miró nuevamente la fotografía del plebeyo sin dejar de sonreír. — Esto será interesante, Sasuke… —.

 

 

 

 

 

 

(Ramen x Tomates)

 

 

 

 

 

 

— Nii-san, estoy en casa —. El joven plebeyo recién regresaba del instituto, tuvo la mala suerte de quedarse dormido en el metro y había terminado al otro lado de la ciudad. — ¿Nii-san?, ¿estás en casa? —.

 

 

Se quitó los zapatos en la entrada cambiándolos por un par de zapatillas, algo más cómodo sin duda; camino al interior buscando a su hermano, pero solo encontró una nota sobre la mesa:

 

 

“Mi jefe llamo, uno de los chicos falto de última hora, iré a cubrir su turno y me quedare al mío, llegare pasada la media noche, no te preocupes, prepare el almuerzo. Lo siento, Sasuke.”

 

 

Suspiro, siempre era lo mismo, ¡siempre!, le prometía salir o hacer algo juntos y al final lo dejaba como novia de pueblo, vestido y alborotado; dejo sus lentes sobre la mesa y se dirigió a la cocina, comería algún refrigerio antes de comenzar con los deberes que le encargaron hacer, entonces leyó una nota que se encontraba pegada al refrigerador.

 

 

“Ya no hay leche, también se acabó el detergente, ve al supermercado y compra lo que haga falta”.

 

 

— I-ta-chi… —.

 

 

 

 

 

 

(Ramen x Tomates)

 

 

 

 

 

 

*toc, toc*

 

 

— Joven amo, su hermano ha llegado —.

— Oh, sí, ya bajo —. Neji se alejó pues le había hablado desde fuera; el Joven amo recién salía de tomar una ducha, únicamente vestía una toalla ceñida a la cadera, seco su cabello con una segunda toalla y se acercó a su closet para vestirse, en realidad su closet podía ser otra habitación sin problemas, ridícula e innecesariamente enorme; se decidió por un pantalón ajustado en color naranja, una polera larga blanca con pequeñas cruces estampadas negras, algunas pulseras y un collar con dije azul que solía usar de vez en cuando, se puso unos botines tipo militar negros de piel y salió de su habitación con dirección al comedor principal donde su hermano le esperaba.

 

 

— ¿Y esas pintas? —.

— No me molestes, no tengo ánimos de nada —.

— ¿Será que Hinata no eligió tu ropa? —.

—… —.

— Naruto, eres un crío, hm —.

— Tú no eres muy maduro, Deidara —.

 

 

Los hermanos Namikaze, un par de chicos muy apuestos, el mayor, Deidara, el Joven heredero, actualmente asiste al segundo año de la Universidad Hokage, la mejor de toda Asía y el mundo, una escuela a la que solo podías asistir si pertenecías a la clase alta, y él sin duda lo era; un chico de estatura un poco baja a sus 19 años, tez blanca, cabello largo y rubio, muy suave y hermoso a la vista, ojos azules y redondos, labios delgados y nariz pequeña, una perfecta obra de arte, muy hermoso y perfecto, estudiante de Ciencias políticas y administración, un chico inteligente y capaz con alma de artista, pues en realidad deseaba ser escultor.

 

 

Por otro lado esta su hermano menos, Naruto, el Joven amo, 16 años, alto, delgado, fuerte, tez clara con un ligero toque canela, cabello rubio y corto muy rebelde, ojos grandes de un azul muy intenso y tres marcas en cada mejilla, algo así como bigotes de zorro, algo que le daba un toque exótico, bastante atractivo, un chico revoltoso, nunca sigue las reglas, siempre lleva la contraria y hace lo que quiere, un niño mimado, en palabras de su hermano.

 

 

Los Namikaze son la familia más poderosa en la actualidad, han gozado de una enorme fortuna desde cuatro generaciones atrás; involucrados en distintos negocios, dueños de enormes centros comerciales, cines, televisoras, parques de diversiones, supermercados, restaurantes, escuelas, teatros, hospitales, de todo; en Japón primero sabías quienes eran los Namikaze y después aprendías a hablar, así era esto.

 

 

— Ne, Naruto, ¿aún sigues causando problemas en el instituto? —.

— Sí, después de todo nadie se atreve a ir en mi contra —.

 

 

La plática de hermanos solía ser bastante tranquila, por lo regular solo podían conversar a la hora de la comida, el rubio menor amaba a su hermano, aún más que a sus padres, ya que solo conseguía verlos en reuniones y eventos que beneficiaban a los negocios familiares, no hablaba con ellos muy a menudo, no tenía un solo recuerdo de los cuatro siendo una verdadera familia, desde pequeño fue criado por los empleado de la residencia, el único amor familiar que tuvo fue el de su hermano mayor y abuelos, aunque estos solían estar de viaje; su hermano siempre le cuido, le enseño, le apoyaba e incluso le defendía, en más de una ocasión le salvo de que le enviaran al extranjero por su actitud rebelde, le estaba muy agradecido. Cuando Deidara entro al Instituto se separaron un poco, aun así se llevaban muy bien, después de todo era su único hermano.

 

 

— Padre me dijo que te pondría un profesor privado más estricto, ya se enteró que ahuyentaste al último —.

— Puede mandar los que quiera, me desharé de ellos —.

— También quiere que le visites el fin de semana, estará en el Hotel de Seúl —.

— ¿Y para qué me quiere allá? Está loco si cree que iré, dile eso —.

— Dile tú —.

— ¡No! Siempre que le llamo para saludarle o felicitarle por su cumpleaños contesta su secretaria, si quiere que vaya que me lo diga él mismo, de frente —.

— Naruto, deberías dejar de lado esa actitud tan rebelde —.

— Sí, ya lo haré después —.

— Ya sé, ¿quieres ir conmigo a una de las sucursales de la familia? Padre me pidió que fuera a encargarme de algo y no me apetece ir solo, además es una gran oportunidad para que conozcas una de las tiendas de la familia y aprendas sobre el negocio familiar, puedes conocer el mundo real, hm —.

— ¿Acaso este es falso? —.

— Idiota, hablo de la gente normal, te la pasas con tus amigos viajando a islas privadas, nunca hacen nada realmente divertido —.

— Para mí es divertido, un momento, hablas de… ¿relacionarme con los plebeyos? ¡Wagh! —.

— No hagas eso, son fascinantes, se esfuerzan por salir adelante, tienen sueños, metas por cumplir, trabajan para ser mejores y cuidar de sus familias, nunca se rinden, son geniales, hm —.

— Ehh ~ ¿no será que te atrae uno de ellos? —.

— ¿Ahh?, ¿Qué-qué cosas dices?, ¡Ja, ja, ja! —.

— No engañas a nadie, Deidara, estás enamorado de un plebeyo —.

 

 

Fue suficiente, el rubio mayor ya estaba rojo hasta las orejas, intentaba cubrir su rostro con ambas manos sin éxito, murmuraba incoherencias mientras se removía en su lugar.

 

 

— No, no le digas a na-die —. Se cruzó de brazos y miro a un costado intentando sonar serio, era en vano, Naruto ya lo tenía.

— Me quedaré callado —. Su hermano le miro agradecido. — y te ayudare con el austo que te encargo nuestro padre —.

— ¡Wah!, ¡Naruto!, ¡Graci…! —.

— Pero tienes que llevarme a “Akatsuki” —.

— ¿He? —. Su sonrisa se desvaneció quedando solo una expresión de no entender nada. — ¿Quieres ir a “Akatsuki”?, ¡¿Estás loco?! Aun no cumples la mayoría de edad, no puedes entrar allí —.

— Le diré a nuestro padre —.

— ¡Nos vamos a divertir hermanito! “Akatsuki” es de lo mejor, ya lo verás, hm —.

 

 

Continuaron su comida, Deidara era tan fácil de manipular. Hablaron sobre el asunto que les concernía, el menor estaba algo curioso, era la primera que acompañaría al mayor a atender uno de los negocios de la familia, según le dijo era un lugar donde vendían de todo, tal vez un bazar, ya lo descubriría al llegar.

 

 

Terminaron de comer, ambos subieron a sus respectivas habitaciones para cambiar sus ropas; Naruto le ordeno a Hinata le eligiese un conjunto adecuado, algo cómodo que no llamara la atención, algo que le hiciese ver importante e influyente, nada complicado, ¿verdad?; después de varios intentos termino usando un pantalón liso hasta los tobillos en color crema, camiseta blanca, un saco informal de gabardina azul rey y unos zapatos de piel color café oscuro junto a varios accesorios.

 

 

El menor de los hermanos ya se encontraba dentro de la limosina junto a Neji, esperaban a Deidara y éste nada que aparecía, ¿se estaba cambiando la cara, o qué? Hasta que al fin apareció acompañado de su mayordomo, Rock Lee, el rubio peli-largo vestía un traje DOLCE&GABBANA de dos piezas negro hecho a la medida y una camisa de la misma marca en color azul agua, con los botones superiores abiertos, zapatos de piel negros y su característico peinado, media coleta alta con un mechón de fleco, todo perfectamente planchado.

 

 

— Tardaste demasiado, Deidara —.

— Ahh, no me di cuenta, además sabes que mi cabello necesita de un estricto tratamiento para lucir tan envidiable como siempre, hm —.

— ¿Te duchaste? Debí imaginarlo —.

— Es mi culpa, Naruto-kun —. Lee defendía al mayor mientras se acomodaban en la limosina.

— Lee, es el Joven amo —. Neji.

— Mejor vámonos antes que me arrepienta —.

 

 

Después de que el chofer manejara saliendo de la residencia Namikaze y viajando a través de la ciudad llegaron a su destino en el centro de Tokio, entraron por el estacionamiento pues la limosina no era demasiado grande, una vez se detuvo los hermanos bajaron con ayuda de sus respectivos mayordomos.

 

 

— Lee, Neji, esperen aquí, Naruto y yo estaremos bien solos —.

— Pero, Joven heredero, no puedo dejar al Joven amo solo —.

— No pasa nada Neji, es una sucursal de nuestro padre —.

— Pero… —.

— ¡Suerte en sus negocios, Deidara-kun! —. Le animo Rock Lee.

— Vámonos, Naruto, hm —.

 

 

Sin más se alejaron del vehículo adentrándose al edificio que les concernía, la entrada de puertas automáticas era enorme, se abrió de par en par y al entrar el pequeño rubio solo siguió de cerca a su hermano.

 

 

Para Naruto todo era bastante nuevo, era la primera vez que se encontraba en un lugar así, había muchas cosas diferentes por todas partes, mucha gente también, todos llevaban una especie de caja metálica con ruedas donde iban dejando distintos artículos.

 

 

— Oi, Deidara, ¿qué son esas cosas? —. Señalo los extraños artefactos.

— ¿Qué? Oh, son carritos de compras, esto es un supermercado después de todo, hm —.

— Un… ¿qué? —.

— Aquí la gente viene a comprar distintos productos, abarrotes, verduras, carnes, muebles, electrodomésticos, de todo, siempre a un buen precio, aman las ofertas —.

— ¿Ofertas? —.

— Sí, em, cuando un artículo tiene un precio más bajo del que suele tener —.

— ¡¿Qué?! Es la primera vez que escucho tal cosa, suena ridículo —.

— Idiota, hm —.

 

 

Caminaron un poco hasta el mostrador de atención al cliente.

 

 

— Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarles? —.

— ¿Qué?, ¿En verdad te estás dirigiendo a mí tan confiadamente?, ¡¿Qué te has creído?! —.

— Eh, lo siento Señor, yo… —.

— ¡Encima tienes el atrevimiento de contestarme! —.

— Naruto, cálmate —. Empujo al pequeño rubio un poco hacia atrás con el brazo. — Disculpe Señorita, debe ser nueva, vengo a atender unos asuntos, mi nombre es Namikaze Deidara, ¿Podría llamar al Gerente y avisarle que estoy aquí? —.

— Sí, un momento —. La chica sin entender nada se alejó un poco mientras se comunicaba con alguien por radio, lo mejor era llamar al Jefe y que pusiera a ese rubio grosero en su lugar; esperaron un poco y un hombre de traje llego corriendo.

— Namikaze-sama, bienvenido, no estaba enterado de su visita, le hubiera recibido debidamente —. El tipo se notaba nervioso frente al rubio mayor.

— No se preocupe, estoy aquí para arreglar los problemas que han tenido con los proveedores y algunos recibos de mercancía, mi padre me informo esta mañana y aquí me tiene, hm —.

— Claro que sí, por aquí por favor —.

— Sí, ehh… Naruto, hermanito, creo que es mejor si me esperas aquí, bueno, no causes problemas, no tardaré mucho —.

 

 

Se retiró junto a aquel hombre dejándole solo, ¿no se suponía que había ido a ese espantoso lugar para aprender? El peli-corto se quedó viendo en todas direcciones, estaba rodeado de plebeyos, ¿qué se supone que iba a hacer?

 

 

— Tú —. Se dirigió a la misma chica de antes. —daré una vuelta por el lugar, mi hermano dijo que aquí vendían de todo, ¿dónde están las paletas congeladas? —.

— En el área de congelados, Señor —.

— Uy, que difícil, soy un estúpido, ¿no? —. Sarcasmo.

— Lo siento, yo, puedo traerle lo que guste —.

—Iré solo —.

 

 

El bigotes de zorro se dispuso a dar un paseo por el lugar; camino por los distintos pasillos, papelería, ropa, muebles, línea blanca, mariscos, verduras, productos de tocador, llegando al fin al área de congelados, se acercó a uno de los refrigeradores y saco una caja de paletas dobles sabor naranja.

 

 

— Hola, delicioso bocadillo —.

 

 

Sin más abrió la envoltura y comenzó a comer, amaba las paletas dobles de naranja, siempre comía alguna en casa, bueno, comía al menos cinco, pero una estaba bien, salió del pasillo para continuar su recorrido botando la basura en cualquier lado, después de ver algunas cosas en el área de dulces decidió regresar a donde su hermano le había dejado, inevitablemente paso por línea de cajas y se detuvo al reconocer cierto cabello en puntas que se acercaba a la caja pues ya era su turno.

 

 

— Bienvenido, buenas tardes, ¿va a ir todo en una cuenta? —. Saludo el cajero al respectivo cliente.

— Buenas tardes, sí, por favor —. El chico procedió a realizar su trabajo mientras el cliente se aseguraba que los precios fueran correctos, ya iba por el último artículo y sintió como una mano se posaba sobre su hombro.

— No creí verte por aquí —. Aparto la mano y se giró para encarar a aquella persona pero solo se quedó de piedra, ¡¿qué rayos?!

— ¿Qué- qué diablos haces aquí? —.

— Oh, parece que es cierto, Shikamaru no me estaba gastando una broma, ¿y tus bellos lentes? —. Sarcasmo, otra vez.

—Eso no te incumbe, déjame en paz —.

— El asunto es que este lugar es de mi padre, prácticamente soy el dueño, si no me quiero ir, no me voy —.

— De… ¿tu familia? —.

— Sí, el famoso “Grupo Namikaze”, no necesito decir que soy el hijo menor, eso ya lo sabías —. Le tomo la muñeca levantándole el brazo con brusquedad marcando un poco sus dedos. — ¿Vienes a menudo, Sasuke? —.

— Na-namikaze-sama —.

— ¡No te entrometas! —. Le grito al cajero quien solo se encogió y desvió la mirada nervioso.

— Estás lastimándome, ¡suelta! —.

 

 

Varios empleados ya se habían percatado de la situación, pero nadie se entrometía, para ese momento ya estaban al tanto de quien era ese rubio insolente, y no, no harían nada, querían conservar sus empleos.

 

 

— No me da la gana, contesta, ¿a qué viniste? —.

— Te digo que me sueltes —. Intentaba zafar su muñeca del agarre pero era imposible, otra vez esa monstruosa fuerza, de ser necesario le daría un golpe en la nariz para librarse.

— ¡Contesta! —. Apretó con más fuerza.

— Ay, me, me due-le —. Cerro los ojos, en verdad le dolía  no podía ocultarlo; cuando el rubio vio aquella expresión en la cara del plebeyo una extraña sensación se colocó en su pecho, como si a él también le doliera y por un momento se sintió la peor basura del mundo, aflojo el agarre y una mueca de preocupación se hizo presente.

— Ehh… yo… —.

— ¡Naruto! —. Una tercera persona le obligo a soltar al chico, quien al sentir su mano libre se la llevó al pecho cubriéndola con la otra mano y retrocediendo un poco.

— De-deidara nii-chan —.

— ¿Estás bien? —. Se acercó al plebeyo dejando al bigotitos un poco desconcertado. — ¿Qué se supone que pretendías hacer? No puedes tratar a un cliente así, Naruto —. Le regaño.

— Pero, yo —.

— Me disculpo en nombre del imbécil de mi hermano menor, ¿cuál es tu nombre? —.

— Ahh… soy Sasuke —.

— Lo siento Sasuke-kun, como disculpa puedes llevarte la mercancía que necesitabas sin pagar —.

— Pero… —.

— No hay problema, prácticamente soy el dueño, hm —.

— ¿Gratis? —.

— Sí —.

— Wah ~ —.

 

 

Los ojos ónix de Sasuke se agrandaron y llenaron de brillo sonriendo de sobre manera; ése chico, el dueño le estaba dando las cosas gratis, ¡gratis!, era mejor que cualquier otra oferta, obtener cosas sin pagar es lo más genial del mundo, no podía evitar sentirse MUY feliz.

 

 

Por otro lado, el mini rubio se quedó estático, el ver la sonrisa del plebeyo le provoco nuevas sensaciones que no alcanzaba a entender, el calor invadió su cuerpo y el color rojo en sus mejillas y una expresión de asombro sobre su rostro no se hicieron esperar, se veía tan lindo…

 

 

— ¿Vienes en automóvil? Deja que mi mayordomo te lleve a casa, en serio estoy muy apenado —.

— No, no hace falta, me iré en metro —.

— Entonces, al menos deja que te lleven a la estación, por favor, quiero hacer todo lo posible por que estés bien —.

— Bueno, el asunto es que… —. El peli-largo le hizo un lindo puchero. — Está bien —. Si algo tenían en común los hermanos rubios, era su capacidad de conseguir lo que querían, con métodos distintos, pero a final de cuentas era lo mismo.

— Bien, Naruto… ¡Naruto! —.

— ¿Ahh? —. Éste salía apenas de su pequeña ensoñación.

— Lleva a Sasuke-kun hasta nuestro auto, asegúrate de llevarlo a salvo a la estación y no olvides disculparte —.

— No quie… —.

— No estoy preguntando si quieres, lo vas a hacer —. El bigotes bufo molesto mientras miraba a otro lado. — Y ustedes dos —. Señalo a dos empleados que estaban cerca.

— ¡Sí! —.

— Lleven las pertenencias de nuestro cliente a mi auto —.

— ¡Sí, Señor! —. Tomaron los artículos metiéndolos a bolsas plásticas y salieron de la tienda.

— ¿Seguro estás bien?, ¿Necesitas atención medica? —. Se dirigió nuevamente al peli-negro notando las marcas en su muñeca.

— Estoy bien, gracias —.

— Bien, espero que vuelvas, si necesitas un médico pídeselo a m mayordomo, él te llevara con gusto, por los gastos no te preocupes, debo irme, pero estás en buenas manos —.

— Gracias —.

— No es nada, hm —. Se giró para con su hermano, se paró junto a él y se inclinó hablándole al oído. — Trátalo bien, por ahora ve a casa, hablamos más tarde, hm —. Y se retiró junto a aquel que era el Gerente y otros hombres.

 

 

Naruto no se movió.

 

 

— Tu hermano es todo un personaje —.

— ¿Cómo? —. Regresando a la tierra.

— Ni el Joven amo se atreve a darle la contra, ¡Ja, ja, ja! Me agrada —.

 

 

El peinado de cacatúa se dirigió a la salida dejando al ojos de zafiro; tardo un momento en notar que algunos empleado le miraban y otros se reían disimuladamente, ¿de qué se reían?, ¡Obviamente se burlaban de él!, ¡Su hermano le había dejado en ridículo!, bueno, en realidad no había hecho tal cosa, pero así se sentía ahora, y todo era culpa del plebeyo ése.

 

 

Salió de la tienda notablemente molesto, soltó algunas maldiciones a la nada, ése tipo inferior se las pagaría. Camino un poco hasta la limosina donde Neji le esperaba.

 

 

— Joven amo, está de regreso —.

— ¿Dónde está ése? —.

— ¿Ése? Oh, está dentro de la limosina con Lee, el Joven heredero aviso que le llevásemos a la estación más cercana —. Se hizo a un lado para que Naruto subiera y en seguida él también estaba dentro, una vez todos en su lugar el vehículo arranco. Pudo notar como el plebeyo estaba sentado en una esquina bastante incomodo mientras Rock Lee le llenaba de preguntas, ¿estás bien?, ¿quieres ir al hospital?, ¿necesitas pasar a otro lado?, ¿podemos llevarte hasta tu casa?, ¿eres amigo de Naruto-kun?, sí, preguntas normales, esperen, ¡¿qué?!

— ¡Él no es mi amigo! —. Grito el de bigotes con un notorio sonrojo casi levantándose de su sitio.

 

 

Ambos mayordomos intercambiaron miradas inquietas, ¿por qué el menor de los Namikaze había reaccionado así?, era una simple pregunta, ¿no?, éste se dio cuenta que le observaban curiosos, incluido Sasuke, se acomodó de nuevo en su asiento mirando hacia afuera, las mejillas le ardían, ¿por le importaba aquello?

 

 

— No somos amigos, es mi sempai en el Instituto, es todo —. Hablo al fin el menor de todos los presentes.

— Oh… —. Ambos mayordomos, pues a Neji le nació cierto interés por ése chico que ponía nervioso al Joven amo. Después de algunas preguntas y algunos comentarios llegaron a su destino, Lee bajo y ayudo a Sasuke a bajar entregándole las bolsas, eran dos únicamente, no muy pesadas, no llevaba mucho, cuando subió de nuevo el rubio bajo abruptamente haciéndole una seña a Neji para que no bajara y cerró la puerta, detuvo al menor para que no se fuera aún, después de todo, tenía que disculparse y si Deidara se enteraba que no lo hizo la pasaría muy mal.

— Espera, no te vayas —.

— ¿Huh?, ¿qué quieres? —.

— Yo… —.

 

 

Se calló, ¿qué quería decir exactamente? Agacho la mirada y fue hasta ese momento que noto el atuendo del plebeyo; Jeans gris perla un poco ajustados, playera negra de cuello v y mangas cortas en color negro, Vans negros de suela blanca, no usaba accesorio alguno, además ya se había percatado que no llevaba los lentes que usaba en la mañana, noto la piel blanca del chico, tal tersa y suave, sin ninguna cicatriz o marca, excepto la de sus dedos sobre su muñeca, se arrepintió mentalmente por haber lastimado aquella piel tan hermosa; levanto la mirada y pudo ver claramente el rostro de Sasuke, facciones delicadas que no dejaban de ser varoniles, ojos de un profundo color negro, labios delgados, nariz fina, cabello en punta hacia atrás no muy largo, negro azulado, con un flequillo corto más largo en los extremos, ¿podía alguien traerlo a la realidad? Se dio cuenta que lo miro demasiado pues el moreno hizo una expresión de enfado, no pudo evitar sonrojarse y tratar de disimular inútilmente.

 

 

— Ehh… yo… esto… —.

— Si es porque tu hermano dijo que te disculparas, olvídalo —.

— ¿Co-cómo sabes que es mi hermano? —.

— No hay que ser un genio para notarlo, además él mismo lo dijo, dobe —. ¡¿HA?! — Estoy de buen humor, así que haré de cuenta que ya te disculpaste para que no tengas problemas —.

— ¡No creas que me estás haciendo un favor-dattebayo! —. Le grito con los ojos y puños cerrados, sus mejillas se volvieron rojas de nueva cuenta.

— Da… ¿Qué?, ¡Ja, ja! —. Se rio sonoramente sin importarle si alguien le miraba.

 

 

El zorrito cayó en la cuenta de lo que había dicho y se sonrojo aún más, si es que eso era posible, se avergonzó como nunca antes, creyó haberse librado de aquella muletilla hace años y en bonito momento regresaba, ¿por qué la tierra no se abría y se lo llevaba de una buena vez?

 

 

— Eres único, Naruto —.

 

 

El azabache se alejó perdiéndose entre la gente de la estación dejando al rubio solo, completamente avergonzado, temblaba un poco por la misma razón, mantenía los puños cerrados con fuerza, rojo hasta las orejas y la mirada perdida en algún punto del suelo, ¿qué le estaba pasando? Sentirse así por culpa de un plebeyo cualquiera, un plebeyo alto, delgado, de piel perfecta, bonita sonrisa, muy guapo y, ¡¡AHH!!, ¡Aléjense pensamientos estúpidos! Regresa a la normalidad, ¿qué es ese sentimiento nuevo? Cálmate, ¡Cálmate dije! No era posible, no podía sentirse solo porque le llamo por su nombre, esa voz tan seria y profunda, tan… ¡Argh!, ¡No otra vez!

 

 

 

 

 

 

(Ramen x Tomates)

 

 

 

 

 

 

— ¿Ahora sí me vas a explicar por qué trataste de esa manera a un cliente? Ahh… Sasuke-kun —.

— Olvídalo Deidara nii-chan, ya me disculpe y todo está arreglado, ¿cierto? —.

— Ha… aun no sé por qué te traje después del alboroto que causaste en la tienda, me estoy arriesgando bastante al traerte aquí, eres un niñato, hm —.

— Deja de quejarte, nadie nos vera —.

— Claro que nadie nos vera, por eso pedí éste cubículo al fondo, así aseguramos nuestra privacidad —. Se recargo en el respaldo de piel. — En cuanto veas a quien sea que viniste a ver, nos vamos, hm —.

 

 

Eran las nueve de la noche exactamente, los dos rubios se encontraban en el Restaurante-bar “Akatsuki”, un lujoso lugar 5 estrellas, si quería entrar allí debías hacer una reservación con al menos 4 meses de anticipación, pero Deidara, siendo un Namikaze, podía ir y entrar en el momento que quisiera, además de ser amigo de Yahiko, hijo único del dueño. Acababan de llegar y esperaban pacientemente al mesero; ambos ibas vestidos muy bien, ropa de diseñador, bastante juvenil, era un sitio lujosos, a esa hora en específico comenzaba a llenarse de jóvenes dispuestos a divertirse y pasarla bien con amigos, un lugar de moda entre los muchachos ricos.

 

 

— Y… ¿de quién estás enamorado? —.

— ¡Prff!, ¡Cof, cof! —. El rubio cara de niña se estaba ahogando con el agua que el anfitrión les había llevado mientras esperaban.

— He ~ ¿estás bien? —.

— ¡Claro que no!, ¡¿Qué clase de preguntas haces?! —.

— Normales, tengo curiosidad, nunca te has sentido atraído por nadie y ahora estás enamorado, y de un plebeyo, ¿quién es?, ¿trabaja aquí? —.

— Mejor dime tú a qué vinimos —.

— No cambies el tema, yo pregunte primero, anda, cuéntame ~ —. Mirada suplicante.

— Ahh… bien, ¡no te atrevas a decirle algo a nadie! —.

— Lo prometo —.

— Sí, es un chico, trabaja aquí, es mesero, aunque a veces cubre el puesto de barman, lo conocí cuando cumplí 18, Yahiko me trajo para celebrar mi mayoría de edad, ese día él estaba atendiendo la barra, es muy atractivo, sé por otros empleados que no tiene pareja, no me he atrevido a hablarle, aun así vengo cada fin de semana para verle, entre nosotros nada ha ido más allá de cliente-empleado, creo que no le intereso, pero tengo la ligera esperanza de poder ser al menos su amigo —.

— Wah… te pregunte si trabajaba aquí, no te pedí toda la historia de tu amor no correspondido —.

— ¡No te vuelvo a traer!, ¡Humph! —.

 

 

Discutieron un poco cosas de hermanos adinerados (¿?), entonces una voz les interrumpió.

 

 

— Disculpen, buenas noches —.

 

 

Ambos pares de ojos azules se agrandaron al ver a quien les había hablado, Naruto porque se trataba de la persona que buscaba encontrar y Deidara porque era el chico de quién estaba enamorado, ¿la misma persona para ambos?

 

 

— Seré su mesero por esta noche —. Les sonrió, oh, al rubio peli-largo esa sonrisa le mataba. — Un placer, mi nombre es Uchiha Itachi —.

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuara...

Notas finales:

 Hola ~

 

 

Me disculpo enormemente por la tardanza, mi excusa, trabajo, hubo más trabajo de lo que creí, ya saben, los bancos se atascan a partir de estas fechas.

 

 

Díganme, ¿Qué les pareció este capítulo? Apuesto a que no se esperaban quien era el Joven amo y quien el plebeyo, (¿?), de verdad espero que les haya encantado, a mí me gusto, obviamente. Si tienen alguna queja o sugerencia, incluso amenaza de muerte por haber tardado tanto en actualizar déjenme un RW, ya conteste los bonitos comentarios que me dejaron, no saben lo feliz que me hicieron, me ayudaron a sobrellevar la semana ~

 

 

Muchas gracias por haber leído, espero poder contar con su apoyo.

 

 

Que tengan un excelente fin de semana.

 

 

¡Les quiero!

 

 

Bye ~ 

 

 


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