¿Me dirás que soñabas?
Está bien…- respondió el menor- Era un sueño de mis días de universidad, un sueño triste… solo era el recuerdo de algo que me había hecho sufrir en aquellos días- no sabía que decir, me quede observándolo sin decir nada, estaba seguro de que era por mi causa y eso me dejaba con un nudo en la garganta.-Bueno, creo que dormiré en alguna habitación vacía, adiós.-
No sabía que me estaba pasando, otra vez aquellos extraños sentimientos me atormentaban… En mi época de universidad creí haber sentido lo mismo ,había conocido a un chico muy extraño, al igual que yo siempre estaba solo, pero ambos éramos completamente diferentes, él solía traer una bella sonrisa en el rostro sin importar que pasara, un día luego de salir de clases me encontré con el mismo chico, solo que en una situación bastante lamentable, estaba siendo golpeado por un grupo de chicos, quise pasar de largo pero algo en mi pecho me detuvo, sin pensarlo me adentre en aquella riña y les di una buena paliza a esos tipos, mentiría si dijera que salí ileso, pero en comparación a ellos yo solo me lleve un par de golpes en el estómago, luego de que los tipos huyeran centre mi atención en el cuerpo de él, estaba inconsciente, al parecer solo se había llevado un fuerte golpe en la cabeza, lo tome en brazos, pensé en llevarlo con la enfermera, pero las clases ya habían terminado y probablemente se encontraría camino a su hogar, lo subí a mi espalda y lo cargue hasta mi casa que no quedaba muy lejos de ahí, al llegar revise sus heridas, aparte un par de mechones de su rostro que se habían impregnado de sangre, cuando termine de curarlo me quedé observándolo, definitivamente era un chico extraño, su rostro más se asemejaba al de un chica, tenía labios finos y largas pestañas, quite esos pensamientos de mi mente cuando note que estaba despertando, observo el lugar extrañado y luego poso su vista en mí.
Si ya despertaste puedes largarte a tu casa- sí, claramente no era el rey de la simpatía ni nada, luego de eso me dio las gracias y se despidió.
Al día siguiente me encontraba camino al jardín de la universidad, era un lugar tranquilo y cómodo, me gustaba pasar el tiempo ahí, incluso podía tomar una siesta sin que nadie me molestara y eso era exactamente lo que planeaba hacer, había tenido un día de mierda, todo me había salido mal, había fallado en un examen y para colmo los tipos que él día anterior había golpeado me habían encerrado en el baño, se comportaban como niños, pero todo eso lo olvidaría mientras dormía, acomode mi espada en el césped y puse mis brazos tras mi cabeza, estaba a punto de cerrar mis ojos cuando oí que se acercaba alguien.
Tsk..-
¿Disculpa…?- pregunto con timidez
¿Qué quieres?- claramente estaba de mal humor y no pensaba disimularlo para nada
Es solo que yo… quería disculparme por las molestias que te cause ayer-
¿Y tú eres?-
Ah! Lo siento debí presentarme antes, mi nombre es Allen Walker-
Bueno Moyashi, si ya terminaste puedes seguir tu camino-
¿Moyashi?- su rostro había cambiado completamente, ahora parecía un verdadero tomate
Si, si Moyashi, ahora vete-
Mi nombre es Allen y solo quería entregarte esto…- dijo pasándome una caja de almuerzo, al parecer se encontraba realmente nervioso, sus manos no paraban de temblar
Bento…-
Yo no sabía que podía gustarte así que preparé varias cosas- ¿acaso es una chica? Pensé – no tienes que obligarte a comerlo si no lo quieres- dijo al notar que yo no decía nada
Descuida, lo comeré- al oír eso su rostro cambio a una gran sonrisa, había pensado decir eso para que no se sintiera mal pero después de todo ¿qué tan malo podía ser?
Am… disculpa, ¿Cuál es tu nombre?- pregunto al cabo de unos segundos
Kanda, Yuu Kanda-
Yuu~- repitió casi en un susurro
Kanda, solo llámame así-
Está bien, Adiós Kanda – dijo alegremente antes de irse, al cabo de unos minutos me dispuse a comer el almuerzo que había preparado, al abrirlo me sorprendí de como en algo tan pequeño podía caber tanta comida, no era broma cuando dijo que había preparado de todo un poco, lo observe detenidamente y me pregunté si realmente había sido él quien lo había preparado, y no lo decía solamente porque parecía preparado por una chica, sino más bien porque todo sabía estupendo, ‘’de no ser porque es un chico sería una excelente esposa’’ pensé.
Desde ese día al parecer ya no lo habían vuelto a molestar, nosotros no éramos amigos ni nada por el estilo, más bien solo un par de conocidos, a veces solía acercarse para almorzar juntos pero muy pocas veces hablábamos, poco a poco la incomodidad entre nosotros fue creciendo, no entendía por qué mi corazón latía como caballo desbocado cada vez que se acercaba, así que decidí comenzar a evitarlo, él lo había notado, así que por su parte también termino por alejarse.
Luego de unos meses mi corazón no había parado de latir cada vez que lo veía sonreír a la distancia, algunas veces Allen se acercaba a saludar, y yo como siempre terminaba arruinándolo todo con mi mal humor, no era que quisiera, es solo que no podía evitarlo, quería estar cerca de él pero a la vez mantenerlo lo más lejos posible, cuando Allen me declaro sus sentimientos me sentí extrañamente feliz, no era la primera persona que se me declaraba, pero las cosas no podían ser así, yo no era una buena persona para él, no había forma en que yo lograra hacerlo feliz, debo admitir que tuve miedo… miedo de lastimarlo, así que opte por rechazarlo, planeaba que no quisiera volver a acercarse a mí, y lamentablemente lo logre, herí sus sentimientos e incluso los míos, ver su cara de decepción y aquellas finas lagrimas recorrer sus mejillas me había partido el corazón en dos, casi como lo que había hecho con él, fui un tonto al pensar que sería mejor alejarlo y me sentí un verdadero idiota, lo primero que pensé fue en evitar herirlo y ¡Adivinen! Lo primero que hice fue hacerlo, al día siguiente lo busque por toda la universidad, ahí pude notar que no sabía nada de él aparte de su nombre, no tenía idea de en qué clase estaba o que era lo que estaba estudiando, pasaron un par de semanas sin tener noticias hasta que uno de sus profesores me informo que había cambiado de universidad, me sentía la peor persona del mundo, había dañado a la única persona que me amaría con tan puros sentimientos, de ahí en adelante todo fue de mal en peor, al principio había comenzado como ligeras puntadas al corazón, siempre dije que era algo que merecía y nunca quise tratarme, pero al pasar el tiempo fui olvidando poco a poco a Allen, cuando mi padre noto mi enfermedad ya era demasiado tarde, tenía una falla en corazón que solo se solucionaría mediante un trasplante, y eso era el resumen de mi amada vida.
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Al final había terminado durmiendo en una cama de hospital, solo esperaba que no me reprendieran por ello, pero bueno. Al comenzar el día me sentía extraño, jamás se me había pasado por la cabeza que Kanda se sintiera atraído por Leenalie y mucho menos que pensara que yo intentaría algo con ella, de seguro entre su arranque de celos había olvidado que yo alguna vez estuve enamorado de él, era bastante extraño todo lo que estaba sucediendo, y yo solo quería un poco de tranquilidad en mi vida, después de todo creo que sería mucho mejor que Leenalie se hiciera cargo de Kanda, pero eso dependía de que él lo aceptara, tal vez a pesar de poder verla todo el tiempo se sentiría incomodo por los chequeos médicos o algo por el estilo, luego hablaría con él para preguntar que creía mejor.
El día había pasado tranquilo y sin mayores inconvenientes, todo había ido tan bien que incluso había olvidado que debía hablar con Kanda, pero cuando por fin me dispuse a hacerlo entre a su habitación llevándome la sorpresa de que se encontraba profundamente dormido, al parecer los doctores temían que tuviera otra crisis y por ello lo seguían teniendo bajo medicamentos para dormir. Sin poder evitarlo mi pecho se estremecía cada vez que lo veía en aquel estado, no quería tener aquellos sentimientos, pero era inevitable.
Entre a mi casa encontrándome con mi tutor, era bastante extraño toparme con él, se encontraba tumbado en el sofá viendo televisión, ni siquiera notó mi presencia, así que carraspee mi garganta para llamar su atención y lo saludé, por su parte solo hizo un gesto de su mano, no teníamos una relación realmente estrecha pero siempre podía contar con él, recuerdo que siempre me protegía de todo lo que me rodeara, tras la muerte de mis padres yo había caído en una profunda depresión, no quería hablar con nadie comer ni nada por el estilo, no era capaz ni de moverme y Cross fue el único que se preocupó por mí y gracias a él pude recuperarme, él era como un padre, uno bastante peculiar, pero un padre al fin y al cabo.
Me dispuse a preparar la cena sin preguntarle a Cross que era lo que quería comer, ya sabía que respondería conocía sus gustos al pie de la letra, la noche transcurrió tranquila, conversamos sobre un par de cosas, incluidas las innumerables deudas de mi tutor, dijo que había estado trabajando en un par de cosas, las cuales nunca especificó, no tenía idea de en qué trabajaba pero realmente no me parecía importante, lo único que siempre le pedía era que al menos me informara a donde iría o por cuanto tiempo, él solo respondía que no debía darle explicaciones a un mocoso como yo, pero aun así siempre trataba de no tardar mucho en volver o dar señales de vida, y eso era algo que realmente agradecía ya que a pesar de no pasar mucho tiempo juntos no sabría cómo seguir con mi vida si él no estuviera, el simple hecho de tener noticias sobre mi tutor me tranquilizaba.
¿En qué tanto piensas mocoso?- preguntó
Mmm… no es nada, solo me quede divagando – respondí rascando mi nuca, el sólo me observo un par de segundos para volver su atención al televisor.
Al día siguiente salí temprano al trabajo, mi tutor se encontraba profundamente dormido así que opté por dejar su desayuno sobre la mesa ya que sabía que él no se prepararía nada, siempre era igual, prefería ponerse a beber por la mañana a comer un buen desayuno.
Cuando llegué salude a mis compañeros y comencé con mi trabajo, al cabo de un par de horas me tocó dirigirme a la habitación de Kanda, lo encontré tratando de desconectarse los aparatos que tenía conectados, preferí bajarle el perfil y hablarle con calma puesto que no quería que comenzara con otra de sus crisis.
Buen día- lo saludé, él sólo me miro con desagrado y continuo su tarea- ¿Qué intentas hacer Kanda?
No es algo que te importe-
Deberías dejar eso, lo único que lograrás es que te aten de manos y pies –
No es lo que crees-
Entonces dime que intentas-
Estoy harto de estar en esta maldita cama, necesito levantarme- me sentí un poco mal al notar que en realidad llevaba tanto tiempo en ese estado que dudaba que tuviera la fuerza suficiente para levantarse-
Sabes que no puedes hacer eso…-
Entonces ayúdame, solo quiero mirar por la ventana, eh escuchado que hoy lloverá-
Está bien, pero primero debo hacer algo, procura dejar todo en su lugar antes de que yo vuelva- solo respondió con un simple -tsk – entonces salí a buscar a alguien que me ayudara a trasladarlo más cerca de la ventana, me encontré con Krory, el muy amablemente se ofreció a ayudarme con Kanda.
Luego de terminar de moverlo salí a pasar por las demás habitaciones que me faltaban, no eran muchas pero siempre me tardaba un poco más de lo normal ya que me quedaba conversando con los diferentes pacientes, había algunos más ‘gruñones’ que otros, pero aun así me recibían con una sonrisa, me encantaba pasar un rato con cada uno de ellos, me hablaban de sus familias y cosas por el estilo, eso me hacía conocerlos un poco más de lo que decía su ficha médica, pero a diferencia de ellos Kanda era el único de los pacientes que cuidaba que se encontraba tan mal, los demás pasaban máximo un mes en el hospital por diferentes motivos, pero hasta donde tenía entendido este era el doceavo mes que pasaba en el hospital, eso sin contar todas las veces que había estado hospitalizado anteriormente, me sentía triste cada vez que pensaba en lo mal que lo estaría pasando.
Por la noche volví a la habitación de Kanda, hace un par de horas había comenzado a llover y Kanda estaba tan concentrado en el recorrido que marcaban las gotas de lluvia en su ventana que no logró escuchar el sonido de la puerta cuando entré, lo observe en silencio y noté que traía su cabello suelto, por un momento pensé que se veía realmente hermoso de aquella forma, pero rápidamente quité esos pensamientos de mi cabeza, ¡Maldición! – pensé, debía ser un profesional y no dejarme llevar por mis sentimientos.
Llamé a Kanda de forma suave, no quería asustarlo, dejé sus medicamentos sobre una pequeña mesa junto a su cama y le entregue un vaso con agua, él solo se limitó a mirarme con una expresión que nunca había visto en su rostro, parecía triste pero no dijo nada, solo asintió cuando le dije en qué orden debía tomarlos, cuando me dispuse a salir fui detenido por su mano, se encontraba jalando mi ropa de forma suave.