Ya habían pasado por lo menos un mes desde que los españoles llegaron a las tierras del gran Tahuantinsuyo y en ese largo pero muy extraño mes España junto con Piru habían pasado demasiado tiempo juntos, tanto así que si alguien lograba verlos pareciera que se conocían desde hace décadas.
Esto comenzaba un poco a preocupar a su hermano menor quien no dejaba de ver a los españoles con sospecha ya que días después del cumpleaños de su abuelo los españoles hicieron su debida presentación…
-Un gusto conocerlos a todos, como España ya menciono solo venimos a conocer nuevas tierras-Sonrió uno de los españoles
-Así es , como dice Francisco solo venimos para eso-
-¿Solo se llama Francisco o tiene otro nombre?-Pregunto uno de los soberanos del imperio que era en ese entonces el emperador inca.
-Claro que lo tengo hombre soy Francisco Pizarro para servirle alteza-
-No soy “alteza” mi nombre es Atahualpa- Resoplo ligeramente el soberano de piel oscura quien estaba sentado en medio de Piru y Tahuantinsuyo
-Bien, ahora que entre las tribus o como lo llama España países nos conocemos además de ustedes (se refiere a los humanos que no son países) creo que podemos llevar esto en paz , si me disculpan- El poderoso Tahuantinsuyo se levantó para luego irse , tenía que cumplir algunas tareas que Atahualpa le había mandado por lo que solo obedeció-
Después de eso Piru también se retiró dejando a los españoles completamente solos así que comenzaron a murmurar entre si.
-Esta farsa me está matando España, cuando nos llevaremos todo el oro que tenemos a nuestro alrededor- comento uno de los tantos españoles
-Tienes razón, nos estamos hartando de esto vemos demasiadas riquezas y no las podemos tocar debemos de realizar rápido nuestro trabajo recuerda que el rey nos dio un plazo fijo- Francisco ya se estaba exaltando
-…Hombres lo se yo también los comprendo pero aun solo vamos días, esperemos un poco más y les prometo que les dejare llevarse todo lo que quieran- España ahora mostraba un rostro lleno de avaricia al igual que sus hombres.
Pero esta charla no quedo entre ellos ya que Bulibya había escuchado todo con asombro detrás de una de las columnas del lugar. Ahora este pequeño no se atrevía de decir nada por el miedo que le daban los españoles, sabía que el imperio de su abuelo era poderoso pero las armas de ellos eran diferentes… y lo diferente infundía miedo.
Mientras que el pequeño Bulibya desde las sombras trata de seguir en lo posible a estos hombres, un despreocupado Piru ya se había hecho amigo de todos ellos al igual que Tahuantinsuyo.
-Los dos son unos tontos-Murmuro el pequeño de ojos marrones al ver a sus familiares con esa actitud tan despreocupada
-¿Pasa algo Bulibya?-Pregunto Atahualpa
-No es nada-
-Tal parece que Piru se hizo un buen amigo de ese tal España, eso es bueno, espero que los dioses favorezcan esa amistad-Sonrió el emperador que después de ese comentario se retiró.
-Yo espero que los dioses se apiaden de nosotros.-
Mientras que en otro lado Piru comenzaba a agradarle cada vez más el lado de España que conocía, cada día y cada noche el español se la pasaba sonriéndole dulcemente, sorprendiéndose de la más mínima cosa que este le enseñaba sobre su cultura o dándole uno que otro elogio por el esfuerzo que hacia junto con su gente.
Pero Piru no era el único, España se la pasaba de alguna manera encantado de ver la dulce sonrisa del niño de como a pesar de tener un cuerpo que aparentaba ser frágil hacia hasta el máximo esfuerzo por hacerlo todo bien.
Lamentablemente ambos comenzaban a agradarse cada vez más.
-España ¿Cómo es el lugar de donde tu vienes?- Piru ahora estaba colgando de una de las ramas de un casi enorme árbol
-Pues para empezar la mayoría de los hombres usan pantalón, zapatos de cueros y camisas no como aquí que a la mayoría no le molesta ir descalzos y los hombres usan esta clase de atuendo que parece vestido pero no lo es… (se puede referir también a los ponchos)- Resoplo España quien estaba debajo del pequeño , sentado en el pasto y apoyando su espalda en el tronco.
-Suena interesante ¿Algun día puedo ir?- Y con la pregunta del de ojos dorados el español se le quedo mirando sorprendido, así que se estuvieron viendo por un largo rato sin ninguna respuesta.
-Claro que puedes- finalmente hablo el de ojos verdes que después de ello como siempre sonrió.
-Yupi, quiero ver el lugar en donde vives- Estaba punto de decir algo mas pero un descuido suyo hizo que cayera encima del español golpeándose un poco las manos- Auch..eso dolió-
-¡Ten más cuidado!-un grito interrumpió al pequeño, haciéndolo levantar la vista encontrándose con un enojado España que ahora estaba gritando-¡No ves que pudiste hacerte daño, si no hubiera estado debajo tal vez te hubieras golpeado la cabeza contra alguna piedra!-
-Lo, lo siento-Trato de responder el pequeño quien ante el susto de escucharlo gritar hizo que sus hermosos ojos dorados ahora estén cubiertos de lágrimas que poco a poco comenzaba a recorrer sus mejillas.
-¿Eh? Perdón espera Piru no llores , no era esa mi intención pero lo que hiciste fue muy descuidado de tu parte además de que me asuste al verte caer- nervioso el español trato de abrazar al pequeño, pero era torpe la manera en la que trataba de abrazarlo.
-Al menos de esto dijiste bien mi nombre- Comento ahora con una sonrisa el pequeño Piru que no duda en abrazar al español de una manera muy amable-Así es como se abraza-
-Hasta en eso eres mejor que yo-Rio sinceramente el español, lo que hizo que el moreno se sonrojara levemente y solo lo abrazara con más fuerza.
-Tu risa puede llegar a ser muy agradable al oído cuando lo haces sinceramente España- Dejándolo ya de abrazar ahora lo miraba con una de esas sonrisas tan dulces propias de el
-…- El español solo se le quedo mirando sorprendido y asustando-Sera mejor que vayas a casa Piru tienes que descansar después de esa gran caída-
-No fue una gran caída, pero tienes razón ya es de noche me iré adelantando nos vemos después España- El pequeño se despidió levantando un poco el brazo para luego correr un poco en dirección a su hogar.
Mirando que el de ojos dorados ya se había ido, el español suspiro pesadamente restregando la palma de su mano contra su rostro, que demonios le estaba pasando, pensó por un momento el cómo se vería el pequeño con ropas españolas y caminando junto a el por una de las tantas calles de su territorio.
Le sorprendió que se imaginara un futuro con Piru pero se preguntó si tal vez ello podría ser posible-No, creo que no- Cerro los ojos levemente para luego dirigir su mirada al cielo tan estrellado que había-Con las cosas que tendré que hacer muy pronto dudo que si quiera nos hablemos- Y con una mirada llena de sentimientos mezclados bajo su vista y se encamino hacia donde lo esperaban sus camaradas ya que debían de pensar en un plan para no demorar en su cometido.
Mientras que en la habitación donde se encontraban los dos hermanos surgió de la nada una rara charla.
-España es una buena persona es muy amable y sin duda alguna me gusta como sonríe-
-Basta, Piru recuerda que ellos son unos extraños y podrían venir con otras intenciones entiendo que te lleves bien con todo el mundo pero ellos no me agradan- trato Bulibya de alerta a su hermano mayor de toda las maneras posibles para él.
-Pero que dices hermanos si él es amable igual que sus amigos oh será que..- Piru se acercó a su hermano menor y le dio un fuerte abrazo-Hermanito, no estés celoso sabes que a ti te quiero más que a nadie, incluso más que al abuelo-
-No es solo es solo que-correspondiendo aún más fuerte al abrazo- Solo quiero que tengas cuidado tanto el abuelo como tu son mi familia-
-Tranquilo los tres estaremos juntos para siempre-Sonriéndole a su hermano menor Piru le dio un leve beso en la frente para luego quedarse ambos dormidos.
-Pero que niños , aunque se ven adorables juntos- Dijo casi murmurando Tahuantinsuyo quien había llegado justo cuando los pequeños estaban durmiendo y ahora él los estaba cubriendo con una manta, dejándolos dormir se despidió de ellos con una sonrisa llena de una ternura paternal.
Una linda escena para una familia que muy pronto podría ser atacada por una de las más grandes desgracias de la vida.